2ª Parte: En Zgz: Gente sin solución: Mala por “Naturaleza”
Cuando una persona se halla hospitalizada, normalmente, se ha de respetar las normas internas del hospital, más aún de si se trata una planta de “Agudos” en el Ámbito de la “Salud Mental”, donde las “excepcionalidades” se hallan a su vez tasadas en motivos muy puntuales, que rápidamente deben volver a la “normalidad” y rutinas del resto de los pacientes y familiares con que se comparte el entorno.
Imaginemos un 26 de junio cualquiera que cayera en lunes, y el horario de visitas a los pacientes fuera de dos horas y media, seguidas, para estar con sus familiares.
Le lleva un móvil pequeño (para que pueda realizar llamadas desde el hospital y mirar un poco internet, porque a los pacientes les dejan los móviles sobre la misma hora que pudieran recibir visitas). Y están solos durante la primera hora y media. El hijo le hubiera dicho que la madre fuera un par de veces y que le dijera que “no volviera”, y al parecer no lo hiciera; pero llegara la madre sobre las 19h en punto.
Llegaría la madre con una tableta de chocolate que entregaría al hijo y a continuación, una bolsa como de más de cuarto de kg de “orejones” – los son albaricoques, realizados industrialmente, de esos que venden en tiendas de frutos secos.
Al día siguiente supongamos que cayera en martes 27 de junio la madre llegando a las 19h. llevara al hijo una bolsa de madalenas y otra bolsa de medio kgr. o tal vez más de orejones. Y el padre le dice al hijo que “no es bueno tanta azúcar”, contestando la madre que “la abuela del padre era diabética” con lo que el hijo, que devoraba ya lo que el día anterior le llevara la madre y parece ya “un adicto” al azúcar, le dice al padre que no diga nada que “ha pasado mucho hambre”. Todo el suelo de la terraza lo deja lleno de migas de magdalenas, por lo que el padre las recoge mientras la madre dice al hijo “que nunca el padre recogiera nada en casa” y el hijo intenta defender al padre y este le dice que “no entre en provocaciones”. El padre le ha llevado un móvil nuevo de gama media, porque el móvil pequeño, el hijo intentó cargarle un programa y lo bloqueó por falta de espacio en la memoria. Ya el día anterior intentó el hijo quedarse con el móvil para tenerlo de noche en la habitación, y siendo que salían en vez de a las 19:30h a 20:00h los padres de la visita con el hijo, cuando ya no había ninguna visita, pasaron por delante del comedor, donde estaban preparando los cubiertos para cenar, pues cenan al parecer a las 20h. y le coge el móvil al hijo, que se resiste a soltarlo, para entregárselo a una de las asistentes que están en el comedor diciéndole al hijo que es mejor que lo guarden, como hacen siempre, en el control, para respetar las normas.
Al día siguiente, supongamos que cayera en miércoles 28 de junio, llegando las 19h vuelve a parecer la madre, esta vez con un puñado de nueces, pero a continuación, cuando vuelve el padre, que baja a por un café a la máquina del hall, ve que el hijo está devorando los orejones ávidamente mientras le dice el hijo que “no es azúcar papá, es fructosa, que es buena”. Además lleva una bolsa negra alargada, que parece contener algo que la madre no muestra ni abre completamente. En esta ocasión el padre baja al hall a pedir un taxi que le venga a recoger a las 20h (es decir, siendo las 19:30h, suponiendo que nuevamente la madre retrasará la hora de salida hasta las 20h) y cuando sube, ve ya están saliendo porque en esta ocasión se hubiera decidido señalar a las visitas que salieran “todas” a las 19:30h. AL padre no le da tiempo ver qué mas cosas ha dado la madre al hijo que tuviera en la bolsa negra que llevaba, porque cundo intentaba regresar para despedirse del hijo antes de irse, un conserje ya cerrara el paso al no quedar visitas. Tampoco salera el hijo a dejar el móvil en control, que lo debiera haber dejado a las 19:30h en punto, porque de ello tiene constancia el padre, que ya fuera del hospital llamara al hijo al móvil para comprobar si estuviera apagado y en recepción, pero lo cogiera el hijo y se despidieran por teléfono.
Parece que en esta ocasión “hubiera colaboración” por parte del personal de la planta respecto de tolerar todas las irregularidades que realiza la madre saltándose las normas y los excesos de azúcar que preocupan tanto al padre.
Se recomiendan no comer más de 5
orejones diarios, pues suelen poseer sulfitos como conservantes, lo que puede
causar reacciones adversas en personas sensibles a estos compuestos. Consumo excesivo: Puede provocar malestar
estomacal o diarrea debido a su alto contenido en fibra si se consumen en
exceso. Además tienen interacción con otros medicamentos y las más conocidas en
con los anticoagulantes
o medicamentos para la diabetes, por lo que es importante consultar con un
médico antes de incluirlos en la dieta. Además, prácticamente el 50% de su peso es azúcar.
Cuando la
dieta incluye azúcar en grandes cantidades, aumenta el riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, sobrepeso y obesidad (en particular, en los niños),
hipertensión, diabetes, problemas bucodentales e incluso cáncer.
Estos son sus posibles efectos negativos más conocidos.
Sin
embargo, hay varios más, que conviene conocer para tener más
claro todo lo nocivo que puede ser el abuso de este elemento. A continuación se
enumeran seis de esas otras posibles consecuencias negativas.
1. Problemas de memoria
Diversos
estudios, en los últimos años, han hallado una relación entre el consumo
excesivo de azúcar y problemas de memoria. Ya en 2012, un trabajo de
científicos de la Universidad de California Los Angeles concluyó que
“una dieta alta en fructosa a largo plazo altera la capacidad del
cerebro de aprender y recordar información”.
Un año
después, otro estudio arribó
a resultados similares. En este caso, los investigadores especificaron que el
alto consumo de azúcar se asocia con daños en la región cerebral del hipocampo.
A finales
del mes pasado, en tanto, una nueva investigación –también
realizada en Estados Unidos– corroboró esos efectos sobre la memoria, sobre
todo en adultos que durante su
infancia hayan comido muchos dulces. En este caso, la
hipótesis se relaciona con los cambios que el exceso de azúcar genera sobre
el microbioma intestinal.
En
concreto, la presencia de dos tipos de bacterias intestinales –favorecida por
el consumo de azúcar– terminaría causando alteraciones en el hipocampo.
Aunque aún no está claro el mecanismo por el cual el azúcar propiciaría el
deterioro del hipocampo, la relación entre ambos hechos, a partir de todos
estos estudios, parece evidente.
2. Alzhéimer
La
conexión entre el exceso de azúcar y un mayor riesgo de padecer alzhéimer se
explica a partir de la diabetes. Esta enfermedad aumenta las probabilidades de
sufrir un deterioro cognitivo, el cual puede derivar en algún tipo de
demencia. Y la más común de esas demencias es el alzhéimer, que
representa el 60%-70% de los casos.
Y aunque
las posibles conexiones entre la diabetes y el alzhéimer “aún no se comprenden
del todo”, según explica un documento de
la clínica Mayo, de Estados Unidos, hay especialistas que han llegado al punto
de proponer que el alzhéimer sea considerado una nueva forma de
diabetes: diabetes
mellitus tipo 3.
De
acuerdo con esta visión, el alzheimer sería un tercer tipo de diabetes, más
allá de los dos conocidos hasta ahora. En cualquier caso, lo que sí parece
claro es que un consumo excesivo de azúcar a lo largo de la vida resulta un
factor de riesgo para esta enfermedad.
3. Ansiedad, depresión y otros
problemas mentales
Con
frecuencia se cree que las consecuencias negativas de una alimentación
desequilibrada son exclusivamente físicos o fisiológicos. Sin embargo, al verse
afectado el cerebro –como quedó claro en los puntos anteriores– también pueden
aparecer problemas relacionados con la salud mental.
“Las
personas con trastornos del estado de ánimo suelen tener dietas de mala
calidad, bajas en frutas y verduras pero elevadas en grasas y azúcares”,
apunta un estudio sobre
la ansiedad relacionada con la dieta, publicado por científicos del Reino Unido
en 2013.
Otros
investigadores del mismo país se preguntaron si no podía haber una “causalidad
inversa”, es decir, si no podía ser que fuera el estado de ánimo el que
influyera sobre la dieta y no al revés. La respuesta a la que llegaron fue que
no: ni la depresión ni los trastornos mentales comunes predijeron cambios en la
alimentación.
En
cambio, el mismo estudio (publicado
en 2017) reveló que los hombres en el tercio más alto de ingesta de alimentos
dulces o bebidas azucaradas mostraron –después de cinco años– un 23%
más de probabilidades de sufrir un trastorno mental.
4. Problemas en la piel
Los
azúcares en la sangre, al unirse a las proteínas, llevan a cabo un proceso
conocido como glicación, y que tiene como resultado unos compuestos
llamados productos
finales de glicación avanzada (conocidos como AGE, por sus
siglas en inglés). Esto es natural, pero uno de sus efectos es la muerte
celular y, por lo tanto, el envejecimiento.
Si se
consume azúcar en exceso, todo este proceso
se acelera, lo que provoca que las arrugas y otras marcas del
paso del tiempo aparezcan antes. La glicación también altera la calidad del
colágeno. Además de una mayor cantidad de líneas faciales, esto contribuye con
que el aspecto de la piel sea más seco y apagado.
Más aún,
los azúcares promueven la inflamación, y esto aumenta el riesgo de sufrir
trastornos dermatológicos como el acné y
la rosácea,
sobre todo en personas propensas a estos problemas.
5. Dificultad para saciar el
hambre
La
insulina es una hormona segregada por el páncreas, que permite al organismo
aprovechar la glucosa en forma de energía. Si una persona ingiere demasiado
azúcar, el páncreas trabaja de más: genera muy elevadas cantidades
de insulina, que no solo son un factor de riesgo de diabetes, sino que también
alteran la regulación
del apetito.
Esto se
debe a que la hiperinsulinemia –la
presencia de una cantidad de insulina en la sangre mayor de lo normal–
interviene en ese proceso, junto con otras hormonas como la leptina (que inhibe
la sensación de hambre, es decir, estimula la saciedad) y la grelina (que
hace lo contrario: induce las ganas de comer).
Por eso,
los azúcares no solo tienen efectos negativos por su ingesta en sí misma, sino
también porque animan a seguir ingiriendo. Algo que favorece el
sobrepeso y la obesidad, con todas sus consecuencias negativas derivadas, y que
además se relaciona con el siguiente, el último punto de este listado.
6. Posible adicción
No hay un
consenso entre los profesionales de la salud acerca de si se puede asegurar
–aun en casos de ingesta compulsiva de algún producto– que exista una adicción
a los alimentos. Sí, en cambio, se puede considerar que algunos productos,
entre ellos los dulces (y también los muy salados, los carbohidratos, las
grasas y los ultraprocesados), son “potencialmente
adictivos”.
Eso se
debe a que el consumo de azúcar hace que el cerebro libere dopamina y
opioides, sustancias que también se activan cuando se realizan otras
actividades placenteras y adictivas, desde consumir drogas hasta tener relaciones
sexuales.
Por eso, aunque en seres humanos no está confirmado que pueda hablarse de “adicción al azúcar”, las conductas que este producto genera en ciertas ocasiones lo ubican también en un lugar de riesgo.
Véanse
las consecuencias, porque al menos en estos tres días, si la madre no viniera
haciendo lo mismo en las visitas previas que el padre trabajara de turno de
tarde sin poder ir a ver al hijo, el nivel de azúcar que se ha consentido dar
en esa planta de Salud Mental del Royo Villanova, por el personal de asistencia
de planta, en solo tres días hubiera sido en orejones de al menos 1Kilo y medio
además de las madalenas , tabletas de chocolate y lo que hubiera en la bolsa
negra que no pudiera ver el padre, porque se cruzara el conserje ya en el
pasillo al cerrar las visitas.
También esto parecería ser el colmo, además si la madre
intenta convencer al hijo para que se vaya a la playa con ella, en cuanto salga,
porque cambiando de Comunidad Autónoma, otra vez, podría volver a re-iniciar su
relato sobre el hijo, que ya saturado de azúcar (si en tres días lleva al menos 1
kio y medio de azúcar, y si la madre también hubiera ido la semana
anterior a ver al hijo todos los días, este podría llevar en el cuerpo unos 5 kilogramos de azúcar, en un Hospital de
la DGA (R. V.) con la “colaboración de parte del personal” de la planta de Psiquiatría).
No sé sabe ya ni que decir ni qué hacer ni qué escribir. Escribiría ya el padre pidiendo asistencia jurídica, como se aprecia en lo relatado ante el perjuicio que sufre el hijo, al correo que poseyera de Servicios Sociales, (que interviniera con anterioridad para localizar al hijo en BCN), en ese sentido de proporcionar Defensa Jurídica al Hijo,, que parece obligación que formara parte al definirse como Comisión de Tutelas de Adultos y Defensa Judicial.
La madre no carece de conocimientos básicos, es una Universitaria que trabajara con adultos para su inserción social. Esta manera de proceder parece algo más que negligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario