Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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jueves, 31 de octubre de 2019

Los Móviles serán rastreados 8 días por el INE.



La noticia es primera página del periódico El País del martes 29 de octubre de 2019. Ocupa el lado izquierdo superior de la portada, prácticamente es la noticia-titular con la que abren la actualidad informativa en formato de papel (el formato papel de la prensa nacional,regional e internacional, posiblemente sea la única referencia que quede de nuestra actualidad cotidiana, con la cual, en un futuro indefinido, cualquiera que lo desee, en ese futuro, pueda acercarse a los acontecimientos “inquietantes” que vivimos como humanidad en esta segunda década del siglo XXI, donde la prometida tecnología – impulsada por los conocimientos científicos – nos iba a llevar en volandas a un magnífico futuro lleno de confort, comodidades, libertades creativas y circulación de la información –que entre otras muchas ventajas – harían posible que el sentido común (ese que sostiene la gente sencilla y que hace posible que la cordura del mundo no se desquiciara del todo por la ambición y la codicia de quienes ejercen el verdadero poder cotidiano, siendo capaces, entre todos, de ponerles freno). Así parecía ser cada vez que un grupo de periodistas o un editor o un director de periódico realizara un trabajo de investigación o de campo – profundo y valiente – después de transitar entre las posibles amenazas o peligros intuidos, y aun así se atrevieran a dar a luz información re-velada y expresa, guardándose, como siempre, un As en la manga – o varios – con los cuales protegerse de esa transversalidad que parece compartir y converger en esas fuerzas fácticas presentes en cualquier parte del mundo y cuya función no parece ser otra que seguir manteniéndose en sus posiciones de élite (generando confusión o indiferencia o incredulidad entre la gente) pero siempre a salvo de cualquier mirada y usando los instrumentos de la coacción o el miedo con los cuales seguir intimidando a esa misma gente común que solo precisa conocer lo que realmente pasa en el mundo, en su ciudad, o en su comunidad, para preguntarse “en qué mundo estamos y vivimos” y sobre todo preguntarse “hacia dónde vamos” si es que en realidad vamos hacia algún sitio o si alguien tiene realmente en sus manos el timón de nuestras sociedades, o si son varios los que van consensuando esa dirección o simplemente – en esta tormenta que se ve venir encima y que ya lleva un tiempo alcanzando países y vidas inocentes - el timón de nuestro devenir solo tuviera un par de rumbos sobre los que elegir ruta: O intentar posicionar el barco para que el oleaje no afecte en demasía a los viajeros- ciudadanos que vamos en él y nadie caiga por la borda; o quienes apuestan por intentar salvar la estructura del barco aunque en la maniobra se vaya la mitad del pasaje por Laborda en mitad de la tormenta. Y sin embargo, a pesar de que parece evidente, lo parece, que esto es lo que tenemos que enfrentar, da la sensación de que en nuestro barco – como en el Titanic – no hay botes salvavidas para todos y ni siquiera está previsto que los botes, en caso preciso, se llenen en toda su capacidad pues también, como en el Titanic, hay clases y dentro de esas clases hay quienes precisan más espacio para ellos solos y, sobre todo, quienes se deben de salvar son las privilegiadas, mientras los de 3ª clase esperan encerrados y vigilados bajo cierta promesa de que simplemente es una cuestión de tiempo, necesario para una perfecta organización, porque, desde luego, todos serán salvados.
Ayer en tv emitieron un programa sobre Delibes y su obra. Señalaron su pesimismo (creo que existencial se debe de decir) algunos de sus hermanos aun vivos, indicando que ese pesimismo también fue referencia que adquirirían parte de sus hijos. También fue su punto de partida observar desde joven en lo extraño y ajeno que resulta meditar en el fin de la vida – como le ocurre a la mayoría de los filósofos de todos los tiempos – para desde ahí empezar a hablar y exponer sus reflexiones de la manera más sencilla, como si se tratara de una conversación o una charla con personas de confianza (sí, personas de confianza, esas que no  juzgan ni sostienen prejuicios sobre ti para prevenirse o, al menos, los aparcan durante el tiempo que dura la velada en la que – reflexiones que están al alcance de todos los que participan, o leen, hayan llegado a la certera conclusión de que tenemos, todos, mucho más en común por el hecho de ser seres humanos que diferencias sobre las cuales construir una identidad singular que sin duda será, en alguna manera, lo suficientemente efímera y pasajera como para difícilmente construir una verdadera singularidad que nos desvincule unos de otros – a veces hay personajes que aseguran que lo que les pasa a unos difícilmente les pueden pasar a otros o a nosotros, porque somos plenamente ajeno a ello y en especial a esas personas a las que esas cosas les pasan). (Ya decía Sócrates - o Platón, que para el caso casi es lo mismo, pues no se puede concebir Sócrates sin el impulso heroico del discípulo que quiere engrandecer la memoria del maestro ajusticiado, haciéndola que perdure siglos y milenios - que todo lo que le pasa a una persona le pasó o le ha pasado o le pasará a otras e incluso a todos de una manera u otra. Incluso el sabio Salomón, del que se engrandece su figura en las escrituras, se dice que acabó seducido de la manera más absurda por una joven mujer y acabó siendo la burla del pueblo y sus gentes (de ser cierto la película del El Ángel Azul no sería más que una recreación a menor escala de la transformación de un recto profesor en literal payaso de cabaret, al sucumbir a los encantos de una mujerpor eso eligieron para el papel a Marlene Dietrich, una mujer, que como tal, puede hacer perder la cabeza del hombre más cabal; como el más cabal de los hombre puede perder la cabeza por cualquier Marlene Dietrich que se encuentre por el camino, sin que nadie pueda decir que se halle a salvo de tal circunstancia).
Por eso, que la fortuna haya hecho posible que para unos el trance haya podido ser superado con una mayor o menor facilidad, o que alguno se halla encontrado estancado o haya caído en la red de desesperanza no viene a significar que nuestros destinos sean por ello esencialmente diferentes o singulares; ni mucho menos que por sobrevivir a esos precipicios hayamos sido elegidos por los Dioses o que seamos especialmente “dotados” y “especiales” en nuestra singularidad de persona y por ello nos hayamos ganado el derecho a mejor “destino” (un derecho que se acaba considerando legítimo, propio del propio esfuerzo o sacrificio personal y por lo tanto fruto propio, particular, merecido y propio patrimonio). Ello es una plena falsedad; ello es un espejismo producido por una reacción a este mundo beligerante y violento que hemos construido entre todos, como lo define la ONU en su página web. Es una fantasía, una épica personal que nos creemos exclusivamente nuestra; pues si reflexionáramos siempre hallaríamos que en algún momento alguien nos tendió la mano y allanó un camino para que se pudiera ser quien se es y estar donde se está. Y probablemente aquél momento fuera de generosidad; por lo que cada uno debiera ser consciente cómo ha gestionado esa generosidad recibida que le impulsó y si los futuros actos del así “apoyado” tendrán como objetivo proporcionar “espacios de libertad”  o simplemente impondrán un precio: El de hacer pagar a otros precio de esclavitud que a nosotros no nos exigieron. Es decir, con ese don que nos ofrecieron dándonos acceso a la libertad (que no es otra cosa que actuar por deber y por ello conocer cuál es el deber) lo empleamos para vengarnos del mundo por medio de nuestros semejantes (o si realmente lo empleamos para allanar legítimamente el camino a otros, de acuerdo con las normas que todos nos hemos dado). Esa decisión siempre fue y será nuestra, y no valen medias tintas (o se fue, o no se fue, derecho por el derecho, aun con tropiezos y sabotajes recibidos por el camino). No vale decir: Ese es bueno, le brindo mi apoyo; y ese es “malo” o no me hace caso y le pongo la zancadilla.  La generosidad actúa o no actúa, pero no pone zancadillas a nadie (porque esa es la ley del cielo); esa es la diferencia (la ley de la Tierra sigue siendo dar al que ya tiene, y aún más, quitando al que apenas tiene).
La noticia con la que hoy abre El País (con la que comenzaba este artículo) señala, a mi modo de ver y de manera determinante, que la capacidad del Estado de controlar a los ciudadanos detalladamente – y que parecía una utopía de ciencia ficción más allá del consabido control ejercido por el cotilleo del barrio, pueblo o ciudad – es una realidad que se va a ejercer, según El País, de forma y manera inmediata (no por motivos de seguridad del estado – esa que nadie se cree que nos pueda alcanzar a ninguno en particular, pues nuestras vidas apenas son nada, salvo para cada uno de nosotros) sino para estadística de movilidad; asegurando que no se incluirán los datos de los nombres o números de móviles – pero podrían hacerlo en otro futuro diferente y con otro supuesto interés. (Yo mismo desarrollé una base de datos para el Estado al que incorporé sentencias, recursos, costas, letrados y juzgados – y era muy fácil haber dado un paso más allá e incorporar a los titulares para determinar, estadísticamente, sobre qué tipos de cuestiones se derivaban unas sentencias en razón del juzgado en las que recayera, pudiéndose haber extraído un perfil y pudiendo anticipar un probable resultado en el que se observaría también las variables de los letrados actuantes; era como un juego, parecía un juego y se podría desarrollar como un juego (algo también posible sin ordenadores, bastando, tal vez, solo la veterana experiencia de conocer el ambiente de primera mano; así, desde lejos, sin pisar ya tanto los juzgados ni conocer a sus titulares, "construir" "guiones" apuntalados, puntualmente, para que un caso jurídico alcance el final previsto de antemano - solo hace falta carencia de escrúpulos en los actores, verdad que eso sería la Gloria del éxito?.   Lamentablemente así también son las guerras o las operaciones de guerra en la actualidad, con los soportes informáticos y a la nueva tecnología todo parece un juego, y las víctimas mueren ante un monitor en directo, como si no fueran en realidad vidas o personas. Ello lo inauguraron  con normalidad, para el mundo mediático, el presidente Obama y ahora Trump; todo parece un juego de videojuego).  
De esta manera clara, con la que se expresa la noticia de El País, se pone sobre la mesa que a partir de ahora sí debería importarnos y mucho, si nuestro Estado se vincula con los valores constitucionales positivos o simplemente los considera un marco de leyes que se podrán infringir siempre que se desee bajo una idea de seguridad que siempre estará por encima de cualquier derecho civil que se refleje en la Constitución. Algunos de los grandes impulsores de compañías de las vigentes redes sociales ya han señalado que las concibieron con objetivos diferentes; ahora la idea inicial ha sido cambiada (y parece ser ello por los gobiernos, según las declaraciones que llegaron desde esos ejecutivos de redes sociales) tal vez en vez de proporcionar libertad se estén dando herramientas para "segarla". 
Extrañamente y paradójicamente, esta cuestión última dependa, a la definitiva (y aún por el momento) del sentido de nuestro voto cada vez que hay elecciones.


El País: El INE seguirá la pista de los móviles de toda España durante ocho días


miércoles, 16 de octubre de 2019

La prensa española y las elecciones – giró hace unos años a la Derecha (que silenció reflexiones y periodistas).

La prensa española y las elecciones – giró hace unos años a la Derecha (que silenció reflexiones y periodistas).
(una estrategia de largo alcance y transversal
Me llamaba la atención que a principios de octubre o finales de septiembre, antes de que saliera a escena Errejón (antiguo líder de Podemos desterrado en la Comunidad de Madrid) para formar su propio partido y concurrir a las próximas elecciones con la idea de capturar votos sin erosionar en demasía al centro izquierda y mostrándose como alternativa a la radicalidad de UP (Unidas Podemos) – cuyo líder había bloqueado la posibilidad de un gobierno de centro izquierda varias veces seguidas (y que por ello recibiera el apoyo moral de la derecha española) – el periódico conservador de la región, Heraldo de Aragón, venía a publicar su encuesta pronosticando los resultados que obtendrían cada formación política en ese momento en que las elecciones Generales ya se fijaban para el próximo 10N.
Lo que más llamaba la atención de la evaluación que realizaba de la opinión pública era que señalara, contra pronóstico, que siendo el Gobierno en Funciones quien convocaba esas elecciones en un momento en que había mostrado a las claras al electorado de centro-izquierdas y de izquierdas, que Unidas Podemos no quería influir en las decisiones del un probable gobierno Socialista (que gestionara de manera moderada y sosegada, pero firme, el problema catalán o que recondujera los efectos del nuevo estancamiento económico que se avecinaba para proteger a las clases  sociales más vulnerables… todo ello como alternativa a una derecha encrispada, hasta el momento, por un VOX galopante que desde la extrema derecha azuzaba a los moderados conservadores para que radicalizaran sus posiciones e impusieran soluciones tajantes y contundentes, sin miramientos, que iniciaran el camino a la desintegración del Estado Autonómico concebido en el 78). UP no quería entrar a formar parte, tampoco, del gobierno Socialista (quedaba claro que la proposición de obtener ministerios y entrar en el Consejo de Ministros con una Vicepresidencia les parecía realmente poco y así lo señalaron de manera displicente y como ofendidos). La línea roja del Presidente en funciones siempre fue que Iglesias no influyera con su persona en el ambiente del Consejo de Ministros; pero las declaraciones de UP dejaron a las claras, antes del verano, que lo que pretendían era no solo controlar al Gobierno desde la Cámara del Congreso de los Diputados, sino controlarlo, semana a semana y día a día desde el mismo Consejo de Ministros, haciendo inviable la acción de Gobierno y usando ése órgano para bloquear cualquier iniciativa de los Socialistas con información de primera mano y montando sus “revueltas” cada viernes en los medios de comunicación – de naturaleza estudiantil, como si siguieran siendo estudiantes universitarios, dando golpes de efecto y sobresaltando a la población y los ciudadanos cada semana con un argumento diferente; que es lo único que han aprendido a hacer en las Universidades españolas para salirse con las suyas cada vez que les conviniera –, delante de los Ministros y del propio Presidente del Gobierno.
Quedó tan clara la evidencia de que Podemos no pretendía cooperar para el Gobierno del Estado sino usarlo de trampolín para dinamitarlo y montar su “revolución” al estilo estalinista soviético, que Pedro Sánchez, a la vuelta de vacaciones, miró nuevamente a la derecha para señalarles lo evidente sin nombrarlo: Ya ven que hay para España a este lado de nuestra Izquierda, en sus manos hay la posibilidad de de formar un Gobierno estable durante cuatro años. Pero C´s estaba jugando con varias barajas pensando en el futuro (no en el presente) ante la multitud de guiños que le llegaban desde los sectores más conservadores del país, y cuya promesa o insinuación pasaba por hacerle Presidente en un Gobierno de Concentración Nacional (si conseguían aislar al PSOE e inmovilizarlo). Así se mostraba la propuesta llegada desde Sevilla por el Presidente de la Junta Andaluza (en una capital de la península que se ha venido definiendo por señalar desde la transición las mejores soluciones para España y los personajes que deben encabezarlas). La campaña de inmovilización del PSOE la lanzó a escena una periodista de El Mundo, invirtiendo la carga de la prueba y señalando al Presidente en Funciones como único responsable de no conseguir un acuerdo ni por su Izquierda ni por su Derecha; y rápidamente el director de la Razón salía a escena para apoyar, moralmente, a Podemos frente al maltrato recibido por el PSOE (previamente se había sumado a la campaña de lavar la imagen de Iglesias el antiguo director de ABC, un Monárquico comprometido en la Transición y antes, para instaurar el modelo democrático en España). Era sorprendente, en apariencia, que el movimiento de la Derecha española fuera dirigido a apoyar al mismo personaje que hacía unos pocos años atrás señalaron como peligroso comunista que nos devolvía a los recuerdos previos de confrontación de los años 30, cuando renegaba de la Constitución del 78 y señalaba la esencia franquista del Estado español proponiendo el modelo soviético para España.
Sí, era sorprendente, pero bastaba repasar la historia de España de los años 30 para entender que la Derecha española maniobraba en términos y bajo estrategias ya concebidas en el pasado, precisamente en los años 30, cuando caída la Monarquía, y en las elecciones republicanas, el PCE apenas tenía un par de Diputados y se pasaron los años potenciando la figura de Dolores Ibárruri (La Pasionaria) como el mayor peligro de España y su República. (Era el PCE el enemigo que precisaba la derecha para tener un buen argumento en Europa para derribar la República, y por ello habría que potenciarlo; incluso al inicio de la Guerra Civil, consiguieron que la República no obtuviera apoyo armamentístico de las democracias europeas – Francia precisaba de Inglaterra para garantizar su seguridad frente a la Alemania Nazi, e Inglaterra condicionó ese apoyo a que Francia siguiera sus instrucciones en el concierto europeo – liderándolas y haciéndolas pasar por suyas – y por ello bloqueó la ayuda militar a la democracia española obligándole a acudir a la URSS; en ese momento el Gobierno republicano supo que la guerra estaba perdida; el único gesto que pudo hacer la república, postrero y para la Historia, fue intentar un pacto con Franco, pensando que retornaría la Monarquía y permitiéndole la entrada en Madrid acabando con los comisarios comunistas y con sus seguidores). Así que la estrategia de la Derecha, ahora, era retomar el mismo escenario que en los años 30: Anular al PSOE y potencia UP (los mismos Comunistas revolucionarios e inconscientes radicales que sembraron el terror en territorio Republicano).  
Desde esta perspectiva resultaba entendible que “Heraldo de Aragón” señalara un “punto de partida” para la opinión de los votantes aragoneses, y limítrofes, de acuerdo y en consonancia con el resultado final a conseguir en las elecciones: Inducir a la Izquierda y al Centro-Izquierda a considerar una derrota del PSOE y un ascenso de UP. Pero no existía un factor “clave” que señalara el motivo por el cual la dirección en el sentido del voto fuera esa (estaba claro que Errejón aún no estaba en escena para alterar la correlación de fuerzas en la Izquierda; por lo tanto, lo que expresaba “Heraldo de Aragón” era un deseo; el mismo que se hubiera concebido desde Sevilla como estrategia para toda España y salía al ruedo informativo señalando el sendero a seguir: Minar la moral de los votantes de la Izquierda moderada (del Socialismo) en la esperanza de causar el efecto deseado después de la campaña iniciada por El Mundo en la propia capital de España: Madrid).
Disimuló el “Heraldo de Aragón” después de que el blog señalara tal evidencia y se marcó un par de artículos inesperadamente tolerantes y democráticos para acallar sospechas a nivel internacional (imagino que como en los años 30, la derecha española presume en Europa de ser bien democrática, pese al carácter indomable de la airada sociedad española); pero resulta que el tema de Franco – y su traslado de tumba – vuelve a poner en evidencia el nerviosismo de los conservadores a perder el control de las “emociones” que debieran sostener en el periodo electoral para seguir manteniendo esa imagen de derecha moderada y democrática que desean exteriorizar en Europa.
Vuelven ahora a ver a Pablo Iglesias como un demonio (que por cierto lo es en cuanto a torticero, ambicioso, y proclive a procurarse su propio bienestar) y a la vez empiezan a rasgarse las vestiduras por el cambio de tumba del dictador – que además era voluntad del dictador yacer con su esposa y no el valle de los Caídos – concesión hecha al Bunker en la transición, para que este pudiera mantener en los conservadores el peso de una Historia reciente dispuesta a repetirse cuando viniera bien. Sacar al dictador no solo supone intentar quitarnos un peso de encima, en esa mochila pesada que todos poseemos por el hecho de ser españoles y que se pretendía que llevaran las próximas generaciones, sino, irónicamente, cumplir su propia voluntad (que es la que no respetan los que pretenden seguir instrumentalizando su cuerpo momificado con fines políticos para poder seguir poniendo líneas rojas a nuestra democracia cuando les viniera bien, a costa de unos representantes políticos que cuando alcanzaron el poder representativo fueron conscientes de que nuestro Estado seguía estando tutelado en lo que respecta a derechos y libertades civiles de los ciudadanos; siendo invitados a considerar el refrán bien consabido en nuestra tierra: “Son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas”; mientras veía como los de “siempre” jugaban y seguía jugando con las vidas de los jóvenes que recién llegaban a una sociedad de la que suponían que era un Estado democrático tal y como habían interiorizado al leer la Constitución y sus Valores en la escuela o en el Instituto).
La derecha quiere imponer su criterio de solución en el conflicto catalán, ajustándose lo más posible a las directrices que marcan los sistemas de seguridad del Estado, para darles confianza y seguridad en que ellos podrán continuar con el modelo democrático, aunque éste para ello tenga que girar, de fondo, a conceptos cercanos a la extrema derecha (de paso, de esa manera controlan y modulan el ascenso de Vox – que parece que fuera una de las intenciones de los pensadores de C´s y PP, aunque nunca bien explicada y con evidentes riesgos para nuestra estabilidad).
Parece obvio que le modelo Catalán, como referente de desarrollo del Estado autonómico ha fracasado estrepitosamente y ha puesto en evidencia la falta de lealtad que debiera presidir dentro de las instituciones que conforman el Estado, el propio Estado. En este sentido, si algo llama la atención de la Sentencia del TS – irreprochable en cuanto a penas, castigos y señalamiento de líneas rojas infringidas – es el cierto tono (deseo no ofender a nadie al expresarlo) - casi paternalista con el que se refiere, según se expresan los periodistas en los medios de comunicación y que parece evidenciarse de lo que manifiestan con literalidad de esa sentencia. Bastaría recordar, nuevamente, que todo nacionalismo precisa de una ensoñación mítica que se pueda instaurar en las mentes de sus ciudadanos para concebirse pueblo, país y Nación de pleno derecho. Y desde esa ensoñación inicial vincularse con una interpretación de la Historia que la respalde, para darse una singularidad específica, homogénea y diferenciada del resto del entorno del Estado al que pertenecen de hecho y de derecho, para iniciar el viaje al reconocimiento internacional que su pondría el reconocimiento de su hecho diferencial como Nación y con ello la independencia. Así que el Juez, da la impresión, que en su fuero interno, abriera la idea de cierta indulgencia señalando en la sentencia esa misma ensoñación (o juego de apariencias) llevada a cabo por los dirigentes independentistas que trocaron su estatus de representar al Estado en Catalunya usando los instrumentos - que su condición de representantes del propio Estado ponían a su alcance - para iniciar, desde el punto de vista de su propia Administración, configurar una Legislación para separarse del Estado y constituirse como propio Estado independiente.
Realmente es una ensoñación y una fantasía creer que un edificio autonómico, dependiente del Estado Central en última instancia, pudiera constituir leyes y separarse del Estado al que pertenece y representa a base de papeles, firmas, declaraciones y documentos que serán invalidados desde las instituciones formales del propio Estado  Central, porque simplemente el legislador y los padres de la Constitución previeran ya esa posible circunstancia al diseñar no solo la Constitución Española, sino el propio sistema que garantiza la legalidad de los documentos, normas y leyes que afloran de la actividad autonómica; y que no pueden contradecir lo esencial de la propia Constitución: La Unidad de España.
En ese sentido sí se puede concebir el argumento del TS enmarcando la actividad política en el Parlamento Catalán como un juego de ensoñación destinado a hacer creer a los ciudadanos que la República Catalana (declarada y suspendida en el mismo acto de su declaración) iba a llegar si ellos ponían el impulso final. El paternalismo que parece subyacer es que el TS no termina de “comprender” – entre otras cosas porque no es su cometido llegar al fondo de la conspiración que parece alcanzar esferas del estado Central y de cuya única evidencia actual parece auparse en UP, eso parece – que todas las naciones se constituyen de la misma manera inicial, y que si bien, la declaración de usar medios pacíficos para alcanzar el derecho a ser Nación es una utopía como tal concepto hoy en día (por el simple hecho de que es la violencia, siempre, en apariencia, en formato o explícita, quien lo hace posible) no sería tan necesaria de haber recibido respaldo internacional esperado por los independentistas (pues en ese caso la reacción del Estado Central sí hubiera sido el empleo de la fuerza explícita, pero ello hubiera sentado un precedente de legitimidad internacional para el soberanísmo catalán que como español no deseo en modo alguno).  La obviedad irracional estriba en la propia contradicción de que sea un pueblo lanzado a las calles de Catalunya quienes salgan a defender los intereses de su propia burguesía que se ha corrompido en años de mordidas y negocios opacos de los cuales los catalanes y ERC paren no querer saber nada y conformarse con una ensoñación de libertad que (de conseguirse de alguna manera) les hubiera traído un nuevo escenario de corrupción, ya sin ningún control al alcance de ellos como pueblo – viéndose impulsados a imitar en maneras y formas de concebir la democracia como lo hace la misma burguesía que les anima a sufrir palos en sus propias calles y a manos de sus propias fuerzas de seguridad autonómica. El poder de los símbolos en la mente de las personas es profundo motor que acaba por dirigir sus actos, aunque sean irracionales y les lleve al precipicio a ellos o a quienes fueren; para que luego se diga que la racionalidad está en el fondo de quien defiende ideas Nacionalistas. 
Por ello entiendo que, de alguna manera, la sentencia no hubiera perdido fortaleza ni vigor alguno si se hubiera circunscrito a que el intento de construir una realidad jurídica paralela al Estado Central estaba destinada, en sí misma, al fracaso; pues en sí mismo la acción de la propia Administración Central está concebida y preparada para deshabilitar esa circunstancia prevista con eficacia , además, es capaz de de señalar las responsabilidades contraídas por quienes las vulneran – más aún si son advertidos de ello – como muestra la propia existencia de la sentencia (y que algunos quieren desvirtuar con la única intención de señalar que era más fácil haber acabado con todo esto usando los tanques directamente; o abreviando el juicio, porque todos hemos visto lo sucedido por la tele, y haberles metido 30 años a cada uno sin más miramiento alguno).
Desde este discurso extremado, subyacente en la extrema derecha, se entiende que ahora se vengan a sacar pegas de una sentencia por algunos dirigentes políticos (como las recientes de C´s) bajo la idea de: Yo estuve allí y vi lo que vi. Como quien quisiera señalar que el tribunal fuera indulgente por el simple hecho de que él, como político, se hubiera sentido impotente, ninguneado y ofendido viendo como los hechos desarrollados en el Parlamento Catalán se iban sucediendo día a día a base de mayorías absolutas a las que no podía oponer más que gestos de enfado y cabreo personal y colectivo de las fuerzas constitucionalistas allí presentes. Pero este señor olvida que el papel del TS no es solidarizarse con su visión y su sentimiento de sentirse ofendido en lo más hondo (pues eso le va en el papel de político bien pagado por ello); piense Vd cómo otros se han podido sentir sin tener voz en décadas y han ha podido ser atropellados y allanados, incluso intentado ser eliminados como estorbos inservibles e inútiles, también desde el plano del ejercicio de instituciones que han podido considerar que su visión de la democracia les perjudica, precisamente por honesta y veraz; y cuando las cosas se han puesto imposibles de encubrir – por la evidencia de la corrupción ética y moral – han ofrecido a la sociedad, para protestar y canalizar la frustración acumulada, un líder irracional, histérico, ambicioso, egoísta, mediocre, temerario, falso y doblez que promete una revolución a base de una nueva dictadura, eso sí, la de un pueblo para el pueblo (la de la gente para la gente, como ellos dirían), dirigida por él mismo. Gracias señores por la “gran alternativa” sugerida y potenciada desde la derecha  y que solo ha servido de pretexto para construir y dar voz a su propia contrapartida extrema: Vox (poco a poco y paso a paso van construyendo su escenario deseado: El de los años 30; qué falta de capacidad e imaginación para resolver honestamente problemas históricos que no nos dejan avanzar como sociedad).
El TS no puede entrar en el concepto político general que se va definiendo como un ciclo que se repite; porque las rivalidades de familias poderosas y no tanto, a través de esa ensoñación de un mundo ideal, siguen imprimiendo en las generaciones que nacen en nuestro país las rivalidades construidas y edificadas en la Guerra Civil  para que estas prevalezcan; y precisan resucitar a los “enemigos” para crear el mismo ambiente y el mismo escenario de antagonismo bajo los mismos términos que en el pasado (cumpliendo una y otra vez todos el mismo papel y repitiendo los mismos errores y las mismas previsibles atrocidades). Todo eso sucede y se plantea por que los enemigos irreconciliables nunca se van a sentar a una mesa a decir las verdades que los historiadores solo se atreven a exponer desde un exilio voluntario donde poder señalar que “hay pruebas” de que los Conspiradores fueron criminales antes ya de iniciarse la Guerra Civil para allanarse los caminos y no repararon en el signo ideológico de los que iban a ser sacrificados para ese objetivo. (sabemos, por ejemplo, que Hitler mandó que pusiera fin a su vida al héroe del África Korps el General Rommel; y sin embargo fue enterrado como un verdadero héroe en loor de multitudes, con honras militares y con la presencia del propio Hitler. Sabemos de ello por el simple hecho de que perdieron la guerra, si la hubieran ganado el relato hubiera sido bien diferente).
Franco ganó la guerra, por eso vivimos esa ensoñación suya de constituir España bajo la idea de un Imperio (que solo estuvo en su mente de niño construida bajo el trauma de una élite, con la que se codeó y desde donde emergió, a la que los Norteamericanos hicieron tocar “tierra” de la manera más triste posible y a la vista del resto de las Naciones europeas). Vivimos su irrealidad todos los españoles, teniéndonos que remontar siglos atrás para vislumbrar ese Imperio tan barnizado que apenas se podía ir más allá de de la conquista de Granada y el descubrimiento de América (pero muy por encima y sin hacer muchas preguntas; ya se sabe que preguntar puede ser concebido como un acto de rebeldía por cualquier autoridad). Impulsaban a repetir la idea de ser el Faro de Occidente y Un destino en lo Universal. Con esos eslóganes – como telón de fondo - pasaron las familias penurias durante varios lustros mientras militares al frente de  la gestión de sus legítimos cotos desde donde gestionar las diferentes ramas de la economía de pos guerra se enriquecían (para esto hemos ganado la guerra; era la frase repetida por entonces, cuando alguien señalaba que ni estaban coordinados entre los Ministerios, ni planificaban la actividad para bien del propio Estado).
Al concebir las Autonomías bajo los mismos términos que lo hacen las Naciones, es decir, bajo la perspectiva de Historia como transmisora de derechos a los ciudadanos por pertenecer a un territorio determinado – y no por el hecho de poseer esos derechos por el simple hecho de ser ciudadanos – ponemos las bases propias del Nacionalismo que harán posible un devenir, tarde o temprano, similar al ocurrido en Catalunya. ¿qué necesidad había en generar un proyecto con esas bases que determinan su propio final en un tiempo muy determinado y próximo? El problema viene del mismo sitio: La frustración generada en el 98 que obligó a señalar una restructuración del propio Estado español con la cual conseguir que esa misma frustración encontrara un cauce de alivio al no ya concebirse dentro del concierto de influencia internacional. Y a la vez, posiblemente, ir rompiendo esos intereses cruzados que evitaban que las necesidades propias del desarrollo económico de cada región, y de la población, encontraran un cauce de expresión para conseguir mejoras por medio de un autogobierno.
Pero la base de la Historia para mantener esa estructura no solo parece inadecuada, e incluso obsoleta y peligrosa para la población (pues siempre acaba siendo llamada al enfrentamiento – como sucede estos días en Catalunya – para salvar una idea histórica de Catalunya, que sirve a efectos prácticos sólo a los intereses de las familias poderosas de las que van dependiendo los propios ciudadanos catalanes; y que acabarán por pactar una solución que les permita salvar sus propios intereses desde las posiciones más ventajosas posibles. El premio para quienes sigan sus instrucciones al pie de la letra no será otro que el de pasar a los anales de la Historia Catalana – se gane o pierda este puch; pues las hojas de papel todo lo resisten y a nada se opones, más cuando está relatado en tono de épica). La Historia que importa es la que da identidad de cercanía, la que porta nuestras tradiciones locales y que se pueden expresar en las Fiestas Patronales.
 Qué necesidad tenemos de estructurar nuestro Estado de las autonomías bajo principios Históricos, cuando esa misma historia lejana se pude leer en internet o rescatar para conocer el carácter de los españoles de un lugar u otro de la península sin precisar para ello construir una estructura territorial autonómica que la recuerde o determine o la plasme con más o menos eficacia (más bien mala eficacia, muy mala y más bien traída por los pelos y a conveniencias, como podrán observar en el trabajo que les adjunto) a ese efecto de observar que ni las estructuras territoriales autonómicas, basadas en una pretendida historia, produce mejores efectos beneficiosos en el territorio que si instaura (al contrario, hacen percibir desigualdades en base a criterios de hace cientos de años que debieran estar superados por otros más prácticos, transversales e iguales para todos) ni responden a los retos medioambientales con eficacia que debiéramos enfrentar en las próximas décadas y ya permanentemente como un sistema de gestión territorial, económico y social estable, sostenible, medible, evaluable y fácilmente comprobable por los ciudadanos para que la gestión de sus recursos sean eficaces a los objetivos políticos propuestos por sus representantes. Todo ello bajo una idea de Estado que supervisa la eficacia de cada gobierno en la gestión de sus propios recursos y redistribuye en función de mejorar la potencialidad de los territorios; donde las comunidades autónomas están configuradas en base al Criterio de Cuenca Hidrológica y de la maximización de sus recursos propios.
Es ahí donde tenernos el reto futuro y no si sobre quien tuviera más razón hace 80 o 100 años.

Pasemos página de una vez. Por fa.


"Hace ya unos meses que el Gobierno, en uno de sus Consejo de Ministros, aprobó un plan de ayudas e incentivos para realizar la compra de vehículos eléctricos de todo tipo, con la intención de incentivar la movilidad eficiente y sostenible. Esta iniciativa lleva como nombre Plan MOVES, y ha sido dotado de un presupuesto de 45 millones de euros, lo cual podemos traducirlo a una ayuda de hasta 5500 euros por la adquisición de un vehículo eléctrico. Además, los concesionarios aplicarán un descuento extra de 1.000€, siempre y cuando la Administración concerniente haya aprobado ya la solicitud."

martes, 15 de octubre de 2019

Condena, en primera instancia, al Procés


Condena, en primera instancia, al Procés
A la sentencia del TS le queda recorrido. Con ella se acota y encauza el conflicto iniciado en Catalunya – aunque así no lo consideren los independentistas - para ponerle el primer punto y aparte, a la espera que otras instituciones internacionales la revisen a instancia y petición de los condenados, como ya se advirtió que sucedería desde un primer momento, cuando el “procés” apeló a la opinión internacional para que se pronunciara y le diera su apoyo y respaldo a la iniciativa de iniciar un tránsito pacífico hacia la independencia.
  Parecía que el llamamiento de los políticos independentistas podría caer en saco roto, en una Europa donde la crisis económica, política y social llevaba a las regiones, en especial las industrializadas, a concebir la idea de que poseyendo recursos propios (económicos e industriales) de mucha mayor densidad que en el entorno del Estado al que pertenecían, podrían tener más oportunidades para resistir las adversidades si continuaban el trayecto en solitario. Aplicaban esa vieja idea por la cual la Caridad bien entendida debe empezar por uno mismo. Para ello expusieron nuevamente las listas de agravios económicos y sociales que reprochar al Estado, y se volvieron a remontar a la Historia de unos siglos atrás como el mejor argumento de su singularidad homogénea que les garantizaría el derecho a esa independencia.
Llevaban décadas imponiendo al resto del Estado el derecho a ser “sensibles” en las cuestiones del relato de la construcción histórica del Estado español, llegando a esa ridiculez manifiesta de llevar a Presidentes del Gobierno a expresar, en contra de la evidencia, que hablaban catalán aunque fueran nacidos, educados y desarrolladas sus vidas familiares y profesionales fuera de Catalunya. Esa sensibilidad pasaba por hacerse concebir como víctimas de un Estado español al que rendían una pleitesía en forma de costes de oportunidad a los que renunciaban para compensar las deficiencias de desarrollo de otras regiones de la Nación. Y en ello y para ello dedicaron ingentes esfuerzos de persuadir a cada gobierno de lo conveniente de aceptar su discurso, o tolerarlo, con la finalidad de recibir su apoyo en el Congreso cuando lo precisaran a cambio de dotaciones económicas y más independencia autonómica e institucional, es decir: Más autogobierno. Al fin y al cabo, el escenario político democrático en España no hubiera ido prosperando a no ser por el apoyo catalán a la Constitución en su momento, por lo que también fueron pieza esencial en la transición y consecuentemente en el proceso de des-habilitación de las instituciones franquistas y del propio franquismo.
Cabría volver a recordar que la democracia para España fue un proyecto concebido en EEUU en maneras, formas y marcando tiempos, cuyo momento determinante en España (y en el área mediterránea) lo señaló Kisingger en su viaje del año 1973-74 visitando y cuyos resultados fueron evidentes y en algunos casos inmediatos (como la muerte de Carrero Blanco al día siguiente de la visita del Secretario de Estado) y merecedores, desde una visión más amplia, aunque siempre criticada, del Premio Nobel de la Paz.
Entender en profundidad la naturaleza por la cual esta parece ser la manera eficaz de concebir las relaciones internacionales y la implantación de modelos políticos tal vez exceda mi capacidad de comprensión en este momento; pero parece obvio que es un proceder derivado de la propia naturaleza humana del Ser Humano común y a la que ya me he referido en anteriores artículos. La Democracia no es sólo señalar que el marco de leyes que nos gobernarán como sociedad y que emanará, a partir de un momento determinado, de una Constitución que reconoce derechos a los ciudadanos y una pluralidad política que los representa legislando y gobernando los intereses de todos. Sino que pareciera esencial que la Constitución no sólo es una enumeración de artículos en orden a su importancia, en los que se detalla la organización del Estado Democrático, sino que va más allá, porque señala unos derechos ciudadanos y civiles que nacen del hecho de reconocer unos Valores que todos podemos poseer o estamos al alcance de poseerlos y que se han de respetar y ser reconocidos por los demás (tal vez se entienda la frase expresándola al revés): Por el hecho de reconocer que las personas poseemos unos Valores, por el mero hecho de ser personas, tenemos y emanamos derechos civiles cada uno de nosotros que deben de ser reconocidos por el resto de las personas y por el Estado como garante último que protege esos Valores. Esos Valores están expresados en la Constitución y, sin embargo, existe la licencia de que haya entidades o personas físicas o jurídicas u organizaciones con capacidad jurídica – privadas o públicas, en busca de negocio o poder, o de ambiciones, que no reconocen nuestros Valores como personas y juegan con la ignorancia, la ingenuidad, la inexperiencia, la franqueza, la honestidad, la sinceridad, la candidez, la bondad, la predisposición positiva, la solidaridad, la empatía, la credulidad, la buena fe, la iniciativa noble, la predisposición a ayudar, el brindarse a apoyar….etc. Y que pueden, y de hecho en ocasiones, vulneran o violentan, hieren, destruyen y demuelen esos mismos Valores que señala la Constitución – cada vez que el ciudadano se topa con las visiones que están imponen en su relación con la sociedad a la que ellas también pertenecen como ciudadanos – dejándonos helados e impresionados y casi haciendo inútil, en la parcela que ellos gestionan, la fuente de Derechos Ciudadanos y Civiles (y casi convirtiéndonos a todos en ignorantes o menores de edad, frente a la magnitud de normas legales que les han autorizado a esgrimir ante una sencilla reclamación o defecto de un servicio mal prestado, mal gestionado o con sobrecostes indebidos – a veces hay compañías que cobran dos veces el IVA – o por realizar funciones de control social sin el control político pertinente y la transparencia debida a la ciudadanía pues somos, los que en último extremo, les otorgarían esos privilegios de sentirse por encima de la Constitución y sus Leyes bajo la razón de que: En temas de seguridad toda norma y ley se puede saltar. O si el negocio promete muchos beneficios para una sociedad concreta – todo se puede flexionar, modificar e incluso pasar por alto. Todo ello sin que nadie se atreva a llamarles la atención ni a unos por hacerlo ni a otros por permitirlo).  
Ese es el mayor problema al que nos enfrentamos como sociedad, la distancia en cómo entendemos la Constitución y la Democracia la mayoría de los ciudadanos y cómo la entienden y bajo qué perspectivas otro tipo de organizaciones que conviven con nosotros y que tienen misiones y papeles diferenciados, e intereses que no suelen converger de manera conveniente con los intereses generales – si entendemos por intereses generales los de la sociedad y no los de las élites económicas o políticas cuando estas últimas acaban siendo permeables a la complejidad en vez de a la sencillez .
De esta manera, la sociedad acaba desconfiando de todo lo que le dicen que tienen en derechos gracias a la Constitución y la Democracia, pues viene a resultar que la ley que impera sigue siendo la del más fuerte y acabamos todos dependiendo de su generosidad para obtener un trato normalizado.
Desde estos términos resulta evidente que la democracia no viniera a nosotros por arte de magia o gracias a nuestros méritos como ciudadanos que se reconocían unos a otros valores y cualidades dignos de respetar (si no los respetan desde arriba, los que mandaran en cualquier tiempo y lugar, cómo los iban a respetar los de abajo cuyas vidas dependen de la voluntad de los de arriba). En estos términos resulta francamente difícil entender que la democracia llegara por méritos propios y como consecuencia de una evolución social que la hiciera irremediable. Más bien fuera por estrategia ordenada entorno a una visión formal de una "idea de las libertades" para consumir bienes calculados para nuestras necesidades y confort, que hiciera posible el desarrollo del proyecto Europeo que ahora se pone en cuestión por aquellos mismos que lo promocionaron en su día: EEUU.
Sin embargo, el fondo del mensaje que llegaba desde la Generalitat tenía un trasfondo de deslealtad que no pasaba desapercibido en los medios periodísticos internacionales, que se hacían eco de la existencia de un doble mensaje (uno hacia el Estado español y otro hacia los ciudadanos y hacia el mundo internacional) muy diferentes que permitía entrever la existencia de un espacio calculado donde el conflicto estaba más o menos latente y larvado, y por ello fácilmente dispuesto para reavivarse en cualquier circunstancia en la que a la Generalitat le conviniera imponer nuevas condiciones al Estado central.
Así pues, el acuerdo, los acuerdos con el Estado no venían a asentarse desde una idea de lealtad y trayecto común histórico donde todos pondríamos nuestro saber, y entender, a disposición común para mejor vadear los inevitables vaivenes propios de una comunidad internacional en perpetua competición para sobrevivir y dar mejores condiciones de vida  a sus propios ciudadanos y comunidades, sino ante un acuerdo aparentemente implícito donde el interés económico (y concretamente el dinero y el poder propio) es el único elemento sobre el cual gira toda la política catalana (tanto hacia el interior de su Comunidad, como en la relación con el Estado). No hay nada más. Y para mantener ese permanente espacio de conflicto (con el cual enmarcar y mediatizar cualquier relación con el Estado central), se va consolidando una idea de nación catalana en todos los ámbitos de su sociedad. La evidencia de los beneficios de seguir por ese camino son claras, pues cuanto más amenacen con inestabilidad política al gobierno central más opciones tendrán de conseguir mejores dotaciones económicas y más autogobierno con el cual seguir fomentando la idea de Nación diferenciada.
Era cuestión de tiempo que Catalunya, como cualquier ente que se considere en el camino de Nación, empezara a comportarse bajo criterios de Nación, en los mismos términos que otras Naciones también utilizaron para constituirse o consolidarse como Naciones: Mirar en su entorno y límites geográficos y culturales adyacentes, y valorar qué elementos pueden considerar homogéneos a la naciente Nación catalana para incorporarlos a su proyecto Nacional. Así empezamos a ver como entraron en el terreno de la lengua (como hicieran los Nazis en los años treinta) para señalar un contorno adyacente de pueblos, comarcas y Comunidades que tenía una lengua común catalana y las definieron como Países Catalanes. Tres Comunidades resultaban afectadas por esa nueva frontera y entraba, también, en territorio francés, para reclamar allí, a su debido momento, una “pica” ya dibujada y plasmada en ese plano en dos dimensiones que se confeccionaría (desde una aparente ingenuidad lingüística) como primer instrumento destinado a acreditar y dar fe (desde la vertiente cultural) para una expansión territorial del aún no nacido Estado Catalán.
Así constituyen la idea de identidad que precisa toda Nación para constituirse como tal y, a su vez, la de homogeneidad; dos elementos imprescindibles para impulsar el proyecto independentista y prolongarlo en el tiempo y a futuro en un conflicto permanente con el Estado Central.
La corrupción destapada por la crisis – crisis que hizo repasar cuentas, sueldos e intentos de levantar alfombras – permitió entrar en lugres hasta entonces “vetados” a la luz pública y la corrupción evidente del partido, y del patio de atrás, de la burguesía catalana (del 3% ó más por cent) alcanzaría también a la familia insigne y símbolo de Catalunya. La burguesía catalana salió de la escena y puso como relevo a ERC – que es lo que suele hacer la derecha en España para ponerse a resguardo cuando las cosas no pintan bien – (y ERC entró en escena como elefante en cacharrería, pensando que por fin habría llegado su momento y olvidando la propia historia de Catalunya que recordara el propio Presidente Mas al evocar el trayecto hacia un nuevo enfrentamiento civil ya vivido en el 36). La ambición, el vértigo y la precipitación hacia el poder llevan a transitar caminos insospechadamente arriesgados cuando se apela a las legitimidades históricas para encontrar una coherencia que se concibe como irracional en el presente. (No aprendemos de la Historia, por el contrario, nos sirve de referencia para decirnos: Esta vez sí. Y con ello corremos el riesgo de repetirla. Actuar con reacciones y por medio de reacciones es un esquema previsible desde principio a fin – y por lo tanto contrario a cualquier idea de reflexión profunda y positiva; que por el contrario se presenta como escenario donde hay mucho a perder en vez de ganar. Y las Naciones están concebidas para repetir esquemas ya realizados en el pasado y con ellos repetir la Historia; y lamentablemente, la Historia de España en los dos o tres últimos siglos es la de perder).
Así que en Catalunya lo que se ha perdido es el esquema de dinero a cambio de la formalidad de seguir dentro del Estado español (dinero a gestionarse como se quiera y a ir a parar a los bolsillos de los que se quieran, por encima de leyes y normas del Estado; de ahí las posibles amenazas de los Pujol hacia la Corona, como señalando que ese pacto fuera tácito o evidente – desde ese punto de vista nadie se debía llevar a engaño).
La sentencia sobre el Porcés difícilmente pudiera entrar en estas profundidades de naturaleza política y de intereses económicos entrecruzados y transversales. Por eso se dice que cuando un problema alcanza el ámbito penal (como este lo ha alcanzado) no se pretende dar soluciones a seguir sino señalar y reprochar las líneas rojas atravesadas, remarcando los límites legales infringidos para advertencia a los que vinieran detrás.
Así que la sentencia seguirá su curso en Tribunales europeos que podrán señalar una u otras razones o consideraciones convenientes o no; pero los Tribunales Internacionales lo harán una vez que los penados alcancen ya un régimen de tercer grado (si es que sus abogados no prefieren exprimir la idea de mártires, que es lo que parecen querer realizar a tenor de las dudas expresadas para llevar a cabo dicha petición a la mayor brevedad posible).
Para España esta sentencia representa un verdadero éxito, al menos poder haber llegado hasta ella sorteando presiones militares iníciales (que no dejaron de manifestarse presionando al Gobierno de Rajoy y llevándole a cometer errores graves plasmados en la imagen televisiva internacional de España) y que se prolongarían el 2 de octubre - con la conmoción y opinión en contra de Europa - obligando a la Corona a manifestarse ante el evidente fracaso inicial de la gestión de un pretendido referéndum que no solo era ilegal (que ya de por sí lo desvirtuaba) sino que carecía de garantías de control (lo cual lo desacreditaba como instrumento en sí mismo); por lo que nos hubiéramos podido ahorrar unas imágenes bien bochornosas pero inducidas por aquellos que consideran que hay que visualizar la coerción mediante uso de la fuerza ante cualquier cosa que parezca un desafío – como siempre se ha hecho en este país ante ciertos desafíos o retos, y que se considera un tradición de nuestro carácter español. Así que, ante la reacción de la opinión pública europea, parece ser que aquellos que indujeron a repartir palos en Catalunya para que allí tuvieran claro que eso de votar por su cuenta merecía un castigo físico y visible que indujera al miedo, ahora se encontraban en orsay (fuera de juego); la España cañí volvía a dar la nota en Europa y descolocaba al Gobierno, al seguir este, sus aparentes enérgicas instrucciones; y ya totalmente desacreditados parecen que apelaron a la Corona para que les salvara la cara en última instancia en un discurso realizado el 3 de octubre – posiblemente haciéndole llegar el malestar que hubiera en los cuarteles a causa de la desautorización de semejante proceder que llegaba desde la UE y que se considerara en la opinión pública europea desproporcionada la legítima advertencia por medio de la violencia empleada en este caso en el 1-O.  (porque todo el mundo lo advirtió, de una u otra manera, pero las tradiciones o las inercias pueden más que los sabios consejos – sobre todo si lo que se persigue es no cambiar algo tan esencial como la in-necesidad de violencia cuando los instrumentos del Estado pueden ejercitarse con eficacia desde un despacho y con las leyes a favor; solo había un requisito: Cuidar la imagen). Está claro que España no necesita enemigos para derrotarse a sí misma.
El éxito se halla en que hemos llegado a la sentencia del TS sin que los tanques, ni los soldados tuvieran que entrar en Barcelona llegando desde Valencia (que fue lo primero que sugirió un General en la TV). No es poco mérito; pero también es una advertencia clara, pues si Europa se desintegra, este tipo de personas ya no precisarán salir en TV para señalarle al gobierno de turno cual es la línea roja infringida y la orden militar (por supuesto militar– como ya lo señalaran en el Congreso de los Diputados en el 81 desde la tribuna) conveniente a dar para restablecerla, porque sencillamente ellos serán ya el poder y su ejercicio, sin tener que recurrir a apariencias, ni teatralizaciones, ni encubrimientos, ni presiones sobre políticos atemorizados…. Los tendremos de nuevo delante.



domingo, 13 de octubre de 2019

Las Fiestas patronales.



Desde que el Ser Humano es consciente de la dependencia que existe entre el bienestar de sus vidas y las circunstancias en que se presentan los fenómenos atmosféricos (lluvias o carencias de estas, nieves, hielo, pedrisco, inundaciones, frio o calor, incendios inesperados, plagas de animales o de enfermedades….) porque todos estos fenómenos influenciaban (y lo siguen haciendo) en el resultado de las cosechas y en la calidad de sus propias vidas, concluyeron que no todo está al alcance de su saber y que muchos fenómenos naturales escapan a su control y a su previsión. Buscando una explicación a esa dependencia comprendieron que, pese a su inteligencia, y a todo lo que pudieran haber avanzado en conocimientos sobre cultivos de plantas, sobre la domesticación del ganado para su aprovechamiento, y de sobre observar la propia Naturaleza que le rodeaba y la vida que esta contiene, que aunque pudiera prevenir una etapa de escasez o de penuria (tal vez por los propios signos que la propia Naturaleza anticipa) poco puede hacer en su mano para evitar el mal estar, la pérdida y la penuria de las etapas que así se avecinaran al devenir de su propia sociedad. Comprenderían que su destino no siempre estuviera en sus manos y acabaron entendiendo, de manera simbólica, que había leyes y hay leyes que rigen su vida y su entorno natural que estaban y están fuera del alcance de su control. Por mucho que hubiera determinado con precisión el mejor momento para sembrar, cuidar y recolectar, siempre podrían existir situaciones inesperadas que estarían fuera del alcance de su control que podrían llevar a dar por perdido el trabajo de todo un año de esfuerzo y con ello el advenimiento de la certeza de que el año próximo sería duro y difícil de sobre llevar. (Desde entonces los conocimientos y las escrituras reflejadas por los gobernantes de épocas anteriores, con sus escribanos, sacerdotes y funcionarios, reflejara como cada uno de ellos enfrentarían esas circunstancias adversas cuando se presentaran, el hecho en sí, es que las épocas de penuria eran las más difíciles de gestionar y las que más desgracias traerían sobre las sociedades, aunque estas fueran avanzadas para su época).
Saber que la Naturaleza impone su criterio sobre todos nosotros sería la primera gran lección que debieron aprender los gobernantes y reyes que llegaban a la cúspide de la sociedad pensando que era una meta soñada para ellos (en la que probablemente, tuvieron que conspirar, tramar, en algunos casos y muy frecuentemente asesinar a sus rivales próximos – hermanos, tíos, padres, amigos – todo ello para llegar a la gran meta de dirigir sus pueblos o ciudades estado, que luego serían imperios y naciones). Todo eso comprometerían en su afán, para que en un momento concreto estuviera pendiente su éxito personal de que su propio pueblo tuviera un bienestar sin el cual su propio gobierno, su propio Estado, su propia Monarquía y estirpe, su propio gobierno estaría amenazado por las mismas circunstancias de peligro que hicieron posible la caída del gobernante anterior. Sabían los reyes y estadistas que, por experiencia propia, llegaron al poder en momentos de crisis de sus predecesores y los aprovecharon sin piedad y sin escrúpulos; y así serían los que esperaban una oportunidad para actuar contra el nuevo gobernante (serían tan despiadados como él lo fue; tan falsos y dobleces como él mismo lo fue; tan perverso taimado y cruel como él mismo fue con su predecesor para llegar a esa gran puesto: La cúspide de la sociedad a la que pertenece) todos buscarían la gloria de haber derribado a su predecesor y con ello granjearse los honores y bondades de una vida aparentemente regalada y sin problemas: Su palabra, entonces, sería ley (qué más se podía desear en esta vida?). Y sin embargo, una vez alcanzado el gran poder vieron que su nueva posición no era tan estable como esperaban, ni tan confortable como pareciera… dependían también de fuerzas ajenas y Naturales que, en última instancia, podrían acabar con sus reinados, sus gobiernos y sus vidas. Ahí fue donde concebirían dotar, a esas fuerzas invisibles que gobernaban por encima de ellos y de su voluntad soberana, de una imagen humana, que expresara la misma plenipotencialidad de un gran rey, pero que fuera a su vez rey de reyes y aún más, un dios soberano y sobrenatural que puede más que nada y nadie y al que le es indiferente el sufrimiento, la penuria, el hambre y la destrucción del propio mundo y con él de la propia sociedad. Así nacerían el culto a divinidades omnipotentes en la antigüedad, vinculadas con rasgos humanos pero representando fuerzas inconmensurables e inaccesibles. Nacerían los dioses paganos y sus influencias en cada ámbito de la vida (el dios baco, el dios apolo, el dios de Marte, el de Venus, el de la medicina, el de la guerra, el de la fuerza, el del conocimiento…..) y con ellos, con esos dioses nacerían los héroes mitológicos y mortales que desafiaron a los dioses mostrando un valor inconcebible en personas cuyo destino último no era la inmortalidad.
Aparecen en lugares insospechados piedras, como menhires, alzadas; y aparecen otras formando un dintel de una gran puerta (como invitando a pasar por debajo de ella, como quien entrara así en otra percepción del mundo que les circunda). Aún hoy en día, en Cantabria creo que fue (hace muchos años), vi una ermita y bajo de ella un dolmen sobre el cual había sido construida.  
En cualquier escrito que venga de épocas remotas puede observarse relatos que llaman la atención sobre ciertos lugares o extensas áreas de valles, en los cuales van apareciendo disposiciones de piedras (más o menos grandes o incluso inmensas) que han sido movidas por el ser humano en tiempos que se remontan más allá de la Historia conocida, donde solo puede entrar la imaginación de los lugareños (aparentemente desbordada o modificada y adaptada por la influencia durante siglos de otras creencias o religiones que fueron nublando el mensaje original que se pretendiera trasladar en un principio y hacerlo conforme con la cultura de cada momento histórico que toca vivir) o la imaginación orientada por otros más expertos que vieron y estudiaron signos semejantes en otros lugares más o menos lejanos, señalando que hubo hombres que desearon dejar mensajes, más o menos evidentes, a los que vinieran posteriormente detrás de ellos.
Así aparece la idea primigenia de levantar un Betilio (un Pilar de piedra) para señalar lo sagrado de un lugar. Así se ve en Europa, y sobre esos betilios se edificarían ermitas o iglesias, algunas llegando con el tiempo a ser basílicas y catedrales.
Cuando hacia el siglo IV nuestra ciudad, como otras de España, viene a entrar en decadencia social, de comercio, de falta de actividad, toma impulso el cristianismo, dándole nuevo sentido a las ciudades construidas en tiempos de los romanos y recobrando una nueva dirección y etapa de prosperidad. Eso no significaría que anteriormente no hubiera ya templos en la ciudades, con sus respectivas divinidades (los betilios parecerían simbolizar la acción del hombre sobre la tierra y el territorio, haciendo posible la prosperidad: Fecundar la Tierra con trabajo, ideas, esfuerzo,….que se plasmarán en obras, cultura, riqueza...). Luego una diosa superior vendría a reclamar su espacio, la Naturaleza (aparentemente caprichosa, sujeta a temperamento cambiante e inesperado, capaz tanto de otorgar gran prosperidad como arrasar toda una cultura por medio de terremotos, volcanes, inundaciones, incendios, plagas….) Era la diosa femenina que venía a sustituir al dios creador o redentor. La Naturaleza, vinculada con los sentidos, los placeres y a la vez portadora de muerte y renovación perpetua. En sí misma imposible de gobernar y capaz de hacer pasar lo imposible como posible: No hay ley por encima de ella, es la soberana, es la Reina y adopta todas las formas conocidas y aún más.
Cuando resurgieron las ciudades impulsadas por el cristianismo, es de suponer que no se establecerían las nuevas creencias sobre las antiguas (ya gastadas y carentes de efectividad en la mente de los habitantes) derribando las construcciones dedicadas al culto, sino que también se edificarían sobre los templos de culto ya existentes y que le precedieron. Es difícil imaginar que en una época de decaimiento que se desea superar se gastaran ingentes cantidades de dinero para derribar lo ya existente, y sin embargo resulta más probable aprovechar lo existente y darle una nueva orientación por medio de signos y símbolos que permitieran visualizar el cambio de paradigma social.
A finales del siglo XIX España perdía sus últimas colonias a manos de EEUU (Cuba y Filipinas pasarían a ser orientadas bajo los intereses de los Norteamericanos).  Con ello España perdió el sentido de un devenir Histórico, donde se produjo una inflexión en la cual se frustraba la idea de seguir siendo un Imperio cuya impacto cultural habría determinado la homogenización de inmensos territorios en especial en América Central y del Sur, incluso en los mismos EEUU. Las colonias eran el último reducto de una Gran Historia de dominio e influencia en el devenir de los asuntos del Mundo y de las naciones que lo componían entonces. Supuso tal golpe real en la visión y la misión de la propia España que una generación de escritores, con sus publicaciones, mostraron un camino que se entrevió y abrió en nuestra sociedad después del desastre del 98.
Paradójicamente, el resto de naciones europeas se iban repartiendo África, y con ello construyendo un imperio sobre un territorio rico en recursos naturales, donde España, prácticamente, quedaba apenas sin influencia real, pero con la añoranza de recuperar y rescatar la idea de un imperio añorado y rememorado constantemente.
Fue entonces cuando se impulsó la idea de retomar nuestra propia Historia, pero remontándonos más allá de la Historia conocida y ya escrita. Hubo gentes y eruditos que se sumergieron (como otras naciones que habían perdido sus aspiraciones a mantener imperios en África después de la primera guerra mundial) en bucear en la historia no plenamente relatada o descubierta, la que se hallaba confusa en los escritos de griegos y romanos, o las inducidas por la existencia de los fenicios. Se entró de pleno en el origen peninsular de iberia; se examinó desde todos los prismas posibles el nacimiento de lo ibérico y sus raíces (desde la fonética de las palabras empleadas y sus orígenes en razón de lenguas; hasta la inmersión en los vínculos posibles con el antiguo testamento). Es ahí donde se lanzan las ideas sobre El Jardín de las Hespérides vinculándolo con la península ibérica; es ahí, en ese momento histórico de caída de moral generalizada, donde se resucita la idea de vincular Ebro, e iberia, con los términos Íbri con que se designan los propios hebreos así mismos.  La necesidad de construir un nuevo mito que diera sentido a esa España derrotada por un gran imperio (al que poco le importaban las legitimidades para constituir un conflicto, sino más bien el objetivo de constituirlo para conseguir un objetivo mayor - y humillada con mentiras diplomáticas que no dejaban duda alguna, entrando en la soledad de lo que fuera en tiempos una gran nación). Por eso se pretendió vincular nuestro origen remoto, el más remoto posible, con el gran símbolo de la cristiandad: El Pueblo Hebreo señalado por Dios como preferido. Y allí quedaron, en la biblioteca Nacional, aquellos libros guardados y que fueron reflejo de un impulso que se pretendió dar a una nación (de la misma manera que se hizo con la Alemania Nazi, al resucitar sus orígenes mitológicos en los dioses escandinavos después de perder la primera guerra mundial y con ella la esperanza de competir en igualdad de condiciones en un nuevo escenario político y económico; dando como resultado al Nazismo y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial). En España, el resultado fue que se impulsó un intento de nuevo modelo de Estado, viendo que la idea general iba por el mismo camino de construir unos asentamientos en el Norte de África del que alguien sacaría provecho con ascensos militares, negocios particulares y un montón de muertos de jóvenes a manos de un ejército descuidado, corrompido que se puso de manifiesto en el desastre de Annual y en el informe Picasso, que fue el que puso la puntilla a una monarquía, cuya expresión más desafortunada y esperpéntica fuera la del propio rey relacionando a los miles y miles de muertos en África en unos pocos días (a manos de ineptos mandos)  con “cobarde” carne de gallina. Aquella prepotencia real marcaría el fin de la monarquía, y de una etapa de ideas de imperio que tocaban a su fin. Durante cuarenta años la monarquía sería vetada, aunque Miguel Primo intentara amortiguar y reconducir aquello que transpiraba de un personaje con clara falta de sensibilidad parar miles y miles de familias que supusieron de la muerte de sus seres queridos en combate para mayor gloria de negocios y ascensos de militares.
Sin embargo, como dice el Tao The King, cuando todo se pierde nos quedamos con los ritos. Y los ritos en el nuevo régimen de Franco fueron hacer creer a la población que España era un Imperio (¿? Dónde?) y se mantuvieron los símbolos y signos de una etapa caduca y sepultada por el impulso Norteamericano de la era del consumo. Franco añoró y vivió, como sus contemporáneos, el remate del sueño Imperial español y vio en Hitler y Mussolini una posible resurrección que tuvo que desechar después de hacer pasar hambre y miseria, nuevamente, al pueblo español durante alguna decenas de años después de acabada la guerra (lo que precisaron los Norteamericanos para comprobar que el régimen de Franco  declinaba y era permeable a su proyecto internacional).
 La idea de resucitar un lugar predestinado para España en la Historia Universal, de ser un Pueblo elegido por Dios fue rescatada en su momento, y novelada en Gargoris y Habidis “Una Historia mágica de España” Premio Nacional de Literatura en 1977, cuando la transición iniciada por Adolfo Suarez precisaba de mitos y símbolos con los que reconducir la frustración vivida en cuatro décadas de estancamiento del régimen en las ideas Imperialistas muertas en el 98, rematadas en el Norte de África y resucitada, luego, como épica anticomunista y Gloriosa Cruzada en la guerra civil (cuando fueron los propios Nacionales y las potencias internacionales democráticas y/o no democráticas, las que impusieron a la República el comunismo como única fórmula para defender su legitimidad por las armas  - o compra a la URSS armas o dése por finiquitada la democracia en España). Y mientras los militares republicanos pensaban que el cese de la Guerra Civil traería la monarquía y con ella formulas ya conocidas de gobierno que se pretendieron superar con la República, propusieron un nuevo abrazo de Vergara mientras extirpaban a los verdaderos conspiradores (el comunismo pro-soviético) a cañonazos para permitir la entrada de Franco en Madrid.  Ni clemencia, ni Paz, ni Generosidad, ni Piedad.  Las palabras de Azaña nunca encontrarían eco en los Nacionales tal y como la República en algún momento deseó – porque tampoco deseó la guerra, también hay que decirlo con claridad, aunque personajes siniestros estuvieran en el Congreso amenazándose mutuamente para ver quien los tenía mejor puestos (eso sí que parece definir aquella época y aquél carácter de la España impotente y frustrada). Murió Azaña al poco tiempo, enfermo, como muriera Miguel Primo, de igual manera. Y como morirían todos los que propusieron soluciones más violentas para España (tres de ellos en el mismo aniversario: 20N José Antonio, Durruti y el mismo Franco, al que prolongaron la agonía para evitar tantos aniversarios próximos; y así intentar una verdadera reconciliación en España, si es que ello fuera posible en el futuro).
El desastre del 98 y el de Anual, trajeron dos impulsos a nuestra España. El primero el de recuperar un puesto en el concierto Internacional, cuyo desarrollo lo hizo Franco y vimos las consecuencias y su gran fracaso en lo que a Imperio se refiere (pues la economía y el desarrollo turístico fueron diseñados desde EEUU para España, con empresas y asesores Norteamericanos que se apoyaron en la parte de la Iglesia Católica más terrenal y práctica y que más se pudiera ceñir a la visión mítico-religiosa representada en EEUU por una Iglesia de naturaleza, elitista y concebida para una clase dominante, superdotada y elegida por Dios: El Opus, cuyos ministros, concebidos como tecnócratas, encontrarían todo un terreno virgen donde desarrollar un capitalismo adaptado al cristianismo concebido en España (como en Europa) que minorara el malestar social y promoviera el consumo y la industrialización). El segundo impulso concebido a partir del 98 y el desastre de Annual para superar esa frustración era el republicano, por el cual, la gestión territorial del Estado configurado por autonomías, permitiría traer un auto-gobierno cercano a los ciudadanos, descentralizando de los intereses de pequeñas grandes élites económicas y políticas, que pusieran por encima de los intereses de España sus intereses particulares y pugnas palaciegas, conspiraciones y tramas destinadas a encauzar rencillas familiares arrastradas desde cientos de años atrás y que habían hecho posible el retraso y el bloqueo de la economía y el desarrollo industrial en la península. El proyecto Republicano fue interrumpido en medio de una crisis económica (la del 29), que se aprovechó, con otras de naturaleza militar y simbólicas (el 98 y Annual) para abortar un proyecto que podría haber dado una nueva orientación con la que encararnos a un nuevo futuro en un ambiente renovado que mira al futuro (pero el concierto previsto de guerra internacional marcaría las pautas para todo el planeta; y España no sería ajeno a ello, el acceso al mediterráneo marcaría su destino como dictadura, larga y dura, y sin sentido).
Así que, el proyecto que se rescata para construir la restauración democrática con una monarquía moderna y avanzada, no es otro que el republicano, nacido de aquella etapa de frustración y pérdida del sentido Histórico de nuestra Nación.
Pero para ello se precisa dotar a las élites de un nuevo mensaje simbólico profundo (pues sin los símbolos difícilmente la creatividad encuentra espacios y soluciones a problemas políticos y sociales de la envergadura que un Estado como el nuestro tiene que afrontar en medio de intereses políticos, económicos y en medio de las ambiciones de las super-potencias por prevalecer en el concierto internacional; y a la definitiva todos somos personas y como tales sujetas a condición humana y a la necesidad de un sustento moral y mítico para superar los grandes obstáculos que la mediocridad de la ambición, la codicia y el deseo de poder nos imponen, o lo intentan, de manera constante y de mala fe) y Gargoris y Habbidis cumple esa misión en el momento oportuno en que hay que enfrentarse a un bunker (los franquistas)
Bunker que observa cómo toda una guerra y cuarenta años de dictadura no sirvieron para nada: El mundo, pese a ellos, siguió avanzando, explorando, concediendo libertades individuales, haciendo posibles derechos civiles, … acabarían por señalar que todos les habían traicionado (desde el Congreso de los Diputados que acepta la Reforma Política, hasta la Monarquía que se presenta de espíritu republicano …. Así que, como si fuera una concesión postrera, se les concede o imponen el entierro del General en el Valle de Los Caídos y no, como era la voluntad del propio General, yacer con su esposa). Los vientos dominantes son los de las democracias avanzadas, por ello, los franquistas, ven que sus símbolos, construidos desde la Guerra Civil, como épica histórica, no son ya el depósito de las iniciativas para gobernar el Estado; repliegan velas, pero no influencias; serán, a partir de ese momento, la alternativa real a la democracia (democracia que tarde o temprano será pasta de corrupción y de separatismos; ya señalado como línea roja en el Golpe del 81 y como advertencia ante el comunismo) e idénticamente el Comunismo se señala la misma meta: Ser alternativa a la Democracia, cuando esta se perciba deteriorada o corrompida o ineficaz. Pudieran haber pactado ambos (Comunistas y Franquistas) ese papel desde la honestidad y la integridad de momentos graves. Conocer la verdad de todas las infracciones a la Constitución  y la legalidad diaria se convertiría en sendos objetivos para extrema derecha (con la finalidad de demostrar que la democracia es un régimen decrépito y falso) como para los Comunistas señalar que la única democracia posible es la Dictadura del Pueblo.  
Se habla en él, en el libro, de lo recóndito y excepcional de culturas previas a la romana y griega (cuyo criterio se sigue de referencia en nuestros días) y se va más allá de los fenicios para entrar en el mundo de los Tartesos, para desde ahí, una vez entrados de pleno en un mundo misterioso y encriptado, entrar de pleno en otro aún más mágico: Los vínculos de La Hispania con el origen del Paraíso Terrenal y el pueblo elegido por Dios: Los Hebreos. Para un pueblo español, cuya historia comienza, de verdad, con los Reyes Católicos y el descubrimiento de América, pasando por la Cruzada de la Guerra Civil y los años de Paz de Franco, aquello supone un verdadero descubrimiento de índole descomunal y demoledor de toda la visión homogénea y perfecta que pretendió instaurar el Franquismo (con ciertas licencias a la Iglesia en su papel ecuménico y pastoral, haciendo posible que las diferentes razas, derivadas desde el imperio, tuvieran un lugar en el proyecto de Franco).
Además, en el libro se expresan dichos populares, secuencias históricas de resoluciones de nobles y reyes; cómo se manipulan las leyes, y cómo el pueblo – a pesar de ello – tiene la lucidez de ver con claridad que el engaño, aunque pueda concebirse como comodidad para sobrevivir, se ilumina en el saber popular no dejando resquicio a la mentira (por ello se asegura que la verdad, tarde o temprano, sale a la luz; incluso desde las más profundas oscuridades; solo hace falta valor para reconocerlo. Sí, la condición humana es decepcionante y transversal, ninguna capa social se libra de ella; por eso se puede medir la virtud de los gobernantes comparándola con nuestra propia Virtud. No es accidente lo que se ve, es intención y por lo general, mala, pero que muy mala intención). El libro, en ese sentido, no tiene desperdicio; y resultaría lectura recomendada y acertada para esta etapa política que venimos viviendo.
Si los símbolos para una nación son bien importantes, de igual manera lo son los religiosos, se quiera o no reconocer – porque las últimas preguntas sobre el motivo y fin de nuestra existencia nunca fueron resueltas en vida, sino que quedaron aplazadas,
 y la mayoría de la gente decidió vivir el día a día según las costumbres del momento (y si cambian las costumbres nosotros con ellas; sin problema). Así que la pregunta queda en el inconsciente sin resolver; por ello las personas retornan, de vez en cuando, así como las sociedades, a los ritos y símbolos que nos recuerdan que tenemos preguntas sin resolver que un día, tarde o temprano, acudirán a nosotros, en el peor momento posible, para recordarnos que hemos vivido sin resolver esas cuestiones pendientes (e incluso que hemos vivido saltándonos las normas del proceder bien y entramos en proceder mal; lo hicimos a sabiendas a pesar de que había preguntas sin resolver; pero nos resultó urgente vivir y vivir deprisa; y lo consideramos, todo ello, el pan de cada día y cosa común y para todos igual; así que siendo mayoría los que así actúan… qué pecado puede reprocharsenos?).  
Tal vez no sea fervor religioso, al menos no tanto debido al fervor religioso el hecho de celebrar las fiestas patronales de cada localidad de nuestra España; tal vez haya más de seguir tradiciones que dan razón de sí a los pueblos y ciudades de España; que nos vinculan con nuestra Historia, con nuestros antepasados conocidos, que nos dan sentido de pertenencia y un lugar singular y diferentes de ser y percibir el mundo (nuestra cultura e idiosincrasia particular). Un vínculo hacia el exterior y hacia nosotros mismos como persona singular, diferente, pero que pertenece a un grupo social aun pese a sus diferencias; y en ello somos reconocidos y valorados (aunque sea postreramente).
Negar ese hecho, como pretendieron algunos o por recuerdos adversos de instrumentalización cultural del Franquismo (y la Derecha que lo tuvo como referencia última de escape a la democracia) o por puro materialismo comunista (que no lleva más que a una visión animal del ser humano) es negar a las personas uno de los recursos más esenciales y geniales que posee: La creatividad de la psiquis en momentos decisivos para encontrar salidas donde no las haya nadie. Es decir, es un recurso genuino, accesible a todo ciudadano, y por tanto un patrimonio de nuestra sociedad al que no podemos renunciar, salvo que queramos ser, una vez y otra, esclavos de la gran potencia Norteamericana sin oponer una mínima resistencia de lucidez.
Así que en mi tierra tengo una extraña fortuna, pues se celebra el 12 de Octubre con fiesta de la ciudad (de la región, del Estado, de la Nación, del País, de la Hispanidad, de la Guardia Civil… de El Pilar y su Virgen – esos últimos parecen ser dos símbolos opuestos y reconciliados (lo masculino: El betilio, el Pilar; y lo femenino: La Virgen). Magnífico símbolo que trasciende el propio cristianismo y catolicismo para adentrarnos, de pleno, en el mundo simbólico de oriente; el Yin y Yan unidos y ensamblados – como también lo representa la estrella de David, en sus dos triángulos, uno hacia arriba y otro hacia abajo. Además es un símbolo que se halla delimitando el gran valle: Un betilio con Virgen en el monte más alto del norte, otro en el monte más alto del sur, otro en el nacimiento del río, otro en su desembocadura; otro, el más destacado, en su punto medio. Y una Virgen del  El Pilar en casi cada casa de la ciudad, de cada pueblo de la provincia, de cada municipio de la Comunidad Autónoma propia y circundantes; incluso al otro lado del Atlántico, en Bs As (allí la vi). El libro de Dragó adquiere en este lugar un resumen de toda mitología posible respecto de España y su pasado mágico. Hasta Jacob, pudo levantar ese betilio, a orillas del río Ebro, mientras soñó su escalera hacia el cielo junto a la Ciudad de la Luz (mi ciudad tiene más horas de luz que Sevilla), levantando un Pilar que sería reconfigurado hacia el siglo IV, para salvar a la ciudad de la decadencia romana e impulsarla, por medio del cristianismo mariano, a construir una ruta jacobea (que más que de Santiago pudiera ser de Jacob – Jacobo; Jaques, Santiago en español, peo no el apóstol sino el líder hebreo) por cuyo transito jacobeo hasta finisterre sería el recorrido expiador de pecados de la cristiandad y de paso redentor de las economías y del comercio de ciudades.
Así que nuestra nación está estructurada y edificada entorno a mitos, y con ellos no solo hemos plasmado el territorio, sino que lo hemos configurada materialmente, incluso delimitando las fronteras de las Comunidades Autónomas; es hora, pues, de mejorar el concepto y adaptarlo a los tiempos venideros, con criterios más acordes a los conocimientos que ahora poseemos entre todos.
Será la única manera de exorcizar los fantasmas que atacan nuestro futuro mundial y nuestras democracias.