Vox centró el foco en sí mismo y se le abre un abanico de posibilidades.
No Comercial | (CC BY-NC) |
(Posiblemente su moción haya servido para dar una idea general, y también internacional – que probablemente se analizará para la Historia – de cuáles son las posiciones políticas, quiénes son y qué defiende cada cual, y cómo y de qué manera en el Parlamento español, en propia voz de cada uno de los representantes de cada partido político que conforma la Cámara; un objetivo que también tendría el líder de Vox para avalar su posición política y justificarse de cara a la narración/relato de su propia visión de la Historia de España. Desde esa previsión, y tal vez certeza, es posible que el Presidente pidiera al resto de formaciones políticas tratar esa moción de censura desde actitudes políticas positivas, ante esta situación excepcional por la que atravesamos - junto con el resto del mundo, pero más agudizada por los problemas que resurgen en nuestro país, que rememoran a los de hace 100 años. Aunque aparentemente se reduzca el agobio que ejerce Vox sobre el PP, consiguiendo Casado dar “oxigeno” a su partido, sin embargo la moción, aunque técnicamente fallida, abre nuevas expectativas y oportunidades a Abascal donde adquiere una posición de especie de “fiscalizador legítimo” sobre cualquier aspecto del funcionamiento de nuestra democracia que no solo él, sino que el resto de la Cámara y de grupos parlamentarios, y el propio Gobierno, deberán prever y gestionar acertadamente para evitar que el objetivo de fondo de esa moción de censura llegue a ser una realidad que amenace autoritariamente y excluyentemente la pluralidad democrática – que es el objetivo que parecen tener y que es similar, en alguna manera, al que en su día exhibió Unidas Podemos según declaraciones de esa misma formación política cuando sus perspectivas pasadas, como las de Vox ahora, estaban en ascenso de voto).
La moción de
censura, de la que avisó antes de las vacaciones, y que pudo parecer, en
principio, un “arrebato” enfadado, e improvisado o precipitado, y casi una
caprichosa rabieta de impotencia, ya señalaba, implícitamente, que iba
destinada, en lógica política, esencialmente a arrinconar y, posteriormente, “absorber
al PP” para constituirse en único grupo relevante de la oposición al Gobierno.
Las malas relaciones entre el principal partido de la oposición y el Gobierno
no solo habían paralizado una estrategia consensuada entre los partidos constitucionalistas para frenar el
avance de las perspectivas de los populistas radicales (a izquierda y derecha) sino que además, el miedo real a ser
sobrepasados por Vox (como en su momento
le pasara al PSOE con Unidas Podemos) ha mediatizado al PP de tal manera
que ha permitido un discurso de miedo y prevención “mirando hacia atrás”,
crispando el Congreso de los Diputados. El miedo de llegar a acuerdos con el
Gobierno, en lo que debiera ser una dinámica natural en un sistema democrático
marcado por mayorías constitucionalistas, se habría instalado en el PP y arrastrado
a C´s a la inmovilidad – hasta ese ámbito político que buscaba el centro
llegaba la influencia de Vox al verse los Socialdemócratas obligados a pactar
con Unidas Podemos para hacer viable un gobierno en España, “controlando” a los
radicales de izquierda y a los independentistas al hacerles “bajar a tierra”.
Mientras la Justicia va consumiendo etapas para poner “claridad y orden” en las
tramas económicas y el cruce de intereses que promoverían y sustentarían ambos
movimientos políticos – racionalizando el
desbordamiento y “pánico inicial” con el que el mundo conservador azuzó, a base
de lanzar sospechas o “construir tramas”, no siempre sostenibles, sobre quienes
representaban una “amenaza real” para la estructura de pactos
“implícitos/explícitos” sobre la cual se edificara el trayecto Democrático en
España con la Constitución de 1978, después de 40 años de Dictadura surgida de
la Guerra Civil.
Vox – que resurge como extrema derecha después de vivir en España cuarenta años de Democracia despaldas a la figura de Franco y las circunstancias que hicieran posible su acceso al poder y de cómo este General lo hubiera ejercido y bajo qué determinaciones internacionales - habría conseguido que gran parte de los votantes conservadores buscaran paralelismos entre el actual gobierno y el Frentepopulismo de 1936, intentando instalar el miedo en los votantes conservadores y amenazando, así, cualquier intento de acuerdo esencial para las instituciones democráticas de la oposición conservadora del PP con el gobierno (mostrándolas como “debilidad”, “seguidismo” o en el fondo “ser lo mismo” o colaborar con los “tradicionales e históricos” enemigos de España en vez de ser lo que realmente debiera ser: “Normalidad, convicción y lealtad al “pacto” como esencia democrática”).
Tal y como Vox lo entendería, el PSOE traiciona a España por dar cabida en el gobierno a Unidas Podemos – que amenaza realmente la pluralidad democrática pues su proyecto iría encaminado a eliminar la separación de poderes del Estado, y considerar a los tres poderes parte de su propio proyecto político y consecuentemente leal correa de transmisión de sus propias políticas – y como modelo de que ello sería posible se hallaría el régimen venezolano con el cuál líderes de Unidas Podemos hubieran convivido para promover estrategias destinadas a consolidarlo como dictadura surgida de las urnas. Además el actual Gobierno da oídos a los independentistas aceptando así sus apoyos en forma de votos, por lo que consecuentemente estaría “ofreciendo” cesiones políticas peligrosas para la estabilidad y unidad del Estado –dado el temor que les representa para la Unidad de España, incluso pudieran pensar que, desde algún ámbito de la composición del Gobierno, fueran mucho más allá. Por lo que la desconfianza y la pretendida ruptura del pacto constitucional de 1978 alimentaría miedos y temores, añadidos a la siempre “amenaza roja” que representa el Socialismo, sobre todo cuando se hallara en posición de debilidad. Así que lo que parece es que el miedo y el temor, así como la incertidumbre, es lo que alimentara a Vox haciendo crecer sus perspectivas de voto; y consecuentemente el discurso de Vox, previsiblemente, iría alimentando a su vez el miedo, el temor y la incertidumbre en los ciudadanos porque ello consolidaría su suelo de votos – asegurándose así una prevalencia como grupo potente y capaz de intimidar en el Parlamento - y a la vez atraería a aquellos votos de ciudadanos a los que la incertidumbre y la desconfianza acabara por alcanzarles el ánimo – más ahora con una Pandemia que gestionar y controlar - haciéndoles posible concebir en Vox un futuro próspero y halagüeño, pues sembrar desconfianza sobre los gestores políticos en su gestión de los intereses públicos, y que los ciudadanos eligen mediante el voto, resulta una estrategia realmente provechosa, pues en la práctica se presentarían como “fiscales de la democracia” en las instituciones donde se hallaren representados.
El mensaje calaba en el PP inmovilizándolo (sobre todo al tener que lidiar con los efectos económicos y políticos heredados de la era Rajoy que los que los tribunales empezaban a examinar) y ofreciéndole al PP volver la vista a atrás sobre aquellos crímenes de “terrorismo independentista” que azotaron la democracia a cuenta de la “pretendida comprensión” - que sonaba a “justificaciones” - sostenidas desde Unidas Podemos; y que Unidas Podemos vendría exhibiendo y extendiendo respecto al independentismo catalán (y que podrían parecer, y así se entendía a “grosso modo”, como legitimización – olvidándose, también, en Unidas Podemos, que la violencia, y el lenguaje de la violencia, y su uso como instrumento negociador en objetivos políticos, siempre acaban por favorecen a los “opacos” poderosos y a sus intereses de siempre, al facilitarles la creación de un “río revuelto” donde poder “pescar” y así, en medio de la confusión, poder “definir” el futuro del propio país y el de sus ciudadanos a través del temor y del miedo que produce la violencia; una vez que consiguen instalarlo en los ciudadanos y en la política, el miedo se acaba convirtiendo en temor a ejercer las Libertades Civiles de los ciudadanos y con ello, en la práctica diaria y cotidiana, no hay Democracia.
ante la imposibilidad real de afrontar el terrorismo vivido
en España desde visiones transversales que pudrían llegar a mostrarnos que la
banda terrorista podría haber llegado a ser un “instrumento de terror”
concebido, en principio, no solo como “castigo” al PNV – tal vez por intentar
construir un amplio tejido político entre los jóvenes e incluso su propia
oposición político/social vasca (que acabaría llamándose en su rama violenta
ETA) al margen del resto del Estado español y que en los años 50 ya estaba encaminado
a vislumbrar y construir una transición) – sino como instrumento, una vez arrastrados
a actos violentos, para llamar la atención sobre sí misma como organización
política y sus peticiones; luego obligada a aceptar otros tipos de violencias,
ya de sangre, que harían en su nombre para hacerla desembocar, plenamente ya,
en el asesinato político - y en cuanto tuviera que aceptar la violencia como
método operativo, ya fuera de buen grado o contra la voluntad mayoritaria o no
de sus componentes, como forma de expresión y presión coactiva política eficaz,
que acabaría por ser vista como “justiciera o vengadora” por una parte de la
población, e incluso viéndose utilidad política en ello –acabando la banda
en manos de servicios de inteligencia internacional para controlar, en un
principio, las “desviaciones” de un franquismo que ya tocaba a su fin – y cuyo previsto final de la dictadura fuera
exclusivamente la muerte natural del propio Franco; desde esa idea que parece
inicial, por la cual la dictadura debiera durar hasta la muerte natural del
General, se pudiera entender que se organizara semejante trama de chantaje
político y de terror sobre los partidos y organizaciones políticas republicanas
en el exilio con la amenaza permanente de violencia extrema sobre un Pueblo
español, tomado como rehén, si Franco muriera en un atentado o simplemente se
detectara una acción fallida en ese sentido y por lo tanto no comunicada por
estas organizaciones (situación que pudieron acabar por detectar, o captar,
cualquiera que se acercara en aquella etapa existente entre los años 40 y 60 a
cualquiera de las formaciones políticas sobrevivientes de la guerra civil y
ubicadas en el exilio en suelo francés; haciéndose posible concebir el desánimo
entre aquellos jóvenes que a ellas se acercaran desde la península buscando una
precipitación del fin del régimen franquista y que a partir de los años 60 se
vislumbraría como mejor salida democrática la transición pactada entre Todos);
y sin embargo, ante la idea de legitimización de la violencia a fines de
liberación de naciones oprimidas – y en especial bajo la influencia de esa idea
de liberación que las ideologías comunistas defendían, poniendo como ejemplo la
resistencia partisana y civil realizada contra el Nazismo en la Segunda Guerra
Mundial por ellos mismos con soporte de EEUU, y cuyos conceptos liberadores por
entonces se extendieran a la lucha por la independencia de territorios
coloniales que aún subsistieran en manos de potencias europeas (como así
ocurriera en procesos de violencia política terrorista llevados a cabo, por
ejemplo, en Palestina por el Pueblo judío para obtener la independencia de
Londres y crear el Estado de Israel bajo la idea de haberse ganado ese “Derecho
moral” a poseer territorio para su Nación y poder ser Estado, ante la evidencia
de haber sido el pueblo más perseguido y buscado en ser exterminado por el
mundo Nazi en un holocausto – un proceso
de asentamiento territorial que daría lugar a otros agravios en la misma zona a
cuenta de la Nación Palestina que se viera desplazada y desalojada, y un mundo
árabe que viera en Israel a una amenaza y con ello un problema generalizado. El
nacionalismo árabe resurgiría como respuesta buscando la unificación ese mundo
árabe y con esa idea nacionalistas visionarios como Nasser que concebían la
posición estratégica del mundo musulmán y luego sus riquezas en petróleo como
oportunidad para hacerse oír en el mundo occidental. Aquello iría desembocando
en guerras y conflictos (Guerra de los Seis días, Guerra del Yonkipur…) donde
Israel autoafirmó su derecho al territorio de su Estado y dando lugar a la
crisis del petróleo de inicios de los 70 (en un intento de presión del mundo
Árabe) y que sería reconducido políticamente por el Secretario de Estado Henry
Kissinger en una serie de pactos y acuerdos, y que con el tiempo llevarían a
pactos (como los llevados a cabo en Camp David) y cambios profundos cuando se
asumiera la misma propuesta estratégica del propio Henry Kissinger de
desarrollar energías alternativas al petróleo, para limitar y amenazar el
chantaje Árabe, haciendo posible el nacimiento del Ecologismo y movimientos
de conservación del medio ambiente, que llegan a nuestros días.
Análogamente sucedería algo similar en el área de Indochina, donde Francia se
hallaba como potencia colonial y cuyo conflicto para la independencia llevaría
a Francia a ceder esa gestión a los EEUU haciéndose posible la Guerra del
Vietnam y la implicación en la misma de países adyacentes (Laos, Camboya..) a
la vez que se constituyeran grupos armados que ejercerían violencia extrema
(como los Jemeres Rojos) que nos hicieran temblar de pavor cada vez que
encendíamos la TV para ver las noticias del mundo. Las movilizaciones
obligatorias en EEUU para llevar a los jóvenes a esa guerra – bajo el pretexto
de la “teoría del dominó”, por la cual si los EEUU toleraban que Vietnam se
convirtiera en comunista toda el área caería en dicha esfera anticapitalista,
se acabaría mostrando, a la postre y dadas las circunstancias, falsa- daría lugar a una oposición juvenil, que
sería apoyada por los demócratas en el ambiente de la política, desarrollando
las ideas pacifistas y de hermandad potenciando la abolición del
segregacionismo contra los negros en EEUU (todo un proceso que se cobraría
la muerte violenta del candidato Robert Kennedy y del Pastor defensor de las
libertades civiles de los negros el Dr. Martin Luther King a manos de tramas
oscuras vinculadas con la seguridad de los EEUU, al parecer, en manos de una
minoría elitista blanca mezclada con intereses económicos/políticos por obtener
beneficios y recursos de la industria bélica en su lucha por superar en la
carrera armamentística a la URSS; al menos aún hoy en día así se sigue
creyendo. La situación previa/contemporánea de aquella guerra en Indochina
sería la de Corea, a la que fue arrastrada la ONU (pero en cuya dirección de la
guerra no se situó al Secretario General de la ONU sino directamente a los
EEUU) al ponerse en evidencia y ser infringidos los acuerdos de reparto de
influencias derivados en la Segunda Guerra Mundial entre el mundo anglosajón y
el comunismo representado por Stalin. Aquella
guerra fue de las más sangrientas que se recuerdan en la Historia (en sólo tres
años, tres millones de civiles muertos y el 15% de la población de Corea del
Norte aniquilada) donde China aparece en el escenario internacional apoyada por
la URSS para socorrer a Corea del Norte ante una respuesta Norteamericana que
se vislumbraría, entonces, como oportunidad para los anglosajones en responder,
a su vez, violando los mismos acuerdos de la Segunda Guerra Mundial aludidos y
anexionar el Norte al Sur coreano.
El
día 27 de junio de 1950 el
secretario de la ONU formuló
la petición de ayuda para las fuerzas aliadas desplegadas en la península,
respondiendo a la llamada naciones como Australia, Bélgica, Luxemburgo, Grecia,
Países Bajos, Francia, Turquía, Canadá entre otras, llegando a un total de 18
naciones que ofrecieron apoyo militar. En cuanto a los demás países americanos,
se esperaba que México, Argentina, Brasil y Chile colaboraran con un Regimiento y que las demás
cada una aportara una Compañía; muchos de ellos denegaron esta ayuda porque
consideraban que en el fondo se trataba de una lucha entre la Unión Soviética y
los Estados Unidos.31
En ese contexto de impulso a la independencia de territorios colonizados a manos de potencias europeas (que ya se iniciara en la Primera Guerra Mundial a costa del Imperio Otomano con la aparición de las Naciones Árabes y cuya muestra ya señalé en la película Laurence de Arabia; y que en Europa se expresaría también con el nacimiento de nuevas Naciones a costa de ese imperio Otomano y del Imperio Alemán) se veía con simpatía el movimiento de independencia de Argel respecto de Francia (que aunque Francia aceptara la independencia de Marruecos o Túnez, no aceptaba la de Argel), con todo el entramado de movimientos ultranacionalistas franceses que hicieran posible concebir el intento de asesinato del General de Gaulle (reflejado en el libro y la película “Chacal”) y a consecuencia de ello señalarse las evidencias de un enemigo político internacional (de entramados aparentemente ultraderechistas en las fuerzas armadas francesas (OAS), con apoyo de vínculos Nazis supervivientes y exiliados de la Segunda Guerra Mundial que se asentarían en territorios coloniales europeos en África, llegando también a Norteamérica y Suramérica, y algunos amparados en territorio directamente español – y que ya venía motivando la actividad del Mossad israelí para la localización de nazis escondidos y su puesta a disposición de la justicia hebrea – que como “botón de muestra” señalaría el contenido del libro, y la película, “Odessa”).
El
convencimiento que trasladaría la tragedia que viviera Argel para
independizarse de Francia (torturas, violencia extrema e incluso decenas de
cadáveres flotando en el Sena) – Francia, al borde de la guerra civil por las tensiones
entre el gobierno central, desunido y desorganizado, y un grupo de
ultraderecha, pro-colonos de Argelia, denominado Organisation de l'Armée Secrète (OAS)
que exigía la represión lisa y llana del movimiento independentista argelino
de Ahmed Ben Bella, y con serios desequilibrios
financieros heredados de esa situación, apareció De Gaulle, al que se recurrió, momentos antes de que estallara
un golpe de Estado contra el último primer
ministro Pierre Pflimlin. De Gaulle asumió el cargo
enseguida (1 de junio de 1958), logró del presidente Coty y
de la Asamblea General plenos poderes y procedió a la creación de la V República,
aprobada masivamente en un referéndum ese
mismo año. Al año siguiente, de Gaulle obtendría la presidencia venciendo con
el 78 % de los votos al comunista Georges Marrane,
que apenas logró el 13 %, y el 9 % el independiente André Châtelet. Esta
sería la única elección presidencial francesa realizada por medio de un cuerpo
electoral de alrededor de 80.000 personas compuesto de
diputados, consejeros generales y de representantes de los concejos.
Aprovechando el impulso obtenido favoreció la creación de un movimiento (no
quiso que se llamara partido) alrededor de su figura, la Unión por la Nueva República (UNR).
Creando así la ideología del
gaullismo (en francés: Gaullisme) de
tipo tercerposicionista – señalando una
línea política de No Alineados - con toques de conservadurismo (que parece que fuera una posición política
que en España el Presidente Suárez quisiera haber explorado generando pavor en
el mundo anglosajón, y que rápidamente pusiera límites que pudieran expresarse
en el Golpe del 81).
Esta etapa se caracteriza por su
firme oposición a los Estados Unidos,
mediante una reafirmación de la soberanía francesa que se plasmará en la salida
de las estructuras militares integradas de la OTAN (a la que volvería Francia en 2009, durante
la presidencia de Nicolás Sarkozy) y en la petición de conversión en oro de
las reservas francesas de dólares (con la
`probable idea de prevenirse de “ataques del mundo anglosajón a la economía
francesa para “reconducir” la política de De Gaulle), lo que provocó una
crisis financiera mundial, que fue uno de los factores que obligaron a Nixon a
suspender la convertibilidad del dólar en oro en agosto de 1971.
Asentada la idea de
la existencia de una trama internacional de naturaleza de extrema derecha, con
vinculaciones nazis, daría lugar a concebir en Argelia una “solidaridad” con aquellos grupos que pretendiera la liberación de
territorios en manos de potencias coloniales y, por ello, establecer en Argelia bases de
apoyos y campos de entrenamiento de grupos terroristas de izquierdas liberadores
de territorios ”pretendidamente colonizados”; pero que en la nueva visión
generada entre el antagonismo de la Guerra Fría entre URSS y EEUU, ya se
entraría, desde el mundo comunista, en el concepto de Imperialismo, más
concretamente del Imperialismo Norteamericano y las Naciones que con él colaborarían con formatos de Dictaduras,
señalando así el ámbito Latinoamericano (posibilitando
la aceptación y el apoyo al derrocamiento de la dictadura títere de EEUU de
Batista por parte de Castro, y ante la ausencia de apoyo a Cuba por parte de
EEUU, el giro definitivo de Castro hacia el comunismo y alianza con la URSS
ante la evidencia de que EEUU lo hubiera declarado “enemigo” y dispuesto a
conspirar contra ese régimen) y que de rebote afectaría el régimen
franquista, al verse la posibilidad de ser acogida ETA en aquella visión
política y hacer posible “legitimar”, internacionalmente, su actividad terrorista
sobre suelo español. Dada la importancia en el juego geoestratégico que
desempeñaría esa visión de “movimientos de liberación nacional” por un lado
potenciados por el mundo anglosajón durante la primera y segunda guerra mundial
(incluso en contra de los intereses de
las naciones que siendo aliadas combatieran junto a ellos contra el nazismo; y
de cuya contrariedad es clara muestra el revés sufrido por Francia respecto a
Argelia, llegando incluso al borde de la Guerra Civil) la URSS viera la
posibilidad de encontrar “huecos” por los donde extender su influencia en
occidente y mejorar su posición estratégicas respecto de EEUU – como así lo hiciera apoyando a Nasser y su
visión panárabe – apareciendo la oportunidad de sostener el proyecto cubano
de Fidel a la vez que aparecía la cierta tolerancia de la Presidencia Francesa
con un De Gaulle, que iniciaba una tercera vía, pues ya conocía, por las
fechorías que los Estadounidenses fueron capaces de realizar en suelo francés
durante la liberación, que no serían a su juicio compañeros de viaje de los que
fiarse en absoluto, y que una cierta equidistancia podría al menos no traerle
tantas desventajas.
Los grupos de Liberación Nacional empezarían a aparecer
como “setas” al amparo de esa doble visión que, por un lado, legitimaría en
sí misma cualquier actividad política destinada a que un territorio alcanzara
la independencia de una potencia colonizadora o, alternativamente, impregnada
de una visión revolucionaria, si el objetivo fuese independizarse de un imperialismo, sumisión al Imperialismo Norteamericano. Desde esos parámetros la experiencia
observada en otros grupos armados llevaría aparejada, en sí misma, la simpatía
de la opinión pública occidental, pues esta ya habría sentido la opresión del
Nazismo o el Fascismo. La opinión pública occidental, de alguna manera,
favorecería o justificaría la estrategia soviética; así que todos los Estados
afectados pugnarían por controlar la actividad de esos grupos de Liberación
Nacional (e incluso se infiltrarían en
los grupos políticos que, desde una visión extremista, también de izquierdas,
contemplaran esos criterios). Los servicios secretos de las naciones
occidentales iban desembarcando en ellos con la finalidad de o prever sus
actividades terroristas o vislumbrar qué ramas internas, dentro de los propios
grupos terroristas, influían en determinados momentos y con qué finalidades
políticas concretas. De alguna manera, es posible concebir que dejarse
controlar por Servicios Secretos, en especial por los de los EEUU, garantizaría
también, en alguna medida, esa supervivencia del propio Grupo mientras fuera
útil.
Todo ese complejo de ideas “encontradas” y en debate político permanente, sería el ambiente que en suelo francés, rodearían a los restos legítimos de los grupos políticos y sindicales que habían sido la columna vertebral de la República Española y de la Guerra Civil que intentaría resistir el Golpe Nacionalista y la ascensión de Franco al poder, y desde donde se vería la aparición de ETA como un instrumento político “inesperado” que podría perturbar una “transición” a la democracia y del cual se esperaba, si realmente no estuviera “intervenido”, su desactivación de las actividades violentas y su desembarco en la vía político/parlamentaria una vez asentada la Democracia y las elecciones libres. Todos sabemos que eso no fue así, solo una parte desistiría y tuvo que haber múltiples negociaciones para ir posibilitando “ese pase de la actividad terrorista a la actividad parlamentaria”; pero lo que era obvio en un primer momento, donde se esperara ese “cese inmediato” de la violencia, no se dio; y al no darse y verse condiciones inasumibles, ya se sabría que ETA había estado intervenida y, desde luego, seguía intervenida. La pregunta ya sería: ¿Por quién?
El franquismo, así tan protegido por el mundo anglosajón,
podría caer en la tentación, previsiblemente, de separarse de los parámetros
por el cual fuera concebido para “resetear” España durante el periodo de “vida natural”
del General; es decir, exclusivamente una generación completa durante la cual sería anulada de
la vida política la visión Republicana - una
España que andaba por itinerarios inestables, como en el resto de Europa, y
“poco convenientes” a ese mundo anglosajón que consideraba el Mediterráneo su “Mare Nostrum”, como así lo concibieran los Romanos – a los que parecen
emular los anglosajones -, y que no iba a permitir que ese área tan delicada
para sus intereses, ante las evidencias de un nuevo conflicto - firmemente
“sembrado” en el Tratado “de Paz” de Versalles - se viera comprometida ante la
ausencia de una “cabeza conservadora” en su más alta cúspide del Estado
(Alfonso XIII se marchó al exilio en 1931), que evitara con eficacia
experiencias políticas revolucionarias que pudieran hacer peligrar la
neutralidad de ese entorno gibraltareño - y ante tal ausencia hubiera convenido
que lo más parecido a un Rey fuera un General joven. Un mundo anglosajón
que iría diseñando, así parece, a golpe de conflicto, el devenir y futuro de
Europa a medida de lo que ha parecido sus propios intereses y en esencia de
mantenerse en el dominio y liderazgo del mundo occidental y su proyecto
económico para todo el planeta - camino
planeado y trazado por aquellos que gobernaban de facto, y tal vez sigan
gobernando de alguna manera, el devenir de las Naciones y Estados del mundo
concebido como occidental y libre. Una vez posiblemente controlada esa
organización, en medio de una transición en la que habría que negociarse las
cotas y cuotas de libertades no sólo políticas e institucionales, sino la de
los propios ciudadanos, aparecerían otros grupos políticos violentos – dado el éxito de ETA - que pudieron
llevar a concebir la idea de que una ETA controlada desde las sombras pudiera
servir para mejor controlar la democracia y “marcarle el paso”, limitando por
medio del terror irracional, al que llegó a convertirse esa organización
criminal, en verdadero obstáculo para el progreso de las libertades civiles
reales de los ciudadanos.
(concebidos como
Movimientos de Liberación Nacional, y aun sustentados así por la inercia de la
opinión pública europea – y sabiéndose en algunos ambientes quienes realmente
estuviera interviniendo ETA y detrás de ella, apareciera la desfachatez de que
propusieran a ETA el obligar a decir al Presidente Aznar, chantajeado con más
asesinatos, y a declarar como gesto de voluntad para que la banda cesara en su
violencia y aceptara negociar, que ETA era un Movimiento de Liberación
Nacional. Imagino la satisfacción que produciría esas declaraciones en los
ambientes ultras que realmente controlaban la banda – y probablemente
despreciaban la democracia - y sobre todo la probable satisfacción del mundo
anglosajón, y del propio Londres ante tal gesto. Ese mismo mundo anglosajón le
“montaría” a ese mismo presidente la movidilla de “perejil” y así arrastrarle a
participar en la primera Guerra de Irak).
Resulta difícil digerir, pero no improbable concebir, que
personas con responsabilidades de Estado y que tuvieran que examinar la
naturaleza de esa banda terrorista a través de “comprender para juzgar” a los
miembros de la misma – cuando cayeran en
su esfera de actuación como profesionales al servicio del Estado – no
acabaran por reparar en la circunstancia de ser, al principio, jóvenes
abiertamente manipulados por otros entornos, a veces mucho más inaccesibles.
Perseverar sobre el propio terreno y entorno de esa banda en saber qué hubiera
en el fondo de la misma, como se hiciera en España, usando métodos de todo
tipo, e incluso ilegales – como drogas
y a veces tortura según se iba denunciando – e incluso infiltraciones
profundas desde los Servicios Secretos e incluso desde las propias fuerzas de
seguridad (y parece ser que también de
diferentes cuerpos) debería haber revelado la evidencia de la subsistencia
de dicho grupo violento y terrorista pese a cualquier estrategia de detección,
señalamiento y acorralamiento de las reales cúpulas. Y sin embargo, quienes
tuvieran acceso a información mucho más detalla al respecto y tuviera que
cotejarla (por ejemplo para dictaminar en
actos jurídicos concretos y reiterados desde una visión mucho más general) probablemente
pudiera haber obtenido, en aquél momento, una respuesta mucho más “compleja” de
lo esperado y darla por “válida” ante la probable evidencia de que con ese
grupo terrorista no se acaba ni se podría acabar – posiblemente dadas las probables filtraciones y chivatazos internos que,
por un motivo u otro, pudieran hacerla siempre sobrevivir. Desde ahí se
podría ir empezando a concebir que desde algún lugar “profundo e inaccesible o
imposible de señalar” no se querría, simplemente, realmente, acabar con aquél
grupo. Y desde esa aparente “convicción” que a cualquiera intimidaría, y pudiera
afectar en el ánimo a altos funcionarios; y en un esfuerzo por “entender qué
podría estar pasando en realidad” se acabara por ir “construyendo una visión
más amplia y temible por contradictoria”; tal vez se atrevieran a reflexionar
en su intima intimidad, y pudiera concebir esa imposibilidad real y compleja poder
llegar al real fondo del asunto sobre quién sostuviera y estuviera detrás de la
banda realmente, y acabar por “aceptar” y “entender” que si existía esa banda,
y siguiera existiendo, sería porque de alguna manera aquello contribuiría a
algún “equilibrio esencial” sosteniendo, tal vez, como parapeto del
independentismo (en general vasco y catalán)
y en tal sentido lo “esencial y relevante” del Estado – en algún momento determinado de
nuestra Historia - podría haber llegado a persuadirse de que dicha
banda fuera necesaria; y consecuentemente quien llegara a esa conclusión desde
su alto puesto funcionarial, o simplemente se viera en el deseo de llegar al
fondo de esa situación que hiciera inaccesible desmontar ETA. Ante tal situación
de impotencia tal vez se debería pedir otro destino alejado de ese ambiente
violento, pero si le motivara la política o tuviera ambiciones en ese sentido
de poder desmontarla o “entender” semejante trama, simplemente entrar en
política para tener oportunidad de desactivarla o controlar a sus promotores,
pues la banda terrorista estaría controlada desde un lugar oculto y profundo
del propio Estado. Al entrar en política se puede entender qué perfiles de
jóvenes, o de discursos sociales o políticos, eran los que hacía posible que
ese pretendido Estado profundo sostuviera, alimentara y renovara con jóvenes a
semejante banda violenta; es decir, quienes apoyaran la racionalidad de la
actividad de ETA serían los perfiles civiles señalados como inconvenientes,
para nuestra Democracia, por ese extraño y desconocido Estado profundo. En consecuencia, si un alto funcionario
llegara desde ese ambiente donde concibe esa posibilidad de que la Banda
estuviera sostenida por el propio Estado profundo para mantener equilibrios
esenciales, podríamos convenir que su desembarco en política ya no sería para
desenredar el “entuerto que hace posible esa banda terrorista” sino para “darle
caña” a cualquier ambiente o perfil que se asemejara al perfil señalado como
peligroso por ese Estado profundo, y así asegurarse su carrera política y no
complicarse mucho la vida. Parece obvio que, de ser así, más personas de las
que pensaríamos llegaran a dicho convencimiento interiorizado – o incluso por simple emulación y mimetismo
para preservarse así mismo – e
imposible de expresar ni en prensa, ni radio, ni en ambiente político alguno y
menos en un Consejo de Ministros; y mucho menos después de haber pasado ya tanto
tiempo y muchos años de aquellos primeros periodistas que se atrevieran a
señalar ya esas circunstancias de falsa bandera de otras bandas terroristas y
pasar todo ello por ignorado, incluso ya entrado el PSOE en el poder del Estado.
Ese fue el verdadero obstáculo que cayó sobre la sociedad civil, en especial
jóvenes que creían en la literalidad de la Constitución, y cuyo obstáculo hizo
posible ETA y su entorno (no solo
haciendo inútiles los esfuerzos de cualquier gobierno por acabar con ellos,
sino llegándoles a hacer atravesar líneas legales y violentas que hicieran
posible la “maligna paradoja” de dar cierta legitimidad a la violencia de ETA
ante la violencia del Estado). Aquellas mentes, que se consideraban
entonces grupo reducido militar – como
señalaría la peli “El Lobo” – y que era congruente y aceptable porque todos los
cuerpos en España dependen de mandos militares - serían capaces desde su
reducto, destinado a preservar, sí o sí, la Unidad de España - concebida por medio de la herramienta que
proporcionaría un conflicto violento y terrorista de baja intensidad y a la vez
conmocionante y significativo políticamente – y con ello hacer divergir y
bifurcar la realidad del mundo político, y la de los ciudadanos, generando un
obstáculo real para que el mundo civil, especialmente para los jóvenes que
amanecen a esa sinrazón violenta que les rodea y que de esa manera no pudieran
influir realmente en lo esencial de las libertades civiles – como lo era opinar, reflexionar, criticar,
señalar incoherencias políticas e incluso el mínimo derecho a ejercer derechos
y libertades recogidas en la propia constitución – pues el temor llegó a
tal extremo de intimidación que el poder político acabó siendo, en ciertas
maneras y formas, soberano sobre aquellas personas que podrían, o no, defender
sus derechos con verdaderas garantías ante los tribunales si se atrevían a
opinar fuera de las corrientes consensuadas como únicas y legitimas en el
cerrado ambiente político de aquél momento –
y que no es de hace muchos años – e incluso habría certezas de que actuaran
contra la integridad física y/o moral de alguno de aquellos que se atrevieran a
opinar desde su propia pretendida libertad constitucional.
Hemos llegado así, hasta aquí, desde un lugar “oscuro” y “violento” – complejo, complejamente subvertido a propósito y con un interés concreto que nos afectaba a todos - a un espacio político de libertades, donde una vez superada (esperemos que sí, porque si no sería volver a empezar) la violencia terrorista (concibiendo que la violencia es el marco idóneo para aquellos que tienen de facto la capacidad de usarla, con cierta legitimidad, o de arrastrar a otros recursos de violencia que posee un Estado legítimo hacia intereses “diferentes” y no supervisados ni autorizados por el poder político democrático – que es lo que pudiera haber pasado con ETA en 1975 según la novela de investigación del periodista y que diera lugar a la peli "El Lobo"). Nos encontramos con que quienes defendieran las libertades básicas civiles desde hace mucho tiempo – y que eran vistas con naturalidad democrática en Europa – y que sin embargo, por aquí opinar, simplemente opinar, se asimilaba a perfil peligroso e incluso similar al que el ambiente juvenil extremista vasco sostuviera como amparo y previo argumentario del entorno de violencia vasca; aunque se fuera pacifista u objetor de conciencia y así concebido por los perfiles de seguridad establecidos por algunos jefes de cuerpos armados del Estado. Podríamos percibir que la derivada terrorista, que nos ha ido acompañando desde la transición hasta hace 10 años, nos ha dejado una “secuela”, y que es la que ha dejado el hecho de haber existido la propia ETA: Hacer extremadamente difícil la reflexión de las “evidencias” de lo que nos ha pasado y hemos tenido que vivir como sociedad violentada por el terrorismo (un terrorismo que se antoja circular y de ida y vuelta, en un entorno o sistema cerrado, opaco e inaccesible).
El relato y “mensaje y relato” por el
cual los grupos políticos vascos radicales consideraran que sus actuales
razonamientos son “legítimos” y “democráticos” para de alguna manera justificar
no condenar sin reservas una violencia terrorista concebida como respuesta (aunque fuera respuesta trampa) a una
“violencia de Estado” se debiera concebir desde la propia concepción política
con que ellos mismos se concibieran, así mismos, como patriotas; es decir, desde
la visión nacionalista que hace posible concebir la violencia como ejercicio
legítimo (una idea con la que hemos visto jugar también al nacionalismo
catalán recientemente). Tiende a resultar chocante perversión esa visión
nacionalista en sectores propios de izquierdas, donde la visión
internacionalista original debería haber primado y desde ahí procurar el
diálogo y, siempre, rechazar la violencia – y sin embargo acabó por
considerarse legítima, como así la considera el mundo anglosajón en
determinadas circunstancias que se pusieron ya en evidencia con las respuestas
pacíficas de Gandhi como resistencia a la violencia británica y que se siguen
poniendo en evidencia con la violencia extrema de los uniformados contra los
negros en EEUU, y que resulta evidente en la programación de las televisiones y
cines occidentales, siempre en manos de la industria y dinero Norteamericano. Parece
no se ha llegado a comprender las consecuencias que conllevaron aceptar la
violencia política sin reparar o pedir perdón o renunciar para siempre a una
Violencia que ellos mismos fueran, quienes en su día, mismamente ampararon de
alguna manera, consideraron conveniente, o simplemente razonaron como respuesta
legítima a una trama que parece que así misma se autoalimentara y sustentara en
un núcleo realmente inesperado y que cuya detección representaría la
desactivación real de la banda; luego, reflexionar sobre la evidencia de los
hechos y cómo se pudiera o debiera plasmar en el relato de la Historia política
sería tarea imposible de narrar; y mejor abreviar echándole la culpa, como
siempre se suele hacer – incluso cuando
se relee la historia narrada de hechos que han conmocionado – a quien
tuviera la responsabilidad jerárquica concreta y como aún así no se pudiera
exteriorizar la extrema contradicción hallada, buscar un pretexto y hacer así
posible el “reproche” aunque no hubiera culpa real, porque siempre alguien ha
de cargar con la culpa de algo tan doloroso como inaceptable. (todo
ello representaría mucho más que una
caída de caballo a lo San Pablo, y más parece un desengaño difícil de gestionar,
media de por medio el auto reproche al propio Estado imposible de asumir y que
sería consecuencia, tal vez y a la definitiva, de la actividad poco valiente de
oportunistas que, cuando se hallan en el entorno político, se acaban por subir
a la ola, llevándose por delante a quien sea que les reclame en la conciencia
algo de sensatez y sentido común ante el cúmulo de evidencias, en muchos
lugares sugeridas y expresadas abiertamente, pero a la postre negadas y con
ello puestos en peligro las vidas de aquellos que pretenderían señalar el
camino para finalizar con tanto desatino violento que tanto dolor causaba –
como ocurriera con la guerra civil y su final, en una dimensión política de la
misma que aun parece que vivimos por ser incapaces de superarla – pues en este
mundo nunca media la confesión expresa o la evidencia irrefutable – por ejemplo
de la actividad de Londres al respecto - y, tal vez, por ello nunca se diera una
explicación del porqué fueran las soluciones, siempre, por el camino de la
violencia e incluso de lo que parecen a veces crímenes de Estado opacado, y no
por otros más racionales o civilizados, para que todos lo pudiéramos comprender).
En la práctica
concebir que la existencia de ETA permitiera controlar los excesos o
tentaciones independentistas se acabaría por mostrar como argumento “cierto” y
“verosímil”, pues la realidad es que suprimida ETA retorna el independentismo
catalán – y eso no deja de llamar la
atención: se soluciona un conflicto y nace otro, ya previsto, si se va más allá
de las versiones oficiales que suelen circunscribirse a una “narración” de
“hechos” concretos en cada “momento” – ello tiene el “pero” que Ortega y Gasset
señalara, en otro momento convulso de nuestra Historia, como “obstáculo” para
aproximarse a la verdad (y cuyo texto encabeza este blog)
Los hechos, los datos, aun siendo efectivos, no
son la realidad, no tienen ellos por sí realidad y como no la tienen, mal
pueden entregarla a nuestra mente. Para descubrir la realidad es preciso que
retiremos por un momento los hechos de nuestro entorno y nos quedemos a solas
con nuestra mente... No debería ser necesario hacer constar esto: todo el que
se ocupa de labores científicas debería de saberlo. Ortega y Gasset (1932)
(una visión más global y transversal
señalaría, en la tesis aquí sostenida sobre manipulación de Londres, por medio
de una inicial provocación sobre presuntas aguas territoriales en Gibraltar, ya
propias de ellos y según ellos defendiendo ese derecho, y luego la pretendida
“revancha” del Ministro de Exteriores español sobre el criterio sostenido sobre
los efectos que el referéndum de Escocia tendría ante un pretendido brexit, como
argumento desencadenante de una pretendida maniobra “política” de gran alcance
que terminara con la declaración de independencia catalana, generando una
cadena de circunstancias políticas que parecieran ponernos no solo en “sintonía”,
sino en cabeza, de un devenir internacional que afectara o afectará a todo
occidente – y que en nuestro caso
derivaría en caer en provocaciones e ir más allá - parece el error propio
nuestro inevitable y recurrente; de ser certera esta tesis, Londres sería quien
siempre marcaría las pautas, pues en la práctica, hace posible que la previsión
de que la existencia de ETA tuviera esa función de contención de los
independentismos internos. Consecuentemente cuando desapareciera ETA aparece la
etapa siguiente y quien la promociona y la promoviera fuera el propio Londres
por medio de “gestos” de calado político que afectan a la sensibilidad del
Gobierno en ese momento llevándole a cometer errores y hacer posible así el
paso de una etapa a otra. No sería de descartar que dado el apoyo moral que
hemos ido viendo desde ese entorno anglosajón al mundo independentista vasco, y
como fueron capaces de generar y gestionar conflictos en todas las partes del
mundo donde tuvieron intereses - e incluso en nuestro país para propiciar el
Alzamiento Nacional, su curso y desenlace, así como el control sobre el propio
General Franco - todo lo que rodeara a esa organización violenta también
estuviera controlada por ese entorno anglosajón y, consecuentemente, también controlaran a los que desde aquí
pretendidamente controlaran dicha banda terrorista, ya fuera a base de argumentos
que señalarían la “bondad” de gestionar una situación de “conflicto violento,
moderando su intensidad a conveniencia” o simplemente, o como complemento al
argumento persuasivo, destinar financiación directa a los propios controladores
de la banda para hacerlos más permeables a dicha bondad. Estrategia de
controlar la gestión de los conflictos de la que Londres parece poseer maestría
claramente demostrada sobre nuestro territorio en múltiples ocasiones
históricas).
ETA mediatizó las libertades civiles del resto de los españoles a través medio del miedo, al ser capaz de condicionar el ambiente político. Ahora el discurso de los grupos que se vincularon y sucedieron políticamente a ese entorno no parece puedan desprenderse del “legado” y el “halo de violencia y daño”, causado por la existencia de ETA. La impresión es que les resultaría difícil de asumir que la historia cambie de parámetros y terminen por afear lo que se concibiera como de cierta “legitimidad” (y, aunque al parecer, siempre hubo quien se opusiera desde el comienzo y los inicios a esa estrategia de violencia, esta empezó a ejercerse, al parecer sin debate interno, hasta que se consolidó y se “diera por hecho” que ese fuera el destino de aquella organización); y luego verse en la posibilidad de pedir “más y más” a la recién Democracia constituida, y a la postre, se concebiría como simple “banda de pistoleros a sueldo”. Tener que asumir que fuera “estrategia trampa”, probablemente diseñada por aquellos mismos cuya bandera nacional es igual de estructurada – salvo los colores – y que salieran en su defensa con argumentos humanitarios, añadiría un plus de prolongación del sufrimiento a la catástrofe que supusiera optar, o simplemente dejar hacer, a los que iniciaron esa senda de la violencia. Por el momento no han expresado ser plenamente conscientes de ello, y consecuentemente caben dudas (como señalan las respuestas de los ciudadanos ante las encuestas) de si ese escenario de violencia está cerrado para siempre. La impresión sería que de no deshacer el “nudo gordiano” que se ha constituido en torno a la existencia de la banda (por no reconocer que esta siempre estuviera intervenida - al principio desde potencias extranjeras y luego desde un interior oculto y opaco) no se podrá nunca deslindar que ,en su origen, la deriva hacia la violencia fuera una estrategia concebida bajo un criterio tan determinante como descorazonador: “Solo la violencia hiciera posible determinar y modificar el normal curso de la Historia de las Naciones”. Bajo ese criterio se pudiera entender que una vez iniciada esa senda (la senda de violencia que supondría el Alzamiento Nacional) poner fin a ese proyecto de “reseteo” en España, concebido y apoyado desde Londres, acabaría por “precisar” de otra acción violenta que así lo señalara sin duda alguna (la muerte en atentado del Presidente Carrero Blanco) y si ese hubiera sido, en principio, el destino final de dicha banda (ser utilizada como mero instrumento de punto final por los que iniciaran ese “reseteo” de España) eligiéndose al independentismo vasco, a la propia Euskadi y al propio pueblo vasco (también cabría en reflexionar en qué motivos maquiavélicos llevarían a concebir que fuera el separatismo español a quien se adjudicara esa responsabilidad que en aquellos tiempos de la transición, existiendo entonces un ambiente internacional de tolerancia y aceptación a los movimientos violentos de liberación nacional que existieron y que hacen concebir, ahora, que la idea de fondo siempre fuera generar un conflicto permanente en España, y que aquella oportunidad que apareciera con el “uso y manipulación” aquella banda terrorista podría convertirse, al final, en un instrumento para controlar la Democracia en España). Es decir, si no entráramos hasta el fondo de la cuestión que hiciera posible la existencia de esta banda terrorista (y así fuera asumido y expresado por quienes en el Parlamento son sus sucesores políticos, renunciando a toda forma de violencia) de alguna manera sobrevive “el modelo violento” y su utilidad, pues a esa “utilidad” de la violencia ha amagado con recurrir uno de los Presidentes de la Generalitat como instrumento de presión hacia el Estado central, como quien intentara establecer un “diálogo violento” como sistema de “equilibrio con amenaza de respuesta violenta” desde el propio independentismo catalán.
Desde esa idea de que la violencia fuera instrumento “útil”
de expresión, resulta lamentable constatar que la violencia sea observada en protestas
anti medidas SAR-CoV-2 destinadas a controlar la pandemia. ¿Útil para quién?
Porque sabemos que en cuanto hay violencia “se apuntan” violentos de toda
naturaleza, pelaje y condición, y desde ahí comienzan graves situaciones que suelen
quedar en manos de los que parecen “incontrolados” pero que luego se suelen
demostrar “realmente controlados y manejados” – la violencia es siempre el escenario deseado por los que tienen los
medios para tomar el poder del Estado ilegítimamente (o, alternativamente, volver a controlar las Democracias por medio del
miedo, “administrando” el miedo y con ello el control sobre los políticos y,
con ese control político, limitar los Derechos Civiles).
Dada la naturaleza de nuestra democracia “no militante”, los espacios políticos radicales resultan espacios, ahora, plenamente legítimos siempre que se renuncie a la violencia (de no ser así ni Unidas Podemos, ni Vox tampoco, estarían legalizados en la manera y forma en que se presenta en la actualidad, pues también ambos se muestran excluyentes, similarmente como los independentistas). Y han sido las circunstancias políticas (complejas y excepcionales) las que llevaría al Gobierno a sumar apoyos para constituirse como tal y salir del impase que nos habría llevado a repetir elecciones sin visos de que el bipartidismo recuperara un protagonismo que nos retornara a la estabilidad política, cayéndose por el camino la oportunidad de un pacto entre PSOE y C´s (pacto que fuera aconsejado internacionalmente).
Ante la extraña estrategia de Albert Rivera y la pérdida de
oportunidad para C´s – y a la vez coste
de oportunidad para España, ante el
vértigo que pudiera haber supuesto a su líder tener que compartir poder con el
PSOE y perder, así, expectativas de crecimiento; pues ese pacto con los socialdemócratas supondría una estabilización
de C´s y la aceptación del papel político para el cual fue concebido en el
imaginario de la ciudadanía y por el cuál le votaron los ciudadanos - en el
que acaba por aparecer, o alguien sugiere la tentación, del juego de la
ambición del “todo o nada”, que parece tan propio nuestro y tan extrañamente
antagónico de lo que se entiende por juego de equilibrios democráticos en otros
lugares – así lo señalaría, de alguna manera, él mismo líder, ya retirado, como
defecto propio, a no ser que algún día nos “revele” si hubiera habido alguien
que le animara a transitar por ese camino de superar al PP y él cayera en esa
trampa de ambición, y con él todos nosotros; y cuya oportunidad para España – que siempre clamaba en ese momento por sumar
por el centro y no volver al bipartidismo - acabó con la evidencia del fracaso.
El objetivo era formar un gobierno destinado a reconducir y reducir las tensiones separatistas, y amortiguar el impacto de la “adversa” gestión del problema catalán que el anterior gobierno conservador, espoleado en el amparo y “deber legal” con la convicción de que “todo lo tendría controlado” - desde la tesis sostenida por los fundadores de la República de que los catalanistas aceptarían el principio de “soberanía nacional” que perteneciera a todos los españoles y siendo de ello referencia, entonces, la Declaración de los Derechos Humanos – pero sin embargo comprobando que la estrategia independentista “marcaba el paso”, y mantenía la iniciativa por la simple deducción del previsible carácter del Jefe del Gobierno y de la propia formación política; les resultó fácil prevenir la reacción previsible del gobierno y que resultó manipulable; viéndose la Corona en la necesidad de “salir al paso” para acallar “temores y malestares” que podrían ir llegando desde cargos e instituciones que directamente dependieran – mostrándose así que realmente la Corona seguía de cerca y se hallaba preocupada por las adversidades mediáticas procedentes de Europa, aunque inicialmente tal vez considerara que las alertas que recibiera se hallarían aún en un entorno político que no se hallaría desbordado, pese a las alarmas que en ese sentido pudiera haber recibido al constatar que la acción del Gobierno en el 1-O no calculara las consecuencias de vivir en un mundo europeo – que era donde realmente se estaba jugando esa partida política - y sufriera un claro revés a raíz de las imágenes que inundaban Europa sobre una violencia que parecía innecesaria pero que los propios independentistas acogerían como “prueba del nueve” de su argumentario internacional; ese grave error alentaría el temor al inicio de escenarios históricos complejos y trágicos ya sugeridos por Artur Mas como amenaza. Semejante problema iba a ser herencia del PSOE, por voluntad de los votantes que parecían exigir “un pónganse de acuerdo civilizadamente”, pero ya no desde la cierta comodidad de un gobierno en mayoría sino con la aparición de los populismos (de izda y dcha) que significarían el desembarco en el Hemiciclo de la propia Historia “no resuelta” de la España de hacía casi un siglo – y con ella un vértigo al que se viene a sumar la gestión de una inesperada pandemia mundial.
(resulta incómodo volver a recordar de “dónde
venimos” pero parece inevitable hacer recapitulaciones en momentos como este,
donde la iniciativa política en el Parlamento viene a recaer en uno de los
grupos políticos extremista/populista cuyo modelo político ideal, como el de
Podemos, parece ir encaminado a ser totalmente excluyente y autoritario, pues
ambos hacen concebir que les sobraría la mitad de España, es decir, no
tolerarían a la mitad de los españoles. Resulta, esa visión excluyente de los
extremos, una posición política que parece carente de tolerar la crítica o la
opinión diferente, pero de eso ya teníamos algún testimonio de que iba
ocurriendo con el bipartidismo – que parecía considerarse así mismo “perfecto”,
pues quien objetaba o hablaba, como señalara Concha Velasco no hace mucho, “no
lo llamaban” es decir quedaría en peligro de no trabajo o destinado a una
especie de nevera o estigmatizado en los medios de comunicación; así que, de
alguna manera, nada nuevo que no hallamos vivido antes, lamentablemente, y que
parece señalar el signo del propio y mayoritario carácter español o del espoleo
que recibiera el ambiente político desde entornos poco tolerantes – que pudieron
estar relacionados con técnicos en seguridad - que harían posible una especie
“de guerra” por sostener a ultranza “principios inamovibles, básicos, y
perfectos” con los que el bipartidismo se asediara mutuamente en un juego
concebido por ambos como perfecto, y al que cogieran por medio, intentando
racionalizar o reflexionar, lo “crujían”).
Estas iniciativas, que suponen lo que parecen “pulsos”, no causarían tanta preocupación, y no sería necesaria recapitulaciones, si las decisiones políticas, en momentos delicados – y que parecen ahora todos los momentos tener esa condición de ser delicados - no tendieran a lo que parece “oportunismo” del momento para salir del paso “y luego D. dirá” (lo que algunos llaman o consideran cortoplacismo), o a mostrar y exhibir, muchas veces de manera casi temeraria, una “eficiencia y pleno control” de situaciones que no son tal (que pretenderían mostrar liderazgo y buena gestión, y que acaban por mostrarse como debilidad y a veces bochorno – como pareciera la gestión inicial del problema catalán, ya centenario en nuestra actividad política; y que aunque se empleen por los más prudentes “condicionales” en sus previsiones, se presentan por los adversarios como afirmaciones rotundas); todo ello, tal vez, no existiera si hubiera una visión clara consensuada con la oposición constitucionalista en cuestiones esenciales y valores democráticos e institucionales muy delimitados y claramente definidos que permitieran múltiples estrategias de gestión bien definidas y obviamente consensuadas entre ellos. Para ello, para conseguir definir ese “marco de acuerdo” parece esencial la potenciación de Instituciones cuyo papel (desde la objetividad, independencia, imparcialidad de reflexiones muy bien y exactamente documentadas), donde se asuman las prioridades para España, tanto en valores democráticos como en los objetivos constitucionales, y se ampare la potenciación de los Derechos Civiles orientados a al bienestar social y a la previsibilidad positiva de nuestro Estado para con sus ciudadanos, sin temer por ello, las Instituciones que a esas tareas más particulares se dediquen, ser “intervenidas”, “mediatizadas” e incluso “amenazadas” por intentar reflejar con exactitud una “realidad social” que señalaría los diferentes aspectos de las relaciones del poder con los administrados en su condición de ciudadanos o simples consumidores; y con ello señalar metas/por deficiencias a superar con decisión y energía política determinantemente consensuada en ese marco de pacto.
En ese sentido se echan de menos la participación de Instituciones neutrales/imparciales (que no fueran “invadidas” ni por el poder político, ni ese “fáctico” al que hacía referencia Felipe González en aquella entrevista en tv con Artur Mas y moderada por Jordi Évole, cuando este conflicto independentista se anunció, y al que se refirió, y se trasladaría la idea, de una “masa crítica dormida” que se podría despertar y retomar la iniciativa desde una visión añeja que hasta ahora “dejaría hacer”. Allí el expresidente que asentara su modelo de Democracia en España no usaría ese argumento que me parecía potente señalando que el retorno de la Democracia habría hecho posible de facto una Monarquía republicana o una República Monárquica con la finalidad de dejar a Artur Mas - y lo que él representaba en ese momento - en una posición mucho más débil al hacer posible visualizar el formato ya propio de nuestro Estado), Instituciones que existen en otros países, fruto de una necesidad vista por ellos mismos que aportan imparcialidad y veracidad en cuestiones que nos son esenciales a todos los Estados y que para afrontarlas precisamos de datos y reflexiones imparciales de investigadores o profesionales que simplemente amen su trabajo y lo realicen por vocación, en la prioridad de contemplarnos a todos como sociedad cultural y dinámica, cuyo objetivo es prevalecer en el tiempo, ante cualquier dificultad o problema, y hacerlo unidos, porque ello suma capacidad y fortaleza.
A veces da la impresión, tal vez falsa, de que en España se
constituyen instituciones con el simple argumento de que existen en otras
democracias (dando idea de que aquellos
que proponen su creación lo hacen mirando a Europa y buscando imitarla a fin de
crearse lo que se suelen llamar “nichos” de trabajo para sí mismos y en ese
objetivo “crear un discurso a la medida” para seducir o hacer ver oportunidad a
algún partido político que secunde la idea), y cuando se crean dan la
impresión de que pudieran ser “lugares inoperantes” e ineficientes – pues no se tiene acceso a su actividad –
dando la impresión de generarse estructuras “aparentes” pero sin realizar una
verdadera aportación imparcial al sistema democrático (una situación similar sería ese puesto creado por Esperanza Aguirre al
propio hoy líder de Vox) – a veces
como si solo emularan y transfirieran
información ya constituida o elaborada en otros lugares ajenos a España, dando
idea de que realmente no fueran operativas o estarían siempre realmente
intervenidas por el propio poder político particular en vez de consensuado en
su independencia y actividad. Las instituciones suelen nacer con impulsos de
gestión (de cualquier actividad y que en algunos casos pueden parecer en
principio superficiales) no siempre vinculada directamente con la política,
ocupando espacios “abandonados” o “no bien atendidos” donde, al desarrollarse
esas actividades y realizarse un seguimiento plasmado en datos, aparecen
“oportunidades al estructurar y ordenar la información de la propia actividad
que, si son bien procesadas, pueden dar lugar a vocaciones de servicio y aporte
a la sociedad, que acabarían por verse como un plus que se ofrece a la sociedad
y al mundo político que es el encomendado en plasmar en la realidad los anhelos
ciudadanos – resulta probable e
incluso sería triste comprobar que la desconfianza, propia del mundo político,
o la simple rivalidad, o temor a la independencia y potencial capacidad de
cooperación e influencia social fuera a la postre justificable (pues ante el
vértigo de verse una organización o asociación influyente en su actividad
optara en poner el acento en su pretendida influencia en vez de en la vocación
de servicio y con ello perder la objetividad e independencia en la actividad). Mimetizar la creación de instituciones a
priori no garantizaría, en sí, esencialmente nada, pues a la definitiva, en
España da la impresión de que se suele acabar por dejar a un lado la
neutralidad o la imparcialidad que sería su cometido esencial, y acabar por ser
invadidas o desarticuladas si no son sumisas a la legitimidad que representa el
político como único poder legítimo – es
solo una impresión que de ser confirmada de manera más amplia señalaría un
impedimento real y objetivo para el desarrollo de vocaciones de servicio, donde
el ámbito político y social debiera ser así constituido, obviamente a mi juicio
y desecharse, a mi modo de ver plenamente, las movilizaciones de ánimo propias
de la ambición, pues la ambición a mi modo de comprenderla es un rasgo en
muchas ocasiones nefasto y que se suele confundir con la constancia, el tesón,
y la fe en las propias capacidades potenciales; y nada tiene que ver un
concepto con el otro. La ambición puede llevar a la competitividad por el
solo hecho de competir y como vemos en muchos ámbitos ello suele llevar, más
veces de las deseadas, a saltarse reglas básicas que hicieran posible realmente
avanzar a las personas y a una sociedad determinada en un momento dado.
En este aspecto cabría señalar que la falta de ese tipo
instituciones podría hacer posible que en situaciones críticas los poderes políticos
no alcanzaran acuerdos ante situaciones graves por la simple falta de la
existencia de “lugares de reflexión” – que
serían las instituciones - donde ponerse de acuerdo bajo documentación
rigurosa y transversal realizada por técnicos desde la experiencia o la visión
o la revelación de oportunidades transversales. Así se podría entender que la
falta de un análisis de fondo, y sus derivadas (sociales, jurídicas, políticas….), en el ámbito de catalanismo
hiciera posible que su giro al independentismo (anunciado ya como posible en la reunión previa a la proclamación de la
II República, en el pacto de San Sebastián, hace ya casi 100 años, haya cogido
a “contrapié” no solo al Gobierno que debía de gestionar esa situación política,
sino que además no existiera un acuerdo de los parámetros con los que gestionar
dicha circunstancia con la oposición parlamentaria, sabiendo que es un problema
que lleva persiguiéndonos en España al menos hace 100 años, sin haber previsto
una respuesta transversal y concertada). (Como tampoco ese órgano de especialistas para gestionar la pandemia entre
Gobierno y C A de Madrid tuviera éxito, verificando deserciones en 24 h al
parecer porque la “inercia política” quisiera determinarlo u orientarlo, de tal
manera, que hubo quien considerara, en la primera reunión, que ello en sí mismo
era una pérdida de tiempo y esfuerzo profesional). O tampoco se entiende
que si desde hace 40 años se sabe que la orientación hacia la ecología y el
conservacionismo del medio natural debiera de ser una prioridad que redundaría
en nuestra calidad de vida y transformaría nuestras industrias cambiando
nuestra mentalidad de gestión en muchos ámbitos, todo ello se hubiera quedado
“parado” a la espera que una pandemia señalara el cambio de rumbo desde Europa
por medio de dinero ante la “inoperancia” de un mundo político/empresarial que
ignoraría en gran medida el mensaje que pedía transformaciones responsables y
lo convirtiera en propaganda publicitaria no siempre acreditada o respaldada
con actos. (y no digo que no haya habido
empresas que sí se esforzaran, en muchos ámbitos, pero nuestros acuíferos
siguen contaminados, nuestros ríos también, nuestro aire también y nuestras
tierras de labor mineralizadas por tratamientos con pesticidas e insecticidas…).
Lo que señalaría que en España carecemos de cultura
institucional que no sea temida por el mundo político, con o sin razón (mundo político que sigue temiendo las
iniciativas técnicas civiles, profesionales e incluso ciudadanas; tal vez
porque algunas ya las conozcan de antemano) lo que en sí mismo podría ser
muestra de desconfianza o debilidad. Ello señalaría que sería preciso hacer una
“revisión” en profundidad de lo que es realmente útil a la sociedad y lo que
no; qué papel desempeñan o si solo son imitaciones o emulaciones; y garantizar
su independencia e imparcialidad y las conclusiones que emitieran para mejorar
nuestro sistema democrático, desde posiciones garantizadas de objetividad en
sus informes; pues ello señalaría experiencia y bagaje democrático. Además de
ser una recomendación de la UE para fortalecer las Democracias
Habría que volver de nuevo la vista atrás, a ese debate honesto nunca llevado hasta sus profundidades sobre el momento en que en España “divergimos” y fue posible la visibilidad de “dos Españas” dispuestas a “helar el corazón” del rival, e incluso ser las dos a la vez causa de “helar el corazón” a cualquiera (cuando se visibiliza la irracionalidad de las que ambas son capaces, llegando a intimidar a cualquiera que desee mantenerse neutral, por temor, o imparcial para intentar llegar a alguna solución o acuerdo) porque en determinados momentos “no acogen”, “ni sirven”, sino que ambas “son perfectas” y, consecuentemente, cuando aparece esa postura tan radical, parecen o son excluyentes. Tal vez la moción de censura de Vox nos haya advertido en ese sentido.
Cuando Artur Mas señalaba en la tv que los conservadores
catalanes cambiaban de rumbo hacia el independentismo y señalaba al
independentismo catalán en el pasado como causa “única” de la pasada guerra
civil pensé que exageraba; al tiempo – y
a base de artículos/reflexión – comprendí que la pretendida exageración de
Artur Mas, combinada con la evidencia de corrupción en Cajas de Ahorros, luego
en financiación del PP, el deterioro de la imagen de la Corona y a la postre
las imágenes de policía contra urnas, daba un plus al comentario del político
que relevaba en le Generalitat a Puyol en lo que parecía maneras y formas. Que
el conflicto Gibraltareño siga siendo “trampa” y en ello se caiga desmedidamente
en las provocaciones inglesas y llegaran las declaraciones del Ministro sobre
la separación de Escocia de la Gran Bretaña, para luego rematar que ellos se
podrían quedar, los Escoceses, en la UE aunque los ingleses se fueran (con su Brexit de ahora), me pareció la
escusa perfecta para que Londres diera instrucciones a su embajador (casado con una catalana independentista)
pudiéndose ser la “mano británica”, también, en el conflicto catalán y este estallara,
poniendo así, Londres “en su sitio” al Ministro de Exteriores español; claro
que previamente fueron calentando el ambiente con las patrulleras españolas en
las aguas que ahora reclama Gibraltar para sí (nunca dieron “puntada sin hilo” en Londres, y siempre lo olvidamos, una
y otra vez). Este conflicto en España ha sido, como otros anteriores, el
inicio o versión en nuestro territorio de la plasmación y puesta en práctica de
ese nuevo “Orden Mundial” que el mundo anglosajón una vez y otra nos anuncia, y
que tiene reservado para Europa – y
occidente en general - y que siempre suele escenificarse en primer término
sobre suelo español (al menos desde tiempos de Napoleón).
(al menos desde Napoleón como consecuencia de la Revolución
francesa, las Guerras peninsulares, pasando por Hitler, Mussolini y Stalin, en
el siglo pasado, en los treinta, y ahora en medio de una sucesión de crisis –
económica 2007, pandémica 2020, y nuevamente económica, Crack del 2021 – si es que no nos ponemos las pilas ante la
ingente tarea que tenemos por delante para poder ponernos de acuerdo; porque sí
tenemos una oportunidad, tal vez, ya que los tiempos de acción anglosajones
suelen ser “largos”, y no se notan las “secuencias de acontecimientos”; la
estrategia siempre es la misma: “prometen a todos” los implicados “salirse con
la suya” y luego deciden, en último momento, el signo del ganador que más les
conviene (lo vimos en el Golpe del 36) como fluyó “inteligencia británica”
con el MI6, dinero, material e incluso disuasión y amenaza directa al Gobierno
Republicano desde el propio Londres para que desistiera el Gobierno en intentar
defender el estrecho del paso del ejército de África.
En aquél momento en que Artur Mas dijo lo que dijo, un pensamiento me invadió dejándome K0: “¿Franco tendría razón, algún tipo de razón para hacer lo que hizo?”. Tocaba releer la Historia yendo, como decía Ortega y Gasset, más allá de los datos, porque los datos por sí solos no revelan verdad alguna, hay que quedarse a solas consigo mismo para ir comprendiéndola – y eso es una tarea científica, que no siempre nuestros Universitarios hacen, como señala la propia charla del filósofo aludido – porque, si no, acabamos creyendo que la acumulación de datos y procedimientos es, en sí mismo, conocimiento y aproximación a la verdad. Si no hay análisis y reflexión en solitario no aparece el fruto del “conocimiento”.
Imbuirse en todo lo referente al conflicto civil que
estuviera a mano fue el objetivo, para ver cómo enfrentaba las situaciones
concretas este personaje definitorio en la Historia reciente de España y cómo se
involucrara en ello – por ahí, señalaba la intuición que se podría conseguir
más acercamiento a la “verdad” de la figura del General, bajo el principio de
que “la manera de encaminar y recorrer el camino define el objetivo real” (porque aún influye en nuestras vidas y en la
actividad política, al señalar Artur Mas el referente Guerracivilista y
vincularlo al independentismo – problema con el que venimos lidiando en los
mismos términos desde hace cien años, cuando se reunieron aquellos que
decidieron establecer una República y llamando a los catalanes comprobaron que
“su trayecto político y sus reclamaciones” nos llevaría a una guerra civil en
el caso de que no aceptaran, como entonces sí hicieron, el punto de contención
y fue aceptado por los catalanes: La soberanía es de todo el pueblo, como
señalaban los derechos humanos, sin el plácet de todos los españoles no habría
independencia catalana; ahora parece que se saltaron también, otra vez, aquella
regla de compromiso para la convivencia).
Concebí que de ser cierto que este General tuviera razón se
notaría en su comportamiento, proceder y conducta hasta dar el Golpe. Si las
primeras impresiones estaban en ese momento mediatizadas por el ambiente
revolucionario internacional y “caótico” que se trasladaba al desarrollo de la
II República (me sugirió que pronto se
concibiera tal régimen republicano como un marco donde la sociedad se dividiera
en la legitimidad del tal régimen y solo era plenamente aceptado si era
orientado contra el adversario). Desde esa perspectiva de antagonismo, cuya
primera muestra se ve en el golpe del General Sanjurjo, e incluso antes, con la
sublevación de Jaca y los fusilamientos de los militares republicanos como
intentona republicana, sugiere que en sus inicios la II República nacería
marcada también por la tragedia y que de alguna manera emulaba unas ansias de
entender la libertad que también marcaran la primera república y su desarrollo
sangriento que determinaría su punto final. Desde luego, algo no terminaba de
casar con la idea infantil que volví a retomar para “medir la distancia” entre
el mensaje escolar e institucional y la realidad del personaje, para intentar
definir a un “salvador”. Franco, como Jefe Militar en Madrid, habría intentado
tres golpes de Estado, dos de ellos en menos de 24h. La conversación con el Presidente
Portela hiela el ánimo de cualquiera que la lea. Y en el transcurso de la
guerra civil fue mostrando su independencia y autonomía ante el asombro y
desengaño de muchos que se sumaron a la idea de poner un paréntesis y
reflexionar para reconducir la vida social y política de España en ese
endiablado ambiente revolucionario internacional que ya nos habría alcanzado
plenamente (por entonces se consideraban
revolucionarios tanto a los extremistas de derechas como de izquierdas).
El seguimiento de su actividad en aquellos años se va
viendo que su objetivo era conseguir el poder y hacerse con él para sí (como ya
advirtiera el General Cabaneñas en la misma Junta Militar que, ante la
advertencia, limitó el liderato de Franco hasta concluir la guerra, pero que la
“mano oculta”, propia de una trama dentro de la trama, modificó dándole al
general el liderato de manera indefinida en el tiempo). Luego, durante su
ejercicio en la Jefatura del Estado se vio impelido y mediatizado, como
cualquier otro político en el cargo, primero por ambiciones e ilusiones
personales de la posibilidad de ver sus sueños realizados junto a Hitler y
Mussolini, luego, pese a la caída de estos, insistir con su proyecto autárquico
(probablemente para evitar influencias
extranjeras) y con “la caída a tierra” de ir fracasando el proyecto
económico y por presiones internas y externas e internacionales, acabaría
sujeto a similares circunstancias en el ejercicio del gobierno, e incluso a las
mismas ambiciones que sus predecesores políticos. Probablemente sería
consciente que acabaría siendo, y convirtiéndose, en lo que él mismo hubiera menospreciado
de verse en ese papel al no triunfar su idea de ser aceptado plenamente como
gobernante (visionario) por el resto de la Europa democrática (sería algo así como una especie de “odioso y
deseado prescindible” que no llegaría al poder por la persuasión de sus
mensajes en unas elecciones plurales y libres, sino por la fuerza de la
violencia – como le señalaría Eva Perón en su visita a Madrid; mensaje de
desprecio recíproco al mundo político que implícitamente Franco trasladara a las FFAA con
su Golpe de Estado y posterior Guerra; mensaje que caló, como sugeriría Milans
del Bosch al propio Rey JCI, cuando en unas maniobras se dice que bromeó al monarca
diciendo: Desde aquí mis tanques podrían bombardear con precisión el Congreso
de los Diputados).
Ese comentario
referido - al menos en aquél momento - por quien estuviera al frente de
fuerzas tan disuasorias (y obligadas a
lealtad al mando natural) plasmaría esa aversión a que el mundo civil ocupara
el poder político y tal vez cierto malestar de que la dimensión de la fuerza disuasoria
que estaba bajo su mando tuviera que
estar a las órdenes de un poder civil que, probablemente, a juicio de aquellos
ya veteranos generales protagonistas de batallas bélicas reales que formaban
parte de la Historia, vivida como realidad en primera persona, les parecieran
bisoños y faltos de la “legitimidad” que se obtiene al vencer en una contienda
exponiendo la vida y jugársela como respaldo de un pensamiento. Eran conocidos
todos esos civiles por haber pasado por la mili, ellos mismos y sus familias,
en sus cuarteles y con ello evaluados en lo que considerarían esencial según sus
propios parámetros para el combate. Y sin embargo, la frase también pudiera ser
consecuencia de tener pruebas evidentes para desconfiar del poder político
recién llegado, pues el pacto respecto a España pasaba por la Monarquía y no bajo
la condición de una brevedad monárquica señalada por el PCE que regresando del
exilio clamaban un derecho a una “legitimidad” democrática que nunca
concibieron plural para España si consiguieran llegar ellos mismos al
poder (y algunos como la Pasionaria
afeaban que los españoles no hubieran acabado con Franco y le hubieran
permitido morir en una cama – este personaje comunista/stalinista llegaba
“brava pero con discurso guerracivilista” a una escena política española en la
que nadie querría repetir ese mismo escenario (salvo parece que el PCE en los
primeros momentos para reivindicar su propia legitimidad), como si
desconocieran cómo Franco atara a la media España que tuvo bajo su yugo,
haciendo que las fuerzas políticas republicanas se concentraran en Toulusse
para evitar que cualquier atentado contra el General resucitara las violencias
de la guerra ya vividas). El PCE buscaba imponer su visión y lugar en la
transición, después de haber instaurado su “relato” de la Guerra Civil en las postrimerías
del franquismo; relato que nunca fue sometido a crítica y escrutinio, por ser
el único sostenido como siempre coherente frente a Franco.
(aunque se olvidaran de señalar desde el PCE que fuera
Stalin, traído al escenario español por Londres, quien impuso el modelo, la
estrategia y las purgas y maniobras políticas de terror dentro de los frentes
de guerra con los que resistía la República al Alzamiento; y que
consecuentemente, ante la deriva, fracaso, enfrentamientos y falta de
perspectivas realistas se dio un golpe en el frente republicano para acabar con
la guerra civil en el que participaron todas las figuras relevantes y jefes
republicanos contra los lideres impuesto por Stalin, desoyendo las
recomendaciones del Presidente Negrin, que ya en camino de exilio pedía un
mayor sacrificio – habría que recordar la Quinta del Biberón, con criaturas
mandadas al frente con 15 años por una República que siempre supo, desde que
concibió a Londres comprometido con los sublevados, que tenía perdida la guerra, o que de ganarla a los sublevados, milagrosamente y
contra el poder imperial Británico/Estadounidense, deberían proseguirla para
acabar con los Stalinistas y acabar por convertirse también, irónicamente, en
una República anticomunista si quisieran preservar algo de su naturaleza de
Democracia. La encerrona diseñada por Londres era, en la práctica, imposible de
gestionar con éxito por la República.
No pongo en duda que el líder de Vox esté convencido de que España se halla, a su juicio, en uno de los momentos difíciles de su Historia reciente y que, viéndolo venir, ello le haya llevado a generar (o aceptar la sugerencia, eso no lo sabemos, como tampoco lo sabemos de Pablo Iglesias) y liderar un grupo político que se halla en ascenso, al menos hasta la moción de censura, en intención de voto y que recientemente quiso poner contra las cuerdas al PP para buscar liderar la oposición al Gobierno (desde una lógica de rivalidad parlamentaria paso previo e ineludible de cualquier ambición política para desembarcar algún día en la Moncloa por medios democráticos). Pero también cabe recordar cómo se ha mostrado la extrema derecha (el núcleo más aparatoso, duro y activo que ahora canaliza Vox) y no solo por lo que dice, sino también por el trayecto realizado hasta el momento.
La extrema derecha se ha expresado recientemente republicana,
en sus Movimientos pretendidamente sociales en la pasada crisis 2007. Crearon
un sindicato del que decían que era herramienta para sanear la democracia,
llevando a juicio a instituciones, y a la Infanta (jugando a “tocar” también la Monarquía y proponiéndoles chantajes (esa
cuestión concreta nos tendría que hacer reflexionar), a Bancos parece ser
que también…. sin escrúpulos, narraba un gestor directamente chantajeado por
ellos y sin relación aparente (cuyos
datos empresariales – actividad, contacto etc. se hallaban públicos, como suele
ser normal), fueron a por la pasta con métodos mafiosos, según narra el
programa de investigación de la Sexta, hasta que al final la justicia les puso
fin y cárcel. Parece claro que ese entorno está disponible para “lo que sea y
cuando sea” (tan pronto sirven a la
“inteligencia” del Estado, e incluso ser sacrificados en ello, como cuando el
atraco del Banco Central del 81 según manifestara el cabecilla cuando fuera
liberado y reclamado por TVE para hacer un programa sobre ese oscuro asunto).
Por eso se podría cuestionar “si el PP estuviera llegando tarde”, como le
reprocha Pablo Iglesias desde el estrado (sin
embargo los tiempos que manejan los anglosajones suelen ser largos); así
que tiempo tendríamos si Vd, Pablo Iglesias, no “estorba” demasiado y a Abascal
no le “meten prisa”, pues parece que la intención de Vox pudiera tener una
bifurcación no “estudiada” por la Cámara, y tal vez no del todo prevista por PP
y PSOE, pero que resulta expresa amenaza, de futuro concreto y aun incierto – que según Iglesias pudiera ser más
inminente o ya planificado y listo de lo deseado dada su admonición al PP - realizada
por Abascal desde el estrado del Parlamento; pero que el propio Iglesias
alimenta también al afirmar que la derecha, al completo, nunca volverá a
gobernar – y que ahora desconocemos si lo
dice porque aspirara a implantar su proyecto político excluyente o porque
tuviera información extremadamente comprometedora para un amplio sector de la
derecha española que hubiera decidido planear atentar, de alguna manera, contra
la democracia)
(se echa mucho de menos que, hasta la fecha, no haga autocrítica
ese líder que se presentó con el proyecto prosoviético/stalinista, y reflexione
si él mismo no ha sido el personaje que ha “legitimado” un profundo temor en la
Derecha haciendo posible otra “legitimación” antagónica, la de Vox, que ya
estuviera prevista antes de que Iglesias saliera a escena, pues las evidencias
de que el PP estuviera mediatizado en su compromiso democrático ya fue tan
evidente, y motivo de reflexión, que tuvieron que aceptar la creación de esa
rama ultra, pero no lo podrían hacer sin previamente allanarse el terreno de
razones con un movimiento similar en la extrema izquierda que nace,
lamentablemente, de un 15M que buscaba simplemente más participación,
permeabilidad, e influencia en ese “monopolio político” que el bipartidismo
había creado, profesionalizando la política y haciéndola inaccesible a la gente
común al no crear canales ágiles de comunicación e influencia en ellos,
cuando la gente lo considerara necesario, sin por ello, la misma gente, tener
que implicarse directamente en política.
No nos ha contado Pablo Iglesias cómo le llamaron, porqué,
y si “no vio venir” que se estaba convirtiendo en modelo de “salida a escena”
para una rama dura del PP que siempre miró al general como Baluarte idóneo de
España. Como también cabría preguntarse el porqué la Socialdemocracia se
quedara inmovilizada ante semejante movimiento del 15M y dejara todo ello en
manos de la “inteligencia” y de profesores radicales comunistas universitarios,
también alguno argentino, – como ocurrió en mi ciudad - con la
misión de “reconducirlos” (y a otra cosa
mariposa). Una de las peores gestiones realizadas por aquél Ministro del
Interior, aunque luego le diera por reflexionar. Y si nunca se ha preguntado
cómo es posible que una empresa de comunicación como Atresmedia le diera cabida
en la Sexta con tanta facilidad, si sabemos que los medios de comunicación
tampoco son plenamente libres, al menos en ese momento, y aun ahora, siempre
sumisos a los criterios internacionales (en
especial anglosajones, que son los que mandan en ciertas cuotas de
programación; o si no vean la cantidad de pelis de guerra y violencia, de
naturaleza anglosajona que inundan nuestras pantallas aquí, en Francia o en
Alemania….). La falta de autocrítica señalaría dejarse llevar y permitir
ciertas formas de prepotencia/ambición, impropias de cualquiera que practicando
la erudición, la ponga al servicio de jóvenes universitarios para que desde
ahí se formen en libertad (que es lo que
siempre debiera ser la Universidad en todos sus ámbitos) como muestra de
respeto hacia las generaciones venideras y a su capacidad de generar soluciones
(también al respecto tengo algún ejemplo
vivo en la privada como en la pública, en primera persona).
Tampoco nos cuenta Abascal quienes le
impulsaron y bajo qué parámetros lidera ese frente radical conservador que a la
mayoría del Parlamento le da el parámetro de idea de fascismo y que él mismo
rechaza. Nadie nos cuenta la verdad sobre quienes les promueven, quienes les
patrocinan y financian, y qué lealtades y compromisos les sostienen en el
fondo. Cuestiones básicas que los ciudadanos pedimos al bipartidismo y que para
cuando nos lo conceden vienen a parecer dos formaciones ultras que se saltan lo
que en esencia es la ansiada transparencia (de
donde vienen, quien les promocionan y qué lealtades y compromisos – explícitos
o implícitos – han adquiridos con esos financiadores de sus actividades
políticas; porque eso resulta esencial y si ambos se hallan financiados también
desde Irán, España parece que tendría un problema serio, con solo señalar el
origen de donde emana el dinero; aunque en mi opinión, y no soy un experto,
siempre viene del mismo sitio, aunque esté maquillado para no dar pistas
evidentes: Londres, la City). De ser así estamos ante un Todo nuevo “deja vi”
que rememora la situación de hace casi cien años, pero con los anarquistas ya
directamente sustituidos por los nuevos Stalinistas – que fuera uno de los
objetivos de Londres en aquél momento: uniformar los rivales del capitalismo en
todo occidente y como señalara Churchil a Franco en 1944: El Comunismo de
Stalin formaría parte de ese nuevo orden mundial que el mundo anglosajón
reservaba para Europa y lo que entendemos por Occidente.
La
falta de perspectiva histórica (ante el
"tabú" que supone reflexionar sinceramente sobre la Guerra Civil
desde otras perspectivas; y que no haya existido, ni se haya creado una Institución
española destinada a un análisis imparcial al respecto de un problema tan grave
y determinante en España, hasta el punto de que amenaza con retornar en alguna
manera) hace posible preguntarse por estas cuestiones en momentos como
este, donde las encrucijadas y bifurcaciones políticas, buscan en el pasado
respuestas, referencias o auto afirmación.
Los
protagonistas de entonces, y que más sufrieron el exilio o el
descorazonamiento, ya maduros (por la
vejez, la experiencia y los desengaños) nos dejaron sus conclusiones
(más que en declaraciones expresas con
hechos claros e inequívocos). Incluso aquellos que se posicionaron
contundentemente a favor de un modelo anti-izquierda, proponiendo un modelo
próximo al fascismo (ante el terror que
produciría la probabilidad de que España pudiera tener que pasar una
experiencia soviética o similar) acabaron por marcar una distancia
inequívoca con las percepciones que concibieron en el pasado y que llevaron a
la Guerra Civil.
Así
pasaría con el Jefe de la oposición en tiempos de la II República previos a la
guerra civil J.M. Gil Robles, que lideraba un movimiento populoso por entonces (y visto en sus inicios con benevolencia y
cierto gesto de admiración por democracias anglosajonas). En aquel tiempo
el fascismo podría ser el referente idóneo para un nuevo orden mundial que
preservarse a la Humanidad del modelo comunista de un Stalin del que ya habría
evidencias de que era un sistema basado en una dictadura de terror e impiedad.
Ayudó
Gil Robles a Franco, desde su propia visión de líder político del momento, y
tal vez le exigiera dar uno de los intentos de Golpe de Estado desde la misma
capital republicana, Madrid, cuando el general era alto Jefe del Ejército, (tal vez para probarse así mismo que ese
General era, y sería, sumiso a la parte de poder civil político que como Jefe
de la oposición, él mismo, Gil Robles, representaba). Acabó Gil
Robles por invisibilizarse (como otros
muchos otros cuando constataron que los vencedores no estaban dispuestos a
reflexionar profundamente y con ello establecer dudas que llevaran a la
tolerancia y a la aceptación del adversario en un tiempo razonable. Aquella
postura rígida señalaría que se estaba ante la presencia de un régimen que se
constituía y llegaba, como ahora se dice, para quedarse y no ante un
paréntesis, como otros previos y comunes en el siglo XIX, y establecido con
mucho dolor, terror, tragedias y violencias extremas por ambos bandos
enfrentados). Tal vez Gil Robles fuera de los primeros en constatar que la
trama militar era mucho más compleja y profunda (excediendo con mucho su propia visión política de reconducir la II República hacia un modelo de dictadura civil o de reconducir la propia
democracia, como otros muchos pensaron que estuviera destinado ese Golpe, o
incluso restituir la monarquía como garantía de un retorno, con el tiempo, al
parlamentarismo - apuesta monárquica
de Calvo-Sotelo, pero que fuera segada su vida y con ella su opción política
justo antes de iniciarse Guerra).
Fue
una trama concebida mucho más allá de la visión política/civil, y mucho más
profunda, capaz de acabar con cualquiera que no viera ese movimiento de idéntica
manera a como el propio General, o quiénes lo secundaban más próximamente, la
hubieran concebido en secreto y despaldas al poder político civil conservador y
que alguno de cuyos generales, al servicio de esa visión civil y que se
hallaban en la Junta militar, también acabarían por comprender que existiría
esa trama paralela que iba más allá, cuya cabeza visible, sin dudas ya, era
Franco.
Gil
Robles se visibilizó abiertamente y de manera sorprendente, con un gesto
inequívoco formando parte de los abogados que defenderían a acusados en el
proceso de Burgos, contra sindicalistas, en las postrimerías del Franquismo.
El
General fue espectador del regreso de un mundo político que le fue muy cercano
y que creyó vencer definitivamente (un
mundo civil representado por la derecha como por la izquierda) pero que iba
resurgiendo en el propio territorio español que él había
"conquistado". Volvían para "afearle" sus gobiernos, su
régimen, trasladándole al general el sentimiento de haberse sentido todos
traicionados y alineándose en la defensa de organizaciones consideradas
subversivas y prohibidas, trayéndole al dictador el inevitable y nuevamente
recuerdo de una II República que él contribuyó a destruir en un movimiento
definitivo que el mismo lideró incluso en contra de la opinión de compañeros
sublevados.
Aquellos
recuerdos de Victoria siempre estarían presentes en sus seguidores como un
Triunfo actualizado cada Primero de Abril, como un hito en la Historia
personificado por el General que trajo la Paz a España (al puro estilo británico), por medio de un conflicto que acabó en
guerra en las que se impondrían condiciones alienantes al enemigo vencido. El
propio General, como ganador de esa guerra, ostentó el derecho de narrar esa
Historia, al menos hacia adentro (también
al más puro ejemplo británico y anglosajón, que permanece líder del mundo
occidental, pues es el mundo anglosajón el que narra y escribe la Historia que
"debe" de conocer la Humanidad).
Pocos
sabrían en España que Londres hubiera decidido y anticipado la colaboración de
truncar la democracia republicana en España apoyando, protegiendo y guiando (y tal vez colaborando en quitarle de en medio
todo tipo de obstáculos y rivales políticos o militares) al que debiera de
llevar a cabo los planes concebidos para España a cambio de obviamente estricta
sumisión a su benefactor: Londres.
Franco
daría el perfil deseado: joven general (que
aseguraría décadas de gobierno sumiso), (por lo que Sanjurjo no era el idóneo candidato, ni por supuesto ningún
político que fuera capaz de ceder a lo razonable y consecuentemente a la razón
de pactar, que es propia de todo político vocacional), cierto deseo de protagonismo
narcisista (como buscando reinvindincarse
en su persona en el cine, después de lo que parece una triste infancia con un
padre liberal que descuidó a los hijos y a la madre; perfil de punto común con
Hitler), rígido en la disciplina de sus subordinados y soldados (como en aquellos momentos correspondía a la
visión militar que nos llega desde las barbaridades y masacres en los frentes
de guerra de la “I Guerra Mundial”, fusilando a un legionario por despreciar
ostensiblemente la comida ante sus compañeros y luego haciendo desfilar a la
unidad ante ese cadáver). No era de clase alta que contemplara o disfrutara
de los complejos juegos de seducción y manipulación desde las sombras que
aseguran objetivos, a la vez que resguardo y protección del anonimato; y del ambiente
militar/rivalizante/competitivo habría recibido alguna pesada burla que
espolearía su orgullo de superación; portaría la ensoñación de un mundo
perfecto por construir; rápidos ascensos en el ambiente militar y de guerra en
Marruecos (lo que señalaría apoyos en las
altas esferas del Estado). Conservador al que le gusta la política (no solo intenta entrar de diputado al
Congreso sino que es capaz de acabar a tiros con la insurrección en Asturias
excediéndose innecesariamente en la represión – señalando aquí un punto de No
retorno entre izquierdas y Derechas que no solo sería así constatado por los
progresistas sino también por el propio Franco como momento determinante de
ruptura entre las dos Españas y que para el General supondría la fecha a partir
de la cual señalar y adscribir crímenes políticos) lo que muestra ambición
política y determinación sin complejos contra el adversario, otorgándole un
perfil de liderato y seguimiento entre sus tropas y subordinados. Además no le
faltó apoyo mediático de la prensa y es obvio que su carrera fue meteórica (lo que señala puntos de apoyo y compromisos
muy sólidos y firmes, hasta el punto que sus burdas y evidentes intentonas
golpistas desde su puesto de Jefe en Madrid, (e incluso intenta hacer cómplice
al Presidente de la República, Portela, ofreciéndole el liderazgo y la adhesión
del Ejército, una vez descubierto su intento de sublevar Regiones Militares) no dieron lugar a un arresto,
ni a una detención de su persona, aunque sí una conversación con un mando
militar que le advirtiera, con meridiana claridad, que de tener éxito su
intentona España sufriría una tragedia de grandes dimensiones como nunca vista
hasta la fecha.
No importó a Franco aquella charla ni por
ello se inmutó. Aunque todos los responsables que por
entonces sostenían el Estado republicano desde la neutralidad/imparcial de la
obediencia al sistema democrático, se esforzaran en mandar el mensaje de que
solo la calma y la templanza podría sacar a España de ese trance; ya quedaba
claro que otros hubieran decidido "el rumbo de ese barco" y Londres
respaldaba esa acción de sublevación, aunque todo señalara, incluidos los
expertos militares, que habría un grave baño de sangre.
En
enero de 1936, los rumores de la preparación de un golpe militar y la supuesta
participación de Franco en el mismo se extendieron hasta llegar a conocimiento
del presidente del Consejo Provisional Manuel Portela. Portela envió al
director general de Seguridad Vicente Santiago al ministerio de la Guerra para
que se entrevistase con Franco; este, todavía jefe del Estado Mayor, se mostró
nuevamente esquivo, manifestándole que no conspiraría hasta que no existiese un
«peligro comunista en España».[121] La respuesta de Santiago fue profética:
«si alguna vez, esas circunstancias que usted dice les hacen ir a una
sublevación, me atrevo a predecir que de no triunfar ustedes en cuarenta y ocho
horas se seguirán tales desdichas como jamás se vieron en España ni en ninguna
otra revolución».[122: Portela, Días
antes de dejar su cargo advirtió al vicesecretario de la Comisión Ejecutiva del
PSOE: "Tomen ustedes toda clase de precauciones. Estamos amenazados por un
golpe de Estado".[9
Londres,
una vez visionada la previsible frustración del Golpe en capitales esenciales
de la península, ya prevista por el propio Mola, determina el bloqueo de
armamento a la República - también obliga
a despejar el estrecho de Gibraltar so pretexto de no entorpecer el derecho al
tráfico marítimo de su marina (lo que
en la práctica representa dejar vía libre al desembarco de las tropas de África
en la península prohibiendo Londres la resistencia militar Gubernamental, bajo
amenaza de ser hundida la flota republicana).
Pensar que el General se levantó contra la
República, de manera autónoma, asumiendo su parte de la misión (concertada con sus compañeros camaradas de
la Junta Militar sublevada) por sus propios medios y lealtades militares y
civiles para ponerlas a disposición de una causa común y concertada con sus
compañeros de armas resulta, ahora, algo ingenuo (sobre todo si pensamos que pusieron a su disposición un hidroavión
tripulado por un agente, supuestamente del MI6 y con la cobertura de una
familia que iba de vacaciones; dicho avión era seguido en su ruta por el
gobierno de Madrid, por tanto bajo sospecha; durante la ruta y escalas de ese
hidroavión se van consumando hechos políticos en la península que despejan el
camino al Golpe tal y como lo desea Franco, mostrando reticencias hasta que ese
ambiente social, tal y como lo previó Franco para garantizarse el éxito
personal, no se confirmara, irritando por ello a Mola). Fue necesaria la
muerte de un General leal al gobierno para que Franco pudiera acceder a África
(como señala el historiador ), y en caso de fracaso de la sublevación en
Marruecos llevarlo a un lugar seguro para reunirse con su familia que ya se
hallaba en el sur de Francia. Todo eso no era posible que le pasara desapercibido
al Gobierno que temía y sabía de la conspiración. Ninguno de sus compañeros
generales que le acompañaron en el Golpe dispuso de semejante cobertura como la
que dispuso él mismo. Ni la tuvieron en Barcelona, ni en Madrid (dónde también sabrían que fracasaría).
Toda
la operación militar se basaba en una maniobra rápida sobre Madrid para hacer
caer la capital lo más rápidamente posible y con el menor coste de hombres,
material y vidas. Por eso el plan de Mola (a
cuyo entorno se sumaron mandos militares) necesitaba al ejército de
Marruecos y a Franco liderándolo, para convertir el Golpe en una maniobra
militar de pocas semanas haciendo caer la Capital, Madrid, con rapidez.
Y sin embargo Franco no seguiría la prioridad militar
del plan establecido por Mola y asumido por la Junta Militar como objetivo
esencial militar.
Fallecido
también Sanjurjo, con el que Franco tuvo un intercambio de pareceres cuando el
general falló en su intento monárquico de sublevación contra la República (en
1932) (sometido a Juicio Militar pidió a
Franco que actuara como abogado defensor, pero este le contestaría que alguien
que fracasa en un Golpe de Estado se gana el derecho a morir fusilado). Por
lo que resulta obvio que aunque ambos fueran monárquicos, Sanjurjo no sería
santo de devoción para el joven general y la muerte de este en accidente de
aviación cuando se dirigía a liderar el Golpe diseñado por Mola, despejaba el
camino de incomodidades a Franco, quien ya tenía establecidos lazos de
cooperación con alemanes e italianos. Así que Franco tendría su propio objetivo
y este contemplaría otros aspectos más importantes que ganar la guerra
rápidamente. En vez de caer precipitadamente sobre un Madrid, con precarias
defensas, con dos movimientos envolventes desde el norte y sur, Franco se va a
Toledo con el pretexto de auxiliar a Alcázar y en la práctica da tiempo al
gobierno republicano a que realizara dos actos que optimizarían los deseos de Londres de “analizar
militarmente” a dos de sus rivales histórico/políticos (Alemanes con su Nazismo representado por Hitler y el Comunismo Ruso
representado por Stalin): Que Madrid se fortifique con esperanzas
suficientes de resistir los embates y asaltos rebeldes; si en ello tiene éxito se
implica a la República determinantemente con Rusia y se subyuga a las
directrices y condiciones de Stalin y sus comisarios (dando paso a la dirección y gestión de la guerra republicana a
Stalin) gestión de la sociedad, propaganda y “manejo” de los adversarios al
comunismo de Stalin en zona republicana: civiles, políticos y militares; y a su
vez haciendo posible el ensayo de los ejércitos Nazi e Italiano sobre suelo
español. Algo que resulta siempre imprescindible a Londres: estudiar a sus
enemigos en el campo de batalla (una
información que resulta básica para desarrollar sistemas de defensa contra
ellos, ver sus puntos débiles y obtener información privilegiada de sus
sistemas de comunicación, estrategias y avances tecnológicos). Una
situación que Londres reproducía en España otra vez, como lo hiciera con
Napoleón (y que el propio Napoleón
reconoció como grave error porque en España mostró su manera de enfocar la
Guerra y las batallas a Inglaterra) y que además, en aquella ocasión,
le sirvió para acabar con la prometedora industria española (Londres nunca da puntada sin hilo).
Franco
y Londres tenían sus propios planes para España, parecía claro. Los Stalinistas
acabarían con el miedo a una revolución Anarquista que fuera capaz de instaurar
un soviet al estilo bávaro y, en su lugar, ocurriría lo mismo que en Baviera, (aplastada la resistencia revolucionaria nacería
un nacionalismo anticomunista encarnado por Franco que garantizaría el Status
de Londres en el Mediterráneo y la lealtad de los militares rebeldes españoles
durante la ya previsible guerra mundial).
La
Junta Militar de Burgos vería con claridad que Franco tenía sus propios planes
¿Quién estaría en condiciones de oponerse a ellos si en sus manos estaba el
mayor de los argumentos: El ejército de África? La maniobra militar y giro de
Franco hacia Toledo – evitando precipitar
el fin de la guerra - fue propiciamente político para él (daba tiempo a que apareciera el verdadero
enemigo deseado, el Comunismo de Rusia), haciendo un gesto claro a la
monarquía asumiendo su bandera y renunciando al proyecto republicano. Calvo-Sotelo
habría sido el único que en medio de la República había constituido un partido
monárquico que obtenía representación en el Parlamento Republicano. Realmente
si Franco tenía previsto girar al formato monárquico (como el proyecto de Mola sugería, al pactar con carlistas y como el
propio líder Sanjurjo así se hubiera comprometido) y así parece, sería
evidente que el líder político monárquico se hubiera convertido en un
interlocutor de peso, mediático, para el retorno de Alfonso XIII al triunfar el
Golpe y con él Sanjurjo, haciendo posible un brazo político y otro militar al
servicio de la restauración monárquica. Sin embargo ambos desaparecieron, en el lapsus de una semana, del escenario político y militar.
De
alguna manera no cabe pensar que Franco diera cabida a ningún político, ni le
cediera la Jefatura del Estado o Gobierno a nadie que él mismo considerara por
debajo de él después de ganar la guerra. Uno de los pocos militares que sabría
hasta qué punto se desviaría Franco del proyecto original sería el propio
diseñador y director del mismo, por lo que si esos cambios fueran muy
esenciales se irían haciendo cada vez más visibles, lo que en caso de estar en
desacuerdo, y manifestarlo, le convertiría esa discrepancia en adversario de
Franco (pero era de suponer que no sería
así considerado nadie antes de que acabara la Guerra; el ejército de África que
era leal a Franco, se convirtió en un doble instrumento, político y militar –
político porque sostenía la fortaleza de
sus criterios políticos, y militar porque le permitiría alcanzar, si lo
deseaba, el poder absoluto).
Todos
lo vieron venir, la Junta Militar y el Gobierno de la República – este último pareciera tenerlo muy claro y un
comando anarquista intentaría atentar contra el general en el trayecto que el coche
le llevaría al Drangon Rapide para encabezar las tropas de África, pero el
general, probablemente advertido o siempre prevenido y nunca confiado, cambio
de ruta - y así lo concebirían claramente sus compañeros de armas cuando se
desvió del exacto plan señalado por Mola; pero nadie estaba en condiciones de
realizar crítica alguna dentro del Alzamiento y ninguno de los Generales de la
Junta Militar de Burgos contaba, tampoco, con los apoyos o compromisos que en
el exterior Franco habría construido con su entorno inmediato y financiero,
probablemente desde Londres, y sus lazos de convergencia político-militar con
Hitler y Mussolini – todo ello supliría
con creces los que pudiera haber conseguido Alfonso XIII, si es que alguno de ellos consiguiera, o
simplemente se limitara a creer que sus militares leales le asegurarían el
regreso; Viendo el curso de los
acontecimientos, resultaba claro que a falta de Rey al mando de las Fuerzas
Armadas garantizando la integridad del Estado, eran los generales las figuras
más apropiadas para esa tarea (Así lo
argumentaría un Coronel británico en el programa de “La Clave” a pregunta de
Balbín: Cuando no se dispone de Rey lo más similar es un General; es probable
que el argumento fuera persuasorio y conveniente, viendo la debilidad del
monarca y cómo leales generales monárquicos se hubieran ido alejando de su vera
– incluso el propio Sanjurjo se sintiera abandonado cuando diera el golpe de
1932 - Franco considerara que devolver el poder al monarca no conllevaría la
restauración de las adhesiones de los altos jefes; y sin embargo, poseyendo él
el conocimiento de quienes les rodeaban y la lealtad del Ejército, fuera él
mismo la mejor baza a jugar) concibiéndose
la monarquía ninguneada por Franco en la propia persona de Alfonso XIII, su
hijo, Juan se alistaría en el bando de Franco, para desde ahí construirse la
legitimidad de hacer efectivo algún día su derecho al trono ante la maniobra
generada en el Alzamiento de dar cabida a los Carlistas, como quienes señalaran
la posibilidad de recuperar una línea monárquica del pasado.
Liberar
el Alcázar fue un gesto de humana solidaridad para sus compañeros que el mundo
mediático resaltaría del joven general militar. Su carrera política estaba ya
lanzada. A partir de ahí le bastaría con que Stalin - rechazada la solicitud de ayuda en armamento por los países
democráticos a la República y que expresamente Londres prohibió a Francia -
hiciera su "papel" sobre la República, desgastando, erosionando y
desmoralizado mediante todo tipo de argucias y complots, acusaciones
contrarrevolucionarias a los grupos políticos y sindicales que tenían unidades
de guerra en el frente y, sobre todo, haciendo inviable el apoyo de democracias
a una República cuyo aval y supervivencia estaba en manos de otro terrible
dictador. Stalin se había pedido el control político de los medios de
información y comunicación así como la dirección de los frentes de guerra.
Ese
fue el resultado que obtuvo Londres al negar armas a la República (llevarla a suplicar a Stalin comprometiendo
su propia esencia de democracia) por ello le resultó a Franco doblemente esencial
retrasar el ataque a Madrid, él se ganaría el mando absoluto – incluso por medio de una mano invisible que
modificaría el acuerdo de la Junta Militar que le otorgaba a Franco autoridad
solo hasta concluir la guerra y el Boletín Oficial diría cosa bien distinta -
y Stalin tendría un papel en la Guerra Civil española (que favorecería y fortalecería la “legítimación” de Franco y el
Alzamiento en un discurso centrado
contra los comunistas y Rusia), haciendo posible el desquicie y
desmoralización del ejercito republicano en los frentes de guerra – La política habría entrado en las líneas de
combate de guerra republicanas hasta el
punto de anotarse batallas que otras unidades pertenecientes a otras
organizaciones políticas ganaban; fue trasladar la política y sus objetivos a
los frentes de guerra republicanos; el malestar alcanzaría tal dimensión al
punto de considerar que los comunistas y Stalin les traicionaban abiertamente.
Y por ello acabó la guerra como acabó (a
tiros contra los Stalinistas y con la no realización de las promesas de no
proseguir la violencia después de la rendición republicana). Otra cosa fue
el relato que nos hicieran o nos omitieran. Franco consiguió preservar su
ejército, que era la garantía de que al finalizar la guerra nadie se opondría a
su liderazgo.
Londres
se aseguró de que nuestra confrontación siguiera el camino de sus intereses
durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, y luego en la etapa
democrática, preservar el Mediterráneo para su propio interés de tránsito
marítimo.
El líder
de Vox tal vez haya ya reflexionado, o no, si su impulso y liderazgo servirá a
sus propias ideas, a la naturaleza de los intereses de quienes le financian (de los que no sabemos nada), a proyectos
e intenciones extranjeras sobre España y su devenir (como le sucediera a Franco) o realmente al interés honesto,
expresado políticamente en el Parlamento, sobre España. Porque servir a todos
parece imposible servir a la vez. Resulta esencial saber quién hay detrás de
esos apoyos y cuáles son las intenciones finales de los mismos porque en caso
contrario nuestra Historia está llena de “sacrificios” de falsa bandera
destinados a romper una convivencia normalizada que pueden acabar por hacer rehén
a España de intereses que pongan en riesgo nuestras libertades e independencia.