Sólo intentar abordar este
artículo me produjo, realmente, miedo (parece ser que realmente sé más de lo que yo mismo creía saber).
Tal vez mucho más que el
del acostumbrado; sobre todo después de ver el ambiente del Congreso (ya hace
unas semanas), que pensé superado para siempre - por ello admiro, cada
vez más y más profundamente, a aquellos diputados que viéndose repentinamente
asediados, incluso amenazados y señalados (en la propia sesión del Congreso)
por líderes que se muestran ya, abiertamente, extremistas, hasta el punto de dar
"espacio" o inducir a ese "espacio" de agresividad para
canalizar frustraciones de personas y tenerse que recuperarse servicios
de guardaespaldas para diputados de a pié - que, al menos, también
ya se creían desterrados. Diputados, también, de un nuevo Gobierno de coalición que
han defendido la oportunidad, lo que parece una última oportunidad, de intentar
resolver diplomáticamente, estos conflictos históricos que resucitan una y otra vez, amenazando
con restaurar violencias nuevamente en España.
El salto a escena de Vox,
como tercer grupo de la cámara, nos ha traído, de su propia voz, el recuerdo de
la violencia en maneras y formas que se produjeran en el mismo escenario
Parlamentario hace 90 años e inician su puesta en escena en la investidura del
candidato Socialista - por
entonces, hace 90 años, existía un referente internacional de un Estado donde
la revolución habría triunfado mostrándose como paraíso posible, viable y
terrenal que acabaría decepcionando a la inmensa mayoría de las ciudadanías
europeas al descubrirse que ese poder Comunista se aupaba sobre millones y
millones de propios ciudadanos muertos por orden de sus líderes genocidas, en
especial Stalin y que había recibido el respaldo - lamentablemente en un
momento determinado - de las democracias anglosajonas (EEUU y UK) como también
recibieron ese respaldo y esa admiración desde esas mismas democracias que
entonces, y ahora, dominaban el mundo de los negocios, la especulación, la
ambición, la codicia y la guerra; ensalzando los modelos de la Alemania de
Hitler y la Italia de Mussolini. Aquel ambiente de los años veinte y
treinta (con una revolución
de referencia en Rusia), y con carencias en bienestar, servicios,
libertades y desarrollo económico; con lugares de España "abatidos"
por la pobreza y miseria extrema (como luego mostraría Buñuel en
sus películas; no sólo lugares de España sino de otras Naciones latinas) con
gentes abandonadas prácticamente a su suerte en desamparo; se reclamaban
oportunidades y derechos para un mínimo bienestar social teniéndose que
apelar a la idea de dignidad para señalar el estado de desamparo y abandono (reclamar dignidad en
las mentes de aquellos mejor afortunados veían, en aquellas circunstancias
sociales, un golpe a lo más esencial de la sensibilidad humana o por el
contrario, para otros, el signo de la justicia divina que a sí mismos había
favorecido con riquezas y gran bienestar; la Revolución se concibió, según cada
cual en su sueño ideal, como una ensoñación perfecta en la que rescatar de
injusticia y penalidades a la Humanidad y, por ello, por lo expeditiva y
determinante contra todos los "males" de la sociedad, se concibió
perfecta, sin replica posible y consiguientemente Dictadura de los más capaces
y aptos según el propio partido - como en cierta manera concebía Sócrates en su
tiempo - La Dictadura, para la Izda: del Proletariado, para la Dcha. la Militar).
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El impacto del
capitalismo en los entornos sociales se expresaba como formula con la cual se
podría canalizar la codicia y la ambición humana; y pronto se verificó que
- aunque se concibieran proyectos para distribuir las riquezas y posibilidades que
el nuevo sistema económico/industrial/tecnológico manifestaba ya en progreso y bienestar -
pronto se verificó la explotación de otros seres humanos (incluso familias
enteras). Por ello aprendimos de la Revolución Industrial Inglesa que los
que vivían bien y cómodamente con sus industrias y fábricas pretendían
justificar su riqueza y la desigualdad social apelando a la justicia y
designios Divinos, apoyándose en la idea de un Dios cristiano (un Cristo rubio,
de ojos azules y de aspecto occidental - aspecto físico muy improbable por
haber nacido Jesús en el entorno del mediterráneo oriental; circunstancia
puesta de relieve en los años 60 para mostrar el racismo reinante en
Norteamérica y subyacente en el mundo anglosajón).
Se pretendió legitimar las
miserias en las que vivían las familias de obreros en base a designios divinos
(sin sanidad, sin buena alimentación, con niños abandonados a su suerte en
las calles; sin protección sanitaria; en una sociedad que justificaba su
riqueza como un privilegio otorgado por el mismo Dios cristiano, concebido como
dispensador y administrador de justicia personalizada sobre personas o
clases sociales) pero olvidaban, aquellos mismos, que con estos mismos
argumentos defendieron sus posiciones privilegiadas (de poder económico y
bienestar) los Estamentos que venían de la Edad Media alegando las
mismas tesis divinas para no compartir el poder con la emergente burguesía; esa
misma burguesía se sublevó un siglo antes (en la Revolución Francesa)
contra Monarquía, Nobleza y Clero en París; entonces pidieron ayuda al
Pueblo llano bajo promesas de un mundo mejor para todos que luego - algún
siglo más tarde, cuando los frutos del desarrollo industrial, el conocimiento y
la tecnología generaron riqueza creando familias poderosas y poderosos Estados -
negaron a los Ciudadanos con los mismos argumentos que reyes, nobles e iglesia
usaron para defenderse de la Revolución Francesa. (al constatarse que el
liberalismo que nacía, defendía la libertad de pensamiento, la libertad de
credo, la libertad de iniciativa, la libertad de empresa, el compartir el
conocimiento científico y extenderlo como parte de una verdad que parece
evidente - ahí nace la Idea y el concepto de Libertad y Libertades individuales
como trayecto a la Libertad y a la sociedades Libres. Idéntico camino
hacia la libertad de pensamiento que señalaba Descartes para iniciar las bases
del pensamiento científico, teniendo que exiliarse a los Países Bajos por
consejos de los Jesuitas para proteger su proyecto filosófico escrutador
del entorno de lo sensible y constatable por cualquier ser humano, y también
proteger su vida de un Catolicismo que amenazaba con cárcel y tortura en la
Francia de entonces a cualquiera que se adentrara fuera de los límites
constatados como Única Verdad Revelada, aunque Descartes no excluyera la
espiritualidad, por el contrario la sostenía y ejercitaba); desde allí, desde la
Revolución Industrial inglesa, nos llegó la idea de que el smok (combinación de humos producidos
por el combustible universal, el carbón, y la niebla) afectaba gravemente la
salud en los londinenses y se concebía como un precio a pagar por el progreso,
en especial por los trabajadores y los habitantes de las ciudades (argumento
viejo que se rescata para cualquier ocasión de oportunidad de riqueza o poder,
caiga quien caiga) - de ahí que, en nuestra propia
ciudad desde la que escribo, se crearan sanatorios en lugares alejados de las
urbes para restablecer la salud entre bosques de pinares o ambientes de
montaña; de ahí los primeros proyectos de establecer grandes parques, a modo de
pulmones, en las ciudades que empezaban a industrializarse; de ahí proyectos de
generar densos cinturones de bosques al rededor de las urbes para absorber la
contaminación y mejorar y sanear el microclima urbano (todo ello proyectos
paralizados y no adaptados a las nuevas emergencias, después de un primer
impulso y en medio de un evidente problema climático).
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De la Revolución Industrial Inglesa aprendimos que
las clases obreras (los proletarios) sólo podrían salir de su miseria
por medio de la instrucción académica que les permitiera adquirir conocimientos
mínimos: saber
leer y escribir, matemáticas y para no ser engañados una y otra vez
en su ingenuidad de no concebir qué provecho o utilidad tiene para una sociedad
mentirse y engañarse cuando, por el contrario, compartir los conocimientos y
ser solidarios unos con otros, en la lógica de los pobres, da lugar a una
sociedad solidaria, más justa y con oportunidades para todos en razón de sus
capacidades personales en favor del grupo), la geografía física y política (para entender que la sociedad se
extiende más allá de las fronteras del propio pueblo y del pueblo del vecino; y
que existe un mundo complejo lleno de Naciones y diferentes lenguas y culturas
y maneras de entender la existencia del ser humano) para adquirir
conocimientos en una profesión (que les permitiera acceder a
puestos de trabajo donde ganarse la vida y crearse una familia si se deseaba).
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La torpeza de
concebir que un Dios excluyente y protector de los mejor situados socialmente y
motivo justo de la pobreza de los más desafortunados pudo abrir las puertas,
definitivamente, a una visión casi exclusivamente materialista de la sociedad (pareciera evidente que el acceso
a los bienes materiales, la comodidad que estos proporcionan como medio para el
bienestar, era y es el motivo de las disputas) y desde esta visión más
útil, medible y cuantificable, ya en un entorno donde las sociedades giran
entorno al Conocimiento (medible, cuantificable y evaluable) poder
construir evidencias y razones con los que poner en entredicho e ignorar un
argumento religioso excluyente y, con ello, la fuerza de la idea religiosa (como
argumento elitista) cede en su influencia sobre las sociedades (la idea del ateísmo, o la
neutralidad religiosa como forma de liberar al ser humano, ahora guiado por la
Ciencia y el método científico como verdad más palpable y argumentable aparece
como instrumento más eficaz para guiar el trayecto vital que la intangible fe
religiosa. Nietsche, desde la profunda conmoción por la muerte de su padre,
desarrolló una visión que reforzó esta idea que se alejaba de la religión y de
la existencia de un Dios como se concebía en el momento y que prosperó entre su
propio entorno social, de naturaleza burguesa, cambiando la percepción de la
sociedad con posterioridad).
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Resulta sorprendente, que
como socialdemócratas, y habiéndonos situado en el proyecto de hacer transitar
a la sociedad, primero para sacarlas de la miseria por medio del acceso a la
cultura, sin la cual se hacía inviable una formación que permitiera el acceso a
la integración social (tal y como se concibe hoy las sociedades), y la
salida de la marginación y miseria; esa división en clases sociales,
dificultando el acceso al conocimiento (incluso oponiéndose a ese acceso de
manera vehemente) no aportaba nada positivo al bienestar
social.
Todos, en España y en
occidente, venimos desde ese trayecto histórico que cada país y nación ha ido
gestionando hasta nuestros días determinando sus valores y su conciencia de
sociedad.
Se adivina la idea de que a base de leer los diarios de sesiones de la Cámara, se entendiera que algún grupo ha ido rescatando reproches de hace casi cien años, con la intención de que no se volvieran a repetir; pero por el contrario algún otro grupo parece que les ha servido de pretexto histórico desde el cuál apoyarse y alzarse para resucitar una crispación y contribuir a la misma con un lenguaje pre-bélico - de esos que suelen ser premonitorios a los toques de corneta que parecen pretender ponen fin a cualquier posibilidad de debate honesto y sincero con el que sean capaces de mostrar, con argumentos solventes y bien fundados, aquello, todo aquello, que se sostiene en redes sin más razonamiento que fomentar el prejuicio social, o el buscar infundir temores a base de resucitar el más trágico pasado con el cual intimidar a la población sobre el futuro, sobre cualquier futuro que no sea nostalgia autoritaria y patrimonialización de la Nación).
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Se adivina la idea de que a base de leer los diarios de sesiones de la Cámara, se entendiera que algún grupo ha ido rescatando reproches de hace casi cien años, con la intención de que no se volvieran a repetir; pero por el contrario algún otro grupo parece que les ha servido de pretexto histórico desde el cuál apoyarse y alzarse para resucitar una crispación y contribuir a la misma con un lenguaje pre-bélico - de esos que suelen ser premonitorios a los toques de corneta que parecen pretender ponen fin a cualquier posibilidad de debate honesto y sincero con el que sean capaces de mostrar, con argumentos solventes y bien fundados, aquello, todo aquello, que se sostiene en redes sin más razonamiento que fomentar el prejuicio social, o el buscar infundir temores a base de resucitar el más trágico pasado con el cual intimidar a la población sobre el futuro, sobre cualquier futuro que no sea nostalgia autoritaria y patrimonialización de la Nación).
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Salvo cuando empecé el
blog, con artículos que eran recopilaciones de ideas a las que rondaba, e
intentaba dar forma de relatos o pequeña literatura de sentimiento poético o
fantasioso que llamara la atención por su originalidad, que no sabría si serían
entendidos, y buscaba, de alguna manera, la opinión de alguien cercano; y como
suele ocurrir, el cercano tiene su propio mundo; pero a veces, inesperadamente,
alguien dice y te anima, y si es una persona que ha dedicado largo tiempo a la
exploración de la literatura sientes, que aunque para muchos lo que escribes no
significara nada o casi nada, siempre puede haber alguien al que sí le parezca
interesante de leer. Y ello sorprende sobre manera.
Desde que tuve que emplear
el blog como vehículo para expresar mis reflexiones y con ello ordenar
pensamientos, el miedo fue aumentado de manera exponencial (unas veces
por incertidumbre y otras por real temor a mis propias reflexiones; como,
salvando las distancias, le pasara al Descartes que describía el entorno de lo
visible y tangible y que era obvio para la mayoría de sus congéneres, excepto
para los propios Universitarios que se hallaban atados y amordazados, y
consecuentemente temerosos de realizar cualquier afirmación o teoría que les
llevara a la excomunión, la tortura, la cárcel o la muerte, por procedimientos
de concordancia y verificación con la Fe Católica, que eran los custodios del
saber universitario); teniendo que buscar referencias, (de manera
probablemente poco ortodoxa como a él mismo le pasara, según narran sus
biógrafos) que valoraran si, además de convertirse el blog en un
lugar, en cierta manera, terapéutico, aquello serviría de algo a alguien que lo
leyera en larga distancia. Me aseguraron que sí, que serviría a mucha gente (y más de lo
que yo mismo creyera) y, aunque hubiera detractores, que siguiera
escribiendo. Ello daba ánimos, pero el miedo prevalecía y prevalece (más ahora, que se
compromete aún más la vida de inocentes o ingenuos, dentro de un Estado
que se considera Democrático a manos de entornos
rígidos, ciegos o inconscientes de lo que es defender e intentar proteger el
itinerario de las personas, a la que se le imponen otras convicciones o
soluciones ajenas a su sensibilidad); y a veces era miedo súbito si
alguien me insinuaba: "Algo de lo escrito ha molestado y mucho"; y
corría a repasar el artículo para ver qué era lo que pudiera haber molestado, y
empezaba a pensar que no lo podía mutilar por aquí o por allá, y salvo
excepciones “justificables” en razón de proteger personas; empecé a dejar
algunos artículos casi ya redactados, en una especie de nevera, para releerlos
posteriormente y siempre suavizarlos. Sí, suavizarlos; porque a la medida en
que “escribía”, en la medida en que se iban expresando una idea detrás de otra,
o el desarrollo de un tema chocante a raíz de un artículo de prensa, me
llegaban recuerdos vividos en primera persona que ampliaban la sorpresa del
artículo periodístico del profesional de turno que me había motivado a
reflexión particular y consiguiente llevado a escribir o narrar; y dado que las
propias vidas que se viven acumulan vivencias y experiencias, e incluso frases
que alguien te dice (y que a veces no les
pone cara y otras sí), se vienen a concordar con lo vivido hace años,
muchos años, cuando entonces no reparé en lo, al menos, aparentemente
contradictorio de que hechos concretos, por mi vividos, en un contexto social y
político determinado, que pasaban a la historia como inmutable versión rígida e
intocable e interpretables sólo desde la versión prudente del propio poder.
Desde ahí, la amplitud de la visión (al menos del ambiente
político) del pasado, tomaba una dimensión bien distinta y para nada
ortodoxa con lo que se viene a convenir desde las perspectivas que hoy tenemos
y sostenemos del pasado remoto y cómo se comportaría realmente la sociedad (al menos para mí, con
casi sesenta años – me parece mentira tener esa edad, probablemente porque las
circunstancias me han hecho nunca tener un verdadero espacio de confort donde
asentar ideas como ciertas y permanentes, y tener que estar revisando,
constantemente algunas de mis convicciones personales – hacia mí y hacia fuera
de mí, en mi entorno - ) salvo una que siempre está presente: Las
personas somos personas; pero que aunque sea una obviedad acaba siendo un
principio o axioma que suele subordinarse a otras circunstancias sociales y/o
políticas, donde se hacen, a veces, simplificaciones prácticas que pueden
acabar por orillar a las personas si se las concibe desde un prejuicio
cualquiera y, desde luego, si carecen de un entorno que muestre un lado
positivo de cualquier actividad humana intencionada, como medicina mucho más
eficaz que protocolos inhumanos, y por el contrario se refuerce la idea de
“exclusión” (cuando el
"problema particular" de entender el mundo que nos rodea se
instrumentaliza como objeto de “interés” que se puede transpolar a lo económico o lo político);
y si se opta en esta vida por actuar transversalmente para aumentar las
posibilidades de “emerger” y situarse en razón de las capacidades y los
objetivos demostrados del trabajo bien hecho....resulta inútil, porque hasta
hay otro prejuicio para que se use en situaciones como esa: ¡¡¡¡Cuidado!!!! La
locura y la inteligencia muchas veces van de la mano, porque en realidad es maldad
de listo; la inteligencia y las capacidades siempre implicaron
desorden y cierto aparente caos que suele molestar a los que les cuesta
entender los dones o capacidades que el Cielo otorga a los niños y que suelen
ser cercenados en entornos familiares muy estructurados o autoritarios, dando
lugar a tragedias, de las que siempre se tiene la precaución de adjudicar al
que realmente las sufre. El argumento cuela hasta la médula cuando viene de
donde viene o es instrumentalizado, porque así resulta más eficaz el mensaje,
al que se van sumando y adhiriéndose (a veces desde la
picardía de acercarse a uno a sólo y a fin de poder decir: Sí, sí, a mi me dijo
esto o lo otro, o le vi haciendo esto o lo otro; y desde la perspectiva así
adquirida y expresada en el entorno social parece que el objetivo era
simplemente ése, propio de personajes monótonos, que les encanta dejar
su huella para reforzar su adhesión a postulados suficientemente transversales
como para que sus espacios de confort personales siempre tengan el sostén de un
entorno u otro que, por proceder así, los considerasen útiles y siempre en
“sintonía”).
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Así que cuando
redactaba la NBBC y tuve que “preguntar” si estaba estructurando correctamente
la idea de repartir “papeles” entre organizaciones políticas y sindicales, y me "dijo": Es que así debe de ser; me quedé maravillado; porque siempre que
visualicé una idea de cooperación transversal del Estado para resolver
situaciones y problemas de envergadura, me encontré con una expresión de
desaprobación por irrealidad del entorno inmediato familiar (o por el contrario de
desconfianza de otros entornos más politizados, que parecían, ahora casi así me
lo parece, tener a sus bases en ignorancia o sencillez sobre ese tipo de
posibles “colaboraciones y cooperaciones” de alto nivel, tal vez para hacerlas
“invisibles”). Tal vez por ello hoy en día no se conciba un
movimiento asociativo bajo la idea de un proyecto social de gran alcance, que
traslade valores al entorno de manera seria y estudiada para conseguir ese
efecto (aún así la
ventaja es que de alguna manera la sencillez también hace su papel). Ahora
no sé si hablo de un futuro idealizado o real, que se perdiera o subsistiera en
algún lugar, pero desde luego bastaría recordar cómo proyectos como el de
los Harlem
Globetrotters (del baloncesto) o
el de “Viva la Gente”, todos ellos, al final, buscando derribar prejuicios y
buscando un camino para hacer visible que la paz es posible. Así lo
interpretamos todos en algún momento, (y sin embargo siempre
hay que preguntarse: menos…..quién? ¿Quién ve en el camino que conduce a la paz
y bienestar de todos, bienestar de verdad, una amenaza?).
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Recuerdo ver en la TV esas
imágenes del entierro del Presidente Norteamericano JFK sin entender muy bien más
allá del silencio que solía acompañar la visualización de los telediarios en la
casa familiar. Y sobre Robert Kennedy, apenas recuerdo que algún comentario de
mi padre, leyendo el “Diario Pueblo” – que era el que solía
comprar y por ello lo supongo tal medio – me acerqué a mirar lo que
estaba leyendo: A doble página la figura, o creo que fotografía explícita o
sombreada tal vez, del cuerpo de Robert, con el detalle de los impacto de los balazos recibidos.
Habría que pensar una
hipótesis sobre ese artículo de ABC, y que tal vez puede que no guste, porque
suele ocurrir cuando me aparto de las “versiones” oficiales que son las que
permiten, a mi juicio y lamentablemente, mantener rivalidades para hacerlas
aflorar cuando convienen e incitar, nuevamente a la violencia de una u otra
manera, como se vio recientemente en el Congreso (con violencia
verbal). La dictadura tuvo que aceptar en su seno a una media España
“rebelde” derrotada, sin estructuras y sin canales de organizaciones políticas
plurales, pero que se ex-presaba (y por tanto se revelaba, a su manera), siempre que
tuviera opción, ante aquellos que pretendían haber configurado una sociedad
perfecta por medio de la violencia de una guerra, mostrando con obviedad que
éramos presos de los EEUU, y que la pretendida “España Libre” era
rehén de una de las potencias que, a cambio de enseñarnos cómo debe instalarse
el capitalismo en España, de cómo crear esas estructuras de desarrollo
económico, y de ser aceptados en el concierto internacional – salvo la
CEE – deberíamos formar parte de las “dianas” que debieran asolar
Europa en caso de Guerra Total.
Desde esa coincidencia y
convencimiento de ser rehenes con el resto de Europa, nació la necesidad de
analizar los “movimientos” de la estrategia Norteamericana cuando pretendía
generar un conflicto cualquiera. Los medios periodísticos europeos se atrevían
a publicar las posición geográfica de la flota americana asignada a un
determinado espacio geográfico de la la parte de la Tierra que vigilaba, cuando
se vislumbraba la ejecución de un conflicto, para verificar si ello solo era un
rumor o tenía verdadera consistencia y, consecuentemente, poner de manifiesto
la evidencia de dobleces y negaciones que formaban parte del discurso político
de esa Nación, descrita por ABC y por el régimen, como joven, tal vez en el
sentido de inexperta, por lo que induce a pensar que el argumento oficial es
que debiera aprender de nosotros (o que nosotros nos brindábamos a
enseñarles o colaborar).
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Los tutores de las
democracias occidentales europeas eran (y son) los peligrosos aliados que siempre
saben cómo hacer permeables e inevitables sus deseos al resto de la opinión
pública internacional. Así que el espanto que nos produce Trump parece venir de
haber caído en la ingenua idea de que la historia camina siempre hacia adelante
(como parece que se
nos enseña en las escuela, cuando se tiene como referencia a la Ciencia como
matriz de la fe que nos dirige hacia un futuro siempre mejor), cuando
en realidad parece funcionar en base a una referencia economica que funciona por ciclos (porque de otra
manera los EEUU y Reino Unido – o Inglaterra, perderían su capacidad de liderar
el mundo que concebimos como cultura occidental; dominada por el hombre blanco,
liberal, de conciencia religiosa protestante, donde Dios no es de todos sino
particularmente de unos pocos privilegiados, designados a dirigir los destinos del mundo a su
voluntad). De ahí que concibamos que los derechos y valores
democráticos vuelvan a estar en peligro porque, sencillamente, lo que realmente
vislumbramos, es la vuelta a las andadas de los EEUU por medio de un proyecto
populista con el cual se es capaz de pasar por encima de todos los
conocimientos que hemos adquirido y que nos muestran que no hay una cultura
superior, sino que la cultura de la especie humana es suma de culturas diversas
que aportan perspectivas que enriquecen la visión del Universo en el que nos
hallamos y, consecuentemente, de la propia existencia Humana. Trump representa
al materialismo más duro y puro que nos remite a los años 50 americanos, como
sueño dorado, que se resistía con violencia a una visión pacífica y con
derechos civiles para todos; y con un papel de liderazgo Norteamericano, que
debiera portar un mensaje moral para la Humanidad como lo fue cuando era
liderado por los Kennedy – pese a las graves zancadillas que el estado
profundo de Norteamérica les puso para forzarles a la guerra o el deber de
gestionar escenarios muy peligrosos y temerarios (los Jefes quieren Guerra –
que parece el pensamiento básico de la película 13 días, y cuando los Jefes
quieren Guerra saben cómo organizarla) aprovechando las desconfianzas
generadas durante la guerra fría entre las dos potencias.
La evidencia de que EEUU
quería una guerra nuclear limitada a Europa hizo mover ficha a la Iglesia
Católica, haciendo posible un Concilio Vaticano II que dejó de facto fuera de
juego las visiones elitistas del Dios de las élites protestantes anglosajonas,
y de rebote, también, a una visión similar de una parte de la Iglesia en España
que vinculaba su espíritu con la visión anticomunista y que sería depositaria
del desarrollo del sistema económico de un capitalismo-social desde el Estado
por medio de ministros llamados tecnocráticos. También dejó huérfano de futuro
al propio régimen (cuando
la CEE tiene una condición implícita para pertenecer su comunidad que es ser
miembro de la OTAN y, consiguientemente, la obligación de ser un Estado
democrático con pluralidad política; y nos les vale la idea de Democracia
orgánica aquí sostenida). Por entonces el Festival de Eurovisión se convirtió en el lugar donde intercambiar, cada país, mensajes "clave" para alcanzar una autonomía política de la visión Norteamericana que afectaba a toda Europa (por entonces, el régimen de Franco sentia un apoyo implícito y constatable en la propia economia. Pero cuando Pablo VI prosiguió la tarea de la visión
pacífica y rechazar la violencia política de Estado, cuando esta llegaba a la
idea de la pena de muerte, ya plenamente contraria a la visión Católica del
momento, se vio el final de la Dictadura como posible (los planes concebidos para España por los anglosajones, décadas atrás, no se habían modificado, la dictadura tendría principio y final, aunque el régimen se hubiera hecho la ilusión de prevalecer. Sigue siendo un enigma, al menos para mí, el criterio por el cual se gestiona, desde los poderosos países, la Humanidad o cual es la finalidad del sufrimiento que generan) .
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Se puede rescatar de
wikipedia el artículo de José María Ansó sobre el asesinato de Robert cuando se argumenta la honestidad de ese político sobre la cita explícita de Thomas
Jefferson: “He
jurado sobre el altar de Dios eterna hostilidad contra toda forma de tiranía
impuesta a la suerte del hombre”» y la expresión literal con que hace ABC
referencia a las “ideas culpables" que harían posible el asesinato de los dos hermanos: ¿Qué oscuras fuerzas de la Raza y el
Dinero…..? (obviamente
hablando del racismo en Norteamérica y la ambición materialista); También ABC, en el mismo artículo se quejaba sobre una juventud Norteamericana iniciada en imágenes de películas de guerra y que
creen estar jugando o imitando a héroes de películas cuando disparan una
ametralladora desde un helicóptero en Vietnam. Parece que las admoniciones de
Lao Tse se cumplen “Cuanto más injusticia más humano se vuelve el pueblo”; pues
toda Europa, al menos las personas conscientes del entorno político real
internacional, era consciente que la posibilidad de no ver un nuevo día era una
realidad constante y diaria, al menos en las ciudades que albergaban Bases Norteamericanas;
ello se volvía como un mensaje doble a la sociedad en España, pues el régimen
garantizaba la mejor paz posible y señalaba que cualquier intento de hacer
viable un trayecto a una paz diferente a la concebida por entonces en EEUU
estaba destinada al fracaso, como lo señalaba los asesinatos de los miembros de
la familia Kennedy; suficiente intimidación y conmoción para la media España
vencida. Es como si mandaran un mensaje bien duro al pensamiento de izquierda
de obreros (que
pudieran haber tenido la esperanza de que los Kennedy templaran más aún las
condiciones de la dictadura para que se abriera la mano a una mayor tolerancia
política) “ni aun siendo políticos Católicos en EEUU se les tolera sus
visiones de pacificación con los comunistas ni antirracistas; así es el
guardián del Mundo occidental; de alguna manera tenéis suerte por aquí”. Y
además se ponen como ejemplo de Estado para los EEUU al llamarla joven Nación.
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(¿Alguien piensa que
ello es diferente en la gestión de las emociones y mitos de los jóvenes en la
actualidad? La mitad de las películas que ponen en las tv giran sobre el uso de
la violencia para resolver problemas, ya sean películas de vaqueros, de hazañas
bélicas, de espías, operaciones secretas, o mitos salvadores de todo tipo que
viene a hacer justicia…. Todas ellas norteamericanas y en horario de protección
– y ya no se admira de ello nadie del ABC ni del mundo conservador, que las
siguen incluyendo en sus programaciones de tarde para todos públicos). El
análisis político de Miguel Torres en la misma página (publicado el 7 de
junio de 1968); resulta interesante, otra vez, al suponérsele el éxito
de Robert, en plena campaña, al iniciar una clara voluntad contra la guerra de
Vietnam, haciendo decaer al Presidente en ejercicio, Johnson, en su apoyo a la guerra
de Vietnam y renunciar este a la reelección. Toda una visión del ABC alineada con un
presentir internacional que temía un final, como temía Jaqueline (aún bajo
los efectos de golpe traumático), la esposa de JFK, similar al de JFK para
Robert, como finalmente sucedió. (las sospechas de complot fueron
confirmadas años más tarde por los propios EEUU), por aquí ya se "vieron" desde un primer momento, nadie en España se engañó, como tampoco en Europa o el resto del Mundo (la descripción del homicida y sus motivos, un joven inexperto y radicalizado, que aún hoy en día sigue en la cárcel - si no ha muerto recientemente - fue el "bálsamo" de esa "mentira" que los ingenuos están dispuestos a creer para mantener la fe en el presente y en el futuro de un posible mundo mejor.
La visión de cómo el
féretro de Robert, cruzaba el país con multitudes de personas en el trayecto,
viendo como sus esperanzas eran nuevamente defraudadas (JKF, el Reverendo
Luter King y ahora Robert) por una especie de “maldición” que los
trabajadores y el pueblo en general (ese pueblo que al final
tiene que permitir que sus hijos vayan a las guerras y luego aprenderse un
discurso o gesto de padres orgullosos ante los féretros, pues qué otra
alternativa les queda?. Entre tres y seis millones de muertos causó EEUU en su
idea de feroz anticomunismo en Vietnam, con el que después entabló relaciones diplomáticas
como si nada; aunque Nixon prometiera no prolongar la guerra) pueblo que no terminaban
de creerse como “accidente” político imprevisible, como se presentaban en
los medios formales estadounidenses; y que las investigaciones posteriores
fueron a darles la razón de ser una estrategia “oscura” como ya señalaba ABC en
este artículo publicado al día siguiente de la muerte del líder católico, para casi "acorralar" más a una sociedad española que ya
descreía, como la europea, de “accidentes” políticos fortuitos.
Nada ocurre por casualidad, sino que siempre hay quien pone los medios para que ocurran las tragedias a quienes son incómodos al Estado profundo (y oscuro) por una u otra razón (y también hay quien aprende de ese proceder en medios muchos más civiles: Como aquella señora que sospechaba, cuando veía en las frías tardes de invierno como un personaje pasaba el día en la galería abierta, como quien estorba a la familia: Quieren cargárselo, se decía así misma).
Nada ocurre por casualidad, sino que siempre hay quien pone los medios para que ocurran las tragedias a quienes son incómodos al Estado profundo (y oscuro) por una u otra razón (y también hay quien aprende de ese proceder en medios muchos más civiles: Como aquella señora que sospechaba, cuando veía en las frías tardes de invierno como un personaje pasaba el día en la galería abierta, como quien estorba a la familia: Quieren cargárselo, se decía así misma).
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Así que podemos concebir
que Europa se movía en un entorno de evidente “miedo social” para los que
miraban con “luz de la experiencia vivida” la repetición de argumentos previos
y con ellos de acontecimientos políticos impactantes del momento. Mientras que
la juventud, intentaba liberarse del corsé (del miedo) de los adultos,
rompiendo todos los esquemas que se imponían como sociedad perfecta desde EEUU
y en los propios EEUU. Los sesenta fueron los años de una juventud que
reclamaba su propia interpretación de la vida (y por ello muchos
jóvenes, chicos y chicas, sufrieron esos años y en la década posterior,
violencia extrema en sus hogares familiares por miedo al señalamiento que sus
actitudes provocarían en el entorno social tradicional; y en EEUU algunos
estudiantes muertos por la Guardia Nacional en manifestaciones pacifistas
contra la Guerra en Vietnam, cuando no en la propia guerra de Vietnam).
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La Violencia y sus
consecuencias son las tragedias que acompañan al Ser Humano. Nefastas para el
desarrollo saludable de las personas y las sociedades, porque sus secuelas
perduran generación tras generación y, en ocasiones, vuelven a usarse como
instrumento rectificador del rumbo de las sociedades (o de las personas), como
vimos con frecuencia (y podemos volver a
visionar), gracias a los avances de los sistemas gráficos y de comunicación
de siglos pasados que se pueden recuperar (incluso vídeos mejorados y a color, con
lo que ello comporta de poder concebirse como una realidad no solo lejana sino
recuperable). Y también se usó (y creo que se usa,
tengo esa certeza) como sistema de prevención ante personas que pueden
modificar un “trayecto” previsto como adecuado en cualquier esfera o ambiente
social, por muy reducido que sea. En estos casos, mirando la retrospectiva que
se recupera en internet, se suele argumentar, en un primer momento, una
situación “imprevista” pero “razonable” cuando se presenta como casualidad o
coincidencia de circunstancias por la autoridades que investigan la
“literalidad” del primer momento y que suele ser tomada como cierta durante
mucho tiempo; o cuando se presenta como un devenir de fatalidades
circunstanciales que desembocan en lo “previsible” a todas luces. Ejemplo del
primer caso, así lo muestran los últimos documentales de tv que invitan a
realizar nuevamente esa reflexión, ocurrió con los hermanos Kennedy. Los
documentales sucesivos que se pudieron visionar, recientemente, en la TV
generan gran impresión y afectan a cualquier sensibilidad humana que no esté
afectada por una visión radical (o de espacio de
confort) en la sociedad que pretenda justificar en múltiples razones, desde
la frialdad, aquella tragedia familiar sin meditar a fondo sobre ellas, como si
ya nos hubiéramos alejado de escenarios similares.
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Hoy tampoco nos hemos
despejado de esas actitudes completamente, a causa de la interpretación o modulación
de lo que se establece como conveniente para todos como sociedad (parece una paradoja,
porque sigue dependiendo el ejercicio de algunas libertades personales – de
conciencia - de la tolerancia que exista dentro de un sistema concebido como
democrático).
Hay personas y personas;
sí. En un entorno de separación matrimonial, presidido por el engaño (que se sintió como
traición por la persona afectada) se puede recibir una llamada sobre las
dos de la mañana, en la que se muestra una persona abatida y sin salida por ese
motivo. Tal vez se tengan graves desavenencias o desacuerdos con ella, porque
siendo un adulto plenamente maduro y habiendo ya pasado el meridiano de la
vida, no le importó usar, a quien ahora llamaba pidiendo auxilio, como chivo
expiatorio de sus desgracias (para no mirarse así
mismo); y aun así se puede salir pitando de casa, aunque haya que
levantarse a las 7 de la mañana, para atender a la persona y hablar con ella, o
dejar que ella se exprese, casi un par de horas, consiguiendo su tranquilidad.
Y puede que te vuelva a llamar un par de días más tarde, esta vez aún más de
madrugada, y se salga nuevamente, porque por teléfono no se le puede contener
la angustia; y volver a casa en la esperanza de que su situación de soledad y
sin aparente salida sea dulcificada sin reproche alguno y confiando que ello le
sirva de referencia para reconstruirse.
Se llama empatía, y no
impone, sino que contempla como transversal una situación y condición humana
que a todos nos puede llegar en un momento dado y de manera inesperada. Como
cuando aquella Jefa era molestada en su cargo público – por desalmados
que siguieran instrucciones para molestar a gente señalada como incómoda por
poderosos – y acudiera rauda para apoyar pero verificar “farsa” y
“burla” de los mismos que la hicieron llegar con urgencia y que con prudencia
se condujo – probablemente porque se conocía el percal de conspiradores y
rufianes dispuestos a complacer a algún poder de esos oscuros pero ya de acción
limitada a una ciudad concreta.
Es la condición humana;
por eso hay persona y personas. En todos sitios y lugares. Porque mientras unos
empatizan, otros piensan en sus propios objetivos sin reparar en víctimas
porque el primer objetivo, ante una dificultad, para estas otras personas no es
poner a disposición el conocimiento para buscar soluciones que respeten los
derechos inherentes a una persona para apoyarla a encontrar su salida; sino que
determinan un “culpable” evidente y desde ahí aparecen como magnánimos
sabelotodos con soluciones expeditivas que para ellos nunca querrían pero que
imponen con soltura a los demás si viene al caso (incluso “ensayan”
acciones sobre otras personas para verificar que su estrategia, y su oratoria
para segar libertades, funciona a la perfección ante cualquier profesional
vinculado a la Administración del Estado).
Por eso hay personas como
los hermanos Kennedy, que tienen principios y que pagan el precio por tenerlos;
y personas, como Nixon, que prolongan una guerra sin futuro, por solo pura
frustración (entre
tres y seis millones de muertos) pero que detrás de la misma siempre existe
un interés económico disfrazado de pretendidos valores morales.
Es improbable que este
tipo de segundas personas contemplaran atender una llamada por una preocupación
que no le reportara la perspectiva o el mantenimiento de un beneficio personal
concreto y tangible (atenderla sería una molestia inexcusable sobre los
ritmos circadianos). En ese caso contrario, previendo “rentabilidad” y de
concebirse previamente la posibilidad de que llegara el caso en la manera y
forma concebida como beneficiosa, la escenificación moral sería de indudable
generosidad (todo se ha de rentabilizar ante la sociedad ávida de tragedias
con las que solidarizarse; por si acaso hay dudas).
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Si una persona pide un
lugar tranquilo, donde le dejen de agobiar, uno no se puede evadir (sobre
todo cuando las opciones que el mismo visionó como posibles, son cercenadas con
argumentos por unos y otros, sin más alternativa que la coacción implícita de
seguir el camino que ellos consideran oportuno para él (pero sin pensar en él)
como en el pasado se hacía por las bravas. Siempre tuvo derecho a llegar a sus
propias conclusiones (aunque todos cometamos errores en el camino por falta
de experiencia y sobre todo por estar ante un Estado que facilita soluciones
sencillas y expeditivas, y que no se responsabiliza nunca del resultado de las
mismas).
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Habría que recordar,,
cuando se entra en una fase de pulso evidente por parte de la
Administración (ya en un pasado lejano) se pide un derecho y poder
reflexionar, se niega el permiso y se actúa con diligencia para abortar toda
posibilidad de respuesta del afectado; se actúa de facto y con inmediatez, no
vaya a ser que el problema, conducido hasta el lugar deseado donde la
contradicción envuelve y confunde todo derecho individual, quedando la
Administración como única sabedora de cómo gestionar situaciones de
contradicción y locura administrativa, decide el futuro de la persona de facto
(algo que ha intentado la Administración catalana sobre el propio Estado; y
no siendo particular ingenuo ante la capacidad de la Administración en
gestionar sus propios asuntos, nos vemos ahora en este magnífico conflicto que
nos evoca tragedias pasadas y alarma a la gente común y corriente; que nunca
creemos que se debe de llegar a situaciones como esta, o que acabamos por
renunciar ante la potencia de una Administración/Estado enrocado en sí misma).
En ello nos vemos a otros niveles más cotidianos cuando entran en juego
intereses particulares que pasan por generar desgracias en inocentes; basta
para ello tener sangre fría y dejarse dirigir por una buena profesional del
ramo legal. Si no hay escrúpulos, la situación se verá airosa - aunque
sea trágica - y hasta le darán la razón a la trama (porque por
mucho que se repitan las tramas en todo, al ser los protagonistas distintos,
siempre se podrá aducir casualidad) e incluso infortunio.
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Por eso nace, tarde
o temprano, la necesidad de ex-presar, ex-presarse o literalmente escribir una
novela cambiando ciudad, país, continente e incluso galaxia....porque la
condición humana parece ser el signo inequívoco de que la Humanidad apenas ha
avanzado en lo esencial: En ser Personas, siempre personas (personas de verdad y no una pantomima de personas, como Nixon) .
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