Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 2 de diciembre de 2020

Regreso al Futuro, rescatada como visionaria, en una tecnología que ya "empieza a ser realidad" ?.

 Regreso al Futuro, rescatada como visionaria, en una tecnología que ya "empieza a ser realidad" ?.

No es que fueran visionarios. La peli, realizada a mediados de los años 80, cuando ya Greenpeace y su barco: "El Guerrero del Arco iris", Raimbor Warrior, llamaba a las conciencias de los gobiernos de todo el mundo - no solo por la caza despiadada de ballenas, sino también por tirar los residuos nucleares directamente al mar; y acabó siendo saboteado y hundido por los Servicios Secretos franceses, causando una víctima - creo que lamentablemente mortal- cuando Miterrand estaba al frente de la Presidencia de Francia. El ecologismo empezaba a realizar propuestas alternativas para producir energía (recuérdese que esos éxitos trajeron el "Impuesto al Sol" de Mariano Rajoy y el bloqueo para que los particulares pudieran obtener beneficios con esa producción gratuita de electricidad para sus hogares) y divulgaba experiencias alternativas de convivencia, solidaridad y vida sana. Las empresas tuvieron que ponerse las pilas, sobre todo las grandes multinacionales, porque hasta ese momento su objetivo era casi, exclusivamente, obtener beneficios para sus negocios y accionistas, amenazando a los gobiernos que quisieran presionarles con "deslocalizarse". Hoy en día, aquello parece lejano. Las grandes empresas se pudieron las pilas y pasaron a actuar más allá de la simple imágen de ser ecológicas (poniendo jardines entorno a sus fábricas de producción y oficinas) a tomárselo mucho más en serio, y dedicar presupuesto y estudios para señalar fehacientemente que sí, les importaba el devenir del planeta, la transparencia de sus negocios y el bienestar de sus trabajadores. Aparecieron Normas ISO 14000, y luego otras más exigentes (que también obligaron a sus empresas suministradoras a cumplir para trabajar con ellos) y a la postre también la "Responsabilidad Social"). Todo un trayecto de exigencias para preparar un futuro mejor e investigaciones encaminadas a perfeccionar la tecnología desde esos aspectos y líneas generales que los movimientos ecologistas señalaron en su día (aunque nunca fueran entonces, en los años 80, muy comprendidos por la sociedad, esos personajes de pelo largos, pacifistas, antimilitaristas, ecologistas, que les gustaba mucho el campo y que sus sueños eran vivir en el medio rural, pero con las ventajas de tecnologías alternativas).
Por entonces se intentó que las hojas que recogían los basureros pusieran ser utilizadas como abono orgánico para mejorar la textura y estructura de las tierras de labor, y sin embargo se descubrió que no podría ser: la gran cantidad de metales y tóxicos que estas hojas acumulaban las hacían y hacen peligrosas para la salud. Así se fue comprobando, poco a poco, que nuestros sistemas de producción estaban concebidos para alcanzar metas rápidamente y competir, aunque en ello se perjudique las condiciones naturales del planeta, la salud de los ciudadanos, la de los trabajadores y niños obligados a trabajar (aun hoy en día, porque Europa y su UE solo es un espejismo de deseo de Libertad y Derechos en el mundo, incluso el occidental que nos rodea y marca las pautas del liderazgo). La transparencia económica algunas empresas la observan como un peligro para su estrategia de competición y rivalidad en el mundo de los negocios (y tal vez tenga algo de razón, pues concebimos la vida desde el punto de partida de "Competir" y no de el de "Colaborar").
En los últimos años los Estados parecen olvidar aquellos objetivos y se replantean, otra vez, cuestiones de liderazgo militar y dominio de la economía mundial, con un repliegue en las relaciones comerciales en la colaboración para resolver conflictos, abandonando instituciones esenciales para "controlar" en alguna medida el nivel de conflictividad en el mundo por medio de instrumentos pacíficos: Comercio, colaboración política y búsqueda de objetivos comunes dentro de la visión democrática. Todo ello ahora en tela de juicio por una visión ultraconservadora, que se refuerza con la llegada de una pandemia mundial que pretende cuestionar, por razones de urgencia y emergencia, la propia la Democracia y sus valores de Solidaridad, apoyo mutuo y libertades individuales (como si resurgiera esa lucha de Guerra Fría, pero ahora enmarcada entre la pugna entre un pretendido autoritarismo de derechas o de izquierdas, como mal menor, con el cual sobrellevar esta emergencia social).
Una nueva generación se va del escenario político, con sus luces y sobras, y la que viene no tiene experiencia sobre los males que trajeron las visiones "perfectas" que todas las dictaduras (de derechas o izquierdas) decía poseer hace un siglo y que nos llevaron a un par de grandes guerras mundiales y a un s.XX lleno de violencia y terrorismo que las nuevas generaciones parecen desconocer hasta qué cotas llegó en las sociedades y cómo fuimos conmocionados por la violencia (y también parecen desconocer, que la violencia solo favorece a los poderosos y a sus intereses de tener siempre contralados a los movimientos progresistas y sus reivindicaciones; y ese precio que paga la sociedad es muy alto en libertades esenciales y básicas cuando son mediatizadas por el temor).
Regreso al Futuro recoge una visión optimista de las sociedades del futuro, pero por la que hay que pelear y no dejarlo en exclusivas manos de grandes corporaciones o gobiernos que no se dejan cuestionar o controlar en razones de Estado o de emergencia, pues las tecnologías pueden ser concebidas y utilizadas para proteger las libertades y para todo lo contrario. Así que siempre, Grandes empresas y Gobiernos o Estados deberían demostrar que sus valores concuerdan con los de la sociedad y sus anhelos, de manera fehaciente en el día a día (y deberían ser proclive a ello cuando así se lo solicitan, por ejemplo, desde la Unión Europea).




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