Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 25 de agosto de 2015

"Un tuto revolutión" (3) - para dejar el verano y comenzar el nuevo ciclo económico-político.

Rajoy, ¿Un problema de España o un mal sueño de verano?

El Presidente español afronta una etapa llena de complejos problemas, desde económicos, pasando por políticos y hasta de identidad del propio Estado español. Es difícil de creer que siga pretendiendo pasar a la historia de España bajo la idea de que se encontró un montón de retos que afrontó con mejor o peor suerte - eso se verá próximamente - y que, sin embargo, nunca tuvo responsabilidad en la aparición de ninguno de ellos, siendo su papel esencial gestionar todo un frente de problemas heredados y ajenos a su persona y a su personalidad - incluyendo en ellos la "evidente" corrupción de financiación que afecta a su partido desde su fundación.
Los próximos meses, y en especial este fin de año 2015, merecen un análisis de fondo de la personalidad de Mariano Rajoy, ya que sus decisiones pasadas, presentes y las previsiones realizadas no van a poder aplazarse más tiempo, tendiendo a concretarse en hechos con sus consiguientes consecuencias para nuestro Estado. El próximo año 2016 portará en sí la ventura o desventura de las decisiones que el Gobierno tiene previstas aplicar en los inevitables escenarios que hacen contener la respiración a aquellos ciudadanos que, a pesar de la normalidad de los telediarios, conciben una muy compleja situación política de la que sólo conocemos el vértigo que nos genera cuando en la intimidad pensamos en ella.
La pregunta esencial es: ¿Tenemos el mejor Presidente posible para afrontar este reto?
Ello es lo que pretende visualizar este artículo a fin de rastrear las mejores posibilidades que permitan a nuestro Estado salir de los múltiples laberintos planteados.
Lo primero que hay de destacar del Presidente Rajoy es su literalidad a la hora de afrontar los problemas políticos. Esa literalidad comienza a percibirse en la manera en cómo escucha a sus interlocutores políticos en situaciones complejas y difíciles, como la que aconteció en su entrevista con el President de la Generalitat Artur Mas, quien le dijo que nada haría fuera de la Ley y Rajoy lo entendió desde su literalidad en el contexto del palacio de la Moncloa. Aparentemente un error de bulto que ha dado como consecuencia, puntos al proyecto soberanista al transmitir una idea de mayor inteligencia en Mas que en Rajoy. Y probablemente se sintiera Rajoy "engañado" por Mas días después de esa entrevista al constatar que la legalidad a la que se refería  Mas no era otra que la catalana. Pero Mas no engañó a Rajoy, este se engañó así mismo y en ello mostró una vulnerabilidad en el más alto cargo del Gobierno español de la cual debemos saber si la tiene superada.
No se puede concebir la euforia independentista catalana sin que esta tenga, al menos, un soporte en el exterior de España que la aliente, o de la que espere en un momento oportuno un respaldo que permita generar un hito en la historia de Catalunya que le sirva de referencia legal permanente sobre el cual cimentar su legitimidad soberana permanentemente. Por ello cabe preguntarse ¿Quién podría estar interesado en crear problemas de esta magnitud a España?
Aunque partiéramos de la idea de que las naciones europeas colaboran activamente entre sí para construir nuestra Unión Europea y proyectarla hacia el futuro, es preciso no olvidar que las tensiones derivadas de las diferentes visiones políticas y económicas subsisten. Y ello lo hacen desde las posturas diferentes de UK y Alemania desde hace un tiempo, y ahora desde  el debate generado a causa de la propia crisis económica que estamos gestionando bajo las directrices alemanas. Pero también existen , anejas a ellas, las cuestiones territoriales que nos persiguen desde el comienzo de la historia en Europa.
Hace bien poco, el Reino Unido tenía que afrontar un referéndum secesionista en Escocia, algo que se vivía con gran preocupación, pues Gran Bretaña derivaría en una gran tensión política si el triunfo secesionista se concretaba en el referéndum, quebrantando el frente unido que UK presenta a la Europa continental.
Al Ministro Margallo no se le ocurrió otra cosa que alentar esa secesión habilitando teóricamente la incorporación de Escocia al Euro, sabiendo la dimensión que alcanzaría su  declaración, no sólo en Europa si no en la propia Inglaterra. Pero el Ministro español decidió, suponemos que con la autorización de Rajoy, apedrear a Inglaterra probablemente como revancha ante los eternos problemas planteados por Gibraltar. Y tal vez fue más allá. Porque no hay que olvidar que nuestro centro-derecha político tiende a potenciar el nacionalismo español recreándose en la gloriosa historia española a la que Gran Bretaña puso punto y final, aunque la puntilla definitiva la diera los EEUU - ambas naciones consideradas así mismas como primas hermanas, gracias a la habilidad que tuvieron en reconciliarse después de la guerra de la independencia Estadounidense.
El tono técnico de las declaraciones de Margallo pretendía señalar las diferencias entre el Reino Unido y el Estado Autonómico o federal, como si la literalidad de esas cuestiones le permitieran habilitar esas declaraciones, de gran calado, sobre una cuestión de política interior de un pueblo soberano como el de la Gran Bretaña. Es decir, Margallo escenificó públicamente en los medios de comunicación de toda Europa, toda una injerencia en los asuntos internos de otras naciones en cuestiones que a España ni le van ni le vienen. Esa literalidad de Margallo, que es el punto esencial que tiene  en común con el Presidente Rajoy, tal vez sea la esgrimida por el Presidente de la Generalidad Mas, frente al Gobierno de España, en caso de  superar cada una de las fases y etapas con las que se pretende alumbrar un "soberanísmo legítimo" desde un ámbito legal internacional que no lo contempla, pero que tampoco lo contradice expresamente, existiendo, de alguna manera, un limbo legal que los independentistas pretenden estructurar. De ahí las declaraciones de Mas a Rajoy en su visita, y la torpeza de éste último en su análisis del proceso soberanista. El proceso comenzado por Mas busca el referente y el respaldo fuera de nuestras fronteras, obviamente. ¿Pero ante quién?
El actual embajador londinense en España - si no ha sido cesado - está casado con una catalana soberanista. Cualquiera que tenga nociones sobre política exterior y embajadas sabrá que desde los años de la guerra fría, los embajadores son la máxima expresión de los servicios secretos en el país al que son destinados. Las declaraciones que realizó sobre los típicos y tópicos de España - toros, playas, paella, siesta, economía... - no es otra cosa que el "tranquilizador" discurso dirigido, por medio de la propia prensa española, a un Rajoy acostumbrado a literalidades que resultan mucho más confortables y "seguras" que las complejidades reales del mundo en que vivimos. Rajoy sigue persuadido del poco interés que despierta en Europa continental azuzar separatismos locales; precisamente por el estado latente de infinidad de regiones que esperan la oportunidad de reclamar una soberanía para sí si prospera la experiencia catalana o es abortada "ilegítimamente". Por lo que cabría considerar que ello representa no una fortaleza de la Europa continental, si no una debilidad y sensibilidad que es mejor, no sólo no alentar, si no tampoco herir. Todo ello lo ignoraba nuestro Ministro Gargallo cuando esgrimió literalidades jurídico-técnicas sobre un asunto ajeno que ahora se nos presenta como propio y bajo nuestra responsabilidad internacional de resolverlo adecuadamente sin generar problemas a terceros - como lo sería la propia UE.
Pero demos un paso más y entremos en el Ministerio de Defensa. A cuenta de los problemas planteados sobre la integridad del territorio español se generaron incertidumbres que debían de ser acotadas y limitadas rápidamente. Las declaraciones en la cúspide del Estado Mayor fueron contemporizadas por el Ministro de Defensa. Cabe preguntarse si apeló a la  misma literalidad conque Rajoy escuchó a Mas. Y en esas literalidades se les pasara por alto el "contexto" profesional desde donde eran realizadas, incurriendo en el mismo error cometido con Mas o por el contrario sintonizaron plenamente con los argumentos esgrimidos en base a esa literalidad tan compartida por Rajoy y sus Ministros.
A estas alturas del proceso aún desconocemos si el único plan B de Rajoy respecto a Catalunya es ponerse en manos del Estado Mayor, dentro de la literalidad de la Ley y como única amortiguación aparece las ingentes cantidades de dinero transferidas a la Generalitat catalana; Generalitat que ya no gobierna ni gestiona los problemas catalanes, pues no lo precisa para salir reelegida.
Habría que recordarle al señor Montoro la energía que puso para contener el gasto de las autonomías con el fin de llegar a los ratios señalados desde Europa, cuando no se privó de llegar, nuevamente, a la literalidad de la Ley señalando la suspensión de las autonomías que no se ajustaran a los recortes; mientras ahora, en periodo electoral, y vistos los "burdos" trucos contables esgrimidos por las propias autonomías del PP para llegar o aproximarse a los ratios (dejando de pagar facturas) nada tiene que decir el bravo Ministro de Hacienda sobre el desaguisado presente y pasado, y cuya rigidez, extrema en formas, otorgó razones al independentismo catalán.
En ese contexto en el que no parece haber plan B para Catalunya, el PSC prefiere pasar a la historia de este triste episodio compartiendo el más que probable adverso de los escenarios previstos, a los que las literalidades del Gobierno del PP les abocan, antes que librarse y aparecer como "centralistas", pues ello les llevaría a su desaparición como grupo político.
Y ahora cabe preguntarse si estas mismas consecuencias se hubieran dado con un gobierno del PSOE, acostumbrado a leer entre líneas los discursos de sus interlocutores, y a pre-verlos para acudir a las entrevistas con los deberes hechos y siempre en estado de alerta para no dejarse engañar.
Por todo lo explicado sobre literalidades, se entiende que el Ministro del Interior hablara de buena fe recibiendo a Rato para un tema privado que pudo resolver por teléfono o por intermediación de terceros. En este caso también se ciñó tanto él como Rajoy a la literalidad de la ley en vez de al sentido común y al espíritu de la misma; pues esto último es, precisamente,  lo que a todos nos hace iguales y es lo que hace posible la resolución de problemas complejos. Y no las literalidades interpretadas rígidamente por todo un Gobierno que sigue argumentando que la responsabilidad  de los problemas la generaron otros.

Nota para un argumento cinematográfico:
En uno cabe preguntarse por la misión de los servicios secretos de los distintos países que conforman la UE si se expiaran entre sí, y si ello tiene sentido hay en día o cabría unificar todo el sistema de inteligencia europeo - aunque los británicos decidieran quedarse al margen, como probablemente plantearían.
Hipótesis:¿Hubiera bastado con denunciar al embajador enviado por Londres con compañera independentista para que hubiera sido reemplazado?
¿La escenificación del embajador londinense fue un desafío a España o simplemente la respuesta que revelaba maniobras de los servicios secretos españoles en Escocia?

El simple hecho de que esto fuera posible bastaría para pedir el cese de todo el Gobierno del PP. Entre tanto cabe pensar si no sólo Rajoy, si no el Gobierno del PP, es el más idóneo para hacer frente a los presentes retos o es la inteligencia del PSOE la verdadera solución a los graves problemas que se nos plantearan en la próxima legislatura. 

lunes, 24 de agosto de 2015

"Un tuto revolutión" (2) - para dejar el verano y comenzar el nuevo ciclo económico-político.


La Unión Europea o el continuo problema (y oportunidad) de EEUU.

A estas alturas del siglo parece claro que los EEUU considera un permanente problema a Europa y, por consiguiente, una fuente de posibilidades que parecen moverse entre la estrecha alianza militar y las divergencias políticas que existen entre dos sociedades tan diferentes; diferencias que los propios EEUU alimenta produciendo películas que difieren sutilmente - y a veces no tan sutilmente - dependiendo de si su destino es Europa o su mercado interior. Lo que le permite mantener una distancia que a la vez le genera un margen de maniobra frente a su propia sociedad, y que a la vez oculta a la población europea el nivel correcto de puritanismo (y otros ismos) que siguen sosteniéndose en una de las sociedades más avanzadas de la Tierra - si no es que sea la más avanzada de todas - y que por ello, por esos ismos, no puede ser pleno referente social de Europa, aunque sí lo sea en otros muchos aspectos.
La inclinación natural de Europa siempre fue su unión política y económica. Y esa inclinación iniciada por los romanos, se ha ido viniendo abajo siempre que se empleó la fuerza. Ni la revolución francesa con Napoleón,  ni el modelo nazi - por Alemania, consiguieron ese objetivo político económico al que parece avocado nuestro continente. Las últimas grandes guerras europeas - entre los años 14 y 45 - sumergieron al mundo y a sus habitantes en un gran sufrimiento hasta entonces nunca conocido en magnitud, violencia, refinamiento en el asesinato en masa, experimentación con seres humanos, prostituciones forzadas, genocidio sistemático, aplauso a la exhibición de prepotencia y desprecio por la vida y por el ser humano - fuera este mujer, anciano o anciana, niño o niña, joven o adulto. Se sacrificaron decenas de millones de personas en los campos de batalla y en las ciudades con el único objetivo de dominar al adversario e imponer una voluntad humana sobre el resto de seres humanos.
Treinta y un años llenos de violencia que trajeron, al final de los mismos, la esperanza de un socialismo, o una social democracia, que mostrara que la convivencia era posible con un mejor reparto de los bienes por medio del acceso al trabajo. O tal vez los años de prosperidad europea traídos por la socialdemocracia solo fueran, también, un espejismo tolerado ante el gigante comunista - que había hecho posible la derrota de los nazis y que replegado sobre sí mismo hacía creer que en su territorio existía una sociedad ideal, protegida por un muro con alambrada para que nadie huyera de ese paraíso.
El primer intento de generar una sociedad socialista, o socialdemócrata organizada fue enterrado en los frentes de batalla de la primera gran guerra, donde la gente común - después de la "ilusión" de los honores, glorias y sed de aventuras - descubrió que el adversario era él mismo, era su mismo "hermano", era su mismo "padre", era su mismo "profesor de geometría" ... eran todos ellos mismos al otro lado de la alambrada disparándose entre si y matándose para que sus gobiernos consolidaran sus ambiciones el territorio africano o definieran su supremacía. Como consecuencia colateral de esa abominación nació la URRS - tal vez lo que menos importe fue la manera y el modo - nacimiento que también fue celebrado con una imponente guerra civil que ninguno de los países beligerantes de la concluida primera gran guerra se quisieron perder: todos contra los rojos, que acabaron por resistir convirtiéndose en un referente mundial de Estado proletario al que todo trabajador europeo mal asalariado - desde los 9 hasta los 70 años - aspiraba conseguir para su país.
El segundo gran intento de generar una sociedad socialista o socialdemócrata,  fue enterrada en Europa con la segunda gran guerra, después de alimentar formulas totalitarias que se veían como alternativas al comunismo y que llevaron a Europa a la segunda gran tragedia mundial. Y sin embargo de ella nació - en el ámbito del libre mercado, que nunca hay que olvidar - la OTAN y la CEE como modelo económico, político y social que superaba los nacionalismos rivales para generar una colaboración económico política en el marco de una alianza militar que garantizaba el libre mercado, y por consiguiente, la propiedad privada en el escenario europeo.
Ahora, el desarrollo consecuente de ese tratado militar - NATO - con la prolongación de la CEE y su transformación en UE, cuyo objetivo es el Estado de Bienestar en todo su territorio, se ve amenazado, tal vez, por su ya mencionada inclinación histórica que le aboca a estrechar relaciones con una Rusia ya no comunista pero que a los EEUU no le termina de agradar - al menos a los halcones republicanos - y se han procurado obtener  (por medio de la oportuna y previsible crisis económica - con los trastornos que está ocasionando a las naciones europeas - y poniendo a prueba  los valores identitarios de la UE) una pica en Ucrania desde donde azuzar a rusos y europeos para conseguir frenar esa tendencia natural de Europa a estar unida toda ella.
Es de recordar el papel determinante que España tuvo en la primera gran guerra y el floreciente comercio que le permitió su neutralidad guerra suministrando, entre otros bienes, motores Hispano-Suizapara la aviación aliada (hecho del que luego nos pasaron factura nuestros propios aliados) . Algo de lo que se preocuparon evitar en la segunda gran guerra al anticiparla en el propio suelo español - aunque entonces no hubiera en España peligro alguno de gobierno comunista, detalle que poco importaba a la luz de los acontecimientos que se avecinaban en Europa, y que requería una España neutral y bien controlada (algo de lo que se aseguraron los ingleses al apoyar al futuro dictador hispano). Y que en estos momentos de crisis europea el problema ukraniano está siendo sujetado por la inteligencia política alemana, para evitar su desbordamiento - algo que molesta en mucho a los mencionados halcones republicanos que no se han sustraído de acusar a Merkel de tirana por no permitir la nueva gran guerra mundial que reclamaba el gobierno ucraniano para su causa desde el año pasado, sin ir más lejos.
El escenario parece obvio: Las fuerzas fácticas norteamericanas (de aparente raíz económica) reclaman una reorientación de la política de Europa respecto de Rusia, para señalar claramente que el único camino político-económico que debe seguir Europa es el de la prolongación de la estrategia norteamericana en el mundo. Algo en lo que podemos estar de acuerdo. Pero tal vez no estemos de acuerdo en el reiterado recurso a la fuerza al que tan propicio es el republicanismo Norteamericano para resolver conflictos - probablemente porque siempre que genera un conflicto a Europa o participa de él como salvador, sale mucho más reforzado como potencia  económica. Y ese parece ser el verdadero sentido e interés de extremar su acción política en militar - ya sea en Europa como en Japón en el pasado, a quien también declaró una guerra comercial olvidándose de los principios del libre comercio que son pieza fundamental de la seguridad que otorga la NATO. Y con esto no digo que el modelo norteamericano para Europa no sea el acertado, sino que  siempre hay quien quiere ir más allá aprovechando las circunstancias; y esos suelen ser siempre los halcones de derechas de EEUU. De ahí que quepa reseñar la importancia que los resultados de las próximas elecciones presidenciales de USA tienen para la resolución pacífica de los conflictos internacionales, entre los cuales se encuentra ahora el ucraniano.

El papel de España en esta situación que se avecina - de no mediar extrema inteligencia propia y del resto de los gobiernos europeos - es, de seguir esos hipotéticos deseos de los halcones republicanos (que parecen rescatar de sus archivos el Manual por fases, aprendido de los últimos conflictos europeos), de generar un problema de tal envergadura que quedemos "out", y por lo tanto neutrales, en medio del conflicto a resolver. Algo que parece confirmarse si observamos la cantidad de frentes que se le avecinan a España para este final de año (gestionar Podemos, gestionar Catalunya, gestionar Euskadi... salir de la crisis...), y todo ello, casi todo ello,  en manos  de Mariano Rajoy - esto merece un tercer artículo.

domingo, 23 de agosto de 2015

"Un tuto revolutión" (1) - para dejar el verano y comenzar el nuevo ciclo económico-político.


Pablo Iglesias o la frustración del cambio hacia atrás.

Decía una fabula griega que el poder (situado en un misterioso santuario al pie del monte Albano, en las cercanías de lago Nemi) - es como quien se sitúa custodiando un árbol en medio de un claro. Vigila noche y día sus alrededores para que nadie de los que acechan el vegetal desde los matorrales circundantes, le quite la posición, hasta que vencido por el cansancio  o por un error de vigilancia, es asaltado y depuesto de su posición.
Todo un movimiento juvenil, esencialmente juvenil, pedía un cambio en maneras y formas hace unos pocos años. Como siempre, en ello se veía un acecho al sagrado árbol del santuario, y el temor se apoderaba tanto de quienes lo custodiaban como de quienes lo acechaban - posiblemente todos con el pie cambiado en medio de la batalla; tal vez persuadidos de que difícilmente se puede cambiar la esencia de la condición humana que es la que termina por definir este aparente y etéreo ente que llamamos Estado y que, parece no ser otra cosa que la suma de las conciencias de los ciudadanos que lo conforman - conciencia matizada por aquellos que lo representan cuando lo alcanzan y ejercen.
Las manos agitándose en el aire era una pacífica manifestación simbólica que sustituía a los tradicionales aplausos de aceptación, tal vez señalando la aspiración de una parte de la sociedad a un modelo de Estado diferente. Pero, posiblemente, la conciencia estructurada y organizada de ese Estado que somos todos, pudo entender, de alguna manera, que cambios basados en la exteriorización de formas y maneras tan pacíficas solo pueda llevar, en definitiva,  a alejarse en mucho del verdadero carácter hispano, más cercano a demostraciones de fuerza que de razones, que no siempre todos pueden entender o intuir, y cuyo vehículo suele ser la autocensura y las razones del miedo.
De ahí nacieron los mecanismos de responsabilidad (u oportunidad) que canalizan tanto frustraciones como inquietudes, emergiendo esa polémica figura irritada de Pablo Iglesias basada en el caótico cabreo, esgrimido por el joven profesor universitario - que tan poco parece tener en común con las expresiones de los que agitaban las manos, persuadidos de las fortalezas de las razones de la razón (tal y como les habíamos enseñado durante su educación).
Atemorizados los vigilantes del árbol sagrado pusieron en marcha mecanismo de auto-control y transparencia, cuya eficacia será proporcional al convencimiento organizado de la razón de todos los que no estando en la esfera del Estado, y lo son por definición, y tienen capacidad para configurarlo mediante el voto.
Si Pablo, en vez de generar una coherencia razonada y razonable, apela, como hasta ahora, a los sentimientos más viscerales de la gente - sentimientos bastante receptivos después de la experiencia de frustración colectiva recibida, que tal vez no sea más que la toma en contacto con la realidad política española, ocultada por un sueño de prosperidad demasiado artificial y del que nos desprendemos -, hará posible que la frustración se apodere completamente de aquellos que esperaban del líder ser, al menos, "el vértigo" necesario que cambiara al resto de los partidos en maneras y formas creíbles.
Pocos vieron, desde el entorno del árbol sagrado, en aquél momento de manos agitadas, las oportunidades que ofrecía el movimiento juvenil para transformar la propia política en una verdadera casa común de la razón de todos los ciudadanos (y desde el PSOE hay quien lo vio con nitidez y  abogó con éxito por una solución pacífica y ordenada desde su posición en el Parlamento) - mientras otros (los de siempre) evaluaban la represión como única fórmula de canalización de cualquier frustración.
Los movimientos ordenados y reflexivos del ese Estado que somos todos,  han consumido gran parte de esas ambiciosas posibilidades de renovación, una vez más - al desvelarse que detrás de la irritación del evangelizador había un paraíso decadente y en proceso de  descomposición al otro lado del mar; lo que ha representado un verdadero alivio a todos los que se encontraban a los pies del monte Albano -, disolviendo sueños e ideales dentro de la cotidiana realidad de los problemas políticos en España y en Europa.
Sin embargo queda la esperanza de renovación. Tal vez no triunfe el profundo convencimiento de la necesidad de nuevas formulas de justicia - más vinculadas con el ideal del legislador que conforma las leyes para el bien común, en contra de los subjetivos sentimientos de justicia a los que son tan propensos de apelar aquellos que, desde el PP, quieren proteger a sus amigos de salpicaduras o inmersiones corruptas; generando la triste sospecha de que están poniendo el Estado (¡¡¡oiga!!! !!!que el Estado éramos todos!!!!) al servicio de unos pocos, cuando no en venta, si no porque la generación  de la transición - que pudo acabar haciendo de la política un mero ejercicio de axiomas (convirtiéndola en una profesión que se aleja de la gente) - acaben por jubilarse sin ser capaz de transmitir sus genes (algo verdaderamente improbable).

Es esa una de las últimas esperanzas de cambio que siempre sostiene la gente común (la de cambio hacia adelante, no hacia atrás).