A tenor de la
ya meridiana información que se puede extraer, no solo de los medios de
comunicación habituales, sino de las propias redes sociales, tenemos elementos
suficientes para poder empezar a conjeturar, de manera bien fidedigna y fiable,
cual es el destino de nuestro País, Estado o Nación (tal cual cada uno de nosotros quiera referirse a esta extensión de
territorio, que se ha ido configurando durante siglos bajo el nombre de España).
Este artículo
propone al lector realizar un viaje hacia el interior de sí mismo (una introspección diferente, vinculada con
la sociedad y con la política) y otra introspección hacia el exterior que
nos circunda (hacia la sociedad; es
decir, como interiorizamos la existencia de la sociedad en nuestro
comportamiento cotidiano, que es reflejo de lo que percibimos del entorno y de cómo
está configurada la sociedad en cuentoa valores reales se refiere –
simplemente nos acercaremos a un rasgo de ese aspecto de nosotros y que ahora
resulta esencial ser conscientes – al menos así me lo parece); en este
viaje se pretende acercar y hacer comprensible a los más lectores posibles la
consciencia de cómo somos en sociedad y de cómo se nos gestiona desde la visión
política, y aún más allá de esa visión, desde los poderes facticos (con parámetros establecidos desde hace miles
de años, cuando aparecieron las primeras ciudades Estado; y esos parámetros
siguen usándose hoy en día y no solemos ser plenamente conscientes de ello –
precisamente, hoy en día estamos como sociedad, inmersos en una pugna, de la
cual, la política apenas es un reflejo fiel, y que pretende instaurar
soluciones autoritarias, si es preciso por la fuerza, como se hizo en el
pasado; pero la decisión final será nuestra, de cada uno de nosotros; y esa
mayoría resultante irá decidiendo si nuestro futuro ante la adversidad de la
nueva crisis económica y social que se avecina se irá gestionando desde una
Dictadura o desde los parámetros de una Democracia real. Nosotros, entre todos,
decidiremos, seamos conscientes de ello o no lo seamos.). De eso va este artículo.
En principio parece conveniente establecer un
marco simbólico desde el cual se pueda realizar el trayecto que propone este
artículo, pues al nacer lo hacemos sobre un territorio vinculado a un tipo de
cultura social determinado y que porta, a su vez, una historia que se asemeja a
una mochila, que todos y cada uno de
nosotros llevará sobre los hombros en su tránsito vital y con ellos sus
familias – sean o no conscientes estas de
ello (en general en cada país de Tierra, cada persona
se encuentra en la misma situación, pero con rasgos aparentemente diferentes,
pero sólo en apariencia, pues el fondo en todo lugar es el uso y la gestión de
la violencia o de métodos violentadores sobre las personas) y que
puntualmente se manifiesta como una carga, como un peso, al que nadie puede
renunciar a llevar, lo desee o no, sea o no consciente de ella o no; porque si
no es consciente de esa mochila, “alguien” se empeñará de que lo sea; pues en
determinados momentos de nuestra historia, las rivalidades y antagonismos – cuyos efectos negativos intentamos contener
con normas y leyes democráticas – tienden a desbordar ese marco democrático
de la ley con intención de adentrarse en la tragedia social, sea sobre un particular
o de gran calado, implicando a toda una sociedad; esta tragedia se vislumbra
como estrategia y signo del propio del carácter, que poseen, aquellos que
vienen considerando que cuando los problemas y retos de nuestra sociedad, los más
esenciales y básicos (trabajo, paro,
sanidad, pensiones…) no se pueden enfrentar con mínimas garantías, y acaban
por percibirlos como irresolubles (y esto
ocurre cuando todas las señales de crisis abierta y profunda ya se vislumbran
con bastante tiempo de antelación) intuyen que la gestión de la sociedad, a
partir de ese momento, va a requerir de mucho esfuerzo e inteligencia para
evitar que se desborde en una difícil época que se pudiera acercar o entrever,
pues toda la sociedad se va a preguntar de el “por qué” tienen que pasar
dificultades, penalidades – ellos y sus
hijos. La solución natural en el Ser Humano tiende a ser, en esos momentos,
de organizarse solidariamente para ir resolviendo esos problemas (incluso la imaginación nos podría llevar a
la generosidad y la cooperación sincera para ir sobrellevando esa época difícil)
y sin embargo, ese tipo de soluciones no son del agrado de aquellos que - agotando
un modelo económico o un ciclo de la economía - pretenden instaurar otro
nuevo; sencillamente porque cada ciclo económico nuevo, para instaurarse,
precisa que los valores de egoísmo, supervivencia, codicia, ambición y el poder
que en cada ser humano puedan existir tengan espacio en el nuevo ciclo
económico que se va a construir y
edificar; y para que ello tenga éxito precisan que ese nuevo edificio siga
teniendo por cimientos esos mismos principios adversos que hicieron, a su vez
posible, la destrucción del sistema económico y social anterior. Sin embargo en nuestro país, a pesar de que
no lo creamos, existen grandes mentes capaces de gestionar estas situaciones
desde la racionalidad más democrática (amparándose
en valores positivos y solidarios). Esas grandes mentes somos nosotros
mismos, si realmente somos consciente de la importancia que tenemos y tendremos
cada uno de nosotros para que el sistema democrático siga siendo plenamente
democrático; y así podríamos contener, con mucha eficacia, a aquellos que
pretenden repetir nuestra Historia más adversa, en Europa y en España.
Ante una visión
tan poco halagüeña para los gestores de nuestras sociedades occidentales (en España son los gestores “fácticos” los
que van señalando, constantemente las líneas rojas al poder político, y
consecuentemente estos poderes son poco visibles pues no suelen exponerse
abiertamente a la opinión pública hasta que en el último momento, cuando las
esperanzas de mantener al democracia ya se han extinguido, aparecen sus
“ejecutores” que propician el final de aquel camino) en España están
optando por exacerbar los ánimos, radicalizar los pensamientos y las
soluciones, e intentar buscar chivos
expiatorios creando malestar social (además
se presentan estos problemas como propios de injusticia, dividiéndonos o
obligando a dividirnos entre nosotros); si además, la Nación tiene una
propia Historia reciente que señala que este tipo de crisis económico/sociales
se pueden canalizar fácilmente hacia una dictadura (en la Historia reciente de
España, se ha presentado como eficaz solución, aunque para instaurarse haya
precisado de una guerra y un gobierno militar contradictorio que pasó del
fascismo a la sumisión plena a los EEUU y a la vez apoyo al comunismo
latinoamericano – toda esa etapa aún está pendiente de resolver en nuestra
Historia y el sólo hecho de intentar sacar los restos del dictador para
llevarlos a un lugar privado – aun con el acuerdo pleno del Congreso - moviliza
a esas fuerzas fácticas que dirigen desde las sombras nuestra sociedad
poniéndoles constantes líneas rojas a nuestra democracia y usan sus
herramientas más cercanas y familiares para agitar la sociedad y generar
inestabilidad política y social (el bulo, la mentira, el equívoco, la exageración…
en general usan de todo aquello que pueda dar lugar a inseguridad, desconfianza,
pérdida de fe en nuestra sociedad y en sus instituciones… e incluso llevarles
al miedo… con el fin de persuadir a la
sociedad que su propia solución, la que propone en cada momento y etapa social,
es la más acertada, en este caso la dictadura). Hoy en día, los métodos
para conseguir esos objetivos se han perfeccionado tanto, que es posible que la
sangre que sea preciso derramar, por muy abundante que deba de ser esta, no
tendrá la resistencia que en el pasado se pudo oponer para intentar evitar su
advenimiento (y que se vio venir en el
deterioro social de la convivencia y la aparición de violencia organizada y
promovida desde esos mismos poderes fácticos, en los años 30 y que luego se
presentarían como caos y anarquía para allanar el camino a los salvadores de la
patria). Hoy en día el malestar y la inseguridad la instauran por medio de
Fake News, aumentar los índices o percepción de la de violencia cotidiana e
impulsando el malestar, la ambición y los malos entendidos - siempre que pueden - entre los grupos
políticos (más ahora en elecciones, que
son propicio momento) para, desde ahí, hacer crecer la desconfianza entre
ellos; e intentar la posibilidad de que - en
los previsibles momentos críticos - ni el centro izquierda ni el centro
derecha, ni siquiera entre derecha e izquierda, sean capaces de confiar entre todos
ellos para encontrar soluciones positivas basadas en compromisos que alejen,
definitivamente, los fantasmas del “mal” (mal,
representado por el vértigo que produce la constante intervención de estos
poderes “facticos” y su negativa
influencia en la sociedad civil) y cuya amenaza se halla en la pretendida
reencarnación y materialización de los poderes fácticos en una nueva Dictadura.
(La Dictadura – o un verdadero Estado
autoritario en el que el control político sea ineficaz - es lo que proponen para instaurar el nuevo modelo
económico/político y social; el uso
del miedo y la violencia como instrumento para gestionar la sociedad; un miedo real
para instaurar un permanente miedo psicológico a los supervivientes – es el rasgo
esencial desde el cual nos podemos remontar a entender hechos del pasado, que
pasaron a la Historia como épica.
La oposición
que expresan los conservadores españoles a cambiar al dictador de tumba y llevarlo a un espacio privado, es
consecuencia de considerarlo un símbolo ejemplar por las propias fuerzas
fácticas de nuestra país; símbolo de una solución que desean que siempre esté
presente en las mentes de todos los españoles y de todas las generaciones (así fue en la primera etapa democrática de 40
años; como que esté presente para las próximas generaciones venideras). Es
decir, que ese símbolo forme parte inseparable de nuestra, ya, de por sí pesada
mochila histórica que todos llevamos en nuestras espaldas por el mero hecho de
haber nacido en estas tierras y ser españoles.
Ese parece ser el motivo de que haya estado pendiente de resolverse,
plenamente, todas las circunstancias que tuvieran que ver con implantación de
la Dictadura (proceso en el que se
siguieron pasos para radicalizar y extremar las visiones políticas y/o
sindicales y/o sociales llegando al abierto enfrentamiento y que dio lugar a un
escenario de aparente violencia gratuita
hasta hacer inevitable la guerra, y por medio de ella y la barbarie más
irracional (de la cual ninguno de los bandos se hace responsable ni comparte
responsabilidad) y con esa guerra traer su paz. Guerra que se imprime en los
artículos, libros o películas, que a veces reflejan nuestra Historia, narrándose
como cumbre épica que nunca suele resistir, verdaderamente y honestamente, el
paso del tiempo – precisamente es necesaria esa épica para que ignoremos, por
lo general y por ingenuos, los miles y miles de muertos y almas que han ido
cayendo, de todo signo, naturaleza, condición y edad, con las cuales, con esas
almas, se irán construyendo los respectivos altares que cada bando implicado en
el conflicto, reclamarán para sí, como propias, como legítimas, como parte de
la propia identidad particular y su propia visión del Estado; que les da razón
de sí, de su existencia y con derecho a prevalecer e inscribirse para siempre
en lo que se pretende que sea, al menos así se desea, una eterna Historia polarizada
de nuestro País, Estado o Nación, que restaura reiteradamente una identidad
homogénea, rígida e inmutable por medio del instrumento esencial que es la violencia;
de igual manera que fuera la violencia el instrumento que se usó para
constituir en el pasado, hace siglos, esa misma identidad, pretendidamente
homogénea – y que suele ser la manera que así se ha concebido para instaurarse
y constituirse los territorios soberanos en todo el mundo. La violencia, así
concebida como herramienta, se vincula como instrumento necesario e
imprescindible para la defensa de la identidad; por ello la narración de la
Historia, en cada país, Estado o Nación, se orienta hacia la épica en cualquier
nación existente).
Así, en modos
similares parece que se ha venido configurando, la propia Historia, para todas
las Naciones occidentales, y como ejemplo a seguir para otras que se han construido
recientemente o se pretendan construir en el futuro; ejemplo del que no se
pueden separar, porque el pegamento de la “identidad” es la violencia (aun siendo la identidad el rasgo que menos
resiste, incluso, el análisis superficial de las personas entre sí – verificación
fácilmente posible incluso al alcance de los niños más pequeños - menos tiende
a resistir la identidad si nos fijamos
en los rasgos diferenciales de los barrios, los pueblos y sus tradiciones, o
ciudades, o regiones, o valles y montañas, o las gentes que viven en las costas
de las que viven en islas o en el interior) la identidad, entendida como
hecho cultural particular, se acaba imponiendo, en último extremo, por la
fuerza si es necesario y este punto es el esencial para entender no solo
nuestro propio país (también los otros
países) y consecuentemente por medio de ese rasgo de identidad se entiende
la existencia de coacción interna en el seno de las familias – familias que en su conjunto y totalidad vienen conformando el carácter de este país
desde hace siglos; porque entre todos hacemos posible la naturaleza de la existencia
de nuestro Estado.
Efectivamente
las familias también se conciben así mismas mediante una identidad propia (que se impone a cada miembro, también,
usando desde la persuasión hasta distintas formas de violencia para garantizar
la cohesión interna; pues se consideran que existen interdependencias unos de
otros y siempre hay algunas figuras familiares que imponen su criterio y su
manera de entender la coherencia interna en su propia familia – y que se explica,
al entorno social, siempre que se considera preciso, los motivos de las
censuras y castigos internos y se dibujan los caracteres de los miembros de su
propia familia que merecen dichos reproches o prácticas que atentan contra su
integridad física o moral; este tipo de acciones y decisiones, cuando atentan contra la integridad de uno a varios miembros de una misma familia precisan de ser explicadas en el entorno social para
obtener un amplio respaldo, ya que la evidencia de los negativos o devastadores
efectos del así tratado deben de recaer sobre él mismo, pues siempre resulta
necesario explicar o justificar el ejercicio de la violencia interna, sea esta
física o psicológica, y consensuar lo merecido de ella). En algunos casos
las Familias poseen un devenir histórico que determina – por el hecho de pertenecer a una familia determinada - una manera de proceder en el presente y en el
futuro. Si bien en el entorno de la Edad Media la idea de familia fuera más
difusa (y más vinculada a la idea de clan)
correspondería el ejemplo más acertado de familia a como se concebía la unidad
familiar en las Monarquías (por necesidad de preservar la identidad de
la sangre familiar) la Nobleza buscó, siguiendo los pasos de la Monarquía,
imitar esa pureza de sangre (pues desde
ella podría aspirar a mayores cotas de poder e incluso a emparentar con la
propia monarquía). Y con el tiempo, la gente común incorporaría como rasgos
esenciales para definir una familia los mismos elementos simbólicos, místicos y
espirituales, manifestándose en el uso
de los apellidos, que desde la
realeza y nobleza se consideraban irrenunciables para considerarla una familia
como tal. Todos hemos venido percibiendo
en el desarrollo de nuestros roles familiares la potencia con que se acaba
expresando esos elementos simbólicos, místicos y espirituales que se establecen
entre los esposos y con idéntica firmeza en los vínculos con los hijos, siendo
en estos últimos atribuidos a los lazos familiares establecidos por la sangre,
pero que van más allá y acaban usándose como excusa para interferir en las libertades
propias e inherentes de cada individuo.
Se ve
claramente que un Estado, País o Nación no sería concebible sin la existencia
de las familias y su papel esencial de mostrar a sus miembros los valores
sociales que hacen posible la vida en sociedad y, también, su papel básico para
hacer aflorar las capacidades y propios valores que portan sus miembros y canalizarlos
para su desarrollo, lo que proporcionará bienestar al propio miembro de la
familia al permitir que se desarrolle como ser íntegro y pleno para que pueda
proyectar el resultado de sus capacidades y genio sobre la propia sociedad en
la que vive. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta potencialidad se
obstaculiza intencionadamente no solo desde la esfera familiar, sino también
con respaldo y consentimiento de una parte o visión del Estado, País o Nación
en el que se vive. Estas razones últimas, de esa visión que busca obstaculizar
(y lo suele hacer con eficacia) el
desarrollo integral de las personas desde los entornos familiares, es de
naturaleza animal y su uso propia de animales: Establecer una jerarquía, desde cierto
poder adquirido, por medio de una forma de violencia o violentando a la persona
– dejando signos evidente de ello -
para perpetuar en la mente de las personas la subsistencia de toda forma de
violencia y poderla resucitar cuando mejor les conviniera (aunque nos consideremos seres racionales, utilizamos nuestros recursos
inteligentes a conveniencia, por lo general, particular; y en caso de esta rama
adversa del Estado que obstaculiza a las personas en razones subjetivas,
consigue su eficacia, extrayéndola de los instrumentos y herramientas que nos
hemos dotado como sociedad, usándolas desde una perspectiva taimada, maliciosa
y cruel para conseguir un fin concreto. Por ejemplo, cuando usa la Religión
para encubrir y confundir
la Espiritualidad que es común a todo Ser Humano; y así mismo cuando usa la
Ciencia no para su uso en liberar a las personas si no para apartarlas de su componente innato
Espiritual (y atarlas o hacer que mueran en vida), que es, precisamente lo contrario
lo que hace de la Ciencia cuando es aplicada positivamente, convirtiéndose en
un instrumento útil a la Humanidad – y no para ambiciones particulares.
La situación puede complicarse más
dependiendo de las perspectivas. Por ejemplo cuando admitimos al materialismo
como única explicación de la existencia establecemos una barrera “oscura” que
debemos superar como Seres Humanos y que es la propia visión materialista que
hemos constituido, entre todos, como cierta y única explicación para nuestra
existencia; y para ello muchos han concebido el instrumento de la Ciencia como instrumento
propio y antagónico de la Espiritualidad, por el simple hecho constatado de que
la Religión (ver: Qué
es Dios? ¿Quién es Dios y, desde su rama más materialista verse también :(que
es la más adversa y maléfica y que siempre se manifiesta en toda organización
humana cuando se percibe en peligro pero con poder) – que se pone en
funcionamiento cuando se ve en peligro su propia existencia como organización
humana – en nuestro país tomó partido por la violencia extrema, y la bendijo, para
justificar la que estaba empleando para imponerse el dictador Franco en la
última Guerra Civil y en la instauración posterior de su pretendido modelo del
Estado para mantenerlo).
Si realizamos
una rápida evaluación del mundo que nos rodea podríamos concebir que las
gentes, en general, conciben la existencia material desde el mundo de lo
tangible y práctico; es decir, la verdaderamente real de la vida es que la
existencia, nuestra existencia, se manifiesta y la concebimos desde la
evidencia de que somos seres corpóreos, y consecuentemente vinculados a la
materialidad que nos rodea; dependiendo nuestra subsistencia de que obtengamos
recursos de nuestro propio entorno para subsistir y/o desarrollarnos (comer, hogar… y consecuentemente dentro de
un sistema social y cultural, sanidad, educación para adaptarnos, protección
para tener seguridad….) así concebimos la vida y recibimos ese mensaje de materialidad
cuando nuestra supervivencia o espacio de confort se pone a prueba. Y sin
embargo sabemos que la vida se gestiona desde un plano más diferente: el de las
ideas que configuramos a partir de los pensamientos que nos inspira el entorno
que nos rodea y las experiencias que obtenemos de ello.
Cuando estas
funciones propias de nuestras capacidades espirituales (también ver: Filosofía
y Religión - lo espiritual se
vincula con entornos que tienden a trascender lo que por lo común entendemos por
vida, tal y como nos la presenta la Ciencia) se vinculan exclusivamente con
el cerebro, como órgano de funciones puramente orgánicas y no le concedemos la
evidencia de esa función “inexplicable” que hace posible el pensamiento, el
recuerdo, la evocación, la aparición de soluciones a problemas planteados, la
capacidad de imaginar hipótesis sobre la propia existencia y concebir el
Universo…. y cometemos el error, cuando siguiendo los pasos de la Ciencia (cuando esta Ciencia, como herramienta, es
usada adversamente desde el materialismo
para un fin concreto – es decir cuando bordea la Verdad o se la reserva para
sí, y busca una solución aparentemente práctica sin entrar en la profundidad de
la verdad, como decía Ortega y Gasset, cuando procedimos así entramos en el terreno de la mentira,
pues esa es la definición propia de lo práctico) y
cuando la Ciencia acaba definiendo la vida por la descripción de sus rasgos (por resultarle lo más práctico), aunque
no sepa ni cómo, ni porqué pudo ser posible la vida con inteligencia en todos
los seres, ni el motivo ni necesidad para el Universo de que exista
inteligencia en el mismo Universo o cuando alternativamente tomamos la
literalidad de las religiones como única verdad (y no como herramienta a veces simbólica que nos permite iniciar un
trayecto más profundo a la naturaleza Humana y hacia su espiritualidad;
espiritualidad común en la condición Humana – y que es, en realidad, esta
espiritualidad existente, el verdadero denominador común en el Ser Humano, pues
es por medio de la percepción de esa espiritualidad desde donde podemos
percibir la capacidad de comprender que todos poseemos un origen común y por
ello somos capaces de comunicarnos con sentimientos y emociones) cuando
procedemos de esta manera, en todas esas esferas de nuestros ámbitos es porque,
ignorando o temiendo la Verdad y sus consecuencias, entramos, de pleno, en el
terreno de lo práctico. Y sin embargo,
la visión materialista pretende que bajo la idea de fenómenos químicos y
biológicos en nuestro ser, todos nos sintamos diferentes y singulares en razón
de ello, generando una distancia, a veces insalvable, entre los Seres Humanos
que hace inviable soluciones allí donde la Ciencia acaba por encontrar un
obstáculo difícil de vadear (como lo
puede ser en este momento una crisis económica y social de gran magnitud, donde
la solución que se propone es un modelo autoritario que acabaría, tarde o
temprano, en fiera dictadura); y a veces, las religiones se muestran
rígidas, excluyendo cualquier visión simbólica de los textos sagrados e
imponiendo una literalidad que las alejas a una de las otras (y con ello a sus propios fieles o
seguidores) señalando así una única visión Universal de la naturaleza
humana que no solo hace diferentes a las religiones entre sí, sino
privilegiadas unas respecto de otras, al igual que a sus seguidores, y consecuentemente
excluyentes del resto de los seres humanos y como consecuencia pudiendo llegar
a obstaculizar esa espiritualidad transversal que se puede encontrar como signo
definitorio de la condición humana con independencia de razas, sexo y condición
particular de cada persona (la espiritualidad permite que cada persona sea
singular en su aspecto físico, condición económico/social y creencias y, a la
vez, hace a cada persona tanto singular como parte de la humanidad – es decir,
percibir la espiritualidad es el rasgo que a todos nos hace iguales). Desde
esta percepción bien se puede entender que en la práctica, el Mundo que hemos
concebido es realmente complejo y, desde el punto de vista de su gestión en
momentos de crisis, aquellos que proponen las soluciones violentas y
dictatoriales argumentando en razones de valores positivos sociales y
religiosos (que portan singularidad y
uniformidad extrema aunque en principio
la oculten) van en contra de toda racionalidad espiritual de las personas y
de la Humanidad (por ello se puede
entender que en el pasado las soluciones violentas a las crisis tuvieran como
objetivo esencial a los intelectuales y a los diferentes y, en general, a todo
aquél que se saliera de los patrones de uniformidad establecidos para
reconducir la sociedad por medios
coercitivos). Desde ahí se entiende
la extrañeza de que algunas religiones no condenen la violencia y solo se puede
explicar ello desde el temor a perder su estructura material que hace posible
su mensaje específico y singular en la sociedad. Y por otro lado, tampoco se
entiende que existan organizaciones humanas cuyo objetivo sea acabar con
cualquier manifestación religiosa, observando de ellas sólo una lectura adversa,
cuando sabemos que el simple hecho de su existencia permite el acercamiento a
una visión espiritual que nos vincula a todos los Seres Humanos en razón de esa
espiritualidad (y que sean, precisamente,
estas organizaciones que proclaman que acabando con las religiones todos
seremos iguales – hundidos en una
percepción materialista perpetua: Es decir, la conocida “cárcel para todos”,
que no es otra cosa que una dictadura de signo contrario a la primera señalada,
pero que contiene el mismo fin en maneras y formas: Acabar con la Espiritualidad
innata en el Ser Humano, y que representa la única esperanza de proponer
soluciones allí donde el mundo material – basado en parámetros medibles y
cuantificables – no encuentra solución a los problemas que ellos mismos han
creado potenciando la codicia, la envidia y el poder como únicas metas del Ser
Humano en su vida sobre la Tierra).
Así que cuando
se nos priva de concebir todos los aspectos de esa otra realidad “inmaterial” (procesos cognitivos) que es la que
gobierna de “hecho” el mundo real (el mundo
de la materia) negando la naturaleza espiritual del Ser Humano, nos
quedamos circunscritos a la visión más animal/material de la humanidad (e incluso llegaríamos y llegaremos a aceptar
la gestión de la Humanidad y la de nuestra propia sociedad, desde esas
perspectivas de “racionalidad-irracional” que hemos visto argumentar hace unos
80 años). De esta manera entramos a definir los extremos políticos y
sociales que hacen posible concebir el advenimiento de procesos hacia las
dictaduras que en sí mismas portan violencia extrema en alguna o todas sus
formas. (Ver
Filosofía y Religión)
En contra posición entendemos que los espacios
políticos de centro, o del entorno del centro, son los tolerantes por,
precisamente concebir la transversalidad de la condición humana y estar
concebidos desde la tolerancia a la diferencia como mejor formula para generar
un espacio y un itinerario a las personas en su desarrollo integral como tales
Seres Humanos, y bajo valores que promuevan esa misma tolerancia como mejor
manera y forma de acercarnos a esa Verdad que entre todos formamos, y que
resulta un misterio del que solo podremos intentar desvelarlo desde el conceder
parte de la Verdad a los otros y a los diferentes y así proceder a la gestión
del día a día.
La siguiente pregunta
que nos podríamos realizar es porqué existen estos extremos políticos (Vox y Podemos)
y no otros. Y la respuesta es que en ellos habitan los aparentes signos contrapuestos
respecto a idílicos sistemas de gestión económica y social pero que portan aún
así los símbolos irracionales que hacen posibles la existencia de cualquier Estados (si
alguna cuestión quedó clara era que uno de los objetivos del Comunismo era
acabar con los anarquistas en los frentes de guerra – y también con vascos y
catalanes – y con la eliminación de estos la alternativa que sustentaban de
disolver el Estado como organización legítima para imponer un orden por medio
de la violencia). Consecuentemente, se pudiera entender que el objetivo
esencial de todo Estado es prevalecer como formula territorial de gestión
económica/social constituida sobre un territorio; y por ello, cualquier visión
que pudiera poner en peligro esa fórmula se consideraría un peligro para el propio
Estado y, por consiguiente, para el resto de Estados (de ahí que pudiéramos concebir que nuestra Guerra Civil, en los
términos, circunstancias, condiciones y limites que se le pusieron,
pudieron ser concebidos,
consensuadamente, por el resto de Estados que vieran entonces un peligro real,
un camino posible, a una disolución de un Estado y en consecuencia un ejemplo
indeseable para el resto de Estados y desde ese bien supremo a conservar se
pueda concebir una decisión más transversal – salvando la naturaleza
democrática o dictatorial – de los Estados que convinieron aceptar esa
reconducción de la II República en España – existía el precedente de la
Revolución Rusa y ello pudo permitir una permeabilidad en la opinión pública
europea).
Consideramos
que nuestra democracia no es militante, en el sentido que aceptamos la
existencia de partidos que no defiende la democracia. Algunos pudieran
considerar esto un hándicap, pero todo hándicap tiene una vertiente positiva
pues podemos observar – mediante la
existencia de estos partidos - la
satisfacción o insatisfacción de los ciudadanos, respecto de la calidad de
nuestra democracia y, sobre todo, el nivel y calidad de los valores que portan
la ciudadanía, pues por el momento, sin el concurso de su voto, las opciones
radicales de izquierdas y derechas no podrán crecer o decrecer (por lo tanto se comportan como índices de la
tolerancia de los ciudadanos y de sus valores democráticos – aunque todo ello
no sea garantía expresa de poder tener todos los recursos a nuestro alcance
para preservar la democracia, porque ello depende de nuestro voto; por ello
nuestra democracia no está exenta del riesgo de transformarse en dictadura o
régimen autoritario).
Siendo que
nuestro voto de cada uno de nosotros puede ir definiendo el avance o retroceso
de los extremos radicales de cualquier signo, cabe preguntarse por los motivos
que nos llevaría a permitir, democráticamente, el advenimiento de un régimen
autoritario en nuestro Estado. La respuesta está en nosotros mismos y en
nuestro comportamiento social cotidiano – en
definitiva en la naturaleza de los valores que ponemos en juego a diario para
conducirnos en nuestra sociedad, pues desde esos valores reales es desde en un
momento determinado de posible presión ambiental podríamos cambiarlos de votos
democráticos a votos autoritarios. Las consecuencias serían nefastas pero
la responsabilidad sería colectiva.
Si concebimos
las familias como los lugares donde los nuevos seres salen a la luz de un
territorio podríamos concebir con facilidad que esos seres, en principio,
estarán determinados en su futuro dependiendo de las características sociales
que definan a sus propias familias concretas; es decir, sus posibilidaddes
dependerán no solo de los recursos económicos que estas posean – y que suelen ser objetivo de los Estados, en
general, de allanar esos posibles obstáculos – sino del carácter de la
propia familia y de la capacidad de esta en gestionar y encauzar, desde la
libertad y la persuasión positiva la naturaleza y capacidades del nuevo ser que
nace en su seno (de tal manera que una
familia que ha conocido y gestionado la experiencia de la creatividad de otros
miembros tiene más probabilidad de reconocerla y gestionarla correctamente;
así como de generar entornos donde pueda
satisfacer una curiosidad positiva que le permita adquirir conceptos y
conocimientos que luego estructurará determinando su genialidad). Pero
existen otros factores, como pueden ser la percepción por parte de la familia
de la presión social que sobre ella recae o percibe de su propio Estado (en función de sus propias creencias
políticas, religiosas o la propia capacidad de ser tolerada o respaldada por el
entorno social o como sean concebidas sus relaciones hacia el poder o distintas
ramas del poder en que se estructura el propio Estado). Esa percepción o
incluso el solo hecho de poder pertenecer a una estructura esencial del propio
Estado puede llevar a someter a los nacidos en ese entorno a una presión y
control desmesurado en determinadas ocasiones o por el contrario a una
proyección rápida, dependiendo de la subjetividad con que se perciba a esa
nueva persona. También suelen ser los rasgos del carácter de los padres y
madres los que pueden determinar (si son
extremadamente posesivos y controladores hasta el extremo) un bloqueo de
todas las capacidades de la persona, al generarle inseguridades y con estas
inseguridades que se debieran resolver, si no lo hacen, dependencias más
difícilmente de gestionar.
Así pues se
observan varios factores ambientales que van a determinar el futuro de las
personas y ello suele estar muy relacionado con el ejercicio de distintas
formas de la violencia, cuando se usan como factor de control social dentro y
fuera de las familias.
En las
democracias también se usan formulas de control social por medios de la
violencia en entornos familiares (aunque
se hay prohibido el ejercicio de la misma) por ser entornos más opacos a la
opinión pública; es una práctica que se está intentando deshabilitar pero es un
práctica hace mucho tiempo instaurada en las familias, de manera transversal, y
en la mayoría de los países occidentales; de ahí la evidente dificultad en que
remita su uso. Además se viene observando la aparición de otras formulas de
violencia pasiva/agresiva que se expresa
desde el feminismo radical hacia los hijos y que apoyan las coacciones y el
ejercicio de este tipo de violencias (pasivo/agresivas)
que se enmascaran desde una perspectiva de libertad otorgada a los hijos que no
es tal (propia de mujeres controladoras
por naturaleza y que responden a perfiles de personalidad definidos como
tóxicos) pues suelen intentar evitar la autonomía real de los hijos e
intentar crearles una dependencia “in tempore” desde la cual seguir controlando
sus vidas, incluso si cambian de domicilio y aparentemente se independizan.
Se viene
observando y denunciando en las redes que esta visión utiliza los métodos
científicos para valorar estas actividades posesivas y tóxicas desde una
perspectiva feminista radical que acaba por ignorar lo que se viene a
considerar bien superior en nuestro ordenamiento jurídico en cuestiones de
familia, como es tener en cuenta el bien superior a proteger es el de los
hijos. Se han dado casos en la prensa donde los hijos, aun queriendo estar con
los padres en vez con las madres (siendo
hermanos de 9 y 12 años) se les ha internado en un psiquiátrico por no
desear estar con la madre (ello por sí
solo llama la atención). Pero también está sucediendo con hijos mayores (aun no emancipados) en los que se actúa
desde una perspectiva de Salud Mental para cohibirlos y coaccionarlos a que
renuncien a vivir con los padres en vez con la madres – pues se conciben discrepancias en esa área del conocimiento en razón del
sexo del psicoterapeuta que tenga que enfrentar el asunto, y son tan profundas
que ignora cualquier otra sugerencia profesional de tratamiento sobre el
paciente. De igual manera ha venido pasando con los equipos médicos de
evaluación de menores cuando la perspectiva de género entra en juego, y se
pierde la objetividad y el sentido común que debe presidir toda evaluación y
que reside en toda ciencia que se precie de tal.
Aún llama más
la atención de que las propias expresiones de la madre, señalando la
exclusividad de sus propios hijos por derecho de cuerpo (de haberlos dado a la luz desde su propio ser) no se hayan
contemplado como signo de un sentido de posesión desmesurado que persiste en el
tiempo de manera desmedida.
(en
este sentido llama la atención de una progenitora, como así se define a sí
misma, ante la sola existencia del padre haya sido capaz de orquestar trama
contra su fama que hizo llegar, después de recorrer instancias laborales
propias y no obtener el resultado que esperaba – que no era otro que el de su eliminación como obstáculo que ella
consideraba en su existencia – que ir a mandos militares Militares a
ofrecerles documentación al efecto; y en ello pareciera, que pronunciara la palabra
Dios, y la incorpora a su vocabulario en la actualidad siendo tan singular la
señora y en apariencia este caso, que las misma progenitora, después de
rechazar el propósito del padre de que los hijos fueran bautizados al nacer
cada uno de ellos – y fuera el padre
quien los bautizara en el cuarto de baño en ausencia de la madre, que
consideraba todo un desatino del padre – se venga ahora a poner ella la
palabra Dios en medio de sus conversaciones cotidianas, como si hubiera sido
creyente toda la vida. Y no repara, o tal vez sí y del todo, en que dando esa
información a castrenses - ahora más
preocupados en reconducir España y llevarla a una nueva dictadura -
pretendiéndose exculparse de todo posible pecado o error cometido en toda su
vida, a costa, en principio del marido, pone en entre dicho a sus propios hijos
– en caso de que la experiencia
autoritaria se consuma – pero aún así concibe que habiendo leído y mucho de
psicología será capaz de argumentar que todo problema que se pudiera observar
en sus hijos debe de recaer sobre el padre
- aunque hubiere este estado
alejado de ellos casi 20 años por voluntad de la madre. Así que concibiendo
que la estrategia de la madre, ante las posibles adversidades políticas en el horizontes
en nuestro país, pasa ella por pedir durante 20 años asesoramiento y apoyo a
sus intenciones sobre padre e hijos al entorno de IU, PCE y Podemos viene ahora
a reclamar apoyo de mandos militares y para ello, no tiene complejo alguno de “vender”
a todos y cada uno de aquellas personas que vinculadas ideológicamente con la
izquierda le vinieran a ayudar y a respaldar – pues ahora considera toda su vida un error inducido por mala gente
cuando ella era ingenua y ahora viene a caer en ello (desde esta perspectiva parece concebir que pretende exculparse de toda
su vida ya vivida – y pasa de los sesenta – y que en las actuales circunstancias pueda
observar como muy inadecuada propia vida vivida e inadecuada en un posible advenimiento de una dictadura
o régimen dictatorial); así que extiende
sospechas o acusaciones, confeccionadas y documentadas por ella misma y
trasferida a mandos militares - de la
misma manera que ha venido realizando con el padre de sus hijos trasladando,
pretendidamente, información a mandos militares – información transferida sobre
toda aquella persona que, orientándole para salir de un apuro o circunstancia
de cualquier naturaleza, incluso laboral, y en ello verse unida por lazos de
confianza ante el advenimiento de un nuevo régimen autoritario y pretenda, o
haya pretendido, y haya sido recibida, y aceptada cualquier tipo de información
procedente de esta persona relativa a otras desde los mandos militares (compañeros de trabajo, abogados, letrados,
familia política, vecinos del barrio, amigos y amigas de ocio…etc) o
personas que con ella han venido colaborando durante estos 30 últimos años, en
forma de acusación expresa por ser causante de su propia mala conducta.
Nota 1: ante la situación
que se pudiera plantear en un posible o incierto funcionamiento poco convencional
el día 4 de octubre de 2019 sobre las nueve horas y/o el próximo 7 de octubre
en Psiquiatría, 1º Planta, respecto de un paciente concreto (hijo de maestra jubilada de
Adultos), que pudiera haber acudido al Centro Médico Sector Sur esas mañanas
(o no acudido) con independencia de
que conste o no acreditación directa o no en el correspondiente expediente al
efecto, les señalo al personal que pudieran así haberlo observado, en uno u otro sentido que teniendo tal condición de funcionarios,
estaría en su mano o manos, la opción de configurar una diligencia señalando,
si lo creyeran oportuno, la situación que pudiera parecerles afirmativa o
negativa en el sentido señalado de esa presencia o no en torno a esa hora, con
el fin de que ello quedara constancia fehaciente, que pudiera ser reclamada en
caso de necesidad Administrativa o Judicial.
Nota 2: Parece ser muy posible
que hayan inducido al muchacho a creer en una fantasía, sin dejar documentación al respecto de hacerle ir allí, a pasar una consulta y dar el visto bueno a seguir sin medicación - sin dejar constancia documental de ello en el expediente, por obvia forma poco convencional de tratar a un paciente, y en ello parecen haber colaboración o alguna
o coincidencia de mantenerle en esa visión al paciente, con la finalidad de dos
opciones:
-
Procurarle un ingreso forzoso traumático.
-
Achacarle algún tipo de delito (para satisfacción
de la madre, pues esta se niega a que pretenda seguir viendo al padre). Existen
antecedentes en España de esta manera de proceder en entornos de evaluación y Salud
Mental.
Desde este punto de vista, parece obvio que el
advenimiento de una Dictadura o Régimen autoritario depende de nosotros, de
cada ciudadano y del comportamiento ético y moral que dirigen nuestros actos
cada día; y si los valores que portamos son constitucionales; o simplemente
usamos de la Constitución como herramienta para golpear a otros. Así es como
las dictaduras se acercan cada día, y día a día a nuestra sociedad. De nosotros
depende que no sea así.
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