He recuperado mi bici. La compré hace 23 años, cuando me separé. Ya tenía una de carreras, que era el anhelo de mi vida infantil y que adquirí a los 19 años. Por entonces circular por Zaragoza era todo un riesgo de grandes proporciones; la mayoría de los vehículos, y sobre todo los profesionales, te venían a considerar como interfiriente y perturbador elemento de la tranquilidad (¿) de las vías de circulación.
Ahora, con más de 50 años recupero la magia de la bici. Magia que observaba de niño cuando por la noche venían a apagar las luces de mi barrio - calle Miguel Servet - un hombre con una gran pértiga que, farola a farola, las iba apagando de una en una.
En tiempos, buscando alguna noticia pasada en el Heraldo de Aragón, pude comprobar que, a principios del siglo pasado, los accidentes de bicis eran numerosos ante la proliferación de los vehículos autopropulsados. Y comentando esta circunstancia, me dijeron algunos del Matadero Municipal, que la Policía de aquella época multaba a los trabajadores, en las madrugradas cuando iban sin luces en las bicis a trabajar. Ha pasado mucho tiempo de aquello y ahora parece claro que precisamos una ciudad mucho más humana y cercana al ritmo, no de una máquina veloz, sino, del ser humano.
Ha pasado tanto tiempo que todo el conocimiento sobre circulación, ante la providencial advertencia de un Policía Municipal, la he de actualizar; y en ello me he puesto viendo que existe una especie de Reglamento y Plan Director en el que han participado multitud de personas.
Aún así, y antes de leerlo con detalle - pues como no puede ser de otra manera los textos normativos son muy técnicos y por ello difíciles - me viene a la memoria el reciente comentario de un compañero que me aseguraba que en la Plaza del Pilar se puede ir en bici; he mirado el texto y en principio no hay nada que lo avale. Por ello, "a priori", echo en falta un texto sencillo y fácilmente entendible sobre cómo usar la bici en Zaragoza.
Ya os comentaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario