Sin poner en entre dicho - como suele ocurrir cuando se buscan soluciones radicales a los males de
la humanidad - la necesidad de la existencia del dinero y de la estructura
económica que desde él se ha ido construyendo desde hace siglos, hasta llegar a
la actual concepción de una interrelación de tal magnitud que hace posible la
globalización, desarrollaré una visión, en la siguiente reflexión, que tiene
como objetivo poner a disposición de quien lo desee, una percepción que
pretende señalar un rasgo que pudiera,
tal vez, incluirse como cierto en la situación actual que vivimos en el mundo –
en especial en Europa y EEUU – y que
pudiera servir para asentar la propia de cada cual, o ponerla aprueba, o completarla
o matizarla, sobre de lo que nos acontece, y de un conjunto de motivos por los
cuales se están dando el marco actual político, y que pudieran ser útiles poner
sobre la mesa con la finalidad de poder afrontar esta situación crítica con
mayores garantías de las que tuvimos en el pasado para enfrentar situaciones
parecidas y que desembocaron en dos guerras mundiales.
El punto de partida, como todo punto de partida, se
basa en una tesis (o hipótesis)
sencilla, pero estructurada sobre un punto de partida que pudiera parecer
arbitrario (a ojos de unos u otros) o
incompleto (a ojos de otros que quieran
ser más detallistas y desearan incorporar otras cuestiones que para ellos
resultaran esenciales); y sin embargo creo que no es necesario profundizar
en exceso, pues lo que busco es exponer reflexiones que se han ido suscitando
en el devenir de las noticas que han estado al alcance de cualquiera; por lo
que lo que expreso se pudiera tomar, incluso, como supuesto simbólico, pero que
precisa de un referente común – como pueden
ser los acontecimientos que se están dando en este momento en España – que
permitieran ser referente aceptable para identificarse con esta hipótesis y
extrapolarla a Europa y al devenir de la situación internacional que ahora
vivimos y que nos hace entrever una situación muy compleja para el inmediato
futuro. Situación compleja avalada por las estadísticas de los economistas (como el español que difundió, con acierto,
su “profecía” de que se avecinaba una gran crisis y sus hipótesis al respecto).
Pensemos que la exposición es un guión para una
película cinematográfica.
Supongamos una línea argumentaría, punto de
partida:
Una lista de poseedores de dinero negro en Suiza da
lugar a generar una investigación de la procedencia del mismo en cada nación, en
cada Estado, desvelando o confirmando las sospechas de que existe, una especie
de saqueo de Naciones y Estados que hay que abordar, al menos, desde el punto
de vista de las Haciendas públicas; pues esos dineros no pagaron sus impuestos
en origen y se consideran dinero negro. Tal vez haya que pensar que ese dinero
no sólo proviene de actividades económicas propias de entramados políticos,
como parece querer orientarse en la actualidad (sino también desde familias poderosas, sino tal vez también hubiera que
contemplarse que provinieran de otras actividades ilegales como prostitución,
juego, sustancias narcóticas, ….). Sólo la aparición de semejante lista en
el mundo del periodismo internacional – que
siempre estuviera detrás de la sospecha de intereses económicos que dan origen
a la corrupción política y a crímenes - bastaría para inducir a comprender
la gravedad de la aparición a la luz de semejante documento, pues las personas
que se pudieran hallar reflejadas en él pudieran llevar no sólo a desvelar los
intereses particulares de esas propias personas, sino a poder desvelar las
conexiones de las tramas económicas internacionales, sus puntos en común y sus
interrelaciones; lo que da lugar a tener que enfrentar, desde los Estados, las
Naciones, la UE y los propios EEUU, quien sabe si también en Rusia y China, a los personajes más poderosos de la Tierra y
a las estructuras económicas y políticas que hubieran creado, o con las que se
interrelacionan, con el fin de pedirles una cosa tan sencilla como que:
Declaren sus dineros a Hacienda, es decir, que muéstrenos sus libros contables
Supongamos otra línea argumentaría que se cruza o
complementa; otro punto de partida, pero en España:
Un partido político nacionalista no puede contener,
ni defender, la evidencia de que su financiación, durante muchos años, estuvo
estructurada en “mordidas”, acabe siendo motivo de debate en los medios de
comunicación y que, al menos, una familia significativa, políticamente, estuvo
involucrada en ello y con ello se enriqueció. Otro partido, de la misma
naturaleza nacionalista pero de izquierdas, en el mismo ámbito, considera que
es el momento de solucionar la crisis señalando un órdago mayor: Volverse todos
Independentistas, y con ello desviar la atención del problema esencial: la
corrupción – tal vez porque consideren
que la corrupción es una cuestión inherente a la condición humana y siempre
estará presente.
Supongamos otra línea argumentaria:
El Estado del bienestar también se halla
comprometido por prácticas de corrupción económico/políticas y, con ello, se ha
puesto en duda la lealtad de parte de la representación política y económica a
los valores que dicen sostener y que se reflejaran en la Constitución de ese
Estado; y aunque se generen rectificaciones en ese sentido, la crisis económica
ha llevado acierto descrédito avivando a populismos radicales.
Supongamos otra línea argumentaria:
La UE, en su proyecto hacia la configuración de unos
Estados Unidos Europeos, ha empezado a pedir transparencia económica a todas
las naciones y Estados que la componen. Las empresas, las familias poderosas,
las multinacionales…. Todos deben hacerse a la idea de considerar que ha de
existir una Hacienda que regularía sus actividades económicas más allá de las
fronteras de sus actuales Estados o Naciones. Ello implicaría que, de existir
una red de intereses político/económicos, que les permitieran ciertas
“licencias” de opacidad en razones de “interés general del país”, estas
entrarían en posición de considerarse en entredicho e ilegales, de proseguir el
proceso de mayor unificación de herramientas de control económico para llegar a
esa meta de Estados Unidos de Europa.
Supongamos otra línea argumentaria:
EEUU y la UE tienen distintas concepciones políticas
respecto a cómo gestionar la política internacional respecto de los conflictos
que Europa tiene en las fronteras e inmediaciones de la UE. Mientras que la
visión europea es ir resolviéndolos en el tiempo mediante acuerdos políticos y
económicos, los países anglosajones consideran que es necesario moverse por
impulsos claros y determinantes – si es
preciso empleando la fuerza violenta y la guerra puntual para allanar el camino
hacia una visión Democrática. El problema, se escenifica claramente en
Ukrania, donde las dos pulsaciones occidentales (UK/Alemania) pugnan por
asentar sus criterios y se acaba imponiendo la postura Alemana de buscar un
equilibrio de paz (pese a los golpistas
ucranianos que dicen defender la democracia y que lanzaron el mensaje de que
era necesaria una guerra mundial para defenderles; tal vez lo consigan).
Otra línea argumentaría:
El siempre permanente antagonismo entre UK y
Alemania dentro de la UE se resolviera en un primer momento aceptando que UK no
adquiriera el Euro como moneda y mantuviera su estructura económica, hasta
cierto punto, al margen de la UE, en espera de la evolución de la propia UE y
UK para encontrar puntos de acuerdo que permitieran esa unión económica real y,
entre tanto, proseguir por la línea de acuerdos y proyectos comunes siendo la
UK socio de pleno derecho en los órganos de representación de la UE.
Otra línea argumentaría:
Los EEUU ven que el desarrollo pacífico de la UE
fomenta una visión de la Globalización por medios pacíficos en base al uso
adecuado de la política y la economía para fomentar ese fin de la necesidad de
utilizar instrumentos No Violentos para conseguir objetivos económicos y
políticos que hacen posible una paz próspera en Europa, pero a costa de de la
visión esencial anglosajona (basada en la
intimidación y la conveniente administración de violencia en el momento
oportuno) y que da lugar al avance y prosperidad de China y de la UE a
costa de de la pérdida de poder e influencia económica y política de los EEUU.
Otra línea argumentaría:
Los impagos hipotecarios en EEUU dan lugar a la
confección de productos bancarios tóxicos que cruzan el atlántico produciendo
una crisis de grandes dimensiones que ponen a prueba el sistema bancario de los
países de la UE, a la vez que el capital se va a lugares menos exigentes en
materias sociales, medioambientales y tecnológicas (parece emigrar al entorno asiático, el otro flaco de EEUU, donde se
está más cerca del que parece ser el verdadero rival de la visión de EEUU:
China).
Otra línea argumentaría:
Las políticas de la UE llevarían a ver en Rusia una
oportunidad para atraerla a la visión de la UE de proyectar políticas económicas
y políticas de paz y prosperidad. Pero ello amenazaría la visión americana de
prevalecer como potencia política y económica en el mundo occidental. La visión
anglosajona pudiera estar más cercana a que Rusia es el espacio a “incorporar”
a su visión política (divergente de la UE)
con el fin de asediar a China por todos los flancos y convertirla, plenamente,
a una economía con los valores anglosajones. La solución para frenar la prosperidad de esa
visión de la UE fue crear el conflicto en Ucrania.
Una posibilidad de desarrollo de la trama:
Frenado el impulso de la UE (en el plano político y económico: Conflicto latente en Ucrania,
esperando a ser reactivado, y huída de capitales y financiación, a tenor de la
crisis, al otro extremo del mundo), el objetivo es desmontarla. ¿Resulta
viable que se pretenda que las riquezas de las grandes fortunas familiares e
internacionales que dirigen el devenir del mundo queden expuestas a la
fiscalización de los países y los Estados (eso
sería, por el momento, una forma, o pseudo forma, de socialismo o comunismo
inaceptable)? Ya anticipaba Javier Solana, como Secretario saliente de la
OTAN, en 2010 en Siglo XXI, que China había demostrado ser la forma más eficaz
de gestión económica, dando por finalizada (implícitamente)
la competencia (según su exposición)
y la rivalidad (llevada al extremo de los
conflictos y la guerra) entre el modelo comunista y capitalista.
Otra línea de argumentación (esta vez
filosófica).
En el caso de que los parámetros de Javier Solana
fueran ciertos (y su ascenso al mando de
la OTAN - órgano concebido por la ONU
como instrumento internacional para la protección de la Democracia Liberal y el
Libre comercio - fuera el devenir de un pacifista que accede al máximo órgano
de seguridad militar en Defensa del modelo de democracia Liberal) la
pregunta es sencilla: ¿Por qué no adoptarla? y la respuesta parece ser clara:
Es una dictadura que no respeta los principios liberales que protegen a las
libertades de las personas (libre
pensamiento, acceso al conocimiento en libertad, libertad de creencias…).
Entonces ¿porqué no adoptar el modelo Europeo? Tal vez porque el modelo europeo
se sostiene desde la visión y resolución de los problemas por medios pacíficos
y políticos y ello implica una profundización en lo que es la Democracia y lo
que es la propia esencia de la condición Humana: El Ser Humano.
Lo que tuviera en común la Democracia Liberal en
occidente, cuando está orientada bajo las premisas anglosajonas y la Democracia
Popular China es la aceptación del marco de la violencia, y de la misma
violencia, para resolución de conflictos (cuestión
que la UE parece poner en entre dicho; pues parece considerar que la violencia
no es el camino idóneo para establecer la paz, sino que la paz misma – y desarrollarla
medios democráticos No violentos para preservarla - es el camino de la
verdadera paz).
Otra línea argumental:
¿Cómo preservar la paz? ¿Es posible ello o es una
Utopía inalcanzable?
Habría que suponer, en primer lugar, que existieran
principios filosóficos, que en este sentido, albergaran tesis opuestas; pues el
devenir de la Humanidad en su liderazgo occidental, se apoya en la experiencia
política y cultural de griegos y romanos, y ambas culturas tuvieron que gestionar
situaciones similares en un marco político donde existía el debate político y
las posiciones filosóficas en que estos debates se basaban; y de hecho existen,
de alguna manera, enunciados sobre la condición humana que aseguran que la paz
perpetua es tan difícil de alcanzar, que resulta imposible.
La primera tesis que tengo en cuenta, al respecto,
es la que afirma que el Ser Humano alberga una especie de violencia arraigada
en sí mismo. Ello justificaría, por sí solo, la existencia de la Guerra como expresión
de la existencia de esa violencia que anida, aunque sea en forma de germen, en
la condición Humana y que tal vez tuviera la función de ser utilizada para
proteger, en principio, la propia vida (en
tal caso, al ser consciente, cada Ser Humano que su vida depende en primera
instancia, de preservar su ser corpóreo de manera íntegra, se podría concebir
que existe, o existirá, una respuesta innata proporcionada, de magnitud similar,
y de tal naturaleza, que pudiera ser también violenta, destinada a preservar su
propia integridad corpórea); sin embargo, por medio de la evolución de la
sociedad dentro de una cultura que fomenta la convivencia interna de los grupos
(de los clanes, comunidades, e incluso,
naciones) por medio de habilitar procedimientos de resolución de conflictos
por medios No Violentos, se acabara canalizando hacia otras formas de
manifestarse esa defensa por medios menos violentos y más aceptables que las
agresiones físicas. En el devenir de la evolución de la sociedad, y en el desarrollo
de la cultura, empezamos a concebir el derecho a preservar ya no sólo nuestro
ser corpóreo, sino también, como parte integrante de nuestro Ser, todo lo que
esté asociado con el desarrollo de nuestras capacidades para comprender mejor
nuestro entorno y desarrollarnos como personas, y Seres Humanos, hasta alcanzar
el pleno desarrollo de nuestras capacidades que nos proporcionarán un mejor
bienestar en la función social que nos atribuya la sociedad a la que
pertenecemos; y por ello también se desarrollan formas de defender, preservar y
proteger ese derecho de protegernos frente a otro tipo de amenazas que podamos
considerar que ponen en riesgo ese desarrollo personal que intuimos posible, y
que nos lleva o llevará a nuestro bienestar; o simplemente defender nuestro
equilibrio emocional que se sostiene en base a certezas – que podemos llegar a considerar verdades - sobre las que hemos construido nuestra vida emocional, social e
intelectual – es decir, nuestras creencias, y que determinan nuestro
proceder personal y social (y esas
reacciones ya no se generarían para proteger nuestro propio cuerpo, sino otras
cuestiones que pudieran tener que ver con nuestras libertades de pensamiento, nuestra
integridad moral, o de imagen social y la que concebimos sobre nosotros mismos:
nuestros principios, nuestros valores, nuestras concepciones… y que nos sirven,
también, proteger a los seres que queremos, o a las personas en general, bajo
un principio de solidaridad o de ética o vínculo emocional) y para esa
defensa se constituyen leyes, al respecto, que manifiestan los derechos a la
libertad de expresión y creencias.
Buscando eliminar la violencia física de nuestras
sociedades existen leyes que consideran la violencia física un delito; y sin
embargo, perdura la idea de que la violencia nos es útil (así se venía manifestando en el pasado no muy lejano, y aún en el
presente desde el mundo anglosajón, en especial desde los EEUU y que se muestra
constantemente en sus películas cinematográficas) pues cuando se
consideraba que un niño tiene que hacer frente a la violencia de su propio
ambiente escolar, o social, con sus propios medios, mediante una defensa, por
medio de métodos de la misma naturaleza violenta aplicada sobre quien o quienes
le agreden físicamente (sobre todo si se
es niño; incluso se considera parte de su formación social aprender a ser “proporcional”
en la respuesta violenta). Esa utilidad de aceptar que existe la violencia
y que hay que enfrentarla, también, por medios también violentos, aunque
proporcionados – según la visión
anglosajona, que se me antoja condescendiente con la opinión pública en general
- se sostendría bajo la idea de la utilidad de una capacidad (que anida en nuestro ser) que se debe
asumir como individuo (para protegernos a
nosotros mismos y a nuestros seres queridos, o incluso para defender nuestros
principios y valores) y que también debe asumir toda sociedad para proteger
sus normas o leyes y cultura cuando estas pudieran verse en peligro por amenaza
interna o exterior, dando lugar a la defensa de un espacio físico del
territorio donde estamos asentados como sociedad y, en consecuencia, haciendo
posible la idea de la defensa de un territorio y, por tanto, de concebir la integridad
territorial de una Nación o Estado como un espacio físico a proteger, si fuera
necesario, por medios violentos (y el uso
de las armas, en último extremo, para protegerse de ambiciones territoriales de
otras Naciones vecinas o sobre otros territorios de ultramar que hacen posible
el desarrollo del comercio y la industria de esa Nación concreta; e incluso
para preservar el orden y la paz internas dentro de la propia Nación o Estado,
frente a revoluciones, motines, sublevaciones, sediciones o cualquier tipo de
disturbio social que pusiera en peligro la paz social); y, por ello, los
jóvenes, y los niños, debieran percibir que el derecho a la defensa violenta
puede ser, en determinados momentos, un derecho legítimo, incluso a estimular en
su entorno social (como se muestra
constantemente en los films procedentes de EEUU); y más adelante llegará a
recibir, por medio del servicio militar obligatorio, la instrucción técnica
necesaria para usar armamento y ponerse al servicio de una estructura destinada
al efecto de proyectar violencia mortal sobre el enemigo, con la finalidad de
hacerle desistir de sus intenciones de perjudicar nuestra Nación; (es decir, mediante el ejercicio de la Guerra,
tanto para protegerse de una agresión como para defender unos intereses ante
otras naciones o en territorios lejanos. En el pasado se pudo concebir, de
alguna manera, que este derecho a la guerra de las naciones debería de
percibirse más restringido, por lo que se pudo habilitar el cambio de la
denominación de Ministerios de Guerra, por Ministerios de Defensa, haciendo ver
a la sociedad que el carácter de
cualquier conflicto, que su país desencadenara, carecía del propósito de
ostentar una iniciativa beligerante, sino más bien pasiva respuesta inevitable;
y por ello también se creó la Sociedad de Naciones con el fin de resolver los
conflictos entre Naciones por medios pacíficos y No violentos).
Sin embargo, aunque percibamos que la violencia
extrema (la que causa muerte o daño
físico) debe excluirse como medio que se pueda poner en juego en las
relaciones interpersonales (al menos así
lo concebimos en Europa) pues nadie debiera considerar necesario usar de
esas medios para conseguir un objetivo sobre otra persona, o sobre la comunidad
o sobre el propio Estado, o Nación, al que pertenece, pues se han habilitado
canales formales para resolver cualquier situación de conflicto personal o
social (y para ese fin se han configurado
leyes, estructura judicial, policía
ciudadana, Servicios de Mediación) e incluso en la preservación y protección
de nuestro Ser más corpóreo como sustento sobre el cuál asentar nuestro
bienestar (como son los Servicios
Sociales, Sanidad) y dentro de una sociedad que fomenta el establecimiento
de relaciones interpersonales no violentas (por
medio de la Educación, de la Cultura) y la protección del derecho al
desarrollo integral de las potencialidades de las personas para que estas
encuentren un rol en su sociedad que les permita desarrollar una función social
con la cual sostenerse a sí mismas (la
divulgación y acceso al Conocimiento y a la Formación Profesional – en sus
distintos niveles por medio de Centros de Estudios y Universidades) y a
participar del sostenimiento material de la propia sociedad a la que pertenecen
(no sólo por medio del desarrollo del
propio trabajo y rol social, sino contribuyendo económicamente por medio de
impuestos) y participando en el devenir cotidiano y futuro de la propia
sociedad (por medio de Sindicatos – en el
entorno Laboral -, Asociaciones Profesionales
o de interés Social, Cultural o Económico –) e, incluso, participando en la
estructura política representativa de la propia sociedad (destinada a gestionar y prever, proyectando las distintas visiones y
anhelos de la sociedad).
Y sin embargo, aun existiendo toda esta gran
estructura social destinada al Bienestar de la Sociedad, existen o subsiste,
aún, formas de manifestarse la violencia de manera más o menos sutil, de manera
más o menos cotidianas y producto, probablemente, entre otras razones que
pudieran resultar más evidentes (derivadas
de la carencia de una socialización adecuada: desestructuración familiar, violencia
intrafamiliar… también las surgidas de los prejuicios que subsisten o se
fomentan en ocasiones de naturaleza social) otras de naturaleza más
personal y vinculadas, en última instancia, con el sentido de la vida en el Ser
Humano y el papel que nos toca o nos pudiera tocar desarrollar en la sociedad a
la que pertenecemos o hemos pertenecido. Esta cuestión es transversal, pues la
insatisfacción puede alcanzar a todos, con independencia del papel social
desarrollado (pues en el desarrollo de la
sociedad se articula por medio de la competitividad, y en ese estar
permanentemente compitiendo – desde la juventud, durante el desarrollo de la
vida laboral o de la función social que se desarrolla – difícilmente se tiene
tiempo para pensar en otra cosa que no sea estar en permanente competición para
no perder el “oremus” de las oportunidades que se presenten y a las que podamos
acceder para mejorar nuestras vidas; pero en llegando al fin de la carrera
profesional – se haya sido pieza sencilla o rey, la frase bíblica lapidaria aparece,
tarde o temprano, para todos: Todo es vanidad, quedando sólo para nuestro ser
esa idea de esfuerzo permanente y casi inútil con nuestro entorno en el cual ya
no se sabe si hemos o no aportado algo que realmente hubiera sido útil y
provechoso para a nuestra comunidad, pero que a la postre nos ha permitido
vivir en sociedad y sostenernos a nosotros mismos y a los nuestros.
También se puede concebir que otros renuncia a esa
idea de competitividad cuando perciben –
de manera más o menos intuitiva, acertada o desacertadamente - que el
proceso de jerarquización y promoción en la sociedad (que se inicia en la educación y prosigue en el desarrollo profesional)
no ha seguido las reglas que concebíamos como justas (- en un proceso de igualdad de oportunidades y que debieran estar sujetas
– en última instancia – no sólo a la idea de capacidad, sino también de valores
y virtudes… dando lugar a un posible razonamiento por el cual la idoneidad –
que pudiera ser también un requisito para la promoción de las personas en
sociedad – estuviera basada en razones, hasta cierto punto lo suficientemente
arbitrarias y singulares – a juicio de cada cual - como para trastocar todo
procedimiento de promoción social -) generando un malestar en cada
individuo que le lleva a anidar y a conservar una cierta situación de violencia
interna (frustración) que también
vendría a justificar y reforzar la idea filosófica de que el Ser Humano
conserva adherida la violencia a su condición de Ser Humano.
Sin embargo se persiste, como único camino
aprendido, a tener que perseverar, en esa especie de lucha (que se orienta socialmente como
competitividad) en la de prevalecer en nuestra razones – concebidas como Valores e incluso Virtudes
– frente a todo tipo de adversidades que se nos presentan a todos – en la multitud de obstáculos que representa
la vida para cada cual; y aunque se haya pretendido renunciar a esa idea de
competitividad que todo lo inunda; pues, tarde o temprano, encontraremos un
obstáculo, de cualquier naturaleza en nuestra vida profesional, o en nuestro
devenir social, que nos movilice a resolverlo, rememorando esa frase que, de
alguna manera se estableció en la sociedad y que transmiten las familias: “Has
de Defenderte”; implicando y recordando que esa condición de defensa implica,
en alguna medida, admitir que comporta una respuesta a una “especie” de
“agresión inesperada” que no se sabe si su origen ha sido generada por nosotros
mismos, por nuestras circunstancias, por nuestra manera de pensar, por nuestro
proceder, por nuestra ignorancia, por descuido o simplemente por azar
circunstancial o por haberle caído mal o ser concebido como peligro para un
proyecto político determinado, o haber sido mal percibido por alguien que es
capaz, de por sí mismo, o usando a otros, de generarte un posible mal o
perjuicio del que te has de defender para que no te perjudique, o intentando que
el perjuicio sea el menor posible, o sobre-llevable; pero que a la postre exige
prepararse para una posible agresión y poner los mecanismo de defensa para ello
(y a este fin existen toda la estructura
social, señalada (que se sostienen
desde las visiones religiosas, políticas, empresariales, incluso tal vez de la
visión del ejército… y en definitiva de cualquier organización de quien se
pudiera concebir apoyo y respaldo para resolver una cuestión dada – como
simplemente acudir a la estructura jurídica y formal de Estado o jugar a todas
las bazas a la vez – si se considera que se portan sólidas razones sostenidas
en Valores y Virtudes transversales) para poder resolver pacíficamente
estos conflictos, y que actuarán, si lo consideran oportuno, muy probablemente,
buscando una solución pacífica – pero
también irá evaluando las maneras, las formas, las razones, las exposiciones de
argumentos, las posibles causas últimas o primeras de los conflictos expuestos
y si son latentes o puntuales, si dejan cicatrices o heridas que coser, o son
producto de prejuicios políticos o sociales, o de estigmatizaciones sociales o
que portan las familias de manera más o menos merecidas o inmerecidas, y las
consecuencias de todo ello en el tiempo y en
los individuos, y si para ello existen soluciones; y en todo el proceso
se puede llegar a evaluar a familias y a sus componentes en sus carencias pero
también en los Valores y Virtudes que sostienen o se hallan en potencia y cómo
entran en juego en los conflictos, determinando, tal vez, desde ahí,
considerarles la oportunidad para una función social determinada en razón de
sus capacidades y formación adquirida. Y, en todo ello, el Estado juega
también su papel incorporando en leyes y normas, de la manera que mejor se
concibe (a tenor de la experiencia social
de los problemas y conflictos que les llegan a las estructuras señaladas, por
medio de las quejas o peticiones de ayuda ante los conflictos y la gestión
señalada de los mismos) para generar y asentar una estructura sólida y
neutral que atienda todas estas contingencias y situaciones sociales que
pudieran generar malestar social, pero que precisan de recursos – propiciados por la prosperidad y estabilidad
económica - para ser sostenida con eficacia y eficiencia.
Pero todo este sistema se puede venir abajo con una
crisis económica y social de gran magnitud como en la que ahora vivimos.
Por los
argumentos, expuestos como trama de un guión de cine - que he relatado como recurso previamente - la condición humana
está, probablemente, detrás de todo ello, pues todos, a la definitiva, al ser,
en última instancia, Seres Humanos y al precisar de un soporte material sobre
el cual alzar nuestras capacidades y poderlas proyectar en la sociedad – seamos o no pieza pequeña o grande de este
tablero de ajedrez que es nuestro Estado, nuestro país, o nuestra Nación (como
queramos llamarla o definirla) - y siendo que la “partida” en la que se
dilucida los “motivos reales” sobre la cual se ha generado esta crisis, se juega
más allá de nuestras fronteras de Estado (pero
también en nuestro Estado), al estar inmersos en una Unión Europea y
dependientes de las políticas presupuestarias y sociales que de ella emanan, y
de las que participamos también, pues participamos en su confección y su
devenir; y de la visión que otros Estados, más poderosos económicamente y
militarmente que nosotros (estén dentro o
fuera de los límites que conforman la UE), pudieran desear corregir nuestro
trayecto como UE y, en consecuencia, a nuestra propia España, debemos hacer el
esfuerzo de establecer una hipótesis, lo más realista posible y aceptablemente
adversa, que explique o nos aproxime a una explicación razonable de los
parámetros que se hallan en juego, en este momento, que pudieran mostrar con la
mejor claridad posible la situación político/social que estamos viviendo,
particularmente en España; y que, de dar o aproximarnos razonablemente a la
esencia de esas causas, daría explicación también a las que están aconteciendo
en otros países de nuestro entorno; haciendo posible una solución, bajo el
principio - conocido en España como
refrán - de que un problema bien planteado es un problema resuelto, o en
vías de solución. Ahora diríamos, desde posiciones menos beligerantes, gestionar la violencia, e incluso, de manera
mejor percibida, una verdadera gestión que canalice la frustración para evitar
que se manifieste en forma de Violencia, que es y será el objetivo permanente
de cualquier Estado que considere, como principio, que la violencia es una
respuesta a desterrar y no un instrumento o herramienta más a su disposición,
de naturaleza equiparable a cualquier otro medio “pacífico” para conseguir un
fin determinado. Partimos de la idea de que la el camino de la No Violencia es
el camino de la Paz, y no separándose de la No Violencia estaremos siempre en
el entorno de la Paz, y tal vez lleguemos a la Paz misma en cualquier situación
o escenario.
Hipótesis del motivo del conflicto:
La condición humana se muestra en varias vertientes y
parece canalizarse, esa misma condición humana, esencialmente a través del
dinero y el control del flujo de este recurso económico hacia proyectos político/sociales
- en consideración de si está bien
orientado o no y de si produce o genera, no solo bienes materiales que precisa
la sociedad, sino también si potencia valores y virtudes acordes con los que
son concebidos como idóneos por aquellos que son capaces de controlar estos
flujos de dinero. Ello lo podemos vislumbrar como forma de proceder en
cualquier actividad humana en la que nos pongamos a considerar. Una empresa económica prosperará en
función de si el bien que se produce tiene o no aceptación en el mercado y
demanda, pero también se está atento a las consecuencias colaterales del uso de
ese bien. En la esfera de los Estados también existen actividades apoyadas o
subvencionadas por los Estados que tienen como objetivo procurar un bien (ya sea económico o cultural o social) y
también se estará atento a que ese bien, si en especial es cultural, porte los
valores deseados como buenos para la sociedad. De manera análoga podríamos
concebir que un Estado recibe flujo económico en la medida en que sostiene
valores que se consideran buenos para el propio desarrollo económico, como
pueden ser: Seguridad jurídica, paz social (e
instrumentos eficaces para preservarla) estructura adecuada de suministro
de energía, red de comunicaciones eficiente, posición estratégica para obtener
una demanda del mercado y salarios e impuestos que le permitan un beneficio
razonable. Y todo ello dando lugar a una organización del propio Estado que da
lugar a un Bienestar de la Sociedad que permita prever una estabilidad
permanente para desarrollar los objetivos empresariales. El planteamiento
parece sencillo.
Sin embargo el dinero puede acabar marchándose, en
este mundo globalizado, a otros territorios lejanos por motivos de naturaleza
puramente contable (de rentabilidad),
o al menos ese fuera el argumento esgrimido en principio; y sin embargo no es
suficiente argumento si consideráramos que quienes poseen el dinero son capaces
de concebir una “inversión” (es decir,
realizar un gasto profundo y prolongado, en contra de la idea general de que el
objetivo siempre sea percibir exclusivamente beneficios) con la finalidad
de generar un entorno de habitabilidad, técnico, social, de formación o de
capacitación… que se convertirán en recursos de los cuales disponer con la
finalidad de conseguir no sólo beneficios, que es su objetivo esencial, sino
bienestar y Valores en las sociedades.
De alguna manera se podría llegar a afirmar que el
dinero se va no sólo en razones basadas en argumentos meramente de rentabilidad
económica, sino que también habría que contemplar la posibilidad de que entre
sus argumentos se hallaran que existe una visible “desviación” de algunos de
los fines esenciales para seguir “invirtiendo”, en este caso, en el proyecto
europeo. Por ello cabría analizar las posibles causas de esa desviación, y si
aun siendo real, es espontánea, o premeditada, o estimulada con el fin de
abortar, concretamente, el proyecto de la UE y sus políticas No violentas.
Existe la idea generalizada de que en realidad
existe un sustrato, en el Ser Humano, que le lleva a maximizar las
oportunidades que se le presentan para mejorar su bienestar personal,
convirtiéndose este sustrato en prioridad y dando lugar, en el caso que hemos
visto en España, a la corrupción. Sin embargo, existe un factor de control, de
esa actitud, para el que no se requiere la interpretación de las leyes y normas
como factor coercitivo – ello ocurre cuando se observan las normas y leyes como
guía y camino correcto, pues al seguir las normas y leyes, y pegándonos a ellas gestionamos obstáculos y adversidades dentro de un
marco limitado por la Constitución (y los Valores que porta) y adquirimos u
observamos la eficacia de los valores y virtudes que portan y nos granjean. Sin
embargo ello no sucede cuando se observan, meramente, como instrumentos
coercitivos a esquivar.
En este sentido cabría recordar los tipos de
escándalos que se han producido por evadir las normas que nos hemos dado, no
solo en España sino también en la UE (allí
en la industria del automóvil; que resulta suficiente adversidad como para
comprometer la confianza y la credibilidad de las “inversiones” económicas que
se desearan realizar; pero si nos trasladamos a España vemos todos los engaños
generados en el entorno de ayudas europeas y el desánimo que ello debe de
causar en cualquier “inversor” que apueste por el proyecto europeo). Tal
vez los podamos considerar como parte de un sistema económico sobre el cual
siempre se ha de estar vigilante, y por lo tanto siempre se ha de porfiar en
perseguir e insistir en redirigir prácticas de esta naturaleza que ponen en
peligro la confianza en la buena fe de gestores y personas.
Sin embargo creo que hay que profundizar aún más
para comprender un rasgo de naturaleza más básica de las divergencias de
visiones que hacen posible una desconfianza sobre el proyecto de la UE, y que
se están materializando con el Brexit y la llegada del Presidente Trump a EEUU;
y que se basarían en las diferentes percepciones que se sostienen desde la UE y
desde el mundo anglosajón sobre cómo proceder para que la Democracia Liberal
progrese en toda Europa respetando cuestiones tan básicas como el Medio
Ambiente, los Derechos Civiles y la solución de conflictos por medios No
Violentos. Y en ello parece que manifiestan divergencias esenciales, pues el
manejo de la Violencia o la No violencia pudieran ser cuestiones esenciales en
estas divergencias; y más esenciales que otras de naturaleza económica o
ambientales o de Derechos Civiles que también se están poniendo en cuestión en
estos momentos y que son cuestiones de Derecho consecuentes y emanantes de la gestión
de conflictos por medios No Violentos; y por tanto, la primera premisa esencial
que se pone a prueba sería la No Violencia, y que en algún punto pudiera fallar;
y si fallara daría la razón a quienes sostienen que la violencia existe en el
sustrato del Ser Humano y, en consecuencia, si el proyecto de la UE renuncia a ir
eliminar formas de violencia en algún aspecto de su sociedad, de alguna manera
afirma que la violencia es necesaria, por lo cual el proyecto de EU, tal y como
ahora se concibe, no precisaría de más impulso para verificar su fracaso, debiendo
ser sumisa, nuevamente, al modelo anglosajón para resolver conflictos
internacionales, como el de Ucrania, que ha quedado latente. Y en esta
concepción de No violencia, donde se avanzaba en terrenos por los que la
economía debía de ser más transparente, donde los derechos civiles debían de
ser transversales y comunes a todos los ciudadanos de la UE, y, en
consecuencia, donde se producirían y transformaciones internas de las
sociedades de los Estados integrantes que les pudieran llevar a tener que ser
más transparentes en sus asuntos económicos, sociales y jurídicos… podría
encontrarse las respuestas para entender el porqué del aparente ataque al
proyecto europeo - concretado en la resurrección del Nacionalismo (que propondría en última instancia volver a
la opacidad o impermeabilidad o discrecionalidad de los Estados en esas
materias económicas, civiles o sociales - que se pretendían unificar en
criterios por medio del proyecto de la UE – y por ello se apelara a recuperar
la “identidad Nacional” como mejor forma y manera de preservar los prejuicios
que precisan las naciones para percibirse como diferentes y recuperar el
derecho a gestionar, internamente, y sin la transversalidad que propone la UE,
cuestiones que parecían esenciales y asentadas como derechos para ponerlas en
cuestión, al menos dentro de cada frontera.
El primer par de principios antagónicos que conozco,
que afectan a las visiones políticas de la sociedad y que hacen posible los
debates giran en torno a la idea de que lo que concebimos como bueno para la
sociedad acabará llegando y formando parte de la sociedad; y lo que se opone a
esta idea progresista sería una expresión que señala que todo ya está
comprendido en la naturaleza humana, por lo que, de alguna manera, el futuro y
su devenir de soluciones no será diferente a lo que ya fuera en el pasado. El
primero encierra una idea y concepción dinámica y progresista, y el segundo un
postulado encierra una visión conservadora, ambos rescatados del tiempo de los
griegos, en los cuales parece que se percibía una idea conservadora en la
gestión de la Humanidad y otra de progreso. El enunciado progresista propone
que hay que ir a explorar terrenos que nos parecen desconocidos para en ellos
encontrar un camino a un mejor bienestar social que el ya conocido; pues del
camino conocido sabemos que porta “males” que los conservadores consideran
inevitables y que forman parte inherente de la propia condición humana. Sin
embargo, pese a la postura conservadora, cuando la fe, que también es un
concepto inherente a la condición Humana, se proyecta con esperanza hacia el
futuro tiende a allanar y resolver situaciones complejas presentes haciendo
posible concebir que lo que pareciera imposible desde la perspectiva
conservadora pueda ser realidad. Por ello creo, también, que quienes poseen grandes
recursos económicos, con los que se puede cambiar el devenir de un país o un
conjunto de países, están persuadidos y conciben que es cierta la premisa
progresista y, sin embargo, tengo la impresión que solo realizarán los sueños
progresistas si portan valores y virtudes que se extendieran sobre el resto de
la población, haciendo posible una visión positiva de la sociedad y de su
proyección hacia el futuro (Y ello, en
alguna medida ha sido defraudado en países de la UE, donde la fe en los valores
y en las virtudes para hacer posible el progreso social y político de los
Estados – como España – era sustituida por la codicia y la maximización de
las oportunidades que le han ido apareciendo a personas que tenía la
responsabilidad de gestionar el propio Estado, trasladando al resto de la
sociedad a una percepción de la misma naturaleza egoísta, donde las normas y
las leyes se dejaron de ver como guías para perseverar en el camino correcto y
acabaron percibiéndose como obstáculos al “anhelo” o la “legítima ambición” de
cada cual. Esta situación podría ser una de las causas por las que el capital,
que pudiera defender las tesis del progreso, pudiera percibir que el entorno
social y las condiciones ideales para “invertir” sus recursos económicos estaba
cambiando y excediendo los límites que permitieran concebir un resultado no
sólo en el plano material, sino también en el plano de los Valores, y se
marchara a buscar otros lugares más permeables a esa fe que pareciera defender,
y se nos instalara ese otro capital que sostiene una visión tan especulativa y
cortoplacista como la que sostuvieran aquellos, gestores, que vieron en su
posición social una oportunidad para enriquecerse en vez de alinearse para
servir).
Argumento trama: Destruir o desmontar lo que no va
bien.
Supongamos que las tramas expuestas con anterioridad
tuvieran algo de cierto – al menos fueran lo suficientemente ciertas como para
conseguir que las persona que tienen gran influencia económica o política, que
se ven amenazadas por una “fiscalización/investigación” de la naturaleza de sus
fortunas a causa de la revelación de datos confidenciales de bancos suizos; o
porque su capacidad de influir en el mundo occidental, política y económicamente,
en el caso de EEUU y UK, se ve mermada; o porque en el caso de las Naciones o
Estados integrantes de la UE, la propia acción de la UE, amenaza con hacer
transparente o reorganizar en orden a otros intereses ya enunciado en sus
normas o directivas y, con ello, perturbar o reorientar e incluso destruir, en
algunos casos, el tejido de intereses económicos/políticos internos (presumiblemente opacos) que influye en
las decisiones económicas y políticas de los propios gobiernos de los Estados
que componen la UE. O que el devenir del sistema de protección de derechos a
los ciudadanos de la UE llevara a contrariar y modificar las interpretaciones
de las normas y leyes de cada Estado o Nación miembro interpreta, en última
instancia, de manera “exagerada o extrema” con la finalidad de protegerse
rápida y eficazmente de lo que percibe como amenaza de cualquier naturaleza (como pudiera ser en el caso del conflicto de
Catalunya, donde la calificación jurídica de los hechos parece muy divergente
en la UE). Y que en tal devenir de
adversidades que se van advirtiendo, se perciben contra una “costumbre”, ya asentada,
de ostentar el poder (en base a la
experiencia histórica que se ha conformado para resolver conflictos internos y
externos, y las influencias internacionales en sus asuntos internos) y de
concebir, una parte el poder económico, social y político en cada Nación o
Estado (asentado desde hace cientos de años en algunos casos) como mejor modelo
posible (dada las circunstancias que han
ido deparando en la Historia, y configurándola, en cada una de esas Naciones o
Estados) y, por ello, adquirido un “Derecho” que se concibe como propio, y
con el derecho y deber de defenderse de un proyecto que va por un camino
“unificador y homogenizador”, que representa el desarrollo del proyecto de la
UE, percibiéndose, probablemente, que los pone en peligro, al poderse
cuestionar o modificar sustancialmente – en razón de interpretarse las normas y
Constituciones bajo parámetros de la UE y no de las propias Naciones o Estados
integrantes.
Todo ello, pudiera derivar, si lo sumamos, en un
gran movimiento de resistencia que busca la oposición al nacimiento de unos
Estados Unidos Europeos que estuvieran regidos bajo los parámetros que se iban
configurando desde el Parlamento Europeo - bajo
el impulso decidido de la visión No violenta. La visión pacifista es
necesaria para estructurar la sociedad en razones No Violentas, y desde ahí
tener una oportunidad de desarrollar el proyecto de UE ante los previsibles “cuestionamientos”
del mundo anglosajón que viniera a sostener la tesis ya expresada, y por tanto,
generando cualquier conflicto de manera más o menos artificial, poder apelar a
la necesidad de guerra para imponer la paz. Mientras que la visión germana
sería la de que una paz impuesta por medio de una guerra llevaría, tarde o
temprano, a un nuevo conflicto y a perpetuar la idea del conflicto bélico como
marco irrenunciable para el progreso y avance de la Democracia Liberal por el
mundo.
Fracasada la idea de generar un rápido conflicto en
Ucrania, aparece la crisis económica, y con ella, se resucita la idea de un
populismo que agita todos los elementos esenciales de la UE, poniendo a prueba
el camino hacia esa Unión.
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