Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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viernes, 27 de octubre de 2023

“Tráfico de influencias”: Un concepto trasnochado que precisaría ampliación(¿?) Una alianza hipócrita que o mata personas o vive de vulnerables sometiéndolos a sufrimiento inaceptable.

La progenitora pretende sacarlo de la comunidad autónoma y acabar con el hijo.

Tráfico de influencias, una aspecto nuevo, una nueva perspectiva, un enfoque nuevo cuando se orienta a destruir vidas.

 “Tráfico de influencias”: Un concepto trasnochado que precisaría ampliación(¿?)

Una alianza hipócrita que o mata personas o vive de vulnerables

sometiéndolos a sufrimiento inaceptable.

 

Nota: El conflicto extremadamente violento que vemos estos días en las TVs – primeros de octubre de 2023 -- (cuya “primera fase”: Provocación extremadamente violenta - sobre civiles, en comunidades que confían en la paz, jóvenes que precisamente estaban en un festival de PAZ y algunos activistas que dedicaron  su vida a la Paz) después de unos 15 días de “saturación informativa”, “se encaja” todo la barbarie acontecida, en el “concepto” de “Guerra” – pues siempre resulta necesario “poner nombre” a lo que “fuera que fuere” que nos espanta, para que la gente común “se relaje” y tenga cierta falsa sensación de que “todo se hallaría tan delimitado” como la misma palabra empleada lo contiene y define - dando paso a un concepto lamentable, en el que la ”normalización” de esa violencia, a la espera de nuevos episodios relevantes, diera “una tregua” a la opinión pública). Se incluyeron declaraciones “muy incoherentes” respecto a la censura de la violencia o su justificación dependiendo de quién viniera (según el padre/madre, desde algunos “super-inteligentes”, que recién desembarcados en la política, se vieran censurados por matizar, y no actualizar, los relatos sobre la legitimidad de la violencia que llegaban como estrategia inmutable desde el pasado, aceptando la idea de terrorismo indiscriminado y extremadamente violento, cruel y sanguinario, como un contexto previo  que políticamente lo justificaría). Observado, desde estas posiciones de “padre/madre”, no sólo como una “tomadura de pelo” destinada a una manipulación generalizada de la opinión pública (generando la mayor confusión posible), sino que se pudiera ir más allá, en opinión del “padre/madre”, como una verdadera sinvergüencería in-pudorosa (y que parece ser – según la reflexión y vivencias del padre/madre - tendrían sus raíces más allá de las apariencias que se pudieran concebir) pues bien pareciera que tuvieran un “manual” de argumentarios, destinado a posicionarse en cualquier conflicto (sea grande o pequeño, internacional o de ámbito de entre personas de su propio Estado o país) al que debieran apegarse sin fisuras (por lo que se entendiera que las vidas de las familias, niños, jóvenes y mayores, con independencia de su rol pacifista, conciliador o no, tenían menor valor) por lo que el grave conflicto que vivimos “les pillaría con el pie cambiado” por lo que para recuperar el “norte de su argumentario” tuvieron que aceptar e imponer a la audiencia, y a la sociedad, el hecho de que el “terrorismo puro y duro”, de asesinatos en masa, súbitos, individualizados, “a mano cruel y de cálculo” (destinados y concebidos como provocación y provocar respuesta prevista y calculada) debieran considerarse guerra y entorno convencional. Y la audiencia y los especialistas tragan, pero no miden, en modo alguno, el alcance que puede tener en un futuro más o menos próximo, tal ampliación del concepto guerra que siempre se podría transponer a otros ámbitos siguiendo el mismo criterio.

Este artículo, en estas razones que viene expresándose en este blog, va en esa dirección: Reflejar, lo que el padre/madre “piensa y cree por cierto”, de “unos y otros” – (y “que sea lo que el Cielo quiera”) – cada cual siempre estaría en “su derecho” de “pensar” lo que le diera “la real gana” – aunque por eso, ya se sabe, también se corren riesgos y graves - “no en balde” pensar/reflexionar, es el primer motivo que justificaría la rivalidad, hacerse enemigos y que se llegue al crimen - aunque se refleje realidad y verdad vivida, por mucha Constitución, Derechos Humanos, o Convenios suscritos… que exista o hubiera existido en el pasado o presente.

Cuando un padre/madre “avisa” (se dice así mismo) de que “no va a dejar, títere con cabeza” siempre correrá el riesgo, como así se suele acontecer, que quien se quede sin cabeza fuera quien pretende “señalar” o hacer “observar” tan grave responsabilidad tanto como causantes o como colaboradores directos o in-directos y expresos de que esta “democracia” fuera (obviamente) “coja”, desde casi sus inicios, haciendo posible que la confusión haya reinado y siga reinando, amenazando con volver a ser una democracia “intolerante” que camine hacia una intolerancia, de tal naturaleza, que le hiciera imposible distinguirse de una dictadura “al uso” para aquellos que piensan, y piensan porque en las trabas de tal naturaleza (sin explicación razonable alguna) al final “les hicieran actualizar recuerdos y escribir”, “porque ven” y “existen”, mientras otros no parecen “pensar” en nada bueno – al menos para bien alguno que no fuera particular – por lo cual se podría concebir que, tal vez, “no existan” al no reunir los requisitos propuestos para la existencia por Descartes, y sin embargo existen; no bastándoles “no existir” ni entrometerse en vidas ajenas o asuntos que les superan solo por dar espacio a sus egos – y haberse quedado a un lado, por ser “incapaces de pensar” por sí mismos para bien y por el contrario lo hicieran para mal, y en consecuencia - se alzaron sobre sus egos y se propusieron, así mismos, a las más altas responsabilidades de actividad o gobierno del Estado, haciendo posible mayor sufrimiento por pura ineptitud personal (que siendo al cabo de los años para algunos ya muy visible) se “volvieran a proponer”, nuevamente – algunos, ya encaminados hacia su personal “cementerio” de fin de ciclo - pretendieran dar los últimos coletazos, y pasar por lo que no fueron, ni nunca fueron – incluido hacernos creer que su  inteligencia fuera sublime y a la vez terrible (cuando lo único terrible fuera su proceder y los estragos que ese proceder causara para nada; solo para ensalzar sus propios egos e intentar que pasen a la mayor posteridad posible).

En ese sentido va este artículo, porque cada vez más, personas inteligentes, jóvenes sensibles e inteligentes, son llevados a la vulnerabilidad por sólo emplear “sentido común”; y podría convertirse, nuevamente en una “masa sacrificada” en un nuevo altar del lo práctico y útil, debido a una acuciante crisis de valores, en la que sobrevivir acabara siendo el objetivo de unos y otros, valiendo cualquier excusa para ello.

Ante la posibilidad de instaurarse un nuevo escenario de miedo generalizado o silencio campe a sus anchas para no verse señalados y “volver a tragar” lo que en el pasado se “tragara” mientras se piensa que así no les alcanzara la desgracia que a otros ven que alcanza y se tolera, e incluso promueven como “muy dignos” seguidores de esa fe que recurrentemente resurge y se estimula sobre el “diferente” apelando a razones (prácticamente) eugenésicas (disfrazadas como se quisieran disfrazar) – incluso en formato científico inapelable – pero cuyo criterio eugenésico, siempre acaban existiendo de fondo (haciendo a estos personajes deplorables e indignos, que más que dar honores a su recuerdo, llegado el momento, debieran pasar sus efigies, bustos o reproducciones a un museo de los horrores, si es que alguna vez la sociedad fuera capaz de ver con claridad cómo se torpedeara los principios y valores que debieran definir esta democracia y se permutaron por otros que la encaminaron a su demolición, bajo un principio inaceptable (la democracia sería hacer cada cual lo que le dé la gana, si alcanza la condición o posición – grande o pequeña – que se lo permitiera).  

El miedo a contradecir u opinar diferente, u oponerse, en cuestiones básicas y relevantes ya ha existido (desde el remoto pasado, hasta casi este presente) y puede volver a imperar sobre los ciudadanos, de la mano de partidos que se pudieran considerar democráticos (de toda la vida).

Señalar cómo llega a ser el “tráfico de influencias”, como concepto para aproximarse a la cuestión de fondo – con las precauciones debidas – y, a su vez, pedir cuentas de esos tráficos de influencia que hacen posible arruinar las vidas de jóvenes y de personas inteligentes por “ser diferentes” o “no que interesan” o “simplemente incomodan” al “plan perfecto” que se concibe  para remediar todos los problemas, es el objetivo de este artículo.

Tal vez no se consiga el objetivo y “desengañar”  a más de una persona, al menos de las que teniendo responsabilidades de “gravedad”, siguieran sumidas en tesis “tan perfectas” (y prácticas), que anularían, en el prójimo, la capacidad de expresar un mínimo de (coherente) “sentido común”.  

La mayoría de la gente, de la ciudadanía, consideraría que “tráfico de influencias” es un concepto jurídico que señala, directamente, una situación de corrupción, por la cual, algunas  personas conseguirían acceso a un beneficio de cualquier naturaleza, en detrimento de otras que no podrían acceder, precisamente, por carecer de “esos contactos”, o de aval para acceder a esos “contactos” y obtener similares beneficios u oportunidades. Por lo general, la mayoría de los ciudadanos, considerarían que tal “tráfico de influencias” sería “delito” porque estaría relacionado con la obtención de beneficios, “directamente” traducibles a dinero o beneficios económicos en un tiempo por lo general corto. Como si hubiera un grupo de personas que por hallarse en una posición de “autoridad”, en el ámbito de la Administración Pública, estuvieran en condiciones de usar de esta autoridad de manera “arbitraria”, para beneficiar a personas concretas, o grupos concretos de personas, facilitándoles un acceso a algún tipo de bien (incluido información) para que “se beneficien” directamente.

 

La definición, algo más técnica, señalaría el delito de “tráfico de influencias” consistente en influir en un funcionario, o autoridad pública, a través de una situación de pre-valimiento para conseguir un beneficio económico a través de una resolución.

El tipo penal, según internet, presentaría dos modalidades. La simple, no exige que quien comete el delito sea funcionario público, es decir, puede ser un privado; en cambio, la agravada, sí exige que quien ofrezca interceder o influenciar en un caso, ostente poder público. Aún así, se considera también tráfico de influencias:

·  La intervención de una persona con poder o influencia en un asunto público o privado.

·  La intención de obtener un beneficio, o favor indebido, para sí mismo o para un tercero.

· La utilización de la posición de poder o influencia como medio para lograr dicho beneficio o favor.

Esta actividad se “complementaría” con otra figura:

Artículo 428º.- Falsedad ideológica El que hace uso malicioso, del documento (o documentos legales extendidos por funcionario/o asimilado) como si el contenido fuera exacto, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio (en caso que ocupa a este padre/madre, esta actividad detectada sería muy relevante), será reprimido, en su caso, con las mismas penas.

Otro aspecto vinculado con “el tráfico de influencias” es el siguiente:

El “cohecho” es un delito contra la administración pública que constituye un acto bilateral, que ataca a la rectitud y buen proceder propios del funcionario o servidor público, en el cumplimiento de sus funciones, corrompiéndole a base de dinero, dádiva o promesa, para obtener el cohechador un beneficio justo o injusto a…(…..)

Estas definiciones importan al autor (padre/madre) porque tendría que ver con el padecimiento “inenarrable” – ante el persistente “oídos sordos” y “vista ciega” - que viene padeciendo el caso que le ocupa, donde personajes “demasiado relevantes” o en posiciones de decisión (incluso de influencia que persiste, una vez que parecen apartados y finiquitadas sus actividades funcionariales o de representación de autoridad), se hubieran “pasado” (por acción: creyendo narrativas, y por ello, haciendo favores que perjudican a terceros - u omisión: huyendo del escenario creado, una vez se vieran “en compromiso” de que quien fuera que fuere, acabara yendo más allá de lo concebido, viéndose así comprometidos y abiertamente manipulados) – por lo que resultara obvio que “se pasaron - y mucho – de la raya”. 

Preámbulo

El artículo realiza un “periplo”, en razón de la noticia de hace unos días, con el objetivo de establecer lo que parece el concepto de “conexión” que existiría (a juicio del padre/madre reprochable) desde “un relato falseado y lleno de prejuicios” cuando se vincula con el concepto de “tráfico de influencias” (término sólo conocido por las noticias de tv que afectan a personajes propios de la Administración Pública)

y al que el propio padre/madre se ve en la necesidad de abordar y explorar, porque le fuera desconocido en muchos de sus aspectos, pero que, sin duda, guarda relación entre un relato construido por persona quien se hiciera pasar por “victima” cuando en realidad fuera “victimaria” y, desde ahí, generar un verdadero “tráfico de influencias” que pudiera ser, o no, hallarse “calificado jurídicamente con precisión” en un Código Civil o Penal, pero que resultara término o concepto “familiar” y propio del “sentido común”, que los “nuevos tiempos y modas” parecen querer “desalojar” del bagaje cultural milenario y crearse un “nuevo sentido común” ad hoc, capaz de ser interpretado tan arbitrariamente como en cada caso conviniera a una pretendida élite erudita, que más que “dar luz” a la sociedad, pareciera sumergirnos en una de las mayores oscuridades que pudiéramos concebir

y a su vez, acercar al lector a las complejidades y precauciones con las que se ha de comprender estos conceptos, por lo complejos que son y, a su vez, también muy complejo por el propio interés del Estado en, por un lado, conocerse “a fondolo que fuera que fuese que le interesara conocer y por otro tal vez “proteger” a la población, para que siguiera teniendo fe en el sistema democrático, o al menos en el propio Estado; lo que suele llevar a un complejo sistema de “equilibrios” donde “la falsedad” (especialmente narrativa, o de relatos interesadamente falsos que acaban por hacer daño a terceros) pudiera acabar por instaurarse como ciertos en la inmensa mayoría, (incluidos los que se establecieran por propios personajes públicos que dirigen o dirigieron, en nuestro nombre, sus decisiones, en ocasiones “nubladas” por personas a las que otorgan confianza y, en otras ocasiones, guiados de pre-juicios al confiar más en quienes “viven de estigmatizar” (siendo ello también un gran negocio, no solo de proyección de imagen personales, sino de incluso industria, que hace creer lo que no es para seguir siendo un negocio). 

Se acaban aceptando pre-juicios en vez de “haber confiado” en el propio “sentido común”, por lo general poco ejercitado cuando “las apariencias” entran en juego – y a su vez, “el juego sucio” aparece de manos de quienes conocen “una realidad” que no les “interesa” que se conozca, generando mayor confusión y, nuevamente a su vez, generando un “engaño” que parece “perfecto” – pues como se dice, hay muchos que viven de engaños, y también una industria que “asiste” a quienes engañan, cuyos miembros carecieran, en ocasiones, de o rigurosidad o escrúpulos).

Es posible que la opinión pública “se desoriente” cuando “salta una noticia”, como esta “El despacho del Exministro Montoro investigado por “tráfico de influencias”, siendo que “el salto a la prensa” suele ser motivado, a su vez, con “finalidad concreta”, que la opinión pública no siempre ha de conocer “en su fondo”

una noticia salta a los medios por diferentes motivos; a veces, puede ser común, que una noticia cualquiera, o un tema de interés social, salte a los medios informativos o de tertulias con la intención de “arruinar” la posibilidad de justica, o de que esta se oriente hacia un determinado aspecto, o sobre otro igual de relevante o a veces  fuera “mandar aviso a navegantes” o “simple venganza” (siendo, ello, situación más común de lo que pudiera concebir un telespectador cualquiera que “no concibiera” que los medios de comunicación estarían “al servicio” de un “interés general”, no siempre fácil de entender o comprender, y que en ocasiones – más de las debidas – se orientan a “lavar” la imagen de personajes públicos o “a sacrificar realidades” para hacernos sentir, a la inmensa mayoría, que vivimos en un Estado realmente dotado de “sentido común”, democrático y positivo, Social y de Derecho, aprovechando para ello “la buena fe” del común de las personas).

Detrás de este artículo, como así se pudiera de comprender – así como detrás de lo contenido en este blog – se hallaría el concepto de “Control Social” (también abordado en un artículo dedicado a un trabajo particular (del padre/madre) y que suele ser un concepto usado para “justificar” mucho de los excesos que se observan y pudieran alarmar a cualquier ciudadano, o lector, pues también observara (el padre/madre) que en multitud de ocasiones, los derechos fundamentales de las personas – que son patrimonio indivisible de todas las personas – cuando una élite erudita pretende franquearlos, y modificar leyes que los garantizan, invitan a actuar bajo criterios de urgencia o peligro o seguridad, aunque en algunos o muchos casos no fuera ni tal peligro ni tal urgencia; siendo que una vez saltados esos derechos sin ámbito legal que rigurosamente los sustentara (y teniendo un bagaje numérico de “casos consistentes”, aparentemente bien argumentados) “arrinconarían” a fiscales y jueces (y a su vez a cualquier gobierno que fuere) en razones de la “legitimidad” de haberse saltado la ley para prevenir o dar seguridad, siendo que se cede y se acabara arbitrando un “café para todos” - sea o no necesario en todo caso - y por tanto, a veces, las más de las debidas, se constituyen verdaderas causas de injusticia para una mayoría (porque los cambios, se imponen que se acepten en los términos que esos interesados deseen, pues de lo contrario no fueran efectivos o se extendiera consigna de “o se hace como decimos” o carguen Vds. con las consecuencias) en un claro contexto de inacción como chantaje, y así se cede y lograrían avances en la reducción de derechos y libertades, haciendo posible un control social impropio de democracias.

Este aspecto abarcaría campos que el lector tal vez no pudiera ni concebir ni imaginar, donde las vidas de las personas pasan, si hiciera falta, a un segundo plano si no “se tragara” con lo que “se dice” que “se ha de tragar” – sería así como “el término medio”, el que formaría parte del “sentido común” cedería hasta desaparecer - dando paso a posiciones “maximalistas”, rígidas, e incluso autoritarias, muy dañinas para personas.

Cuestiones similares se hubieran podido apreciar en recientes leyes que a pesar de advertencias de no estar bien realizadas, se publican y dan vigor, cargando contra el Derecho en otro ámbito nuevo, e incluso

-  pretendiendo presionar, y de hecho se presionara, como en el pasado hicieran a las puertas de juzgados, para que el acto jurídico en su interior, transcurriera según el sentir y capacidad de convocatoria o nivel de ruido y algarada, de quienes desean sentencia diferente a la que se esperaría, sino mediara presión coactiva en la puerta -  

por lo que se pudiera concebir, dado los videos que circularan (y que el propio hijo trasladara al padre/madre) que en algunos ámbitos, siendo el contra-derecho tan evidente, solo puede suponerse miedo/pánico en algún ámbito de la judicatura a contradecir (por lo que cupiera suponerse coacción e incluso amenaza de “algo conocido” como personal, se desvelara y acabaría, pretendidamente, no sólo con carrera profesional sino con integridad moral, hasta llevar a la persona que se resistiera a modificar su propio juicio y conciencia” a la “muerte social”

término de “muerte social”, usados hace unos años, sin duda para amedrentar, pues parecen ser los mismos, los que usaran ese tipo de términos escalofriantes, los que “justificarían o ignoran” una provocación que inicia un grave conflicto, señalando que este viniera de lejos; es decir, los muertos, los fallecidos, los niños, las violaciones… sólo “valdrían” y habrían de “contabilizarse y “visibilizarse”, si se producen en el bando que “ellos”, como eruditos, reclamaría para sí y su causa como “legítima”, lo demás o fuera prescindible o daño colateral propio de “los malos, agresores de siempre” – que probablemente lo fueran – pero que no cupiera, aun así, “selección” de consideración de “barbaridad” de unas víctimas respecto de otras, y menos de pretender ignorar las salvajadas llevadas a cabo por “cálculo de provocación”.

Lo que pareciera subsistir en tal discurso “selectivo” de estos “eruditos” que transversalmente influyen en todas las sensibilidades (especialmente políticas) tal vez viniera motivado por el convencimiento de que tal “argumentario” – que justifica la violencia según de dónde “ellos” dijeran y no de cualquier otro ámbito, tanto si son sucesos internacionales como si los fueran internos o de ámbito local e incluso cotidiano – permitiría la instauración de una “verdadera justicia” global en un criterio arbitrario sobre quién pudiera o no esgrimir violencia, cuando sabemos que la violencia – cuando se usa – siempre se podría argumentar como consecuencia.

(consecuencia de un proceso de “violentación previo” de quien la ejerce – en muchos ámbitos que incluirían desde la niñez - y ello es “una respuesta”, a veces “biológica” o “de conservación propia”, muy bien conocida, hasta el punto de que existen, sin duda y como veríamos más cotidianamente de lo concebido, o ahora en el contexto internacional, en toda rivalidad o conflicto que se pretenda establecer, se usa como estrategia a la que llamamos “provocación”. Así, hace muchos años, se demostrara argumentalmente, hasta el punto de que, si a esa tesis nos atuviéramos, resultaría muy difícil no hacer responsable a la actividad y las relaciones que se establecieran en la propia sociedad, o más aún, a los grupos que desde el poder la legitiman y defienden, al no poner los medios adecuados de la amplia gama que poseyera los propios Estados, para acabar con “este tipo de diálogo” o prevenirlo desde las actuaciones honestas, honorables presididas por el sentido común. Pero más bien pareciera que el propio discurso que proviniera de ese ambiente erudito, o que en sus fuentes bebiera, no escatimara amenazas en el propio discurso (como muerte social u otras similares) para imponer sus criterios, por lo cual, bajo el principio de que “un mensaje” contiene maneras y formas, que forman parte del mismo, por lo cual, quien así amenaza desde posiciones eruditas (de influencia transversal) en modo alguno pudiera considerarse que no estuviera a favor de la violencia para imponer su criterio, y consecuentemente dentro del juego de las violencias (que es el marco que estos eruditos defienden influyendo transversalmente en la sociedad) el más fuerte gana; porque, como ya se diría, las razones, por muy legítimas y honestas que fueren, difícilmente se pueden sostener en un ámbito de violencia en que una parte está determinada y convencida de la legitimidad que le sostiene para usar una violencia, que si es amparada, sí o sí, por una legalidad, y la hubiera concebido como propia estrategia, estuviera seguro, por medio de la misma, imponerse y a su vez imponer su relato ante los suyos o ante una sociedad permeable y convencida de la necesidad de la violencia.

A su vez, el posicionamiento, en principio pudiérase considerarse para favorecer al más débil, maltratado y vulnerable (y que fuera principio noble en toda administración de justicia), la realidad  señalaría, que hacia dentro del propio país, el criterio muda y se pervierte en razones de intereses políticos, por lo que cupiera señalarse que tampoco existiera en ello coherencia (co-herencia, como un devenir lógico que hiciera concebir previsibilidad positiva en las actuaciones presente y futuras en razón de ver, observar y comprobar el resultado de la trayectoria pasada) pues sencillamente sostienen la necesidad de sostener el criterio de la necesidad de la violencia (sí o sí); incluso el lenguaje empleado en los discursos hacia el interior del país, por cuestiones sociales, así lo señalaran (por ejemplo el recurso a “muerte social” y otros parecidos; muy tendenciosos que fueron exhibidos como estrategias legítimas, de las cuales no sabemos hasta donde llegarían o fueren a su vez expresión de amenazas al mundo jurídico para que fuera plenamente permeable a sus criterios).

Por consiguiente, si alguien adujera que el ámbito “macro” es diferente al “micro”, tal vez se halle en desacuerdo con este artículo (pues al desvincular el ámbito “macro del micro”, y no siendo cargo público de tal nivel que en esas razones tuviera sus tareas profesionales internacionales), difícilmente se pudiera concebir que tal instrumentación de ámbitos “macros o micros”, para las violencias, no fueran otra cosa que una “argucia” destinada a establecerse para sí un “amplio espacio” “de reino propio” o de “república propia” (como de paraíso personal, donde no imperaría el criterio que dijera públicamente en defender y apoyar al débil o vulnerable)  y así no precisara sujetarse a más criterio que el propio, cuando le conviniera, ante una situación de vulnerables agredidos o asediados y no tener que pronunciarse o interesarse. 

“Tráfico de influencias” (y demás consecuencias “colaterales” inesperadas)

Anticorrupción, junto a un Juez, Policía y Guardia Civil sospechan de la existencia de una red que utilizaba su influencia en el ministerio que dirigía Montoro para obtener ingresos de empresas (“La Vanguardia” – hace unos días, posteriormente se suman otros medios de alcance nacional).

Parece una evidencia que algunas personalidades, que ocuparon puestos relevantes en un Gobierno, suelen tener actividades profesionales cuando salen del espacio de la política – aspecto, a veces, deseado por la ciudadanía, porque demostraría que no se convirtiera la actividad política en una actividad sin alternativa, sino que mostraría vocación de servicio, como así se le hubiera invitado a la opinión pública a considerar haría una década.

Nota: En una ocasión, analizando someramente la actividad política en EEUU, llamaba la atención que para ser Congresista parecía necesario poseer una verdadera fortuna personal, que permitiera financiar una campaña electoral (personal) con la cual obtener los votos necesarios para alcanzar tal condición que permitiera influir en las decisiones del Congreso de EEUU que se plasman en leyes.

La cuestión es relevante, pues o se poseyera esa fortuna personal o la necesidad de obtener donaciones (supuestamente reguladas por ley) de personas o empresas, dispuestas a “regalar” ese dinero para que una persona alcance esa condición; o la necesidad imperiosa de dar mítines o conferencias exponiendo su programa y recaudar fondos para su campaña sería una alternativa que se viera cuando se concursa para alcanzar la Casa Blanca. Desde esta perspectiva se concebiría que, una vez obtenido el cargo de Congresista por una circunscripción (un territorio con sus ciudadanos) los ciudadanos de ese territorio pudieran entrevistarse o quejarse con “su Congresista” para el tratamiento de cuestiones que les afectan y se extrapolan como interés general (como también hemos observado en múltiples películas Norteamericanas), donde ante un hecho relevante o singular, incluso ante un pretendido abuso particular, se pudiera contactar con “su Congresista”.

como señalaría la peli “Desaparecido” con Jack Lemon en el papel de ciudadano común y corriente que viaja al Chile del recién Pinochet cuando se está derribado, por golpe cruento, al Presidente Allende, en busca de su hijo desaparecido, siendo su “nuera” quien le acompaña e inician un periplo de entrevistas e indagaciones, llenas de vaguedades, medias verdades y mentiras, que también alcanzan las narrativas de la propia embajada Norteamericana - que hubiera colaborado con el golpe militar (mientras a la opinión pública del mundo, “negaban” tal colaboración) - siendo la evidencia de tal magnitud, que la manifiesta el personaje de Jack Lemon, al ser la embajada Norteamericana la única que no se hallaba abarrotada de personas civiles, pidiendo asilo y protección a un país democrático como EEUU; y por el contrario se hallaban abarrotados de personas los jardines del resto de embajadas europeas; por lo que Jack Lemon una vez conocida la realidad y “no dando ya margen de mentir” a los personajes de la embajada, en el aeropuerto antes de tomar el avión de regreso, les advierte con claridad – como no puede se puede pensar de otra manera, en persona decente, honesta y profundamente defraudada:

que no solo se quejará de lo sucedido - pensando en sus representantes políticos y los tribunales - estando en la convicción de que tal suceso de encubrimiento criminal que le costara la vida de un familiar norteamericano, hará posible sentarlos en el banquillo y meterlos en la cárcel. La película, que parece ser o es tratada como caso real, señalaría que no devolvieron el cuerpo hasta varios años después, en tal estado que fuera imposible realizar autopsia, siendo además que ya se desvelara la existencia de la “operación Cóndor”.

También existe otra peli magnífica, con Tom Hans como político que hace malabarismo para satisfacer a las élites conservadoras tejanas y acaba en un lio de armas en la zona, actualmente, más caliente del planeta – y eso que las primeras escenas se le ve en lo que parece un Yacusi, rodea de señoras de compañía junto a algún otro colegacuados los Norteamericanos trasladan un mensaje explícito, sin duda, lo hacen.    

Con este sistema de elección de representantes norteamericanos, cabe preguntarse cómo una persona podría alcanzar un puesto si lo que se desea es representar a los más desfavorecidos, o intentar tener voz para tocar que asuntos ignorados que resultan relevantes a una sensibilidad particular que se hallaría en condición de defender?

Al margen de grupos y comunidades organizadas (que estuvieran dispuestas a colaborar y recaudar), no parece que hubiera mucha mayor alternativa, que las donaciones y a partir de ahí, si no se posee fortuna personal, dormir en el propio despacho del Congreso sería parte de una realidad llamativa, que mostraría cómo se concibiera la Democracia en EEUU. Por lo que fuera entendible, que personajes millonarios sí pudieran irrumpir en la escena presidencial; y si teniendo no sólo fortuna, sino medios de comunicación dispuestos a “hacer lo que fuere necesario” para alzar y sostener a un personaje concreto de manera indefinida, las posibilidades de éxito serían muy altas (así se concibiera que algunas de las acciones judiciales que se inician sobre ese concreto millonario fueran encaminadas a bloquear su fortuna como medio para evitar que tuviera una segunda oportunidad).

Sin embargo, dejar el puesto en EEUU podría significar perder toda influencia efectiva al no estar, ni tener voz en los comités que deciden.

El modelo europeo es singularmente diferente y “similar” en cuanto a conformar listas desde las cuales acceder a esas responsabilidades, e incluso poder obtener nombramientos de cargos muy relevantes sin estar adscritos a una corriente política concreta, cuando quien o quienes toman la decisión lo hacen por otro tipo de criterios en los que primarían la combinación de alta cualificación técnica con sensibilidad afín; siendo que ello se ha venido dando tanto en ámbitos del Gobierno del Estado hasta Gobiernos Locales.

De alguna manera, el ámbito conservador tiende a que sus personas más relevantes o capacitadas técnicamente, poseyeran ya profesiones con sueldos muy superiores a las remuneraciones que obtuvieran en el mundo de la representación de intereses ciudadanos, siendo, a su vez, que el ámbito conservador también existiera vocaciones políticas, parecieran estas vocaciones más proclives en los ámbitos progresistas o de izquierda, sensibilizados con la problemática social y la vinculación personal a la misma, a la falta de oportunidades o factores que afectan a ese principio de igualdad para alcanzar el bienestar. Siendo a su vez, que precisamente las personas que pudieran sensibilizarse con esas circunstancias se hallarían en esos mismos entornos laborales y profesionales donde se hacen visibles, cotidianamente, las faltas de oportunidades.

Por lo que pudiera concebirse que las remuneraciones profesionales del ámbito progresista, pudieran considerarse de mucho menor nivel de retribuciones, que las que obtenidas por los ámbitos conservadores previamente a la entrada en representación política. Siendo posible concebir, que el ámbito de la representación ciudadana supusiera mejor retribución que la propia actividad profesional para el ámbito progresista que para el ámbito conservador – razón por la cual se especularía con la existencia de sobre-sueldos que compensaran las pérdidas de oportunidades de remuneración cuando se accediera al mundo de la política desde el ámbito conservador.

Se podría considerar una aproximación a modelos diferentes en que se concebiría un sistema de representación democrática entre el modelo norteamericano y, en cierta manera, el europeo.

 En España, cuando se dejan esos puestos de responsabilidad, en ocasiones se crean asesorías o fundaciones (que aparecen asociadas a su actividad profesional privada) que difícilmente se podrían separar de la propia actividad profesional, puesto que suelen ser producto de la experiencia obtenida al ocupar esos cargos tan relevantes, donde se toman decisiones (decisiones que acaban expresándose en normas, directrices y leyes) que nos afectan a toda la población. Toda esa experiencia adquirida, también acabaría estableciendo “relaciones profesionales”, que pueden alcanzar el “grado de personales” por el sólo hecho del trato para abordar o solucionar problemas vinculados con los asuntos desempeñados desde esos mismos cargos públicos.

Una asesoría-fundación de esa naturaleza podría entenderse por el ciudadano, como una actividad cuasi filantrópica, pero podemos ver, al menos en este caso que señala “La Vanguardia”, que una de sus actividades fuera realizar informes vinculados con la actividad que desempeñara tal ministro, y aparece la sospecha de que tal asesoría-fundación pudiera ser un sistema de “captación” de dinero, a lo que parecieran "sobornos", para modificar normas o leyes tributarias y favorecer, en esta ocasión, a lo que se podría considerar un lobby de la industria de gas que opera en España.

(cuestión, esta, “recurrente” que nos dijeron que afectara a otras personalidades, que eligieran ese formato similar destinado a generar influencias, “cobrando” por informes, (a veces, se dice, “copiados” o burdamente “sacados de internet”), que fueran excusa para recibir un “pago” que sobre excede lo que se pudiera considerar el “valor” intrínseco del propio informe, siendo una cifra que se consideraría desproporcionada y, en consecuencia, detectado por la Guardia Civil y la Policía, dan parte de tal irregularidad a un Juzgado que, en este caso, “no se calla”, “ni elude”, “ni pide permiso”, por motivo alguno, para interesarse e iniciar la investigación sugerida por los miembros y fuerzas de seguridad del Estado - que se topan con estas “situaciones” o “accidentalmente” o por denuncias concretas o sospecha generalizada).

Las asesorías-fundaciones tomarían forma debido a la adquisición de experiencia y conocimientos muy profundos (pero a veces, simplemente por poseerse una imagen pública que “abre puertas” para iniciar proyectos por lo general que reportan réditos o son simples negocios) del funcionamiento de una "rama" muy concreta de la Administración Pública, en este caso señalado por “la Vanguardia”, de la Hacienda Pública (el Tesoro público) y que motiva la actividad de un juzgado con la oposición de la fiscalía a la pretendida existencia de un fraude a los principios y valores que regulan la actividad, en este caso de una Asesoría-Fundación creada/vinculada por un despacho de un ex-ministro de Hacienda (economía).

(trabas "inesperadas" aparecidas por quienes como los fiscales - o fiscalía - que tienen la responsabilidad de "vigilar" la legalidad de toda actividad de la que se sospeche (con fundamento, como fuera el caso llevado por los Mossos y Guardia Civil),

El "tráfico de influencias" (también el cohecho y/o falsificación ideológica) – todo palabrejas que nunca se esperaran usar por el autor, porque como se podría observar, eran y son desconocidas y nunca bien entendidas, por mucho que salgan en las TVs - más propias de ámbitos corruptos, o cercanos a los límites de la ley, o de quienes concibieran la sociedad, en tanto que fuera ingenua o confiada, como lugar ideal para “campar a sus anchas” abusando de ella – cuestión esta, que el lector bien pudiera no concebir hasta qué punto, las actividades Públicas, se hallan condicionadas en tal sentido, pues si para el común de los ciudadanos, una comisión, un detalle por una colaboración o un “agradecimiento” por ser “diligente” en una tarea concreta, que “urge”, puede considerarse una “amabilidad aceptable”, en el ámbito de la Administración Pública podría llegar a ser objeto de “riesgo real” de haberse saltado una norma o una ley - serían figuras delictivas, que sólo suele enfocarse desde la perspectiva en que se obtienen "beneficios", por lo general de "ventaja", de manera ilegal, y por ello, perjudicando el principio de igualdad (de oportunidades) del resto de ciudadanos, en razón de obtener "información privilegiada", o capacidad de influir para que unas decisiones sean favorables a intereses particulares, y no bajo el principio de “interés general”, con motivo de haberse constituido relaciones personales (por lo general de naturaleza familiar, o de amistad, o profesional) que permitirían acceder a operaciones o transacciones o simpatías o sintonías o relaciones de mutuos favores

 (lo que vulgarmente llamarían, como dicen algunas pelis americanas: Un “tú me rascas la espalda y yo te la rasco a ti”, que dan lugar de beneficios en razón de protección mutua, sin correr riesgo alguno (con una apariencia de legalidad e imparcialidad “impecable”).

En este caso, la investigación (de Mossos y Guardia Civil) se centraría en la ventaja que obtendría este lobby al modificar normas legales, o que estas se redacten favorablemente a sus intereses, por medio de un "tráfico de influencias" (nacido de relaciones profesionales en el trato con empresas como la señalada); altos funcionarios, que en ocasiones se pasarían al sector privado – como en muchas ocasiones se viniera señalando por analistas, cuando nos quejamos del precio de la energía, la luz, y nos detallaron cómo se realizaran las subastas o influyera en la administración Pública para hacer valer opiniones lo más posible - constituyéndose en “un recurso” de “influencia” (que podríamos considerar a veces implícito y no expreso), esencial, para empresas privadas que tratarían asuntos de su propio interés particular.

(el interés particular de las empresas - y el de sus accionistas – aquí se podría hallar el meollo de la cuestión - en ocasiones puntuales como la señalada por la Vanguardia - para influir en alguna decisión de la Administración Pública - pues estas asesorías, en este caso una Fundación, desde la cual, por la relación con el ex_ministro o sus colaboradores que pertenecieran al ámbito del servicio público - conocen su funcionamiento, su "lenguaje" y sus "puntos débiles").

La actividad de tal fundación, nacida del contexto del ex-Ministro de Hacienda, y/o de su equipo de colaboradores, estaría siendo examinada por su actividad, ya que por medio de la cual, recibirían "sobornos", mediante el pago sobre-excesivo de informes técnicos emitidos desde esa Fundación.

El hecho de que la fiscalía se oponga, y ponga trabas, a tales investigaciones ordenadas por el juzgado (que incluían escuchas) en base a los informes de Mossos y Guardia Civil, es lo que motivaría el artículo periodístico de la Vanguardia.

La existencia de "tráfico de influencias" vinculadas con Altos cargos que tuvieron responsabilidades profesionales vinculadas con la Función Pública, es una sospecha generalizada entre la ciudadanía; vinculándose este concepto, a su vez, al considerar que si un familiar, o un amigo cercano, alcanza “poder” o influencia, tiene el “deber” de “hacer favores” a los conocidos o familiares,

-  como ocurre cuando a alguien “le toca la lotería” y aparecieran “familiares y amistades” por doquier, “recordándole lo mucho que le apreciaron desde siempre, o los favores que le hicieron (y que el “afortunado” ni recuerda, e incluso le cuesta reconocer algunos de los que se dicen amigos o familiares) y que bien pudiera proceder, tal vez, de ese concepto medieval de pedir favor al poderoso – cuya fórmula persistiera bien entrada la democracia (el de “pedir Gracia” argumentando motivo) para que se intercediera en algún asunto, o simplemente se aceptara por presentada una Instancia ante la Administración - y que se fuera transformando, con el paso de los siglos, en una “necesidad moral” de amparar personas o familias desfavorecidas o en situación de lo que hoy llamaríamos “vulnerabilidad”, que recibirían favor puntual de amparo, abriéndose así la posibilidad de salir adelante después de una desgracia o en una situación de adversidad grave e inesperada.

Como tal ciudadanía, el advenimiento de la democracia llevaría a concebir entre los “más ingenuos” (como este ahora padre/madre) que las reglas “iguales para todos” llamaban a las puertas de nuestros derechos civiles (e incluso algunos ciudadanos enviarían cartas a la nueva monarquía – como señalara la tv - esperando que situaciones gravosas, soportadas durante años o décadas, se solucionaran “dándoles un alivio”). Aún así, y en el transcurso de estos 40 primeros años de democracia se acabaría aceptando en el imaginario ciudadano (imaginario sería cómo concibe la ciudadanía los rasgos determinantes de la democracia en la que vive) que tal "tráfico de influencias" podría formar parte de la actividad general de la sociedad – se estuviera en democracia o no – por lo cual, el famoso refrán (“quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija” o ese otro “quien tiene padrino se bautiza”) más que centenarios, seguiría estando en vigor (al parecer por los siglos de los siglos).  Siendo que hallar posibilidad de relaciones influyentes, entre tales altos cargos, sería la oportunidad de “presentar un caso” y concebir esperanzas para su solución.

Sin embargo, el sistema democrático habría evolucionado en tal condición (ya lo anticiparan políticos anglosajones con experiencia en democracia: “Hay amigos y enemigos - y “compañeros” de partido”) que todos parecen vigilarse y a su vez “mirar” por el propio interés, de tal manera que resultaría estuviéramos en sociedad tan compleja que si alguien se dispusiera a “echar una mano”, al lado siempre estuviera quien fuera dispuesto a que, tal mano, fuera a parar al cuello – cuestión también sabida por el refranero popular (que por ello se constituye como tal, y fuera siempre fuente de sabiduría popular, mientras el mundo exista como tal).

En este sentido, cabría preguntarse el porqué sólo se investigarían el "tráfico de influencias" que tuviera contrapartidas económicas (y no en otro tráfico de influencias destinado a segar vidas de personas por razones subjetivas que se hacen pasar por objetivas en razón de informes “amañados” o falseados o relatos de la misma índole donde concursan o funcionarios públicos o similares creándose documentos que condenan a personas a vivir en una falsedad sobre su propia personalidad y conducta, que le cierra toda puerta – incluso otros funcionarios promueven su exclusión o expulsión laboral en un trabajo temporal, por medio de mentiras y falsedades; y además ponen en riesgo real su propia vida).

En este caso, la noticia de la Vanguardia, pone la atención sobre el "tráfico de influencias" (y casi cohecho – palabrejo recientemente a-pre-hendido; sería co-hecho= hecho entre dos o varios) cuando este afectaría a la configuración de normas o leyes para beneficiar a un lobby de la industria de producción de gas

Pero  ¿no cabría considerar co-hecho cuando funcionarios en ejercicio se alían para expulsar a un joven de su trabajo temporal a alinearse con pretendidas instrucciones llegadas de un entorno de influencia para arruinar su vida? ¿No se hace entre varios? ¿No buscan perjudicar gravemente a una persona? ¿No es por recibir instrucciones de persona funcionarial relévate?

A tenor de la negativa respuesta de la fiscalía, a la proposición del juzgado de realizar escuchas legales, al respecto de obtener pruebas fehacientes que pudieran respaldar las investigaciones de Mossos y Guardia Civil, pondría “en oposición” - y pretendidamente a la "defensiva" - a la fiscalía, cuestión bastante preocupante, porque en opinión de cualquier ciudadano de este país (en razón del mencionado imaginario de sospecha generalizada de "lazos corruptos" por tráfico de influencias, donde se asegurara que “unos se taparan a otros” y a su vez, la consabida amenaza de “poner en marcha” un “ventilador”)

Tal vez una mayoría de los ciudadanos estarían encantados de "verse como fiscales" y tener permiso de un juzgado para poder realizar escuchas a este tipo de Asesoría o fundaciones vinculadas con tan renombradas personalidades, pues por lo general, puede ocurrir, en este tipo de escuchas, aparecieran rastros colaterales inesperados, que permitirían hacerse una idea de la magnitud real del tipo de actividades relacionados con "favores e influencias", por lo que sorprende que la fiscalía se oponga y ponga trabas hasta el punto de que “La Vanguardia” tenga que hacerse eco (y después el resto de la prensa) y, en alguna medida, hacer conocer esta investigación (tal vez, dando la oportunidad de que todas las partes se pongan de acuerdo - incluidos los sospechosos - para dar una versión y relato, que permitiría evitar ir más allá de lo recomendable y la cuestión “no derive a peores”, convirtiéndose en otro escándalo que afectaría a una de las figuras conservadoras más relevantes de los gobiernos del PP, y a la vez más "odiada", porque fueran sus decisiones como Ministro en los Gobiernos conservadores, las que cuantificaran lo que hubiera sacar de los bolsillos de cada español en forma de impuestos – los chistes gráficos que salieron en su día sobe este ministro eran de lo más expresivos, asemejándolo a un vampiro, y parece que diera “estacazos de investigación” desde la agencia tributaria, a algunos periodistas que ahora se hallarían en la misma posibilidad “de sonreír”, “enseñando los dientes”, como hiciera tal ministro desde la tribuna del Congreso, como dando la impresión de que tal sonrisa tuviera “rasgos cínicos” mandando el mensaje de saber “todo de todos” los que le escucharan desde los escaños, e incluso traslucir que conociera “los más recónditos pecadillos de algunos”, como disfrutado del momento, dando la impresión que “se hallara en su salsa”).

Todo ello sin “descartar” que fuera maniobra destinada a “cobrarse” una pieza y de paso mandar algún mensaje, al caer un “peso pesado” (que no sería el primero en caer en el ámbito de la economía).

(la sospecha de que las grandes multinacionales o de facto monopolios “pudieran redactar” las normas que les regularan y que los gobiernos fueran permeables, vendría de lejos, a su vez, de similar convencimiento, de aquellas personas que hubiera estado inmersa en la defensa de los derechos de los consumidores durante muchos años - gestionando caso por caso cada reclamación que les llegara – y mantuvieran la misma sospecha).

El "tráfico de influencias" debería ser, y en alguna medida lo es, un concepto jurídico que iría más allá de cuestiones estrictamente económicas, o que resultaran en cuestiones cuantificables económicamente.

Como señalara el artículo de “la Vanguardia”, tal "tráfico de influencias" tiene ramificaciones que afectarían a la redacción de normas y leyes (se pagaría por redactar normas o leyes "ad hoc" – esta palabreja se a-pre-hende escuchando a Felipe González, cuando se pone en plan leguleyo, pero les recomiendo no dejarse seducir por tal personaje, y si viene al caso en este artículo comprenderán el motivo de ello) pero también es cierto que las leyes para perjudicar a una sola persona, o empresa, están prohibidas, y sin embargo parece que se hicieron - (se argumentaron en razones de Estado, al menos popularmente, y se llevaron hasta el final, siendo que la justicia europea censurara el remedio así concebido).

En lo referente a la redacción de normas y leyes, se abriría un espacio de influencia que no es desconocido, como afectaran también a un ministro de industria, cuya actividad fue censurada, por distintas sospechas - incluidas salir en los papeles de Panamá, como red de paraísos fiscales – y sin embargo, todo ello acabaría siendo retirado de la lista de acusaciones, y en 2021 se le otorgaría la Real Orden de Carlos III (que solo es revocada ante mácula en trayectoria profesional) por lo que hubiera de concebirse que lo aparente, de las acusaciones que soportaría, no tuviera que ver con la realidad, tal cual se especulaba en los medios.

Aun así, el "tráfico de influencias" existiría o existe, pero difícilmente se aborda cuando las personalidades, presuntamente afectadas, son de calibre más allá del ámbito pecuniario – ámbito pecuniario cuantificable fácilmente - y que resulta de fácil reproche social, pues la sospecha de la existencia de tal figura delictiva en el ámbito político, tendiera a no desaparecer (e inclusive en el pasado se "alegaría" como una fórmula aceptable - o garantía ante un pretendido “empate” a puntos – como alegaba alguno, desde fuera del ámbito de la Administración, ante los reiterados rumores de condicionar el acceso libre y en igualdad de condiciones para acceder a la "función pública").

 No se concibe, aún, el tráfico de influencias concebido como una compra cualquiera, una “transacción” puramente “comercial”, tan aséptica como ir al supermercado y comprar comida, donde no se necesitaría ni conocer a los dueños o accionistas del supermercado, ni a los encargados, ni a las cajeras o vigilantes que previenen de robos; sencillamente, se conoce “el lugar” y se acude para obtener “un servicio” que tiene “un precio”. O tal vez sí se debiera considerar una actividad de naturaleza puramente “mercantilista”, como “fórmula convencional”: se ofrece un “servicio” porque hubiera “demanda” del mismo

si no hay demanda difícilmente puede ofertarse un servicio, de la misma manera que “si no hay servicio de un producto concreto” “pero sí hay demanda del mismo”, aparece la “oportunidad de negocio”; difícilmente puede ofrecerse un producto en “venta” si no hubiera demanda del mismo (aunque aun así, un mal negocio, donde aparentemente no hubiera movimiento de cliente o venta, durante un prolongado espacio de tiempo, suele ser señal de ser un “artificio” destinado a blanqueo de otro tipo de actividades, por lo general ilegales o delictivas”; es decir, se precisaría siempre lo que se concibiera como “un mercado”: un conjunto de personas o agentes dispuestos a obtener un producto concreto y a pagar por él.

- “a cambio” de una “cantidad” concreta y cuantificada de “dinero” - “moneda de curso legal”, que posee un “valor de cambio” - el cuál, se puede canjear por otros bienes o servicios, o con el cual se puede especular=jugar a ganar o perder; o invertir=gastar en otro bien o actividad de la que se espera obtener beneficios, y en “la esperanza” de que produzca “beneficios

beneficio es o sería la diferencia que existiera entre la cantidad cuantificable de dinero empleado para una “inversión=gastar en algo para ganar en un intercambio posterior”, o “especulación”, y la “conversión”, nuevamente, en “dinero” u “otro bien” preciado, después de un espacio de tiempo

el espacio de tiempo transcurrido para aumentar el valor de una “inversión”, resultaría fundamental, pues hasta que “la conversión en dinero” no se vuelve a producir” no se podría medir y cuantificar el “beneficio real obtenido”;

el cálculo del beneficio seguiría siendo aproximado y especulativo, en razón de circunstancias que afectan al valor de los bienes y al “poder adquisitivo del dinero”, y que no siempre se pueden “controlar=asegurar (sí o sí)” que exista un beneficio y de ahí que existan otros productos de los que dicen asegurar tales beneficios (ya sea temporalmente de manera legal: “valores refugio” o lugares más dudosos, opacos e incluso ilegales: “paraísos fiscales”).

En todo el proceso existe asesoramiento de personas que estuvieran “al día” de todo tipo de productos y servicios que dan “rentabilidad=cantidad de dinero fijado por un índice que siempre acabará sujeto a una variabilidad relativa al curso de la economía”, pues los productos ofrecidos para asegurar rentabilidades también dependen, a la postre, de entornos económicos que pasan por ciclos

 ello siempre considerando que no se produzca/”u ordene” un pinchazo de una “burbuja=sobredimensionamiento premeditado del valor de un producto de inversión para “estimular la economía de manera ficticia”=sector inmobiliario, en España; o para acaparar los ahorros de la “gente común=ciudadanos” destinarlos a pagar “deudas”, productos tóxicos emitidos por EEUU para liberarse del ciclo económicos adverso, poner un punto final y que paguen la eterna deuda sus aliados – y con esa grave penalización demuestren los aliados (o quien fuere afectado) ser capaces de concebir una Humanidad diferente; o simple “estafa piramidal” sostenida por una creencia falseada o falsa (ya sea una cebolla de colores o hacer creer con verdadera mala intención, de apariencia matemática, que cuantos más sean engañados más dinero ganaran a costa de esos ingenuos que, como ellos, entraran en el juego de engañar, ya no para enriquecerse, sino para minimizar pérdidas y salir corriendo del sistema viciado desde su origen).

Desde un concepto de frío análisis económico (al laza), podríamos decir que el sistema económico mundial asemejaría a una burbuja a la que continuamente se le realizarían cálculos estadísticos y matemáticos, para que no estalle en cualquier momento; siempre sobredimensionada y que se expresaría en tal condición de burbuja en la idea de que se empobrecería el medio de donde obtenemos nuestra verdadera calidad de vida (medio natural, medio social y medio económico, perdiendo valor real); siendo el colchón que la salvara de estallar la propia sociedad y su capacidad de absorber todo tipo de adversidades – como vemos estos días en la grave crisis de oriente medio.

La contraprestación para obtener “un favor” o una “información privilegiada” o conseguir “una influencia” concreta y puntual a cambio de dinero, sería un “método tradicional”, burdo y muy detectable, por ello, no el único, sino que existirían más sofisticados.

El “tráfico de influencias” existiría (pero de manera más impredecible o impensable), pero difícilmente se aborda cuando las personalidades, presuntamente afectadas, son de una actividad aparentemente más diferente del ámbito estrictamente pecuniario y cuantificable fácilmente (y sin embargo, los mismos conceptos económicos que definieran el tráfico de influencias con resultados económicos tangibles, existirían transpuestos en ámbitos donde, para no ser detectados y pasar por aceptables relaciones personales, comunes al resto de la sociedad, cabe incluir tres aspectos que suelen estar presentes como definitorios en lo que sería una sencilla clasificación que se realizara al alza para determinar las pretensiones o ambiciones de las personas cuando se entendieran que “son molestas” o “comprometen” la actividad propia del poder. La pregunta que se hiciera fuera: ¿Qué quiere esta persona: Poder, Dinero o Sexo?. Así de sencillamente se clasificarían y a la vez, se tentarían a las personas para definirlas.

Al ser este aspecto tan visible, las personas que se hallaren en el mundo de las decisiones relevantes sobre ciudadanos saben que quienes quieren dinero son rápidamente detectados; quienes quieren sexo también, pero quienes quieren poder realmente mucho más difíciles de detectar, pues por lo general se posee poder desde el momento en que se tuviera un ámbito profesional donde ejercerlo sobre la ciudadanía. Por lo que para dar el salto a un poder realmente mayor siempre se precisaría un soporte mayor, una base mayor, unas relaciones personales trabajadas, una comunión de intereses y personas que “avalen” y “acrediten” la puesta a prueba de lealtad al sistema tal cual como se viniera concibiendo

(es decir: Se exigiría prueba indudable de lealtad al sistema y al criterio de la rama donde es cooptada la persona – a veces la prueba sería sacrificar a los propios o alguno de los propios – de esta guisa sería este sistema, a veces se asemejaría a esos criterios que algunos admiran cuando ven la saga de El Padrino y dan saltos ante cada una de las expresiones que se dan como axiomas para detentar el poder). Y que permitirían acreditar que se desearía tanto el poder y hasta tal punto. O de otra manera espresado: No hay moral por encima de tal candidat@ que no le permita concebir “un crimen” y llevarlo hasta sus últimas consecuencias de la manera “más imperceptible” para la sociedad y “a la vez comprobable” por quienes van a cooptar a tal personaje.

Este aspecto pudiera ser relevante para entender la naturaleza del conflicto que preocupa al padre/madre, porque en esas pretensiones y maneras de proceder se hallaría esa otra vertiente a la que no se atendiera pero que sería una versión paralela de “tráfico de influencias” y todos los delitos que se puedan asociar a dicha figura y que antes se expusieran para conformar documentos falseados, con concurso de funcionarios…etc.

Por encima de todo ello, siempre existiría un concepto que hace aún más difícil vislumbrar corrupción, o tráfico de influencias: el bien y/o la compasión:

La mayor de las bondades o compasiones podría verse como corrupción (probablemente por ello quienes estuvieran en condiciones de poder apoyar o ayudar suelen mantener distancia; por ello tal vez, el hacer bien sea cuestión transversal, de quienes son capaces “de ver” con claridad y poseen medios para que se haga bien “sin ser vistos” ni sentidos ni percibidos)

·  siendo por el contrario, que hacer daño precisaría conjunción de más personas, al percibirse un daño en trato o maneras sobre una persona dada, que exigiría un relato justificante de dicha actividad dañina, que si fuera consentida, se sumarían más personas, sin duda, y sin oír a la (o las ) victima(s) – pues siendo el relato suficientemente argumentado, desde persona con cierta “influencia” social, o influencia sobre su inmediato entorno social, se da por cierto y la posible contra-argumentación, prácticamente no se precisaría o se haría en términos no imparciales, por ser de partida interrogatorio ante alguien que desconoce la acusación (cuestión común, tanto en la vida cotidiana en sociedad como en la Administración Pública – capaz de “configurar expedientes” opacos, o falseados, a los que difícilmente tendrá acceso un perjudicado para “defenderse” de un relato ahí escrito

· (se alegan distintas motivaciones, pero incluso en los ámbitos sanitarios es un recurso opaco, admitido, en contra de los intereses de un paciente – aunque exista la obviedad de errores propiciados por relatos “acomodados”, lo que llevaría a hablar de cierto grado de “cohecho” sobre un documento que contiene fuerza “a veces incluso legal” y que podría también contemplar el delito del art 428 de Falsedad Ideológica cuando tal o tales documentos se confeccionan o usan para deformar la realidad o inducir a error perjudicando gravemente a una o varias personas.

Aún así, se deduciría, que para acceder a ciertos “servicios” se precisaría cierta “recomendación”, cierto contexto de confianza o confidencialidad, pues no parece que tal servicio de modificar normas o leyes, mencionado en la Vanguardia, (o de documentos redactados por funcionarios /o asimilados, que hacen posible actuaciones lesivas de derechos fundamentales) confeccionados “ad hoc”, estuviera al alcance de poder realizarse y a disposición de cualquier ciudadano común, cualquiera que fuera por la calle

además de ser concebirse un absurdo, y de resultar poco “disfrazable” – aunque aun así, sabemos que el BOE, en su día, al menos en una ocasión conocida por relevante, fuera modificado el literal del acuerdo de un órgano=grupo de personas constituidas para tomar decisiones - para nombrar a otra persona en un puesto relevante durante un periodo de tiempo no definido concretamente, pero sí acotado hasta resolverse una gravísima crisis, y que el BOE traspusiera por “cargo permanente”, sin que apenas hubiera respuesta formalizada para rectificar lo que era obvio que no fuera error, sino demostración de fuerza y poder, como suele o solía interpretarse, cuando desde alguna Administración se saltan o saltaran las normas abiertamente, sin importar en absoluto quien presenciara tal actuación.  

Todo lo que tuviera que ver con cuestiones puramente económicas “dejaría rastro” que se podría detectar y seguir hasta dar con el origen; y que parece ser lo que dominaría el interés público (el de la corrupción por tráfico de influencias, sólo importarían la naturaleza de los implicados, el medio o la forma y el montante económicos: quienes y cuánto; y desde esa información nominativa, punto de partida, saber la actividad que eligieron para hacerla posible); así fuera, como si otros tipo de corrupciones no tuvieran tal condición de interés y cabría preguntarse el porqué.

Es conveniente que se tenga en cuenta la “finísima línea” que existiría entre las relaciones que se establecen por “trato humano” que consideramos normalizado y propio de las relaciones humanas y lo que ya fuera tráfico de influencias. Pasar experiencia de funcionario público daría cierta perspectiva de la existencia de la susodicha fina línea, pues lo que fuera y se considerara común para el conjunto social en relaciones particulares (donde incluso organizarse para “mentir” si hiciera falta y “salirse con la suya”, se consideraría “aceptable” y más si se consigue así éxito en los objetivos y que pudiera llegar a considerarse “asociación criminal” - dependiendo de las consecuencias de dicha actividad ) en nada estuviera reprochado desde el concepto de “tráfico de influencias” que por el contrario, que afectaría al concepto de “poder” ante una “Administración Pública” (ya sea por ostentar cargo o por contaminar y torcer la actividad funcionarial en objetivos espurios o particulares) contraviniendo el espíritu que la guía en favor de los intereses ciudadanos – que son los que la sostienen, totalmente y en todos sus ámbitos, con impuestos de toda naturaleza – y del interés general - que es la razón de su existencia ante toda posible adversidad.

El “tráfico de influencias” contravendría ambos espíritus, por lo que toda tarea realizada contra ambos principios se pudiera considerar tanto en perjuicio de los ciudadanos como en la razón de la existencia de la Administración Pública como tal.

Siendo que es el trato entre humanos quien define las relaciones humanas, y siendo que todo trato lleva a una percepción particular que determina “un grado de influencia o no”, respecto de terceras personas, parece adecuado un muy somero resumen sobre cómo concebirse dicho “trato” bajo “una perspectiva” que al padre/madre le expusieran compañeros (“matarifes”) cuando tuvo, la fortuna, de compartir con ellos unos años de trabajo; se previene al lector que el dicho es burdo y de mal gusto, aun así, por mejor claridad y en “homenaje a esa honesta sinceridad” conque que se expresara gente común, cuando las evidencias de haber pasado por dictadura, transición o democracia no les dejaran “dudas” de que la sociedad es la que es, así como quien ostentara poder, sea el tiempo que fuese, pasado o futuro: “Al amigo “el c…”, al enemigo “por el c…” y al indiferente la legislación vigente”.

Realmente burdo y duro, pero “transparentes y evidente”, por lo cual, dado el grave asunto que pretende tratar este artículo (y que habla de vidas pretendidamente impulsadas hacia la ruina absurdamente) no parece conveniente andarse con muchos rodeos en un lenguaje que, aunque no fuere empleado por quien escribe, por el contrario, gente que va de ser “el sumun” del conocimiento de la psicología humana llevada a la abierta manipulación (y que impulsaría a quienes deciden - con sus “relatos” - quien vive o no entre nosotros), así se expresa cuando le place, sin recibir reproche alguno, e incluso de ello presumiría (de ser vulgar bariobajer@ y “tener a honra” serlo) ante la evidencia de así siempre “salierase con la suya y le va bien” haciendo siempre lo que quiere, como anunciaría en sus redes sociales a pesar de las graves circunstancias familiares, que por entonces le parecieran que “no tuviera  que ver, en nada de nada, con su persona” – muestra con que el lector pudiera concebir hasta qué punto hay personas confiaran en haber establecido sólidos relatos del que no temieran que pudiera ser revocados, por tener relaciones – como dijera una en concreto – que la consideraran de tal importancia la naturaleza de su propia persona (tal vez, sin duda por "sus cualidades"), que pudiera hacer que, en 10 min, vinieran a recogerle un coche de alta gama, en cualquier parte de la ciudad en que se hallara, con lo que parece, sólo costaría chasquear sus dedos (realmente así de gráfica se mostrara dicho personaje, siendo que sin rubor así se manifestara) a tenor de que "dicha capacidad" no la empleara con persona muy allegada en situación de grave desamparo.

Desde este punto de vista, y así clasificadas, con sencillez, las relaciones personales, que definieran quienes en poco o nada “se andaran con dobleces” y siempre, a todo aquel que “pinchara” (fuere quien fuera que pinchara) supieran contestar “con dichos de la propia cultura”, porque por aquella época, parecieran ya “estar todos de vuelta”, (como ellos mismos dijeran: tenido “la piel pelada” o tal vez dijeran más groseramente “culo pelado”), de lo que se pudiera considerar, tanto como ignominias sufridas en primera persona o simple roce con la vida.

(realmente se apreciaría mucha distancia con quienes en todo y para todo “alegaran tenerla fina” menos para cuando actúan contra el prójimo (al que siempre pudieran considerar que fuera conveniente “se le pelara la piel”, en razón de la condición de “diferente” que se le supusiere y a la que tuviera que atenerse).

 Las actitudes respecto a terceras personas y que para este caso bastaría, tal vez, con simplificar lo máximo posible; irían desde concebir a una persona “adversamente”, por pura “antipatía” - a veces difícil de “definir” - por lo que se pudiera concebir la existencia en algunas personas de un “principio de repulsión” que forma parte de ellas mismas, y que por lo general, nunca se dedicara a reflexionar sobre la causa o fundamento del mismo, y que de haber explorado con sinceridad les hubiera permitido adquirir cierta “objetividad humana” y que pueden tener su “fondo” en simple aspecto físico, o concebir esa repulsión por un simple “gesto o comentario” que le ve realizar, o por pura “definición” o “posición” política adversa o que considera incompatible, o porque le recuerda a una persona “odiada”, o porque sencillamente “es pobre” o le ve “vulnerable” o “ingenuo”, a veces, e incluso, por verlo o considerarlo “indigno” de que se le pueda relacionar con tal persona en modo alguno… en general, por una cuestión de pre-juicio que consideraría “insuperable” porque “le llevaría” a tener que “modificar” la propia visión personal que tiene de la sociedad y el mundo en el que se halla; el principio de enemistad o consideración de enemigo por considerar o tener certeza o ser fehaciente que “hiciera daño” o perjuicio grave (ya fuera al mismo a quien así le considera y observa, o a cercano apreciado o querido, o a un conjunto social) o por sostener pensamiento o posición política adversa o incompatible, o por sostener prejuicios de todo tipo que definirían a una persona anti-social, sectaria, excluyente o que promueve ideas de aniquilación de cualquier diferente a un “modelo” estándar; e incluso por todo lo contrario, por no ser como se “debe ser” y considerar al resto del mundo y la humanidad prescindible si no posee las cualidades y los modelos que para un grupo concreto, se considerarían imprescindibles (o simplemente por “no creer que es como parece ser” y considerar a tal persona “un farsa andante” y por tanto “lo peor de lo peor”). Otro motivo suele ser la “indiferencia” ante personas de las que se “entiende” que “no pudiera obtenerse algo” concreto, práctico… por lo que la existencia de tal persona importaría bien poco más allá de lo que la ley indica como “principio” en las relaciones entre personas (en razón del rol social a desempeñar) hasta llegar a considerar que, en general, “son perfectamente prescindibles en las propias vidas”. Y el otro rasgo sería la “amistad” desde el punto de vista de “quien aporta” o “puede aportar” o “conviene que esté cerca” o “a mano”, porque sintonizaría o sería permeable.

Aun así, ante toda “la gama y graduaciones” que pudiéramos considerar por las que se establecieran las relaciones personales se podrían observar, se configurarían, por lo general, “sin declaración” de posición, ya fuera “positiva” o de “adversidad” (aunque fueran relaciones realmente adversas o tóxicas) “se juega socialmente” en otros terrenos, siendo la discreción tan útil para procurar bien, como para lo contrario –

(que incluirían también “el qué dirán” o “pensarán si…” o incluso y por el muy contrario, en lo que pudiera concebirse una “escenificación teatralizada” que también se dan y son o serían propias de las relaciones sociales - también desde una actitud inconsciente hasta otra planificada al detalle, si se presenta oportunidad. Ahí se hallarían los “maestros del engaño y la confusión, pero que también dejan huella y rastro, porque cuando de trato de personas “vulnerables” en cualquier ámbito, difícilmente puede separarse cuando se habla, la “forma de fondo”, la propuesta de “acción de su resultado”; así como también los “documentos falseados” con datos erróneos o inducen a error proporcionados a la Administración, del resultado sobre personas de carne y hueso”, “las falsas acusaciones a gritos en público” y el resultado sobre personas …etc.  

 e incluso existirían personas que toda su vida sería una escenificación “de cabo a rabo”, con un guión planificado en el cual “toda actitud personal”, por muy llamativa e inaceptable que fuere, formaría parte de un “mismo guión” y “papel” destinado “a persuadir” a la sociedad “de sus propias razones” pese a las notables evidencias del mal proceder;  al fin y al cabo, la inmensa mayoría de la sociedad no suele precisar razones obvias, ni razonamientos, sino más bien “escenas convincentes” con las que poder identificarse y que muevan sus “tripas” o su “corazón” de estar por casa.

– recientemente aparecen “actualizaciones” de las pelis “El rey león” o de “Aladín”, que han pasado de ser dibujos animados a estar interpretados por “personajes” que representan la realidad de la selva o de la sociedad – de carne y hueso – donde se amplía el mensaje destinado “a los niños”; y en Adalín (como en el rey león) se incluyen diálogos nuevos y nuevas canciones; en un diálogo que antes no existiera, donde Aladín, una vez disfrazado de Sultán, como le pide al Genio para poder cumplir el requisito necesario para casarse con la princesa Jasmira, le pregunta al Genio si no se darán cuenta que simplemente es “la rata callejera” que tenía que robar para comer cada día y el Genio le contesta algo así como, “la gente ve lo que le dicen que tiene que ver” (por lo cual, Aladin se convence que vestido así y acompañado de la trupe de Circo que le ha preparado el Genio para entrar en la Ciudad, “a bombo y platillo”, nadie le conocerá, además, el mismo  Genio se encarga de, “disfrazado” de otros múltiples personajes, expandir rumores de hazañas sobre Aladín, con lo cual asegura que nadie ve al personaje real y sí por el contrario ve lo que parece que fuera y se dice que fuera). Ya Ana-Belén, en una peli, muestra un diálogo con una de sus hijas a la que viene a decir que “los hombres son todos iguales” – “que no se dé mal” – y a continuación invita a su hija a saltarse toda regla ética o moral: “No importa lo que seas, sino lo que la gente piense que eres” – un legado en forma de consejo “sabio” destinado a ser usado “cuando los sueños se rompen” y que tanto vale para hijos o hijas, pues el desengaño en cómo es la sociedad, tarde o temprano apareciera y llevaría a la “reacción” – como manifiestan filósofos como Nietzsche que describe tal proceso de desengaño de manera completa, entrando en el ámbito personal de que no respetar, en la conducta personal, ninguna norma social salvo la teatralización de la propia imagen social, como señala Ana-Belen (no importa lo que seas sino lo que piensen de ti)  – y puede llevar a las personas al concepto del: “pues ahora veréis, me toca a mí” (veo cómo es el mundo social, tengo y poseo cierto poder y me siento “todo poderos@” para hacer, en mi ámbito, lo que me diera la gana ¿Quién pudiera censurarme? - sólo se ha de cuidar de que la gente crea lo que yo quieran que crean que soy!!!)

De esta misma manera, habría personas que planifican sus “actuaciones” en sociedad y se dicen: “haciendo esto o aquello… o haciendo creer que me gusta esto o aquello… o actuando ante tal o cual persona de esta u otra manera… o posicionándome de tal manera ante los problemas políticos o humanos que son relevantes… conviene que pensarán de mí tal cual cosa que me conviene y mucho…) así condicionan o condicionarían las relaciones personales que establecen y hacen concebir “imagen” de sus propias personas, a quienes les rodean, siendo “invisible” el teatro que realizan ante la sociedad

(quienes descubren una persona de este tipo, se suelen callar por prudencia, pues siendo de tal evidencia, difícilmente pueden prosperar estas personas durante años y décadas, causando desastres por donde van, sino hubiera detrás “un Circo” que distrae, y algunas personas relevantes o bien poderosas – del mundo de la política activa e incluso de la judicatura - ceden o cedieron, o confluyeron en intereses con este tipo de personajes, haciendo desastres por doquier en un sostenido Circo de apariencias, (que a otros no pasara por tales apariencias sino realidad), siendo motivo, como suele sucederse, de escándalo callado, pues las victimas colaterales - o a propósito buscadas, fueran niños apalizados diariamente ante el silencio vecinal (cuyos gritos y súplicas sin duda escucharan), y a oídos debieran haber llegado a aquellos que desde las altas cumbres del poder político consintieran esos excesos, e incluso en ello se complacieran.

(motivo para entenderse dicho silencio como complacencia tendrá el lector, porque igual que se pudiera complacer con el sufrimiento de esos niños, mostraría el personaje, a su vez, en momento oportuno, tener igual capacidad de tolerancia en sufrimiento también extremo, como así parecieran las declaraciones del personaje a medios de comunicación que fuera motivo de escándalo, que por burdo y propio de almas oscuras y todo poderosas, la gente cercana en vez de reprochar con contundencia, quedara intimidadamente callada (a ojos del padre/madre hasta cierto punto, cobardía si no hubiera de considerarse que pudieran entender tal práctica como generalizada y cotidiana) para preservar sus propias carreras personales, ante dichas evidencias, que bien debieran haber pasado por interrogatorio fiscal, sino también por comisión de investigación en el Congreso, con parte a la propia Audiencia u órgano habilitado para que dicho personaje empezara a dar explicaciones más atinadas de las que diera a dicha agencia de información.

Dado a que vivimos en sociedad, también se evalúan las relaciones en “prudente distancia”, pues es bien sabido que “la sociedad gira, se mueve y posiciona” ante “la información” y esta circula (y no suele ser aséptica o imparcial, a veces para bien, o a veces para mal) sujeta a la propia interpretación de un entorno social donde “las formas” suelen cuidarse, pero donde siempre existen quienes “su función” no es que sea evaluar en positivo toda situación para “hallar salidas benéficas o impulsar las iniciadas”, sino por el contrario (habiendo de “todo”, como dice el refrán que hubiera en una botica=farmacia y que significa que en una botica hay desde remedios benéficos, también placebos, hasta todo tipo de venenos) hubiera quién, en busca excusa apropiada y suficiente, se motivaría para acabar con alguien que molesta o que se considera inapropiado o que simplemente se dijo “cuando fuera que fuere”, conveniente “anular o eliminar” del “paisaje” porque supiera o fuere testigo o simplemente “NO”

(a veces se conciben reuniones de pocas personas – tres o cuatro – donde se pidiera opinión al respecto de una tercera para determinar lo que fuera que fuese hacer con ella, y aunque para la mayoría no estuviere claro y meridiano lo que se argumentara con la misma, solo pesaría la decisión final del que pidiera obstruir o eliminar, y para ello no precisara nada argumentar, sólo su determinación, cuyo aval de conveniencia en seguir su decisión se hallaría en otras graves o muy graves decisiones igualmente así asumidas como determinantes para la existencia de una persona concreta).

 Tanto en favor o en contra, existirían persona que en modo alguno “califican” al prójimo.

 (más allá de considerar situaciones propias del “tránsito ciudadano”, donde “cada uno va o donde fuera” con sus quehaceres y pensamientos, siendo el entorno de ese tránsito, de cierta previsibilidad positiva, donde se esquivarían “bultos”, “obstáculos”, situaciones de “riesgo controlado” - como semáforos, coches, bicis o patinetes - y con una alerta “inconsciente” que instintivamente permite detectar si “un ruido”, “un silencio”, una “actitud” del “conjunto social” que nos rodea, o un “movimiento” o “cambio” poco “común” o “fuera de lo cotidiano” nos pusiera en “cierta alerta” para verificar que si todo se hallaría en normalidad o no, y debiéramos “tomar alguna precaución” o “medida de protección” súbita (ante una o varias personas que resaltan del conjunto, o ante un vehículo que circula inconvenientemente, o una simple persona con prisa o corriendo). Este “paisaje” narrativo, de tanto valdría para tomarlo literalmente como simbólica o metafóricamente (como pudiera entender cualquier lector).

Es decir: Es conveniente que todo “el mundo” deba “aprender” a “cuidarse” y “saber” “nadar y guardar la ropa”

(quien así no se conduce siempre fuera por un motivo; por lo general, detrás del cual aparece el trato recibido en forma de violencia extrema e irracional, e intuitivamente la sociedad lo sabe, lo considera vulnerable y como tal, siguiendo una “ley natural/irracional” propia de “instintos salvajes”, consideran apropiado “ir a por tales” y “acabar con ellos”)

 – incluso en ocasiones se ha dicho por que la razón fuera que son “chafa-negocios”; (abría que objetar que si los negocios fueran legales no habría que considerar la existencia de chafa-negocios).

Tomado lo expuesto como “evidente,  a todos hubiera de considerar personas humanas, dignas de consideración y respeto, sería la consideración apropiada en consonancia con nuestra sociedad occidental.  

cuestión que no parece tan común como debiera ser, y esperarse, de una cultura avanzada como la nuestra, donde existe una gama de derechos amplios, que “teóricamente” amparan a toda persona o ciudadano por tener tal condición, y que no parece que todos convinieran en que tales principios debieran integrarse y practicarse diariamente, plenamente identificados con ello, pues ello sería garantía de convivencia y bienestar general; a veces, bien parece que se justifica que exista ciertos niveles de violencia social como parte de un sistema democrático – lo que no deja de ser sorprendente, que a unos se pretenda eliminar por lo que piensan y a otros se tolere porque “solo fuera” violencia justificable en “injusticia social”; el argumentario se las trae y tendría su enjundia si nos pusiéramos a reflexionar seriamente sobre ello).

Resulta tan paradójico como cuando se afirma que “robar y estafar, así como mentir y engañar” es estar “dentro del sistema”; pero pensar en el bienestar común, la solidaridad, decir verdad o realidad y la idea de “amor universal” desde el respeto a la Constitución y los Derechos Fundamentales de todas las personas sería tanto como “estar fuera del sistema”. Por lo que de alguna manera cabría preguntarse “quién definiera esto como sistema”, “a quién le convendría” y por qué tal definición “no cumpliría” con las expectativas que ofreciera la Constitución; o si simplemente fuera la constatación de una realidad que resultaría, realmente, inaceptable. 

“tráfico de influencias” que lejos de poder considerarse propias de relaciones humanas de normal compañerismo (como facilitar la información de un curso profesional para mejorar, o la posibilidad de ampliar conocimientos, o de una película o libro interesante de leer, o de un restaurante, o dónde poder pasar un buen fin de semana…) buscan “entrar” en lo puramente personal para desde ahí “implicar” a otros participantes/compañeros de reuniones, o de relaciones profesionales (e incluso simples compañeros que ostentan cargos públicos de responsabilidad similar, o mayor, en cualquier ámbito cercano con el que se complementen profesionalmente) consiguiendo, en algunas ocasiones, que “cargos públicos” de mucho mayor alto nivel – incluso aquellos que para salir elegidos precisan estar en listas de partidos políticos – consigan poder implicarlos en “un relato” que, por cualquier circunstancia, en principio de naturaleza  estrictamente política, les viniera “como anillo al dedo” posicionarse en defensa de “tal causa” determinada, consiguiendo así, de quienes se prestan a apoyar, que estos aumenten “el significado personal” de su actividad política ante lo que parece sin duda alguna, un acto de “amparo” que sería “inexcusable” no realizar.

El “tráfico de influencias” implicaría, también, la “red” de relaciones “profesionales” que establecieran “cargos públicos”, que desempeñando sus funciones profesionales, entablaran “relaciones” que acabarían yendo más allá de lo “estrictamente profesional” para entrar en el ámbito de “lo personal”, para desde esa relación más cercana, conseguir una “influencia” que, desde el ámbito de “las competencias y atribuciones profesionales” de cada uno de los “así relacionados” (que comenzando su “relación personal” a través de los lazos de simpatía o curiosidad que se establecen en reuniones profesionales, intersecciones, complementación de actividades profesionales… que implicarían el concurso, coordinación, complementación de varias disciplinas profesionales para conseguir resultados positivos) se conseguiría, de partida, con sólo la exposición adecuada de una circunstancia personal - que incluso se puede ir gestionando y preparando el terreno, a base de pequeñas “incidencias laborales”, como retrasos reiterados, que apelarían a circunstancias familiares, hasta que motivan una “pregunta” que se obvia o esquiva, hasta llegar a una “confesión” que trasluce lo que pareciera ser una grave circunstancia personal que fuera llevada con una “discreción” propia de “honradez aprueba”.

¿Hasta aquí pareciera que todo estuviera dentro de lo que se consideraría relaciones humanas “normalizadas”, propias de personas comunes?.

Miremos parte del vocabulario empleado, cuando se habla de tráfico de influencias como delito:

· Co-misión. Ateniéndonos a la literalidad del término. Participar de una misión (co-misión) que en términos económicos significa participar de las ganancias de la venta de un producto; o co-misión por co-laborar en sacar un proyecto adelante, (facilitar su ágil tramitación, con-vencer o seducir a quienes deciden, modificar normas o habilitar excepcionalidades para que sea aprobado…etc.)

Pero también co-misión sería “aliarse” para hacer daño, o perjudicar a terceros por medio de relatos sostenidos por documentos conformados con falsedades o tendenciosos – propios del delito de falsedad ideológica  (deteriorando la fama, la moral, la ética, la honestidad de una o varias personas concretas) siendo el beneficio: mostrarse, entre ellos mismos, la capacidad de torcer vidas, con sólo sugerir un “relato falseado” sobre personas, jóvenes o familias honestas, y desde ahí construir “criterios de protocolos” que poder aplicar sobre todo aquél que considerasen molesto, rival o un estorbo para sus objetivos; por lo que esos beneficios acabarían por plasmarse tanto a corto, como a medio y largo plazo, pues constituirían una verdadera “misión” “paralela” y contraria al buen proceder (de buena fe) que se le supone a cualquiera que accediera a un “poder” otorgado, por y, en representación de la autoridad del Estado (en un ámbito determinado que permitiera la gestión de personas, funcionarios o ciudadanos en general) aumentando constantemente su poder en la medida en que observaran que fueran “invulnerables”, y sus criterios y decisiones, aunque no entendidas por realmente evidentemente dañinas, no se atrevieran a cuestionarse, examinarse, o mínimamente revisarse y mucho menos contradecirse abiertamente.

Co-misión también sería determinar un deterioro y erosión progresiva por medio del desprestigio de una o varias personas (en su trabajo profesional o tareas y aficiones), de manera constante y prolongada en el tiempo, para deteriorar la autoestima personal hasta dejarle sin opciones de salida.

Co-misión también sería colaborar en dichas tareas “anormales e inmorales” esperando una recompensa a futuro (un ascenso, un mejor puesto, una mayor confianza o responsabilidad…etc.) o prestarse a ese tipo de prácticas como pago constante por haber obtenido un puesto, o cargo, del que se sabe “no merecido” o conseguido con la suficiente honestidad requerida. En el primero de los casos sería un “pago en diferido” (en el tiempo) por servicios prestados, de los que se espera que “se sigan prestando” indefinidamente en razón de favor y lealtad.

(Diferir es, o sería, muy propio de las actividades políticas, como señalaría la peli “Trece días” donde los Kennedy  tratan con la URSS un acuerdo para solucionar la crisis de los misiles de inicios de los 60, ofreciendo retirar los existentes en Turquía (pero unos meses más tarde) y aunque saben que la prensa vincularía dicha retirada con la crisis, se argumenta que para entonces estarán en “otras actividades” que interesen más a la opinión pública, y no prestaría tanta atención, pudiendo manejar la situación fácilmente). 

Co-misión también sería realzar un trabajo para determinar cuánto tiempo se tardaría en que fuera ruinoso un Servicio de Asistencia Sanitaria a Funcionarios Locales, si se deja de financiar en un momento determinado, por falta de cuotas, y prestarse a ese cálculo en razón de prueba de fidelidad a una misión concreta.

Co-misión también sería ser permeable al argumentario que señalare que una persona determinado no debe de prosperar, u obtener medios de apoyo por medio de los sistemas así concebidos o deteriorarle en comentarios en reuniones profesionales (fueran las que fueren), quien sabe… con Servicios Sociales, con Policía de Barrio y/o Fiscalía o Psicólogos o Psicoterapeutas, o incluso en ocasiones, por motivos de trabajo con casi todos ellos a la vez, sin fe-hacientemente verificación de la veracidad congruencia o coherencia de dichos comentarios;

Co-Misión también sería conseguir obtener documentos conformados anómalamente, o destinarlos a configurar relatos falsos, con co-laboración=”trabajar-con”… de manera fraudulenta; sin verificar mínimamente la veracidad de los datos, o la fortaleza y seriedad de los mismos, con la finalidad de arruinar las vidas de personas incluso muy allegadas.

Co-misión también sería ser permeables a relatos falseados con aportación de documentos obtenidos fraudulentamente, fuera de contextos rigurosos, vulnerando el artículo legal que se refiere a documentos en su aspecto de falsedad ideológica, con la finalidad de llevar a la Administración Local (por ejemplo) a conformar expedientes “reservados” donde los afectados no pudieran objetar sobre los mismos, y a su vez, ser expedientes que causan efectos adversos sobre la persona, su vida persona y/o carrera o proyección profesional.  

Tal vez se pudieran observar otras formas de co-misión (como la que se pudiera producir entre iguales), cuando se conviene deteriorar la fama de una persona por haberse emitido “orden” (o recomendación expresa o interés o conveniencia para una autoridad “en la sombra” – por ejemplo un jefe de policía local) o por “emular” para satisfacer una decisión (ilegal o arbitraria, o mal fundamentada o por prejuicio)  obteniendo así, consideración y posible favor futuro de tal autoridad que así, tan manifiestamente torcida procediera e incluso documentara, trasladando “la patata caliente” al Alcalde del momento (González Treviño) y al Concejal de Montes (Tomás Sierra) que tuviera que pasar posteriormente a Concejal de Personal, aparentemente, para seguir “tapando el fiasco” organizado por tal Jefe de Policía (Sr. Cardenal) a tenor del mismo familiar que fastidiara ahora la vida del hijo (por lo que el padre/madre llegaría a suponer que quien decidiera, en aquellos tiempos de asentamiento de la “transición”, quien pudiera adquirir, o no, la condición de funcionario fuera “de facto” dicho jefe policial, por encima del ámbito político).

De alguna manera serían formas de corrupción moral; pero que si se dieran en el ámbito privado, tendría, o no, su curso de solución, pero dentro del ámbito de la Función Pública suelen ser muy difícilmente abordables (pues se puede ser “capaz de hacer”, a un joven, que entra a trabajar en piscinas municipales, por ETT, bastare tales procedimientos de difamación y atribución de mala fama, como así los expuestos, por persona familiar inesperada, que desea truncar su vida por antojo, capricho o trastorno - que no consta en los manuales, pero se conoce de su existencia “de hacer daños a hijos o fijación en hacerlo”, o a uno sólo, en venganza – para que un encargado de piscina municipal le diga que no hace falta hacer las ocho horas laborales, que con solo 6 h él hace el trabajo, y así truncar no solo un trabajo, sino la confianza de la ETT en dicho joven, enterándose el joven de dicha “faena” el día de la comida de despedida de temporada, de que fuera trama organizada y sabida por el resto de compañeros que callaron; siendo para más INRI que fuera tal joven encargado, cuando de niño, de ir a la casa de quien así ahora trata y trunca vida (verdad Demian?).

  La Administración Pública tiene una misión definida, regulada por ley; por lo que el termino co-misión

(es co-misión, en principio, una evidencia de corrupción, por desviación de la misión de la Administración Pública, o mejor dicho de los funcionarios que así se desviaranfuncionarios que siendo personas, a las que se encomienda una “función” que hace “funcionar” a la Administración Pública, como un engranaje preciso y concreto – sean de carrera o electos, en cualquiera de los aspectos que así se señalarían en este artículo.

 señalaría compartir, ya sea puntualmente o permanentemente, un tipo de acuerdo, para una misión en la que, si se implicaran a uno o varios funcionarios públicos, se desvía, en ellos, como funcionarios que son, la misión encomendada por la sociedad, al participar en una misión diferente que tendría aparejada algún tipo de contra-prestación económica, o de favor, en la que aparece el termino mercantil: Comisión, y que, a veces, toma otro nombre como “soborno, o pago”... pero que en el fondo tiene el mismo significado de ser un pago o dadiva para desviar al funcionario, o a su función pública, de la misión encomendada por la sociedad y las leyes, siendo una misión diferente destinada para beneficiar a personas concretas, a empresas concretas e incluso en ocasiones como esta ir contra derecho de personas y obstaculizar sus derechos y libertades o anularlos plenamente, por motivos torcidos o infundados o prevaricados. Todo ello, de alguna manera, nacería y se sustentaría de lo que se pudiera concebir como tráfico de influencias.

Tal “tráfico de influencias” (en actividades tan nefastas) no sería posible de concebir si no hubiera o hubiese “autoridad” que en tal sentido lo tolerase o permitiera en alguna manera o medida, pues sería una obviedad que, en alguna manera o medida, difícilmente pasara desapercibida.

Si pensamos en una familia, y los principios y valores que la rigieran, y que se manifiestan y prometen en el acto jurídico del matrimonio, en un contrato con el Estado, representado por un juez, o un agente autorizado, las promesas entre los padres (lealtad, sustento, apoyo mutuo...) son y serian una misión, cuyo reflejo se trasladaría a los hijos.

Cuando los hijos, en su relación de hermanos, son desviados de esa misión y reciben dadivas premios o regalos sobredimensionados para “modificar esa misión” natural - que debiera prevalecer entre ellos - hablaríamos de cambiar de misión al recibir co-mision para ello (análogamente a lo anteriormente argumentado), la co-misión, en este caso sería desviarse de la misión esencial de ser hermanos y trocarla por una misión paralela que dejaría desprotegido y desamparado a uno, o varios, de los hermanos en razón de “mejor misión”, concebible ante una sobredimensión de las dádivas o favores recibidos .

Y si lo que se les regala es un piso a uno de ellos en concreto (que se demuestra que ya no precisara y usa como complemento salarial) – a otro una reforma, (que también ya es mostrar diferencia) y a otro lo deja en la miseria, veríamos que la co-mision es de tal naturaleza, que se pudiera concebir como pago, para corromper más, a un hermano que a otro, respecto del tercer hermano – por lo que se pudiera concebir, que con una reforma se pagaría no meterse ni implicarse ni pensar; y el pago de un piso sería colaborar sí o sí, en toda situación y con todos los medios posibles al alcance.

  Aun si también, se es funcionario y posee medios funcionariales para “construir relatos” dirigidos a aislar y negar derechos a un hermano, cuando este apela a la Administración para reconducir la situación (ya sea en el ámbito judicial o de recurso social o laboral), aún más se pudiera considerar una situación como ignominiosa y de profunda corrupción moral, poner los “conocimientos propios de cargo medio” de la Administración – grupo A, de gestión de Servicios Sociales – al servicio de la co-misión de destruir a un hermano, con dadiva estimulante, sobredimensionada otorgada por la progenitora.

La idea de co-misión que “triunfa y fuera exitosa”, cuando esta se convirtiera en un objetivo que existe como trayectoria “paralela” a la legalidad, que va vulnerando derechos de personas, o familias, al antojo de los que se alinearan en tal co-misión, generaría una percepción de éxito personal que transcendería hacia lo íntimo y personal (se constataría la capacidad de vulnerar leyes y derechos de terceros, al antojo y capricho, y a la vez pasando ello por “justicia social”) cuando dos personas sintonizan y se alinean en estas actividades aparecería una idea de complicidad difícil de describir que remitiría a la idea popular de sentirse “campeones”.

Siendo que tales procedimientos no pudieran pasar desapercibidos sin concebirse conocimiento de autoridad relevante, cabría preguntarse si el cambio de Jefe de Policía Local, a muy a finales de febrero de 1981, sería el condicionante “detonante” que traería un control – suplementario e ilegal – sobre qué tipo de funcionarios o qué perfil debieran tener para acceder a la función pública local. Siendo esa figura nombrada en 1981, tal vez como “señal” (poco disimulable) y preámbulo de los cambios que se pudiera producir en el resto del Estado y que se concibieran como la “rectificación”. Así se concebiría durante un tiempo en este blog, pero al recordarse que nada pasara desapercibido que fuera relevante (como el caso del padre/madre, respecto a la plaza conseguida como número uno), y las consecuencias derivadas de ello, se recordara también por el padre/madre, que subiendo un día a la “Planta Noble”, para entrando en el Salón de Recepciones, localizar a su Jefe (Vicesecretario), para recoger su firma (no se recuerda bien, si fuera la remisión de la comunicación a los Grupos Municipales del sistema DDRR – Decretos y resoluciones – que semanalmente, en los comienzos de dicho sistema informatizado, se comunicaba cada viernes que ya se hallaran a disposición de verse en intranet municipal, y que personalmente repartiera después de ser firmados los acuses de recibo en ese tránsito señalado de papel a sistema telemático; o fuera algún otro tipo de comunicación, que pudiera ser también de algún Acto de Expropiaciones que también gestionaba) vio que se hallara cerca de la puerta, con multitud de personas, posiblemente al acabar un Pleno o acto similar, y al acercarse más, viera que estuviera en “corrillo” casi con el propio Alcalde Belloch quien dedicara una mirada al padre/madre, de tal naturaleza que no la olvidara durante varios días – no pudiendo concebir más similitud que el “dicho”, que años más tarde le vendría a la mente, de ser mirada de “ojos de serpiente”, dada la naturaleza y fijación de dicha mirada en el padre/madre. Ya años antes, cuando el Sr. Belloch tomara posesión del cargo y pasara a saludar por todas las plantas, a todos los funcionarios que se hallasen en sus puesto de trabajo, le viera el rostro y le diera (el padre/madre) la mano, como respuesta a la invitación de estrecharla - que todos los alcaldes hicieran tal rito de cortesía y protocolo al tomar posesión del cargo – no apreciando para nada, y en absoluto, tal rasgo en aquella ocasión, por el contrario apreciara lo que interpretara como “soledad”, que en otros regidores no viera y que atribuyera a “experiencia” más diferente o singular que pudiera hacer transmitir o percibir dicha idea en su rostro, pero sin estar seguro de ser buena percepción.

Se sabe recientemente, por encuestas que diera a conocer hace pocos días, que 6 de cada 10 trabajador@s (sean varones o mujeres) establecen relaciones personales en sus ámbitos laborales (Antena 3 TV) pero no pudiendo determinar por la noticia qué tipo de relación personal se tratara; por lo que si de lo que hablamos son de cargo público relevante o muy relevantes, que se corrompen de la manera señalada y se sienten en complicidad de “salirse con las suyas” y “hacer lo que les dé la gana” - cuando quieran - resultaría difícil no concebir instintivamente, que tal sintonía en transgredir normas y leyes, no les impidiera llevarles al terreno de transgredir normas o compromisos morales previos o familiares, como señala la estadística de Antena 3, (y llevar una amistad personal laboral del trabajo, más allá, hasta hacerla íntima, si hubiere ocasión) con lo que nos hallaríamos en un terreno ya no solo de corrupción reprochable legalmente, sino que se ampliaría a una corrupción moral, que afecta a lo  intimo de las personas, que las haría difíciles de confiar en cualquiera de las decisiones que este tipo de personas tomaran, por muy argumentadas que se hallaran.

Siendo que hace relativamente poco tiempo, ya jubilado el Sr. Belloch como Juez de la Audiencia Provincial, a donde se reincorporó al cesar de su cargo político como Alcalde, realizaría unas declaraciones a la Agencia EFE que llamarían tanto la atención, que el padre/madre trasladaría enlace, e hiciera comentario en el wasatp del grupo político del barrio, siendo de tal naturaleza las mismas, que bien eran escandalosas y hubieran merecido o una investigación de Fiscalía, o una Comisión de Investigación en el Congreso de los Diputados, ya que ente algunas lindezas, señalaría que la existencia de ETA “reforzaba” al Estado (vamos!!, que le daba enjundia y significado de cohesión) mientras que el independentismo, lo desarmaba o desintegraba, o sinónimo similar empleado. Dado que el padre/madre hubiera realizado artículo sesudo sobre la cuestión de ETA y la peli “El Lobo”, basada en las investigaciones de un periodista, en su relación con el agente infiltrado (lobo) y que en 1975 se negaran los mandos policiales-militares a dar el golpe definitivo a ETA (como sugería LOBO) porque alegaran así poder controlar la Democracia – según el argumento final – y siendo a su vez que se concibiera ETA como una infiltración norteamericana – (así como otros grupos terroristas de la época para controlar gobiernos y cursos de las democracias). Siendo que por ese artículo, casi a los pocos días, la progenitora se presentara en Recepción de Cultura y a la compañera – como ignorando al padre/madre – le preguntara si el ayuntamiento realizaba  visitas a la Academia General Militar, siendo que dicha progenitora llevara más treinta años en la Casa del Canal, parecía impropia tal pregunta además de poseer dicha institución página web donde informarse y habiendo sido que el hijo, ahora avasallado, pretendiera en su momento cursar estudios en dicha institución sufriendo rechazo por esa idea, estimulado tal rechazo por la progenitora, animando a la familia cercana a burlarse del hijo por dicha idea de querer ser piloto. Así que la interpretación fuera más clara: ¿Hubiera ido la progenitora a Recepción de Cultura a “dar el recado" (al padre/madre) de que había leído su artículo en el blog y se iba  a ”chivar” a los Militares mediante una visita con sus alumnos?.

Tanto “poderío” y atrevimiento sugería, a su vez, que la mirada del Alcalde Belloch, fuera por ya haber conocido a la progenitora (pues en el ritual de conocer y/o visitar instalaciones municipales, los colegios de esa naturaleza lo fueran) y esta, a la primera ocasión que pudiera, o ya teniendo el ambiente laboral bien caldeado sobre su “marido separado”, poco le constara “dar parte” al Alcalde Belloch, si lo tuviera a mano; y si además fuera que le diera mucho más adelante, a conocer el artículo del padre/madre, pensando que como juez de la Audiencia pudiera “enrejar” al padre/madre o eliminarlo de una vez – como parece que intentara en otras ocasiones sin fortuna, vean el artículo código rojo… y asociados – y pudieran aconsejarle que directamente fuera a la Academia Militar. Siendo que ello mismo motivara artículo en blog sobre tal visita y consecuente email dirigido por si tal institución recogiera a su vez información sobre particulares y en razón de ello tomaran decisiones sin verificar la exactitud y contexto de las mismas.

Siendo ya la “madeja” de tal dimensión, se viniera a sumar “los pichazos” propios de compañeros de partidos, que concebía el padre/madre “como mandados” a generar malestar, (como pasara al estar en Notificaciones donde las burlas respecto a las “andanzas de líos” de la progenitora fueron un día motivo de comentario sin remilgos, antes de separarse).

Fueran esas declaraciones de Belloch, las que le remitieran nuevamente a repasar la trayectoria de juez antes que ministro, y considerando este padre/madre que respecto a terrorismo de ETA, a pesar de ser superministro (ya que de oídas en el país vasco como juez, ya viera que aquello no se sostuviera sin ser desmontable) nunca supo por donde fuera que fuere. Pero en razones de comentarse lo que el padre/madre escribiera, aprovechara la ocasión en el momento de la jubilación para hacer concebir que de “todo se hallara al corriente”, siendo ello, de tal terror el artículo que EFE publicara, acabaría por modificarlo al poco tiempo, y poner puntos suspensivos en las partes más abruptas, una vez conseguido el efecto deseado por Belloch y no siendo posible recuperar toda la literalidad (tapada por puntos suspensivos) porque EFE solo la publicara en medios telemáticos, que le permitieron borrar huellas (por lo que bien mereciera el sr. Belloch lo antes señalado como investigación en Comisión del Congreso o ante fiscal o Juez que procediera a sesudo interrogatorio). Pero lo del sr. Belloch fuera bien calculado, y le sirviera para abrirse paso y “volver” a influir en la política local, primero descreditando a la candidata para una vez abierto el hueco para él, animarla recordándole enfermedad grave – este hombre pareciera como Rubalcaba, no se priva de dar toques, como Rubalcaba hiciera con Carme Chacón – ahora situado Belloch en mejor posición, y en aspecto de humildad a la vez que entre sombras.

Pero antes pensara Belloch como Rubalcaba (ambos ministros de Interior – que a esos cargos, como se dice, hay que “echarles de comer a parte”, porque parecen “irse del bolo” al poco tiempo de ejercer el cargo – o, si no, mire la dureza de dicho cargo, cuando ahora un ministro de interior se ve andando hacia el banquillo de los acusados), echando la culpa al REY (ahora emérito) por ser este quien como mando supremo militar debiera saber lo que el libro sobre Lobo dijera, no cayendo en la cuenta de que eso se produjera y articulara antes, justo antes de morir el dictador, y nadie supiera, ni Rey, que tal operativo funcionara autónomamente, porque al no saberse, nadie pudiera dar contra orden (mira que “son de piñón fijo” y “cuadriculados”).

El Rey se ganara todo derecho el día que paró el golpe del 81 y dejó que España funcionara (sin más involucrarse en política, que en lo sabido en retribuciones, sin duda bien merecidas (que todos parecieran apelar a él para obtener influencia para negocio y garantía nacional) ante tanto chapucero metido a listo y que ahora pasara por sabio), España funcionara como la República que “de facto” ha venido siendo. Pues una vez hizo la tarea esencial, todos dieron por bueno que hiciera lo que quisiera, que bien se lo hubiera ganado – pero Rubalcaba precisaba una “cabeza de turco” - y siendo ya el emérito (con Rubalcaba como Ministro de interior perfectamente informado de lo que le aconteciera y todo lo que luego saliera) el mejor “chivo expiatorio” a mano, pues el relato de una realidad incontable o escandalosa sobre ETA no se podría contar a la opinión públicaque suele aceptar lo que fuera evidente que no se debiera aceptar – precisaba Rubalcaba “contar” una verdad con un “gesto determinante”, que todos los que se hallaran “en el ajo” pudieran entender y dieran por cierto mucho antes, como el tal Belloch: El emérito “pagó el pato” (quedando todos satisfechos….). Y de postre, Belloch se presenta de “listo” cuando nunca lo fuera, por el contrario, siempre su ego le perdiera y le dejara “ciego” causando desastres y dejando rastro por donde fuere.

La cosa no quedaría allí, porque el Felipe González, que saliera el otro día con Susana Griso, dando lecciones (y los conservadores haciendo gala de que se arrimara a sus “ascuas y aportara sardinas) debieran haberse percatado de que Felipe tenía “ausencias” claras y evidentes. Seguía prepotente y ego-centrista, se “iba del bolo” (¿de verdad lo quieren?).

Felipe González heredó un país “destartalado” y “desorientado” por el golpe del 81 – ante un Adolfo Suarez que quiso construir un sistema democrático que chocaba con los intereses Norteamericanos del momento al moderar e intervenir internacionalmente para consensuar Paz, con España como país no alineado – Felipe González, con el aval de EEUU como única garantía, que no fuera poco, pero con “un regalo” (ETA) de la que nunca supo por donde fuera, ni a qué se debiera su persistencia, causando los desastres que vimos y condicionando la democracia en España, tal como quisieran los que la sustentaran - viniendo Belloch a dar la razón a los que sustentaran ETA para cohesionar el Estado, y colateralmente controlar la democracia. Recuerden también a Corcuera y lo que llegara a decir a P.J. Ramírez delante de los directores de los periódicos más relevantes de nuestro país, una vez señalado posteriormente por P.J Ramírez de hallarse indicios solventes de estar detrás de mandar cartas bombas a presuntos etarras.

¿De verdad recuerda el mundo conservador cómo eran los gobiernos de Felipe González?

Pues “átense los machos”, porque parece ser que fuera el mismo Felipe González quien estuviera detrás de todo el gran temor que se hubiera producido en Madrid en estas semanas (a consta del odio personal que tuviera a Pedro Sánchez, que le ganara la partida, se le escapara de toda encerrona, prueba evidente de estar señalado o “ungido” de juventud y acompañado de personas con ideales, sin precisar a los Norteamericanos y encima sabe inglés) se dedicara Felipe a contaminar a periodistas y políticos sobre una gran hecatombe por causa de Sánchez y su diálogo  con todo tipo de fuerzas para formar gobierno. Él solico se bastaría para alentar a todas las aparentes “fuerzas reaccionarias” con las que amenazara a Artur Mas, pero siendo el propio Felipe la fuerza reaccionaria que asombraba a la propia derecha. Su criterio, lo dijo, fuere aplicar el 155 nuevamente y “punto pelota” – no es de extrañar que lo prefiriera el mundo postfranquista al Suarez dialogante. Felipe posiblemente, tuviera que pagar un precio por la estabilidad de España garantizando a EEUU que no iría por la senda de Suarez que en realidad fuera la misma senda que Felipe hubiera previsto para sus propios gobiernos; a cambio de esa estabilidad hubiera de renunciar a su política exterior, tragar con una ETA con la que estaba desesperado él y sus ministros de interior (y los egos desesperados, como el de la progenitora de este hijo, son egos que causan estragos y violencias extremas sin sentido);  el precio sería colaborar en desmontar la socialdemocracia que naciera de la segunda guerra mundial. Para cuando desaparecieran aquellas relevantes figuras socialdemócratas, como Olof Palme, Felipe acabaría siendo el nuevo referente socialista, pero en Europa se negarían a darle la relevancia que se le diera para nosotros. Nadie se fiaba de él y le cerraron toda puerta.  

A primeros de este año, o tal veza finales del pasado, recibiera el padre/madre una invitación al acto de presentación de un libro. El personaje fuere un desconocido asesor de Felipe. Este personaje sí era lúcido, sabía lo que decía y lo decía calculadamente. La misma estructura ya existente del partido socialista pudiera mudarse en otro más diferente. Solo hubo dos presentaciones de ese libro según dijera el autor, una en Madrid y otra en nuestra ciudad. La cuestión cada vez parecía más clara, Felipe ya como un personaje vacio y engreído de sí mismo – que ni siquiera reconoce de Guerra nada de lo que este escriba, como si realmente hubieran estado en diferentes países gobernando – y tal vez fuera así por esas deudas y condicionamientos que impusiera el 23F y los débitos contraídos como garantía con EEUU – solo sería la percha de un traje pasado de moda, que los conservadores añoran, pero que si existiera ese plan, al aparecer ese asesor de Felipe, y señalar ruta disruptiva para España, por medio de transformar un partido añejo y con solera en lo que pareciera querer decir como maquinaria sin ideología destinada a ganar votos y quedarse en el poder indefinidamente, prescindiendo de ideología y siendo transversal: Lo importante Ganar Votos (lo que Pablo Iglesias pretendiera y afortunadamente le fuera yendo cada vez más fatal gracias a Pedro Sánchez y su equipo, que hacen posible que el independentismo recule y se comprima por mucho que hablen y chupen cámara).

En el fondo de lo que habla la progenitora respecto de hijo y padre/madre, sería puro concepto de “limpieza eugenésica” al más puro estilo nazi. MIrense cada cual quien les acompaña, por la cuestión trae cola.

Es injusto plantearse el trastorno mental como un desajuste individual. Es producto de fenómenos enmascarados, reflejo del clima social (familiar y ambiente social) que daña el equilibrio emocional de las personas. De muchas personas. Al individualizarlo aparece el estigma, enmascarado por la tesis injusta de un desequilibrio bioquímico o una reacción patología o de vulneraciones genéticas (como argumento para un exagerado  gran negocio farmacéutico) que restaría capacidades. Todo ello falso que da pie a la intimidación de personas y familias en medio de un negocio (negocio que permite así que el mundo ni cambie ni avance).

Aparece en los conflictos, cuando la parte que se halla "en formación" (niño, joven) no llega aún a entender y comprender, que las agresiones sufridas a su sensibilidad (algunas realmente escalofriantes) suelen ser producto de actitudes premeditadas a conciencia - al igual que las guerras, los conflictos, se provocan, aparecen y se sostienen, desde el cálculo previo de ganarlas (sí o sí) o mantenerlas indefinidamente, que también es una forma de “anormal” Control Social.


La progenitora pretende sacarlo de la comunidad autónoma y acabar con el hijo.

Ver: https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2023/10/porque-pretendiera-la-progenitora.html

 

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