Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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jueves, 7 de marzo de 2013

Muere Hugo Chávez



             América latina pierde una referencia populista de izquierdas.
           Dicen que los datos de pobreza se han aliviado en Venezuela y que la riqueza ha llegado a consolar las penurias de parte de la población más desamparada (otros hablan de que el precio de ello ha sido altos niveles de corrupción). A la izquierda latina parece gustarle los golpes de timón (que se note que han cambiado aspectos sociales, aunque sea a costa de lo que todos entendemos por justicia y democracia – dicen que han sacrificado a la clase media venezolana – las clases medias representan el sentido común que se adquiere cuando las necesidades materiales y espirituales tienden a satisfacerse por medio del trabajo o el esfuerzo propio dignamente remunerado – y no como lo hace la izquierda, señalando a todo el espectro social que no le apoya como enemigo de su programa populista).  Marx tal vez fuera un burgués al que afectó los excesos del capitalismo que hizo esclavos a gran parte de la sociedad para satisfacer los objetivos económicos de sus empresas, objetivos que coincidían con los de las élites de los Estados. Pero estos  Estados no tuvieron pudor alguno en sacrificar millones de vidas de hombres, mujeres y niños para el fin de fortalecerse = enriquecerse una minoría a costa de la sangre, el dolor, el sufrimiento y la pérdida de salud y libertad de las poblaciones más humildes. Esos excesos dieron lugar al nacimiento del comunismo que tanto ha aterrorizado a los Estados que se llaman así mismo libres – eso sí, después de haber explotado hasta la muerte a millones de trabajador@s y haber perseguido hasta la eliminación o la encarcelación a aquellos que se levantaron esgrimiendo la misma violencia que el Estado usaba contra los trabajador@s.

         La izquierda (hablando del populismo) americana tiende a sacrificar el camino hacia el bienestar colectivo – sacrifica lo que da sentido a la vida en sociedad de un  Estado (sentido equilibrado de la justicia, recompensa económica del trabajo bien hecho y satisfacción en el uso de los bienes materiales y espirituales) por asegurarse la fidelidad de un buen puñado de votos (es el populísmo más o menos explícito y que también escenifican dramáticamente los latinos - ello nos quita fuerza moral, esa que marca la diferencia entre estar orgulloso del Estado al que se pertenece o ver al mismo Estado como un cúmulo de intereses que tuercen la justicia y la interpretación de las leyes según conviene a los poderosos o a los intereses del propio Estado – que en definitiva suelen encarnarse en personas de carne y hueso que casi nunca tienen un comportamiento ejemplar – el comportamiento ejemplar suele ser una escenificación consensuada y asesorada que busca dar una imagen de personas que, por lo general, nada o poco tiene que ver con su vida cotidiana – personas que acaban por pedir una ejemplaridad en los “otros”, sobre todo en los rivales, que ellos mismos son incapaces de sostener).

En definitiva, el populísmo es la renuncia del “camino” colectivo de la sociedad hacia una sociedad más justa a cambio de un efímero sentimiento de victoria y que permite la coexistencia y exaltación de los extremos intolerantes, de los sentimientos más viscerales.

El populísmo canaliza la expresión indignada de la desesperación – cuando se pierde la fe en el sistema democrático (cuando ese sistema democrático siempre beneficia a los mismos y aplasta lo que la clase media entiende como valores). El populísmo tiende a borrar el camino de la equidad porque en la lucha por el poder los partidos han aniquilado esa equidad y el populísmo apuesta por el desequilibrio total a favor de los sentimientos viscerales de revancha.

Lo único que salva la biografía de Hugo Chávez es que alivió el sufrimiento de los más desamparados de su nación y que les dio una esperanza eso sí, pero por un callejón sin salida al bienestar común (el de todos). Es el defecto de las mayorías; cuando una parte que conforma las mismas basa sus aspiraciones en la degradación material, espiritual y humana de otra parte de la sociedad ( a la que se atribuyen los males colectivos y sólo por revancha).

España no está tan lejos de ése final (acabar con el camino de la clase media - y la clase media es el camino del sentido común).