Obama acude al rescate
El País se
hace eco de la parición en escena del Presidente Obama para salvar a su partido
demócrata de la adversidad, no sólo política sino moral, al que parece abocado
su partido ante un Trump. “En las últimas semanas ha
habido intentos continuados para dividirnos con una retórica diseñada para
enfadarnos y asustarnos, con imágenes para explotar nuestra historia de
división racial y étnica, para colocarnos en contra del otro”, advirtió
Obama el pasado viernes en un mitin en Atlanta, en el que fue muy duro con
Trump, después de un año y medio del
tradicional silencio presidencial ante el triunfo del pseudo fascista Trump. Y añadió: “Puede que
sean las elecciones más importantes de nuestra vida”.
Realmente,
la Socialdemocracia aparece “tocada y sin capacidad de reacción ante un
personaje como Trump que se empeña en resucitar lo más anejo de la xenofobia y
el racismo buscando recuperar los valores básicos del Nacionalismo que hicieron
posible, en la última Gran Crisis económica (la del 29) que Hitller, por los mismos medios, o
Musolini, accedieran al poder en sus respectivos países amparándose en las
leyendas históricas de sus propios países que permitieron construir un mito de rearme nacionalista ante una clase
trabajadora que, por entonces, pugnaba por una visión internacionalista para
resolver los problemas de los trabajadores en cualquier país, más allá de
cualquier frontera nacionalista. La reacción internacional del capital fue
generar una grave crisis económica tras la cual poder fundamentar visiones
nacionalistas que impidieran el avance del socialismo internacionalista; así
emergieron Musolini y Hirller, financiados y admirados por las clases políticas
dominantes del momento, pues concebían en ellos la muralla que permitiría
defender las democracias liberales del acoso Comunista. La apuesta les salió un
poco violenta (millones y millones de muertos en una Segunda Guerra Mundial)
pero permitió a los EEUU hacerse con el control internacional de la economía
liberal y marcar el devenir del mundo occidental en los siguientes casi sesenta
años; haciendo posible que emergiera la CEE y la posterior UE, que terminó por
rivalizar tanto en economía como en política con los propios EEUU (y ello sea
probablemente la causa de esta segunda crisis internacional y de la apuesta por
un personaje como Trump, dispuesto a instaurar – esta vez desde los propios
EEUU – un régimen pseudo fascista que marque el tempo de la política y la
economía en occidente en el próximo ciclo económico-político (los próximos 50 ó
60 años); así se entiende que la apuesta que realizan los ultraconservadores
Norteamericanos venga acompañada de una campaña soterrada sobre los gobiernos
europeos destinada ha hacer permeable a cada uno de ellos al impulso de la
nueva etapa–ciclo que se quiere instaurar en occidente. De ahí que el
Presidente Obama señalara y advirtiera: “Puede que
sean las elecciones más importantes de nuestra vida”. Desde
luego que sí, estamos en manos de los votantes demócratas de los EEUU y de su
capacidad de movilización para poder parar esta amenaza evidente que representa
Trump (de la que ya tenemos sobre la mesa
suficientes pruebas de peligro) y que ya se está materializando en América
Latina y a Europa.
La
Socialdemocracia internacional ha generado la mayor etapa de bienestar,
prosperidad y estabilidad que hemos conocido en el mundo (especialmente en el
occidental) pero ha adolecido de errores que han subsistido ante la creencia de
que el Bienestar Internacional y particular en la sociedad permitiría ir
resolviendo y enfrentando todos los problemas que se derivan de la gestión de las
sociedades y sus miembros. (individuos y familias). El desarrollo del sistema
de Estados basados en el Derecho y la Justicia Social ha encontrado una
resistencia feroz en clanes familiares poderosos y en inercias de
nacionalidades históricas (que no han
querido revisar su turbulento pasado para adecuarse a los estándares de
justicia que imperan en la Europa central); antes que eso han preferido
ignorar estas situaciones derivadas de la anterior Guerra Mundial (en otros
casos guerras civiles como en España) e instaurar de facto un escenario de
justicia social sin “limpiar” o “remodelar” en profundidad las inercias en
manera de actuar y proceder que venían de un pasado o corporativista o
dictatorial; permitiendo que prácticas corruptas (proveniente de la subsistencia de una moral sectaria, corporativista,
elitista o nacionalista) sobrevivieran dentro de los sistemas democráticos
y acabaran por dañarlos en su credibilidad (ya
que ofrecieron a los representantes de la Democracia, y que debieron ser los
defensores de nuestra democracia liberal, los itinerarios para poder
enriquecerse a cambio de silencio y aceptación de una élite social – que en
función de su ámbito corporativista - siempre se consideró con derechos
superiores al resto de los ciudadanos (por conocerlas estas a la perfección y
tener encomendada la tarea de aplicarlas en nombre del Estado), y que han
acabado por utilizar esas facultades legales en beneficio particular,
situándose por encima de las leyes y la Democracia; es decir: Corrompiéndola. Y
no ha existido, hasta el momento, nadie que se
opusiera honestamente – es decir: con argumentos morales sólidos, a esa
corrupción; y por el contrario, quienes debieron oponerse sintieron miedo de
enfrentarse. Esa falta de valor no señala otra cosa que déficits en el
comportamiento personal o temor a que la trama instaurada en el seno del Estado
sea tan profunda que la reacción que esta pudiera tener respecto a un acto
decidido de transparencia les llegaría afectar por estar ellos mismos
involucrados en procederes y procedimientos ni claros, ni transparentes que los
pudiera situar fuera de la Ley).
El
mismo Obama mostró debilidad moral al aceptar un premio Nobel de la Paz estando
en ejercicio de la presidencia de un Estado, como los EEUU, que, al liderar el
mundo occidental y conducirlo políticamente a una finalidad determinada, suele
hallarse embarrado en asuntos no sólo poco transparentes, sino incluso temerarios con la legalidad, en un proceso en el que el fin justifica los medios y que, por ello,
suelen permanecer como un secreto de Estado en el mismo seno de lo que se ha
venido en llamar cloacas del Estado (y que parecen existir en todos los países
liberales).
También
otros muchos líderes Socialdemócratas han caído bajo la presión a la que es
permeable la condición Humana (como es el
caso del Presidente Lula en Brasil, u otros en Europa, especialmente en España,
que no han sabido distanciarse de las puertas giratorias y han dado un mal
ejemplo de elitismo corporativista impropio de líderes Socialdemócratas; por
ser una práctica en la que se apoyó el fascismo en Italia y en España para
constituirse). Al final la corrupción moral, que da paso a la económica, se
ha visto como un precio a pagar por un sistema democrático en el cuál, la parte
de la población que funciona, por servir al Estado, o por ser parte esencial
del mismo – como puede ser la banca o los
jueces -, de manera corporativista, confía en su proceder social y
particular más en el grupo corporativista de la profesión que le acoge, y de la
que participa, que en el propio Sistema Democrático y las normas que le obligan
a los principios de neutralidad e imparcialidad en el ejercicio de sus
funciones.
Así
pues nos hallamos ante una grave de-sintonía democrática que está adquiriendo
dimensiones preocupantes en todo occidente. Anclados a visiones católicas (que promueven o el patriarcado o el matriarcado)
que protegen, ocultan o toleran abusos en los entornos sociales en nombre de la
estabilidad social, bajo una idea Católica en la cual el pecado es imposible de
evitar, pero es tolerable en ciertos niveles sociales que dirigen nuestras
sociedades económica o políticamente o espiritualmente; dejándonos a todos como
masa informe de ciudadanos expuesta a abusos de toda índole en cualquier ámbito
del Estado – pues el Estado es y
representa la última garantía que le queda al ciudadano para defender su
Derecho en sociedad; y digo que es el Estado quien lo defiende pues la
Nación es una idea mítica (vinculada con
una idea de Dios cristiano o católico) que está diseñada para sacrificar
súbditos en su nombre y en nombre de los intereses materiales o políticos de
las élites que dirigen esa Nación. La Nación está y está concebida para
subsistir sus élites y el Catolicismo es la estrategia que permite a todos
pecar y salvarse a la vez – sobre todo a las élites si lo hacen en
nombre de la Nación (la creencia
católica es un peligro cultural difícilmente de evitar; que está instalada en
nuestra cultura – que tiene un fuerte componente sexual determinado por la
figura de la relación existente entre la Virgen María y San José - y que se
halla instalada en personas de distinta índole – incluso existe una visión elitista del catolicismo, como lo es el
Opus, que determina la moral de jueces y funcionarios públicos y que puede
entrar en conflicto con la Constitución Liberal)
Es
obvio que las Democracias Liberales basan su sentido de ser en la Libertad de
Pensamiento (que es condición indispensable e irrenunciable en la que se basó
para tener sentido la propia Democracia) así como el Derecho a la Cultura, la
Información, (necesarias para que estos
ámbitos no quedaran restringidos a unas élites como lo eran la Nobleza, el
Clero o la propia Monarquía, que poseyendo esa facultad de ser instruidos
podrían utilizar esos conocimientos para fines propios y, manteniendo en la
ignorancia al Pueblo, abusar de él y de sus Derechos siempre que lo desearan e
incluso en nombre de Dios) la libertad económica (restringida a la Nobleza, al Clero y a la Monarquía imposibilitando el
bienestar de la Sociedad y el desarrollo de mejores expectativas para una
comunidad, una familia o un individuo) y en consecuencia, todas ellas
unidas, permitían el desarrollo integral de la personalidad de los individuos y
el acceso a una visión personal que podía propiciar el bienestar social y
económico de su propia persona o familia y, en consecuencia, de su propia
comunidad. Al considerarse que las Democracias Liberales eran una meta deseable
para cualquier Nación que aspirara a promocionar la capacidad de iniciativa
personal y constatándose, durante la revolución Industrial que existía una
oposición y resistencia casi criminal de la burguesía (los mismos que lucharon por las libertades y derechos contra la
monarquía, la nobleza y el clero) contra el pueblo y los ciudadanos para
evitar que estos prosperaran económicamente y salieran de la miseria (resultó
que la burguesía no había luchado también para el pueblo, sino que lo
instrumentalizó para derribar monarquías y constituirse ellos mismos en poder
dominante que convivió, en algunos lugares, con la propia nobleza, monarquía y
clero asumiendo los mismos sistemas de control y represión sobre el pueblo o
los ciudadanos: fue el imperio del poder económico y de sus intereses que
asumían, nuevamente, el procedimiento que justificaba los abusos al pueblo y a
los ciudadanos: El fin Justifica los medios; y en ese proceso implicó al Estado
– instrumento de garantía de los Derechos
de los ciudadanos - habilitando la idea de corporativismo que les
permitiera protegerse de la acción de los ciudadanos haciendo posible las
Dictaduras.
La
dureza con que el sistema Capitalista trató a la población y su capacidad de
identificarse con los anhelos de las Naciones en prosperar nos trajo los
imperialismos (y las guerras consecuentes
para determinar esa jerarquía sobre territorios anta entonces organizados, en
su mayoría, tribalmente) y determinó la necesidad de una guerra mundial en
Europa que pusiera punto y final a esas rivalidades coloniales de las potencias
europeas. La primera Gran Guerra Mundial fue “ejemplo” de inhumanidad hasta
entonces nunca conocida donde se sacrificaron a millones y millones de soldados
desde las visiones Nacionalistas – jóvenes
que fueron engañados al asegurarles que la guerra no duraría más de unos pocos meses y
volverían como héroes a sus casas y que las Naciones les darían grandes
homenajes que les permitiría pasar a la Gloriosa Historia de la propia Nación.
La verdad fue que los insultos y degradaciones emitidos desde las élites
Nacionalistas sobre los adversarios pusieron las bases de las ideologías que
traerían el fascismo y nazismo a Europa y que darían argumentos a otras formas
dictatoriales que se esparcieron por Latinoamérica bajo la protección de los
EEUU - al resultar fallida esta Primera Guerra Mundial y resurgir, como
respuesta a tanto exceso Nacionalista, la idea del Comunismo; las Democracias
Liberales encontraron excusa para una segunda Gran Guerra Mundial.
Todos
esos excesos fueron canalizados por las nuevas Naciones Unidas que se dedicaron
a proteger a la población civil, a los ciudadanos y a los pueblos de los
excesos de la ambición humana por medio de Cartas de Derechos inalienables que
toda Nación civilizada debería asumir, o estar en tránsito de asumir, para
estar en su seno. Ha sido la etapa dorada de la Socialdemocracia, señalada al
principio, que ha permitido la construcción de Europa y, a la vez, el miedo a
perder el liderazgo político-económico en EEUU que ha permitido la emergencia
del psedofascista-Nacionalista Trump.
El
verdadero temor de este proceso en EEUU no es otro que el consabido y
verificado ciclo económico que sostiene esta potencia internacional que lidera
las Democracias Liberales en todo el Mundo, por el cual, después de una crisis
siempre concluye el ciclo con una guerra de violencia proporcional a la crisis
vivida en el ciclo precedente. Por lo que es de temer que, de seguir los EEUU
el criterio histórico que siempre ha seguido hasta la fecha, la conclusión de
esta crisis se pretenda que termine con un conflicto internacional de nivel político
– por el momento – que de paso a un
nuevo gran ciclo pseudo fascista y de naturaleza eminentemente Nacionalista – con lo que ello supone de regreso al
antagonismo que dio lugar a la Primera Guerra Mundial.
Como
Socialdemócrata he expuesto mi posición de la necesidad de poner punto y final
a la Historia y a los Nacionalismos que la hacen posible, con sus guerras e
intrigas internacionales. Y una orientación en la estructura territorial del
Estado que termine con cualquier idea de nacionalismo y se oriente a la gestión
integral del territorio – que es lo que debemos preservar y cuidar para que las
generaciones futuras puedan tener un territorio en mejores condiciones del que
las dejó la revolución industrial (nacionalismo que se
ha mostrado como un sistema de explotación de personas y territorios que no
repara en sus consecuencias adversas para con personas y territorio, y que está
guiado exclusivamente por la ambición a la riqueza y al dinero). Necesitamos en este momento, precisamente todo lo contrario que está proponiendo Trump.
Pero
para que el mensaje sea creíble es necesario que dentro de la socialdemocracia
existan personas y lideres y pensadores comprometidos en una lucha sin cuartel
con la corrupción moral que pudiera existir en su seno y, en cierta manera, en
la sociedad cuando se esté en responsabilidades de Gobierno. Es el requisito
indispensable para hacer frente con valores a la reacción internacional que
propone el extravagante y populista Trump – que
no encuentra oposición, parece que por carecerse de actitud moral ejemplar con
la que hacerle frente.
Trump
representa todo lo adverso a lo que nos indica el sentido común que debemos
poner en marcha. Hemos contaminado ríos, aguas, manantiales, agotado pozos,
agotado glaciares… estamos agotando los bosques y selvas en busca de recursos
económicos baratos y que son fuente de bienestar que interactúa con el clima
amortiguando los efectos adversos de la industrialización… seguimos
contaminamos suelos agrícolas productivos y seguimos aplicando fertilizantes y
fitosanitarios que afectan a verduras, frutas, hortalizas y a la producción de
la carne… comemos productos que no son todo lo saludables que pudieran ser…
hemos convertido los mares en verdaderos vertederos… y el aire de las ciudades
genera miles y miles de muertos por contaminación. Además generamos una permanente
transición y éxodo del ámbito rural a las ciudades (sobresaturando espacios,
bajando nuestra calidad de vida)… Todo lo que debemos hacer es proteger los
elementos que son indispensables para nuestra vida y la de los seres vivos con
los que interactuamos (no solo ya no contaminar, sino descontaminar el agua, el
aire y la tierra)… transformar los sistemas de producción industrial para que
no generen impactos adversos en el medioambiente (o al menos que estos impactos
sean controlados y tecnológicamente reducidos a cero o inmovilizados)…debemos
dejar de ser egoístas con el uso de la energía fósil (olvidarnos del automóvil en las ciudades – solo casos excepcionales o
personas con discapacidades físicas – y construir nuestras vidas diarias
entorno al transporte público o la los transportes alternativos o caminar, como
siempre se hizo)… debemos crear trabajos entorno a medios informatizados
que permitan el trabajo a distancia, desde el hogar, desde pueblos (y olvidarnos del concepto católico de que
el trabajo es un castigo al que hay que asistir diariamente)… debemos
acabar con la acaparación desmedida de riqueza y para ello crear escenarios
para trabajos creativos que produzcan otros tipos de riqueza… debemos creer en
la tecnología que nos libera tiempo y nos permite aportar a la sociedad
creatividad… debemos profundizar en los derechos de las personas para que estas
puedan formarse y prosperar con sus propios medios (con un poco de ayuda) y desarrollar sus vidas como crean más
convenientes para ellos… debemos acabar con las miserias en América Latina y
toda la violencia que los EEUU han terminado por generar en un continente al
que esclavizaron para exprimirlo, creando injusticia por doquier… debemos
acabar con las guerra en Äfrica y la miseria que estas generan… debemos
extender el conocimiento universal y ser leales con la integridad de las
personas respetando sus derechos, por muy débiles y vulnerables que nos
parezcan… Debemos interiorizar Todos los Derechos Humanos como valores
personales y no permitir que se transgredan (y menos en nuestro entorno)… debemos proteger a los niños de toda
violencia porque son el futuro de nuestra sociedad… debemos integrar a las
mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, porque son la mitad de nuestra
sociedad y no pueden estar excluidas… debemos integrar a toda persona sin
reparar en su condición (de exclusión social, de estigmatización social, de
padecimiento de enfermedad limitante…) porque todo ser Humano posee unos
derechos por el mero hecho de serlo…
Todo
ello que es lo que debemos hacer para afrontar en mejores condiciones nuestro
futuro como humanidad es lo que Trump se propone dejar de lado. Asegura que el
mal que EEUU causó a Latinoamérica es problema de los Latinoamericanos… asegura
que no quiere más distinción sexual humana que varón y hembra… asegura que
cualquier problema medioambiental se solucionará por sí solo y aceptará esa
solución y esas consecuencias (desde su riqueza que le asegura un “bunker” a él
y a su familia y descendencia)… asegura que no es precisa ninguna limitación en
consumo de combustibles sólidos, porque perjudica la economía americana…
asegura que no hay que cuidar la Tierra, porque la tecnología química nos dará
de comer (¿el qué? ¿Plástico con sabores?)… tampoco hay que cuidar los mares…
ni el aire (se va del tratado de Kioto)…
asegura que América es lo primero y recurre a la idea de Nación para preparar a
sus ciudadanos a la confrontación…
Trump
no está solo, representa la resistencia del enemigo de siempre, los que no
quieren hacer un esfuerzo para proteger el futuro de la humanidad, los que son
egoístas y ambiciosos, los que no piensan en el mañana sino que no les falte de
nada en el presente caiga quien caiga (si
es preciso, que nuestro muchachos vayan a morir por nuestro bienestar, como siempre
hemos hecho)… detrás de Trump hay una filosofía mediocre, egoísta pero
poderosa que persigue resurgir en forma de Nación e imponer sus criterios
autoritarios a toda la Humanidad (si es
preciso por la fuerza)… son tan poderosos que es impensable batirlos en una
lucha cuerpo a cuerpo… sólo nos queda el recurso más sencillo: Vencerles en las
urnas.
De
ahí que Obama se esté convirtiendo en el último reducto de la Socialdemocracia
Internacional que se enfrenta a Trump; no le podemos dejar solo. No sólo debemos
hacer nuestros deberes en nuestros ámbitos caseros o del Estado propio. Hay que
salir a dar la batalla contra todo populista y arribista en donde fuere y con
argumentos sólidos. En nuestras Comunidades, Ayuntamientos, Estados y en la UE.
Recuerden
la frase de Obama: “Puede que sean las elecciones más importantes de nuestra
vida” (y lo serán).
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