Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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sábado, 27 de noviembre de 2021

Desde la “Impresión” (por lo que es la vida) hacia la Aceptación

 

Desde la “Impresión” (por lo que es la vida) hacia la Aceptación

 (un trayecto, a veces, duro, difícil… lleno de “malos entendidos”… con personas obstruyendo con ideas fijas…con actitudes “toxicas”…

pero también de lucidez e ideas alternativas… que sorprenden y pueden ser causa de celos, envidias, miedos, temores, desconfianzas y duras situaciones personales)

 Desde la lectura del artículo anterior se puede comprender que las situaciones de partida para cada persona (para cada Ser Humano) que viene a este mundo no son iguales en circunstancias y por solo esa cuestión inicial, sus oportunidades vitales se presentarán de manera bien diferente a cada persona, determinando no solo el grado de dificultades a superar para alcanzar la plenitud vital o al menos alternativas que le permitan sentirse lo suficientemente cómodo en esta sociedad como para manejarse en lo que parecen desafíos a superar o gestionar para seguir dando sentido a las propias vidas – esta responsabilidad pertenece al entorno inmediato, en especial el familiar, pues es este entorno inmediato quien “ya conoce la naturaleza del Ser Humano en la propia sociedad” en la que vive y es quien tiene  el deber de de apoyar a los propios miembros familiares (para que estos encuentren, dentro de sí mismos, en cada circunstancia que se presente, la mejor “salida” – “exit” en ingles, del que parece que deriva la palabra éxito; lo que señalaría que el éxito en sí mismo no es otra cosa que encontrar salidas a los obstáculos que nos proponen continuamente la vida en sociedad).

La Sociedad no deja de ser como un paradigma que hablara de la naturaleza competitiva entorno a la cual se ha pre-configurado; competitividad que pareciera afectar a cualquier rasgo de la naturaleza humana ya desde niños y entre iguales – y de la cual nacería las situaciones de acoso en todas sus formas, que no sería otra cosa que “cerrar” salidas (cerrar el derecho al éxito de la expresión del propio “mensaje personal” que todos portamos por el mismo hecho de nacer); cerrando esas puertas a las personas se refuerza un mensaje de “superioridad” del acosador y el “destino” que este “reserva a sus víctimas.

Así pues el papel familiar se hallaría en la línea de  mostrar los caminos y estrategias para que cada uno de sus individuos, en cualquier circunstancia, encuentre las mejores “salidas” y desde ellas el itinerario para sentir y comprender qué es la libertad y permanecer en ese entorno de libertad durante toda la vida que le permitirá no solo desarrollarse como persona sino también “comprender y entender” la naturaleza del ser humano en sociedad. El papel familiar prioritario es también remover los obstáculos que puedan entorpecer es trayecto y defender a su miembro en cualquier circunstancia que pretenda obturar y segar su trayecto hacia libertad así entendida como un desarrollo personal donde se encuentra el “lugar propio” donde “descubre” sus capacidades y con ellas “su deber” para consigo y su propia sociedad (un ejemplo de muchos que se pueden hallar que expresan esta búcqueda se muestran en letras de canciones como las de el dúo Amaral cuando en sus inicios en una de sus letras señalaba: “Quiero encontrar mi sitio”, señalando que es una circunstancia común propia del proceso de comprensión del entorno social donde nos hallamos y de nuestra propia sociedad). Así pues, Buling, mobing, acoso… que en definitiva no es más  que formas de acoso destinado a bloquear las capacidades de las personas y con ello el acceso a sus libertades para realizarse como tales personas.

Estas formas de acoso son un condicionante social aceptado como existente, con el cual se suele ir lidiando desde distintos puntos de vista para posibilitar que cada persona pueda realizar un trayecto personal en el que se vaya sintiendo realizada y a la vez constate que su propia vida “adquiere sentido” a la vez que asume y acepta (lo más positivamente posible) la naturaleza de la sociedad humana que le circunda; viendo también cómo su propia vida sí le da opciones para seguir adelante, y considerar que tiene un papel en la misma.

 

En este sentido cabe mencionar a modo de ejemplo la noticia que aparece en la Vanguardia de Barcelona sobre una niña de 16 años que ha desarrollado un bot contra formas de acoso apoyado por su entorno familiar que ha venido estimulando la visión científica en la adolescente ante la “impresión” que pudiera haber causado en ella el negativo “comportamiento social” que se observa entre iguales en las escuelas e institutos (ver: “La Joven de 16 años que combate el bulling con un bot    Las cifras son elocuentes. Según datos de la Asociación NACE (No al Acoso Escolar), uno de cada cinco niños escolarizados sufre bullying en España y solo el 15% de las víctimas se atreven a contarlo a familiares o profesores.

La dificultad en contarlo estriba en que “Si le dices a alguien que sufres 'bullying', aunque no lo muestre, quizás te esté juzgando de alguna manera".

El acoso entre iguales consiste en la persecución física y/o psicológica que se hace contra un niño u adolescente, al que se elige como víctima de repetidos ataques, y por lo general no es una acción individual, sino que a menudo participa todo un grupo.

(Si la única respuesta que recibes del entorno familiar es: “Hay que ser fuerte” u otra como “Hay que ser listos”, son respuestas “vacías de contenidos prácticos” (e incluso que tienden a hacer concebir una visión de malicia y fuerza que poco puede aportar al conjunto social en su devenir hacia una sociedad mejor; pues “hay que ser fuertes” o  “hay que ser listos” no aporta en sí mismo ninguna solución que no señale, en último extremo, una idea vinculada a la violencia o a la falsedad en las relaciones).

Por el contrario, el artículo señalado mostraría una alternativa transversal de mejores perspectivas, pues la joven no solo “ve el daño en el entorno” sino que aplica un sistema a su alcance para intentar “apoya” a quienes se ven afectados por estas lacras y con ello, ella misma, adquiere mayor conocimiento del entorno social en que vive; y además en ello encuentra el apoyo/refuerzo de sus propio padres.

No se puede concebir mejores perspectivas para esta joven, y tampoco concebirlas sin el apoyo decidido de su entorno inmediato.

 Sin embargo, el acoso no cesa en la etapa infantil, o adolescente o juvenil, (como si fuera parte de un proceso de aprendizaje e integración, que de alguna manera se asume) como un “componente” de nuestra sociedad, “siempre que no nos toque de cerca”.

Sin duda hemos visto cómo en la etapa adulta se emplea del acoso y la violencia (a pesar de que nos consideramos Seres Humanos privilegiados en nuestra condición de tales por nuestra inteligencia y capacidad de conocer, comprender e interpretar el Universo que nos rodea).

En la etapa adulta también se usa del recurso a formas de acoso/violencia que parecen formar parte de las relaciones sociales en ámbitos de nuestras sociedades (e incluso en las relaciones internacionales), a pesar de concebir que “como adultos” debiera mediar siempre el diálogo honesto y sincero para evitar estos escenarios y facilitar trayectos positivos. Se pudiera concebir que, a pesar de nuestras capacidades privilegiadas, propias de ser “Seres Humanos” dotados de condición superior para entender y comprender el mundo y la Naturaleza de la vida que nos rodea existiera siempre un “recurso abierto” a la expresión de nuestra condición más animal, la que nos vincula incluso con las fieras que existen en los aún existentes espacios salvajes y en función a esa tendencia animal poner, incluso nuestros conocimientos y capacidades al servicio de esa condición más animal que se fundara en la violencia y acoso - en vez de la aceptación de la “condición de diferente”, o del ingenuo en proceso de aprendizaje,  y con ello fomentar la tolerancia, la empatía y la aceptación y valoración de la diferencia como un rasgo más que aporta a nuestra sociedad, y con ello aceptar que como personas todos somos iguales en derechos (y capacidad en condiciones de igualdad para aportar) aunque singularmente seamos diferentes.

 

Por tomar un ejemplo reciente contra el uso de la violencia/acoso en las recientes celebraciones del 25 N (Día Internacional contra la violencia de género)  la prensa mostraba experiencias de acoso/violencia donde las personas mostraban que no “habían sido creídas” cuando intentaron mostrar la “realidad” en la que vivían.


Vemos pues como persiste esa condición de expresar superioridad por medio de la fuerza  que se emplea en razón de la condición de género sobre media humanidad.

 

Concebir a una persona, a incluso a un “género humano femenino” en razones de inferioridad por su condición natural no parece una senda ni positiva ni digna de  nuestra condición humana (y por ello se apela desde los artículos de este blog a la existencia aún de esa visión de condición animal que en el fondo siguiera persistiendo y que se vincula con una visión darwinista de la fuerza y que, lamentablemente, se extendiera no solo en razones de fuerza – el más fuerte vence al más débil e impone sus condiciones – sino que se ampliaría a principios del siglo XX a visiones eugenésicas que afectarían ya también a razones de razas concebidas como inferiores, creencias religiosas tenidas como inferiores, inclinaciones o condición sexual a exterminar, e incluso cualificar por los Estados qué vidas son dignas de ser vividas y cuáles no (determinando también con ello su exterminación por considerarlo gasto superfluo; y por consiguiente todo quien se opusiera a esta visión también debiera ser exterminado por esos Estados).

 Cuando el entorno social se muestra “hostil” o “toxico” – aquí el término “tóxico” que se viene expresando desde hace unos años como definición de personas con las cuales mantener relaciones resulta “venenoso” por sus características, siendo capaces de hacer verdadero daño moral o espiritual a las apersonas hasta el punto de que estas no vean salidas para sí mismas (este es un reto al que tarde o temprano todos nos podemos tener que enfrentar y con ello descubrir cuál es la mejor manera de “evadir o gestionar contactos” con este tipo de personas) .

 

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