Este lunes
pasado iba, como todos los lunes, a mis clases de folklore argentino (ése que
me sedujo en mi viaje a Bs As y que, luego, descubrí que Dinzel, antes de
acercarse al tango también pasó por ahí, por el folclore, al igual que Gardel). En la puerta
estaba otro compañero (compañero de hace
años de tango) esperando a que acabaran con las clases de tango que
precedían a las nuestras y le invité a una cerveza para consumir los diez
minutos que faltaban para las nueve. Nos metimos en el Bar más próximo y mientras
nos servían un botellín le espeté con toda franqueza:
- Hoy sólo veo
el lado más oscuro de la vida. Soy capaz de no dejar títere con cabeza.
Me miró, pero
no presté ninguna atención a su cara, pensé que la crisis que nos azota, y que
a él le había llevado a hacerse eco de cualquier e-mail crítico con el entorno
político, me permitía la ligereza de hacer tal confesión.
Evidentemente
el lado oscuro no es más que una posición que se ocupa en la vida, tal vez
durante un tiempo, tal vez por momentos, y seguro hay quien la ocupa toda la
vida y quien apenas lo conoce. Pero ahí está el lado oscuro para todos; alguna
vez se presenta y, creo que para la mayoría, pasa a ser, simplemente, como un
mal sueño; uno de esos malos sueños que nos decimos a nosotros mismos que nunca
han existido.
El lado Oscuro
lo abarca todo. Está en las personas corrientes y en los poderosos. Está en las
instituciones y en las empresas. Está en todo lo que compone el mundo. Pero
también, si dejamos de ocupar la posición que nos permite verlo, deja de verse (o aprendemos a convivir con él o
simplemente a reconocerlo para mantenerlo a raya o alejarnos) y la vida se
presenta como un ordenado proceso de perfección (al final del camino volvemos al punto de partida para reconocerlo, plenamente,
por primera vez). Sin embargo, he reflejado aquello miserable que vi y viví
para poderlo recordar alguna vez; porque el mundo también tiene un lado Oscuro
y no se debe olvidar por muy bien que nos vayan las cosas. El lado Oscuro está
siempre, para quien quiera verlo, en el corazón de toda persona (o al menos, todo corazón lo ha
experimentado alguna vez).
Se pueden
narrar hechos y abundantes historias que muestran la existencia cotidiana del
lado Oscuro, pero prefiero describirlo.
Dicen que la forma más directa de
llegar al Cielo es atravesando el Infierno. (pero hay quien piensa que no hay nada mejor que el lado Oscuro) (“Una canción del pasado”, ubicada en Nueva Orleáns)
"Solo ante el peligro"
No me abandones, oh, mi amada,
en este, nuestro día de boda.
No me abandones, oh, mi querida,
espera, espera sólo por mí.
No sé qué destino me espera.
sólo sé, que debo ser valiente.
Tengo que hacer frente a un hombre que me odia,
"Falso" o un "Cobarde", un "Cobarde, "Cobarde";
"Falso" o un "Cobarde" en mi lápida...
¡Oh, ser desgarrado!
amo un deber.
Pierdo mi rubia belleza.
Mira lo que queda todavía hasta
el mediodía.
Hizo un voto, mientras estuvo en la prisión del estado:
Prometió que sería mi vida por la suya,
No me asusta la muerte, pero, oh,
¿qué debo hacer, si me dejan?
No me abandones, oh, mi amada:
Que has hecho esa promesa como una novia.
No me abandones, oh, mi querida.
Aunque estés triste y preocupada,
ahora te necesito a mi lado.
Espere a lo largo de, (a lo largo de Espera.)
Espere a lo largo.
Espere a lo largo..) (Espere a lo largo de, a lo largo de esperar,
esperar a lo largo de, a lo largo de esperar.)