Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

Atribución-No Comercial (CC BY-NC) Cc-by new.svg Cc-nc.svg

Translate

Translate

viernes, 21 de marzo de 2014

Adolfo Suárez

Se nos muere el hombre que trajo la esperanza y los sueños de democracia en una época en que el poder económico y político sabía que España tenía la oportunidad, el deber y la responsabilidad, de reencontrarse con un destino truncado 39 años antes.

La población madura, que aprendió a confiar en Franco – no quedaba otro remedio – vislumbraba la sociedad como un conjunto de obligaciones y algún derecho, pocos – (y sólo si se disponía del acceso a algún poderoso que le tendiera la mano para resolver tal o cuál problema avalando la honestidad y lealtad familiar con el régimen o con el fin de que algún hijo accediera a un trabajo que le permitiera ganarse la vida honradamente). Los más jóvenes, azuzados por el ambiente de una Europa recién salida del mayo´68, pedían libertad sexual y política, y no quedarse fuera de una vanguardia renovadora a la que hacía poco se había sumado Portugal con su “Revolución de los claveles”.

España había permitido la muerte en cama del Dictador, pero se disponían a hacer inviable una monarquía conservadora impuesta por el General.

Los conservadores (entre ellos el ejército) no quería ninguna alegría que pudiera devenirse en otra confrontación civil y seguían los acontecimientos; pero muerto el General (y abortada su sucesión) hasta él, probablemente, intuyó como inevitable la vuelta a una Democracia en España que estaba condenado a no ver y cuyo Rey ya había dado muestras de su talante renovador en la anterior enfermedad del militar – y ante los reproches recibidos se negó a volver a tomar las riendas del país si no fuera de una manera definitiva.

Así que llegado el momento asumió el papel de Rey de los Republicanos y su “Primer Ministro” Suárez, (llamado por algunos el “Taur del Misissippi) capaz de dejar conforme, en la misma conversación, al más foribundo General y al más radial de los izquierdosos, se lanzaron a desmontar una estructura legal rígida (y caduca) para dar paso a una democracia en la que “elevó lo que en la calle era normal a considerarse normal en la legalidad institucional”. Así que guió al pueblo y fue guiado por éste – probablemente al que nunca engañó – al que “podía prometer y prometía”, una democracia avanzada. Evitó que en la redacción de la Constitución chocaran la derecha y la izquierda, y se inclinó hacia los conceptos políticos progresistas – hasta casi aislar a Alianza Popular y llegó a declarar que el PSOE gobernaba con ideas que estaban a la derecha de su pensamiento.

Metió tantos goles a todos los que esperaron - por su derecha – una democracia “sólo en las formas”, que sus adversarios políticos llegaron a temer que se quedara instalado en el poder permanentemente. Tuvo que sacar adelante la construcción de un edificio democrático “bajo el fuego” de los más reaccionarios, de los conservadores (que le llamaron traidor), de la oposición rígida de las izquierdas parlamentarias y de la violencia de todo tipo de grupos terroristas – empeñados en dar al traste con el proyecto democrático. Se enfrentó a dos Golpes de Estado y acabó creando un grupo para intentar recuperar la idea del Centro.

Parece ser que su papel debió circunscribirse a hacer posible la transición y que todos esperaban su retiro una vez realizada; pero siguió más allá y no se lo perdonaron aunque reconocieron su entrega plena y sincera al trabajo encomendado.

Tuvo la fortuna de compartir la vida política española con héroes de aquél tiempo, como el General Gutiérrez Mellado y el joven Rey Juan Carlos. Y la historia le permitió crear las condiciones para que fuera posible la reconciliación de España. (en el hemiciclo se vio a “La Pasionaria” y Santiago Carrillo - que fue el político que más nombraba a Dios en la Cámara Baja). Y se le puede atribuir a Suárez la demostración de que los Comunistas no tenían ni “cuernos ni rabos” cuando aprobó su legalización a cambio de que renunciaran a la bandera Republicana.

La vida le llevó por un duro final, perdiendo su mujer y su hija, y le encauzó definitivamente hacia la humildad, haciéndole perder la memoria y negándole la gracia de saborear un trabajo histórico bien hecho.


Libertad sin Ira

Dicen los viejos que en este país hubo una guerra
y hay dos Españas que guardan aún,
el rencor de viejas deudas
Dicen los viejos que este país necesita
palo largo y mano dura
para evitar lo peor

Pero yo sólo he visto gente
que sufre y calla
Dolor y miedo
Gente que sólo desea su pan,
su hembra y la fiesta en paz

Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá
Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá

Dicen los viejos que hacemos lo que nos da la gana
Y no es posible que así pueda haber
Gobierno que gobierne nada
Dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta
que todos aquí llevamos
la violencia a flor de piel

Pero yo sólo he visto gente muy obediente
hasta en la cama
Gente que tan sólo pide
vivir su vida, sin más mentiras y en paz

Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá
Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá

Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá

Libertad, libertad sin ira libertad
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá (bis)


.

No hay comentarios: