Hoy acabo de descubrir como la progenitora ha ido liando al hijo para que fuera reticente a la medicación esto empezó en el primer ingreso cuando vino de Barcelona, pero prosiguió con la misma doctora Ortega en el segundo ingreso cuando salió de la residencia y los servicios sociales manifestaron que efectivamente había sido un grave error mandar al hijo a la residencia de Torrero (que creo que pertenecían a la juventudes obreras cristianas). Donde también aprovechó la madre para llevarse las cosas en el último momento y no dejar intervenir a los servicios sociales para que trajeran las cosas del hijo a casa, ese episodio también fue un episodio realmente esperpéntico protagonizado nuevamente por la progenitora.
Los hechos, los datos, aun siendo efectivos, no son la realidad, no tienen ellos por sí realidad y como no la tienen, mal pueden entregarla a nuestra mente. Para descubrir la realidad es preciso que retiremos por un momento los hechos de nuestro entorno y nos quedemos a solas con nuestra mente... No debería ser necesario hacer constar esto: todo el que se ocupa de labores científicas debería de saberlo. Ortega y Gasset (1932)
viernes, 3 de enero de 2025
El esperpento, de no hacer análisis para verificar el nivel de medicación en sangre (son lamentables)
Una de las consecuencias de esta actitud de esta señora respecto del muchacho para perjudicarle sin duda, ha sido manifestarle que le "comprendía" en que no quería tomar la medicación, y él entendió que le apoyaba para que no tomara la meditación. En estas circunstancias en el segundo ingreso con la doctora Ortega, llega un momento en que la misma doctora Ortega me dice que la medicación no le hace efecto y que a veces pasa; y esa situación ya de por sí se manifestaba grave, al decir por el aspecto de su cara (la de la doctora), y sin embargo el hijo volvió a recuperarse. Habría que recordar que ya en ese momento denuncié que había colaboración de parte de las enfermeras para que el hijo no se tomara toda la medicación (y parte de ella de manera voluntaria) y eso le llevó a retroceder y a iniciar soliloquios en el mismo hospital Royo Villanova. Y motivaría alguna de las quejas que remití, oficialmente por escrito (como cuestión que creo que se recordará con precisión).
Ahora al parecer, se destapa que el muchacho también no estaba tomándose la medicación con la exactitud que debiera. Algo de ello ya sospeché porque hace un par de semanas o así, al barrer la cocina vi una pastilla de color crema alargada en el suelo.
Para evitar un enfrentamiento con el muchacho, pensé que lo mejor era hablar de la cuestión de la medicación de una manera tranquila con él.
Le señale con claridad que no tomarse la dosis que le prescribían llevaba al médico, o a los médicos, a generar una idea falsa sobre su evolución, y en efecto, así se podría explicar que el docto Pachi, del centro de Juslibol, u otros antes, (porque el muchacho no precisó con claridad), pensarán o le transmitieran la idea de que podría existir un problema en su cerebro, ya que al parecer dándole la dosis que le daban tenía que tener una respuesta a la medicación, pero venía a resultar que el hijo no se tomaba la medicación que le prescribían al menos con la exactitud que se debiera.
Después de hablar con el muchacho, sobre la necesidad de tomar siempre la dosis de medicación que prescribe el médico, porque de esta manera se ve la evolución en la persona e irremediablemente, en esa evolución, la bajada de la dosis es necesaria, cuando el efecto de la medicación consigue sus fines y a partir de ese momento se baja y se va bajando poco a poco.
El hijo pareció entenderlo y recientemente en este último puente, sin decirle yo nada ni hablar abiertamente de si se tomaba la medicación, empezó a tomarse la medicación con exactitud (según la prescripción médica) dando como resultado que se sentía muy dormido. Ahí fue cuando empezó a decirme nuevamente que quería que le bajaran la medicación y le dije que era imposible por mi parte entrar en ese terreno de medicaciones, puesto que el médico vería cuando fuera necesario bajarla. Además no se le notaba realmente ningún efecto exterior que pudiera manifestar que estuviera medicado, por lo tanto podían seguir haciendo una vida más o menos normal aparte de la molestia de sentirse muy dormido justo después de tomarse la medicación y que se corresponde además con la hora de dormir, por lo tanto que no interfiere para nada en su vida diaria.
Hoy me dice que ha tenido un disgusto con el doctor porque al parecer y por lo visto, ha discutido sobre la medicación con él pero no me ha explicado con detalle las causas sino simplemente que no le quería bajar la medicación. Le dicho que ya lo hablaríamos en casa. No le ha gustado mi respuesta conforme a la que él quería, se ha enfadado y ha intentado chantajearme como si fuera un niño.
Y entonces he caído en la circunstancia de que la influencia de la progenitora seguía estando vigente en él, sobre la idea de no tomar la medicación e intentando ponerme como referencia a mi persona. Ha sido ahí cuando he atado el hilo de la preocupación que él tenía sobre si tuviera alguna manifestación cerebral y física sobre su enfermedad, y que no era otra cosa que una mala interpretación puesto que se confiaba desde el ambiente médico que se tomará la medicación y si no se la toma, obviamente acaban pensando que pasa algo, porque la medicación tiene que hacer un efecto de manera normalizada en toda persona.
Así que de esta manera hemos llegado a una situación donde él se da cuenta de que no habiendo sido sincero en este aspecto con el médico, se encuentra en una situación comprometida.
Me pide que le respalde y yo le digo que no le respaldo si no se sincera con el médico en el aspecto de la medicación.
Y de esta manera reconducir la situación como debe ser. Les había prometido tomarse la medicación en pastilla, al igual que a la doctora Ortega, y sin embargo no lo ha hecho como debieran. Es cierto que las inyecciones le causan pánico así que es posible que veamos que en este momento, ante una mentira que ha estado sosteniendo ya durante prácticamente dos años, haya perdió la confianza que se pudiera tener en él, sobre que se está tomando la medicación diariamente y probablemente decidan medicarle con inyectables.
Es lamentable, pero también resulta evidente que quien ha estado detrás de todo este tejemaneje, para generar confusión e incluso la grave preocupación en el hijo de que pudiera tener algo físico en el cerebro, haya sido la propia progenitora que "aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza" ha metido por medio a su padre y a todo el mundo, montando semejante lío y follón.
Espero que puedan hacer algo realmente positivo en este momento.
P.D.: El muchacho "toma conciencia" (de la delicada situación) y empieza un cambio que promete ser positivo y relevante.
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