Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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jueves, 29 de agosto de 2019

Pacto “fáctico”: Todos contra Sánchez.


Pacto “fáctico”: Todos contra Sánchez.

Ya me colma y aburre el discurso de todos los “perdedores” señalando a Pedro Sánchez como responsable único de que en estos momentos no haya gobierno estable y pleno en España. Las reclamaciones de los Ministros pidiendo responsabilidad (“patriótica”) a la oposición (término que empleó el propio PP para definir la posición del PSOE que permitiera la formación de Gobierno de Rajoy) cae en saco roto y es “ninguneada”. En este día a día informativo, ha colmado este agosto con una saturación de dicho mensaje desde la derecha, hasta el punto de ser recogido por Podemos, que desde esa puerta abierta que le ofrece la derecha para presionar a Sánchez, busca envalentonarse y cargarse de razones ante la eventual puesta en marcha del mecanismo electoral, pensando, tal vez, que el discurso de la derecha – acosando a Sánchez – pudiera rentabilizarlo, tarde o temprano, pues lo que se ve en el escenario de la política parlamentaria no es otra cosa que una verdadera “pinza” sobre el partido más votado en las últimas elecciones Generales.
Se entreveía el “pistoletazo” de salida, de esta nueva estrategia, hace poco más o menos un mes, cuando una periodista de El Mundo lanzaba, con contundencia, este argumento en una mesa de debate político, una semana más tarde el Presidente de la Junta de Andalucía reforzaría dicha idea, presentando una proposición de gobierno, con C´s a la cabeza con apoyo de PP y PSOE, y con un argumento de fondo esgrimido por el propio Presidente de la Junta Andaluza: De Pedro Sánchez no se fía nadie (y parecía que el argumento de este político tuviera “peso”, ante la magnitud y nueva contrariedad que sugería la propuesta; y pese a que hubiera existido una carta desde el PSOE – aunque no desde el Gobierno en Funciones – pidiendo la abstención para facilitar un Gobierno, e incluso unas declaraciones de Felipe González calificando la petición de Sánchez hacia la oposición, e incluso su cierta desconfianza hacia Podemos, como de razonables).  
Mientras en el contexto internacional apostaban, después de las elecciones generales, por un gobierno PSOE-C´s, la posición de Rivera, señalando que con ese PSOE de Pedro Sánchez  no quería saber nada, zanjaba cualquier duda al respecto sobre la posibilidad de un Gobierno de Centro y Social Democracia. El bloqueo es evidente. Pero hay que buscar razones estratégicas que lo avalen.
La campaña contra Sánchez buscó, primero, hacer creer que este PSOE de Sánchez es radical. Posteriormente, cuando se verificó que Sánchez no estaba dispuesto a apoyarse en un socio que dejaría de apoyarle con la primera sentencia del “Procés” y viendo que esta posición de Sánchez llevaba a una percepción del PSOE aún más al centro del actual escenario político (pues C´s en su negativa a facilitar o participar del gobierno se vislumbra escorado, casi más que el PP hacia la derecha – casi parece compartir frontera ideológica con VOX) aumentando las posibilidades de ganar espacio electoral para los Socialistas (tanto por su derecha como por su izquierda), se lanza esta “bifurcación” estratégica sobre el PSOE (de Sánchez, según Rivera; del que nadie se fía, según Juanma Moreno – como si hubiera -¿? – otro PSOE en puertas si consiguieran hacer caer a Sánchez): La primera, señalando la responsabilidad del propio Sánchez y la segunda (en estambay)  marcando un objetivo de Gobierno alternativo por Juanma Moreno, donde el PSOE estaría con el PP apoyando un Gobierno de C´s (¿?).    
Aún así, se suma Pablo Casado a la primera estrategia, pero no a la segunda (pues parece ser que no fuera invitado a semejante “plan”) y crea su idea de unirse electoralmente con C´s, creando un frente común de derechas ante las probables inminentes elecciones Generales.
Todos estábamos persuadidos, y aún más la derecha, de que meter a Podemos en el Consejo de Ministros – y sobre todo en ministerios claves del Estado – es un riesgo indeseado que no se puede correr con un partido que hace solo un par de años quería dinamitar la democracia construida en 1978 y retornarnos a un escenario de cuestionamiento de instituciones, bajo la inspiración personal de Pablo Iglesias sobre su Estado perfecto: la URSS, y que nos retornaba a una idea de confrontación que la Constitución del 78 pretendía superar.
Sin embargo, la Derecha, después de azuzar el miedo, desde hace años, a una reedición del Frente Popular para el siglo XXI – y con un calendario de sentencias que nos va a recordar parte de la adversidad y temores vividos a principios del siglo XX en España – vienen a alentar, todos, TODOS, las bondades de Podemos. Desde el anterior director de ABC, que califica a Pablo como muy inteligente y capacitado, pasando por Maluenda – que parece ahora defender el honor de Podemos frente al PSOE “de Sánchez” – toda la derecha mediática sale a defender y dar moral a Podemos y su líder. Al menos llama la atención, pues parece obvio que arrinconar al PSOE contra Podemos y sólo dejarle esa salida es la mejor estrategia que ha concebido la derecha para recuperar el poder lo más pronto posible (por ruptura rápida de un pretendido nuevo Gobierno Socialista, ya sea por acuerdo programático como por coalición – que también es promocionada por la Derecha – pues parece evidente que la tensión, ante la sentencia del procés haría saltar el gobierno socialista en ambos casos, pues Podemos buscaría recuperar su espacio, reclamando su siempre temido eslogan, temido por los que ahora le animan desde la derecha,  “Derecho a decidir”).  
La situación es endiablada, pero la derecha no es ajena a ello y Rivera es la clave de la solución o del obstáculo. Y Pablo Casado parece no tener ni disfrutar de margen de maniobra dentro del PP para resolver esta situación de ”compromiso”.
Habrá que recordar que el PSOE “de Sánchez” es el único que apuesta por una solución “dialogada” para resolver el problema catalán dentro del marco Constitucional – problema en el que nos metió un partido de derechas corrupto y ya desaparecido, y una familia también corrupta y pendiente de pasar por los tribunales, pero que parece amagar con apuntar a lo más alto del Estado antes de hundirse plenamente, con el fin de amenazar con hacer el mayor daño posible a España – y como siempre suele ocurrir, la chapuza o los intereses de la derecha cuando salen mal los pagan las izquierdas, en este caso ERC, que es quienes están pagando el precio más duro.
Ni a C´s, ni al PP, ni a Vox, ni a todo aquél que desconfía del Psoe “de Sánchez”, por estar dispuesto a buscar una solución y un marco para canalizar el problema catalán – que creció y estalló con Rajoy y el PP -   quieren la posible solución Sánchez, y prefieren, parece ser, una salida “dura” a esa crisis que marque una línea roja con suficiente nitidez para otros nuevos cuarenta años; y ello implicaría, casi inevitablemente, la aplicación del art 155 por ese gobierno anunciado por Juanma, donde C´s asumiera el coste histórico de asumir el gobierno de España para desempeñar esa “dolorosa” tarea (nadie como él conoce Catalunya; y nadie mejor que él, como catalán, para desempeñar ese papel y poderlo “ubicar” en la Historia como mal menor para Catalunya).
 La cuestión es clara, quien sobra en el PSOE para este proyecto es Pedro Sánchez, la siguiente pregunta es ¿Quién faltaría? para hacer realidad ese plan.
Parece obvio que el líder de Unidas Podemos observa el alcance del movimiento político que se ha “vislumbrado” por Juanma Moreno. Si Pablo Iglesias es consecuente con el contexto político e histórico de España – y siempre que desee la mejor solución posible para el problema catalán que no signifique la aplicación de medidas realmente “duras”, con probable suspensión de la autonomía catalana, tal vez debiera considerar aceptar las propuestas que realice el candidato socialista y gestionar, lealmente, la canalización de la frustración que parece  inevitable que se producirá en gran parte de la sociedad catalana. Desde ahí esperar tiempos mejores para todos. La otra alternativa es ir a elecciones y dejar que sea la derecha, quien formando gobierno,  gestione el punto y final de esa frustración en Catalunya.
El vértigo de dejar que la derecha gestione y aplique su plan para Catalunya, con Vox a la expectativa, es obvio – pues la confrontación se intuye inevitable y de gran alcance; y podría afectar profundamente al Estado y a nuestra democracia, incluso a su estabilidad. En ello nada ganaríamos nadie, ni siquiera Unida Podemos.




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