Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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lunes, 19 de noviembre de 2012

Hay solución? …preguntan.



Las milongas en Zaragoza son ultraconservadoras ¿Cómo es posible?… será la vejez que amenaza a sus componentes… Y se apela al ejemplo de Bs As y respondo:
- En Bs As hay de todo.  

         El tango siempre se identificó con el gancho, la sacada, el boleo… pero te llegas por la milonga después de tres o cuatro años y todo ello ha desaparecido. El tango se ha convertido en un pretexto para un punto de encuentro y los que experimentaron otras formas de tango añoran las primeras impresiones y las primeras sensaciones de horizontes infinitos:

 – Abrace a Ud. a su dama, siga a la pareja que le precede, gire entorno de la pista, disfrute con la Vieja Guardia, disfrute con su cuerpo y con el de su compañera, y arrincone las aspiraciones de volar o soñar del corazón…y aspire a metas más terrenales, más acordes con su condición.

Todos como autómatas integrados , al igual que descerebra la instrucción marcial (todos obedientes a la voz de mando); y si hay alguna alegría que rompe la monotonía la gente se pregunta ¿qué es esto? ¿qué suena? ¿se puede bailar? ¡me están haciendo pensar y yo no he venido aquí para pensar! Y la histeria se desata e incluso alguno protesta en voz tan alta que parecen gritos y  que recibe la complaciencia y la comprensión de los presentes… y la voz de los supercicutas del tango da cuerpo y solidez a la protesta:

- Eso es una quimera que no está a su alcance, es sólo para genios y Uds. no son genios (mensaje repetitivo e inmisericorde). Uds son milongueros que viene a disfrutar del abrazo, del humilde abrazo, y tal vez, quién sabe, alcance mejor gloria al finalizar la noche… pero una gloria meramente terrenal, es decir: ¡No sueñen! Eso es dar un mal ejemplo..

          Es curioso que los que sostienen las más estrictas restricciones se consideren de izquierdas y reciban el apoyo de los ultraconservadores. Será porque en España no existe socialdemocracia, será porque, en realidad, la izquierda española gusta de autoritarismos (esos que evitan tener que pensar por cuenta propia) y acaben pareciéndose más a los comunistas que a los socialistas suecos (por algo el PSOE se llenó de comunistas con deseos de tocar poder durante la transición) . Lo mismo pasa ahora por aquí. La gente española es en el fondo autoritaria, le gusta imponerse y le aporta un regustito “je ne se pas”; y luego preguntan:

- Hay solución?

- Con estos mimbres….. ?

         Ahora les ha dado por pasarse por el Arrabal (Es fruto o intento de conciliación: ¡Ojalá!), pues no; imponiendo condiciones (condiciones severas) aprovechando el bajón que casi lleva al otro mundo al dueño del local; (¿imaginan que alguien entre en su casa dando ordenes y exigencias aprovechándose de que se encuentran convalecientes?). Pero no se manchan las manos y el alma, han dejado el "papel" en manos de un tercero.

       No han regresado intentando salvar diferencia y reconociendo errores con humildad: No!. No vuelven con honestidad intentando construir con lazos con los que aceptar al diferente, no!. Son los mismos que hace más de una decena de años evaluaban la posibilidad de fracaso para quedarse con el local, y con el esfuerzo y los sueños del "peludo". Son los mismos intolerantes a los que no les gustan las concesiones, a los que no les gustan las diferencias. Por eso esta experiencia está abocada al fracaso (y el fracaso a veces se expresa monetariamente: Ud ponga la pasta y yo el local).

(y los demás les siguen)….todos como autómatas integrados , al igual que descerebra la instrucción marcial (todos obedientes a la voz de mando); y si hay alguna alegría que rompe la monotonía la gente se pregunta ¿qué es esto? ¿qué suena? ¿se puede bailar? ¡me están haciendo pensar y yo no he venido aquí para pensar! Y la histeria se desata y un cabeza vacía empieza a dar voces como un gamberro, voces que reciben la complaciencia y la comprensión de los presentes…

¿Es y será, siempre, un “déjà vu”?… como los “déjà vu” intransigentes que tiene la historia, repetitivos y autoritarios. Que nadie se extrañe que se abran paso personajes mucho más intransigentes. Uds mismos, con sus intransigencias, les abrieron las puertas.

Nota: No son personas maduras y formadas a las que pudiera complacer la afirmación: "Todo es cierto y también lo contrario" y acepten la diferencia, que proclamaba un peludo rizado que hizo posible el tango por estos parajes (del que ahora dicen que está loco; perdonen lo estuvo siempre o piensan que alguien trataría de enseñarles tango). Necesitan normas estrictas a las que agarrarse, que les dé contenido a su vida (como los niños pequeños): ¡Así sí!, ¡así no!... aunque no sepan porqué, lo repiten incesantemente; lo necesitan.


Es el ¡Heil Tango! que aborrece la diferencia.

martes, 13 de noviembre de 2012

Cuando las dos españas (con minúscula) hielan el corazón




    Se habían casado envueltos en sueños y esperanzas. Ella era muy joven pero así se casaban las parejas en aquella época, y él también.  Hacía pocos años que se había proclamado la república y el ambiente  se había empezado a polarizar; la ciudad que habían elegido para vivir - capital de provincia - próxima a la capital de la Nación, aunque pequeña – apenas alcanzaba los 15.000 habitantes - sugería un mayor horizonte y un alto grado de intimidad de la que carecerían en cualquiera de los dos pueblos donde ellos habían nacido.

     Tuvieron su primera hija en marzo del 36. Apenas unas semanas antes el Frente Popular había ganado las elecciones y el ambiente político estaba bastante caldeado. Sin embargo la pequeña daba un tono de grata, apacible y feliz cotidianidad. Pero en las siguientes semanas las noticias de la radio y los comentarios de la calle iban alertando, hasta empezar a inquietar el futuro de la nueva familia con negros presentimientos, hasta que en el verano los peores augurios se concretaron cuando la emisora de radio reiteraba la noticia de un levantamiento militar en marruecos.

       Todos los proyectos se vinieron a bajo cuando él fue movilizado no muy lejos de su ciudad, pues el frente, en poco tiempo, había alcanzado las proximidades de la capital del país. Su hija tenía unos meses y tenían otro hijo en camino; y a él le habían asignado el uso de una ametralladora.

         Adquirió un billete de lotería, tal vez pensaba que si le tocaba algo podría mandar el dinero a su mujer para que para que viviera mejor: pudiera adquirir más alimentos, o mejores ropas de abrigo, o comprar algún  pequeño lujo que por el momento se encontraba fuera del alcance de su economía… nadie sabía que pasó por la cabeza de aquél hombre cuando adquirió ese billete. Pero cuando se enteró del resultado del sorteo un pequeño vahído alcanzó su mente; miró su billete y preguntó nuevamente por la secuencia de números… sí le había tocado… no se lo podía creer… y volvió a pedir que le repitieran la secuencia… era cierto, le había tocado; aún así volvió a mirar y comprobar la fecha del sorteo que constaba en el billete…, sí era cierto le había tocado la lotería. Y tal vez pensó que aún en aquellas extrañas circunstancias, la suerte llamaba a su puerta y a la de su familia.

        Es posible que pensara que aquella cantidad de dinero le podría librar a él y a su familia de la tragedia que estaba viviendo el país, tal vez o tal vez alguien le sugiriera algo al respecto, tal vez;  recordó como en las historias familiares se contaba que en la pasada guerra de Cuba mucha gente se libró de ir gracias al dinero… tal vez en ésta ocasión sería igual (no reparó en que los momentos del país sólo permitía la liberación de estos sufrimientos a aquellos grandes potentados que evacuaron a sus familias).

          Se presentó en casa de sus padres de repente, con el billete en la mano y lleno de esperanzas. Sus padres y sus hermanos pensaron que le habían dado un permiso y empezaron a festejar la alegría que podría mejorar las penurias de aquellos momentos hasta que cayeron en que había marchado del frente sin un permiso oficial.

- ¡¿ Qué has hecho!?  ¡¿Has desertado!?

      Los presentimientos más sombríos recorrieron el pensamiento de los presentes cuando la Guardia Civil lo reclamó.

      Su mujer se enteró a las pocas horas y tal vez se presentara en el cuartelillo, pero posiblemente no le dejaran verlo. Así que volvió a casa de sus suegros y ante el oscuro ambiente que envolvía la estancia su suegro le mostró el posible y probable curso de los acontecimientos: Sería juzgado por un Consejo de Guerra como desertor y probablemente ejecutado.

          Ya lo habían trasladado a Valencia y la mujer se dirigió, resuelta, a pedir clemencia al General Miaja; haría lo que hiciera falta. Dejó a su hija con sus suegros y al pequeño, que aún se amamantaba  lo llevó consigo. Las dificultades para una entrevista con el General eran obvias, pero ella insistió, e insistió.

- Mi General, la señora del desertor sigue en la puerta. 
El General estaba acostumbrado a las solicitudes de visitas de familiares que pretendían salvar a sus allegados; pero al menos habían tomado partido. Aquella situación, y las connotaciones de la misma le molestaban tanto que decidió resolver inmediatamente.

- Dígale que pase.

La mujer entró en el despacho y el hombre, posiblemente, le espetaría:

- Nada se puede hacer por su marido señora, nada; dedíquese a sus hijos.

       La mujer entendió que para nada servirían súplicas – sintió que lo odiaba, y posiblemente el General lo percibió - y le pidió al General que le extendieran, al menos, un permiso para poder visitar a su marido antes de que fuera fusilado. Y el General aceptó.

       Se trasladó a Valencia, vio a su marido vivo y juntos lloraron su tragedia - para ella no había hecho sino empezar - y al día siguiente intentó ver su cadáver, pero esto último, probablemente, no lo consiguió. Se volvió a su ciudad, volvió a su piso… por el camino pensó qué sería de ella y sus hijos… y qué les diría de su padre.

      Acabada la guerra los hijos fueron creciendo y ella quedó desamparada. Tuvo que hacer de todo para sobrevivir pues el bando vencedor tampoco le acogería y su familia prefería mantener cierta distancia. Sus hijos, en la calle, probablemente recibían el reproche cruel de otros niños, reproche que no entendían muy bien. Su madre les decía:

- Tu padre murió de enfermedad en la cárcel.


       A los cuatro o cinco años un hombre acomodado, que empleaba gran parte de su tiempo en actividades artísticas, acogió a la mujer, la amparó exorcizando el negro porvenir por el que los acontecimientos la habían encaminado. Tuvo un hijo con ella y procuró su bien estar.

        Su hija, a los catorce años cambió de ciudad, se casó y trajo consigo a su hermano pequeño. Su primer hermano embarcó en la marina mercante, le compró un piso a su madre en la ciudad elegida por su hermana para encontrar una nueva vida y buscó un empleo estable en esa misma ciudad.


         La mujer nunca olvidó a su marido; es más, la vida que le tocó vivir aún acrecentaba en ella más, si cabía, el mito por la figura de su fallecido esposo.

Nadie sabe qué pasó con el billete de lotería, nadie lo sabe, o nadie lo dice... o tal vez se gastó todo en el viaje a Madrid y Valencia para salvar al joven marido.



lunes, 12 de noviembre de 2012

Quién habla de soluciones a la crisis?



                Prácticamente todo el mundo habla de cuestiones de economía técnica al referirse al fin de la crisis. Todos hablan de cuestiones comunes a la gestión de la economía y apuestan, en positivo o en negativo, a la solución, tarde o temprano de la crisis sin hablar del modelo económico; éste se da por bueno y sin necesidad de correcciones. Tal vez tenga razón o tal vez tengan razones para no cuestionar el modelo productivo y el modo de producción. Pero es una cuestión sugerente, en medio de una crisis galopante, que algunos abordan desde perspectivas ya consabidas y experimentadas, echando la culpa al modelo político (monarquía, tipo y forma de la representación popular) o incluso apuesta por una nueva experiencia comunista. El dilema es viejo. Sin embargo sigo pensando que siendo la crisis un problema generado por los mercados (sujetos a ambiciones desmedidas), la solución está en los consumidores y para ello se precisa ciertas dosis de frialdad en aplicar medidas racionales (como lo haría cualquiera en su ámbito familiar) y referidas al consumo y a la promoción de actividades económicas éticas desde su origen hasta su finalización en los mercados.

               En España estamos entrando al trapo de sucumbir al modelo económico chino, (todo porque financian gran parte de nuestra deuda). Bien es cierto que las culturas dominantes lo son porque sus modelos económicos y políticos han alcanzado un nivel de concreción que lo hacen superior a otras culturas. Así las culturas indígenas americanas sucumbieron al modelo europeo, al igual que las africanas. Sin embargo hemos de pensar y reflexionar hacia qué modelo iríamos de aceptar el modelo chino. (Buena muestra son la invasión de películas, series y documentales chinos en la televisión española)

               La riqueza en China está circunscrita a pequeños grupos de élite (grupos que exigen alta calidad para su consumo, pero que generan sus beneficios con productos de ínfima calidad), el resto de la población se encuentra en la pobreza ( una familia típica de tres miembros gana alrededor de 9,000 dólares al año., mientras que en España la renta percápita es de 32.230 dólares; aunque en los últimos diez años los chinos la han multiplicado por cuatro: En las zonas rurales, el ingreso promedio disponible baja a 1,000 dólares - el 56% de la población -, pero en las grandes ciudades chinas como Shanghai, Beijing y Shenzhen, es de alrededor de 12,000 dólares al año por persona. El 10% de las familias china controla el 86% de la riqueza: que representan 130 millones de chinos, frente a una población de 1.300 millones ); lo que muestra que la economía centralizada sigue manteniendo esclavos a gran parte del país a favor de una minoría rica.

                No puede ni debe considerarse ése modelo económico como referente para occidente, ni como alternativa al estado del bienestar generado en Europa (y menos sin los elementos de control y transparencia que permiten los sistemas democráticos), aunque las circunstancias económicas hayan llevado a países como España a solicitar ayuda financiera (a cambio de permeabilizar el mercado a los intereses chinos).

                   Si se quiere sostener el modelo europeo habrá que considerar la necesidad de establecer, no sólo criterios de racionalidad comunitaria (UE), si no criterios de compra de bienes o la realización de negocios con aquellos países, empresas, multinacionales que acrediten fehacientemente, un modelo de producción que traslade valores al mercado. Es decir: no basta con producir de cualquier manera, hay que producir teniendo en cuenta el bienestar de la sociedad, de los trabajadores y sus familias, del medio ambiente y de la sostenibilidad de la economía; además de ser permeables a las necesidades de la sociedad. Y para ello es decisiva la opinión de los mercados (pero no los mercados tradicionales, si no los de consumo). Quienes tienen en su mano cambiar la economía no son sólo las grandes multinacionales, si no también los consumidores finales (sobre todo si se les dota de herramientas eficaces para ése fin).

La economía está en manos de élites (tanto en el capitalismo de Estado como en los Estados capitalistas); es bueno que demos participación a los consumidores europeos para que realicen consumos conscientes y premien a las empresas consumiendo sus productos si éstos se han generado observando los parámetros señalados. Así, sí que sabremos que nuestro dinero premia a aquellos que generan bienes atendiendo no solamente a los beneficios. Atender sólo a los beneficios ya sabemos a qué conduce.

14N Huelga General... en Europa?




           No hay una huelga general en Europa, no es cierto. Si los sindicatos hubieran conseguido aunar criterios en Europa el tono de la movilización sería otro (sin embargo así la presentan en las asambleas de los puestos de trabajo, donde suman cualquier movilización convocada en Europa como si se tratara de un acto conjunto y coordinado). Los sindicatos españoles se juegan su existencia tal y como se ha concebido hasta el momento, eso sí. Y se la juegan después de 35 años de democracia, en la que los sindicatos han entrado a formar parte decisiva en el devenir del sistema democrático. Se han involucrado en todos los aspectos de la sociedad, sin dejar de lado la economía.  Incluso, con la anterior etapa del Presidente Zapatero, se consideraba al Secretario General de la UGT como ministro de facto.

                En un primer momento esta crisis se consideró, por algunos, como muestra del fracaso de la socialdemocracia y del estado del bienestar. Pero no da muestras Alemania, vanguardia de la misma, de que esta corriente ideológica haya fracasado. Más bien asumieron su responsabilidad cuando vieron que el mercado se volvía más competitivo e introdujo contención en el gasto y salarios hasta conseguir un adecuado nivel de competitividad y la crisis le ha cogido con el riñón resguardado y con un alto nivel de credibilidad.

               Nada de ello tiene que ver con la situación en España, acostumbrada a ser secundona,  yendo siempre a remolque, imitando eslóganes pero olvidando su contenido, aprovechando el momento sin pensar en el futuro. Es difícil pensar que la idea de dar créditos por encima del valor de los inmuebles se haya generado de espalda al criterio de los gobiernos, es muy difícil pensar en ello. También es difícil pensar que los sindicatos no dieran su bendición a esta formula en un momento en que el dinero corría a raudales. Es difícil pensar que si hubo alguna voz crítica, tanto en gobiernos como en bancos y cajas de ahorros, esta no fuera acallada por los Consejos de Dirección. (Baste recordar la respuesta del desaparecido Ministro de Economía Solbes frente a Pizarro, cuando le llamó apocalíptico por anunciar la llegada de una crisis , mensaje que tampoco pareció creer el PP). Los sindicatos también estaban ahí y callaron ante los grandes sueldos y privilegios alcanzados.

Nadie ha pedido perdón (salvo el rey y un banco en la ruina). Nadie ha pedido perdón porque aquí ello se considera un síntoma de debilidad.

Los sindicatos siguen pasando por los puestos de trabajo sin haber reconocido sus errores; buena prueba de que piensan volver a hacer lo mismo cuando la situación mejore.

Ni bancos, ni sindicatos, ni partidos, ni el Banco de España han pedido perdón en una crisis en la que ellos han estado no sólo involucrados, sino que también han sido los protagonistas activos del descalabro social. Tal vez esperen a que la situación sea desesperada, tal vez. El PSOE, después de las elecciones catalanas, debería pedir perdón  por su participación en esta crisis y reorganizar el partido desde la honestidad y el sentido común, que es lo que todos esperamos de ése histórico partido. Y los sindicatos, después de la movilización del 14 N, deberían pedir perdón por sus debilidades, por su miopía, y por delegar responsabilidades pero asumiendo criterios.

Tal vez, así, tuviéramos algo de esperanza, tal vez así todos tuviéramos una nueva oportunidad.







viernes, 9 de noviembre de 2012

Bodhisattvas



           Él tenía 18 años y sus estudios iban muy bien. Le pregunté qué quería ser, qué quería estudiar y me dijo que quería ser piloto de F-18; me quedé perplejo pero en el fondo me agradó. Busqué en Internet los requisitos necesarios para entrar en la Academia General Militar y él reunía todos. Me fui a la Base Aérea, aprovechando un día de puertas abiertas acompañado de una amiga que trabajaba allí y me paseé por las pistas y vi los aviones y pensé que no era mal oficio el que deseaba el muchacho. Además pensé que, paradójicamente,  tendría una vida más llena de libertad que la inmensa mayoría de los hijos de los trabajadores de clase media y me alegré por él.

              Sin embargo, su madre tenía su propio criterio que, como siempre, impondría. Ridiculizó sus sueños hasta que logró que se avergonzara de ellos. Buscó en su afición por el cine y al final entró en un periodo de “out and in”, y tengo entendido que abandonó sus estudios y su madre le reiteraba que se fuera de casa y le reprochaba su inactividad. Sus hermanos estudiaron para trabajar en el sector social, algo que agradaba a su madre, pero militares ni hablar!!. Y consideró que en su decisión no había mácula. (a veces pasa cuando los hijos son de diferente carácter).

                 Pregunté a una chica por una decisión maternal como esa y la justificó; le pregunté a otra y respondió: los hijos deben estudiar lo que deseen ( y reparé que la primera era de izquierdas y la segunda conservadora). Siempre se ha de respetar la afición de los hijos, pero siempre hay quien tiene tal exceso de ego que no sólo precisa imponerlo sino también extenderlo hacia su prole; aunque no creo que se haga nunca responsable de su decisión , nunca lo hizo, nunca se responsabilizó de sus decisiones erróneas y siempre encontró a alguien a quien acusar de sus propios defectos, de sus errores y siempre le funcionó (su madre me pareció una leona en casa y un alma vulnerable en el exterior; pero ya se sabe! no hay nada que pueda torcer más el entendimiento cabal que un buen aspecto físico). Pero a quien no puede engañar es al juez interior y, ante él, no hay refugio posible.

                        Todo el mundo quiere imponer su criterio, no les basta con exponerlo ni debatirlo; se quiere imponer y luego se abanderan de democráticos, de tolerantes.


Nota:

Me dice un jefe, nos vemos muy a menudo. Y le contesto: - Por algo será  - y me responde: - Sí, por algo será - levantando el dedo índice. Si bien mi precisión iba encaminada a resaltar que siempre nos hemos cruzado y que ahora es él quien repara en mí dándome una palmadita en la espalda cada vez que tiene ocasión, parece claro que existe "juicio" sobre mi persona. Y ello es de temer cuando viene de un abogado en ejercicio. Y recuerdo que me viene observando desde hace un tiempo y que su observación me llevó a realizarle una precisión con implicaciones históricas que, a tenor del tiempo pasado hasta ahora, no debió de ser mucho de su agrado. Siempre me pareció una persona cabal y centrada, pero tal vez, como todo ser humano, está sujeto a impresiones y a formalidades propias de su profesión. (qué fácil es prejuzgar y qué difícil ponerse en la piel del prójimo).

Cuanto más avanzo… más retrocedo. Cuanto más me parece entender menos sé.