Lo que entendemos por Salud Mental
no es nada con la realidad de la Salud Mental
El Ser Humano y la vida en general desde la visión de la Naturaleza
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Normalmente se señala que un proceso o
brote de miedo extremo (psicótico)
iba cediendo en su proceso natural de evolución y va cediendo en un máximo de 6 meses (si no media la persistencia del entorno en
machacar a la víctima del miedo con más amenazas y temores con la finalidad de que no se restablezca
nunca, ni tenga etapas de descanso para la reflexión, con lo que ello comporta
de desgaste físico y psicológico).
Todos sabemos qué es el miedo, aunque
por lo general consideremos e incluso afirmemos que nos sentimos relativamente
seguros. El miedo y la prevención ante el miedo siempre se halla en los momentos
en que las condiciones del entorno “se modifican” creando cierta incertidumbre
en el presente que puede proyectarse hacia el futuro inminente (por ejemplo; se de personas que tienen miedo
a salir solas a la calle; nadie lo diría, y sin embargo, años después cuando ya
somos veteranos sesentones, en comentarios de las épocas de juventud se hablaba
de personas que para salir a la calle llamaban a otras de confianza que ya conocían esa vulnerabilidad
que se le solucionaba fácilmente con la presencie de compañía, y sin embargo
afrontar la necesidad de ir a comprar o hacer un recado inaplazable se le hacía
imposible en solitario). También todos nos prevenimos según sea la calle
por donde vamos y “oteamos” o “captamos” casi inconscientemente las personas que
se hallan en nuestras inmediaciones, “valorando” si “pertenecen al paisaje
familiar cotidiano y aburrido” o si por el contrario salta a la vista que algo
destaca de la anodina “normalidad” callejera que tanta seguridad nos da a
todos.
Si es una persona familiar y conocida
quien destaca del color urbano cotidiano, o unos músicos dando un tono singular
de colorido musical de manera inesperada, o si realmente, de repente se presenta un riesgo real del que hay que
prevenirse, y que por lo general, forman parte del paisaje nocturno de una
ciudad, donde aparecen personas que
prefieren o se encuentran más cómodas en la noche contemplando la luna o una
ciudad medio vacía o incluso de bullicio nocturno; o que así contemplan
oportunidad para algún objetivo o actividad concreta, desde la detección de
“potenciales víctimas” a las que poder
acercarse y “medir” si realmente existe oportunidad para robar algo de dinero, o un móvil, o entablar una
conversación de la que se pueda extraer “información” relevante – si posee dinero o bienes o fortuna,
familiares ricos – y si es así, indagar más allá donde se pueda entrever alguna
vulnerabilidad desde la cual poner en marcha un “estrategia” ya usada e incluso
gastada – pero siempre desconocida para
un novato de la “ociosidad de la noche” - desde la cual poder obtener algún
tipo de beneficio personal de cualquier naturaleza insospechada (insospechada para cualquier persona que
piense que ¿porqué no todo el mundo va a ser bueno? y qué podría obtener una
persona de hacer o crear un “mal” a otra).
Todo ello sale del aspecto que mostramos cada uno de nosotros cuando caminamos a solas
o acompañados, ya sea de día o más conveniente de noche (porque la falta de luz hace posible que una potencial víctima ingenua
sea aún más vulnerable ante la indefinición de los rasgos, los gestos o
cualquier otro movimiento de sorpresa que pudiera alertar a otros viandantes de
que se estuviera produciendo un “mal encuentro” que ninguna persona quiere para
sí ni para otros – porque resulta obvio que todos, por el mero de existir en
sociedad, de alguna manera hemos padecido situaciones similares donde
percibimos con intensidad el miedo y nuestro organismo se dispone a la defensa
o el ataque o la huída, porque somos todos de la misma condición de vulnerabilidad
que cualquier ser animal).
Es de tal naturaleza esa intensa
experiencia de miedo, por la cual concebimos que se halla en juego nuestra vida, que es tan “mal
trago” que no lo deseamos a nadie, ni a
ningún semejante e incluso a ningún animal de compañía que se cruce con otro y
se reten, o midan, para mostrarse (por
medio de ladridos, actitud desafiante, gestos amenazantes, e intentos de
morderse y agredirse), precisamente, lo contrario de lo que ambos pudieran
sentir con gran intensidad, el uno respecto del otro: Miedo.
Y sin embargo, parece que hemos
olvidado, que todos sentimos miedo y lo tenemos tan presente que se halla
incorporado en nuestro ser como “sistema de alarma”; pues es de tal manera asumido
e interiorizado desde niños, que convivimos con él e incluso, en ocasiones, del
miedo surge la motivación para aprender sistemas muy complejos de defensa
personal que se asumen como deportes por lo que requieren de entrenamiento,
habilidad, disciplina metódica o precisión y equilibrio corporal; o a veces
solo métodos e incluso maniobras sencillas y muy útiles para desviar o parar
una agresión e incluso usar la energía que genera el agresor con intención
de hacernos daño para cambiarla de dirección, de signo e incluso para
desequilibrarle totalmente y poder o tomar la iniciativa de inmovilizarle a la
espera de “auxilio” o directamente emprender
la huída a lugar más concurrido que pudieran socorrernos. Y nos socorren
porque todos consideramos que agredir y violentar no son ni maneras ni formas convenientes
para relacionarse; por el contrario las
consideramos formas y maneras destinadas a hacer daño y generar sumisión.
Es claro que el miedo convive con
nosotros de manera cotidiana desde que venimos a este mundo. A veces de manera
irracional como presentimiento sin necesidad de que “aparentemente” exista una
causa aparentemente objetiva. En un mismo contexto unas personas tienen miedo y
otras no.
Llama la atención cómo por ejemplo,
cuando en tv sacaron programas sobre cómo se realiza un aborto (imágenes duras donde las haya) el comentarista señalara que el
feto, aun siendo pequeño o muy, muy pequeño aún, “presiente el peligro” cuando
el instrumento del cirujano entra en el líquido amniótico buscando el cuerpo
del feto para trocearlo. Y señala que tiembla de miedo y las imágenes así
parecen corroborarlo. Resulta ello extraño, porque siempre hemos concebido que
para tener temor y miedo hemos de estar ante una situación o ambiente que nos
evoca en la memoria una experiencia de temor absoluto; pavorosa situación que
nos llevaría nuevamente al pánico si no
ponemos medios para prevenirnos o protegernos. Entendemos que el miedo aparece
por algo ya conocido que infundiera ese terror y sin embargo podríamos decir
que el miedo tal vez no sea eso (o al
menos solo eso).
Volviendo al ejemplo del feto podríamos
concebir que, en modo alguno, tiene el feto “experiencia de vida” y de miedo
cuando el cirujano invade el líquido amniótico con sus instrumentos y, sin
embargo, el feto “presiente” que “algo” no se halla “como debiera”.
Probablemente cambia la temperatura del interior al rasgarse la bolsa amniótica
e incluso el metal, en contacto con los fluidos que rodean al feto, lo
modificarían su composición lo suficiente como para ser percibido por el feto.
Temperatura, cambio de PH, tal vez sutil
cambio de la composición del liquido amniótico con el contacto de los
instrumentos de metal (que ceden, sin
duda, parte de su composición y aleaciones metálicas al liquido que rodea al
feto…) y quién sabe qué más sucesos de cambios se suceden que son
percibidos por el feto como “señal” de que
algo no “fuera bien” y de alguna manera, al temblar o agitarse lo
hiciera por concebir de “alguna manera” que su existencia está en entre dicho,
como realmente lo está. Un video de una
operación de aborto es una visión realmente espantosa, y sin embargo el proceso
de fecundación, anidación y desarrollo del feto, por el contrario, evoca un
misterio que parece que nunca podremos desvelar. Prefiero mostrar el proceso y evolución desde
la fecundación hasta el nacimiento que esas otras imágenes disponibles donde el
proceso se corta, por lo muy duras y crueles que son.
(si nove el video pique en el enlace)
Algunos podrían señalar que en el
alumbramiento, el feto también pasa por una situación crítica donde se
compromete su vida, por lo que el miedo y la muerte son parte de nuestra
condición; señalándose así que la invasión por instrumentos quirúrgicos de la
bolsa amniótica, donde el feto “presiente” un grave peligro para su existencia,
es circunstancia propia de las “reglas” de la existencia, aunque en este caso
sea para atender una decisión consciente y humana.
Es cierto, pero existe una diferencia
esencial entre en estadio y otro. En el primer estadio el feto tiene un gran
espacio a disposición dentro del útero que le permite percibir todo lo que en ese fluido acontece
como parte ampliada de su propio ser. El feto tiene un hábitat que va más allá de su propio
cuerpecito y que le es esencial para su
existencia aunque ese hábitat no
sea él mismo. Y sin embargo, en el
momento de nacer ya ha habido un largo proceso de reducción
progresiva de ese hábitat fluido que le es esencial; su cuerpo ha expandido
hasta ocupar la cavidad predestinada para él e incluso se percibe que las
estrecheces son cada vez mayores y en ello parece existir también un compromiso
de su propia existencia; y de hecho lo hay, porque el proceso del nacimiento
será un momento de cambio de un ambiente a otro muy diferente que supondrá
cierto riesgo de colapso, por lo que habrá que estimular, con cierta urgencia,
al nuevo ser nacido, de manera muy activa lamiéndole todo su ser, para que con
esos estímulos su sistema nervioso central reaccione al nuevo medio y hábitat.
Incluso en ocasiones (tal vez más de las
necesarias, porque en la Naturaleza ello no se observa) hay estímulos
determinantes que provocan el llanto
asegurando la limpieza de las vías respiratorias, las expulsiones de flemas y
la activación del sistema respiratorio.
Ese cambio no es un cambio sobrevenido e inesperado; en ese proceso
hacia el nacimiento, se ha ido restringiendo el propio hábitat poco a poco
hasta hacer imprescindible e inevitable
el hecho de nacer para seguir conservando la vida.
Decimos que hay sufrimiento si el
proceso de nacer se prolonga en exceso, aunque en sí mismo el solo hecho de
nacer es un trance muy estresante y comprometido donde no se sabe si el proceso
acabará con éxito, en ese trance propio de la vida. Hay miedo, angustia, la
vida se compromete; si se prolonga en exceso le damos ese mismo nombre de
sufrimiento fetal porque puede traer consecuencias.
(si nove el video pique en el enlace)
También constatamos lo brutos que somos a veces los humanos cuando
estructuramos científicamente nuestros conocimientos y los transformamos en actos
para acompañar un nacimiento; y vemos en uno de los vídeos que realmente,
algunos son bien brutos y bruscos en el trato al recién nacido). Por lo general, los conocimientos
científicos suelen estructurarse para todo, y a la vez, en muchas ocasiones
ello lleva a “distanciarse” de nuestra
propia condición humana y aplicarlos, a
veces, como vemos en estas imágenes que, al menos a mí, me dejan de piedra (pero
no es ese el único ámbito donde la ciencia aparece, a veces, como una ciencia usada
por algunos brutos)
https://www.youtube.com/watch?v=do6tsAnANa8
En el mundo animal el nacimiento se ve
de manera más armónica, aunque no exenta de los propios riesgos que conlleva la
vida en situaciones o momentos de vulnerabilidad como esos (un predador podría aparecer y acabar con la
vida naciente).
https://www.youtube.com/watch?v=A9hg7evwRwA
Incluso a veces, un macho puede atacar
a una cría (incluso a varias) para
asegurarse satisfacer su deseo sexual con la madre. En este caso se nos muestra
como el instinto de un elefante macho así actúa frente a la perplejidad del
resto de la manada. Maltrata a una cría porque sigue teniendo una erección y
concibe instintivamente que podrá seguir teniendo placer si la cria muere
“accidentalmente”. Es decir, no la mata de un pisotón (que sería algo que probablemente es muy
inaceptable) sino que le golpea
constantemente a ver si de un golpe muere. En las imágenes vemos como la cría,
que está siendo agredida, busca amparo que nadie se atreve a darle.
https://www.youtube.com/watch?v=QWEoSEMqbNA
Es cierto, y evidente, que la vida
tiene cierto componente contradictorio, pues como vemos en las imágenes del
video, la violencia contra las crías suele ser común ya sea en razones como
la señalada o a veces por otros motivos también similares
contra las crías.
Las crías son el resultado de ese impulso natural – guiado por la actividad hormonal, que es un recurso impresionante de la Naturaleza que acontece en todo ser vivo, desde el mundo vegetal al animal y humano - cuya consecución de su “mensaje” a veces se premia con extremo placer físico (como es el orgasmo) para dar lugar a la concepción de un nuevo ser; en este caso, las crías son el obstáculo para seguir teniendo el placer biológico más sublime de la existencia animal como es el que producen los orgasmos, y en consecuencia, en situaciones concretas, molestan la existencia de las propias crías para seguir experimentando ese intenso placer (y no es cuestión baladí, en la condición humana, ser varón o hembra no evita similar conducta; la búsqueda de ese placer intenso, como lo es el sexual, puede llevar a la violencia y el desamparo de las propias crías e incluso dejarlas en soledad; sobre todo si existen precedentes y se mantienen relaciones con personas que siguen ese mismo criterio preferencial, donde el sexo de los adultos siempre tiene prioridad sobre los hijos/hijas en cualquier ocasión).
Las
Hormonas Gobiernan la Vida.
(¡¡¡y cómo la Gobiernan!!!)
Se puede seguir leyendo hasta su final sin precisar entender profundamente estos conceptos biológicos que son capaces de desatar violencia contra seres indefensos en cualquier ambiente de la Naturaleza Animal incluido el Ser Humano en sus aspectos Hembras/Machos.
En una definición sencilla: Las hormonas son
sustancias segregadas por células especializadas,
localizadas en glándulas endocrinas (carentes de conductos), o también por células epiteliales e intersticiales cuyo fin es el de influir en la
función de otras células. Desde el punto de vista químico son moléculas de
naturaleza orgánica, principalmente proteicas, y cumplen su función, es decir
son activas en muy pequeña cantidad.1 La especialidad médica encargada del
estudio, prevención y tratamiento de las enfermedades que afectan a estas
moléculas humanas es la endocrinología.
El término «hormona» fue utilizado por primera vez en
1905 por William Bayliss, es un término que deriva del verbo griego ὁρμἀω ('poner
en movimiento, estimular'), aunque ya antes se habían descubierto dos funciones
hormonales; la primera fundamentalmente del hígado,
descubierta por Claude Bernard en
1851 y la segunda fue la función de la médula suprarrenal, descubierta por Alfred Vulpian en
1856. La primera hormona que se descubrió fue la adrenalina,
descrita por el japonés Takamine Jōkichi en 1901. Posteriormente el estadounidense Edward Calvin Kendall aisló
la tiroxina en
1914.
Las
hormonas pueden ser estimuladas
o inhibidas por:
· Otras
hormonas.
· Concentración
plasmática de iones o nutrientes.
· Neuronas y actividad mental.
· Cambios
ambientales, por ejemplo luz, temperatura, presión atmosférica.
La definición más sencilla se encuentra en alemán:
Una hormona es
una sustancia mensajera bioquímica que es producida por células especiales (en glándulas endocrinas o tejidos celulares ) y liberada en la
circulación del cuerpo como un ingrediente activo endógeno. Esta sustancia
de señal pone en marcha efectos específicos o funciones
reguladoras en ciertas células de los órganos sucesores , especialmente en
ciertos procesos metabólicos . El
proceso biológico resultante representa un caso especial de transducción de señales Químicamente,
las hormonas son compuestos de
bajo peso molecular u ocasionalmente péptidos (los llamadoshormonas peptídicas ).
La
ciencia del estudio de las hormonas se conoce como endocrinología . En consecuencia,
un endocrinólogo es un científico o médico que
investiga las hormonas, sus modos de acción y las enfermedades de los procesos
hormonales. La palabra hormona , utilizada en 1906
para los ingredientes activos de las glándulas secretoras internas, se
deriva del griego antiguo ὁρμᾶν hormān , 'impulsar, excitar'. [1]
La definición en español es más enrevesada para un neófito:
Una hormona (del participio griego ὁρμῶν , "puesta en
movimiento") es cualquier miembro de una clase de moléculas de señalización en organismos
multicelulares , que son transportadas por intrincados procesos
biológicos a órganos distantes para regular la fisiología y el comportamiento . [1] Las hormonas son necesarias
para el correcto desarrollo de animales , plantas y hongos.. La definición laxa de una hormona (como una
molécula de señalización que actúa lejos de su sitio de producción) significa
que muchas clases diferentes de moléculas pueden definirse como
hormonas. Entre las sustancias que pueden considerarse hormonas, se
encuentran los eicosanoides (p.
ej., prostaglandinas y tromboxanos ), esteroides (p. ej., estrógenos y brasinoesteroides ), derivados
de aminoácidos (p. ej., epinefrina y auxina ), proteínas /péptidos (p. ej., insulina y péptidos CLE ) y gases (p.
ej., etileno yóxido nitroso ).
Y
la definición en ingñllés mucho más técnica:
Las
hormonas se utilizan para la comunicación entre órganos y tejidos . En los vertebrados , las hormonas son responsables
de la regulación de muchos procesos fisiológicos y actividades conductuales como la digestión , el metabolismo , la respiración , la percepción
sensorial , el sueño , la excreción , la lactancia , la inducción
del estrés ,
el crecimiento y
el desarrollo , el movimiento ,
la reproducción y
la manipulación del estado de ánimo . [2] [3]En las plantas, las hormonas modulan
casi todos los aspectos del desarrollo, desde la germinación hasta la senescencia . [4]
Las
hormonas afectan a las células distantes al unirse a proteínas receptoras específicas en
la célula diana, lo que provoca un cambio en la función celular. Cuando
una hormona se une al receptor, da como resultado la activación de una vía
de transducción de
señales que normalmente activa la transcripción de genes ,
lo que da como resultado una mayor expresión de las proteínas
diana. Las hormonas también pueden actuar en vías rápidas no genómicas que
pueden ser sinérgicas con los efectos
genómicos. [5] Las hormonas solubles en agua
(como los péptidos y las aminas) generalmente actúan sobre la superficie de las
células diana a través de segundos
mensajeros . Las hormonas solubles en lípidos (como los
esteroides) generalmente pasan a través de las membranas plasmáticas de las
células diana (tantocitoplasmático y nuclear ) para actuar dentro de sus núcleos . Una notable excepción a
esto son los brasinoesteroides en las plantas, que a pesar de ser solubles en
lípidos, todavía se unen a su receptor en la superficie celular. [6]
En
los vertebrados, las glándulas endocrinas son
órganos especializados que secretan hormonas en el sistema de señalización endocrino . La
secreción de hormonas se produce en respuesta a señales bioquímicas específicas
y, a menudo, está sujeta a una regulación
por retroalimentación negativa . Por ejemplo, un
alto nivel de azúcar en la
sangre (concentración de glucosa en suero) promueve la síntesis de insulina . Luego, la insulina actúa
para reducir los niveles de glucosa y mantener la homeostasis , lo que lleva a niveles
reducidos de insulina. Tras la secreción, las hormonas solubles en agua se
transportan fácilmente a través del sistema circulatorio. Las hormonas
solubles en lípidos deben unirse a las
glicoproteínas plasmáticas portadoras (p. ej., globulina transportadora
de tiroxina).(TBG))
para formar complejos ligando- proteína. Las
hormonas completamente activas pueden liberarse en el torrente sanguíneo (como
se ve en la insulina y las hormonas del crecimiento), pero algunas viajan
como prohormonas que deben activarse en
células específicas a través de una serie de pasos de activación que comúnmente
están altamente regulados. [7] El sistema endocrino secreta hormonas directamente en el torrente sanguíneo ,
generalmente a través de capilares fenestrados , mientras que
el sistema exocrino secreta
sus hormonas indirectamente a través de conductos . Las hormonas
con función paracrina se difunden
a través de los espacios
intersticiales. al tejido diana cercano.
Las
plantas carecen de órganos especializados para la secreción de hormonas, aunque
existe una distribución espacial de la producción de hormonas. Por
ejemplo, la hormona auxina se produce principalmente en las puntas de las hojas jóvenes y
en el meristemo apical del brote . La falta de glándulas
especializadas significa que el sitio principal de producción de hormonas puede
cambiar a lo largo de la vida de una planta, y el sitio de producción depende
de la edad y el ambiente de la planta. [8]
La
señalización hormonal implica los siguientes pasos: [9]
1.Biosíntesis de
una hormona particular en un tejido particular.
2.Almacenamiento y secreción de
la hormona.
3.Transporte de la hormona a la(s)
célula(s) diana.
4.Reconocimiento de la hormona por
una membrana celular
asociada o una proteína receptora intracelular .
5.Retransmisión y amplificación de
la señal hormonal recibida a través de un proceso de transducción de
señales : esto conduce a una respuesta celular. La
reacción de las células objetivo puede entonces ser reconocida por las células
productoras de hormonas originales, lo que conduce a una regulación a la baja en la producción de
hormonas. Este es un ejemplo de un ciclo
de retroalimentación negativa homeostática .
6.Desglose de la hormona.
Las
células productoras de hormonas se encuentran en las glándulas endocrinas , como la tiroides , los ovarios y los testículos . [10] La exocitosis y otros métodos de transporte de membrana se utilizan para secretar
hormonas cuando las glándulas endocrinas reciben señales. El modelo
jerárquico es una simplificación excesiva del proceso de
señalización hormonal. Los receptores celulares de una señal hormonal
particular pueden ser uno de varios tipos de células que residen dentro de varios
tejidos diferentes, como es el caso de la insulina , que desencadena una amplia
gama de efectos fisiológicos sistémicos. Diferentes tipos de tejidos
también pueden responder de manera diferente a la misma señal hormonal.
Efectos en el Ser Humano:
Las
hormonas tienen los siguientes efectos en el cuerpo: [28]
· estimulación
o inhibición del crecimiento
· ciclo
de vigilia-sueño y otros ritmos circadianos
· inducción
o supresión de la apoptosis (muerte
celular programada)
· activación
o inhibición del sistema inmunológico
· regulación
del metabolismo
· preparación
del cuerpo para aparearse , pelear , huir y
otras actividades
· preparación
del cuerpo para una nueva fase de la vida, como la pubertad , la paternidad y la menopausia
· control
del ciclo reproductivo
· antojos
de hambre
Una
hormona también puede regular la producción y liberación de otras
hormonas. Las señales hormonales controlan el ambiente interno del cuerpo
a través de la homeostasis .
La palabra clave de este proceso natural es la “estimulación”, a
la que volveremos más adelante tal vez en otros artículos, por su importancia
no solo en la Naturaleza sino en el mundo animal y en la Sociedad Humana allá
donde se halle, pues tiene implicaciones familiares (además de sociales y políticas vinculadas, también, con la seguridad del propio Estado, como veremos tal vez en
próximos artículos, ya que es noticia reciente este aspecto en nuestras
sociedad).
Así pues, al igual que ese elefantito,
que nunca ha tenido previamente experiencia de violencia por un adulto (ya que
es prácticamente recién nacido) a los niños les ocurre lo mismo y les es
impensable que solo por sexo o sexualidad o cuestiones similares,
sean agredidos y violentados cotidianamente, dejándoles una “huella” que sin
duda les acompañará casi toda subida, si no son “protegidos” de esa experiencia
y “compensados” con un “amor” y “amparo” que les haga superar esa experiencia
previa; y aún así, cualquier escenario similar les recordará sin duda aquella
experiencia propia; desatando manifestaciones de miedo o terror que si son
persistentes por haber tenido que vivir en soledad con ello, le llamarán los
expertos “Psicósis” y desde ahí sumarán otra vida al gran negocio que supone
hoy en día Salud Mental en todo el mundo que llamamos civilizado.
Cómo tratamos la Vida los Humanos
(realmente increíblemente mal)
Hay que preguntarse el motivo por el
cual los adultos (sin distinción de
sexos, sean padres o madres) son capaces de ningunear así una vida de una
criatura o de varias de ellas, sin desinhibir racionalmente sus impulsos
hormonales y ponerlos por delante de vidas inocentes.
Si bien hemos aceptado el aborto como
medio e instrumento para hacer más viable una vida de una mujer (sin duda porque al feto no lo vemos y se
halla oculto a nuestra vista) no cabe entender que personas a las que les
ha asistido ese derecho de prevalecer sobre otras que en potencia nacen, puedan
llegar a atribuirse con posterioridad el derecho de ya una vez nacidas esas
vidas, elegir de ellas quien prospera o no, como si tuvieran derecho a un
segundo “aborto” sobrevenido en razones o de honor o de capricho o de
resarcimiento contra otros por medio de
una víctima inocente; haciendo imposibles esas vidas, trastocándolas, tramando constantemente
contra ellas y poniéndolas en dificultades e incluso, cuando ya el trastorno se
presenta por ese mal trato, persistir para que del mismo nunca ya salga
estimulando una y otra vez temores infundados o señalando culpables (a una mente que busca discernir “qué mal
hice al nacer, que en naciendo me encierran y buscan mi muerte”) para
señalar culpables de su encierro a quienes precisamente se quejan del mal proceder
que justicia y Salud Mental ejercen de manera tan arbitraria en razón de
derecho que asiste a toda mujer de decidir sobre la vida de sus hijos incluso ya nacidos y en
edad de despegarse plenamente e incluso en contra de criterio médico que sale a
la luz.
Cuando un ser es así tratado como el
elefantito pero por una madre, de manera constante y en un acoso perpetuo, podemos
entender la inseguridad que aparece, porque es manifestación de que no solo no
le enseñaron sino que no se le permitió aprender en las relaciones sociales
porque no tienen “espejo” donde mirarse. Y si un informe médico señala la falta
de figura paterna se debe preguntar si los malos tratos extremos tienen que ver
o no, o si una mujer cuando se separa no tiene el deber de atender a esa
necesidad de los hijos (como señala la parte final de la peli. “Un pequeño cambio” donde da
cabida al padre como figura referente deseada y añorada por el hijo, siendo consciente
de su responsabilidad como madre.
Pero hay quienes se separan o divorcian por
libertad personal (una vez adquirido el rango de verdadera Señora/Señor, a los ojos
de la sociedad al adquirir el rango de Madre, sobre todo en nuestra sociedad mediterránea) para dar rienda suelta a sus hormonas y si en ello tienen dificultades con los
hijos parecen poner en marcha la idea de un segundo aborto. Lamentablemente en
esto parece haber tolerancia social, porque la manifestación de las psicosis
son expresión del miedo que ya se interioriza y preside la vida de los que así han sido tratados sino
cesa de una vez el maltrato persistirá indefinidamente truncando, abortando,
una vida en vida.
Imaginemos un informe médico que sea benevolente y diga:
Y que el contexto de análisis psiquiátrico diga:
Y lo lamentable es la distancia que se muestra desde los medios jurídicos y judiciales ante ingresos forzados injustificados y cómo lo justifican luego en auto o sentencia en “base a que hubo ingreso efectivo y no se opusieron” aunque se pudiera estar horas en la sala de urgencia para determinar “qué hacían” e incluso preguntar a un potencial paciente si es periodista (por miedo a un reportaje desde dentro) y tener que apelar al testimonios de familiares por teléfonos que daba el potencial paciente, para entender de qué va un ingreso forzoso judicial sin documento aportado al respecto, y en última instancia, a veces una decisión como esta – que quita todo derecho a la libertad – se puede llegar a tomar bajo el principio jurídico de “si hay mandamiento judicial, aunque no lo tengamos en la mano, y no sepamos de qué va, habrá que internarlo”(¿?).
Se muestra como en un documento
judicial (“sección” del mismo) se justifica dicha afirmación en términos
complejos redactada (más complejo que
este que escribe en un blog, con la intención de que sea críptico el lenguaje y
entendimiento de la errónea decisión tomada en ese momento, que no en otros
pudiera haberse dado circunstancia)
Una persona en esta vivencia de miedo continuo (que llaman psicosis y que cualquier lector entenderá como cercana a su propia experiencia vital) para ellas no existen momentos especiales donde mejor prevenirse y tomar decisiones desde otro punto de vista más práctico porque sus vidas están siendo presididas por un estado de “emergencia permanente” y tienen que vivir y decidir bajo esas condiciones que un observador no entendería y por eso le llaman locos, porque, por no entender, no entienden ni la manera de quejarse (“dame un vehículo sin averías” cuando se refieren a que tienen ampollas en los pies y desearía en vez de andar ir en coche porque no tienen ni sitio donde dormir) ni la manera de expresarse ni sus preocupaciones por la violencia social y personal; aunque incluso la puedan ejercer por el mero hecho de tener miedo casi insuperable (lo que en términos jurídicos se concibe como eximente).
Y aún hay gente aborregada en el
entorno social diciendo que asiste derecho a los adultos de realizar esos
maltratos a los hijos cuando les apetece follar por ahí (dejarlos solos horas o algún día, pegarles porque se quejen o lloren…)
y a veces lo “hacen” con gente poderosa que les importa un bledo como traten a
sus hijos si ellos se echan un polvo inesperado fuera del ámbito de su propio
matrimonio. Esta “coherencia” deja a cualquiera pasmado.
El miedo es expresión de algo conocido
o de un cambio de ambiente que lleva a un gran temor (porque no tocaba, como señala el temor del feto cuando un instrumento
rompe la bolsa amniótica buscando su cuerpecito para trocearlo). No es
gratuito lo que dicen las personas bajo ese estado – que debiera ser transitorio. Hay desencadenantes y provocaciones
para que estos brotes se produzcan, por “estimulación”, al igual que las
propiedades de las hormonas son capaces a distancia de provocar reacciones a
distancia con bajas dosis de “sustancia activa”. Para ello basta conocer a la
personas, más si son cercanos, como una madre o pareja, y tocar
sus “miedos suevamente o simplemente insinuarlos”.
El miedo que se presenta y no podemos o no tenemos medios para controlar la adversidad que se nos muestra, nos puede llevar a un estado de psicosis.(facturas que no s e pueden pagar, una crisis que arruina nuestro negocio, ser acusados de algo inesperado,… nuestra vida sin alguien a quién amábamos… ) Afortunadamente todos tenemos (la mayoría) personas cercanas que nos apoyan y amigos que se pondrán de nuestro lado y nos amortiguarán el golpe y lo frenarán o nos darán recursos para salir indemne.
Sin embargo, aquellos que han sido señalados con el nombre de Psicosis nadie les amparará (aunque ellos también tengan miedo o hayan padecido momentos de psicosis que superaran porque alguien les ayudó). Para estos queda la soledad, la medicación a veces abusiva y el encierro a veces perpetuo si nadie sale a su encuentro a apoyarlos y defenderlos.
El miedo no viene “porque sí”, para
nada, ni para nadie; y quien se sienta sin miedo puede esperar acontecimientos,
dado lo revuelto que se halla el mundo.
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Estimados amigo Antonio (y Felipe),
Estoy ya de regreso en Zaragoza (ayer salí aprovechando uno de los precios
baratos de AVE en uno de los billetes y coincidiendo que me cambiaban de turno
de trabajo el martes – mi turno natural esta semana hubiera sido de tarde, de
siete días, pero las bajas por Covid están siendo numerosas y el lunes y martes
estuve de turno de mañana y el miércoles
entraba de turno de tarde, quedándome casi 24h libres, entre las 14h del martes
y hoy las 14h para entrar a trabajar en turno de tarde); a veces me lo pide
el ánimo, pues siento que no he de dejar al hijo a mucha distancia por mucho
tiempo y que de alguna manera debo de “estar cerca”; no lo puedo explicar bien;
además había motivo concreto pues el domingo pasado cuando iba a retornar de
Barcelona después de haber estado con el hijo – y sorpresivamente como nunca antes, me pedía distancia física cuando le
llevé el móvil y ropa de abrigo que había comprado en una de las tiendas del
barrio que vende ropa especial de trabajo; siendo esa ropa más robusta,
“sufrida” y más apropiada para el abrigo ante la situación de que se quedaba ya
en la calle a dormir - y por ello lance un par de artículos a ver si la
“conciencia familiar” y social se “movilizaba” y les entraba algo de
“humanidad” para hacer frente a los prejuicios
tan arraigados y que parecen formar parte de una nuestra cultura que
parece dar por “amortizadas” las vidas de quienes conciben no “encuentran el
camino” para “entender” esta
sociedad - que sigue considerando imprescindible el uso de la coacción y la
violencia expresa como parte del sistema de educación familiar para la
adaptación al mundo que hemos creado y en cuyas consecuencias “sigue” la
sociedad sin establecer “causa/efecto”, permitiendo, como en este caso, que el
sufrimiento de las personas se acreciente desde el impulso (o la grave omisión)
del propio entorno familiar hasta el punto de crear en él una constante
preocupación sobre el mundo que le rodea, la búsqueda de respuesta sobre el
comportamiento que considera “animal” o “arbitrario” o “desentendido” o
“simplemente bruto” de adultos que le han rodeado desde niño, intentando aportar soluciones desde un
enfoque, y por medio de un lenguaje, en el que “nadie se para a meditar”; y
sobre todo, desde un dolor interior espiritual, que no termina de cesar, y se
hace presente en él como si realmente fuera la “literalidad” de la existencia;
cuestión tan preocupante que es el centro de su pensamiento y su ser, sin atender a otras referencias vitales
y comunes en la gente para distraerse, entretenerse, y construir una vida en
cierta manera más alegre y divertida porque en su caso se compromete su
libertad a la fuerza de manera reiterada. (hay que recordar que cualquier
referencia “diferente” la apartaron de su camino como si se tratara de una
“aberración” intolerable, de la cual, ni merecía emplear el mínimo tiempo
necesario para explicarla, o explicarse, como técnicos en salud mental, o
jueces, o fiscales (al menos nada llegó de esos criterios al padre).
Antonio, incluso la última vez que fui a estar cerca
de él, pasé la noche en la estación con
otros sin techo, a solo los efectos de acompañar moralmente al hijo y saber qué
realmente está viviendo; y encontrarle sentido, algún sentido que expreso en
este blog.
Ojalá mi hijo, todos ellos, y los que
se encuentran en situación similar, algún día puedan disfrutar, desde su
verdadera libertad (entendida en su
aspecto honesto y verdadero: “No se puede ir a
comprar al mercado sino sabes las cuatro reglas”, porque si no las sabes
no eres libre, ni lo seréis con esa
carencia). Dependeréis de la Buena Fe de una España Tirana, de Camisa
Blanca, de Machete al cinto, de Asesinos a sueldo entre calles y callejones que
se esconcen tras una Capa con la que se tapan el rostro, mercenarios de gente
poderosa (como en la muerte de Cyrano)
y que deambulan en la oscuridad noche (y hoy
en cualquier lugar inesperado sea de día o noche); de Alas Tristes que se
venden tanto para ir a la guerra como para servir al Estado (que no deja de ser una falsedad ese
personaje, porque nadie que posea la integridad que manifiesta, puede con una
mano matar a sueldo y con la otra ser tan peligroso por su concepción del honor
íntegro, que se le pida por favor “Se haga matar fuera de España” porque su
muerte pondría a demasiada gente en sospecha). Una España que por su
violencia fratricida se le dijo que no es Europa (África empieza en los Pirineos), pero que llueve sobre mojado
cuando España es acusada desde el S. XVI de violar, como costumbre, a sus
propios hijos e hijas para mantenerlos
en la sumisión y sean conscientes de que son despreciados mientras no sean
fuertes y con capacidad de intimidar.
Algo debe cambiar. Y mientas me asista
el derecho a hablar, hablaré.
Un abrazo y Gracias por estar ahí.
El miedo no viene “porque sí”, ni por nada, ni para nadie; y quien se sienta sin miedo puede esperar acontecimientos, dado lo revuelto que se halla el mundo.
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