La
psicología de hoy y el sentido común
En nuestra vida
social, gracias al impresionante desarrollo tecnológico, que ya empezara a
deslumbrar a nuestros tataratara-buelos (que
pensaban que nada por si mismo se podría mover si no tuviera vida propia)
vieran aparecer los automóviles, el tren y el tranvía sin caballos (pasando de cuestionar que fuera mala
"magia" en contra de la naturaleza, considerando si el cuerpo del ser
humano podría llegar a sufrir trastornos en su metabolismo por ser impulsado a
esas velocidades cuando viajaban en ellos, pues pronto alcanzarían, a muy
principios del siglo XX los 100 km por hora en coches eléctricos, cuya
tecnología fuera secundaria en favor del motor de explosión, y cuyo negocio
llega a nuestros días).
La tecnología,
sería explicada y divulgada con un lenguaje científico (que pronto se irá uniformado, aunque persistan distintos sistemas de
unidades para medir la longitud, la temperatura, la potencia, la energía...).
Resultaría
básico para que el conjunto de la sociedad entendiera el nuevo mundo que se
habría ante ellos que adquirieran una formación más allá de las cuatro reglas (sumar, restar, multiplicar y dividir) la
regla de tres y el saber leer, que hasta la fecha se consideraba lo esencial
para poder interactuar en la sociedad y realizar las transacciones más
elementales de naturaleza económicas, por sí mismos, donde se sustenta la
compra de productos y bienes, el trabajo y el mercado.
Así, la mayoría
de la sociedad se ponía a trabajar con 9 años (en España era común esa edad para trabajar incluso finalizada la guerra civil
-1940) con esa pequeña base de conocimientos
prácticos (el de las cuatro reglas) para poder vivir en el bullicio de una ciudad y ganarse la
vida trabajando por un sueldo. El hecho de haber aprendido a leer podría
otorgar un mayor bagaje de conocimientos considerados culturales, adquiridos de
manera autónoma e incluso aprender a adquirir recursos técnicos que poderse
poner en práctica para entrar en ámbitos profesionales sin hacer frente a los
gastos exorbitados para la inmensa mayoría de las familias que supondría entrar
en la Universidad.
La ciencia, ya
hacía tiempo que iba mucho más allá de esas cuatro reglas matemáticas (las raíces cuadradas, los logaritmos, las
derivadas, las ecuaciones, las fracciones continuas, las leyes sobre los gases,
el desarrollo del dibujo técnico e industrial, el desarrollo de la tabla
periódica, los átomos (con las primeras hipótesis sobre su estructura), las
hipótesis sobre el Universo, las definiciones de velocidad, espacio y tiempo y
su relación con la Energía y la Masa que llevarían a teorías tan espectaculares
como imposibles de entender para la casi totalidad de la humanidad, las
propiedades de la materia....todo aquello iría sobrecogiendo a la humanidad de
los últimos siglos y en especial en la primera mitad del siglo XX que vería
cómo las aplicaciones tecnológicas y cientificas serían capaces de no solo
transformar el trabajo antes hecho a mano (con
máquinas de coser movidas por pedales por ejemplo) sino que que la ciencia
y la tecnología tanto servirían para el bienestar y progreso (cine, televisión electricidad...) como
para hacer daño a la propia humanidad de manera inimaginable hasta ese tiempo.
Todas las ramas
del saber adquirían por medio del método científico, una homologación en
lenguaje, símbolos y conceptos, que permitiría que los científicos pudieran
trabajar en cada país y poner en común descubrimientos u objetivos,
consensuando y verificando sus resultados, en un progreso continuo donde no
solo el bienestar material iría alcanzando a toda la humanidad, a la
vez competirían los Estados (ya de manera
permanente, fuera por principios ideológicos o por rivalidad) por dominar y
liderar el mundo del desarrollo tecnológico y científico (y con
ello la economía y la visión política dominante).
En ese devenir
revolucionario del conocimiento (aunque nos
desvinculara de otros conocimientos transversales que iríamos perdiendo) nos hemos involucrados todos los ciudadanos del mundo con
mayor o menor convicción, pero sin duda sin mayores alternativas
viables. Cada vez todos dependemos de todos, y del bienestar de la mayoría.
Incluso la especialización con que se ha
constituido la exploración de los nuevos territorios abiertos por la Ciencia,
se extrapolaría también a la ciudadanía, haciéndola especialista en oficios
concretos y profesiones específicas cada vez más especializadas, hasta el punto
de, en
algunos casos, ser ámbitos muy específicos en el mundo científico o reducidos a
tareas sistematizadas, impersonales y rutinarias en el mundo industrial y
laboral (salvo el mundo agrícola/ganadero
que aún sobreviviría con conocimientos transversales en un mundo rural, donde
pronto entrarían producción de monocultivos intensivos (tanto de cereales, frutales u
hortalizas) y producción ganadera intensiva con grandes
granjas cada vez más automatizadas donde miles de cabezas de ganado generarían
carne y productos secundarios (que
precisaría de abundantes abonos, tratamientos, sanitarios también
sistematizados y la selección genética de plantas y animales cada vez más
productivos en el menor tiempo posible) enfocándose en la especialización de
producción de variedades concretas (tanto
de razas "mejoradas" de animales como de plantas y frutales)
simplificando al máximo el manejo.
Aún así, el
mundo industrial y agropecuario queda alejado de las ciudades,
donde solo parece centrarse la actividad urbana en las actividades comerciales,
gestión de negocios (incluso
especulativos), actividades relativas a la construcción urbana y su
mantenimiento, actividades recreativas/culturales, sanidad y educación, con
servicios asistenciales y
Administrativos para la gestión.
Ante tal especialización de las tareas de cada persona en el
mundo urbano (y que de alguna manera
parece querer alcanzar también al mundo rural) todos dependemos de los
conocimientos de otros para casi cualquier actividad que no sea de consumo
diario o recreativo.
El mundo de la comunicación aparece, así, como el enlace
con todos los ámbitos de nuestra sociedad (y
la globalización que hemos creado entre todos hace que las preocupaciones de
los ciudadanos de cada país sean semejantes, pues hemos construido también una
interdependencia internacional a la que hemos dado ese nombre de globalización). Se elaboran las noticias, se les da una presentación
para el público, se realizan debates para la difusión de distintas ideas o
posturas de cada asunto que nos debe importar o nos preocupa como ciudadanos,
uniformado los mensajes que se trasladan a los ciudadanos; en todo el mundo los
mensajes y noticias se interpretan y analizan para los propios ciudadanos y la
cultura aporta un impulso para que esos mensajes nos lleguen mejor o para que
seamos críticos con nosotros mismos o nuestra propia existencia o
contradicciones.
Realmente todo parece haber evolucionado enormemente (incluso en la medicina se iría consiguiendo
que lesiones o fracturas en nuestro sistema locomotor u organismo en general
tuviera solución por medio de la cirugía médica; los avances en ese terreno
también son espectaculares...y la expectativa de afrontar situaciones antes
imposibles ahora tienen esperanza).
Sin embargo, el conjunto de conocimientos que como bagaje poseíamos como comunidad
social (y que parecían que poderse
conservar en algunos reductos, en especial en el mundo rural, donde existiera
el concepto arraigado de apoyo común) parecen disolverse en lo que se
muestra como un caos de opiniones encontradas, generadas al parecer por esa
especialización profesional que lleva a concebir la idea del individualismo que
actúa en todos los planos de la sociedad urbana.
El individualismo de alguna manera hace posible que las
personas se distancien entre sí, se pierdan los rasgos empáticos y solidarios
dentro de la propia sociedad (que antes
parece que existían como valores propios y espontáneos propios de una comunidad) y tienden a ser sustituidos por una idea de competitividad
(propia del sistema social en que
vivimos) siendo, a veces, los valores solidarios una expresión "de conformidad social"
que no parece portar una verdadera virtud ética (pues quien la porta con honestidad, difícilmente sabe definirla en
términos sociológicos, psicológicos o científicos - pues son los propios actos
diarios y cotidianos los que muestran la verdadera naturaleza de una virtud
innata en una persona; por ello las definiciones tan explícitas que suelen
hacerse en los medios de comunicación de masas más parecen una postura
"políticamente correcta" aprendida de memoria o en la Universidad o
en ámbitos profesionales que precisaran de trasladar esa imagen; otra cosa será
verificar si la persona asume esa virtud en su vida privada, más allá de
intereses de imagen o profesionales). Así puede manifestarse o definirse el
individualismo social de nuestros días, con una imagen social aceptable pero
destinada a un interés profesional que no siempre porta esa virtud tal y como
se expresa en la imagen dada.
Las personas, como decía un amistoso conocido (lucido, divertido y discreto) somos una
proyección continua de lo que vivimos y hemos vivido. Lo proyectamos
constantemente con nuestros comentarios y reflexiones, todos sin excepción. Y
ello no es una cuestión descubierta en nuestros días o relativamente de manera
reciente. Ya en algún artículo de este blog, ya hace algún tiempo, me referí a
ello (incluso al anterior articulo cuando
se habla de símbolos animales). Aún con más fortaleza se puede observar en
esos días cuadros a los que me refería (que
se hallan en nuestra afamada Basílica) uno sobre la Sagrada Familia y otro
sobre el Eccehomo (sin olvidar el universal símbolo del Cristo crucificado,
donde las personas que se detiene ante la imagen ven, ya sin ninguna
"barrera interesada", el recuerdo de una persona cercana maltratada
por la vida y que quien mira al Cristo, ve en la imagen el efecto del propio
pecado cometido contra ese pariente (esposo,
hijo, hermano, padre, masculino) al que negaron apoyo, ayuda, auxilio,
empatía... Y por el contrario, por miedo o egoísmo o simple mala fe (que por entonces creían,
probablemente, conveniente manifestación de justicia contra esa persona,
para salvarse del juicio de los hombres o de la propia sociedad) y
que harían sufrir de manera inhumana pero a salvo del juicio social, porque
supieron cómo “engañar a la sociedad”, cómo sumirla en la confusión y cómo
hacerles creer que el mal que padeciera fuera merecido. Mientras miran esa
imagen del Cristo crucificado ven la propia culpa, que probablemente nunca
podrán confesar y que (como decía una de
las protagonistas en la peli " El Capitán Ala triste": "La
traición es una culpa que no se puede expiar con lágrimas o arrepentimiento,
acompaña toda la vida hasta la tumba" y quién sabe si más allá).
En el cuadro de la Sagrada Familia las personas, sean hombres
o mujeres, cuando se les pide decir "qué ven" acaban hablando de sus
propias familias sin saberlo y de sus propios prejuicios. Y cuando un culpado
describe lo que le sugiere el Eccehomo (como reo culpado y quiénes le rodean)
hablan, sin duda de de culpa.
Que Rochard nos quisiera decir que "con su test de
imágenes confusas" descubriera una manera espectacular de hacer proyectar
a una persona sus pensamientos y convicciones más "ignoradas" y
profundas, con un método que se concibiera como revolucionario y muestra de la
capacidad, versatilidad e inteligencia de esa nueva ciencia llamada psicología,
era solo apariencia e imitación de métodos ya conocidos hace siglos; era un
conocimiento ya usado (posiblemente en el
conocimiento intuitivo de hace siglos que ya concebía la naturaleza humana en
esa dimensión).
En este aspecto, la ciencia ha venido desarrollando técnicas
para gestionar a las personas que sufren y que, por lo general, han sido
maltratadas (como se explicaba en
el anterior articulo) por su propio entorno familiar inmediato desde niños;
siendo esto posible porque la sociedad ha venido perdiendo valores esenciales
propios de la empatía y sobre todo porque han aceptado el lenguaje de una
ciencia que no busca implicarse a fondo con estas situaciones si no se resuelven
por sí mismas con facilidad (con unos
consejos concretos a asumir por el entorno familiar que es el que ha creado y
mantenido el problema; creando otro más grave vinculado a los afectos y que
quien lo padece no puede concebir tal crueldad en un entorno social familiar
concebido socialmente para el apoyo, el afecto, el sostén y ser escudo, que por
amor, lucharía incondicionalmente contra agresiones a uno de sus miembros;
siendo este signo familiar auténtica demostración de una virtud contra la cual ningún
poder terrenal puede justificar legítimamente una agresión a uno de sus
miembros, como actualmente suceden agresiones desde la infancia).
Hablamos pues de cobardía aprendida o interesada por parte de
la familia que así actúa con uno de sus miembros. Pero tal vez pudiéramos
entrar en el campo (ahora de moda) de
la violencia vicaría (que por solapada y
disimulada, formaría parte de una de las estrategias de mujer para
castigar a un esposo, marido o pareja que no satisfaría sus expectativas usando
de un hijo concreto para venirse vengando).
Sin duda, un país como España, vanguardia y referencia de la
lucha por los derechos feministas (debido
a que siempre es inoportuno constatar situaciones adversas a esa importante y
transcendente decisión política de manifestar un indudable compromiso con
un impulso decisivo por la igualdad de facto de la mujer y la protección a su
debilidad física y vulnerabilidad o dependencia histórica emocional y afectiva
hacia el varón) una violencia vicaría "insinuada" (apenas insinuada por uno de los letrados)
que participaba en un juicio contra joven (del
que ya conocía el maltrato sufrido por el mismo desde la infancia, todas las
circunstancias de acoso vergonzante recibido por el joven, maltratos continuos,
amenazas continuas y un insoportable seguimiento destinado a arruinar su vida;
de todo ello iría quedando evidencia de constancia, pues un proceder similar
había realizado la misma señora con su esposo en todos los ámbitos a los que
tuviera acceso de una u otra manera (amistades, mundo laboral y familiar...)
existiendo una sorprendente permeabilidad al mensaje "difamatorio" de
una señora (que siempre hubiera de ser
reconocido, como hasta entonces se concebía popularmente, como despecho)
sin embargo la creatividad del esposo en varios ámbitos con éxito laboral y
social hubiera despertado suficientes rivalidades en ambos ámbitos (laboral y social) que llevarían a la
esposa a realizar actos (presuntamente
delictivos) al igual que con su hijo, que dada la gravedad de los mismos y
el soporte jurídico que la señora esgrimía con un gabinete feminista radical
que (pese a las evidencias de
"falsedad") primaria la oportunidad de apropiarse de trabajos y
proyectos del marido (arruinar o estar en
ello sobre el propio hijo) y a la vez intentar presentar una pretendida
"fortaleza ejemplar" femenina ante una adversidad, de la que ella es
la única responsable en maneras y formas. Pues ya se observa que usa de
conocimientos de psicología y psiquiatría demasiado específicos, desde hace
tiempo, impropios de su condición profesional pero usados a la ligera, y
que pese a ello calan en una sociedad "moderna"
"individualista" "competitiva" y en última instancia “ignorante
por conveniencia”, que permite un maltrato continuado que persiste hoy en día
con impunidad tanto en tribunales como por falta de reproche social.
La ciencia de la psicología y psiquiatría ha sido usada, como
señalaba un programa hace unos pocos días, para la formación de terroristas del
franquismo que la usaron en el sur de Francia para realizar atentados de falsa
bandera (contra asociaciones
empresariales y sindicales) durante la guerra civil española. La
psiquiatría ha sido un baúl desastre para muchos gobiernos, como el Noruego (donde encerrará a niños nacidos de noruegas
con alemanes porque molestaban a esa sociedad después de la segunda guerra
mundial). Aún esperamos la censura internacional a esas prácticas como a
otras que llegan a nuestros días.
Sabemos cuál debe de ser el manejo de un joven traumatizado
por su entorno familiar, pero cuando ese entorno causante del mismo se
especializa en esos conocimientos, los usa, precisamente en sentido contrario
para que el restablecimiento que debe producirse, si cesa el asedio, no sea
posible. Si el año pasado se ha de combatir contra la evidencia de un maltrato –
mostrado a base de ingresos continuos contra natura. Ahora se ha de combatir
contra el procedimiento familiar de incluir elementos y conceptos muy adversos
de gestionar en una persona que pretende deslindar sus emociones, a solo fin de
provocar reacciones ya conocidas y proclamar así su incurabilidad, contra todo
pronóstico (incluso plasmado en informes)
ello ya debería haber llevado (consecuentemente
con el alejamiento materno ordenado para poderle dar el alta en una ocasión)
del alejamiento y prohibición de relación con el así afectado (una orden en toda regla que no solo nunca
llegó sino que el propio médico que la pidiera para mejorar al paciente y darle
alta recomendaría en contrario para posteriori, al hacerse cargo el padre).
El cerco que una mujer puede hacer sobre un marido que tuvo
confianza con ella en todo (y no a la
inversa) y aún hijo que ella misma parió (y del que conoce todas sus inseguridades porque ella misma las ha ido
estableciendo, y dándole palizas u malos tratos) es inconmensurable.
Nuevamente le ponen en canción con su derecho a vacaciones,
playa, libertad....lo invita (en su cumpleaños) al terreno que siempre quiso
estar el hijo para hacerle tomar distancia del padre (terreno ahora vigilado por amigos de la madre para evitar ocupas y del
que dijera en el juzgado que era primera residencia y a la médico residencia
sin condiciones habitables; mentir en España no tiene consecuencias aún a los
médicos o juzgados) luego visitarle al hijo, alterarle, proclamarse sus
derechos como hijo frente al padre (por
supuesto a satisfacer en todo por su padre, como deuda permanente y chantaje
económico y emocional que la madre hace por medio del hijo) y dejarle sin
comida para que se vaya, a la playa, detrás de ellos, pero cuando ellos
vuelven; eso sí, siempre tiene que mostrar su derecho a la independencia hacia
su padre y a la vez el argumento de locura del hijo a la sociedad.
Se podría concebir que esto es accidentalmente una acción de
mala leche que le sale bien si no fuera porque hace tres años se llevará al
hijo a la playa con una pretendida amiga que viniera a hacer lo mismo con un
hijo suyo (que desde luego quedaría tonto
y subnormal a los ojos del mío; y que se supone es la meta de la madre) y
allí estuviera una semana o quince días aprendiendo las técnicas y recursos que
esa otra madre llevará a cabo con su propio hijo; y la madre de mi hijo
aprendiera a ser más mala todavía. (Desde
ese momento desencadenaría sobre el hijo un daño horroroso en maneras y formas
que nadie es capaz de parar, pues en España no hay despachos de abogados
especializados en el uso de la psiquiatría, con falsedad y manipulación de
argumentos, para hacer daño a la propios hijos).
Estamos sin "duda" ante una violencia vicaría desde
el mundo radical feminista (que ya
anticipa hace poco que se desvincula de la defensa común del mundo
"homo", como señalaría esa misma señora que defendía la ejemplaridad
de una mujer que uso de la falsa denuncia siendo actriz famosa. Lidia Falcón)
bastaría con verificar si el porcentaje de clientas con hijos en estos
padecimientos de ese despacho supera la media de cualquier otro dedicado a
conflictos de separación familiar (para señalar la posibilidad de trama
criminal en ese sentido).
En la defensa de un joven así tratado no puede tolerarse ni
un mínimo reproche por su condición de trastorno (es víctima y así lo dicen todos los manuales), y cuando se es
víctima y los verdugos quieren apuntillarla en un juzgado permisivo con la
violencia familiar que ha causado el trauma y trastorno, hay que ir a degüello,
conocerse al detalle todos los hechos y si es preciso (que debiera selo) probar los delitos y sentarlos en el banquillo y
pedir y exigir sin duda el ambiente adecuado y la compensación necesaria para
posibilitar la recuperación de la víctima.
Si ya la ciencia mete conceptos peligrosos en la pacientes
(como suicidio) que el entorno ve el efecto que ellos causa, basta la mala fe o
deseo de venganza, para ir metiendo más conceptos jodidos al paciente sobre
cualquier circunstancia social o sobre su propio padre como es el caso.
No fueron diligentes en el Covid y prefirieron decirle al
hijo (desde el entorno materno) que lo habían pasado (trasladando, como en otras cuestiones, un gesto de superioridad mental y biológica) en vez de decirle que
había que vacunarse, llevando al padre a retrasar el momento de la vacuna para
intentar arrastrar al hijo a la conveniencia de la misma. Es parte de esa
morbosidad materna que el entorno corea como si se divirtieron llevando al hijo
a la desesperación y haciéndole ver que la causa es su padre.
Ahora itinera en busca de su identidad (ha bastado como
el año pasado estar en manos de la madre para que desde el día 20, de su
cumpleaños, se fuera a San Mateo, y luego abandonado allí, y con la miel en los
labios de su derecho a vacaciones ( y que
las pague tu padre) le dicen que se van a la playa y a Cambrils; Y en
cuanto el hijo no tiene comida en San Mateo sale con el dinero que le queda
hacia la costa (su derecho de vacaciones estimulado desde agosto por la madre).
Aun que sin duda la mala leche materna
seguirá en sus trece y la de su hermano también.
La distancia física es su esperanza y el dinero que el padre pueda aportarle para realizar (a la par) el viaje físico y mental que le permita liberarse (o pudiera entender) que las malas persona son malas aunque estén cerca y la quieras; y que en efecto, son enfermas, pero sintonizan con la enfermedad social de nuestros tiempos (la cobardía y la sumisión).
Es requisito indispensable distancia de los agresores (la
madre y hermano) pero al estar la situación tal cual se presenta nuevamente del
entorno materno, este padre asume el riesgo de la pérdida del hijo pero no sin
darle los recursos que vaya necesitando en el trayecto que ha iniciado (aunque en ello se quede arruinado y en
pérdida) pues es la última oportunidad del hijo de encontrarse así mismo (de alguna manera similar a como sucedía en
un pasado social). Sabiendo que parte de posición vulnerable, el apoyo
económico lo tendrá así como la independencia de decisión en el trayecto (que espero no sea final si no resurrección)
de su vida en busca de su mejor versión de sí mismo; la que siempre le negaron.
En el bando contrario un hermano que sigue sin convenirle la
recuperación de su hermano mayor y una madre sin la compasión suficiente para
ser honesta con su hijo y que sin duda puede acabar visitando ese Cristo que
antes mencionaba, como propia penitencia (pero
que la sociedad, tan insensata e impura como la madre) interpretará de
piadosa.
Una morbosidad más propia de cuando el sentido común es
sustituido por la conveniencia, y en e ello ve oportunidad el negocio
farmacéutico en este ámbito.
Si ese final no le gusta habrá que tratar el asunto como una
cuestión criminal en los juzgados aún a riesgo de no ser comprendidos por un
sistema judicial que está obturado por el prejuicio y considera verdugo a la
víctima y viceversa.
Eso es una cuestión, por tanto, de valor de todos
los participantes (que precisamente es lo
mismo que pide el hijo: Valor y así el perdona.) Hay que ser una sociedad
muy cobarde para tolerar tanto sufrimiento o porque en el fondo sea un negocio que
da trabajo para muchos Una sociedad subvertida en valores y valor, desde arriba
hasta abajo.
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