Es difícil encontrar un modelo social de desarrollo económico equilibrado que tenga soluciones positivas para todas las tensiones que genera el propio ser humano y sus ansias de acaparar bienes y satisfacciones, y a la vez la necesidad de encontrar un equilibrio espiritual que le permita aceptar todas las vicisitudes de su condición (más allá del mundo material que nos rodea).
Dijo Javier Solana en 2010 que el modelo a seguir (muy a pesar de su anhelo) era el modelo chino, de economía centralizada y aseguraba que nos acercábamos al fin de la historia (dialéctica entre Lenin y Fukuyama, sobre la prevalencia del comunismo o capitalismo) dejando entre ver que los hechos mostraban la mejor adaptación del modelo comunista a la limitación de los recursos que posee la Tierra. Posiblemente fue una conclusión precipitada; el ser humano no se adapta fácilmente a un modelo que coarta las opciones individuales (creatividad, propiedad, libertad de opinión y pensamiento, libertad sexual…) que representan el camino – inevitablemente - a recorrer por el conjunto de la humanidad en busca de la liberación personal y espiritual; camino que una vez recorrido muestra los errores cometidos, pero también los aciertos, y el destino y los retos personales se ven con más nitidez, con más certeza.
Así que las sociedades deben permitir (además de obligar al trabajo, a la aportación al Estado, encaminar hacia la generación de prole…) la crítica del propio sistema (como elemento de perfeccionamiento del mismo – por mucho que los dirigentes del mismo no vean tal necesidad), la experiencia de caminos diferentes que abren nuevas experiencias personales y facilitan el reencuentro espiritual.
Europa, modelo que tercia entre el control del Estado, las libertades individuales, el libre comercio, la protección de los más desafortunados… está en una crisis generada por su propia evolución. Crisis que se ha de superar, porque el modelo europeo es el mejor modelo posible (al menos para los que aquí vivimos).
Los excesos generados deben dar opción y posibilitar el control ciudadano (lo que equivale a una mayor democratización del sistema); siempre habrá riesgos y siempre habrá excesos (errores promovidos desde la propia naturaleza humana) es inevitable.
Tal vez no todos vean una sociedad perfecta, tal vez nunca se alcance para todos… pero ése es el camino a recorrer.
Contamos con instrumentos versátiles, innovadores y capaces de encontrar soluciones a cualquier escenario (más allá del miedo): como lo son la inteligencia al servicio de la generosidad y la humildad.
Dijo Javier Solana en 2010 que el modelo a seguir (muy a pesar de su anhelo) era el modelo chino, de economía centralizada y aseguraba que nos acercábamos al fin de la historia (dialéctica entre Lenin y Fukuyama, sobre la prevalencia del comunismo o capitalismo) dejando entre ver que los hechos mostraban la mejor adaptación del modelo comunista a la limitación de los recursos que posee la Tierra. Posiblemente fue una conclusión precipitada; el ser humano no se adapta fácilmente a un modelo que coarta las opciones individuales (creatividad, propiedad, libertad de opinión y pensamiento, libertad sexual…) que representan el camino – inevitablemente - a recorrer por el conjunto de la humanidad en busca de la liberación personal y espiritual; camino que una vez recorrido muestra los errores cometidos, pero también los aciertos, y el destino y los retos personales se ven con más nitidez, con más certeza.
Así que las sociedades deben permitir (además de obligar al trabajo, a la aportación al Estado, encaminar hacia la generación de prole…) la crítica del propio sistema (como elemento de perfeccionamiento del mismo – por mucho que los dirigentes del mismo no vean tal necesidad), la experiencia de caminos diferentes que abren nuevas experiencias personales y facilitan el reencuentro espiritual.
Europa, modelo que tercia entre el control del Estado, las libertades individuales, el libre comercio, la protección de los más desafortunados… está en una crisis generada por su propia evolución. Crisis que se ha de superar, porque el modelo europeo es el mejor modelo posible (al menos para los que aquí vivimos).
Los excesos generados deben dar opción y posibilitar el control ciudadano (lo que equivale a una mayor democratización del sistema); siempre habrá riesgos y siempre habrá excesos (errores promovidos desde la propia naturaleza humana) es inevitable.
Tal vez no todos vean una sociedad perfecta, tal vez nunca se alcance para todos… pero ése es el camino a recorrer.
Contamos con instrumentos versátiles, innovadores y capaces de encontrar soluciones a cualquier escenario (más allá del miedo): como lo son la inteligencia al servicio de la generosidad y la humildad.
Dicen que es verdad
que se oye hablar
en las noches cuando hay luna en las murallas.
Alguien habla.
Nadie quiere ir
en la oscuridad
todos dicen que de noche está la Alhambra
embrujada.
Por el moro de Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada
y que lloraba.
Cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando y llorando por Granada.
Dicen que es verdad
que nunca se fue
condenado está a vivir siempre
en la Alhambra
y a llorarla.
Al aterdecer
cuentan que se ve
entre sombras la figura
de aquel moro
hechizada.
Por perde un día Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada.
Y que lloraba
cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando
y llorando por Granada
que se oye hablar
en las noches cuando hay luna en las murallas.
Alguien habla.
Nadie quiere ir
en la oscuridad
todos dicen que de noche está la Alhambra
embrujada.
Por el moro de Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada
y que lloraba.
Cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando y llorando por Granada.
Dicen que es verdad
que nunca se fue
condenado está a vivir siempre
en la Alhambra
y a llorarla.
Al aterdecer
cuentan que se ve
entre sombras la figura
de aquel moro
hechizada.
Por perde un día Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada.
Y que lloraba
cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando
y llorando por Granada
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