Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 8 de octubre de 2019

La estrategia “Pretty Woman”



Con la frase (Es hora de salir de) “ridículas guerras sin fin” Trump pretende hacer creer  a sus votantes que el conflicto en Siria es, en esencia, ridículo y se puede desentender de las consecuencias de volver a romper el equilibrio militar que ha conseguido arrinconar al ISIS y capturas más de una decenas de miles combatientes radicales islámicos en manos de los Kurdos.  Y sin embargo, el pacto de Presidente a Presidente entre EEUU y Turquía es un hecho que se expresa con la retirada de los Norteamericanos que protegían la retaguardia de los Kurdos para que estos pudieran llevar la pesada carga de acabar con el Estado Islámico, y se estaba consiguiendo hasta el punto de tener controlado a los combatientes islámicos y su proyección terrorista internacional.
Y sin embargo, Trump, amenazado políticamente en un procedimiento que se impulsa desde los Demócratas contra él Presidente de EEUU por realizar prácticas ilegales sobre candidatos demócratas que serían rivales en las próximas elecciones a la Presidencia Norteamericana, responde, en el otro extremo del mundo, allá donde la inestabilidad más puede amenazar al proyecto europeo de la UE,  moviendo sus tropas para que quienes más están haciendo por acabar con el terrorismo internacional sean atacados por la retaguardia y tengan que atender dos frentes de guerra.
Parece que la idea de fondo de Trump era acelerar el escenario que estuviera previsto para cuando ISIS hubiera sido plenamente derrotada, pero no lo está. Y al no estarlo, la decisión de Trump desestabiliza la zona y se retorna a una situación en la que el ISIS va a resucitar, el movimiento de población y refugiados va a volver a mirar a Europa como lugar de refugio; y sobre todo, va a dar nuevamente alas al terrorismo islámico con la liberación de más de diez mil prisioneros del ISIS en manos de los Kurdos.
Con este movimiento Trump demuestra, que no ha llegado a la Casa Blanca para establecer, reforzar o mejorar sistemas estables de equilibrios para implantarlos en los territorios en conflicto. Le basta con que le expliquen por encima, cómo se han establecido esos sistemas de equilibrio y cuáles son los parámetros que permiten mantener cierta estabilidad en un zona determinada para que, él, como Presidente de la Nación más poderosa de la Tierra,  simplemente de la orden de romper ese equilibrio en el que los EEUU juega un papel esencial desde antes de la segunda guerra mundial.
No es una estrategia nueva, Trump viene actuando de la misma manera en todos los ámbitos de su competencia: Tratados económicos, Tratados militares, Compromisos sociales con la ONU, Acuerdos Medioambientales…. Todo lo que le suene a un sistema diseñado para mantener equilibrios internacionales está siendo desmontado por el populista. Desde luego para eso no se precisan conocimientos específicos ni técnicos; parece simplemente, la estrategia “Pretty Woman”, donde Richard Gere  es asesorado por un jurista para determinar los puntos débiles de las grandes empresas con el sólo fin de arrinconarlas, comprarlas y venderlas a cachos, y aumentar exponencialmente las cuentas de resultados.
Con esta maniobra de Trump, en medio del Impeachmen demócrata, se asegura que el procedimiento contra él, si tuviera éxito (algo que desde los ámbitos de medios de comunicación conservadores ya se vende como un fracaso demócrata) dejaría el panorama internacional muy tocado en todo lo referente a seguridad, economía y medio ambiente; pero sobre todo a la UE aún en posición más crítica, con un posible resurgimiento de olas de refugiados, inestabilidad política, y posible resurgimiento de terrorismos.  
 El próximo año se presenta, en apariencia, como a una gigantesca Torre Eifiel (que representaría las relaciones, acuerdos, tratados e instituciones construidas desde la Segunda Guerra Mundial) a la que se le están quitando los remaches y soldaduras de todos sus cimientos; sabemos lo peligroso que resulta ello – no porque seamos técnicos o ingenieros, sino por simple evidencia del sentido común.
La estrategia Trump es: Dadme los votos y yo desmontaré el Mundo conocido hasta ahora (y van y se los dan).
Es atractiva la idea de destruir  un mundo evidentemente injusto, pero no es posible concebir el populismo de Trump sin evadir la idea de rencor que subyacería o podría subyacer en su propia personalidad y que sugiere revancha.
Tal vez desde esa perspectiva se hallaría el contacto con sus votantes (al igual que hiciera Hitler con su propio pueblo alemán). Tal vez, el único camino posible para hacer reflexionar a este Presidente no sea el de seguir estimulando su posible conflicto interno, sino proponerle un cauce que le permita, como a Richard Geere, ver la vida de manera más constructiva. Pero bien más parece que su posible rencor estaría siendo utilizado e instrumentalizado por otros que sí desearan demoler lo hasta aquí construido en vez de mejorarlo o rectificarlo. Quién sabe? 


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