Lo que nos traerán los Reyes Magos de 2019.
De la misma
manera que el año pasado realicé una simbología, contenida en la Navidad y la
llegada de los Reyes Magos para adorar al niño Jesús y ofrecerle sus presentes
(Oro, Incienso y Mirra), y además reflejar que la ubicación de esas
festividades en cada uno de los días de la semana podría contemplarse con un
significado especial – dependiendo de si fuera lunes o martes o miércoles… - dándole una característica singular a
esa Navidad y Adoración al Niño; también quiero realizar, este año, el mismo
ejercicio con la finalidad de observarlo, al finalizar el año que viene, si esa
circunstancia porta algún tipo de “predisposición” al ánimo de las personas en
atención al significado que tiene cada día de la Semana. Es sabido que cada día
de nuestra semana es un homenaje – o descripción
– a los planetas que conforman nuestro sistema Solar, al menos a los astros que,
conocidos por entonces, más influyen en nuestra Tierra: El Sol, la Luna, Marte,
Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Cada
uno de ellos tiene atribuidas cualidades que estimulan al Ser Humano, asegurándose
que promueven en él el sentido de la belicosidad o la Guerra o lucha – por ejemplo
con Marte, a del Amor cuando es Venus…etc. En ese artículo del pasado año (que he reactualizado en mi Face) ya
vislumbraba cierta unidad de acción de la Humanidad como tal, pero por
extensión de la vida como tal sobre el planeta. Y también vislumbré que el
mismo Cosmos pudiera ser una Unidad de Vida, en la cual nada de lo que ocurre
en su interior pasara sin generar influencia particular en cada ser vivo, o
comunidad de seres vivos o, en consecuencia, de un planeta como el nuestro (por mucho que la Ciencia pretenda que “no
existe” nada si ella misma no es capaz de verificar su existencia – y que
recuerda a esa idea que existió y se desarrolló en el siglo XX, por la cual se
afirmaba: Lo que no sale en la Televisión no ha sucedido; ahora sabemos que No, que lo que no sale en
la Tv puede salir por las redes sociales – aunque estas, a veces, pretendan
engañarnos – tal vez de la mano de aquellos que desean “destruirla” para que no
exista una Verdad paralela y sólo la Oficial).
Los medios de
comunicación de masas parecen responder a una “emulación” de las facultades que
existen en la Naturaleza para establecer la comunicación entre los seres vivos.
La preocupación por unificar la “dirección” que debe tomar nuestros
pensamientos (tanto individualmente como sociedad) nos ha llevado, desde
siempre, a intentar construir un sistema o códigos de signo o lenguaje que
permita una “comunicación” que haga posible cierta unidad de pensamiento en la
sociedad en la que se establece. Así podemos concebir que las pinturas
rupestres – como primer tipo de lenguaje
– pudiera intentar establecer una especie de “comunión” común entre los
miembros de un clan (comunión que tendría como objetivo expresar con más
fortaleza las emociones que les generaban realizar ciertas tareas destinadas
para su supervivencia – como la caza o la
observación de manadas de animales – en las cuales ponían sus propias vidas
en juego, en peligro de muerte, y donde la muerte se convertía en un acto
inevitable para la supervivencia). Así mismo esa circunstancia de observar que
la muerte es un fenómeno aparentemente universal - que afecta a todo ser vivo
durante su existencia en la Tierra – les pudo
llevar a establecer un “vínculo vital”, de experiencia común en toda vida,
entre los animales que cazaban, y que por lo tanto defendían sus propias vidas
amenazando y poniendo en riesgo la vida de los cazadores, y los propios seres
humanos que los mataban; vínculo que pudo ser el origen de ritos y, por lo
tanto, el inicio de lo que hoy entendemos por religiones – donde el hecho de la
muerte, que a todos nos afecta – se revela como experiencia inevitable que
nos lleva a una pregunta esencial a responder: ¿Por qué hemos de morir? Y desde
ahí construimos multitud de respuestas según cada perspectiva cultural con el
fin de dar un “sentido a nuestras vidas particulares, a las de nuestros seres
queridos y a la propia Humanidad, y por extensión, nos preguntamos por el
sentido de la propia vida y sobre ¿Qué es la vida? Más allá de la propia
descripción – que no definición – que
realiza la Ciencia actual. Las cuevas de Altamira podrían mostrar, en cada
bisonte reflejado, no sólo la impresión que dejaban en nuestros prehistóricos
antepasados la muerte y sacrificio de vidas para poder sostener las suyas
propias, sino cuestiones como el “volumen” que ocupa la vida en nuestro planeta
– es decir: La Materia, la sustancia, y
con ello la singularidad y entidad del “sentir” y “experimentar” placer y
dolor, vida y muerte. El bisonte y el ser humano primitivo tenían más cosas
en común de las que hoy consideramos que tienen una vaca o un toro con nosotros
(ya que las muertes de esos seres se
realizan en mataderos, fuera de nuestra visión social; de ahí que vivamos en
una especie de “limbo” social, al margen de esas “percepciones” que eran tan
comunes y transcendentales para los prehistóricos); y tal vez, cuando percibimos
esa “identidad” de lo que es la vida en todo ser vivo, sobre todo si es un
mamífero, lo hacemos de manera muy intensa desde el ámbito de ciudadanos de
ciudades, dando origen a un intento de aplicación de normas y leyes para
preservar o sus vidas o minimizar el sufrimiento de todo ser vivo intentando
homologar las normas y leyes que protegen la vida de todo ser humano al mundo
de los animales que nos parecían irracionales (así los concebíamos por la acción de nuestra Ciencia) pero que los
primitivos ya los podían considerar no irracionales y muy cercanos a nosotros
en emociones y sentimientos.
Esa
comunicación que inician los Seres Humanos Primitivos por medios de sus
pinturas se ha desarrollado hasta alcanzar, el siglo pasado, el espacio electromagnético
por medio de la radio y la televisión, y ahora el mundo de la Red de Internet;
pero el objetivo y el motivo es el mismo: Señalar las preocupaciones que a
todos nos afectan en este devenir que es la vida como individuos y como
especie. Y sin embargo, esta red no parece ser otra cosa que una emulación de
otra ya pre-existente y que se vislumbró cuando unos científicos verificaron
que enseñando habilidades a primates estas eran “aprendidas” por otros primates
que se hallaban a cientos o miles de kilómetros y que carecían de contacto
físico entre ellos. Es decir, parece existir una “conexión” mental entre los
seres vivos de la misma especie destinada a propiciar la evolución o la
auto-protección de la especie (ello
parece llevarnos a aceptar como certeza el chiste del famoso cocinero Arguillano,
cuando aseguraba que mientras la mujer se dedicaba a las cuestiones de la
familia él como marido se dedicaba a los problemas internacionales de la
sociedad: Guerras, política, hambre en el mundo…etc. Hoy, afortunadamente, de
ser cierta esa comunicación de apariencia etérea todo ser humano, con
independencia de sus roles sociales, estaría en situación y capacidad de
influir en decisiones de ámbito internacional mediante la simple reflexión
propia; y a la vez estaría en disposición, por el mero hecho de pensar en ese
tipo de cuestiones, en recibir las soluciones propuestas por otros seres
humanos que estuvieran situados a mucha distancia e incluso sin que se
conocieran).
Desde
este punto de vista se pudiera aceptar que el esfuerzo de la tecnología se
realiza para materializar físicamente lo que ya existiera en un plano supra-material
en la naturaleza de la vida y la existencia, pero con la ventaja de dar un plus
a esa materialidad que representa el cine, la tv, la radio, el ordenador, el
CD, el MP3…. mostrándola como verdad o
única verdad por ser palpable y tocable (aunque
cada vez el avance tecnológico nos lleve por el camino de una tecnología casi
inmaterial e imperceptible si no es con instrumentos adecuados - lo que señala
que de la misma manera que se precisa conocimientos teóricos y adquirir
habilidades tecnológicas para construir esas redes telemáticas, también se
precisa de desarrollar, o retornar a, cierta sensibilidad para percibir esa
otra red ya preexistente que une a todos los seres vivos por el mero hecho de
existir y que parece que ya no percibimos por dar más veracidad al mundo de la
materia que al mundo del espíritu).
En este
sentido, de todos los lenguajes que existen considero al de la imagen (cine y tv) el más determinante en
nuestra sociedad, por ser el que nuestro cerebro toma por real y realidad
aunque no sean tan reales como nos parecen (sobre
todo porque suelen estar tratadas con efectos o con estrategia informativa o de
mensaje intencionado); y a la vez me parece el más eficaz para desarrollar
las facultades que parece que tenemos dormidas el lenguaje de la lectura o de
las artes plásticas e incluso abstractas porque estimulan la capacidad de
activar nuestro entendimiento y no nos sitúan en una posición estrictamente
pasiva (y sin embargo lo dicho, nada hay
mejor que de todo en su punto medio y moderado – según nos indique y nos
proponga nuestro propio “entendimiento” de lo que mejor nos conviene a cada uno
en cada momento; hacernos caso a nosotros mismos y respetarnos es el primer
paso para conocernos y desarrollarnos, dentro de nuestras limitaciones – ya sean
sociales o personales).
Así pues, volviendo al tema principal de este
artículo, considero que todo lo que existe en todo el Universo se halla
relacionado en cierta forma de unidad (de
tal modo que la explosión de una supernova produce efecto en el conjunto en el
mismo momento de producirse, aunque otros efectos más materiales se generen en siglos
y mileños posteriores. De esa idea se puede concebir que existe cierta
previsión y determinación de la propia existencia y que esa determinación
podría ser previa a la propia existencia de la vida en el propio Universo; de
igual manera que en el mundo de la materia la desaparición o desintegración de
la Tierra por un potencial cometa destructor alteraría, en alguna manera, las
órbitas de los planetas del propio sistema solar en el que nos hayamos y, en
consecuencia, de estar habitados o contener vida alguno de ellos, esta vida
sería influida en su devenir o desarrollo) y por ese motivo existe la
predicción (aceptada en la ciencia en el
mundo científico en determinadas disciplinas, como la meteorología, por
ejemplo; aunque a veces no acierten).
Todo lo
expuesto hasta aquí, como experiencia de la vida, no le pasa desapercibido al
cerebro del Ser Humano individual – por mucha
aparente confusión que pudiera reinar en torno a este tipo de ideas – y se
puede observar que lo que conoce nuestro cerebro lo puede expresar cuando entra
en el terreno de la expresión espontánea o simbólica (pues los
convencionalismos sociales nos obligan a
todos a aceptar, o rechazar, (rechazar
desde de nuestra racionalidad que nos
hace conscientes de la sociedad en la que vivimos y las normas y
convencionalismos que nos limitan), algunas certezas o intuiciones
personales, teniéndolas que reservar para nuestra intimidad personal y a salvo
de “juicios” temerarios de otros que ignoran estas posibilidades que pueden
estar al alcance del Ser Humano. De esta manera protegemos nuestra “Luz
interior” y nos hacemos dueño de nuestro destino (de nuestro devenir). De alguna forma, cuando estamos liberados – en el sentido de que sabemos encauzar las
limitaciones de nuestro entorno social para que no sean un factor muy limitante
del desarrollo de nuestras capacidades personales - percibimos que el Ser Humano
“habla constantemente” de lo que “realmente sabe” y lo muestra en sus actos o
en sus obras; es decir: Describe constantemente el mundo y el Universo que le
rodea (e incluso inconscientemente cuando
se organiza, por ejemplo, para bailar – la línea de Danza es una representación
del movimiento del Universo).
Además nuestro
cerebro está conformado, físicamente, por fases de desarrollo (como bien explica la teoría de Darwin) y
en el mismo podemos observar que poseemos los humanos el cerebro primitivo de
los reptiles hasta desarrollarse superando a los primates; y también por
células que una vez, hace millones de años, se desarrollaron desde la
unicelularidad (y por la fuerza vital, que
Schopenhauer llamaría Voluntad) desarrollaron cilios para moverse en busca
de luz y luego se unieron hasta formar cuerpos y órganos en seres superiores (sin que en todo ese devenir existiera órgano
cerebral como el que ahora se considera indispensable para albergar intención
de supervivencia –instinto – y sin embargo esta cualidad ya parece existir en
los órganos unicelulares); por lo
cual seríamos capaces de “entender”, como Seres Humanos, a todo ser vivo (desde una célula, pasando por todo el desarrollo animal y vegetal) y,
en consecuencia, asumir que sí somos, realmente, los Reyes de esta enigmática “Creación”.
Así que cuando nuestro
cerebro tiene que ordenar alguna materia (como
crear un calendario para determinar el tiempo y el año, con el fin de hacer
previsibles las tareas agrícolas y las etapas de escasez) lo hace siendo
transversal (genera días dedicados a
planetas que simbolizan fuerzas o virtudes, y determina el movimiento de la
Tierra entorno al Sol, e incluye en él festividades simbólicas de sus creencias
adjudicándoles épocas y días) dando lugar a una complejidad que refleja
nuestro propio universo vital (el de
nuestro planeta Tierra) pero, a su vez, es una representación bastante fidedigna
del propio Universo en el que existimos (porque
cuando nos ponemos a reflexionar profundamente, difícilmente podemos
sustraernos al “conocimiento” que hemos adquirido – ya sea este adquirido de
manera consciente o inconsciente – y por lo tanto lo reflejamos, o tendemos a
hacerlo, de manera constante); y por lo tanto se podría “leer” en dicho
calendario las “consecuencias” o “devenir” que ese ingenio del Ser Humano ha
creado para determinar los días y las estaciones sobre la Tierra (y que se convierte en un compendio de conocimientos)
y que pudiera encerrar, sin haber intención en ello, un “pronóstico” de lo que
pudiera acontecer en el futuro (no en
forma de detalles concretos, sino de relación de “fuerzas” Amor, Lucha,
Reflexión, Uso de la Inteligencia, abandono a los Sentidos materiales o pérdida
del sentido de la realidad, Fortaleza, o
la manifestación del Poder de la Creación….todo ello sujeto a interpretación –
al igual que en la meteorología se tienen en cuenta para hacer pronósticos del
tiempo atmosférico que hará: la dirección de los vientos, la aparición de bajas
o altas presiones, las temperaturas, la naturaleza de los frentes cálidos o
fríos, la cercanía de mares o ríos, y de manera más general: la rotación de la
Tierra, su posición respecto al Sol, los anticiclones polares, las corrientes
marinas y su naturaleza fría o cálida, la contaminación industrial o de
movilidad, … etc. y a pesar de ello existe un microclima que suele matizar toda
previsión, o incluso modificarla sustancialmente).
El mundo de la
materia no se conforma con describir el mundo que nos rodea y utiliza lo que se
descubre para provecho común, puede empeñarse en utilizar esos conocimientos
para hacer creer que no existe más mundo real que el suyo, el materialista, y
con ello intentar acabar con la Fe en el Ser Humano (estas posiciones podrían ser mantenidas por aquellos que vislumbran la
sociedad humana como mera Especie Animal que se ha de gestionar al margen de
las individualidades - y en ese concepto salvan y preservan sus propias vidas
de toda contrariedad o penuria, erigiéndose como guías de la Humanidad); y la
Fe es la Virtud más esencial del Ser Humano. La Fe, concebida como un Papa la
expresó: Que cada cual con su Fe se salve; admitiendo, implícitamente, que la
Fe es una Virtud transversal a las sociedades Humana y a sus condiciones
particulares, que alcanza a los individuos proporcionándoles una fuerza
transformadora, capaz de mutar las condiciones de adversidad en propicias
oportunidades, el materialismo científico en oportunidades para la Humanidad,
los problemas graves y difíciles de resolver en oportunidades para progresar en
saber y conocimiento… etc – lo demás, todo lo demás que ha generado el
materialismo es tan pobre en comparación con “los tesoros que se pueden
descubrir” – pasaje del Rey León - que se puede comprar con dinero, y además es
perecedero, o sujeto a obsolescencia y sólo alcanza a poseer un cierto valor
especial si le lo conferimos con nuestro corazón. Así están las cosas,
según las veo.
Para estas
Navidades 2018-2019 tenemos el advenimiento de un Jesús, de un Cristo, de un
Mesías marcado, como siempre por la Noche Buena; Noche Buena que viene en lunes
(día de la Luna) por lo tanto día “complejo”
propicio para comunicarse con el “otro mundo” pero a la vez día de “interferencias”
del “lado oscuro” de la espiritualidad (es
la versión más materialista de lo espiritual y que representa a los que piden
ayuda o apoyo para el mundo material y sus problemas y preocupaciones y a los
que son capaces de “todo”, en cualquier “plano”, para conseguir sus fines y por
lo tanto van contra el devenir de la bondad divina y la alteran, si pueden,
para provecho propio, por lo general mediante el deseo de hacer daño o que se
haga daño a los que ellos odian. De alguna manera se puede concebir como El
Lunático al que no se entiende y se percibe como loco, ya sea una persona que
expresa y actúa para bien de todos y no se le comprende, ya sea persona que actúa
llevada por una locura que busca hacer daño y hace pasar sus actos por
legítimos….). El Martes es el día de Navidad, el día del reconocimiento del
destino del Héroe por los más humildes (los
pastorcillos) que esperarán de él
que guíe a la Humanidad este 2019; será un Héroe, un Cristo, un Jesús luchador y beligerante (es adorado el día dedicado al planeta de la Guerra); afortunadamente la Noche
buena se concibe a las doce de la noche, en tránsito, este año, entre lunes y
martes, por lo que se podría decir que la lucha de este guerrero espiritual
resultará, para algunos, una locura en el mundo actual; sin embargo para una
gran mayoría es una lucha anhelada que les desvelará y mostrará, con nitidez, a
aquellos que frenan el desarrollo espiritual de la humanidad - ya sea en su ciudad, en su pueblo, en su
comunidad, en su país, en su Estado o en el mundo - y tomarán buena nota de
todo lo que este Cristo nos traiga y muestre; y ello y se aprovechará para “hacer
ver” a los “ciegos” y “oír” a los “sordos” y “hablar” a los “mudos” y “dar
manos” a los “mancos” y piernas” a los “cojos” y “entender” a los que no “entienden”
y “cordura” a los “locos” y “fe” a los “incrédulos” y “consuelo” a los “oprimidos”….
También la
Noche vieja tiene el mismo rasgo, como todos los años, del Cristo que reinará
este 2019, y bajo los mismos parámetros de transición entre la Luna y Marte. Y
el Año Nuevo será un año (este 2019) de abierta lucha entre Bien y Mal; una
lucha por la sobrevivencia y prevalencia y reinado de uno de ellos – como si se
tratara de la lucha final por el poder. (A
demás, los números del año 2019 suman doce – final de ciclo e inicio de otro
nuevo en el que se ha de determinar los Valores y Virtudes que reinarán por
medio de esa lucha de bien contra mal, de materialismo contra espiritualismo,
de Fe contra destino irremediablemente adverso….). Y el día 6 de enero, Domingo, y la llegada de los Reyes, por la noche, del sábado al domingo, uniendo el último día de la semana con el primero; generando un nuevo ciclo en el que Cronos (que domina a los Dioses y los devora, es vencido, al fin, por el gran Zeus, poniendo fin a un bucle y dando lugar a una nueva etapa (el gran Saturno ya no volverá a devorar a sus hijos, ha sido derrotado) comienza la nueva esperanza gracias al Sol, principio y fin de toda vida y maravilla. Será reconocido ese destino del Cristo en pos de la Nueva Ley (el Amor) por los Reyes Magos: la Sabiduría Universal representada por los Tres Reyes del Viejo Mundo (Europa,
Asía Y África); reconocimiento del Jesús que sirve a los pobres, del Redentor
mostrando el camino mediante la lucha abierta contra el decaimiento de una
sociedad que debe de recuperar las Virtudes y los Valores por encima de
cualquier otro objetivo (El camino lo es
Todo). Y peleará en sus objetivos de mostrar ese camino a la sociedad para
afrontar los retos mediante la Fe, el Esfuerzo, el Trabajo, la Esperanza, la
Solidaridad, el Valor ante la causa justa,…. Los Reyes Magos premiarían aquellos Cristos que sigan el camino de este Jesús de 2019. Que todo sea para Bien.
Esta es mi
interpretación de estas Navidades que marcarán el 2019.
Felices Fiestas
y Próspero Año Nuevo 2019.
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