La Asociación
Cultural Amigos del Tango El GaraGe, que brinca sobradamente de los doscientos
socios, tal vez seamos unos 250 ó más en estos momentos, lleva gestionando sus
actividades, desde hace ya diecinueve años, con gran éxito. Sigue siendo una de
las Asociaciones de referencia en España, no sólo por ser de las más veteranas,
sino por mantener el espíritu de ser casa común de los tangueros de Zaragoza y
punto de encuentro semanal con sus milongas dominicales; y adquiere gran
relevancia las épocas del año en que saca el Tango a la calle – en la Plaza José
Sinués, detrás del Teatro Principal – en el centro de la ciudad, también desde
hace casi 19 años con un seguimiento de público y de aficionados que ha conseguido
hacerse referencia dentro de los movimientos asociacionistas de la Ciudad sin
necesidad de recurrir a ningún tipo de subvenciones públicas. Y por lo tanto,
su autonomía e identidad asociativo es ejemplo de auto-gestión por sus propios socios,
que con sus actividades en la calle alegran el ambiente urbano de la ciudad.
El formato de
El GaraGe permite una gestión integral de las emociones de los participantes en
sus actividades. Si ya de por sí el baile es una actividad extremadamente terapéutica
– como así lo señalaron en artículos al
efecto dos de sus socios, matrimonio de Doctores en esas cosas de las neuronas,
que han tenido gran responsabilidad en el ambiente sanitario de nuestra Ciudad
dirigiendo los Servicios de Neurología de uno de los Hospitales más importantes
de nuestra ciudad - la esposa fue la primera
mujer Jefe de Servicio de Departamento en España, lo que tiene un mérito muy
destacable en un mundo copado por hombres – el formato de El GaraGe es
excepcional para amortiguar divergencias, rivalidades o puntos de vista
encontrados; tan propios de un grupo tan numeroso de personas conviviendo
durante casi dos décadas; y ello, ya de por sí, es muy meritorio. Sirva como
ejemplo un pequeño pero aparatoso conflicto surgido recientemente.
Se elige nueva
Junta hace pocos meses y en ella se integran socios sin realizarse ningún tipo
de filtro, el criterio empleado por la candidata a presidir la Asociación no
fue otro que el de las ganas de trabajar por la Asociación. Así se agruparon
los miembros de la nueva Junta. Al poco tiempo surgen diferencias en la
gestión, y tres de sus miembros acaban por dimitir por estas discrepancias. Han
vivido estas diferencias de criterio, los discrepantes, con gran intensidad,
hasta el punto de exteriorizarlo en el Facebook de la entidad, intentado
exponer sus motivos a los socios. La Junta, siguiendo el mismo criterio
inicial, ha incorporado tres nuevos miembros que se prestan, con la generosidad
requerida y necesaria, a participar con sus opiniones y trabajo en las tareas
de gestión de la Asociación; y para ello se convocó una Asamblea extraordinaria
con un único punto en el orden del día relativo a la incorporación de estos
tres nuevos miembros. Y dejan el debate sobre la dimisión de los tres miembros
anteriores para la Asamblea Ordinaria anual, que suelen ser muy animadas en
cuanto a opiniones, críticas y reproches – y lo es así desde que existe la
Asociación.
Al concluir el
punto, los tres miembros dimisionarios pedían, reiteradamente, tomar la palabra
para explicarse. Existía en ellos mucha emoción contenida, mucho disgusto
acumulado y unas profundas ganas de explicar a los presentes su visión del
problema que les llevó a dimitir y a mandar mensajes en el Facebook. La Junta
les recordaba que la Asamblea extraordinaria sólo contenía un punto y que
podrían realizar todas esas observaciones en la ordinaria anual. Los miembros
de la Junta también se sentían contrariados, disgustados y ofendidos.
Sin embargo,
la Presidenta consideró, sin que hubiera presión alguna de la Asamblea en ese
sentido – pues los socios respetaban el criterio de gestión del conflicto de la Junta –
darles voz, probablemente en atención y sensibilidad a las emociones contenidas
por los dimisionarios – y ello fue acertado. Se explicaron, dejaron que sus
emociones fluyeran y la Junta les contestó con rigurosidad, mostrando los
evidentes excesos en mensajes realizados por algunos de los dimisionarios. No reconocimos,
creo que nadie, mala intención en ellos, sino más un ”calentamiento” motivado
por diferencias de criterio. Diferencias de criterio que son propios de
cualquier grupo numeroso, pero que no deben de ser fundamentales dentro de los
miembros de una Junta, pues la finalidad de esta es la gestión hábil de las actividades
propias de la Asociación.
Quedó el
ambiente enrarecido por ello, pero Milagro; a continuación comenzaba la Milonga
Dominical; y la DJ del domingo sabía, no sé si intuitivamente o no, cómo
gestionar esa circunstancia de malestar, no sonaron tangos, sino los ritmos
alegres que suelen ser el preludio del comienzo de la milonga dominical.
Eureka, todo se diluyó para quien quiso no hacer un drama de algo tan cotidiano
como una divergencia de opiniones.
Es evidente
que las diferencias de opiniones forman parte de nuestras sociedades y están
admitidas. Los discrepantes aún tienen la opción de ver cuantos piensan como
ellos y formar una candidatura para un próximo relevo de Junta, cuando toque.
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