El Ejército de Tierra en España (y
su papel político)
La primera vez
que me acerqué al ejército fue en un desfile militar al que nos llevó mi padre
(comunista) por invitación de su
hermano, ahora comandante retirado, y nos brindó la ocasión de quemarnos las
piernas al subirnos a explorar un carro de combate que estaba expuesto al sol,
antes de iniciar el desfile – en el
Parque Grande. Tendríamos unos siete u ocho años, así que estábamos en la
década de los sesenta, en plena expansión económica y con el reconocimiento y
apoyo pleno a nuestra economía por parte de la CEE y la aceptación tácita de la
dictadura. La única observación que nos hizo mi tío es que cada cadena del
carro de combate costaba un millón de pesetas de entonces – les gustaba a ambos hermanos en exagerar en
todo, así que no sé que de cierto y verídico habría en aquella afirmación.
Ya por
entonces, alguna vez tuviera de niño pesadillas, probablemente por los comentarios
que realizaría mi padre al ver u oír las noticias, que aunque yo no entendía
muy bien por ser aún pequeño, me llevaba a soñar en una ocasión con una
invasión de moros. Muchos años más tarde confirmé las tensiones en África como productos de mis pesadillas de niño.
Más allá de la
marcha verde, no concebí historia meritoria que recordara de nuestro ejército,
pues no podía establecer relación ni vinculación entre los Tercios de Flandes o
los Conquistadores de América con la única referencia que tenía constatable:
los tanques y ametralladoras que había visto tan de cerca y cuya máxima
curiosidad que me causaban eran cómo podrían girar aquellos grandes vehículos,
pues ya esa cuestión de que las ruedas de un vehículo turismo pudieran deslizarse
por le firme de una calle era toda una experiencia apasionante, pero el cambio
de dirección de un vehículo de cadenas me era inconcebible. Así que aunque
deseara ver esa maniobra no la pude observar ese día.
En parvulitos,
con unos cinco años, había un libro – creo
que único en el curso – en el que se hablaba del ejército español luchando
contra los Rojos, y un montón de dibujos, como hechos por niños, mostraban
banderas que eran españolas, con soldados con fusiles y aviones; pero nada de
ello lo vinculaba con la experiencia del tanque; además, cuando la maestra nos
hablaba de los 25 años de paz que nos había dado Franco, lo suponía un hecho
normal, pues no tenía edad para remontarme a una edad que parecía tan lejana e
inabarcable. Y poco o nada se podía preguntar en clase, a menos que te
preguntaran, pues los castigos y humillaciones estaban a la orden del día ya a
esa edad – tanto en casa como en el colegio – y cuando de niño me dijeron que
hubo una guerra y que el abuelo había participado, lo supuse, por el simple
hecho de que el abuelo estuviera vivo, como una especie de hecho épico cuya
referencia era mi mismo abuelo, pero el hombre hablaba poco de ello; así que
cuando vinculé la guerra con Franco y Franco fuera quien mandara todo me
parecía consecuente y la siguiente pregunta que hice fue cuando fuimos a visitar
al abuelo: El abuelo conoce a Franco? Y la respuesta de mi madre fue: No ves
que se parece a él? Así que mi visión de la guerra era una par de anécdotas contadas
por mi abuelo, a base de ser un pesado e insistir; y corroboradas por mi abuela,
cuya visión de su vida familiar en África, junto a mi abuelo allí destinado,
era de película colonial. Con el tiempo, ya muerto Franco, fui descubriendo que
el propio abuelo había tenido una vida previa al Alzamiento bien diferente y
que se había convertido en un secreto familiar bien guardado. Pero los signos
de esa visión anterior los señalaba su mujer, una vez ya fallecido el abuelo,
pues entrando en la democracia, la abuela cantaba, creo que sin darse cuenta y
por motivos casi inconscientes el himno de la República, pero con la letra
anticlerical que se popularizó en aquella triste etapa de nuestra historia.
Así que mi
segunda experiencia fue presentarme como voluntario a la Aérea, pero alguien
del entorno me hizo desistir, al señalar que para ser Policía Militar no se
podían tener caries (entonces tenía
diecisiete años y aun pensaba que lo militar era una obligación a quitarse de
en medio cuanto antes y el momento para mí era propicio). Sin embargo el
Golpe del 81 lo cambió todo. En realidad
no existía la libertad, para nada; nuestra Democracia dependía del visto bueno
de los Militares y (aunque mi persona
seguía con intensidad y pasión la política y a Suarez), el Golpe, del que
me enteré en una tienda del Tubo, mientras paseaba con mi amigo Nanón
gastándonos el dinero en libros, en especial de agricultura y sobre todo
ecológica – pues estudiábamos en Movera
- nos puso en una alerta inesperada. Con el tiempo empecé a entender porqué mi
padre, recurrentemente durante la transición, llenaba la despensa de latas de
garbanzos y judías apresuradamente, generando abundancia de viandas que
normalmente escaseaban por casa.
Si no nos
defienden a nosotros ¿a quién defienden los militares? Es lo que pensé y
aquella noche llamé a un tío mío para preguntarle por la situación y contestó:
No pasa nada. Siendo él de izquierdas me quedé confiado. Estaba claro a mi
manera de ver que Suarez lo estaba haciendo bien y todo lo que proyectaba era
consecuente con la Democracia. Qué
defendían los Golpistas?
Aún hubo más
intentos seguidos, años más tarde, de los cuales yo me percataba, de alguna
manera afligiendo mi ánimo y visualizando, con el tiempo y los años, que esas
aflicciones coincidían con los intentos que se descubrieron y no se dieron a
conocer por prudencia a la población (y
otros más que dice Felipe González callar). Afortunadamente, el punto y
final lo supuso la entrada en la UE, lo que viene a indicar que si la UE se cae,
nuestra democracia caerá con el proyecto europeo, si no lo hace antes señalando
el camino a seguir a otros países de la Unión.
Ir construyendo
la relación entre el Ejército de Tierra español y la población me llevó años.
Si bien me resultó fácil establecer la vinculación entre CCOO (PCE) y la
Guardia Civil, pronto establecí como consecuente la relación entre UGT y el ET.
Y sin embargo, los generales en la cúspide del mando suelen expresarse en
términos bien diferentes y conservadores, siempre marcando límites en los
medios de comunicación en momentos puntuales.
Parece claro
que después de la Guerra Civil, uno de los objetivos al llegar la Democracia
fue mantener una estructura férrea dentro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad
del Estado y en concreto en las FFAA. Siempre ha sido un objetivo esencial
mantener una unidad indivisible desde el exterior de las propias FFAA; pues con
ello se consigue, en caso de conflicto político grave, que las FFAA no se
dividan, pues daría lugar a otra Guerra Civil. Así que desde esa perspectiva
entiendo con claridad dos cuestiones: La primera que exista limitación férrea
de la política en la FFAA y con ello la inviabilidad de sindicatos; y la
segunda la contrariedad que esto supone para el proyecto Comunista, pues si no
consigue dividir las FFAA le resultará imposible tener viabilidad a un proyecto
Comunista en España. Así que suele ser recurrente que se intenten crear
sindicatos en la Guardia Civil, y en ello haya persistencia y recurrencia que
saltan a los medios de comunicación de vez en cuando, intentando conseguir una
brecha. Y también resulta entendible que los distintos Gobiernos no cedan en
ello.
Pero ello no
evita, de manera también reiterada, que se apele a las FFAA para que se
identifiquen con la derecha en España, y a esa división suelen colaborar desde
la izquierda para generar un espacio vacío entre la población y sus FFAA. Y sin
embargo, la estructura de fondo señalando la vinculación militar con las
estructuras sindicales señaladas (UGT y CCOO) sigue siendo efectiva y real,
aunque haya quien intente decir que no o hacer ver que ello se rompió – lo que parece más un deseo que una realidad,
al menos por el momento. Se ha de entender que mientras existió Servicio
Militar, una de las actividades desde las milicias era realizar las
evaluaciones de cada soldado, en todos los aspectos, y ello constaría en sus
expedientes. Y así mismo, cuando los soldados llegaban a filas los expedientes
de seguridad – esos de las policías
locales y la Guardia Civil – también llegaran al punto junto con el
soldado, preseñalando su “itinerario” dentro del Servicio Militar en
concordancia con las especificaciones señaladas como relevantes en su vida
civil previa y en su entorno familiar (pudiendo
existir una mili bien cómoda para el soldado o por el contrario no dejarles
vivir ni respirar un segundo). Y para ello había unidades más específicas,
como la del Goloso, destinadas a los que se consideraban rojos o rebeldes y cuya misión
era, precisamente, reconducir al soldado rojo o rebelde y usarlo militarmente sobre cualquier
revuelta de los trabajadores en Madrid (que
eran el destino que me hubiera tocado de no haberme declarado objetor de
conciencia).
Sin embargo,
aunque declararse objetor de Conciencia fuera un acto legal, estaba muy mal
visto en la sociedad. Difícil encontrar trabajo. Y así lo confirmé como la
estrategia “legal” que puso sobre la mesa el Jefe de la Policía Local cuando me
fueran a juramentar Guarda de Montes, con el tiempo conseguí un papel desde el
Defensor del Pueblo que firmado por el Jefe de Policía Local aseguraba que mi
persona no podía ser juramentado por negarme a llevar armas – y decía el mismo papel que ello era
confirmado por una lista de compañeros de mi brigada de Montes que se prestaron
a ello – y luego, los firmantes, fueron convenientemente y rápidamente
promocionados, muchos de ellos en la propia Guardería de Montes. El Jefe de
Policía era Guardia Civil, con formación militar, pero parece ser que no tuvo
formación constitucional – lo que da a entender que para ser experto en
seguridad de una ciudad no se precisa conocer la Constitución, al menos no es
preciso interiorizarla como norma de conducta personal y profesional. El
político de turno, procedente de la UGT, no me explicó nada ni me mostró documentación
alguna, me dijo: Tus compañeros han firmado en contra tuya, y se lavó las
manos. Sabía lo que pasaba, pero le faltó el valor de defender el derecho de un
joven de 26 años (él no había llegado a
ese cargo para eso; no era de extrañar, luego salió en los periódicos por
tripón, cargando paquetes de wisthon, a pares, a las arcas municipales; en
aquella etapa que debimos señalar el mínimo de calidad democrática, parece ser
que en algunos aspectos no estuvimos a la altura o simplemente la presión
ejercida por los que continuamente señalaban líneas rojas a nuestros representantes,
les llevaban a olvidar que eran observados, en cualquier circunstancia, y con
rigurosidad, por los mismos que les señalaban las líneas rojas, y que
consideraban que la democracia era una experiencia que se mostraría fallida
rápidamente. La siguiente alcaldesa tuvo que poner límite al coste de las comidas de
trabajo de la Corporación, al menos por un mínimo decoro).
Pero el temor
era claro, el político se había rendido ante el mando, y ello no parecía ser la
primera vez que ocurriera.
La estructura
de seguridad en la ciudad está diseñada de tal manera que si hubiera un Golpe
Militar todos los altos mandos policiales, al proceder de la carrera militar,
responderían ante una cadena de mando militar superior, que en un momento dado
podría situarse por encima de la representación política – la representación política constitucional se ubica en la Junta de
seguridad local, pero esta podría ser sobrepasada en un momento dado. Ello
ya se ha demostrado en el pasado (1936) y el presente cercano década de los 80),
si viene al caso me referiré a ello nuevamente.
En cualquier
caso, la figura del Rey representa la máxima autoridad militar del Estado, por
ello se concibe, que desde el ambiente comunista se pretenda, como oportunidad
para su proyecto autoritario, llegar a una República real, y con ello conseguir una dispersión
del mando militar, pues en caso de duda ¿Responderían los militares a la orden de
un Presidente de la República? Obviamente no, ya lo demostraron en el pasado en
la II República y en el Golpe del 81. La autoridad que verdaderamente respetan
es la de otro militar, por ello se creyó conveniente que la constitución
situara al Rey como mando superior de todas las FFAA.
Así pues, los mandos
militares gustan, en la práctica y ante una emergencia de ese calibre,
responder ante militares (de ahí que
exista una jurisdicción militar, con normas específicas para militares y tribunales
propios – que es lo que funcionó para juzgar el golpe del 81; pues desde ese
ámbito se controla lo que es conveniente que salga a la luz pública y lo que no, por
considerarse algunas declaraciones y informaciones que pudieran esgrimirse, materia reservada para proteger la seguridad del Estado). Así
que el control de la información sobre el Estado y sobre los civiles también se
halla bajo mando militar en destino, aunque sea un cargo político quien asuma
la responsabilidad ante los ciudadanos; pero el sistema de seguridad está
diseñado para ser gestionado y en último extremo controlado, por el propio
ejército, si se aplica la cadena de mando natural y, en ese caso, se entendería
que se obviaría la representación política y si esta es o no receptiva y permeable
a seguir la dirección señalada por quienes se consideran los mejores técnicos y
especialistas mejor formados para detectar y defender la seguridad del Estado,
tanto hacia los enemigos exteriores como los interiores. Desde este punto de vista
se podrían entender las injerencias de los mandos policiales sobre el
nombramiento de funcionarios o su promoción en razón de expedientes
confidenciales, por ellos custodiados, desde los cuales exponen al político de
turno la aceptación o negativa sobre un funcionario concreto (los sindicatos, obviamente, son permeables,
pues ellos mismos, personalmente, han pasado por este filtro; y
consecuentemente, cuando no están plenamente conformes con una situación
concreta acuden a las “escenificaciones” de apoyo o solidaridad para canalizar
la frustración generada, si lo consideran conveniente).
Así concebida la estructura laboral, cuando se
aplica una orden de mobbing contra un trabajador precisa del respaldo de un
mando (en teoría político, que sería el
democrático y la sumisión sindical) pero en la práctica, en casos concretos
como el señalado, parece ser que fuera por orden directa del mando policial que
en este caso se apoyó, para ser reforzado, por las manifestaciones de mi ex sobre
mi persona y que fue el argumento al que se acogieron los sindicatos, no solo
para ser permeables, sino para difundir su conformidad. Pero un Jefe de Policía
Local sabe, porque es su trabajo y su profesión, lo que es verdad o mentira
respecto de una persona que vigila en expediente desde que tiene 17 años. Así
que cuando el expediente pasa de manos al siguiente mando, este pretende
culminar la secuencia con el político, pues ha de emplear medios municipales más
amplios para consumar su acción y no puede haber fisuras. Y esta vez, el
político, experto en seguridad por haber ejercido responsabilidades desde las
más altas esferas del Estado, acepta. El que no les saliera bien solo es un
acto de casualidad, pero no desdeñable para la víctima, que sigue con vida.
Uno se
preguntaría, a estas alturas, ¿qué tiene que ver el ejército de Tierra con esto?
Pues tiene que ver, pues resulta obvio que, primero, la formación de los
profesionales y mandos viene del entorno militar. Y que la ex concibió visita a
la Academia General Militar con sus alumnos de Adultos, pero previamente lo
anunció en el entorno laboral del marido, estando el marido presente mientras
lo realizaba; para qué haría esa visita a la Academia General Militar? Porque
descubrió en el bolg del marido, que parece seguir muy interesadamente, lo que
el padre de sus hijos dice en él, y se encontró con la teoría sobre ETA, (pues le aconteció al marido - cuando era acosado por políticos de Chunta,
en especial uno de sus asesores, a causa del proyecto NBBC, que es la base
desde donde se concibe, ahora, el Pacto por la Ciencia en nuestra ciudad, y que
está pendiente para su desarrollo de que nuestro partido acceda al poder
municipal – responder con la misma moneda al acosador y en ello pretendió en
ponerle en un brete). Aquello fue lo que motivó que el mando de seguridad
acordara con el político acabar con el problema, pero al fallar, la mujer se
fue a la mencionada Academia General Militar (cuando obtuvo la prueba evidente y necesaria desde el blog del marido), con los alumnos adultos,
para encontrar ocasión para trasladar un sobre comunicando lo hallado por ella
en el bolg del marido. (Haber si estos
hacían bien lo que los otros habían hecho mal, y se quitaba de una vez al
marido de en medio).
En principio los
mandos de la Academia General Militar no hicieran nada, pero tomaron nota. Y
eso de tomar nota no parece muy constitucional.
Lo normal en instituciones
o cargos de tanta entidad (y
responsabilidad tan determinante) sería y parece ser, proceder en trasladar
la información que se recibe por la conducta de una persona que perjudicaría,
pretendidamente, a alguien de manera determinante o grave, o que por el
contrario, supusiera una difamación clara de instituciones relacionadas con la
Seguridad del Estado, proceder a comunicarle a esta persona en concreto la situación
de la llegada de esa información concreta por parte de otra persona y
manifestarle, consecuentemente, lo que se quisiera considerar conveniente al
respecto de lo recibido. Esta manera de proceder resulta inexcusable para los
responsables de la Academia General Militar porque, esencialmente (que se sepa desde el ordenamiento jurídico
vigente amparado por la Constitución) Vds carecen de espacio legal para
interferir en las cuestiones civiles propias de civiles; y en consecuencia,
carecen de legitimidad para recoger, captar, aceptar, ser receptores…etc de
cualquier información que les hallan llegar de un civil en una situación
particular propia de civiles. En consecuencia, al no haber actuado desde esa
fidelidad al ordenamiento Constitucional, se hacen responsables de las
consecuencias que se pudieran derivar del uso o tratamiento de tal información
al no dar acceso al interesado a ella y de lo que pudiera suponerse de tal
calibre que a Vds les llevara a no trasladarla y reserva en sus propios
archivos militares. Y sobre todo por no dar pie a contrastarla con el
interesado y a darla por cierta con cualquier otra adjunta que pudiera haberles
trasladado esa señora que así procede con su marido y uno de sus hijos. (Se han metido a formar opinión sobre
un asunto de índole familiar, con consecuencias y ramificaciones políticas, que
quedan fuera, claramente, de su ámbito de actuación mientras estemos en una
Democracia; y a no ser que la guarden y archiven en espera de que esta
democracia pueda derrumbarse para poder usar esa información a su conveniencia
de Vds, de momento considero que están en plena ilegalidad, vulnerando,
claramente, mis derechos y la ley de protección de datos, e interfiriendo en mi
legítimo derecho a mi defensa). Es decir, están entrando en mi intimidad
personal sin mi permiso y sin mi autorización personal expresa.
Otra
consideración sería que, siendo Vds formadores de todas las cadenas de mandos
que acaban teniendo responsabilidades en custodia de documentos, ficheros y
expedientes de naturaleza personal sobre civiles y sobre la población, en
entornos de la Guardia Civil, Policía Nacional o altos Mandos de Policía Local,
vengan a convenir que fuera legítimo hacer uso de ella a conveniencia de Vds –
pues pudiera ser que las personas por vds formadas y ubicadas en esos puesto de
responsabilidad y custodia de información, convinieran que, en razones de
seguridad del Estado, tanto ellas como Vds están en condiciones de ser opacos a
la legislación Constitucional en este asunto y en razones de Seguridad del
Estado. Y en ese caso considerar que su
rol desempeñado es concorde a su “misión” por lo cual a ningún afectado, y
menos si es civil, deben de responder sobre qué información poseen de su
persona y menos de cómo la han recibido o recabado. En ese caso esta situación
aún sería más lamentable, pero indudablemente creíble como cierta (dado que las personas formadas por Vd así parecen proceder en sus cargos de responsabilidad de ámbito policial).
Así que, llegados
a este punto, mi esperanza está en que ni los comunistas ni los franquistas
acaben con la monarquía, que es lo que parecen tener planeado, pues en ese caso
ya no sabría a quien apelar, pues mi suerte (y la de mi hijo) estaría en manos de personajes bien incompetentes e irresponsables y sin posibilidad de apelar a
ningún sentido común. Y sin embargo, curioso que mi ex haya conseguido jugar a
ambas cartas a la vez, sin que se realice una mínima actuación para determinar
verdad o mentira o manipulación. Es obvio, desde este punto de vista, que
desconfíe, desde ahora abiertamente, de la capacidad de Vds en gestionar
cualquier mínima situación civil, pero temo que si una mujer de esta naturaleza
es capaz de “seducirlos” y “manipularlos”, cuando se dirige a Vds como centro
de formación y especialización de mandos militares que algunos de ellos
llegaran al generalato, nuestra seguridad, nuestra inteligencia militar, está
en manos de ineptos (por sacar conclusiones precipitadas en cuestiones tan delicadas) – pues en una
situación tan evidente de mujer posesiva y celosa, han caído en la trampa a la primera de cambio, no son más (tontos) vulnerables porque ya no se puede ser más. Claro,
que la asesoría de Podemos y el entorno jurídico que representan, aunque sean
incapaces de hacer resplandecer la honestidad verdadera, si lo son de conocer verdaderamente las debilidades de sus adversarios, por mucha
experiencia que han tenido como Comunistas, y consiguen persuadir hasta a sus enemigos de
que los malos de todo son dos hombre (padre e hijo). Y Vd tragan.
Así que
mientras escribo estas líneas, me viene a la mente si podré confiar en la
monarquía – aunque la estructura del Estado esté concebida para evitar el
enfrentamiento armado interno; pues recordarán como en El País, hacia finales
de agosto (lo podrán observar con más
detalle en mi blog, incluida la fotografía) la Casa Real en pleno se
cuadraba ante la advertencia del Presidente de la Junta de Sevilla, que
manifestaba un plan político y le señalaba al Rey que no se metiera a opinar.
La respuesta fue esa fotografía que resulta evidente pese a las primeras
impresiones (pues el Rey, no se cubre con
la manos el sol de los ojos). El mensaje gráfico es evidente, como suele
serlo en los medios profesionales que se dedican a la información. Además el
monarca recibió críticas, por ello mismo,en las redes no muy halagüeñas al
respecto de desear: mejor gobierno que elecciones.
Así el panorama,
concibo que sería buena idea que Vds formaran en el espíritu militar mandos con
integro respeto a la Constitución, pues si fueran destinados a tareas
policiales de jefatura no se presten a seguir métodos anticonstitucionales
contra la población civil. Y que si vieran que otros lo hicieran incorporaran
la sana costumbre de comunicarlo, en la confianza de no ser perjudicado por
ello.
A propósito, injerencia por injerencia, a titulo personal preciso saber porqué a la formación de los nuevos tenientes que van a finalizar su formación en la AGM les ponen como mando a un Capitán procedente del sur, en que su único interés es que le filmen sus soldados y que aprecien lo machote que es, mientras hace esto o aquello, causando efectos devastadores en la formación de los muchachos, hasta el punto va llegando la frustración que algunos de ellos están pensando abandonar su formación a menos de un año de concluirla, y otros vuelven los lunes con la cara llena de golpes por haberse pegado el fin de semana. Estén atentos a lo que deben, formar un ejército para defender la democracia y los valores democráticos y no persigan formar mandos desde perfiles de frustración, porque eso lo considero, desde mi punto de vista, un intento de atentado a la democracia.
Si no
respetamos los valores constitucionales, realmente, no estamos en una
democracia.
(si la madre –
o la psicoterapeuta de zona - no le dice la verdad al hijo sobre lo que dice de
él al entorno social atentando contra su honor y fama, y de las intenciones
sobre él de un futuro de “cárcel”, el próximo artículo irá más allá…).
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