Apunto de entrar en los sesenta (camino que otros muchos y muchos ya recorrieron; y que si dejaron alguna clave para entender la vida - que sin duda lo intentaron - quedaría, seguro, encriptada entre idas y venidas de esta extraña y rara "nación" que es nuestra España). Me gustaría creer que aprendemos de nuestra Historia - al menos que aquellos que tienen la oportunidad de influir en nuestro destino, que a todos nos afecta, tienen presente los errores, los horrorosos errores del pasado y que aprendieron la lección y, por ello, nos evitarán sufrimientos inútiles a todos - por eso a veces creo ver inteligencia en algunas posturas de nuestros partidos (aunque la prensa y los comentaristas "den caña" y alimenten cierta desesperanza e incluso desesperación en la gente - a estas alturas concibo que Dios no sólo escribe derecho, con renglones torcidos, sino que además, en el mundo de la política, se influyen a los dirigentes (normalmente imbuidos y "tocados" por una deslumbrante sensación de lucidez o al menos así lo aparentan) que acaba cediendo ante las mismas e identicas "leyes" que tuvieron que gestionarse hace un siglo (incluso cientos de años antes, cuando las disputas de intereses no les llevaron por el camino del acuerdo con noble pacto, y terminaron abriendo las puertas del estrecho de Gibraltar a las tropas árabes, para que fueran estas quienes dilucidaran una disputa interna - desde luego, viendo la oportunidad, decidieron invadir la península y quedarse VIII siglos por aquí). Creo que aún les sirve de pretexto a los anglosajones, esa falta de capacidad para reconocer lealtad a los compromisos de los ibéricos, para justificarse en ser los garantes de paso por el estrecho (mucho más aún después de que se reiterara la misma Historia en la península, cada vez que surgieran diferencias y rivalidades internas, y se sobrepasará el marco del compromiso pidiendo apoyo, precisamente, a los anglosajones, y que son, los que realmente, acaban imponiendo su criterio - haciéndonos pagar a todos los gastos (e intereses), determinando nuestro futuro de siervos, redactando una Historia a su medida y atando nuestro previsible futuro (donde nos volveremos a traicionar) nuevamente a su voluntad.
Esta vez quiero pensar que no, que realmente aprendimos esa lección y que (al igual que centro Europa se apresta en prevalecer el sentido común, en medio de esta locura del "nosotros primero") España, por fin, concibe o concibiera que todos somos uno si, por mucha escenificación que haya, seguimos siendo uno y no se vuelve a caer en la tentación de no "saber leer", lealmente a los adversarios políticos y se sale corriendo a "pedir ayuda", otra vez, a los mismos (los anglosajones) que encarcelaron a todo el país durante cuarenta años (convirtiendo a su jefe de estado en un simple carcelero, así atado y bien atado, y generando una profunda frustración y aniquilación de todo sueño de singularidad capaz de aportar al entorno social o internacional).
Esa extraña lucidez que suele aparecer en algunos políticos (y que los cercanos vislumbran con cierta sorpresa y casi decepcionante temor, definiendolos como "se creen que están tocados por Dios") los hace muy vulnerables - y con ellos a todos nosotros también (ya los hizo en el pasado). La política es más terrenal, y tiene más que ver con hacerse positivamente previsible a los adversarios (y estos, los adversarios, por interés de todos, sean siempre leales).
No hemos superado el pasado y corremos el riesgo de repetirlo. No nos hemos puesto deacuerdo en ese relato que la juventud universitaria de los años sesenta tenía tan claro (la sociedad española de los años treinta fracasó estrepitosamente, no hay que volver a repetirlo). Se vuelve por el mismo camino de las legitimidades históricas. Se vuelve por el mismo camino de cargar las mochilas de los jóvenes con pedruscos y moles del pasado.
Todos perdimos (incluso los vencedores fueron humillados e incluso tuvieron que aceptar las teorías de sus enemigos para sobrevivir a la presión exterior, el país arruinado y convertido en siervo - y totalmente desplazado del concierto internacional).
Me gustaría pensar que aprendimos de nuestra Historia...
Esta vez quiero pensar que no, que realmente aprendimos esa lección y que (al igual que centro Europa se apresta en prevalecer el sentido común, en medio de esta locura del "nosotros primero") España, por fin, concibe o concibiera que todos somos uno si, por mucha escenificación que haya, seguimos siendo uno y no se vuelve a caer en la tentación de no "saber leer", lealmente a los adversarios políticos y se sale corriendo a "pedir ayuda", otra vez, a los mismos (los anglosajones) que encarcelaron a todo el país durante cuarenta años (convirtiendo a su jefe de estado en un simple carcelero, así atado y bien atado, y generando una profunda frustración y aniquilación de todo sueño de singularidad capaz de aportar al entorno social o internacional).
Esa extraña lucidez que suele aparecer en algunos políticos (y que los cercanos vislumbran con cierta sorpresa y casi decepcionante temor, definiendolos como "se creen que están tocados por Dios") los hace muy vulnerables - y con ellos a todos nosotros también (ya los hizo en el pasado). La política es más terrenal, y tiene más que ver con hacerse positivamente previsible a los adversarios (y estos, los adversarios, por interés de todos, sean siempre leales).
No hemos superado el pasado y corremos el riesgo de repetirlo. No nos hemos puesto deacuerdo en ese relato que la juventud universitaria de los años sesenta tenía tan claro (la sociedad española de los años treinta fracasó estrepitosamente, no hay que volver a repetirlo). Se vuelve por el mismo camino de las legitimidades históricas. Se vuelve por el mismo camino de cargar las mochilas de los jóvenes con pedruscos y moles del pasado.
Todos perdimos (incluso los vencedores fueron humillados e incluso tuvieron que aceptar las teorías de sus enemigos para sobrevivir a la presión exterior, el país arruinado y convertido en siervo - y totalmente desplazado del concierto internacional).
Me gustaría pensar que aprendimos de nuestra Historia...
No hay comentarios:
Publicar un comentario