La prensa española y las elecciones – giró hace unos años a
la Derecha (que silenció reflexiones y periodistas).
(una estrategia de largo alcance y transversal)
(una estrategia de largo alcance y transversal)
Me llamaba la atención que a principios de
octubre o finales de septiembre, antes de que saliera a escena Errejón (antiguo líder de Podemos desterrado en la Comunidad de Madrid)
para formar su propio partido y concurrir a las próximas elecciones con la idea
de capturar votos sin erosionar en demasía al centro izquierda y mostrándose
como alternativa a la radicalidad de UP (Unidas
Podemos) – cuyo líder había bloqueado
la posibilidad de un gobierno de centro izquierda varias veces seguidas (y que
por ello recibiera el apoyo moral de la derecha española) – el periódico
conservador de la región, Heraldo de Aragón, venía a publicar su encuesta
pronosticando los resultados que obtendrían cada formación política en ese
momento en que las elecciones Generales ya se fijaban para el próximo 10N.
Lo que más llamaba la atención de la evaluación
que realizaba de la opinión pública era que señalara, contra pronóstico, que
siendo el Gobierno en Funciones quien convocaba esas elecciones en un momento
en que había mostrado a las claras al electorado de centro-izquierdas y de
izquierdas, que Unidas Podemos no quería influir en las decisiones del un
probable gobierno Socialista (que
gestionara de manera moderada y sosegada, pero firme, el problema catalán o que
recondujera los efectos del nuevo estancamiento económico que se avecinaba para
proteger a las clases sociales más
vulnerables… todo ello como alternativa a una derecha encrispada, hasta el
momento, por un VOX galopante que desde la extrema derecha azuzaba a los
moderados conservadores para que radicalizaran sus posiciones e impusieran
soluciones tajantes y contundentes, sin miramientos, que iniciaran el camino a
la desintegración del Estado Autonómico concebido en el 78). UP no quería
entrar a formar parte, tampoco, del gobierno Socialista (quedaba claro que la proposición de obtener ministerios y entrar en el
Consejo de Ministros con una Vicepresidencia les parecía realmente poco y así
lo señalaron de manera displicente y como ofendidos). La línea roja del
Presidente en funciones siempre fue que Iglesias no influyera con su persona en
el ambiente del Consejo de Ministros; pero las declaraciones de UP dejaron a
las claras, antes del verano, que lo que pretendían era no solo controlar al
Gobierno desde la Cámara del Congreso de los Diputados, sino controlarlo,
semana a semana y día a día desde el mismo Consejo de Ministros, haciendo
inviable la acción de Gobierno y usando ése órgano para bloquear cualquier
iniciativa de los Socialistas con información de primera mano y montando sus
“revueltas” cada viernes en los medios de comunicación – de naturaleza estudiantil, como si siguieran siendo estudiantes
universitarios, dando golpes de efecto y sobresaltando a la población y los
ciudadanos cada semana con un argumento diferente; que es lo único que han
aprendido a hacer en las Universidades españolas para salirse con las suyas
cada vez que les conviniera –, delante de los Ministros y del propio
Presidente del Gobierno.
Quedó tan clara la evidencia de que Podemos no
pretendía cooperar para el Gobierno del Estado sino usarlo de trampolín para
dinamitarlo y montar su “revolución” al estilo estalinista soviético, que Pedro
Sánchez, a la vuelta de vacaciones, miró nuevamente a la derecha para
señalarles lo evidente sin nombrarlo: Ya
ven que hay para España a este lado de nuestra Izquierda, en sus manos hay la
posibilidad de de formar un Gobierno estable durante cuatro años. Pero C´s
estaba jugando con varias barajas pensando en el futuro (no en el presente) ante la multitud de guiños que le llegaban desde
los sectores más conservadores del país, y cuya promesa o insinuación pasaba
por hacerle Presidente en un Gobierno de Concentración Nacional (si conseguían aislar al PSOE e inmovilizarlo).
Así se mostraba la propuesta llegada desde Sevilla por el Presidente de la
Junta Andaluza (en una capital de la
península que se ha venido definiendo por señalar desde la transición las mejores
soluciones para España y los personajes que deben encabezarlas). La campaña
de inmovilización del PSOE la lanzó a escena una periodista de El Mundo,
invirtiendo la carga de la prueba y señalando al Presidente en Funciones como
único responsable de no conseguir un acuerdo ni por su Izquierda ni por su
Derecha; y rápidamente el director de la Razón salía a escena para apoyar,
moralmente, a Podemos frente al maltrato recibido por el PSOE (previamente se había sumado a la campaña de
lavar la imagen de Iglesias el antiguo director de ABC, un Monárquico
comprometido en la Transición y antes, para instaurar el modelo democrático en
España). Era sorprendente, en apariencia, que el movimiento de la Derecha
española fuera dirigido a apoyar al mismo personaje que hacía unos pocos años
atrás señalaron como peligroso comunista que nos devolvía a los recuerdos previos
de confrontación de los años 30, cuando renegaba de la Constitución del 78 y
señalaba la esencia franquista del Estado español proponiendo el modelo soviético
para España.
Sí, era sorprendente, pero bastaba repasar la
historia de España de los años 30 para entender que la Derecha española
maniobraba en términos y bajo estrategias ya concebidas en el pasado,
precisamente en los años 30, cuando caída la Monarquía, y en las elecciones
republicanas, el PCE apenas tenía un par de Diputados y se pasaron los años
potenciando la figura de Dolores Ibárruri (La
Pasionaria) como el mayor peligro de España y su República. (Era el PCE el enemigo que precisaba la derecha
para tener un buen argumento en Europa para derribar la República, y por ello
habría que potenciarlo; incluso al inicio de la Guerra Civil, consiguieron que
la República no obtuviera apoyo armamentístico de las democracias europeas –
Francia precisaba de Inglaterra para garantizar su seguridad frente a la
Alemania Nazi, e Inglaterra condicionó ese apoyo a que Francia siguiera sus
instrucciones en el concierto europeo – liderándolas y haciéndolas pasar por
suyas – y por ello bloqueó la ayuda militar a la democracia española
obligándole a acudir a la URSS; en ese momento el Gobierno republicano supo que
la guerra estaba perdida; el único gesto que pudo hacer la república, postrero
y para la Historia, fue intentar un pacto con Franco, pensando que retornaría
la Monarquía y permitiéndole la entrada en Madrid acabando con los comisarios
comunistas y con sus seguidores). Así que la estrategia de la Derecha,
ahora, era retomar el mismo escenario que en los años 30: Anular al PSOE y
potencia UP (los mismos Comunistas
revolucionarios e inconscientes radicales que sembraron el terror en territorio
Republicano).
Desde esta perspectiva resultaba entendible que
“Heraldo de Aragón” señalara un “punto de partida” para la opinión de los
votantes aragoneses, y limítrofes, de acuerdo y en consonancia con el resultado
final a conseguir en las elecciones: Inducir a la Izquierda y al
Centro-Izquierda a considerar una derrota del PSOE y un ascenso de UP. Pero no
existía un factor “clave” que señalara el motivo por el cual la dirección en el
sentido del voto fuera esa (estaba claro
que Errejón aún no estaba en escena para alterar la correlación de fuerzas en
la Izquierda; por lo tanto, lo que expresaba “Heraldo de Aragón” era un deseo;
el mismo que se hubiera concebido desde Sevilla como estrategia para toda
España y salía al ruedo informativo señalando el sendero a seguir: Minar la
moral de los votantes de la Izquierda moderada (del Socialismo) en la esperanza
de causar el efecto deseado después de la campaña iniciada por El Mundo en la
propia capital de España: Madrid).
Disimuló el “Heraldo de Aragón” después de que el
blog señalara tal evidencia y se marcó un par de artículos inesperadamente
tolerantes y democráticos para acallar sospechas a nivel internacional (imagino que como en los años 30, la derecha
española presume en Europa de ser bien democrática, pese al carácter indomable
de la airada sociedad española); pero resulta que el tema de Franco – y su traslado de tumba – vuelve a
poner en evidencia el nerviosismo de los conservadores a perder el control de
las “emociones” que debieran sostener en el periodo electoral para seguir
manteniendo esa imagen de derecha moderada y democrática que desean
exteriorizar en Europa.
Vuelven ahora a ver a Pablo Iglesias como un
demonio (que por cierto lo es en cuanto a
torticero, ambicioso, y proclive a procurarse su propio bienestar) y a la
vez empiezan a rasgarse las vestiduras por el cambio de tumba del dictador – que además era voluntad del dictador yacer
con su esposa y no el valle de los Caídos – concesión hecha al Bunker en la
transición, para que este pudiera mantener en los conservadores el peso de una
Historia reciente dispuesta a repetirse cuando viniera bien. Sacar al dictador
no solo supone intentar quitarnos un peso de encima, en esa mochila pesada que
todos poseemos por el hecho de ser españoles y que se pretendía que llevaran
las próximas generaciones, sino, irónicamente, cumplir su propia voluntad (que es la que no respetan los que pretenden
seguir instrumentalizando su cuerpo momificado con fines políticos para poder
seguir poniendo líneas rojas a nuestra democracia cuando les viniera bien, a
costa de unos representantes políticos que cuando alcanzaron el poder
representativo fueron conscientes de que nuestro Estado seguía estando tutelado
en lo que respecta a derechos y libertades civiles de los ciudadanos; siendo
invitados a considerar el refrán bien consabido en nuestra tierra: “Son
lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas”; mientras veía como los de
“siempre” jugaban y seguía jugando con las vidas de los jóvenes que recién
llegaban a una sociedad de la que suponían que era un Estado democrático tal y
como habían interiorizado al leer la Constitución y sus Valores en la escuela o
en el Instituto).
La derecha quiere imponer su criterio de
solución en el conflicto catalán, ajustándose lo más posible a las directrices
que marcan los sistemas de seguridad del Estado, para darles confianza y
seguridad en que ellos podrán continuar con el modelo democrático, aunque éste para
ello tenga que girar, de fondo, a conceptos cercanos a la extrema derecha (de paso, de esa manera controlan y modulan
el ascenso de Vox – que parece que fuera una de las intenciones de los
pensadores de C´s y PP, aunque nunca bien explicada y con evidentes riesgos
para nuestra estabilidad).
Parece obvio que le modelo Catalán, como
referente de desarrollo del Estado autonómico ha fracasado estrepitosamente y
ha puesto en evidencia la falta de lealtad que debiera presidir dentro de las
instituciones que conforman el Estado, el propio Estado. En este sentido, si
algo llama la atención de la Sentencia del TS – irreprochable en cuanto a
penas, castigos y señalamiento de líneas rojas infringidas – es el cierto tono (deseo no ofender a nadie
al expresarlo) - casi paternalista con el que se refiere, según se expresan
los periodistas en los medios de comunicación y que parece evidenciarse de lo
que manifiestan con literalidad de esa sentencia. Bastaría recordar,
nuevamente, que todo nacionalismo precisa de una ensoñación mítica que se pueda
instaurar en las mentes de sus ciudadanos para concebirse pueblo, país y Nación
de pleno derecho. Y desde esa ensoñación inicial vincularse con una
interpretación de la Historia que la respalde, para darse una singularidad específica,
homogénea y diferenciada del resto del entorno del Estado al que pertenecen de
hecho y de derecho, para iniciar el viaje al reconocimiento internacional que
su pondría el reconocimiento de su hecho diferencial como Nación y con ello la
independencia. Así que el Juez, da la impresión, que en su fuero interno,
abriera la idea de cierta indulgencia señalando en la sentencia esa misma
ensoñación (o juego de apariencias) llevada a cabo por los dirigentes
independentistas que trocaron su estatus de representar al Estado en Catalunya
usando los instrumentos - que su
condición de representantes del propio Estado ponían a su alcance - para
iniciar, desde el punto de vista de su propia Administración, configurar una
Legislación para separarse del Estado y constituirse como propio Estado
independiente.
Realmente es una ensoñación y una fantasía
creer que un edificio autonómico, dependiente del Estado Central en última
instancia, pudiera constituir leyes y separarse del Estado al que pertenece y
representa a base de papeles, firmas, declaraciones y documentos que serán
invalidados desde las instituciones formales del propio Estado Central, porque simplemente el legislador y
los padres de la Constitución previeran ya esa posible circunstancia al diseñar
no solo la Constitución Española, sino el propio sistema que garantiza la
legalidad de los documentos, normas y leyes que afloran de la actividad
autonómica; y que no pueden contradecir lo esencial de la propia Constitución:
La Unidad de España.
En ese sentido sí se puede concebir el
argumento del TS enmarcando la actividad política en el Parlamento Catalán como
un juego de ensoñación destinado a hacer creer a los ciudadanos que la
República Catalana (declarada y
suspendida en el mismo acto de su declaración) iba a llegar si ellos ponían
el impulso final. El paternalismo que parece subyacer es que el TS no termina
de “comprender” – entre otras cosas
porque no es su cometido llegar al fondo de la conspiración que parece alcanzar
esferas del estado Central y de cuya única evidencia actual parece auparse en
UP, eso parece – que todas las naciones se constituyen de la misma manera
inicial, y que si bien, la declaración de usar medios pacíficos para alcanzar
el derecho a ser Nación es una utopía como tal concepto hoy en día (por el simple hecho de que es la violencia,
siempre, en apariencia, en formato o explícita, quien lo hace posible) no sería
tan necesaria de haber recibido respaldo internacional esperado por los
independentistas (pues en ese caso la
reacción del Estado Central sí hubiera sido el empleo de la fuerza explícita,
pero ello hubiera sentado un precedente de legitimidad internacional para el
soberanísmo catalán que como español no deseo en modo alguno). La obviedad irracional estriba en la propia
contradicción de que sea un pueblo lanzado a las calles de Catalunya quienes
salgan a defender los intereses de su propia burguesía que se ha corrompido en
años de mordidas y negocios opacos de los cuales los catalanes y ERC paren no
querer saber nada y conformarse con una ensoñación de libertad que (de conseguirse de alguna manera) les
hubiera traído un nuevo escenario de corrupción, ya sin ningún control al
alcance de ellos como pueblo – viéndose
impulsados a imitar en maneras y formas de concebir la democracia como lo hace
la misma burguesía que les anima a sufrir palos en sus propias calles y a manos
de sus propias fuerzas de seguridad autonómica. El poder de los símbolos en
la mente de las personas es profundo motor que acaba por dirigir sus actos,
aunque sean irracionales y les lleve al precipicio a ellos o a quienes fueren;
para que luego se diga que la racionalidad está en el fondo de quien defiende
ideas Nacionalistas.
Por ello entiendo que, de alguna manera, la
sentencia no hubiera perdido fortaleza ni vigor alguno si se hubiera
circunscrito a que el intento de construir una realidad jurídica paralela al
Estado Central estaba destinada, en sí misma, al fracaso; pues en sí mismo la
acción de la propia Administración Central está concebida y preparada para deshabilitar
esa circunstancia prevista con eficacia , además, es capaz de de señalar las
responsabilidades contraídas por quienes las vulneran – más aún si son
advertidos de ello – como muestra la propia existencia de la sentencia (y que algunos quieren desvirtuar con la
única intención de señalar que era más fácil haber acabado con todo esto usando
los tanques directamente; o abreviando el juicio, porque todos hemos visto lo
sucedido por la tele, y haberles metido 30 años a cada uno sin más miramiento
alguno).
Desde este discurso extremado, subyacente en la
extrema derecha, se entiende que ahora se vengan a sacar pegas de una sentencia
por algunos dirigentes políticos (como
las recientes de C´s) bajo la idea de: Yo estuve allí y vi lo que vi. Como
quien quisiera señalar que el tribunal fuera indulgente por el simple hecho de
que él, como político, se hubiera sentido impotente, ninguneado y ofendido
viendo como los hechos desarrollados en el Parlamento Catalán se iban
sucediendo día a día a base de mayorías absolutas a las que no podía oponer más
que gestos de enfado y cabreo personal y colectivo de las fuerzas
constitucionalistas allí presentes. Pero este señor olvida que el papel del TS
no es solidarizarse con su visión y su sentimiento de sentirse ofendido en lo
más hondo (pues eso le va en el papel de
político bien pagado por ello); piense Vd cómo otros se han podido sentir
sin tener voz en décadas y han ha podido ser atropellados y allanados, incluso
intentado ser eliminados como estorbos inservibles e inútiles, también desde el
plano del ejercicio de instituciones que han podido considerar que su visión de
la democracia les perjudica, precisamente por honesta y veraz; y cuando las
cosas se han puesto imposibles de encubrir –
por la evidencia de la corrupción ética y moral – han ofrecido a la
sociedad, para protestar y canalizar la frustración acumulada, un líder
irracional, histérico, ambicioso, egoísta, mediocre, temerario, falso y doblez
que promete una revolución a base de una nueva dictadura, eso sí, la de un
pueblo para el pueblo (la de la gente
para la gente, como ellos dirían), dirigida por él mismo. Gracias señores
por la “gran alternativa” sugerida y potenciada desde la derecha y que solo ha servido de pretexto para
construir y dar voz a su propia contrapartida extrema: Vox (poco a poco y paso a paso van construyendo
su escenario deseado: El de los años 30; qué falta de capacidad e imaginación
para resolver honestamente problemas históricos que no nos dejan avanzar como
sociedad).
El TS no puede entrar en el concepto político
general que se va definiendo como un ciclo que se repite; porque las
rivalidades de familias poderosas y no tanto, a través de esa ensoñación de un
mundo ideal, siguen imprimiendo en las generaciones que nacen en nuestro país
las rivalidades construidas y edificadas en la Guerra Civil para que estas prevalezcan; y precisan
resucitar a los “enemigos” para crear el mismo ambiente y el mismo escenario de
antagonismo bajo los mismos términos que en el pasado (cumpliendo una y otra vez todos el mismo papel y repitiendo los mismos
errores y las mismas previsibles atrocidades). Todo eso sucede y se plantea
por que los enemigos irreconciliables nunca se van a sentar a una mesa a decir
las verdades que los historiadores solo se atreven a exponer desde un exilio
voluntario donde poder señalar que “hay pruebas” de que los Conspiradores
fueron criminales antes ya de iniciarse la Guerra Civil para allanarse los
caminos y no repararon en el signo ideológico de los que iban a ser
sacrificados para ese objetivo. (sabemos,
por ejemplo, que Hitler mandó que pusiera fin a su vida al héroe del África
Korps el General Rommel; y sin embargo fue enterrado como un verdadero héroe en
loor de multitudes, con honras militares y con la presencia del propio Hitler.
Sabemos de ello por el simple hecho de que perdieron la guerra, si la hubieran
ganado el relato hubiera sido bien diferente).
Franco ganó la guerra, por eso vivimos esa
ensoñación suya de constituir España bajo la idea de un Imperio (que solo estuvo en su mente de niño
construida bajo el trauma de una élite, con la que se codeó y desde donde
emergió, a la que los Norteamericanos hicieron tocar “tierra” de la manera más
triste posible y a la vista del resto de las Naciones europeas). Vivimos su
irrealidad todos los españoles, teniéndonos que remontar siglos atrás para
vislumbrar ese Imperio tan barnizado que apenas se podía ir más allá de de la
conquista de Granada y el descubrimiento de América (pero muy por encima y sin hacer muchas preguntas; ya se sabe que
preguntar puede ser concebido como un acto de rebeldía por cualquier autoridad).
Impulsaban a repetir la idea de ser el Faro de Occidente y Un destino en lo
Universal. Con esos eslóganes – como
telón de fondo - pasaron las familias penurias durante varios lustros
mientras militares al frente de la
gestión de sus legítimos cotos desde donde gestionar las diferentes ramas de la
economía de pos guerra se enriquecían (para
esto hemos ganado la guerra; era la frase repetida por entonces, cuando alguien
señalaba que ni estaban coordinados entre los Ministerios, ni planificaban la
actividad para bien del propio Estado).
Al concebir las Autonomías bajo los mismos
términos que lo hacen las Naciones, es decir, bajo la perspectiva de Historia
como transmisora de derechos a los ciudadanos por pertenecer a un territorio
determinado – y no por el hecho de poseer
esos derechos por el simple hecho de ser ciudadanos – ponemos las bases
propias del Nacionalismo que harán posible un devenir, tarde o temprano,
similar al ocurrido en Catalunya. ¿qué necesidad había en generar un proyecto
con esas bases que determinan su propio final en un tiempo muy determinado y
próximo? El problema viene del mismo sitio: La frustración generada en el 98
que obligó a señalar una restructuración del propio Estado español con la cual
conseguir que esa misma frustración encontrara un cauce de alivio al no ya
concebirse dentro del concierto de influencia internacional. Y a la vez,
posiblemente, ir rompiendo esos intereses cruzados que evitaban que las
necesidades propias del desarrollo económico de cada región, y de la población,
encontraran un cauce de expresión para conseguir mejoras por medio de un
autogobierno.
Pero la base de la Historia para mantener esa
estructura no solo parece inadecuada, e incluso obsoleta y peligrosa para la
población (pues siempre acaba siendo
llamada al enfrentamiento – como sucede estos días en Catalunya – para salvar
una idea histórica de Catalunya, que sirve a efectos prácticos sólo a los
intereses de las familias poderosas de las que van dependiendo los propios
ciudadanos catalanes; y que acabarán por pactar una solución que les permita
salvar sus propios intereses desde las posiciones más ventajosas posibles. El
premio para quienes sigan sus instrucciones al pie de la letra no será otro que
el de pasar a los anales de la Historia Catalana – se gane o pierda este puch;
pues las hojas de papel todo lo resisten y a nada se opones, más cuando está
relatado en tono de épica). La Historia que importa es la que da identidad
de cercanía, la que porta nuestras tradiciones locales y que se pueden expresar
en las Fiestas
Patronales.
Qué
necesidad tenemos de estructurar nuestro Estado de las autonomías bajo
principios Históricos, cuando esa misma historia lejana se pude leer en
internet o rescatar para conocer el carácter de los españoles de un lugar u
otro de la península sin precisar para ello construir una estructura territorial
autonómica que la recuerde o determine o la plasme con más o menos eficacia (más bien mala eficacia, muy mala y más bien
traída por los pelos y a conveniencias, como podrán observar en el trabajo que
les adjunto) a ese efecto de observar que ni las estructuras territoriales
autonómicas, basadas en una pretendida historia, produce mejores efectos
beneficiosos en el territorio que si instaura (al contrario, hacen percibir desigualdades en base a criterios de hace
cientos de años que debieran estar superados por otros más prácticos,
transversales e iguales para todos) ni responden a los retos
medioambientales con eficacia que debiéramos enfrentar en las próximas décadas
y ya permanentemente como un sistema de gestión territorial, económico y social
estable, sostenible, medible, evaluable y fácilmente comprobable por los
ciudadanos para que la gestión de sus recursos sean eficaces a los objetivos
políticos propuestos por sus representantes. Todo ello bajo una idea de Estado
que supervisa la eficacia de cada gobierno en la gestión de sus propios
recursos y redistribuye en función de mejorar la potencialidad de los
territorios; donde las comunidades autónomas están configuradas en base al Criterio
de Cuenca Hidrológica y de la maximización de sus recursos propios.
Es ahí donde tenernos el reto futuro y no si
sobre quien tuviera más razón hace 80 o 100 años.
Pasemos página de una vez. Por fa.
"Hace ya unos meses que el Gobierno, en uno de sus Consejo de Ministros, aprobó un plan de ayudas e incentivos para realizar la compra de vehículos eléctricos de todo tipo, con la intención de incentivar la movilidad eficiente y sostenible. Esta iniciativa lleva como nombre Plan MOVES, y ha sido dotado de un presupuesto de 45 millones de euros, lo cual podemos traducirlo a una ayuda de hasta 5500 euros por la adquisición de un vehículo eléctrico. Además, los concesionarios aplicarán un descuento extra de 1.000€, siempre y cuando la Administración concerniente haya aprobado ya la solicitud."
No hay comentarios:
Publicar un comentario