Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

Atribución-No Comercial (CC BY-NC) Cc-by new.svg Cc-nc.svg

Translate

Translate

martes, 28 de agosto de 2012

La manzana del Paraíso


        Allá!! Cuando tenía unos diecisiete años, el profesor de dibujo del Instituto me espetó cuando pasaba cerca de su mesa durante la clase: - ¡La manzana del Paraíso es el sexo!. Y lo dijo mientras me miraba fijamente a la cara como quien revelaba un secreto largamente custodiado. A mí me resultó su apreciación insustancial. Por aquél tiempo era el delegado de Centro más joven que había accedido al cargo y su interrupción de mi atención sólo me sugirió que posiblemente estaba pasando, este hombre, un mal día. Aquél personaje estaba significado con el antiguo régimen autoritario y cada vez que se refería a Adolfo Suarez lo hacía por medio de la expresión “Adolf” en clara alusión al régimen nazi. La transición había trastocado todas las posiciones políticas pasadas y las futuras intentaban trazar sus propios planes para acceder, a la mayor brevedad posible, al poder. Entre tanto, las decisiones del primer Presidente democrático en España, después de cuatro décadas, mantenían en un incómodo paréntesis al resto de fuerzas políticas y más aún a aquellos que provenían del antiguo régimen, que les costaba ubicarse en el nuevo escenario social; así que "torpedeaban" todo aquello que representaba un cambio y un camino hacia lo desconocido. Y qué mejor manera que fomentando la inestabilidad.
                Por mi parte carecía de conciencia política que no fuera la visión democrática del propio Adolfo: pluralidad política, participación, Constitución y todo transparente. Y aquello afectaba al Instituto: ¡Claro que sí! Ya no se podía cobrar cuatro mil pesetas de matrícula cuando en realidad la matrícula era de doscientas pesetas. Tuvieron que justificar lo que consideraban una decisión reservada y opaca. Tampoco se podían cobrar los libros y materiales más caros que en las tiendas suministradoras,… y así una larga lista de conductas que debieron cambiar para adaptarse a los nuevos tiempos.
               Y con eso, con el tiempo y con los años, acabé por retomar la frasecilla del profesor de dibujo. Como esas frases a las que no das importancia y que luego la experiencia te vuelve a ellas. Evidentemente el personaje, por mucho que perteneciera al régimen que se apoyaba en la Iglesia Católica, era ateo, un ateo de solemnidad. Posiblemente acudiera a la Iglesia como quien acude a un acto social de compromiso. Pero el testimonio dado por el personaje hubiera sido digno de cualquier comunista que pretendiera azuzar la imaginación y la inteligencia de un sumiso al régimen. Puede que fuera así, puede que algunos mandamases del anterior régimen (tal vez más de los esperados) fueran ateos mientras obligaban a los demás a ir a misa o a rezar el Credo. Tal vez.  O tal vez sólo fuera una expresión de insubordinación ante la derrota por la llegada de un régimen democrático. Y que el mensaje de fondo, simplemente quisiera decir: - Y aún con todo, Yo la tengo más larga – porque en definitiva eso es lo único que parece importar a la mayoría del género masculino (pasados, presentes y futuros); un: - Yo la tengo más larga – da igual que sea político, catedrático, compañero de baile o vecino. Un oportuno: - Yo la tengo más larga – es razón más que suficiente para zanjar cualquier tipo de discrepancia. Y si no que se lo pregunten a aquellos que pueden, pese a la edad, comprarse un gran coche de lujo, colgarse un Cristo de oro al cuello (señalando las penalidades pasadas en esta vida) y manejar una cartera repleta de billetes o tarjetas de crédito; en definitiva el mensaje es el mismo: - Yo la tengo más larga (y si no, tengo dinero suficiente para compensar cualquier decepción).
                 En el caso del profesor podría ser : - A pesar de todo, a pesar de que los tiempos cambien y me puedan dejar orillado, la tengo más larga (aunque sólo sea porque tu eres un adolescente).

              Y luego dicen que el tamaño (del ego) no importa.

Escalera al cielo

Hay una dama que está segura
de que todo lo que reluce es oro
y va a comprar una escalera al cielo.
Cuando llegue allí ella sabe,
si las tiendas están cerradas,
que con una palabra puede conseguir a lo que venía.
Y va a comprar una escalera al cielo.

Hay un letrero en la pared,
pero quiere estar segura,
porque ya se sabe que a veces
las palabras tienen un doble significado.
En un árbol junto al arroyo
hay una pájaro que canta.
A veces nuestros pensamientos son dudosos.
Me hace pensar.

Siento una cierta sensación
cuando miro hacia el oeste
y mi espíritu grita por irse.
En mis pensamientos he visto
anillos de humo entre los árboles
y las voces de los que se quedan mirando.
Me hace pensar.
De verdad, me hace pensar.

Y se murmura que pronto,
si todos llevamos la batuta,
el flautista nos conducirá a la razón.
Y amanecerá un nuevo día
para los que resistan.
Y en los bosques resonarán las risas.

Si hay alboroto en tu cercado
no te inquietes,
sólo es una limpieza a fondo para la reina de mayo.
Sí, hay dos sendas que se pueden seguir,
pero a la larga
aún se está a tiempo de cambiar de camino.
Y eso me hace pensar.

Tienes la cabeza aturdida y no funcionará.
Por si no lo sabías,
el flautista te llama para que te unas a él.
Querida dama, ¿oyes soplar al viento?
¿Y sabías
que tu escalera está en el susurrante viento?

Y mientras serpenteamos por el camino,
nuestras sombras más altas que nuestra alma,
por ahí anda una dama a la que todos conocemos
que irradia luz blanca y quiere enseñar
cómo todo aún se convierte en oro.
Y si escuchas atentamente,
la melodía te llegará al final.
Cuando todo sea uno y uno sea todo.
Ser una roca y no rodar.

Y va a comprar una escalera al cielo.






lunes, 27 de agosto de 2012

“Dan ganas de balearse en un rincón”






                En el principio nadie sabía, en realidad, cómo era una milonga. Todo el mundo acudía a bailar y los tangos se sucedían unos tras otros sin solución de continuidad. Y todos nos divertíamos. Si el tango que sonaba te gustaba lo bailabas, si no, o estabas cansado, descansabas o charlabas hasta que los compases de un nuevo tango te hacían salir a la pista a dejarte el corazón (y las energías) en cada paso y movimiento.
           Pero pronto llegaron los integristas de las normas, que han de existir en toda milonga que se precie, y las impusieron no sólo con razones, sino a base de malos modos y caras.
            Así que las milongas nacieron rígidas. Ni una sola concesión a lo que comúnmente se llama y se entiende por Tango (sólo milonguear y milonguear hasta el final). Ni diez o veinte minutos de tango convencional para aquellos que gustan de la libertad del tango. La regla del compás se ha impuesto (porque lo único que parece saberse hacer es “marcar” el paso) sin concesiones.
         Se prohibieron los ganchos, las sacadas, los boleos (porque el disfrute tiene que venir del abrazo).
         Pasa el tiempo y aquellos que fueron los más intransigentes empiezan a hacer sacadas y ganchos (….¡a la vejez viruelas!bueno, al menos ahora los vuelven a hacer, pero sólo milongueando…nada de músicas que evoquen la libertad de interpretacióny.... recuerdas.... que también tardaron lo suyo para incorporar giros). Todos al paso, del “pensamiento único”, marcado con milongueo cansino, triste y repetitivo.
             Se orilla el Tango que representa un reto y se apuesta por una sugerente relación al compás de cada tema. No hay hueco para ninguna otra filosofía del Tango que no tenga que ver con la exclusividad del abrazo y el tiempo marcado por los bajos instrumentales de los viejos tangos (que en ocasiones aún conservan el ruido de la aguja sobre el surco) … Ni una sola concesión al Tango de interpretación.

              - ¿Habrá hoy alguna alegría?.... preguntas a los DJs de turno para ver si ha cedido la rigidez y te responden: ¡No! Y con suerte alguno matiza: - Hay unos puglieses….

Y piensas: - ¡Peor es nada!






AFICHE
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel.
Y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusion, se rifa el corazón.
Y apareces tu vendiendo el ultimo jiron de juventud
cargandome otra vez la cruz.
Cruel en el cartel te ries corazón...
dan ganas de balearse en un rincon.
Ya da la noche a la cancel su piel de ojera
Ya moja el aire su pincel y hace con el la primavera.

Pero que! Si estan tus cosas pero tu no estas
porque eres algo para todos ya como un desnudo de
vidriera.
Luche a tu lado para ti, por dios, y te perdi...
Yo te di un hogar,
siempre fui pobre pero yo te di un hogar.
Se me gastaron las sonrisas de luchar
luchando para ti sangrando para ti.
Luego la verdad que es restregarse con arena el
paladar,
y ahogarse sin poder gritar que yo te di un hogar.
Fue culpa del amor, dan ganas de balearse en un
rincón.
Ya da la noche a la cancel su piel de ojera
Ya moja el aire su pincel y hace con el la primavera.

Pero que! Si están tus cosas pero tu no estas
porque eres algo para todos ya
como un desnudo de vidriera.
Luche a tu lado para ti, por dios,
y te perdi...






ADRIANA VARELA "Afiches

 











Las grandes empresas, el Estado y los ciudadanos.

             Es importante que sepamos que la riqueza del país y nuestro bienestar social dependen, en gran medida, de nuestra actividad empresarial y por tanto de nuestras industrias. Donde se encuentra las industrias hay empleo, estabilidad social y riqueza que se expresa en la multitud de servicios que se dan a la sociedad a través del Estado. Sin embargo, es común observar cómo la relación de las empresas con los ciudadanos ha decaído en calidad hasta llegar a un estado de bronca generalizada. En etapas anteriores, el Estado, y sus normas, que regulan las relaciones entre las empresas y los ciudadanos, exigían de las empresas la garantía de la prestación de servicios y bienes; de manera que eran las propias empresas las que debían asumir los fallos y errores que se produjeran como consecuencia de su actividad empresarial. En ese sentido, eran las empresas las que debían prever y subsanar las consecuencias negativas de sus relaciones con los ciudadanos. Ello ha cambiado notablemente. En la actualidad son los ciudadanos los que deben sostener la causa de la prueba (aunque carezcan de conocimientos para ello). Los excesos de las grandes empresas (y la dependencia que el Estado tiene de ellas) hacen casi inviable una relación contractual equilibrada entre consumidor y gran empresa. Los abusos aparecen por cualquier lugar. Una sencilla reclamación te cuesta dinero. Y la prepotencia de estas grandes empresas no encuentra respuesta en las instituciones que deben regular esta actividad. Hasta las oficinas de reclamaciones parecen carecer, ya, de función efectiva.

15 M (II)




              Seguro, seguro que se ha estudiado las reivindicaciones de fondo del 15 M (o deberían haberse estudiado, de no ser porque la crisis está atemorizando a toda la sociedad, incluido a los grandes partidos; puesto que los más pequeños, y las organizaciones más radicalizadas, están encontrando en ella una oportunidad para arrastrar a la sociedad a callejones sin salida que les permita trasladar el mensaje de una revolución que les permita pasar a la historia (o dar un gran pelotazo); aunque sepan de antemano que esas revoluciones no sirven, en definitiva, más que para retomar postulados pasados con cuyas experiencias se ha frustrado las esperanzas de la sociedad).
         Debe, o debería, existir el temple necesario para sacar conclusiones positivas de esta crisis que estamos viviendo y del malestar previo (manifestado en el 15 M) que señala la verdadera causa del alejamiento constatado entre la sociedad y sus representantes políticos. Y debe, o debería, analizarse con objetividad y en profundidad para evitar que los grupos oportunistas puedan tomar las riendas (o parte de ellas) para arrastrar a la sociedad a espacios autoritarios donde los fines vuelvan a justificar los medios eliminando los instrumentos de equilibrio y rectificación (que es lo que hacen posible, en realidad, la sensación de vivir en un estado democrático).
             El 15 M pide, en esencia, que esos instrumentos de equilibrio y rectificación sean más visibles, o al menos se tengan acceso a los mismos y, de alguna manera, se pueda participar e influir en los mismos. La responsabilidad, más del PSOE que del PP, es crear nuevas formas de participación social en el seguimiento de las políticas locales, regionales, nacionales y supranacionales; siendo más permeables a la opinión pública (sobre todo cuando se sabe que ésta está cargada de razones) y poner el partido más a disposición de los ciudadanos que a la orientación de sostener el poder a cualquier costa. Los ciudadanos necesitan ver reflejadas, en gran medida, sus aspiraciones sociales en los partidos y gobiernos que dirigen la nación (y necesitan verlo con claridad meridiana) o al menos saber que existen cauces eficaces de influencia sobre los partidos que gobiernan, o pueden gobernar, más allá de las elecciones periódicas. Y ello es necesario porque se partió de una premisa autoritaria y revisionista, en la construcción de nuestra democracia, que ha de ser superada.
                   Es cierto que los partidos pueden estimular posiciones radicales y esgrimir, autoritariamente, nuevas razones para proseguir por el sendero del autoritarismo democrático; pero esa no será la respuesta correcta, y de llevarse a cabo proseguiremos con un nuevo ciclo basado en los principios ya conocidos que nos han llevado a esta desmoralización nacional.
               La democracia no es (o no debe de ser): yo tengo los votos, yo mando lo que quiero e impongo los criterios de mi mayoría (aunque estos criterios no tengan nada, o poco, que ver con las aspiraciones de la sociedad; por muchos votos que respalden al partido gobernante). La democracia es ser permeable a toda la sociedad y crear los cauces para que el sentido común sea el que prevalezca sobre los intereses puramente partidarios. Los partidos deben de ser verdaderos cauces de la expresión popular y no meros instrumentos para la consecución del poder.
              A pesar de la crisis (o tal vez por causa de la misma) la sociedad y los paridos políticos, tienen la posibilidad de crear un marco nuevo de participación donde los ciudadanos se sientan mejor representados y esa oportunidad debe de estar en manos del PP y PSOE, especialmente del PSOE; es una responsabilidad histórica.




 

Jethro Tull - Wond'ring Aloud (Live-HQ)