Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 18 de junio de 2019

Sistema de Gestión Social (La oportunidad del feminismo)


En el último artículo de mi blog (La Gran decepción puede llegar con C´s abordo, tangencialmente, lo que llamo un “sistema de gestión social” que parece subsistir de manera inmemorial en la sociedad y que se basa en coacción. La coacción parece un instrumento al que se daba mucho valor ya a principios del siglo XX, por los escritos que pude leer relativos a Azaña; sin embargo, esa violencia de fondo no aparece bien argumentada, tal vez por considerarse una cuestión obvia e implícitamente consensuada. 
Esa coacción de fondo que pudiera existir o subsistir como un  instrumento “paralelo” al ordenamiento Constitucional (y, a veces, al margen de la actividad legal formal) es lo que pudiera ir “visualizándose” a medida que las personas se van adaptando a la sociedad en la que viven y acabar por considerarla parte consustancial e inseparable de la propia sociedad; y que se pudiera resumir en el dicho: “La sociedad es así”; o “el mundo es así”. De tal manera que quien no terminara de concebir esta circunstancia propia de la sociedad tiende a ser considerada persona que no “entiende” el mundo en que vive y no está inserto en él. Es más, si se da la circunstancia que esta persona o estos tipos de personas que no entienden que exista, ni les pasa por la cabeza, que  la subsistencia de una “violencia social de fondo” es real y está presente, casi trasversalmente (en toda la sociedad e instituciones) y, sin hacer caso de esta evidencia, se apegan al espíritu de la Constitución pudieran encontrarse que entra en conflicto, o con Instituciones o en entorno familiares, sencillamente porque no termina de “entender” que sigue estando “vigente” esa forma difusa y no siempre explícita, ni reconocida, de coacción y violencia (y menos en las Instituciones y en algunos entornos familiares), por medio de la cual se están empleando medios “informales” para “resolver” situaciones comunes bajo la idea límite de la aplicación de esas “medidas correctoras” y cuando se da la circunstancia puntual de que alguien no “entiende” esta “advertencia” implícita (por considerarse que es inmoral instrumento a la luz de la propia Constitución o de la Razón entendida como instrumento para el bien común) se puede acabar entrando, de pleno, en objeto y centro de un procedimiento de “rectificación” que recae sobre ese individuo y que puede llegar a ser inmisericorde (sea en el ambiente Institucional o familiar)   - un ejemplo similar, salvando las distancias, se refiere a aquellas personas que consideran que cuando contraen un compromiso de pareja, ese compromiso es de tal firmeza de fondo, de tal veracidad y compromiso, que es indisoluble en el ánimo y en la voluntad de ambos, por lo cual es impensable el engaño dentro de esa relación; y que quienes no actúan bajo ese principio lo hacen porque, de alguna manera, no son leales y fieles ni así mismos ni a los valores propios de las personas que tienen desarrollado un sentido claro de lo “honesto” y de lo “derecho” y del “sentido común” en su acepción más positiva (y por tanto son personas de las que no cabe confiar, porque de alguna manera están "perdidas" o se han perdido en el mar de la vida); y sin embargo podemos ver cómo, en realidad, nuestra condición Humana es capaz de franquear esa línea roja, incluso sin advertirlo a la propia pareja, pues considera (nuestra condición humana) que su concepción de la “libertad personal” está por encima de cualquier otra circunstancia y compromiso, cuando se trata de explorar la propia vida; al menos en este terreno tan personal y aunque implique cierta forma de violencia sobre el así tratado. Hay otros entornos en donde resulta más fácil entender el funcionamiento de estos sistemas coercitivos, como en los entornos rurales donde todos se conocen y existe una “vigilancia social” permanente; aquí es fácil entender que si alguien desafía la “autoridad” (de cualquier naturaleza, Institucional o Familiar) en algún modo o manera habrá un castigo (aunque ello, esa circunstancia específica, no esté ni tipificada ni recogida en la Constitución ni las leyes; pues basta con que sea considerada una ofensa o un perjuicio para que entre en funcionamiento este sistema “paralelo” – e incluso se intente “deformar” la realidad del hecho intentando “inventar”, oficialmente, algo que nunca sucedió sucedió: Por ejemplo, es típico de Aragón una respuesta tal y como este ejemplo que señalo: Una persona entra en un establecimiento y dice: Buenos días (y al no reparar que hay un adversario suyo en ese momento en el mismo lugar)  se arriesgan a que le contesten: ¡Qué me has llamado!!??? - Y el lío, la gresca o el conflicto puede estar servido.
En un entorno social así concebido, se puede alegar no sólo que “el mundo es así” (cruel, violento y coactivo) sino que ello obliga a todos, en ocasiones, a actuar de manera injusta, e incluso arbitraria, ante el hecho de advertir que una situación como esa puede alcanzarle o ponerle en entre dicho, y que siempre se está, de alguna manera, “marcando  el propio territorio” (y dispuesto a ser injusto y a la vez) por si alguien no conoce o percibe convenientemente las reglas sociales imperantes.  Y, de alguna manera, “todo el mundo” conviene en que hay que trasladar ese “mensaje” de manera implícita y por el cual “todo el mundo” tiene que actuar, ante esa crueldad propia de la “vida en sociedad”, de manera injusta en algún momento, y que ello está justificado. Sin embargo, en alguna situación familiar, un hijo, puede ser tratado con crueldad para que este sufrimiento alcance a un progenitor (incluso llevarlo al extremo de buscar su perjuicio definitivo, como pudiera ser la incapacidad); esa crueldad que se pretendiera trasladar  no estaría justificada llevarla a cabo sobre él, para hacer daño al padre, porque, sencillamente, quienes protagonizan esa acción podrían ser su propia Madre, Hermano y alguna Tía (y, consiguientemente, siempre hemos creído que los lazos de sangre debieran ser, siempre, de solidaridad y apoyo; al menos cuando de mujeres se trata, por haber estas conocido los excesos e injusticias que la sociedad puede llegar a cometer en razón de sostener prejuicios sobre las personas - y si se trata de mujeres saben cómo actúa el prejuicio en razones sexuales: la medicación es sagrada para una persona vulnerable en un ambiente antagónico y hostil, con ello no se debe jugar, ni vacilar, porque de lo contrario lo que entra en juego son prejuicios muy graves para la persona en cuestión). Y siendo tan extrema esa acción que protagonizan, no miran el perjuicio que le producen a alguien ajeno e “inocente”; se ha de suponer que lo que defienden estas personas se hallaría más allá de una simple revancha o ajuste de cuentas: Tal vez defendiendo cuestiones o percepciones que no debieran salir a la luz del ambiente social porque, de alguna manera, se les pudiera percibir de manera bien diferente por sus entornos inmediatos. Esto puede ocurrir cuando la Condición Animal (que está incluida en la Humana y forma parte de ella) es capaz de poner la inteligencia de la persona a su servicio e ignorar la bondad propia de la inteligencia que habita en la Condición Humana (que por el contrario busca el bien común), con el solo fin de satisfacer esos instintos impropios de personas que se consideran inteligentes.
Si en todo este proceso de transformación social que significa el feminismo, en términos de igualdad real (como respuesta a una situación de "control social injusta" que supone el machismo respecto de la mujer) y la nueva realidad  que nace se orientara a que el mundo femenino acabara "imitando" las maneras y formas del "Sistema de Gestión Social" ya existente y descrito; es decir, si el poder femenino no renunciara a formas y maneras injustas de Gestión Social que aún sobreviven (obligando a los hombres a renunciar a cualquier forma de gestión violenta de la sociedad), no habremos conseguido nada esencial para nuestra sociedad (aunque se reduzca el número de muertes injustas) pues el objetivo de igualdad real no traerá el objetivo de transformar profundamente la sociedad, sino el de dar acceso a formas de poder y coacción ya vigentes a otro segmento de la sociedad, perdiendo la oportunidad de construir un futuro más justo y honesto para todos.
Todas las normas y leyes que nos hemos dado, como sociedad Democrática, están concebidas para mantener Bienes y Valores en nuestra sociedad y, por tanto, el legislador ha ido señalando un camino claro y evidente en sus leyes, que si se siguen con honestidad, se irá consolidando una Sociedad Pacífica.
La Condición Humana sigue estando presente para todos nosotros (y todos somos rehenes de esa condición), y con capacidad de ejercer distintas formas de violencia sobre el entorno social; si no somos capaces de detectar cuando esa "violencia de fondo" actúa en entornos familiares, sociales e institucionales con fines de intereses muy particulares (y se usan las leyes y su espíritu permitiendo que ese Sistema de Gestión Social que sobrevive degenere el espíritu de las normas que nos da el legislador) seguiremos generando víctimas inocentes usadas de rehenes en objetivos inconfesables y nuestro futuro como sociedad seguirá siendo poco halagüeño.







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