Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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viernes, 21 de febrero de 2014

Las Matemáticas pequeñas


No sé muy bien por qué las personas caen en la idea de que el mundo material no es más que mundo material. He hablado con algunas de ellas – sobre todo mujeres – y la decepción les llevó a ver el mundo desde la perspectiva diametralmente opuesta; es como si se hubieran pasado del idealismo más utópico: Todo será perfecto “porque yo sé amar y querer muy bien, y juntos lo conseguiremos todo porque sí” y de ahí se pasaron, ante las adversidades, a sentirse engañadas y se traicionaron así mismas y se creyeron que ser adultos era reconocer la plena derrota (la derrota de ser ignorante y tonta) e ir al ateísmo más radical - ése que cree que la inteligencia, los sentimientos y el espíritu de los seres es un estado evolucionado de la materia; ¡sí! que la vida es producto de lo inerte… obviamente es imposible!!! Pero no se paran a reflexionar… parecen avanzar por el “mundo” de la revancha… y en el mundo de la revancha piensa que lo que mejor funciona son las matemáticas; porque las matemáticas son el sinónimo de la lógica más sencilla. Y es como si se dijeran: Yo tengo uno (1) que pongo encima de la mesa y, por medio de mis artificios, te hago poner a ti dos, o tres, o diez (2, 3, 10) y cuando menos te lo esperas , como estás hipnotizado por mi maestría (o hipnotizada, que también vale engañar a las amigas) de chica “guay” me voy con lo mío y lo tuyo. Y así, de ejercicio en ejercicio, de engaño en engaño, voy creciendo y aprendiendo… cada día la meta es un poco más ambiciosa; no porque me lo propusiera desde un principio, sino porque una vez conseguido el objetivo, y desde la nueva posición, se ve lo fácil que resulta subir el siguiente escalón. Y si es posible, subir de tres en tres o directamente a por lo mejor que se pueda dar.
Supongo que así se les pasará la vida… No piensan: “Mi uno más tu uno no son dos, si nos queremos es infinito” no, eso no es lógica. Ahí está su falta de fe.
Sin embargo también hay quien se mete en el mundillo ése de la materia por la materia (carne por carne) y sale indemne… unos pequeños escorchones, que en realidad era lo que tenía que aprender, y como una rosa.
Sí, eso está bien. Probablemente es lo único que se puede hacer en ésta vida (una vez ejecutadas las obligaciones que nos impone la sociedad y que suelen ser: casarse, tener hijos y trabajar).
Pero presiento que aquellos que no ponen su fe buena (ésa del uno más uno igual a infinito) se les va haciendo demasiado larga la vida (porque no paran de sumar de poco en poco) y el peligro está en que se pueden acabar por rodear con gente como ellos o peores (y entre ellos se complacen contándose fechorías realizadas y gozándose en sus matemáticas). Callejón sin salida.  Venden su alma por un quiero eso o aquello; y cuando ya lo tienen les sabe a poco y quieren otra cosa y la vida se les va y los deseos no se agotan; se vuelven interminables. Y confunden el tener cosas con contener “cosas”.