Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Derecho "legítimo" de defensa (que puede incluir violencia, no punible, como recogen las leyes?)



Carta abierta a Elisa Belini:

Hola Elisa. Siempre que le he visto en tv, en cualquiera de las cadenas que pudieran y pueden llamarte para contar con tu colaboración, te he percibido, casi siempre, como enfadada, reprochona, por lo general crítica e, incluso diría, sin concesiones para nadie, puntualizando todo y no permitiendo que nadie, absolutamente nadie, terminara un concepto o una exposición de un argumento sin que su persona – de Vd. – prácticamente le permitiera acabar la frase de cualquiera de sus contertulios – e incluso contertulianas – siempre con un apostillamiento en el que expresaba las condiciones que Vd exigía para dar su conformidad a la expresión de cualquier otro contertuliano presente; y consecuentemente, si  no estaba de acuerdo con el desarrollo del argumento de cualquier otro de los presentes las interrupciones, por su parte, eran continuas e incluso parecían bien impertinentes al no dejar expresarse a nadie si estos no lo hacían bajo los parámetros señalados por Vd en algún momento de la tertulia o del debate que fuere.
Durante un tiempo mi persona no la distinguía a Vd, en su singularidad como persona, es decir, no la identificaba a Vd plenamente en esa singularidad física,  pues otra contertuliana, creo que más del ámbito de la política, me parecía en un principio tan semejante a Vd  que pensé, durante mucho tiempo, que eran la misma e idéntica persona, pues además de un aspecto físico similar, se expresaban ambas, bajo el mismo criterio de interrumpir, puntualizar e incluso modelar, modular y en ocasiones incluso orientar determinantemente e incluso autoritaria o intimidantemente según su criterio, el argumento de cualquiera de los presentes – a cualquier compañeros de Vds en el debate de tv – hasta el punto de no permitirnos a los telespectadores entender qué era lo que realmente quería decir cualquiera de sus compañeros de charla que quisieran expresarse por sí mismos, pues ambas dos, como le digo, compartían esas mismas “formas invasivas y agresivas” en cualquier cuestión o aspecto que se señalara o debatiera, resultando, a la definitiva, muy molesto y desagradable presenciar un debate, de cualquier naturaleza, en la que Vds estuvieran presentes.
Al tiempo, mucho tiempo después, probablemente por lo desagradable de las maneras de manifestarse, reparé en que no solo eran dos personas diferentes, sino que había una tercera persona (también de similares rasgos físicos y procederes en las tertulias) que se expresaban de la misma forma, prácticamente sin dejar a nadie hablar, ni expresar de un tirón cualquier argumento que deseara exponer (creo que una de esas personas ya no suele ser llamada a las cadenas de tv, pues se negó a concurrir a cualquier debate político en el que estuviera o participara uno de los partidos radicales/extremistas – uno en concreto – de los que han amanecido relativamente recientemente en España  - y da la sensación que las cadenas le han tomado la palabra, pues hace mucho tiempo que no la veo o coincido en verla en los espacios destinados a la política; es también probable que simplemente no haya coincidido mi visualización como telespectador con la presencia de esta persona - que también es probable - pero que ahora, al escribirle esta carta, donde evoco cómo fui a reparar en su persona de Vd y en su singularidad, me vienen a la memoria estas circunstancias colaterales o ambientales de ir llegando a definir su persona con precisión y he deseado ser consecuente conmigo mismo y exponerlas con la mayor precisión posible dentro de mis limitadas habilidades literarias, pues suelen ser circunstancias que pueden pasar desapercibidas, probablemente para la mayoría de telespectadores, pero para otros es posible que coincidan con mi percepción y, también es posible, que otros que no lo percibieran ahora, al leer estas líneas, perciban esas circunstancias particulares con que Vds se expresarse en las tertulias y les resultara tan llamativo como a mi persona) (ahora, releyendo esta carta y habiendo leído en Internet comentarios sobre su persona veo que el rechazo a su persona es generalizado incluso entre sus compañeros de profesión y que les resulta alas cadenas difícil tarea convencerles que participen estando Vd presente)
Desconocía su nombre, ni siquiera el nombre propio, pero considero que suele ser común para la mayoría de las personas no reparar en el nombre de todos los participantes o tertulianos que salen en los medios de comunicación; al igual que suele ocurrir cuando pones en la radio una emisora (aunque sea la que habitualmente se tiene sintonizada) no creo que se pretenda conocer el nombre de las personas que relatan las noticias a las horas en punto (simplemente es un relato, casi una enumeración de sucesos) y supones que se ajustan a lo que la mayoría de las empresas de comunicación consideran de interés para ese día.
Desde que con la crisis económica/política todas las cadenas de tv introdujeron los debates políticos en lo que eran programas de simple entretenimiento, (hasta entonces casi banal o superficial – salvo una cadena en concreto, que ya había entrado en asuntos bien escabrosos a base de analizar crímenes y sucesos bien amargos en horario de mañana y que ha acabado por contagiar el sensacionalismo, de alguna medida u otra, al resto de las cadenas de ámbito nacional; y que creo que todo eso empezó con otra cadena que tenía algo que ver con la palabra “tomate” en su portada y cuyos locutores introdujeron un tipo de narración que casi producía inquietud constante, como si fuéramos a visualizar en cualquier momento un crimen en directo – ahora creo, después de lo que me han ido contando sobre realización audiovisual, que en el fondo es lo que parecen desear los medios de comunicación – incluso en el cine – y en España hoy en día, y que ello sería como dar el campanazo y situarse en la cima del éxtasis informativo – sin importar nada más que el hecho cause conmoción y cuanto más mejor – dicen que tiene que ver con los índices de audiencia y el dinero que reportan los anunciantes, pues parece aumentar los beneficios; así que podemos ver ofertas de supermercados, de grandes almacenes o abrir una cuenta bancaria en las mejores condiciones personales después de un pico de audiencia motivado por la versión y rostro más adverso de la condición humana…. le aseguro que si ese rumbo que toma las grandes cadenas lo hubieran comunicado a la sociedad hace 40 años y nos hubieran dejado elegir nuestro destino, dudo que nadie razonable hubiera optado por ese trayecto, pero parece obvio que es el dinero quien manda, y para obtener dinero no se busca el bienestar de los otros si no el propio aunque sea causando malestar social) Desde entonces vienen apareciendo los mismos personajes contertulios recorriendo cada una de estas cadenas (no los he contado cuantos son, pero apostaría a que no hay más de tres o cuatro docenas de analistas turnándose los días de la semana para ir recorriendo, todos, los mismos medios de comunicación). Da la impresión que se ha generado una especie de ranking donde los niveles de audiencia señalan qué personajes/comentaristas son o no rentables para los medios de comunicación. Consecuentemente se contratan a los mismos (como si de una bolsa de trabajo se tratara) en todos los medios; incluso en los medios autonómicos (al menos en el mío) se busca, de vez en cuando, algún contertulio de prestigio que se preste a participar en debates (pero de audiencia autonómica) y se contrastan, parece ser, opiniones y argumentos “periféricos” de los contertulios pertenecientes a los distintos ámbitos “territoriales”  (pues resulta obvio que el único verdadero referente de opinión válido sólo se halla en el centro, villa y corte de Madrid, que es quien marca las pautas políticas y sus “derivas” argumentarías y ello impregna y debe de ser asumido por el resto de la población y territorio, aunque no se esté en ello muy de acuerdo o se tengan objeciones). No siendo de extrañar que por ello las grandes cadenas de televisión se ubiquen en Madrid, así como las grandes corrientes culturales (y si no se está en el meollo de Madrid no se está en ningún devenir; por lo cual las pautas del resto del territorio se ajustan, en todo, a lo que desde Madrid se diga como conveniente, dando lugar a que en cada territorio periférico existan “ecos” y “reproductores” de dicho mensaje, aunque no se tenga ni el convencimiento personal, ni la capacidad de argumentar con profundidad las órdenes que desde Madrid se emanan (y sobre todo, aunque se apliquen desastrosamente). El objetivo no es reflexionar sino reproducir el mensaje y memorizar los contenidos - que por cierto es la única pauta fiable para que a uno le vaya bien en esta sociedad de autómatas: Ser un magnetófono humano).
Cuando algo de lo que dicen resulta positivamente llamativo e inteligente, capaz de cambiar conceptos y maneras de enfrentar situaciones complejas (ya sea en política o en otros aspectos que no suelen preocupar  todos) para que sean observadas desde otras perspectivas o desde otras maneras y formas que hagan posible un mejor entendimiento - e incluso se conviertan en la manera y forma de acercarse, y acercarnos a todos, a posibilidades de soluciones consensuadas, que es lo difícil de conseguir, - y dejar a un lado o superar las maneras y formas que tienden a defender puntos particulares, visiones sesgadas, e incluso demasiado partidistas y a veces sectarias, que hacen posible las rivalidades y el enfrentamiento permanente sin dar opciones a soluciones en las que todos podamos converger, al menos en gran mayoría; en ese caso, y cuando el personaje reitera esa capacidad personal, tarde o temprano, (creo que como nos puede pasar a todos) a cabo por intentar quedarme con su nombre, buscarlo en internet, y en ocasiones leer algunos de sus artículos o de reconocerlos cuando son contertulianos en las emisoras de radio.
Así que las posibilidades de que me quedara con su nombre Elisa, eran bien pocas, pues su manera de conducirse y mostrarse, a demás de invasiva, me resultaba, por ello mismo, desagradable, casi de impertinente y molesta (como si fuera una sabelotoda que impone su criterio a cualquiera: ya sea por lo “civil” o lo “militar”- aunque ahora, viendo lo que incluso dicen de Vd sus compañeros de profesión, parecen considerarla una saboteadora llena de mala fe, cuyo objetivo parece ser que sólo sea su mensaje el que llegue a los telespectadores; y en ello no le importa, para nada, comportarse como una maleducada ) como si sólo Vd poseyera la verdad que todos buscamos y con la cual creemos que, si a ella llegáramos, tal vez el mundo sería mucho mejor para todos (pues bastaría con ceñirse a ella y reconocer en las adversidades el hecho propio de habernos separado de ella, bastando con examinarnos y rectificar para estar de nuevo en la senda de lo mejor posible para todos, sabiendo que es una solución transversal que a todos nos conviene).  Además, ya se habían dado dos circunstancias concretas en Vd por las cuales mi persona, inconscientemente, la descalificaba plenamente como “jurista” especializada (e incluso íntegra, como se empeña en considerarse Vd así misma, exigiendo a todo el mundo que así la considere) – digo lo de jurista entre comillas porque viendo en wikipedia su formación no está especializada en ello, aunque desafíe, de vez en cuando a sus contertulios, retándoles a demostrar su propia formación jurista cuando intentan razonar con Vd o simplemente dar una opinión - (yo también puedo precipitarme en mi juicio sobrevenido, pero en mi caso no cobro por ello, pues yo no entro con mis opiniones en las casas y hogares de las personas, simplemente escribo, como en esta ocasión, y gratis) pues en dos sentencias que pude ver que Vd hablaba de ellas en tv, una de las cuales parece que llegara a sentar jurisprudencia, Vd se mostró plenamente contrariada, hasta el punto de combatir cualquier argumento del abogado que la había trabajado y conseguido ese éxito particular y colectivo; siendo profundamente desalentador que Vd misma reconociera que ni siquiera le había echado un vistazo a aquella sentencia que modificaba jurisprudencia, pero de la cual hablaba, otra vez, en maneras y formas ya consabidas en su carácter, al menos televisivo, y con una autoridad determinante y excluyente, y lo más lamentable, con unos argumentos llenos de generalidades y prejuicios, que a mi juicio, le descalificaba plenamente precisamente por ir de prepotente (y consiguientemente hacer juicios y sentencias, como quien sienta jurisprudencia, desde la precipitación impropia de cualquier profesional del ramo jurídico que pretenda ser un observador mínimamente imparcial y, por consiguiente, sabe que debe leer detenidamente los argumentos que sostienen los documentos para desde ahí establecer y fundar su propia opinión (pero sin ningunear las del tribunal que sentencia, pues esas son las de peso y sobre la literalidad de ellas deben construirse los argumentos); inesperada escena  y menos de un comunicador en asuntos tan graves y de tanta relevancia, por el sufrimiento que pueden llegar a generar los asuntos que ahí se abordan, como los emanados de separaciones matrimoniales, “reparto” de hij@s, pensiones y bienes comunes).
Sin embargo el motivo de esta carta no es describir sus maneras o formas con que se expresa en los medios de comunicación. Como ha observado, el propio título de esta carta abierta a su persona viene a señalar motivo expreso para invitarle a preocupación, y la de cualquiera que pudiera leerla detenidamente hasta el término de la misma, pues motivo para ello hay, y lo hay, evidentemente, de gravedad, por eso me he inclinado a expresarme por este medio e intentar hacer posible que le llegue y sobre ella medite detenida, profunda y gravemente, pues ese es el motivo de la misma y por ello se halla expresado, sucintamente, en el propio título de la misma, y que será el motivo por el cual probablemente llegará Vd, si así lo desea, hasta el final de la misma.
El lamentable suceso de hace unos días, donde se manifestaba la condena judicial de unos jugadores de fútbol que habían abusado de una niña adolescente, y cuyas penas de cárcel eran motivo de admiración para unos, y de justicia plena (y ejemplar) para otros, me permitió seguir en la sexta el reflejo de ese mismo debate en donde Vd participaba, como suele hacerlo, y donde Vd defendió la legitimidad y coherencia de la misma. No contemplo ninguna objeción a ello, aunque me venga a resultar llamativo ese cúmulo de años que pueden confirmarse en instancias superiores, aunque se sepa que la pena real de cumplimiento será mucho menor, que es lo que suele pasar o al menos así vienen a decirse por aquellos que conocen mucho mejor que la mayoría de los ciudadanos el mundo judicial. Supongo que las cuestiones que salieron a colación durante el programa seguirán siendo motivo de análisis y estudio en entornos profesionales muy especializados, para llegar a algún tipo de ponderación comparativa (que es lo que parece causar sorpresa con otros tipos de delitos – aquí se mató a una persona por cuestiones aparentemente ideológicas y el coste de la pena fue de 5 años - pero obviamente la cuestión estaba entre varones) y que formará, así lo creo, parte de un estudio y unas conclusiones que en algún momento se harán públicas de alguna manera (simplemente porque esto ya empieza a resultar escandaloso desde toda perspectiva que se considere: proporcionalidad, equidad, igualdad constitucional, sentido del equilibrio y, desde luego:Seguridad Jurídica), señalando si es conveniente algún tipo de modificación de la manera de aplicar las leyes o por el contrario se considera como acertado lo que fuera evaluado, sin que sea necesario realizar ninguna observación en el futuro. Por lo tanto nada que objetar, en el sentido de que buenos expertos tiene el Estado para determinar la pertinencia o no de cualquier objeción de la que se ha hecho eco la opinión pública (pues de lo contrario las sentencias ya no versarán realmente sobre los hechos cometidos que fueran objeto de sanción sino que ello podría acabar siendo excusa o pretexto para imponer penas acordes a un sentimiento social, popular o populista, según los medios de comunicación influyan en una u otra dirección respecto del acusad@ - que es algo que también ya hemos visto - según sea el sentido del debate público la pena se agranda, se pondera a la baja e incluso resulta inexistente según sea el “clamor popular” que se expresa fuera de las salas donde se juzga).
Lo que parece claro, es que el principio de rehabilitación, en España, es secundario; desde que existen los medios de comunicación realizando juicios paralelos lo primero a conseguir es la plena punidad sobre el acusado (como si por fin, gracias a las TV´s, ya todos formáramos parte de ese Gran Tribunal y Gran Jurado Popular propio de la Revolución francesa; que por cierto, bien mirado, podría sustituir o reducir en mucho el coste de los juicios, ya que desde una tv se podrían exponer todos los extremos y pruebas del caso – con pausas para anuncios publicitarios y patrocinadores de toda índole - y, por medio de los teléfonos móviles, el pueblo exprese mayoritariamente si es culpable o inocente el acusado; y ya, de paso, exprese si debe cumplir la pena íntegra y completamente o tiene derecho a la reinserción – tal vez todos nos sorprenderíamos de los resultados que se expresaran: Pero el negocio televisivo sería fabuloso, o no?). Es probable que si así se estableciera, como señala la propuesta generada entre paréntesis, cuando los acusados pertenecieran a ramas profesionales “cuestionadas popularmente” en este momento políticos, banqueros, responsables de errores médicos, gestores de grandes compañías o multinacionales, constructores de edificios, fondos buitres, (o de manera histórica) funcionarios, miembros de la seguridad del Estado, jueces, …. este pretendido “Juicio Popular Mediático Vinculante” impondría constantemente penas condenatorias y ejemplares sin dudarlo. Estaríamos, por fin, en esa gran RexPública que muchos ansían como Estado perfecto. Para TODOS (no solo para la parte de la sociedad que en un momento dado consigue presionar e influir en la opinión pública e impone sus criterios por un tiempo determinado o para una cuestión concreta y puntual).  Pero también resultaría obvio que, ante determinadas causas y acusados a juzgar, los propios medios de comunicación desarrollaran estrategias para orientar el resultado del veredicto (por qué no?) poniendo, además de tertulias a propósito, películas de cine, montando biografías de los acusados exaltando unas facetas sobre otras y conmoviendo o impactando al público en una dirección o la contraria. ¡¡¡Vaya pedazo de negocio que nos estamos perdiendo entre todos!!! (dígaselo a su colega y socio de la sexta - que según he leido en Internet parecen formar Lobby con Vd).
Al día siguiente, al repasar rutinariamente las redes sociales, vi en twitter (apenas realizo un vistazo somero y por encima sobre lo más relevante de mi ciudad o las noticias más destacadas en las redes sociales) salía destacado un twitter de Vd. Lo primero que me llamó la atención fue poder conocer su nombre Elisa y reconocer su cara, por lo que leí el contenido con detenimiento en ese momento (ahora, para escribir esta carta lo busco en su cuenta de twitter, y me alarma verificar que en España existe rencor, verdadero rencor, hasta el punto de que personas que aparentemente no han sufrido violencias al respecto, en ningún sentido, se expresan a favor y en contra con evidente deseo de hacer daño o mella en una dirección u otra, pero sin explicar el motivo de su posición ni argumentarlo, simplemente se muestran como adversarios o enemigos – tal vez sea porque twitter no da para mucho más, pero creo que posicionarse sin explicar el motivo de la posición adoptada sinceramente, y mezclar tantos asuntos diferentes no ayuda a arrojar algo de luz que ayude a acabar con el sufrimiento que se genera y gira en torno a la condición humana y cómo se gestiona su conducta según las circunstancias, y cómo ello alcanza la esfera de las redes sociales, sin que se aprecie en ellas más que fidelidades que apoyan o ataques que parecen inmisericordes y otros parecen de energúmenos).
Destaco dos cuestiones que me resultan esenciales sobre Vd Elisa (mientras rescato lo que escribió Vd en el twitter): Creo entender que no es madre, pues hacía referencia a una observación que le realizó su madre a Vd señalándole que si los hombres tuvieran que parir no existiría la humanidad o ya se habría extinguido. Y por otro creo recordar que señalaba que habrá úteros artificiales sin duda, y creo que parecía querer indicar que ya no habría partos naturales. “Soy TT por un ataque de los ultras. Buena noticia. Insisto,no soy madre por decisión propia y esto convencida,hasta mi madre lo estaba, que si los hombres hubieran tenido que llevar 9 meses de embarazo y parir, nos hubieramos extinguido. Y sí, el útero artificial va a llegar...”.
Le confieso que en principio entendí que “era madre en contra de su voluntad” y pensé, obviamente, que Vd podría tener motivos para algún tipo de rencor que le llevara a ser tan contundente y casi expeditiva en sus expresiones de tv y por ello, por ese dolor propio, a hacer rectificar cualquier expresión que sus contertulios realizaran al respecto sobre cualquier circunstancia que afectara a la mujer y a su condición de mujer. Me costó un poco entender que la frase real podría ser diferente “Que no tuvo deseo de ser madre (y no lo es), por voluntad propia”. En el momento en que caí en que esa podría ser la lectura real y acertada de su frase, entendí que tenía que escribirle esta carta abierta.
Considero que su espíritu seguirá y sigue siendo de leyes, profesional de leyes y ganándose la vida en torno a las leyes y principios jurídicos (al menos así lo da a entender en los medios de comunicación aunque en wikipedia relata que su carrera universitaria fue otra Ciencias de la Información) pero en compensación fue directora de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y estuvo casada con un mediático juez de la Audiencia Nacional, además de escribir un libro sobre el trabajo de su marido que le supuso la pérdida de su empleo argumentándose pérdida de confianza en su persona (pues reveló secretos del procedimiento realizado por su marido, parece ser, que no se deben revelar). Y previamente también casada con un legionario.
Resulta fácil vivir esta vida sin hijos, sin preocuparse por personas que nacen a esta sociedad en la que permiten los adultos que siga siendo así de “miserable” y violenta; a los que hay que explicar cómo adaptarse o hacerles entender que esta “violencia” implícita forma parte del carácter humano de todo ser humano y que puede aflorar de manera latente, permanentemente, o de manera puntual y más explosiva en determinados momentos. Y que de todo ello, en los medios de comunicación, se hace un negocio, de una u otra manera.
Por eso cuando una letrada feminista radical (como Gloria Labarta) asesora a mujeres que no son madres, pese a las apariencias (no hace mucho aprendí porqué esa señora asesorada no era madre a pesar de tener hijos: Era progenitora escenificando socialmente el papel de madre mientras daba tundas inmisericordes a sus hijos, con el silencio vecinal y de su entorno profesional – es que era alta funcionaria capaz de decidir destinos de familias del propio barrio). Era como Vd. una persona que sale a la vida para sí misma; el objetivo es sí misma, y cualquier cosa que salga mal es de otros u otro la culpa; también la culpa es incluso de las leyes de la Naturaleza que rigen este planeta y que son machistas (Vd lo ha dicho, si no recuerdo mal el Twitt o lo ha sugerido). Y para que ello cuadre y se establezca como sólido argumento, sobre todo ante los poderes públicos, es preciso y así lo fue que la amiga de esta progenitora,  Gloria Labarta, le fuera guiando con argumentos “justicieros” (pues entiende mejor que Vd de leyes ya que de ello es profesional) y parece ser que con ellas, con progenitoras, sabe intimidar también a todo el que se les cruzara por el camino de ese derecho inalienable a hacer con las vidas de sus “paridos por ella y salidos de su cuerpo" - aunque pidieran que las durmieran, que no se querían enterar de nada - lo que le diera la real gana y como le diera la gana real.
A estas alturas los efectos son dolorosa muestra de ese ejercicio plenipotenciario que se atribuye la señora Labarta con dogma a extender sobre el mundo femenino (aprendido en Universidad y como Sócrates ya señalara, no hay mejor instrumento para pervertir cualquier ciencia  u oficio que aquél o aquella que bien lo conoce – y por eso Platón señaló que a los jueces, y añade mi persona, también a leguley@s que a ello se dedican, habría que vigilarles como a ladrones, es decir como a delincuentes y criminales) probablemente como Vd sugirió, pensar que la manera de parir del futuro debe de ser artificial, hubiera sido un remedio obvio para mis hijos, pues no se hubiera determinado un hecho jurídico en base a condición de género, pues ello les ha resultado lesivo, de manera dura; es por ello el título de este artículo; los hijos son un bien a proteger para los padres (no para los que son de hecho y facto progenitores o progenitoras) y como bien humano, creo que  llegado el momento de - siguiéndose haciendo oídos sordos al sufrimiento de inocentes - plantearse y meditar seriamente en la opción de defenderlos por medios más contundentes (pues cuando el Estado, como tal Estado que debe de garantizar la resolución de los conflictos por medios pacíficos y protegiendo a las víctimas eficazmente, cesa en su función negligentemente (un juez pudo evitar esta estrategia dañina de la Labarta hace 25 años, pero no sabemos muy bien si se intimidó de manera feminista y ahora estamos viendo los frutos de tal negligencia) se adquiere el derecho a asumir el ejercicio de la defensa por medios proporcionados e equiparables en sufrimiento (es decir, devolver la violencia generada y sufrida por inocentes y en ello realizar una declaración: Esta Declaración). Porque es un derecho legítimo de defensa de un bien humano que el Estado, violentado en sus normas y leyes y en las personas que deben garantizar la paz por medio de una justicia justa, no ejerce sus funciones por medio de sus instrumentos haciendo dejación de funciones, y consecuentemente es fallido en este asunto (y en ello tengo, también, lo que considero pruebas transversales y fehacientes que señalan hasta qué punto ha resultado fallido este pretendido Estado de Derecho en este caso particular; pues hasta tal punto hay cadena de fallos que no se pueden considerar accidentales sino consecuencia de esa estrategia de la Labarta y consecuentemente intimidaciones realizadas hacia funcionarios sobre otros funcionarios y sobre el poder político así como sobre jueces, y el silencio cómplice, en la actualidad, de todos ellos por saberse, de alguna manera, colaboradores necesarios - y ello, es el término que ahora viene a estar de moda por fallo judicial).
Si es proporcional 40 años de cárcel para esos niñatos (en hechos que se han de subsanar en la víctima producidos en dos días) 25 años de maltratos y violencias corresponden – ante un Estado fallido – señalar a aquellas personas que han sido colaboradoras necesarias e incluyo a su persona de Vd, que tanto ha defendido esa tesis con tan buena fortuna y sobre su lobby de informadores mediáticos, como colaboradores necesarios y soporte de dicha ideología que hizo y hace posible esa violencia y ese daño sobre niños (lamento no poder exhibir un argumento feminista y decir que he tenido hijas) indefensos que suplicaban ante la violencia progenitora. Esa imagen que tengo en mi mente, y los daños que veo, me da las fuerzas necesarias – en virtud de una “casación personal” de hechos “simétricos” que aunque se pudieran obviar sobre hombres adultos (en virtud de una legítima e histórica venganza feminista) no se puede hacer lo mismo sobre niños, aunque hubieran sido varones (a no ser que su evidente sentido de la justicia y los de su grupo mediático - como instrumento de resarcimiento, de naturaleza criminal sobre los varones –  llegue a ese extremo, como lo hace en el caso de la Labarta). Pero obviamente las consecuencias de su discurso mediático haciendo posible este escenario de dolor inocente, les sitúa a Vds en el escenario del delito. Así pues la simetría jurídica es perfecta. Es obvio que cuando no llegan las razones obvias, y estas no producen el efecto de acabar con la violencia y el sufrimiento, se genera la reflexión sobre si realmente Vds, siendo "sord@s" ante razones expuestas y bien fundadas y comprobables - creo bien pensar si opino que en en multitud de ocasiones han rechazado esas razone y reflexionar sobre ellas con responsabilidad -, ahora, sobre la evidencia irrefutable, sopesar la responsabilidad (y el tipo de reproche y castigo) sobre quienes han hecho posible esta violencia y sufrimiento, y sobre las causas últimas de quienes apoyan con argumentos jurídicos esta manera de proceder, puede acabar por resultar el mejor y más eficaz argumento posible para que reconsideren (o se reprima) esa actitud y esa exhibición de argumentos que hace posible que personajes como Gloria Labarta sigan promoviendo y dando cobertura a sufrimiento infantil y prolongarlo cuando son jóvenes de manera cruel y despiadada.
Esta reflexión no se realiza por motivos políticos, ni de rivalidad ni de antagonismo; es la declaración de estar meditando sobre el uso "legítimo" de la violencia, de un padre al que no le permitieron, ni ahora hay cauce preventivo efectivo, para defender la integridad física y moral de sus hijos. Y este padre señala a los autores, a los que dan soporte ideológico y a los que han convertido esto en un lobby de negocio, diciendo públicamente que estoy reflexionando sobre esta posibilidad y su eficacia (y este escrito es, en el momento de su publicación, una manifestación, pues desde numerosos países leen este blog).   Pero claro Vds, no tienen hijos (o son progenitoras), eso explica su irracionalidad llena de rencor calculado en maneras y formas (y su apuesta porque la ciencia les libre en el futuro de su condición básica de mujer (y consecuentemente a los hombres de ser hombres) - habrá úteros artificiales asegura Vd mostrando el supino desconocimiento de la propia complejidad de la naturaleza de las leyes que rigen la vida orgánica que Vd misma vive a cada instante en el que respira, y reduce y devalúa las leyes de la naturaleza (que hacen posible la vida) a su particular deseo, aparentemente histérico (por reclamar lo imposible), de ser mujer sin ser mujer y que el futuro sea para toda mujer y hombre como Vd considera, ahora desde el rencor, que debe de ser una mujer y un hombre en el futuro: Producto de un útero artificial). La noble y justa causa de la defensa de los derechos y de la integridad de las mujeres la han llevado a Vd y a Labarta hasta extremo aberrantes, propios de locura, al buscar la supremacía del poder, y en ello no reparan en causar víctimas inocentes: Niños y jóvenes; las maldigo por ello y sé que ello, tarde o temprano, será visibles crímenes y motivo de escándalo en generaciones venideras. Son Vds, en su locura de rencor, "asesinas" en potencia y, consecuentemente, instrumentos para extender el sufrimiento y el dolor humano. El deseo de poder y la lucha por el poder les ha corrompido también (moral, ética y humanamente). Personas como Vds legitiman que señoras como Labarta promuevan y den cobertura legal para ocultar o hacer opaca la violencia sobre niños - sí solo sí es ejercida por mujeres. Eso es terrorismo, intrafamiliar, pero terrorismo al fin y al cabo, y el discurso de Vd, señora Elisa, facilita su opacidad. Al terrorismo hay que enfrentarlo y si el Estado no asume su papel contra el terrorismo habrá que pensar o que es un Estado fallido y que el propio Estado lo promociona y ampara. En consecuencia, es legítima la idea de legítima defensa (y prueba de ello este artículo).
En ese sentido deseo hacer una reflexión dirigida a mi partido y al resto de partidos, que desearía se tomara de la manera más positiva, en la esperanza de encontrar o señalar las causas que hacen posible esta (que considero) dramática situación que podemos observar sobre niños y jóvenes que se expresa de manera tan cruel afectando, precisa y directamente, a las personas cuyo rol, del que no se pueden separar y alejar por cuestión de conciencia, es de ser padres (y no de progenitor@s) y ello no es por elección de un rol u otro, sino por condición natural e innata (propia del propio carácter y que por lo tanto no puede pasar desapercibida a ninguna sensibilidad mínimamente analítica determinar la existencia o no de tal rol, pues tal rol - o la carencia del mismo - se viene desarrollando en la sociedad desde hace mucho tiempo y se conocen los resultados de la carencia de tal condición y el efecto negativo y las consecuencias que generan en los hijos) y que expresa de modo pleno lo que es, en realidad, la idea de justicia honesta y solidaria, que se debe expresar con los hijos que llegan a este mundo por nuestra causa o llegan a nuestro entorno inmediato y que precisan de nuestro amparo y protección para su desarrollo integral como personas; y que por otro lado, bajo otras perspectivas que se pueden considerar más "odiosas" se contempla esta implicación (que debiera estar siempre presente) como un instrumento al servicio de l@s progenitor@s, mediante el cual y con el cual "protegerse" del ambiente social, sirviéndose de los hijos como escudo para el desarrollo de su propia vida y sin implicarse, realmente, con ellos, más que en lo que se consideran formalidades de soporte estructural a las que se hacen frente, simplemente, con dinero - y en ello también se busca objetivos (pero sin atender las necesidades afectivas y emocionales con diligencia, empatía y compromiso personal).
No creo que se pueda contemplar la existencia de esta verdadera "tragedia" sin reparar en qué circunstancias transversales pueden hacerla posible; especialmente porque la evidencia de las mismas no pasan desapercibidas y sin embargo no vienen a recibir el reproche social, expresado y reconocido en las leyes, que posibilitaría su reconducción y delimitación e incluso la liberación de ese daño causado y el intento de su reparación con mejores garantías de éxito. 
Y creo que, lamentablemente, habría que considerar re-observar cómo ha ido siendo posible que una práctica tan conocida por su capacidad de ser destructiva sobre los niños y jóvenes - ejercida y denunciada en sectores feministas radicales, en sus ambientes de familias monoparentales - no encuentren eco ni remedio en el ambiente que le corresponde, que es el judicial. Y también viene a llamar la atención que los entornos políticos, y de manera y transversal, se pretenda opacar e invisibilizar dicha actividad que se pudiera considerar delito dentro de nuestro ordenamiento judicial actual. 
En ese sentido, corro el riesgo de expresar mi opinión, aunque tema por ello ser orillado no solo por mi propio partido sino por el resto del espectro político, dado que existe en la actualidad una visión política, prácticamente generalizada, por la cual, nada de lo que ocurra en un entorno monoparental con cabeza de familia femenina, puede ser objeto de ser sometido a análisis sin el concurso del propio entorno feminista que debe de dar su parecer y su versión previa y que deberá prevalecer sobre otra de cualquier índole por muy evidente que pudiera ser al resto de la sociedad circundante. El riesgo de verme señalado como antifeminista es obvio, pero mi condición de padre prevalece y, en ese sentido y por ello, me atrevo a exponer mi tesis ante mis compañeros de partido y el mundo de la política en general, con este artículo (creo que por ello mismo, por el mismo riesgo que corro, se comprenderá que tengo razones poderosas para exponerme de esta manera tan evidente y creo que Vds entenderán que son las evidentes de ser padre y no progenitor, como se ha venido intentando generar sobre mi persona  durante muchos años por quien precisamente sí se ha venido a demostrar, a mi juicio sin duda alguna, haber desarrollado el verdadero papel de progenitora y no de madre, orientada en ello por su amiga Gloria Labarta, de ahí que halla escrito la primera parte de este artículo que someto, así también a juicio de Vds, por ser Vds profesionales de la gestión de los problemas de la sociedad y tener encomendada esa tarea a través de las urnas, y consecuentemente tendrán mejor visión que mi propia persona) En ese sentido espero que si yerro sean indulgentes con mi persona, pero creo que mi hipótesis es lo suficientemente de peso, por viable, creíble y probable, a tenor de las razones que expondré, y aún así pedir de antemano la indulgencia de todos Vds antes de exponerla y en ese sentido contemplen el "dolor" de padre como causante de dicho desatino, si lo fuere, pero es mi convencimiento y por ello lo expongo.
No puedo concebir que los gestores políticos de mi país no hayan reparado en el daño y las injusticias que vengo a señalar (en especial sobre los hijos) como el resultado de las prácticas del feminismo radical y, consecuentemente, mi tesis no es otra que: El deseo del feminismo, probablemente nacido como legítimo deseo de conseguir las cotas de igualdad que señala la nuestra Constitución, ha podido observar como accesible un nuevo objetivo: ser dominante, prevalente e imponer su visión por encima del sentido común general. Es decir, acceder tomar el poder real, pero no a través del mejor razonamiento social y su ordenación en el mejor de los órdenes posibles, porque si ello fuera así se mostraría que las prácticas nefastas y adversas, y el dolor generado en los hijos y las consecuencias negativas en su devenir, apenas existirían o serían reconducidas por los propios grupos feministas. Por lo que cabe especular con la idea  de que se está realizando, tal vez desde hace años, un "trabajo", un "proyecto", "una planificación" de la toma de los resortes del Estado (justicia, sanidad, servicios sociales, educación y desde ahí el salto al ámbito puramente político; es decir, el de las decisiones legales, interpretación de las leyes y el de los criterios de la gobernanza de la sociedad y los "valores" que deben de prevalecer y cómo deben interpretarse esos mismos valores; es decir, el salto a los medios de comunicación no ya para persuadir sino para intimidar a la parte de la sociedad que intente expresar otro tipo de argumentos y, consiguientemente se oponga o resulte obstáculo para el objetivo esencial: Tomar el poder real y sin oposición; de ahí que nombre a Elisa Beni y sus maneras y formas como premonición de maneras y formas de un feminismo real en el poder de todos los estamentos e Instituciones del Estado). Y todo ello no parece posible, desde el ámbito feminista, sin que medie la misma coacción que vemos en los medios y con los hijos propios sobre el propio entorno de la política - maneras y formas, en condiciones normales, son una autodefinición de la persona y del propio movimiento feminista(es decir a personajes y figuras políticas) desde los sectores feministas más radicales, con la finalidad de que se allanen a sus tesis so pena de perder la carrera política por medio de un escándalo de gran magnitud y de probable naturaleza sexual (que es la práctica que parece que mejor viene funcionando en otros ambientes donde han podido desarrollar esta técnica con gran eficacia y efectividad)
Sé que puede resultar escandalosa tesis, pero hay que considerar que en el mundo de la política suele primar y ser reconocido como cualidad (así lo ha venido reiterando en varias ocasiones mi secretario general en Aragón) la ambición; y la ambición se expresa con su mayor despliegue de amplitud con la oportunidad de alcanzar nuevas cotas de poder (creo que así se debe de explicar la política actual, en base a los ejemplos históricos y recientes que estamos viviendo en nuestro país); por consiguiente, ante la oportunidad de tener expedito y vulnerable el ambiente político, en su sector masculino (habría que recodar las múltiples licencias que se han consentido en lo referente a la moral sexual de algunos personajes políticos de nivel relevante y que alcanzaron el ámbito de las imágenes televisivas; e incluso la existencia de grabaciones a adversarios políticos directores de medios de comunicación, a los que se les han puesto cámaras espías para hacer luego públicas esas imágenes de naturaleza sexual, intentando así desprestigiar su imágen pública, su credibilidad y su reputación). Por tanto no es ajeno a las prácticas políticas, cuando se aspira a conseguir nuevas cuotas de poder, usar de lo que ya se ha usado y, por consiguiente, que el feminismo, como organización que aspira ya a cotas de poder político que le otorgue el supremacismo más absoluto posible (como lo es la interpretación de las leyes, su modificación y el siempre respaldo a la visión feminista de la sociedad en todos sus ámbitos) es posible no solo concebirlo, sino que es o pudiera ser el resultado de esa ambición que se considera siempre legítima en política y que por medio de la cual se accede al poder político real.  Es decir, mi tesis esgrime la hipótesis de que hay que verificar que el poder político del feminismo haya descartado el chantaje y la coacción para acceder a nuevas cotas de poder; pero lo que la evidencia muestra en las familias monoparentales dirigidas por progenitoras es que existe impunidad respecto al maltrato de los hijos e inoperancia del Estado para detectarla y reprocharla (es decir, le resulta opaca una violencia propia de progenitr@s, conocida en sus efectos desde hace muchas decenas de años; y toda esa opacidad aparece de manera repentina y constatable y de manera transversal). No se puede concebir que dicha capacidad se pierda repentinamente y que fiscales, servicios sociales y jueces pierdan el "norte" de la ley todos a la vez y de manera fulminante cuando intervienen los lobbits feministas. La explicación más aceptable es la existencia de intimidación eficaz (o simple coacción implícita) a la que no se tiene capacidad de respuesta u oposición, porque,probablemente (y como señalo como hipótesis más viable) el poder político está, a su vez, coaccionado por el feminismo radical que ahora tiene aspiraciones de poder efectivo y real y en ello no puede haber fisuras de ninguna clase - aunque en ello se juegue con la vida de los propios hijos, que pasan a ser un instrumento más para la coacción social
Si lo miramos fríamente, no ha ocurrido otra cosa que lo de siempre (parece ser) pero en esta ocasión el feminismo radical se viene imponiendo (y en algunos sectores parece que se ha impuesto en exclusiva) mediante las herramientas que mejor sabe manejar y que mejor conocen como mujeres: atacar en el entorno del sexo y la sexualidad (y cuando no la maternidad de progenitora), pero ahora en manos de mujeres y con objetivos de mujeres y para mujeres. Este feminismo radical, de ser cierta y constatable mi tesis, no porta valores de feminismo igualitario que nos dijeron que portaría (empiezo a pensar que nos engañaron hasta en los términos, cuestión de la que se quejaba Robert Kennedy cuando trataba con los soviéticos cuestiones bien delicadas que implicaban la seguridad del planeta - y que por otro lado, es evidente, suele ser práctica propia también en la política; por lo que aprenden deprisa, pero lo lamentable es que no traen la paz ni el bienestar al ser su objetivo el poder).
La tesis es tan lamentable como viable y posible y probablemente certera. Lamento tener que exponérsela de esta manera pública a mis compañeros y al ambiente político en general. La gravedad es evidente, los niños, los hijos y los jóvenes son nuestro futuro. Y quien no esté en política a la altura de las circunstancias aquí expuestas (que parecen bien veraces) debiera dejar la política por falta de ética o valor para enfrentar los retos que nos han puesto por delante.


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