Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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domingo, 10 de octubre de 2021

III El Mundo (tiene sentido o no lo tiene): La Propiedad.

 

III El Mundo (tiene sentido o no lo tiene): La Propiedad.

Un sistema basado en polaridades en el ámbito espiritual: Amor/Odio con efectos en el plano material: Violencia/Propiedad-Poder.

 

En la wikipedia en inglés, la propiedad es definida en los siguientes términos:

La propiedad ( latín : Res privata ) en abstracto es lo que pertenece o con algo, ya sea como atributo o como componente de dicha cosa. En el contexto de este artículo, es uno o más componentes (en lugar de atributos), ya sean físicos o incorpóreos , del patrimonio de una persona ; o pertenecer a, por ejemplo, ser propiedad de una persona o conjuntamente un grupo de personas o una entidad legal como una corporación o incluso una sociedad . Dependiendo de la naturaleza de la propiedad, un propietario tiene derecho a consumir , alterar, compartir, redefinir , alquilarHipotecas , peón , venta , intercambio , transferencia , regalar o destruirla, o para excluir a otros de hacer estas cosas, [1] así como tal vez abandone ella; mientras que, independientemente de la naturaleza de la propiedad, el titular de la misma tiene derecho a utilizarla adecuadamente (como elemento duradero , medio o factor , o lo que sea), o al menos conservarla en forma exclusiva.

Sin embargo, en la wikipedia en español se define de manera sutilmente diferente:

La propiedad o dominio es un poder directo e inmediato sobre una cosa, que atribuye a su titular la capacidad de gozar y disponer de la cosa sin más limitaciones que las que establezcan las leyes. Es el derecho real que implica el ejercicio de las facultades jurídicas que aplican el ordenamiento jurídico concede sobre un bien.1

El objeto del derecho de propiedad está constituido por todos los bienes susceptibles de apropiación. Para que se cumpla tal condición, en general, se requieren tres condiciones: que el bien sea útil, ya que si no lo fuera, carecería de fin la apropiación; que el bien exista en cantidad limitada, y que sea susceptible de ocupación, porque de otro modo no podrá actuarse.

El derecho de propiedad abarca todos aquellos bienes materiales que pueden ser apropiados, de utilidad, de existencia limitada y que pueden ser ocupados.2​ Con todo, el dominio no solo se circunscribe a las cosas corporales, sino también recae sobre las incorporales tales como el derecho de propiedad industrial o intelectual.3

La diferencia entre ambas definiciones es que en español introduce el término “apropiarse” que tiene un rasgo muy negativo en su definición: (apropiarse): Adueñarse [una persona] de cierta cosa, especialmente si es de forma indebida: "se le acusa de haberse apropiado de dinero de la empresa" y que es un término que sí parece atreverse a usar en la definición en español y no en inglés, lo que podría señalar un rasgo de perspectiva cultural diferenciador; pues en el término “apropiarse” se señalaría que la cosa en sí ya poseyera el rasgo previo de ser propiedad y se actuara sobre ella para ser apropiada. Es como si de partida, se considerara que las cosas que existen son o pertenecen a una propiedad por el mero hecho de existir. En ese sentido podríamos remontarnos al concepto bíblico cristiano para dar consistencia a esa idea de apropiarse, cuando se dicen que “Todas las cosas que existen en el Mundo y en el Universo – visibles o invisibles - las creó Dios” para posteriormente “ponerlas a nuestra disposición”, entendiendo esa “puesta a disposición”, a su vez, como un proyecto divino donde el Ser Humano – también propiedad Divina, pues la vida creada le perteneciera también a Dios, incluida la del Ser Humano - tendría libre albedrío para gestionar esas cosas, todas las cosas, que el proyecto divino pone a su disposición.  Eso no quiere decir que todo ser humano, cada ser humano, tenga ese derecho sobre las cosas que dios creara poniéndolas a su disposición, sino que ha de entenderse Ser Humano como el conjunto de todos los seres humanos que pueblan la Tierra, donde dios les pone lo creado para que “se organicen” y dispongan de ellas, desatando así una lucha, primero para interpretar qué agrada a Dios, o no, de nuestra tarea en la Tierra – Adán y Eva, Caín y Abel – para después, crear organizaciones sociales donde las funciones y tareas se reparten, siendo un grupo  reducido de personas las que interpretan la voluntad inicial de dios y la naturaleza del proyecto divino que nos encomendara, siendo permanente la lucha por esa interpretación y estableciéndose la guerra y la violencia para extender territorialmente esa interpretación, constituyéndose imperios y siendo cada vez más compleja la interpretación de esa creación divida y su proyecto; quedando como único punto de vinculo la posesión de cada ser de su alma como único enlace con la divinidad; por lo que cada ser humano interpreta cual debería ser su papel en este mundo y si está a su alcance o no – porque existen interacciones entre cada ser humano que pueden “bloquear” ese pretendido proyecto divino que dios tiene o tendría para cada uno de nosotros.  Un bloqueo consciente sobre una persona sería el bloqueo del proyecto divino sobre esa persona (y la persona lo percibe pues su potencialidad y creatividad se va viendo obstaculizada por una acción intencionada destinada, por lo general, a destruirla desde un poder humano que da la espalda a ese proyecto divino) y ello está referido reiteradamente en los relatos bíblicos.

Siendo el Ser Humano capaz de conocer el mundo y a sus semejantes empleando su inteligencia, desde sus conocimientos y desarrollo, considera que se hallaría a salvo cuando contradijera la voluntad divina. Y si se hallara a salvo el ser humano “del temor de dios” (Humildad llana y simple) – es decir, de cada suceso adverso que muestra la creación en la naturaleza y nos recuerda lo “ínfimos y vulnerables que somos” -  y gracias a los conocimientos y tecnología, “creamos” un mundo artificial lejos de todo lo que nos recuerde la existencia del “temor de dios”, incluso nos alejamos de las agonías de los enfermos y los llevamos a los hospitales para que sean allí quienes de ellos se encarguen y nos comuniquen la defunción. En este contexto ¿Qué sentido tendría mantener la idea de la existencia de dios, de su proyecto divino o de nuestras almas, que a él pertenecieran y desde las cuales nos pediría cuenta de nuestros actos una vez dejemos este mundo?

El único vínculo que podemos establecer entre los Seres Humanos para “protegernos” o sobrellevar la aparición de la adversidad y con ello percibir que debiéramos mantener “el temor de dios” (como gesto de humildad ante la fortaleza de las fuerzas de su creación y proyecto sobre nosotros tomados como conjunto e individualmente) es el Amor que “nos debemos” los unos a los otros y que alcanza su máxima expresión en la “Compasión” en nuestros actos, del cual resulta el buen Gobierno de todas las cosas que se ponen a nuestra disposición.

Ese trayecto del Amor y de la Compasión es producto intuitivo pero también profundo y original que ya se halla en nuestra mente y que por ello forma parte de nuestras Almas (y que tienden a expresarse en la bondad de nuestras leyes civiles, conformadas desde una perspectiva de justicia social, en busca del Bien Común y el Bienestar Social). 

Cuando los exploradores del mundo iniciaron el trayecto de pisar y andar sobre toda la Tierra para “conocerla” en la mayor magnitud posible, describiendo y dibujando lo que hallaban y poniéndolo a disposición de otros que desde sus casas leyeron, vimos que en todas las culturas Humanas no solo existía “el temor de dios” sino que también, llevados de él, se constituyeron religiones en las que podemos ver dónde “se puso el acento” para mostrar que la sabiduría nace de ese “temor” (humildad) y consigue objetivos en cualquier aspecto que se desee.

Así vemos cómo en Egipto el buen gobierno de Osiris llevó a la envidia a sus cercanos (hermano) y cómo este lo mata, pero es recompuesto y acaba siendo el rey de inframundo y quien decide quién entra, o no, en la inmortalidad o quien debe repetir la existencia, o quién debe de ser destruida su alma porque ya ninguna experiencia terrenal puede servirle de provecho a nadie. Le desalojaron de la vida terrenal e intentaron su total destrucción, pero solo consiguieron que su ejemplo de vida y el amor que despertaba le llevara a ser el supremo juez del destino último de los Seres Humanos en el proyecto de la creación divina.

También dentro del mismo área mediterránea, nacería Moisés, que alzándose sobre la cultura egipcia rescataría las promesas míticas del pueblo de Israel y le daría una “Tierra Prometida” donde poder realizar el “proyecto divino” que Dios prometiera a sus patriarcas pero una vez más, el “Corazón Duro” del pueblo que “teme” desde la “ignorancia” se dejaría llevar por la condición humana más animal, volviéndose a mirar con añoranza el Becerro de Oro.

También llegaría Jesús, para reconducir los errores del Pueblo Elegido de Dios, y señalaría que bastaría con el Amor para que la sociedad y el Pueblo elegido retornaran a su camino y sintonizara con la voluntad divina de la creación. Su mensaje perduró pero él fuera y sería sacrificado por los “suyos” como prueba de haber sido “afrentados” en sus costumbres y leyes. Pero su memoria sería rescatada, pues se vio que el Amor honesto y sincero (de obras son Amores y no muchas razones) sí produce "Milagros" y los poderes de los Seres Humanos, del Imperio dominante del momento, se “sometería” “formalmente” al Cristianismo.

Dividida la cristiandad en reinos que siempre peleaban con la moderación de Roma en los asuntos y rivalidades entre reyes, monarcas y emperadores, aparece el mundo musulmán que señala la belleza de la vida en sus danzas, en el arte de sus construcciones y en la gestión de la Naturaleza: el agua como fuente de vida, sus construcciones y jardines como expresión del conocimiento y dominio sobre la vida mostrándola como belleza.

Ni aún así, los sucesores de Cristo mostrarían el necesario “temor de Dios” cuando se posicionaban en las cúspides del poder humano que otorgaba su condición de interpretar la Voluntad Divina y el mensaje de Cristo, por lo que aparecería Lutero, configurándose el mundo de la cristiandad y la cultura de occidente en valores de Honestidad, Esfuerzo y Trabajo que darían lugar a “legítima” riqueza personal como expresión de la voluntad divina en premiar el “temor de dios” y sujetarse a su voluntad. Ellos constituirían la base de los imperios anglosajones que dominan occidente en la actualidad, al haber establecido la predominancia del mundo materialista, la industrialización forzada subyugando a seres humanos y a la naturaleza y estableciendo una carrera para dominar Occidente, y con él el mundo conocido, generándose las mayores matanzas de ser humanos que ha conocido la Humanidad; entrado de pleno en el Materialismo Científico hasta el extremo de perder el “sentido de la Vida” fuera del propio materialismo (es decir, hacernos fríos animales), llevando a Occidente a la necesidad de mirar a Oriente en busca de nuevos referentes espirituales que de sentido a la vida.

Ahí aparecen el Mundo Hindú, de castas, el rito de hablar a los muertos recientes durante días y días para asegurar su salvación en la cultura del Tíbet y conducirlos por la peligrosa senda del Tránsito del Estado Intermedio (que conecta con un cuadro que vi en la Exposición de arte religioso a inicios de los años 80 en Madrid, donde el Bodisativa de la cultura Tibetana era representado en la figura del Arcángel San Miguel guiando el Alma del difunto ante lo que Joung definiría como las “proyecciones de culpa” en la vida vivida y que toman forma en la mente del muerto de figuras Temibles que dejan inmovilizado del terror el alma de cada fallecido); por lo que se hace precisa la participación de la fortaleza de la Fe del difunto para reconocer que. lo que ve. solo son proyecciones de su propia mente producto de su sensación de culpa (sea esa culpa real o no, según la cultura y familia donde haya vivido).    

Aún siendo así la religión y apareciendo en toda cultura, el Occidente Ateo, Materialista, que se deja llevar por los impulsos de la naturaleza animal, corre hacia la versión más “defenestrada” del Budismo (que también parece guiado por el materialismo) para encontrar entre sus páginas y maestros la “seguridad” de que, aun siendo plenamente conscientes de haber arruinado vidas al propio capricho y voluntad, allí encontrarán el “manual” para “engañar” al proyecto divino y alcanzar la salvación que en su propia cultura cristiana ya no pueden (porque el requisito cristiano y católico no es solo el arrepentimiento ante el hecho de verificar que la vida es finita y cuando esa finitud ya se muestra en el horizonte propio, sino también el propósito de emendar el daño generado - y a ese respecto ya confiesa un abogado que mientras la madre no ceda y reincida, la situación del hijo se establecerá como cíclica; es decir, sin solución; por lo que propósito de enmiendo no existe y no creo en nada que el Budismo haga nada por ese tipo de señoras, por mucho que hayan ido a esas escuelas budistas alguna de ellas, de la misma manera que poco pudiera hacer por aquél que fuera Ministro de Economía y acabara liándola en Bankia en una salida a bolsa que se sospechara fraudulenta; del templo budista lo acabaron por echar ante a presión mediática; por si alguien duda de que el Budismo en Occidente también se rindiera, o no, a los efectos de una propaganda adversa, lo que señala, sin duda, una visión materialista que poco tendría que ver con el Buda que acabara siendo muerto porque sus enseñanzas liberaban y comprometían, como siempre suele hacerlo cualquier acercamiento espiritual a la Verdad de nuestra existencia, compromete al poder terrenal cuestionándo sus actos y decisiones.

 Siguiendo con la idea que centra este artículo, el de la Propiedad como resultado de apropiación en la wikipedia en español, expresamos que las materias primas proceden de la naturaleza y de alguna manera decimos, de punto de partida, que son bienes naturales, propios o propiedad de la Naturaleza (y como tal, siendo la Naturaleza un “todo”, al que incluso pertenecemos los humanos, un todo interrelacionado que hace posible la existencia y la vida en general) que alguien sea “facultado” para apropiarse de ello (incluso de personas y sus vidas) es motivo de reflexión, y debe de serlo, sobre el concepto de propiedad y/o su nacimiento; cabiendo la discusión de si los bienes naturales (incluidos los seres humanos en el pasado e incluso hoy en día) pueden pertenecer, o no, como propiedad tal como la hemos definido al iniciar el artículo.

Lo que conocemos como Naturaleza conforma el Mundo (la misma Tierra) y es la Tierra un “Sistema interrelacionado”; es decir, los efectos que como afectaciones causamos en una actividad concreta tiende a afectar a un entorno mayor del esperado. Poniendo un ejemplo de nuestros tiempos la explotación intensiva de bosques afectara al clima de las zonas inmediatas e incluso lo puede modificar intensamente si se reduce una masa arbórea en una zona concreta; pero si la dimensión del bosque es inmensa, como en el amazonas, la afectación llegará a gran parte del planeta en  general deteriorando la calidad de la Vida y la salud de la misma vida incluida la del Ser Humano. Estamos pues ante un “sistema Global interrelacionado” – así expresado en términos científicos – pero que da la paradoja que es la misma expresión bíblica explicitada en términos de materialismo científico: La vida y la Tierra es una Creación que forma un conjunto con el Universo, con el cual se halla muy interrelacionado para que pueda existir la vida como la conocemos.

 En términos absolutos podemos concebir la Biblia literalmente, o no, pero desde el punto de vista simbólico destinado a inspirar el conocimiento y la creatividad en el Ser Humano; sin duda la existencia del Todo es una Creación Divina de la cual los Seres Humanos no podemos escapar por mucho que la Ciencia se lo proponga en sus mensajes “redentores”, pues se ha venido a constituir la Ciencia como Religión Universal que solo es posible comprender honestamente si nos remontamos al origen de su nacimiento y la vinculamos con la inspiración de la creatividad (que solo puede provenir de un mundo invisible que nos acerca a esa idea de espiritualidad divina) y la utilidad que el poder Humano le ha otorgado a la Ciencia para alzarse sobre ella y constituirse en Poder rivalizador del proyecto divino, cuando en todo sigue dependiendo de ese proyecto divino, de las reglas y leyes que lo han constituido y, en último extremo, cuando la vida humana tiende al fin, sin duda, a rendirse a la dimensión divina de la existencia por la mera verificación de la aparición y verificación de la existencia del “Temor de Dios” (Humildad) en toda su extensión y amplitud que solo puede ser amortiguado por el Amor y presencia de los cercanos, como ya señalaba Demis Roussus en alguna de sus canciones – y que por ello sin duda, por dar las claves de lo esencial de la vida (Fe y Amor) fue vilmente injuriado en los medios de comunicación ante la llegada de la nueva etapa de un materialismo democrático rampante, que como leones, tenían el propósito de devorar cualquier rasgo de espiritualidad que no siguiera las líneas de encriptación oficiales y tuviera la desfachatez de mostrar la sencillez con que puede o podría desarrollarse la existencia humana en cada ser humano, si mediara el Amor y la Compasión.   

Podríamos plantearnos en qué términos (y límites) existiría “legitimidad” para apropiación de bienes, en el caso de que afectara a la vida de los seres vivos e incluso humanos, por un lado, o de cuando afectamos el planeta por medio de extracción de recursos (es decir: hablaríamos de la sostenibilidad como capacidad de la Naturaleza en regenerar, o regenerarse, ante las apropiaciones realizadas por el Ser Humano). O cuando contaminamos el aire en nuestra concepción de “derecho” a la libre circulación usando de los medios que deseemos; concebir hasta qué punto la afección de la atmósfera y el deterioro de su calidad no afecta exclusivamente a quienes dicen tener el legítimo derecho a su libertad de circulación o desarrollo industrial y bajo qué principios y regulaciones ese derecho puede seguir realizándose para proteger otros derechos a los que esa actividad afectara (es decir: volviendo a hablar de sostenibilidad, estamos ante la capacidad de la atmósfera en regenerar sus cualidades para que no afecte la calidad de la vida).

Habría que recordar que durante milenios el Ser Humano ha concebido que la Tierra tiene la facultad de regenerarse, actuando como un "reactor natural" que procesara toda sustancia natural a corto plazo y haciendo posible que los desechos de las actividades humanas se procesen en ese “reactor” que es la Tierra de manera ágil y rápida; y sin embargo aparece la evidencia que la propia Tierra o la Naturaleza, es capaz de generar (a veces por la actuación del Ser Humano) productos que no favorecen la vida tal y como la conocemos, sino que por el contrario la perjudicarían durante cientos de años o milenios (como podrían ser los residuos nucleares). Y sin embargo, todo ello, venimos observando, que la regeneración de la Naturaleza cuando cesa gran parte de la actividad Humana (como hemos observado durante esta pandemia) tiende a ser rápida y ágil en términos generales, mejorando los factores del Aire y Agua, e incluso la naturaleza silvestre tiende a recuperar territorio civilizado (urbano) intentando expandirse en él, para dotarlo de la capacidad regeneradora que posee el resto de la Naturaleza cuando no es urbanizada por el Ser Humano (pues parece obvio que es la concepción y visión económica del Ser Humano la que quita a la Naturaleza su capacidad regeneradora).

Cuando el Ser Humano civiliza o urbaniza los territorios, restringe esa capacidad regenerativa propia de la Naturaleza – espontánea y consonante con el sistema Natural y su manifestación en la Tierra – y la cambia, y transmuta, por la capacidad del Ser Humano en transformar el medio, y hacerlo lo más artificial posible, haciéndole perder la capacidad regenerativa pero, a su vez, convirtiendo esa carencia en oportunidad de negocio (mientras los bienes naturales son gratuitos y de libre disposición, todo lo que hace el Ser Humano es costoso, lesivo y muy caro aunque parezca a corto plazo barato – porque la esencia del negocio siempre es "el engaño").  

Por otro lado, existe una definición que proviniera de la Edad Media en la que se asegura que la propiedad solo es posible si otro poder superior, mucho más fuerte, nos la reconoce. Por lo que podríamos concebir que sean los fuertes y poderosos los que están decidiendo el destino de la Humanidad y de sus individuos. (Y esos no parece que tengan por guía el Amor Universal que en sus distintas facetas muestran las religiones en las distintas culturas que pueblan la Tierra)

Sin embargo, más allá de la visión de la propiedad como un proceso económico de bienes que se intercambian por dinero estableciendo negocios y dando lugar a la economía como sistema (y, con ello, al debate y discusión política sobre los sistemas y factores de producción dando origen a visiones diferentes sobre la propiedad (su origen o legítimo destino y/o uso), existe otra visión de la propiedad que tuviera que ver mucho más con la existencia del propio Ser Humano: La propiedad concebida como “objetos personales” e incluso, desde un aspecto más allá del material de ser objetos, como parte espiritual del propio ser humano y símbolo de su identidad espiritual y existencia vital (si una madre se empeña en destruir a un hijo, por lo general empieza por los objetos personales como señal de que en su presencia, la propiedad como símbolo de la propia personalidad del hijo será lo primero a destruir, para que sobre ella no se pueda constituir su personalidad ni su fe en sí mismo). Siempre hemos observado que hay, y existen, personas en las que su envidia es de tal naturaleza que no toleran en su presencia, que alguien a quien consideran “inferior o despreciable” pueda disfrutar con sencillos objetos propios; el objetivo entonces es destruir los objetos para destruir también los momentos de felicidad del quien considera inferior. La sencilla felicidad de los momentos que pasan desapercibidos y en la intimidad (solo detectables por madres o personas muy cercanas) son la señal más inequívoca de la existencia de una espiritualidad positiva, transcendente que muestra la existencia de una Fe interior que muchos materialistas son incapaces de obtener en el plano material y por ello envidian y buscan destruir.

La propiedad pues, es una expresión de la espiritualidad; desde ese punto de vista no se puede comprender que un sistema social materialista como el nuestro “tolere el robo”, porque ello destruye la fe, a veces pone en peligro vidas y obliga a reiniciar el trayecto de la obtención de ese bien. Además ello hace posible precisamente una lectura “conspirativa” de la sociedad donde vivimos y llegar a preguntarnos si el sistema económico, mediante el robo, la economía se moviliza y el ladrón pudiera llegar a ser considerado un factor, en algún aspecto, “positivo” dentro del sistema.

Así pues los problemas suelen ser los mismos, a pesar de las apariencias, y además cíclicos 

(Advertimos en conversación con el letrado que si el hijo retorna por su voluntad el problema volverá y si no retorna por su voluntad  y se sigue el “protocolo de pasividad y omisión de socorro”, que realmente es penoso para el hijo – y el padre, porque los demás parecen seguir el modelo protocolario de omisión de socorro – en poco tiempo se volverá a reproducir porque el entorno materno está dispuesto a ello como ya viene demostrando.

Le digo al Letrado que al menos mis artículos quedaran como testimonio y que en un futuro lectores se preguntarán qué tipo de aberrante justicia social se aplica en España; porque sin duda ahora desacreditar al padre es la opción más sencilla para no asumir responsabilidades todos los que miran; pero en el futuro la lectura de los artículos mostraría con claridad todo lo contrario señalando nuestra sociedad como especialmente cruel y bárbara. Y me contesta el letrado, para cuando eso pueda pasar tú, como dices, ya estarás muerto – es decir, no habrá compensación moral. El abogado, sin duda, refleja su propia frustración vital/profesional cuando las cosas se plantean en términos de: Blanco o Negro, que es precisamente la posición materna ya ampliamente descrita.

Así pues, un "Protocolo de Omisión de Socorro" concebido para el mundo de la adicción como eficaz, se viene empleando en para problemas graves emocionales pensando que el resultado será el mismo. Alguien parece actuar desde una lógica poco adecuada a cada situación. Esto no es un problema de adicciones sino de adultos enfrentados usando por medio a los hijos y en este caso la Salud Mental de uno de ellos. Y eso no tiene que ver mucho con las adicciones.  

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