El conocimiento
que va acumulando la humanidad debe de ser accesible para los ciudadanos
de todas las edades y esa tarea debiera de ser asumida por los Estados con el
fin de facilitar la extensión de los conocimientos para aquellos que desearan
acceder a los mismos, e incluso facilitar la información precisa para que una
persona pueda realizar tesis o tesinas de manera paralela a la formación
institucional realizada por las Universidades e incluso que estas Universidades
debieran de tener la capacidad de tener un procedimiento para valorar esos
trabajos y realizar, si fuere preciso, un reconocimiento de conocimientos
adquiridos al margen de los sistemas formales de enseñanza. Al igual que el
Estado se obligaba a sí mismo a que en todos los Ayuntamientos existiera una
biblioteca con la finalidad de promocionar la lectura y el conocimiento entre
sus habitantes – especialmente entre los jóvenes y los niños – la posibilidad
de los nuevos avances tecnológicos debieran llevar a actualizar los medios en
los que el Estado pone a disposición de los ciudadanos esos conocimientos pues las
capacidades potenciales de los ciudadanos (de las cuales el Estado es
responsable de su desarrollo integral) no deben de depender de
limitaciones debidas a causa de accesibilidad económica, físicas o
estructurales, ya que cuando los ciudadanos obtiene la formación que precisan
(de manera formal o por itinerarios propios) se encuentran en condiciones de adquirir una experiencia personal esencial para la visión de su propia sociedad e, incluso, aportar
al Estado valores esenciales para la democracia (en sí mismo este objetivo
representa una promoción a la investigación y reflexión personal de los ciudadanos y una democratización del conocimiento). El
Estado no puede ser patrimonio de una élite, sino que el Estado somos todos y
todos tenemos el derecho a la posibilidad real de beneficiarnos de la experiencia que supone la reflexión sobre el conocimiento existente y, en definitiva, beneficiarnos de las posibilidades que ofrece a los
individuos estar organizados como Estado.
En ese sentido
pareciera conveniente realizar una coordinación a nivel europeo con la
finalidad de apoyar proyectos transversales de divulgación de conocimiento que
ya existen y que son gratuitos (fomentados por fundaciones u organizaciones que
tienen estos objetivos altruistas). Parece obvio que también debiera la ONU,
como organismo superior de Naciones y Estados fomentar y apoyar este tipo de
herramientas a nivel internacional y remover todo tipo de obstáculos que pudieran
observarse para la libre circulación del conocimiento.
Ningún ser Humano,
por sí solo, puede generar innovación o descubrimientos de cualquier índole si
no se apoyara en conocimientos (mucho más extensos) previamente existentes y
que forman parte del bagaje universal de la Humanidad. Los derechos a la
propiedad intelectual deben estar compatibilizados con una eficaz divulgación o
acceso libre y gratuito a dicho conocimiento teórico que promueva las posibilidades
de las personas en profundizar y desarrollar sus capacidades potenciales o innatas para que
estas puedan estar a disposición de la sociedad en general (por encima de
cualquier obstáculo que pudiera encontrarse (y que representase una forma corporativismo
que pretendiera monopolizar o entorpecer el acceso a esos conocimientos y/o el
desarrollo de las personas de manera autónoma a ese tipo de instituciones).
Las
limitaciones impuestas por el Parlamento Europeo en base a la propiedad
intelectual debe armonizarse con una estrategia que como la que aquí se propone y que
debiera observarse como prioritaria o compatible con la idea de propiedad
intelectual y no ser demasiado (o espectacularmente) sumisa con los deseos e
intenciones o imposiciones de los EEUU y su demostrada ambición de copar todo tipo
de conocimientos con el fin de beneficiar a sus propias élites y perpetuarlas
en el liderazgo internacional (pues ello podría suponer anular las
posibilidades de desarrollo de ciudadanos y personas de otros Estados o
Naciones). Esa ambición de perpetuarse como potencia internacional en todos los
ámbitos no debe poder llevarse a cabo a costa del Derecho Universal de las
personas al acceso al conocimiento y al desarrollo de su personalidad y sus capacidades. Esta es una visión “democrática”,
puramente democrática que debiera de estar contemplada por la comunidad
internacional puesto que el objetivo de la Humanidad siempre debe de ser el
Bienestar común como fuente de paz y progreso colectivo.
Así mismo la
permeabilidad del sistema formal y oficial para la formación profesional o
universitaria debiera de ser permeable y ser capaz de reconocer las capacidades
y trabajos que supongan una innovación realizada al margen de sus estructuras
formales (y conseguir este objetivo “de oficio” como meta prioritaria para el reconocimiento
de habilidades y capacidades en todos los ámbitos del Estado – incluidas sus
Administraciones – y en el mundo laboral como estrategia para la protección de
las capacidades y habilidades de los ciudadanos frente a los intereses
particulares o corporativos).
Parece obvio
que la capacidad de “terceros” de apropiarse de “trabajos” particulares,
incluso por instituciones públicas, es producto de una falta en el ejercicio de
los valores democráticos de nuestras sociedades; así mismo la recientemente
aparente y visible sumisión de las entidades que dan crédito y reconocimiento a
las potencialidades de las personas (dentro del sistema formal de enseñanza) a
otros intereses ajenos a su condición pudieran poner en evidencia la función
que tienen encomendada por el Estado. Para evitar estos “desvíos” en las “misiones”
encomendadas a estas instituciones parece necesario recalcar que la definición
del concepto Estado debe de estar orientada a ser considerado como la suma de
todos los ciudadanos que lo componen y la defensa de esos intereses bajo los principios
definidos en la Constitución. Esas “desviaciones” tal vez se pudieran “encajar”
bajo los principios de “interés general de una Nación” (entendida la Nación
como un colectivo organizado bajo unos “mitos” metafísicos que suelen dar
lugar a una prevalencia y lucha por el liderazgo dentro de la propia nación y entre otras Naciones) por ello defiendo la
idea de que el concepto de Nación suele llevarnos a conflictos internos (donde
la jerarquía se pudiera imponer en razones de conveniencia política y no de capacidades objetivas
en un marco de igualdad de oportunidades) y que acaban por expresarse en
conflictos internacionales. Por ello soy de la opinión de defender la idea de
Estado como conjunto de derechos que nos otorgamos los ciudadanos en un marco
de igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley – ley que también nos otorgamos
por medio de nuestros representantes.
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