Con ésa afirmación el psicólogo daba una pauta de conducta al conjunto de nuevos miembros del grupo E que habían aprobado las oposiciones. Hay que creérselo – mensaje que me desconcertaba y me quedé “rondando” una afirmación que, para nada, acertaba con el propio entorno social del momento. ¿Creerse la Constitución no es bastante? ¿Qué es lo que había que creerse? Tal vez hiciera referencia a los prejuicios sobre los funcionarios o el personal al servicio del Estado?. Se había producido un cambio social en el cual los valores constitucionales debían imperar y en ello no podían existir prejuicios. ¿Aquella afirmación se refiriera a la necesidad de asumir los prejuicios que se exteriorizaban en las canciones de Forges?. Rescatar a Forges parecía un acto imposible por contradictorio.
Si había que rescatar todos esos prejuicios… en realidad no hablábamos de democracia.
Estaba claro que la postura correcta era defender la Constitución frente idea emergida en la izquierda democrática española (cuyo axioma parecía ser: La Democracia somos nosotros, incluso, si es necesario, por encima de la Constitución - porque la Constitución, en realidad, es la expresión de nuestra voluntad - aunque ésta cambie a cada momento).
Servir y aceptar la voluntad de los ciudadanos a través de las leyes que los representan (eso es democracia): la expresión de la ecuanimidad y la igualdad de todos (y del sentido común dentro de las leyes y normas que nos habíamos dado dejaban fuera a los prejuicios. Los prejuicios eran, o debían de ser en realidad, una estrategia de aquellos que estaban en contra de los valores democráticos. ¿O no?) .
. Tal vez nunca haya cambiado nada y todo haya sido una puesta en escena. Tal vez todo siga siendo igual - y seguirá siendo igual - ...: los defectos y miserias de nuestra naturaleza y condición humana se manifiestan más o menos veladamente según los tiempos y las modas políticas o las circunstancias puntuales. Y los valores constitucionales nunca se alcancen de verdad. .. tal vez todo haya sido correr tras la zanahoria de los valores Constitucionales, mientras otros han corrido detrás de cuestiones más sustanciosas ...tal vez.
“Si no te pilla la ventanilla confesao
La ventanilla hace papilla al más pintao.
La ventanilla
Que pesadilla
La ventanilla hace papilla al más pintao”
“Sillón de mis entre telas
mi despachito oficial
me quieren dejar a fuera
arrojarme al arrabal”
La ventanilla hace papilla al más pintao.
La ventanilla
Que pesadilla
La ventanilla hace papilla al más pintao”
O esa otra de:
“Sillón de mis entre telas
mi despachito oficial
me quieren dejar a fuera
arrojarme al arrabal”
Si había que rescatar todos esos prejuicios… en realidad no hablábamos de democracia.
Estaba claro que la postura correcta era defender la Constitución frente idea emergida en la izquierda democrática española (cuyo axioma parecía ser: La Democracia somos nosotros, incluso, si es necesario, por encima de la Constitución - porque la Constitución, en realidad, es la expresión de nuestra voluntad - aunque ésta cambie a cada momento).
Servir y aceptar la voluntad de los ciudadanos a través de las leyes que los representan (eso es democracia): la expresión de la ecuanimidad y la igualdad de todos (y del sentido común dentro de las leyes y normas que nos habíamos dado dejaban fuera a los prejuicios. Los prejuicios eran, o debían de ser en realidad, una estrategia de aquellos que estaban en contra de los valores democráticos. ¿O no?) .
. Tal vez nunca haya cambiado nada y todo haya sido una puesta en escena. Tal vez todo siga siendo igual - y seguirá siendo igual - ...: los defectos y miserias de nuestra naturaleza y condición humana se manifiestan más o menos veladamente según los tiempos y las modas políticas o las circunstancias puntuales. Y los valores constitucionales nunca se alcancen de verdad. .. tal vez todo haya sido correr tras la zanahoria de los valores Constitucionales, mientras otros han corrido detrás de cuestiones más sustanciosas ...tal vez.