Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 24 de diciembre de 2013

El árbol de Navidad ,(una pregunta difícil y una respuesta sencilla)


Tal vez sea difícil imaginarse cuál era la concepción del mundo hace miles de años; y probablemente pensemos, y seguiremos pensando, la sociedad común, que aquella gente pensaba que la Tierra era plana y su visión del Universo era simple y torpe: ir en tapa-rabos y con pieles por encima, y posiblemente con dificultades para articular un lenguaje verbal complejo no los hacía candidatos a una imagen de sabios; pero probablemente nuestros antepasados fueran más sabios de lo que imaginamos.

La dificultad para observar con equidad los siglos y milenios pasados estriba en que vivimos en unas épocas donde la Ciencia auto-afirma conocer los secretos más recónditos de la Naturaleza física del entorno, y también se atreve a dar una versión materialista de lo espiritual del ser humano. Nuestra Ciencia "sabía" está llena de actos para promocionar su imagen: como hacer creer que el futuro será de tal y cuál manera gracias a la ciencia; que se tendrá tales y cuáles avances y se curarán tales y cuáles enfermedades o qué incluso la vida del Ser Humano será eterna. (no es tan cierto, o al menos es exagerado o propagandístico; para ello véase cómo se mostraba las perspectivas de la ciencia en los años sesenta y vean cuáles han sido los resultados reales; o miren como los telediarios afirman que tal o cuál descubrimiento traerá tal o cuál avance en pocos años y comparen la propaganda con los resultados o basta con observar que ésta crisis no revela ninguna madurez colectiva, ni sabiduría aportada por la ciencia - todo el mundo corrió tras el impulso de sus ambiciones, pese a que la cordura señalaba otros caminos, y, a la postre, cada generación debe realizar su propia experiencia y con ésa experiencia arrastran a la humanidad y a sus congénere/s) . ¡Pero da tanta seguridad creer que todo el mundo sabe hacia dónde vamos!

Las experiencias y exploraciones personales para actualizar los conocimientos quedan reservadas para una élite que se impone sobre la sociedad – a la vez que sostienen una lucha interna entre elitistas por la Verdad (/y, a veces, la supremacía por los intereses que ello genera/), con un leguaje criptico y difícil. Y olvidan, demasiadas veces, la afirmación de Einstein: /"Lo que no pueda explicar a mi abuela de forma sencilla es que realmente no lo entiendo"./

Con ése ejemplo es difícil que la sociedad – abducida y seducida por la Ciencia-Religión – pueda obtener una visión clara del pasado de la humanidad que vaya más allá de las cuestiones tecnológicas presentadas de forma primitiva; y que extraiga, como consecuencia, que las presentes generaciones son las más sabias que ha dado el género humano (/otra cosa sería demostrar que un colectivo humano cualquiera, de hoy en día, fuera capaz de sobrevivir sin más apoyo que sus conocimientos de manera indefinida: sin médicos, sin sacerdotes, sin alcaldes, sin ciencia, sin televisiones…/).

Pero es más probable de lo que imaginamos que, el ser humano prehistórico, tuviera una concepción mucho más real que la que tienen los ciudadanos actuales del mundo y la naturaleza que le rodea – porque esas percepciones las tomaron de su propia experiencia e intuición (/intuición formada por el conjunto de impresiones conscientes e inconscientes del entorno que eran asimiladas y concretadas sin la intervención de personajes que pretendían imponer su Verdad, a veces demasiado sobrenatural, en vez de tener la experiencia propia. Creer da lugar a no tener la necesidad o posibilidad de comprobar lo que se toma por cierto/).

Sin embargo la intuición sigue mostrando salidas y soluciones a los enigmas que la Ciencia dice estar en vías de resolución. Probablemente el árbol de Navidad sea el más singular modelo del Universo jamás concebido desde la simplicidad: Un árbol – que crece polarmente: en espiral hacia arriba y hacia abajo (materia y antimateria) – al que se le coloca un centro de la Galaxia en la cúspide, que también pudiera ser un Sol; y decenas de bolas de colores colgadas de los extremos de las ramas representan los planetas; y los espumillones de colores representan la Vía Láctea y las lucecitas parpadeantes la multitud de estrellas lejanas.

¡Alguien pudo imaginar la representación de un Universo más exacto y sencillo!


Además, las puertas solían estar adornadas, en estas fechas, por coronas hechas de ramas de plantas con hojas perennes: La corona, símbolo del ciclo del calendario; que no es más que el ciclo del Sol y la Tierra.

(Y la pregunta, en todo tiempo, siempre fue la misma: ¿Hacia adónde vamos? - y la verdadera respuesta también: No lo sabemos, simplemente seguimos una estrella..... Pero preferimos algo más adornado y especial... algo que nos de ilusión, confianza y fe).


Tal vez no sepamos a ciencia cierta adónde va la humanidad... pero no por ello dejamos a nadie tirado por el camino.


¡Feliz 2014!












domingo, 1 de diciembre de 2013

Pensar...



Tomar decisiones a nivel social o económico puede traer consecuencias nefastas si no se hace con una reflexión previa. Ya decía el Tao The King que el mundo es una copa espiritual, cuanto más se toca peor. Y parece que es así. Es como si existiera una constante contradicción entre lo que se propone y lo que va  a resultar cuando se aplique la proposición. Es como si en todo hubiera de existir secreto y a la vez comunicación; sobre todo con la población, para que vean que todo va bien y con inteligencia. Aunque no hay más certeza de lo acertado de las decisiones que los resultados económicos y sociales que dan lugar a un gran bienestar.
Ejemplo de ésas contradicciones lo dio China en un año de la Rata; proponiendo que se pagaría dinero por cada rata entregada con el fin de controlar y reducir su expansión. Sin embargo el anuncio dio lugar a la cría de ratas, por lo que la población de ratas creció a la vez que se obtuvo ganancias del gobierno.
Es como ciertas paradojas que se dan al aplicar teorías ecologistas. Para proteger los bosques, se dice que hay que reducir el consumo de papel y utilizar papel reciclado. Sería hora de asignar a la producción del papel los bosques necesarios – con lo que aseguraríamos ciertos niveles de volúmenes constates de bosques para ése fin. Y evitaríamos muchos de los problemas que se derivan de la supresión del papel – algunos vinculados con la salud del ser humano.
Es lo que pasa con los toros. Si no hubiera corridas de toros posiblemente ya se hubieran extinguido las razas bravas de esta especie.
Si mejoramos la salud del ser humano, protegiéndolo de todo tipo de enfermedades mediante un ambiente esterilizado corremos el riesgo que ante un cambio significativo del clima se puedan generar epidemias y pandemias que mermen el número de seres humanos.  Aunque a ello vamos inequívocamente avocados – El mayor número de años vividos, la superpoblación, la falta de enemigos naturales.
Me recuerda a la conversación que mantuve con un compañero de aficiones que trabajaba en la Guardia Civil:  Uno se va buscando ser pacifista y acaba viendo todas las razones que esgrime la violencia para estar de moda – si no es por medio de guerras sí con violencias cotidianas. Y el compañero, que asiente, podría haber contestado: Y uno se mete a mantener el orden  y la paz y acaba jugándose la vida casi todos los días.
Son las paradojas de la sociedad.
Uno tiene ideas y se las roban hasta en algunas Universidades privadas para mejorar su imagen o hacer negocios. Pero qué se puede esperar si quienes mandan reflexionan poco y mal; lo que les va es mandar – y pasar a la historia.