Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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viernes, 9 de agosto de 2019

Cooperación (II)



Era primeros de julio de este año cuando, en los debates de La1 ó 24h, se vislumbraba - a través de los comentarios “con apariencia de determinantes” como gran giro (ver Cooperación(I) - la idea de un plan de “Choque” que permitiera revertir el resultado de los prolegómenos destinados a conformar apoyos que hicieran posible la formación de Gobierno después de las elecciones. Gestión que realizaba el Gobierno en funciones. A partir de ese momento, a pesar de lo que parecían comentarios sobre la “racionalidad” y “sentido común” que justificaban los limites que ponía el equipo socialista a Podemos y, a la vez, las reiteradas llamadas a la responsabilidad sobre Ciudadanos y sobre el PP para posibilitar gobierno, dándose, por primera vez una idea de unidad de criterio y reunificación dentro del socialismo – después de lo que supuso, por lo traumática, el ascenso de la nueva figura de liderazgo.
 La estrategia conservadora, iniciada por C´s, intentando apelar a las heridas internas del centro izquierda, parecía no haber dado fruto y es más, le penalizaría de ir a unas nuevas elecciones (el propio Presidente en funciones del Gobierno le señalaba esa circunstancia a resultas de las encuestas que evidenciaban  que el 50% de los votantes de C´s querrían un pacto con de Gobierno con el PSOE). Pero Albert Rivera ignoraba el potencial mensaje de sus votantes y se dispuso a reforzar, decisivamente, la cúpula de su partido entorno a su persona, a la vez que seguía insistiendo en que el problema y obstáculo para un acuerdo era el propio Pedro Sánchez. La visión del desarrollo de la estrategia de negociación del Gobierno en Funciones había conseguido mostrar  no solo que Podemos seguía instalado en una actitud desmedidamente exigente – en razón a la moderación que señalaba la propia historia política española  a la hora de conformar gobiernos – sino que también, C´s, aparecía en una posición rígida aunque la misma le costara perder figuras relevantes de su propio partido y a la vez potencial electoral; la posición, en principio, parecía suicida. Ello mismo, estas circunstancias anómalas, invitaban a retornar y volver a reflexionar, en el futuro, sobre esta puntual situación, y analizarla con más profundidad (en busca de algún tipo de coherencia que diera sentido y explicación a la actitud de Albert) una vez  que el Gobierno del Estado consiguiera conformarse, pues no parecía propio de ese líder jugarse su propio futuro político y el de su propio partido a una sola carta; en principio, lo razonable era pensar que la “pose política” se volvería más permeable más adelante, cuando las necesidades de llegar a acuerdos esenciales para el Estado kobvias en un futuro inmediato) precisaran del respaldo del Centro Derecha y C´s vendría a ocupar el espacio para el cual fue concebido como partido. Así es como parecía que se configuraría una “estrategia de contención”, implícita o tácita, que permitiría controlar los populismos extremistas y el independentismo, haciendo posible que las exigencias de estos se fueran moderando retornando a un entorno de normalidad y estabilidad.
Consecuentemente, ante esa evidente rigidez de C´s (que parecía estar persuadido de la existencia de pactos fantasmas que iban a dividir España - ignorando la esencia histórica del PSOE, pero tal vez demasiado permeable a las intrigas políticas, tal vez porque vendrían de donde vendrían, o simplemente "demasiado herido" en el debate político con Sánchez), iba emergiendo la figura de Casado, como la más estable en el centro derecha; pareciendo dispuesta a asumir ese papel institucional de colaborar con el centro izquierda en lo esencial para el Estado.
Así estaban las cosas cuando el “argumento” periodístico evidenciaba la existencia de una nueva estrategia – que permitiera “invertir” el signo del desgaste en las negociaciones que afectaban al centro derecha y a Podemos (el respaldo en “bruto” de la intención de voto al PSOE se aproximaba al 40%, amenazando, si se confirmaba, con una mayoría parlamentaria que podría llegar a prescindir de cualquier posición intransigente, viniera de donde viniera, fuera por la derecha o la izquierda) -  iniciándose, simultáneamente, el aviso del inicio de esta campaña contra la figura de Pedro Sánchez, siendo su portavoz un periodista ante el asombro, en ese momento, del resto de sus compañeros de tertulia; sus argumentos contrariaban tanto el sentido común que era preciso esperar a una nueva secuencia de acontecimientos para determinar si aquella hipótesis tenía un respaldo en la actitud política (o leer El Mundo, que era quien lanzaba al ambiente ese “cambio de paso” a la escena política). Y lo tuvo (a pesar de los “gestos” posteriores de unidad interna dentro del PSOE, mediante la carta firmada por figuras socialistas - de las que se presumía podrían albergar algún posible malestar ante los cambios internos de la nueva dirección que les alejaba de los escaños del Congreso y de otros escenarios de decisión política - que reclamaba permeabilidad al centro derecha para posibilitar la formación de Gobierno y evitar elecciones).
La adhesión de periodistas jóvenes en la TV a la tesis de “invertir” la presión en las negociaciones para formar gobierno y hacerlas recaer sobre Sánchez fue en aumento, generando aún mayor expectación, pues ese inicial cambio de posición en el análisis político parecía dar alas a Podemos (que podría interpretar la ocasión como oportunidad para justificarse en sus ambiciones de coalición, como parece ser que así sucede – la maniobra de "inversión" concebida y planeada, para ser efectiva, debe dejar hueco a la ambición del adversario para que este "colabore", a ser posible de manera inevitable, con el proyecto - , aunque Podemos no sabemos si se entera del juego o es que está, o sigue, jugando con fuego, pues el precio que se pagaría si triunfa la maniobra es enorme -  y en ello, en jugar a ignorar lo que sucede, parecen estar arropados por comentaristas políticos afines o permeables a ese entorno). Así se ha pasado unos días la prensa española, intentando cambiar e “invertir” la “prueba y la carga” y hacer permeable a la opinión pública a la “maniobra” planificada para evitar que el PSOE gobierne (mejor dicho, Pedro Sánchez y con él el PSOE).
 Fue en el comentario de la Corona, estando de vacaciones la Familia Real en Palma de Mallorca - y que reflejaba el sentir de la inmensa mayoría de los ciudadanos, así constatada en las encuestas, de la conveniencia (si fuera posible) de no repetir elecciones - lo que supuso la entrada efectiva y en acción del aparente plan preconcebido y “avisado” por la prensa (y creado ya el clima de opinión apropiado para el mismo): Juanma Moreno (Presidente de la Junta de Andalucía) sale a la escena informativa pidiendo un Gobierno sin Pedro Sánchez y liderado por C´s y con un respaldo de PP y PSOE; (y de paso casi afeando a la Corona por hacerse eco de la conveniencia de formar gobierno y evitar elecciones - eco del que se hace el Rey trasladando el pensamiento general de cansancio en la sociedad española; pero que ahora molesta y mucho, pues hay otro plan en marcha)
Promovido por los partidos de Centro Derecha, que en su deseo de acoso permanente, propio de algunas formas de hacer política, y asediar a Pedro Sánchez suministraron y esparcieron todo tipo de argumentos, teorías y teatralizaciones respecto de las intenciones del actual Presidente en funciones (desde que “las negociaciones con Podemos estaban ya pactadas y delimitadas y que todo era un paripé teatrero”; pasando por una pretendida presión europea; una negociación de sillones; un “no saber negociar de Pedro Sánchez”; un “nunca quiso formar gobierno”; hasta el penúltimo “Siempre quiso repetir elecciones” cuando vieron que se disparaba el PSOE en las encuestas).
El “arriesgado” paso dado de Juanma Moreno tal vez no lo sea tanto, si atendemos a la literalidad de sus declaraciones primeras: “Nadie se fía de Pedro Sánchez”; el hecho de que sea el Presidente de Andalucía (y que en Sevilla se radique la Junta, y con la ciudad personajes históricos y adversidades políticas recientes)  y que realice una declaración tan determinante y la vincule con una descripción detallada de cómo debiera ser el nuevo Gobierno de España (liderado por Albert Rivera y con apoyo de PP y PSOE) resulta tan temeraria y contraria al sentido común propio de un devenir normalizado de la interpretación de los resultados electorales (y de la consecuente expresión de la Corona, que ha sido motivo también de comentarios en las redes – aunque también se aprovecha en señalarla como institución ofendida por Sánchez, cuando se retrasó en su visita del miércoles con motivo de reuniones previas – una de  cal y otra de arena para la más alta institución del Estado) que parece necesario “incluir”, en la propuesta de Juanma, la idea de que esta pertenece a la culminación de  ese proyecto de “inversión” para la presión sobre el Gobierno en funciones, intentando un esfuerzo combinado de cerrarle todas las puertas con ese plan, por el cual, haga lo que haga Sánchez, será inaceptable (Además con ese “aviso a navegantes” dirigido a la Corona, que parece decir que no se meta por medio de este movimiento político; el simple hecho de atreverse a marcar territorio a la Corona, podría señalar la dimensión de la movida política interna y el peso del personaje político histórico involucrado en la operación política (que debiera respaldar la operación para darle crédito en la sociedad) – y que en último término vendría a señalar que los votantes, los ciudadanos, se equivocan al votar lo que votaron). Con todo lo que esto pudiera implicar de verdadera “inversión” democrática, o golpe de timón al sentido común democrático.
También da la impresión colateral de que Casado, ni Rivera, lideran ni estaban en la maniobra (habría que buscarla fuera de Madrid, donde menos se esperaría – aunque Juanma, por ser Juanma y estar donde está nos da la pista -, pues hasta ahora siempre se había considerado a Madrid como centro de todo tipo de actividad política esencial), por lo cual se pudieran ver impelidos a aceptarla o secundarla si quieren “sobrevivir” políticamente. (Lo que vendría a indicar que ellos no controlarían ni los motivos ni las intenciones finales de quienes inician esta maniobra, pues serían simples marionetas de otros, y eso implicaría pagar un precio en el momento más inoportuno, y probablemente más adverso, para el país: Cuando hubiera que defender legitimidades democráticas y, en ese momento, se evidenciara que los propios actos les excluyen o inmovilizan políticamente).
Los Gobiernos de Concentración, debieran ser, en estos momentos como siempre fueron, basados en los principios democráticos que inspira la Constitución (convergiendo en los asuntos de interés general cuando la cuestión lo requiere, pero manteniendo el papel señalado por los ciudadanos en las urnas).
Si Podemos pensara que de esto podría salir algo positivo para ellos, de triunfar la maniobra política, se olviden, para siempre, de influir o acordar nada con cualquier nuevo gobierno que viniere – pasarán a la historia de España como aquellos que impidieron un Gobierno Progresista en un momento histórico determinante para la canalización de la solución democrática y pacífica de los problemas históricos de España dentro del espíritu de la Constitución (pero ya se sabe que los niños mimados siempre serán niños mimados, y su campo de visión apenas va más allá de ...).



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