Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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sábado, 22 de junio de 2019

Entre ceja y ceja: El Tercer Ojo


A todos la vida nos va decepcionando, mucho o poco, con alguna alegría de por medio, y si hay suerte con la satisfacción de ver en nuestro entorno que vamos saliendo adelante (mal que a alguno le pese) de las adversidades que nos propone el destino, y vamos dando pasos (aunque sean cortos) en la dirección, a veces, correcta, la que señalan los corazones nobles, con ideales y que no se engañan pensando que en tal situación alcanzada o en tal otro puesto conseguido, somos recompensados en nuestros méritos y con ello reconocidos; pues suele acontecer lo contrario, y lo que se alcanza como meta que parece mejor posición acaba siendo y pudiendo ser cárcel de oro, desde donde apenas se puede realizar la gran tarea soñada; pues es hábil la sociedad que nos rodea – no me refiero como sociedad a los ciudadanos o paisanos que cada día se levantan a realizar sus quehaceres cotidianas o a trabajar donde le tocare, sin más horizonte que realizar bien su papel diario (y la que pudiera quedarle pendiente del día anterior; o de aquellas tareas y retos que nunca terminan de abordarse plenamente y siempre “cuelgan en la percha”, al lado de la gabardina o la prenda que dejamos en el perchero para recomenzar una y otra vez el afán de siempre, que parece tener rostro diferente pero siempre, pero a la postre siempre es la misma tarea – “gestionar” con la gente que nos rodea, que es el papel más difícil; y así parece que lo vislumbran quienes se jubilan  y perciben que su trabajo, sus esfuerzos diarios, sus desvelos, sus logros personales – que apenas nadie reconoce o queda en el olvido - a la postre, pudieron no ser otra cosa que perseverar y esforzarse, algunos, en determinados puestos, por pura vanidad o pundonor – Vanidad de vanidades, todo es vanidad, que diría la Biblia) sino que me refiero a aquellos que realmente sostienen el devenir de nuestra sociedad, incluso por encima, en ocasiones, de la voluntad del Pueblo, y aunque sean sumisos a normas y leyes, son los que perpetúan las maneras y el carácter de nuestra tierra, que a la postre no es otra que la de nuestra España.
A veces los imagino con las habilidades propias del pasado, donde madres con hijas casaderas buscaban entre los muchachos el más conveniente en todos los aspectos para su hija (trabajador, buena planta, honesto, algo ingenuo – para dar ventaja a la hija – buena proyección personal, buenas formas y maneras….) y desde ahí se confabulara y coordinara para, entre todos, persuadir al muchacho, si fuera posible, o simplemente tejerle una trampa de tal magnitud y apariencia que no pudiera, en modo alguno, zafarse ni escapar del proyecto familiar creado en torno a su persona. Así lo relata la película protagonizada por Fernando Fernán Gómez (Faustina, creo que se llama) donde es castigado a ser demonio arrojado al lago de una cueva para purgar sus desatinos ante una mujer aparentemente taimada que le embaucó y le llevó a la perdición. Y tiene la fortuna, en el trascurso de la película, de además de rememorarlos como causa de su desgracia, ser “rehabilitado” en una circunstancia inesperada, en la cual, un mozo baja a dicha cueva huyendo de la trama que la familia de una chica que conoce, le han montado para cazarle y hacerle esposarse (no solo le acusan de haber estado a solas con la chica, sino que insinúan mucho más madre e hija, hasta el punto de volver loco al padre y este, por voluntad propia y creyendo todo lo dicho por las féminas de su familia, avisa al Alcalde de la infamia que está sufriendo a causa de estar comprometido el honor de su hija y ambos acuden al Cuartelillo de la Guardia Civil para que, escopeta en mano, el muchacho asuma, sí o sí, por las buenas o las malas, la responsabilidad que como hombre ha adquirido y que debe asumir so pena de cárcel) (en la película nos hacen el favor, por evidente “pudor ético-moral” y así no dejar en tal mal lugar a las mujeres que traman, que la edad del actor que representa al muchacho no se corresponda con la de un joven ingenuo, y lo presentan de unos cuarenta años, ya “mayorcete” en la película, pues hubiera resultado bastante indignante ver a un muchacho de apenas veinte años ser atrapado inmisericordemente en semejante red y trama maliciosa a manos de féminas despiadadas que no van a dejar de aprovechar la oportunidad presentada por las convenientemente manejadas circunstancias y apariencias. Así mismo, presentan a la doncella, aparentemente ultrajada, como muchacha, en el fondo también ingenua y bella, que asume el guión planeado por la madre gustosamente, para así desarrollar su rol social de casarse y que en aquella época parecía requisito ineludible para ser considerada mujer honesta y por cuya causa, en especial las madres, ponían empeño en semejante tarea de ir tendiendo redes sobre unos u otros muchachos casaderos).  Fernán Gómez observa, en esta circunstancia, oportunidad para redimirse del rol de diablo y ofrece al muchacho escapatoria mientras él mismo se ofrece "en prenda" a la doncella. Esta al llegar, se desorienta un poco, pues no es Fernando Fernán Gómez a quien ella buscara, pero ante la invitación de este de que acepte ponerlo en el lugar del otro, y ella aceptar, todo se resuelve satisfactoriamente para todos. La chica se casa, Fernando se redime, el joven logra huir, la madre consigue marido para su hija, el padre salva el honor, la Guardia Civil no tiene que hacer de tripas corazón y el Alcalde ve como un problema vecinal se resuelve afortunadamente sin más sobresaltos.
(Tal vez esta primera referencia de naturaleza social pudiera hacer creer que es experiencia personal; no es así, buscan reflejar la sociedad que también fue, y en laguna manera persiste en maneras y fondo para otros ámbitos y objetivos sociales - si estas circunstancias pudieron aparecer se gestionaron con dificultad, con más admiración y pena que gloria. La experiencia personal fue más adversa: Apoyar a una persona creyendo en su maltrato y que era despojada , legalmente, de sus bienes por una concepción machista; y el resultado, cuando ella salió del apuro, fue pagar con mal el bien recibido (sobre marido e hijos), e identificarse con el rol de quien dijera que era su maltratador (como si esa fuera la mejor opción que pudiera tomar por ser la más eficaz para sobrevivir). 

Podríamos pensar que la Administración Pública funciona de manera similar. Desde que se renunciara a cambiar a todos los funcionarios cada vez que un partido ganara unas elecciones y quitara a los anteriores para poner a los suyos, parece que con la Dictadura se consolidara la tarea de fijar un carácter propio en la Administración y, en la Democracia, que ese carácter fuera universal y de servicio con independencia del color del Gobierno que existiere.

Mientras que en la Dictadura resultaba esencial tener buena recomendación para ser funcionario, pues en caso contrario la Administración disponía de los recursos necesario para “protegerse” y esgrimir ante cualquier contumaz intento de transgredir sus procedimiento de cooptación; en la Democracia parece que subsistieron algunos aspectos esenciales de este mismo sistema de cooptación que pudieron ser esgrimidos como idóneos frente a la marabunta de personas dispuestas a ser funcionarios y que mostraban que el “pelaje” de la Administración podría terminar por cambiar esencialmente. Y sin embargo, en algunos entornos sigue subsistiendo esa idea de, por la cual, la idea de servicio (en lo referente al cumplimiento de la legalidad vigente y para todos igual) depende, en algunos casos del viejo adagio que sobrevive desde el franquismo (al amigo el culo, al enemigo por el culo y al indiferente la legislación vigente).

De alguna manera, de subsistir ello no parece nacer de la idiosincrasia de la propia Administración sino de la naturaleza de las personas que conforman la sociedad y desde algunos sectores que han tenido que asumir el papel de gobernar los intereses de pueblos y ciudades teniendo que usar, sus funcionarios, en más ocasiones de las que hubiera gustado esgrimir, la cara adversa de la Administración (en forma de expropiaciones, multas, sanciones, tasas, reglamentaciones, restricciones,….) cuando los ciudadanos perciben que la Administración, a veces, no es tan leal como debe de suponerse para con todos, sino que tendiera a ser más leal con unos que con otros y más tendente al corporativismo (parecen que los tiempo cambiaran, pero siempre hay quien se pudiera anclar, a veces desde las alturas, en estas mismas visiones que desdicen en público y que forman parte de ese mismo doble mensaje que se podría usar desde que los pueblos eran gobernados  desde una mesa de bar jugando al mus, al guiñote o al dominó).

A ese respecto bien parece que no basta de hablar Administración como sólo la más cercana, también los ministerios son Administración, como lo es Sanidad o Educación; y en esos formatos también parece subsistir, en ocasiones, el slogan citado (al amigo…. Al enemigo… al indiferente…..).

Podría parecernos el método de cooptación como un método tal vez anticuado, porque lo que se pretende es realizar bien el trabajo y la función encomendada, con eso debiera bastar; pero no parece criterio suficiente y pleno hacer bien el trabajo.

Recuerdo que en el obituario de un profesional de la psiquiatría constaba como él mismo relataba a su entorno que para tener el visto bueno para poder ejercer la profesión fue a buscar el plácet de un eminente y afamado psiquiatra de especial relevancia en nuestro entorno social, cuando aún estaba estudiando medicina y decidió abrirse camino e intentar la especialidad de psiquiatría. Se narra el proceso de cooptación que resulta, en alguna medida, sorprendente: El Eminente y destacado profesional hizo sentar al aspirante a estudiar psiquiatría en una silla, haciéndole permanecer inmóvil durante un tiempo (que debió resultarle largo e inquietante) para luego de observarle y “evaluarle” sin mediar palabra, le dijera: Serás un buen psiquiatra. Precisa el texto que el aspirante no conocía a nadie del mundo de la psiquiatría (sin conocer a nadie)(algo que parece esencial por ser reseñado en esa despedida vital que le realizan los compañeros) y por ello, tal vez, tuvo que recurrir a que esta persona le evaluara de esta manera tan peculiar. No digo con ello que esta manera de evaluar capacidades no establezca lazos invisibles y emocionales, a la vista del recuerdo que dejó en esta persona y que perduró en el tiempo hasta el punto de rememorarlo en la "despedida vital" por llegar a ser conocido por sus coetáneos colegas. Recuerdo que yo mismo pasé por una situación similar cuando estando trabajando de Guarda Jurado de Montes, sin juramentar aún la promoción mía, un compañero que parecía estar molesto por  versiones de toda índole (incluso contradictorias) que inundaban el ambiente por ser yo objetor de conciencia (y que tiene que ver mucho con esos procesos de cooptación que se dicen ya no existen) decidió llevarme al Cuartel de la Guardia Civil de nuestra ciudad y allí - casi  la circunstancia me pasa desapercibida - quedó mi compañero mirando a una persona sin que yo, en principio, me percatara de ello, y permaneciendo mi persona como despistada esperando a saber dónde se me indicaba dirigirme, recibiera él un “conforme” con el que se me permitió acceder al vestuario de la Guardia Civil  (pues éramos entonces auxiliares de la Guardia Civil y consecuentemente, parecía lógico a juicio de ese compañero que iba observando las circunstancias que gravitaban sobre mi persona, que alguien pusiera punto final – con el tiempo descubriríamos que era otra persona del mismo cuerpo en funciones de Jefe de Seguridad Municipal quien había puesto los obstáculos y no estaba dispuesto a retirarlos; por lo que de poco valió la buena intención de mi compañero). Cuando una persona de ese calibre de mando se te pone en contra difícilmente nada puedes hacer, pues la inmensidad de medios y recursos que tiene a su alcance hacen insignificantes cualquier intento de resistencia que se oponga, aunque sea por medios legales que pretendan una garantía (creo que eso ya quedó explicado en anteriores artículos y no merece la pena reiterarlos de nuevo). Es el poder de la Administración y tiende a ser transversal – como si de vasos comunicantes se tratara – y cuando así se muestra interiormente no se precisan ni documentos, ni muchos argumentos (un no, es no, puede ser suficiente y abundante argumento) e incluso algún juez acaba prestando oídos a argumentos que no se explicitan en la sala correspondiente para poder defenderse de ellos (y siempre existe un motivo hasta para saltarse el procedimiento judicial en un momento oportuno, que se puede esgrimir abiertamente, pero solo a los niveles  funcionariales correspondientes si fuera preciso).

Que existe cooptación parece obvio que al menos existió, hasta el punto de “imprimir carácter” en algunas personas que aún subsiste, al igual que el corporativismo que puede sobrevivir (y este se puede llegar a entender de múltiples maneras y formas, y en ello puede llegar a haber castigos y sanciones que no surgen por una mala actuación del funcionario, sino por exponerse de manera torticera los asuntos – porque es de esa manera como se consigue hacer pasar lo bueno por malo y viceversa, creando un pedigrí propio sobre el cual asentar y mantener un corporativismo que otorga privilegios al quien se adhiere, de toda índole, y con el derecho de aplicar el consabido dicho antes mencionado).  

En este entorno social (donde siempre habrá quien quiera mantener en la sociedad la idea de castas civiles y/o funcionariales, al margen del ordenamiento que señala la Constitución), se debiera estar siempre bien prevenido si se es político y más si se tiende a ser de altura, pues si algo tiene la Administración (hablando transversalmente) es que nada da gratis, de por sí, cuando lo hace a gran altura y, consiguientemente, a veces ocurre que “paga” por adelantado al advenimiento de una autoridad con la finalidad de que esta, en la medida en que alguna decisión le afecte a esa Administración,  “recuerde” (como decía mi compañero Guarda Jurado de Montes) que "le invitó antes a un café en el bar" (como muestra de buena fe e incluso de amistad e incluso de contraprestación – “información interesante” sobre lo que pasa por aquí o por allá)  y de aceptar, o hubiere aceptado por vanidad de sentirse reconocido autoridad (que al igual que puede haber “videntes” que observan el carácter y la proyección futura de un profesional psicoterapeuta o un Guarda de Montes para bien, lo puede haber también para hacer mal) ello acaba siendo “evidente” al entorno, al menos al nivel correspondiente, como fórmula de cooptación al más alto nivel de la ciudad si lo da la Universidad, pues de la Universidad “todo emana” (Médicos, Arquitectos, Ingenieros, Economistas, Políticos, Investigadores, Matemáticos, Químicos, Sociales, Militares, Juristas, Abogados, Jueces, ….) y para ejercer exitosamente una profesión, ha tenido que existir, en esas alturas, algún proceso de cooptación (ya fuera sentando al sujeto en una silla para ser observado por una eminencia, o de pie para serlo desde un Guardia Civil, o en un Paraninfo eminente, ante público engalanado y de muy alto nivel social, o en la defensa de un doctorado ante unos pocos familiares y una élite erudita que prueba, con dureza y a veces sin compasión, al nuevo doctor para decidir a qué nivel es cooptado y bajo que prescripciones o recomendaciones).  Y a partir de ese momento, si entras a formar parte real de ese estrato, tienes el deber de funcionar corporativamente por el bien de tu ciudad, de tu región y de tu nación. Pues ellos hacen posible que seas quien eres y tienen, por ello la capacidad, de que dejaras de serlo.

No sería de extrañar que desde esas alturas se decida el rumbo real (de fondo) que la sociedad debiera llevar, permaneciendo ellos mimos de referencia y refugio, frente a las modas cambiantes, siempre existirá, en alguna manera y forma, un sistema de cooptación que definirá el carácter de este territorio, sobre todo cuando vengan duras. Y por ello mismo, bajo el principio de que los de arriba son como los de abajo (y viceversa) se acaban imitando modelos parecidos en otras estructuras sociales que, a diferencia de las élites que influyen en los más altos cargos políticos – a veces parece que les bastaría con influir en uno o dos solamente para señalar lo conveniente o no – con gran sutileza como la señalada – desde abajo se emula en maneras y formas, tal vez de manera tan chabacana que no sólo da grima sino que acaba siendo evidente y reprochable a la luz de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad; porque si por arriba dicen defender intereses generales, por abajo se esgrimen verdaderas chapuzas bajo los mismos criterios de interés general. Y si el legislador no previó en la Constitución esos procederes es porque en realidad no debieran existir (porque a la definitiva no sería otra cosa que una forma de corrupción consensuada y sutil) y sin embargo parecen sobrevivir transversalmente (tanto horizontal como verticalmente). Y contamina de tal manera todo lo que tocara estas sutilezas, que luego resultara difícil discernir entre quienes son verdaderamente leales al espíritu de la Constitución (y echan una mano honesta, aun desde la distancia, a quien fuere, en determinados momentos) o quienes (aprovechando que el Ebro pasa por Calahorra) hacen de la Constitución un objeto a transitar debajo del Arco del Triunfo de batallas ganadas de toda índole (por las buenas o las malas, por lo civil o lo militar, por persuasión e intimidación o por los juzgados).
Hay quien pudiera pensar que mi situación profesional (en razón de calendarios y festivos) es un premio al sufrimiento recibido (y sin embargo es producto del optimismo con que suelo expresar mis situaciones personales en todo momento y circunstancia, pues en todo - como los chinos - veo oportunidades que otros no ven, aunque estas empiecen con lágrimas y levantando un persiana en los primeros días). Sin querer equipararme con el magnífico Borges, a él, cuando sus adversarios llegaron al poder, le nombraron Inspector de Alcantarillas; obviamente con el nombramiento quería mandar, a la vez, un claro mensaje al entorno, por ser, posiblemente, tan agudo crítico con maneras y procederes. Las Administraciones suelen ser similares en todos los sitios y lugares.  

También alguien podría decir que con estos artículos voy “quemando naves” que sirvieran para una retirada honrosa. Ni siquiera Vds me han dejado nunca esa oportunidad. Desde lo que voy narrando en estas páginas se puede observar que nunca quisieron resolver (al parecer) esta situación honestamente y para ello igual les ha dado apoyarse en la versión de una despechada; como transformar la defensa de una Asociación en una ofensa de precisamente quien los defiende; de considerar que realizar un trabajo honesto y eficaz es un “peligro” para la estabilidad de una Guardería, de una Secretaría, de un Servicio de RyN, y de lo que haga falta, por el motivo que fuere (y que todos se sumasen y, si se contradijeren, otros motivos hay de reserva que ir esgrimiendo uno tras otros para hacer desistir a cualquier defensor de una aparente causa justa: Cumplir el espíritu de la Constitución). Así que son Vds. quienes persuaden de que no haya naves con las cuales poder tener una retirada honrosa después de poner una pica en Flandes; Vds (como lo son ahora C´s, empujando al gobierno hacia la izquierda para conseguir una estrategia ganadora en el futuro, corriendo el riesgo de que luego no haya nada que ganar) son Vds los que obligan a pelear, porque cuando uno echa la vista a tras ya ve de lo que han sido capaces una y otra vez (desde la más pura "cobardía y traición", usando hasta jueces y políticos, que encima no se consideran corruptos sino que hacen un favor a la sociedad: ¡!!Un loco quiere aplicar la Constitución, en nuestros asuntos!!!) Y aún así no he perdido un juicio con Vds. – porque si consideran así el último, que anula todos los anteriores y que pide que se repita el procedimiento jurídico, señalando los abuso realizados por la Administración contra la persona en cuestión, ya se darían Vds mismos con un canto en los dientes si la justicia me hubiera sentenciado, como desafiante, y calificado en términos civiles, como a Vds les señala en sus procederes, estando sujeta la actuación de la Administración a la Constitución (y no siendo ignorante de ese deber constitucional ninguno de quienes a esos niveles de decisión tomaran estas decisiones contra la persona señalada). Obvio que no se pudiera ir más allá por medio de tribunales, de la misma manera que Vds no pudieron ir honestamente, al Derecho, para revocar una carrera funcionarial – tuvieron que  obligar al político de turno, en la más alta esfera de esa Administración, a firmar un documento (por el consabido y llamado antiguamente, artículo 33 – que se concibiera como libertad absoluta a la Administración en el ámbito de su competencia y de sus funciones en cualquier asunto; y, así, hacerlo plegar a la visión de cooptación de veteranos funcionarios).

Si queda Nobleza en esta tierra – más allá de esa película en la que se confabulan contra la fama de una mujer (y que parece que todos quieren hacerla puta, por algo será) – pero que bien también puede ser la de un hombre – y no reblan hasta que la evidencia es tan absoluta que muestra la envergadura de la infamia – ya hace tiempo que en maneras y formas normalizadas (correspondientes a personas que actúan dentro de la normalidad y sentido común) hubieran resuelto no solo aquella circunstancia, si no la presente, donde esa sub-élite se apropia de lo que no es suyo (y persiste en que el problema es de quien se queja y aún no le han hecho callar – sí, encima los indignados son ellos). Tampoco se puede ir aquí a juicio, y Vds lo saben, porque cuando expropian (aunque sea material intelectual) ya, lo hacen por el mayor interés general, el de Vds mismos (porqué cojones se ha de pagar un justiprecio….. que vaya a juicio, ahí donde los tribunales ya nos han sido permeables, una y otra vez a nuestros intereses; haber quien es el abogado "chulo" que lo defiende, sin dejarse "convencer" por el camino de lo contrario, pues siempre es fácil hacerle ver a un leguleyo que absurda causa que pretende defender puede dificultar, enormemente, su carrera profesional y, sin embargo, ser permeable a los poderosos puede salirle a cuenta; porque eso sí, por aquí "sintonizar" con los poderosos se "paga" re-que-te-bien y bien: Puesto alto en una lista a cargo cojonudo por elecciones legales en sufragio popular o a otros acceso a oposiciones y carrera funcionarial… de todo parece que hay y que parece que se observa como "mosca detrás de la oreja").

(Mientras no se resuelva y encamine satisfactoriamente y se rectifique el daño que están haciendo Vds a inocentes – por activa o pasiva – esto habrá sobre la mesa. Un gesto devolviendo a aquellos que con ello le han atados sus manos (ante la injusticia) sería suficiente gesto de nobleza para mí, Sr. y probablemente Vd saliera de eso que yo considero oscuridad que a Vd le puede parecer luz (por ser un anhelo conseguido). Entre de pleno en el terreno del Valor, para eso le elegimos).








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