Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 20 de febrero de 2013

Controles de Calidad



         La gente en el trabajo anda buscando conseguir objetivos; objetivos que les permitan complementar el sueldo para llegar a pagar las facturas de todos los meses y, además, poder darse alguna pequeña alegría concediéndose algún capricho.  Los objetivos de la empresa son sus propios objetivos, aunque el fondo de la cuestión, en algunas ocasiones, sea ganar dinero sin reparar en los daños colaterales (al fin y al cabo, en la actualidad, la corriente de opinión gira entorno al concepto de que si a alguien le roban es porque se deja; aunque esté revestido de la eufemística concepción de "un cliente ideal" - el que se traga todo lo que le dicen.. Parece que ése es el principio del liberalismo).

            Así que el asalariado pugna por colocar productos de su multinacional de la misma manera que los bancos colocaron todo tipo de productos perjudiciales para la economía de las personas a todo tipo de personas: sin ningún tipo de complejos ni reparos. “Lo primero es sobrevivir”. Y luego parecen justificar el engaño asegurando que sus clientes eran unos avariciosos y que es merecido el castigo.

             Y a mí me da por pensar en hacerles controles de calidad a ellos, cada vez que me inoportunan llamándome a mi casa para venderme un producto (dos o tres o cuatro). E insisten e insisten como mendigos, pero si caes en la trampa de acceder a requerimientos se sienten supermanes con cierta sensación de engaño. Engaño que parece presidir las operaciones comerciales que parten de la iniciativa de la multinacional en el momento que deciden entrar en la esfera de tu intimidad y te “asedian” para que  emplees mejor el dinero que destinas a gastos fijos. Y sin embargo, aquellos que deciden estas estrategias (o se llevan los mayores beneficios de estas actividades empresariales) viven a resguardo de las intrusiones que ellos desean como legítimas para los demás.(Ellos no son avariciosos, ni viven por encima de sus cualidades personales objetivas: Ellos salvaguardan los intereses del Estado - a cualquier precio - pues son, aunque sean empresas privadas - Estado).

         Tal vez haga, sólo por divertirme, un seguimiento en una libreta de las llamadas que me realizan y luego, cuando las repitan, les diga lo pesados que son, los métodos que tienen y si me han mentido en tal o cual producto ofrecido; o simplemente han omitido las desventajas que me acarrearía el contrato de ciertos productos.

               Pero no sirve de nada. Porque la persona a la que le pudiera hacer esas precisiones es un empleado “sobreviviente” que hace “todo lo necesario” para ganarse el sustento propio o familiar. Y su jefe hace lo mismo. Y su Director General tiene que asegurar unos beneficios para seguir en el cargo y con los privilegios a los que ha acostumbrado a su familia.  Y el Presidente de la Corporación se debe a sus accionistas, que le piden más beneficios. Y al final todo se encuentra enmarcado en unos valores que tal vez habría que revisar (revisar no desde el maravilloso punto de vista de los de arriba, si no desde el punto de vista de los de abajo y verificar las consecuencias de esas actividades en las personas y en sus economías).

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