La primera vez
que oí un argumento feminista que se me quedó grabado (y ya estaba creo que
casado) procedía, si no me equivoco, que creo que no, de Alemania. Y decía lo
siguiente (algo así): Los hombres deben de mear sentados, porque el ruido de su
meada al caer es machismo. Así que, dada la naturaleza histérica de la mujer de
la mujer con la que vivía, cada vez que iba al baño me acordaba de esa
“sentencia” y procuraba orinar por el lateral de la taza.
Solo el
análisis de esa primera afirmación llegada desde el extranjero debiera haber
puesto en alerta a toda nuestra sociedad, en especial la política, y debieran
haber puesto a trabajar en ello a los mejores psicólogos, para analizar el
“eslogan” que llegaba a toda Europa y EEUU señalando que, de seguirlo, iríamos
por el camino de aceptar que el evidente recuerdo de una mujer maltratada (cuyo vínculo con ese maltrato recibido,
cuando fuere y por quien fuere de su entorno, lo situaba, en esa ocasión, con
el recuerdo de su maltratador meando y, consecuentemente, en vez de enfrentar
esa situación, que es lo que debe hacerse según los mejores psicólogos para
llevar una vida sana en la que se superen traumas, ello pretendía obligar, todo
varón, a mear sentado para que el trauma no le resurgiera en la mente
evocándole el tormento sufrido; el pasmo y la sorpresa fue que aquella
pretensión fuera una señal por donde se conduciría el ámbito de la extrema
izquierda en lo respectivo al feminismo radical y a su asesoramiento legal).
Era obvio que
la línea de defensa de la mujer y de su integridad física y moral no podía ir
por ese camino, pero se cedió bajo el criterio (probable) de que había tantas muertas sobre la mesa que merecía la
pena hacer un impulso decisivo en esa dirección, pues el sentido común y la
justicia, en último término, serían los
espacios de garantías que dilucidarían cualquier exceso que se pudiera generar.
Y se cedió totalmente, hasta el punto de dejar la plena visión del hombre (y su colateral y siempre presente machismo,
del que el hombre nunca es consciente plenamente, por formar parte de su ser de
manera cultural y milenaria en las diferentes formas que adquiere y se muestra
el patriarcado) a la plena interpretación de la mujer y el respaldo que
esta tuviera desde las perspectivas de mujeres especializadas en derecho y con
experiencia en asuntos delictivos relacionados con la mujer y su papel y rol
social de mujer madre y trabajadora.
La apuesta
suponía un riesgo evidente de falta de neutralidad, pero las muertes obligaban
a ceder a la experiencia, ya que los únicos que pudieran oponerse a esta visión
serían catalogados de personajes patriarcales (fueran hombre o mujeres quienes pusieran reparo a las pretensiones de
imponer una visión determinada desde el feminismo radical). El impulso era
transversal y venía a influir en todo occidente.
La primera ley
que asentó las diferencias con que se debería actuar desde la esfera judicial en
todo lo referente a situaciones de agresiones o violencia en el entorno de la
mujer señalaría un punto de inflexión que, en principio, afectaba a la esencia
de la propia Constitución. A partir de ese momento no se percibiría que todos
serían iguales ante la ley, pero era evidente que en las agresiones físicas la
mujer no podía responder en igualdad de condiciones, y análogamente, en
cuestiones de dependencia de toda naturaleza (emocional, económica, rol de
madre….). Así que el Constitucional se pronunció y la ley ley dio origen al
suministro de un soporte transversal (desde todos los puntos de vistas
(material, emocional, jurídico, económico…) que permitiría encauzar cualquier
situación de conflicto que la mujer tuviera desde un apoyo multidimensional
eficaz y sólido en donde se implicarían todas las instituciones aportando
medios para establecer su seguridad integra y la de sus hijo.
Otra vía supuso
establecer con claridad el derecho al ejercicio de la libertad sexual en la
mujer y a la libertad de su propia imagen. Poniéndose un punto final, claro y
meridiano, a todo el conjunto de prejuicios establecidos por los que una mujer
debiera reparar en su seguridad en razones de naturaleza sexual (de su forma de
vestir o transmitir su imagen personal…) en horarios o lugares y, a su vez, se despojaba la idea de
vinculación a la opinión o el deber de fidelidad o sumisión a cualquier figura
masculina estuviera o no desarrollando cualquier rol en razón de su naturaleza
humana.
Fue mi ex quien
se acercara a mí para decirme que su marido la violaba tres veces por semana; y
desde allí construyó una idea de maltrato que culminó con su separación y
divorcio posterior, a cuyo acuerdo le ayudé a reparar todos los aspectos
adversos del mismo (pues acudió a un abogado amigo de su primer marido) Así que
el gabinete de Estébanes (que me asesoró en la cuestión de la objeción de
conciencia) fue al que la llevé para que se instaurara un acuerdo más
equilibrado (y que de poco sirvió, pues el ex marido le propuso que participara
en un negocio de bar y le pidió que le diera todo el dinero que había obtenido
en la misma separación, y accedió ella de buen grado). Dándose la circunstancia
que yendo viento en popa el negocio y ella siendo quien ponía el dinero, se
negaron los otros socios a contratar a su hermano en paro. A los meses, yendo
el negocio viento en popa, y yo ya viviendo con ella en la calle Bolivia, me
dijo que su ex le había dicho que iba mal el negocio y están en pérdidas. En el
mismo domicilio de Bolivia vivía un Sandinista que estudiaba cooperativismo, así que le pedí los apuntes y me ofreció una
documentación fotocopiada que leí someramente, pero parándome en los derechos y
deberes de los socios; así que le dije a ella que fuéramos a hablar con la contable y si sabía
la dirección de la misma y lo hicimos y la contable nos presentó dos listados,
uno con las cuentas reales y otro una contabilidad diferente, le dije que si
nos podía dar una copia de las dos y nos dijo que sí. Nos fuimos con la copia a
casa y a los pocos días apareció la contable pidiendo que la socia firmara la
contabilidad (y a punto estuvo de hacerlo si no hubiera estado presente yo
mismo; y lo intentó la contable en dos
ocasiones en total y al estar presente mi persona se evitó la firma, pues ella
parecía ceder). Al tiempo me dijo que su ex le había dicho que fuéramos al bar
a una reunión y que lleváramos el libro de actas. Así que en la última página
del libro de actas redacté todas las circunstancias habidas en torno a la
contabilidad y le dije a ella que si estaba de acuerdo con lo que se relataba
que firmara, y firmó. Y acudimos al bar, cuando ya habían cerrado, y mantuvimos
la reunión donde los dos socios exponía a ella que conocieran gente que por
cinco mil pesetas daban una paliza a quien fuera; ante la intimidación me acordé
de mis tíos, ambos anarquistas de la CNT y contesté: y yo conozco anarquistas
que os prenden fuego al garito. Así que en esos términos nos dieron un che por
el importe del más de un millón y medio de pesetas (con el que ella compró el
piso donde luego viviríamos y tendríamos familia) y yo les di el libro de
Actas.
Así que mi ex
concibió que yo era supermán (más bien me llamaba el capitán trueno). Trabajé
en una verdulería que ella aceptó traspaso, porque dijo que ya no quería más
vagos y estuve en el Mercado Delicias trabajando hasta que salió una oposición
a peones (que aprobé pese a las reticencias de quien tomaba los tiempos, ya con
él discutido previamente por oposición a fijos discontinuos en donde desde
Personal se indicaba lugar para comprar apuntes en fotocopistería, que luego
resultaron no ser adecuados, por lo que en las dos primeras pruebas saqué más
de nueve, pero en la última seis y pico y por unas décimas me quedaba fuera; y
en ello, el mismo que tomaba las anotaciones de tiempos en la prueba – y que resultó ser psicólogo – me puso un
minuto de más (lo que hace tener conocimientos científicos), cuando en realidad
hube llegado el primero de mi tanda; así que a base de discutir e medio de
todos, por consejo de retornar de mi ex, accedió a ponerme sólo unos 40
segundos de más; aun así me fui a hablar con el jefe de personal sobre tamaña
injusticia y me señaló que me diera con “un canto en los dientes! Y entré de
peón y luego ascendí a Guarda de Montes, donde ya el jefe de policía decidió
ponerme obstáculo insalvable y decidiera, presumiblemente, interferir
directamente en mi matrimonio – cuando observara que mi ex me aconsejaba por
medio de alguien de su entorno - (pues si
yo le había aconsejado a ella anteriormente y salió bien, quien conociera bien
la administración debiera pertenecer a ella) y quedando todo pendiente de
resolver eficazmente desde el punto de vista Administrativo, el siguiente paso
fuera romper el matrimonio y dejarme aislado. Pero no terminó de conseguirlo,
pues interviniera mi Jefe de Servicio así que se concibiera plan más grave y
determinante, intentar una ruptura matrimonial violenta. Y allí me vi insultado
(cabrón, hijo de puta, tus hijos no son
tuyos, los hijos para mí…) y resultó tan evidente que fuera estrategia del
gabinete de abogados que (obligándome mi
abogada a no irme del domicilio para no ser acusado de abandono de hogar)
que un día quedó con los servicios sociales a
que llegara la policía con un psiquiatra y se me llevaran. Pero le salió
mal, así que otro día me cerró la puerta de entrada a la casa y allí se declaró
el inicio de la separación.
Cuando detecté
que le pegaba a mis hijos puse una denuncia pero el juez ni siquiera se molestó
en llamar a los servicios internos para evaluar a los hijos (y eso que perdieron varios cursos, y sólo
tenían unos 10 o 12 años – escribo de memoria). Con el tiempo me enteré que
eran somanta palos lo que recibían. (Su
pongo que el juez sigue durmiendo tranquilo y el Jefe de policía también; y los
compañeros de mi ex también, y el gabinete jurídico de Podemos (IU y PCE)
magníficamente, pues para ellos es el pan de cada día).
Estos mal
nacidos (fueran quienes fueren) que ha predestinado (y parecen seguir en ello) el futuro de mis hijos determinarían que
las inseguridades se manifestaran en ellos como así lo han hecho en los tres (de diferente manera) siendo el
perjudicado el mayor para quien la madre, aun sabiendo todo lo que dice saber
de psicología – y que de nada le ha servido con sus hijos, y a la vista está –
seguía una actividad invasiva al extremo de tratarlo como un menor a la vez que
dice que tiene treinta tacos, pero todo todo se lo controla (desde cojerle el teléfono, interrumpir sus
conversaciones personales, obligarle a cambiar planes, ) así que cuando de
todo esto me enteré, le dije que se viniera a vivir conmigo (pero lamentablemente tengo una familia de
taraos por parientes y ellos le des_aconsejaron, dando crédito a la teoría de
la madre). El resultado fue que le dije a mi hijo que no se dejara
avasallar y que defendiera su intimidad. El resultado del consejo del gabinete
de abogados de Podemos y las Glorias fue que siendo tan sensible el hijo le
pinchara hasta que protestara y en ello ella escenificara maltrato psicológico
en el entorno vecinal) y así llevamos cuatro años; pero me dice la madre, en
conversación telefónica, cuando le requiero para que apoyen al muchacho a tomar
buena decisión, que es mayorcito y acaba por desvelar su estrategia y lo
lamenta en el momento en que percibe que la conversación es grabada.
Así que le paso
la conversación a mi hijo y la madre le dice que no piensa encerrarlo que todo
es mentira, y el entorno le dice que todo el mundo estaba nervioso que no hay
p´a tanto. Y el asistente social, que está bien cerca de la situación, calla (lo que hace que a uno le regalen un piso –
la ciencia que se aprende se acomoda a nuestros intereses más particulares).
Pero la peli no
es completa si no introducimos otros factores que ayudan (El presi y la candidata) ambos persuadidos que la fama les llegará plenamente
con el Pacto por la Ciencia que impulsan. Conocen al detalle esta situación que
ellos contribuyen a generar y no parar. Tienen la piel muy fina, ambos, pero el
corazón endurecido por el orgullo y la ambición (ellos, personalmente, y en contra de la opinión del partido, que así
se lo han mostrado (coincidiendo con las imágenes recientes en tv en la reunión
de Madrid), son responsables último del devenir de cada uno de mis hijos así
tratados, si no ponen los medios que tiene
a su alcance para frenar la situación de una vez).
Así que
mientras la ciencia no se ponga al servicio de las personas (de manera positiva y honesta) seguirán gabinetes
jurídicos feministas (y de toda índole)
aprovechándose de las mujeres afectadas por experiencias emocionales graves (posiblemente originadas desde un entorno familiar
infantil) siendo manipuladas para ser lanzadas como instrumentos suicidas a favor de tesis
políticas que solo buscan generar malestar social para subsistir en un espacio
de confort, multitud de personas y personajes incapaces de recorrer el trayecto
personal y colectivo hacia el bienestar colectivo de la sociedad por medios normalizados y positivos. A
ello se viene prestando colectivos médicos y científicos que siguen el mismo
criterio de argumentar como necesaria una manifestación de violencia asociada a
cualquier terapia, aun sabiendo que ello no es el buen camino (ni siquiera para ellos mismos). No
estamos en el camino de la salud, sino en persistir en la violencia (que es la manifestación de la enfermedad
mental colectiva). Prueba de ello son las manifestaciones de esta señora,
asegurando que los hijos son de su propiedad (y con ello el derecho de hacer con ellos lo que quiera, incluso
procurarles la muerte en vida si se oponen a su voluntad)
Alguien necesita
más prueba de enfermedad? De sociedad enferma?
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