III
El Mundo (tiene sentido o no lo tiene): La Propiedad.
Un sistema basado en polaridades en el ámbito espiritual: Amor/Odio con efectos en el plano material: Violencia/Propiedad-Poder.
En la wikipedia en inglés, la propiedad es definida en los siguientes términos:
La
propiedad ( latín : Res privata ) en abstracto es
lo que pertenece o con algo, ya sea como atributo o como componente de dicha
cosa. En el contexto de este artículo, es uno o más componentes (en lugar de atributos), ya sean físicos o incorpóreos ,
del patrimonio de
una persona ; o pertenecer a, por ejemplo, ser propiedad de una
persona o conjuntamente un grupo de personas o una entidad legal como una corporación o
incluso una sociedad . Dependiendo
de la naturaleza de la propiedad, un propietario tiene derecho a consumir ,
alterar, compartir,
redefinir , alquilar, Hipotecas , peón , venta , intercambio , transferencia , regalar o
destruirla, o para excluir a otros de hacer estas cosas, [1] así
como tal vez abandone ella; mientras que,
independientemente de la naturaleza de la propiedad, el titular de la misma
tiene derecho a utilizarla adecuadamente (como elemento duradero , medio
o factor , o lo que sea), o al menos conservarla
en forma exclusiva.
Sin embargo, en la wikipedia en
español se define de manera sutilmente diferente:
La propiedad o dominio es un
poder directo e inmediato sobre una cosa, que atribuye a su titular la
capacidad de gozar y disponer de la cosa sin más limitaciones que las que
establezcan las leyes. Es el derecho real que
implica el ejercicio de las facultades jurídicas que aplican el ordenamiento
jurídico concede sobre un bien.1
El objeto del derecho de propiedad está constituido por todos
los bienes susceptibles de apropiación. Para que se cumpla tal condición, en
general, se requieren tres condiciones: que el bien sea útil, ya que si no lo fuera, carecería de fin
la apropiación; que el bien exista en cantidad limitada, y que sea susceptible
de ocupación, porque de otro modo no podrá actuarse.
El derecho de propiedad abarca todos aquellos bienes materiales
que pueden ser apropiados, de utilidad, de existencia limitada y que pueden ser
ocupados.2 Con todo, el dominio no solo se
circunscribe a las cosas corporales, sino también recae sobre las incorporales
tales como el derecho de propiedad industrial o intelectual.3
La diferencia entre ambas definiciones
es que en español introduce el término “apropiarse” que tiene un rasgo muy
negativo en su definición: (apropiarse): Adueñarse [una persona] de cierta cosa,
especialmente si es de forma indebida: "se le
acusa de haberse apropiado de dinero de la empresa" y que es un término
que sí parece atreverse a usar en la definición en español y no en inglés, lo
que podría señalar un rasgo de perspectiva cultural diferenciador; pues en el
término “apropiarse” se señalaría que la cosa en sí ya poseyera el rasgo previo
de ser propiedad y se actuara sobre ella para ser apropiada. Es como si de
partida, se considerara que las cosas que existen son o pertenecen a una
propiedad por el mero hecho de existir. En ese sentido podríamos remontarnos al
concepto bíblico cristiano para dar consistencia a esa idea de apropiarse,
cuando se dicen que “Todas las cosas que existen en el Mundo y en el Universo –
visibles o invisibles - las creó Dios” para posteriormente “ponerlas a nuestra
disposición”, entendiendo esa “puesta a disposición”, a su vez, como un
proyecto divino donde el Ser Humano – también
propiedad Divina, pues la vida creada le perteneciera también a Dios, incluida
la del Ser Humano - tendría libre
albedrío para gestionar esas cosas, todas las cosas, que el proyecto divino
pone a su disposición. Eso no quiere
decir que todo ser humano, cada ser humano, tenga ese derecho sobre las cosas
que dios creara poniéndolas a su disposición, sino que ha de entenderse Ser
Humano como el conjunto de todos los seres humanos que pueblan la Tierra, donde
dios les pone lo creado para que “se organicen” y dispongan de ellas, desatando
así una lucha, primero para interpretar qué agrada a Dios, o no, de nuestra tarea
en la Tierra – Adán y Eva, Caín y Abel – para después, crear organizaciones
sociales donde las funciones y tareas se reparten, siendo un grupo reducido de personas las que interpretan la
voluntad inicial de dios y la naturaleza del proyecto divino que nos
encomendara, siendo permanente la lucha por esa interpretación y
estableciéndose la guerra y la violencia para extender territorialmente esa
interpretación, constituyéndose imperios y siendo cada vez más compleja la
interpretación de esa creación divida y su proyecto; quedando como único punto
de vinculo la posesión de cada ser de su alma como único enlace con la
divinidad; por lo que cada ser humano interpreta cual debería ser su papel en
este mundo y si está a su alcance o no – porque
existen interacciones entre cada ser humano que pueden “bloquear” ese
pretendido proyecto divino que dios tiene o tendría para cada uno de nosotros. Un bloqueo consciente sobre una persona sería
el bloqueo del proyecto divino sobre esa persona (y la persona lo percibe pues su potencialidad y creatividad se va
viendo obstaculizada por una acción intencionada destinada, por lo general, a
destruirla desde un poder humano que da la espalda a ese proyecto divino) y
ello está referido reiteradamente en los relatos bíblicos.
Siendo el Ser Humano capaz de conocer el
mundo y a sus semejantes empleando su inteligencia, desde sus conocimientos y
desarrollo, considera que se hallaría a salvo cuando contradijera la voluntad
divina. Y si se hallara a salvo el ser humano “del temor de dios” (Humildad llana y simple) – es decir, de cada suceso adverso que muestra
la creación en la naturaleza y nos recuerda lo “ínfimos y vulnerables que somos”
- y gracias a los conocimientos y
tecnología, “creamos” un mundo artificial lejos de todo lo que nos recuerde la
existencia del “temor de dios”, incluso nos alejamos de las agonías de los
enfermos y los llevamos a los hospitales para que sean allí quienes de ellos se
encarguen y nos comuniquen la defunción. En este contexto ¿Qué sentido tendría
mantener la idea de la existencia de dios, de su proyecto divino o de nuestras
almas, que a él pertenecieran y desde las cuales nos pediría cuenta de nuestros
actos una vez dejemos este mundo?
El único vínculo que podemos establecer
entre los Seres Humanos para “protegernos” o sobrellevar la aparición de la
adversidad y con ello percibir que debiéramos mantener “el temor de dios” (como gesto de humildad ante la fortaleza de
las fuerzas de su creación y proyecto sobre nosotros tomados como conjunto e
individualmente) es el Amor que “nos debemos” los unos a los otros y que
alcanza su máxima expresión en la “Compasión” en nuestros actos, del cual
resulta el buen Gobierno de todas las cosas que se ponen a nuestra disposición.
Ese trayecto del Amor y de la Compasión es producto intuitivo pero también profundo y original que ya se halla en nuestra mente y que por ello forma parte de nuestras Almas (y que tienden a expresarse en la bondad de nuestras leyes civiles, conformadas desde una perspectiva de justicia social, en busca del Bien Común y el Bienestar Social).
Cuando los exploradores del
mundo iniciaron el trayecto de pisar y andar sobre toda la Tierra para
“conocerla” en la mayor magnitud posible, describiendo y dibujando lo que
hallaban y poniéndolo a disposición de otros que desde sus casas leyeron, vimos
que en todas las culturas Humanas no solo existía “el temor de dios” sino que
también, llevados de él, se constituyeron religiones en las que podemos ver
dónde “se puso el acento” para mostrar que la sabiduría nace de ese “temor” (humildad) y
consigue objetivos en cualquier aspecto que se desee.
Así vemos cómo en Egipto el buen gobierno
de Osiris llevó a la envidia a sus cercanos (hermano) y cómo este lo mata, pero es recompuesto y acaba siendo el
rey de inframundo y quien decide quién entra, o no, en la inmortalidad o quien
debe repetir la existencia, o quién debe de ser destruida su alma porque ya
ninguna experiencia terrenal puede servirle de provecho a nadie. Le desalojaron
de la vida terrenal e intentaron su total destrucción, pero solo consiguieron
que su ejemplo de vida y el amor que despertaba le llevara a ser el supremo
juez del destino último de los Seres Humanos en el proyecto de la creación
divina.
También dentro del mismo área
mediterránea, nacería Moisés, que alzándose sobre la cultura egipcia rescataría
las promesas míticas del pueblo de Israel y le daría una “Tierra Prometida”
donde poder realizar el “proyecto divino” que Dios prometiera a sus patriarcas
pero una vez más, el “Corazón Duro” del pueblo que “teme” desde la “ignorancia” se dejaría
llevar por la condición humana más animal, volviéndose a mirar con añoranza el
Becerro de Oro.
También llegaría Jesús, para reconducir
los errores del Pueblo Elegido de Dios, y señalaría que bastaría con el Amor
para que la sociedad y el Pueblo elegido retornaran a su camino y sintonizara
con la voluntad divina de la creación. Su mensaje perduró pero él fuera y sería
sacrificado por los “suyos” como prueba de haber sido “afrentados” en sus
costumbres y leyes. Pero su memoria sería rescatada, pues se vio que el Amor
honesto y sincero (de obras son Amores y no muchas razones) sí produce "Milagros" y
los poderes de los Seres Humanos, del Imperio dominante del momento, se
“sometería” “formalmente” al Cristianismo.
Dividida la cristiandad en reinos que
siempre peleaban con la moderación de Roma en los asuntos y rivalidades entre
reyes, monarcas y emperadores, aparece el mundo musulmán que señala la belleza
de la vida en sus danzas, en el arte de sus construcciones y en la gestión de
la Naturaleza: el agua como fuente de vida, sus construcciones y jardines como
expresión del conocimiento y dominio sobre la vida mostrándola como belleza.
Ni aún así, los sucesores de Cristo mostrarían
el necesario “temor de Dios” cuando se posicionaban en las cúspides del poder
humano que otorgaba su condición de interpretar la Voluntad Divina y el
mensaje de Cristo, por lo que aparecería Lutero, configurándose el mundo de la
cristiandad y la cultura de occidente en valores de Honestidad, Esfuerzo y
Trabajo que darían lugar a “legítima” riqueza personal como expresión de la
voluntad divina en premiar el “temor de dios” y sujetarse a su voluntad. Ellos
constituirían la base de los imperios anglosajones que dominan occidente en la
actualidad, al haber establecido la predominancia del mundo materialista, la
industrialización forzada subyugando a seres humanos y a la naturaleza y
estableciendo una carrera para dominar Occidente, y con él el mundo conocido,
generándose las mayores matanzas de ser humanos que ha conocido la Humanidad;
entrado de pleno en el Materialismo Científico hasta el extremo de perder el
“sentido de la Vida” fuera del propio materialismo (es decir, hacernos fríos animales), llevando a Occidente a la
necesidad de mirar a Oriente en busca de nuevos referentes espirituales que de
sentido a la vida.
Ahí aparecen el Mundo Hindú, de castas, el
rito de hablar a los muertos recientes durante días y días para asegurar su
salvación en la cultura del Tíbet y conducirlos por la peligrosa senda del
Tránsito del Estado Intermedio (que
conecta con un cuadro que vi en la Exposición de arte religioso a inicios de
los años 80 en Madrid, donde el Bodisativa de la cultura Tibetana era
representado en la figura del Arcángel San Miguel guiando el Alma del difunto
ante lo que Joung definiría como las “proyecciones de culpa” en la vida vivida
y que toman forma en la mente del muerto de figuras Temibles que dejan
inmovilizado del terror el alma de cada fallecido); por lo que se hace
precisa la participación de la fortaleza de la Fe del difunto para reconocer
que. lo que ve. solo son proyecciones de su propia mente producto de su sensación de
culpa (sea esa culpa real o no, según la
cultura y familia donde haya vivido).
Aún siendo así la religión y apareciendo en
toda cultura, el Occidente Ateo, Materialista, que se deja llevar por los
impulsos de la naturaleza animal, corre hacia la versión más “defenestrada” del
Budismo (que también parece guiado por el
materialismo) para encontrar entre sus páginas y maestros la “seguridad” de
que, aun siendo plenamente conscientes de haber arruinado vidas al propio
capricho y voluntad, allí encontrarán el “manual” para “engañar” al proyecto
divino y alcanzar la salvación que en su propia cultura cristiana ya no pueden
(porque el requisito cristiano y católico
no es solo el arrepentimiento ante el hecho de verificar que la vida es finita
y cuando esa finitud ya se muestra en el horizonte propio, sino también el propósito
de emendar el daño generado - y a ese respecto ya confiesa un abogado que
mientras la madre no ceda y reincida, la situación del hijo se establecerá como
cíclica; es decir, sin solución; por lo que propósito de enmiendo no existe y
no creo en nada que el Budismo haga nada por ese tipo de señoras, por mucho que hayan ido a esas escuelas budistas alguna de ellas, de la misma
manera que poco pudiera hacer por aquél que fuera Ministro de Economía y acabara
liándola en Bankia en una salida a bolsa que se sospechara fraudulenta; del
templo budista lo acabaron por echar ante a presión mediática; por si alguien
duda de que el Budismo en Occidente también se rindiera, o no, a los efectos de
una propaganda adversa, lo que señala, sin duda, una visión materialista
que poco tendría que ver con el Buda que acabara siendo muerto porque sus
enseñanzas liberaban y comprometían, como siempre suele hacerlo cualquier
acercamiento espiritual a la Verdad de nuestra existencia, compromete al poder
terrenal cuestionándo sus actos y decisiones.
Siguiendo con la idea que centra este artículo,
el de la Propiedad como resultado de apropiación en la wikipedia en español,
expresamos que las materias primas proceden de la naturaleza y de alguna manera
decimos, de punto de partida, que son bienes naturales, propios o propiedad de
la Naturaleza (y como tal, siendo la
Naturaleza un “todo”, al que incluso pertenecemos los humanos, un todo
interrelacionado que hace posible la existencia y la vida en general) que
alguien sea “facultado” para apropiarse de ello (incluso de personas y sus
vidas) es motivo de reflexión, y debe de serlo, sobre el concepto de propiedad
y/o su nacimiento; cabiendo la discusión de si los bienes naturales (incluidos los seres humanos en el pasado e
incluso hoy en día) pueden pertenecer, o no, como propiedad tal como la hemos
definido al iniciar el artículo.
Lo que conocemos como Naturaleza conforma
el Mundo (la misma Tierra) y es la Tierra un “Sistema interrelacionado”; es
decir, los efectos que como afectaciones causamos en una actividad concreta
tiende a afectar a un entorno mayor del esperado. Poniendo un ejemplo de
nuestros tiempos la explotación intensiva de bosques afectara al clima de las
zonas inmediatas e incluso lo puede modificar intensamente si se reduce una
masa arbórea en una zona concreta; pero si la dimensión del bosque es inmensa,
como en el amazonas, la afectación llegará a gran parte del planeta en general deteriorando la calidad de la Vida y
la salud de la misma vida incluida la del Ser Humano. Estamos pues ante un
“sistema Global interrelacionado” – así
expresado en términos científicos – pero que da la paradoja que es la misma
expresión bíblica explicitada en términos de materialismo científico: La vida y
la Tierra es una Creación que forma un conjunto con el Universo, con el cual se
halla muy interrelacionado para que pueda existir la vida como la conocemos.
En
términos absolutos podemos concebir la Biblia literalmente, o no, pero desde el
punto de vista simbólico destinado a inspirar el conocimiento y la creatividad
en el Ser Humano; sin duda la existencia del Todo es una Creación Divina de la
cual los Seres Humanos no podemos escapar por mucho que la Ciencia se lo
proponga en sus mensajes “redentores”, pues se ha venido a constituir la
Ciencia como Religión Universal que solo es posible comprender honestamente si
nos remontamos al origen de su nacimiento y la vinculamos con la inspiración de
la creatividad (que solo puede provenir
de un mundo invisible que nos acerca a esa idea de espiritualidad divina) y
la utilidad que el poder Humano le ha otorgado a la Ciencia para alzarse sobre
ella y constituirse en Poder rivalizador del proyecto divino, cuando en todo
sigue dependiendo de ese proyecto divino, de las reglas y leyes que lo han
constituido y, en último extremo, cuando la vida humana tiende al fin, sin duda, a rendirse a la dimensión divina de la existencia por la mera verificación de la
aparición y verificación de la existencia del “Temor de Dios” (Humildad) en toda su
extensión y amplitud que solo puede ser amortiguado por el Amor y presencia de
los cercanos, como ya señalaba Demis Roussus en alguna de sus canciones – y que
por ello sin duda, por dar las claves de lo esencial de la vida (Fe y Amor) fue
vilmente injuriado en los medios de comunicación ante la llegada de la nueva etapa de un
materialismo democrático rampante, que como leones, tenían el propósito de
devorar cualquier rasgo de espiritualidad que no siguiera las líneas de
encriptación oficiales y tuviera la desfachatez de mostrar la sencillez con que
puede o podría desarrollarse la existencia humana en cada ser humano, si
mediara el Amor y la Compasión.
Podríamos plantearnos en qué términos (y
límites) existiría “legitimidad” para apropiación de bienes, en el caso de que
afectara a la vida de los seres vivos e incluso humanos, por un lado, o de cuando
afectamos el planeta por medio de extracción de recursos (es decir: hablaríamos de la sostenibilidad como capacidad de la
Naturaleza en regenerar, o regenerarse, ante las apropiaciones realizadas por
el Ser Humano). O cuando contaminamos el aire en nuestra concepción de
“derecho” a la libre circulación usando de los medios que deseemos; concebir
hasta qué punto la afección de la atmósfera y el deterioro de su calidad no
afecta exclusivamente a quienes dicen tener el legítimo derecho a su libertad
de circulación o desarrollo industrial y bajo qué principios y regulaciones ese
derecho puede seguir realizándose para proteger otros derechos a los que esa
actividad afectara (es decir: volviendo a
hablar de sostenibilidad, estamos ante la capacidad de la atmósfera en regenerar sus
cualidades para que no afecte la calidad de la vida).
Habría que recordar que durante milenios
el Ser Humano ha concebido que la Tierra tiene la facultad de regenerarse,
actuando como un "reactor natural" que procesara toda sustancia natural a corto
plazo y haciendo posible que los desechos de las actividades humanas se
procesen en ese “reactor” que es la Tierra de manera ágil y rápida; y sin
embargo aparece la evidencia que la propia Tierra o la Naturaleza, es capaz de
generar (a veces por la actuación del Ser
Humano) productos que no favorecen la vida tal y como la conocemos, sino
que por el contrario la perjudicarían durante cientos de años o milenios (como podrían ser los residuos nucleares).
Y sin embargo, todo ello, venimos observando, que la regeneración de la
Naturaleza cuando cesa gran parte de la actividad Humana (como hemos observado durante esta pandemia) tiende a ser rápida y
ágil en términos generales, mejorando los factores del Aire y Agua, e incluso
la naturaleza silvestre tiende a recuperar territorio civilizado (urbano)
intentando expandirse en él, para dotarlo de la capacidad regeneradora que
posee el resto de la Naturaleza cuando no es urbanizada por el Ser Humano (pues parece obvio que es la concepción y
visión económica del Ser Humano la que quita a la Naturaleza su capacidad
regeneradora).
Cuando el Ser Humano civiliza o urbaniza
los territorios, restringe esa capacidad regenerativa propia de la Naturaleza –
espontánea y consonante con el sistema
Natural y su manifestación en la Tierra – y la cambia, y transmuta, por la capacidad del
Ser Humano en transformar el medio, y hacerlo lo más artificial posible,
haciéndole perder la capacidad regenerativa pero, a su vez, convirtiendo esa
carencia en oportunidad de negocio (mientras
los bienes naturales son gratuitos y de libre disposición, todo lo que hace el
Ser Humano es costoso, lesivo y muy caro aunque parezca a corto plazo barato –
porque la esencia del negocio siempre es "el engaño").
Por otro lado, existe una definición que
proviniera de la Edad Media en la que se asegura que la propiedad solo es posible
si otro poder superior, mucho más fuerte, nos la reconoce. Por lo que podríamos
concebir que sean los fuertes y poderosos los que están decidiendo el destino
de la Humanidad y de sus individuos. (Y
esos no parece que tengan por guía el Amor Universal que en sus distintas
facetas muestran las religiones en las distintas culturas que pueblan la Tierra)
Sin embargo, más allá de la visión de la
propiedad como un proceso económico de bienes que se intercambian por dinero
estableciendo negocios y dando lugar a la economía como sistema (y, con ello, al debate y discusión política
sobre los sistemas y factores de producción dando origen a visiones diferentes
sobre la propiedad (su origen o legítimo destino y/o uso), existe otra
visión de la propiedad que tuviera que ver mucho más con la existencia del
propio Ser Humano: La propiedad concebida como “objetos personales” e incluso,
desde un aspecto más allá del material de ser objetos, como parte espiritual
del propio ser humano y símbolo de su identidad espiritual y existencia vital (si una madre se empeña en destruir a un
hijo, por lo general empieza por los objetos personales como señal de que en su
presencia, la propiedad como símbolo de la propia personalidad del hijo será lo
primero a destruir, para que sobre ella no se pueda constituir su personalidad
ni su fe en sí mismo). Siempre hemos observado que hay, y existen, personas
en las que su envidia es de tal naturaleza que no toleran en su presencia, que
alguien a quien consideran “inferior o despreciable” pueda disfrutar con
sencillos objetos propios; el objetivo entonces es destruir los objetos para
destruir también los momentos de felicidad del quien considera inferior. La
sencilla felicidad de los momentos que pasan desapercibidos y en la intimidad (solo detectables por madres o personas muy
cercanas) son la señal más inequívoca de la existencia de una
espiritualidad positiva, transcendente que muestra la existencia de una Fe
interior que muchos materialistas son incapaces de obtener en el plano material
y por ello envidian y buscan destruir.
La propiedad pues, es una expresión de la espiritualidad; desde ese punto de vista no se puede comprender que un sistema social materialista como el nuestro “tolere el robo”, porque ello destruye la fe, a veces pone en peligro vidas y obliga a reiniciar el trayecto de la obtención de ese bien. Además ello hace posible precisamente una lectura “conspirativa” de la sociedad donde vivimos y llegar a preguntarnos si el sistema económico, mediante el robo, la economía se moviliza y el ladrón pudiera llegar a ser considerado un factor, en algún aspecto, “positivo” dentro del sistema.
Así pues los problemas suelen ser los mismos, a pesar de las apariencias, y además cíclicos
(Advertimos en
conversación con el letrado que si el hijo retorna por su voluntad el problema
volverá y si no retorna por su voluntad
y se sigue el “protocolo de pasividad y omisión de socorro”, que
realmente es penoso para el hijo – y el
padre, porque los demás parecen seguir el modelo protocolario de omisión de
socorro – en poco tiempo se volverá a reproducir porque el entorno materno
está dispuesto a ello como ya viene demostrando.
Le digo al Letrado que al menos mis
artículos quedaran como testimonio y que
en un futuro lectores se preguntarán qué tipo de aberrante justicia social se
aplica en España; porque sin duda ahora desacreditar al padre es la opción más
sencilla para no asumir responsabilidades todos los que miran; pero en el
futuro la lectura de los artículos mostraría con claridad todo lo contrario
señalando nuestra sociedad como especialmente cruel y bárbara. Y me
contesta el letrado, para cuando eso pueda pasar tú, como dices, ya estarás
muerto – es decir, no habrá compensación
moral. El abogado, sin duda, refleja su propia frustración vital/profesional
cuando las cosas se plantean en términos de: Blanco o Negro, que es precisamente
la posición materna ya ampliamente descrita.
Así pues, un "Protocolo de Omisión de Socorro" concebido para el mundo de la adicción como eficaz, se viene empleando en para problemas graves emocionales pensando que el resultado será el mismo. Alguien parece actuar desde una lógica poco adecuada a cada situación. Esto no es un problema de adicciones sino de adultos enfrentados usando por medio a los hijos y en este caso la Salud Mental de uno de ellos. Y eso no tiene que ver mucho con las adicciones.
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