Tomar decisiones a nivel social o económico puede traer
consecuencias nefastas si no se hace con una reflexión previa. Ya decía el Tao
The King que el mundo es una copa espiritual, cuanto más se toca peor. Y parece
que es así. Es como si existiera una constante contradicción entre lo que se
propone y lo que va a resultar cuando se
aplique la proposición. Es como si en todo hubiera de existir secreto y a la
vez comunicación; sobre todo con la población, para que vean que todo va bien y
con inteligencia. Aunque no hay más certeza de lo acertado de las decisiones
que los resultados económicos y sociales que dan lugar a un gran bienestar.
Ejemplo de ésas contradicciones lo dio China en un año de la
Rata; proponiendo que se pagaría dinero por cada rata entregada con el fin de
controlar y reducir su expansión. Sin embargo el anuncio dio lugar a la cría de
ratas, por lo que la población de ratas creció a la vez que se obtuvo ganancias
del gobierno.
Es como ciertas paradojas que se dan al aplicar teorías
ecologistas. Para proteger los bosques, se dice que hay que reducir el consumo
de papel y utilizar papel reciclado. Sería hora de asignar a la producción del
papel los bosques necesarios – con lo que aseguraríamos ciertos niveles de
volúmenes constates de bosques para ése fin. Y evitaríamos muchos de los
problemas que se derivan de la supresión del papel – algunos vinculados con la
salud del ser humano.
Es lo que pasa con los toros. Si no hubiera corridas de
toros posiblemente ya se hubieran extinguido las razas bravas de esta especie.
Si mejoramos la salud del ser humano, protegiéndolo de todo
tipo de enfermedades mediante un ambiente esterilizado corremos el riesgo que
ante un cambio significativo del clima se puedan generar epidemias y pandemias
que mermen el número de seres humanos. Aunque
a ello vamos inequívocamente avocados – El mayor número de años vividos, la
superpoblación, la falta de enemigos naturales.
Me recuerda a la conversación que mantuve con un compañero
de aficiones que trabajaba en la Guardia Civil:
Uno se va buscando ser pacifista y acaba viendo todas las razones que
esgrime la violencia para estar de moda – si no es por medio de guerras sí con
violencias cotidianas. Y el compañero, que asiente, podría haber contestado: Y
uno se mete a mantener el orden y la paz
y acaba jugándose la vida casi todos los días.
Son las paradojas de la sociedad.
Uno tiene ideas y se las roban hasta en algunas
Universidades privadas para mejorar su imagen o hacer negocios. Pero qué se
puede esperar si quienes mandan reflexionan poco y mal; lo que les va es mandar – y pasar
a la historia.
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