Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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martes, 25 de febrero de 2020

Coronavirus: Una visión conspirativa sólo aumenta la confusión

Al otro lado de la mesa de la terraza seguía manteniendo su idea de que el coronavirus era parte de una conspiración para que el temor, de vez en cuando, se extienda por la sociedad, y recordaba, apoyando su tesis, que ya la “gripe A” salió “rana” (con una ONU, por entonces, volcada en la conveniencia de prepararse para lo peor y recomendando acopio de medicamentos a los países para estar preparados ante lo que se consideraba una avalancha de contagios graves) considera que es un “negocio redondo del miedo” a escala mundial que cada cierto tiempo se intenta desarrollar; así que a su parecer esta nueva “gripe” se presenta al mundo con nuevos elementos para que la alarma y el miedo cuajen de verdad en unas sociedades que tienden, a veces, a descreerse los mensajes de alarma que les llegan desde arriba, por el simple hecho de llegar desde arriba y verificarse, tarde o temprano, que esos mensajes acaban teniendo puntos débiles al no estar corroborados por una verdadera alarma que sea proporcional al temor infundido; y que sin embargo siempre hay quienes hacen negocio de ello (además de distraer a la sociedad de sus problemas cotidianos). Abunda en su idea porque en amplios entornos sociales se muestra una preocupación creciente aun teniendo una formación universitaria que, paradójicamente según su opinión, les hace más permeable a cómo se está presentando el problema  los medios de comunicación occidentales, mejorando la permeabilidad de la sociedad a esos mensajes de temor al ir utilizando nuevos términos, que aunque ya conocidos por el mundo científico; en el argumento se muestra que ya no se llama gripe sino coronavirus (aunque la gripe sea un coronavirus) y los síntomas son similares y parecidos a los de la gripe, incluso se asegura por, el momento, que las formas de contagio (y consiguientemente las formas preventivas también son parecidas), la mortalidad (similar en sus índices también y casos de personas afectadas por vulnerabilidad) y, sin embargo, al sustituirse la idea “común” de lo que es una gripe por conceptos técnicos científicos más complejos en la información inicial, aumenta la percepción de peligro y se acentúa la idea de buscar medios de prevenirse ante este nuevo virus (sobre todo después de las imágenes provenientes de china: tanto aquellas que muestran a poblaciones encerradas en sus casas y ciudades – dándose ánimos desde las ventanas por las noches -, como la inicial de montar un macro hospital en pocas semanas). Además, existe una coincidencia de circunstancias más particulares y propias del régimen chino (como lo sería que la ciudad inicial del contagio poseyera unos laboratorios que investigan con este tipo de microorganismos en lo que se considera una herramienta para la guerra bacteriológica y ahora biológica) y un sistema político autoritario y poco permeable a la transparencia tal y cómo se concibe en occidente. No le falta ningún ingrediente a esta nueva forma de gripe para especular con ella en cualquier aspecto que se desee hacer y que favorece ideas conspirativas hasta como las de mantener una permanente atención de los ciudadanos sobre su evolución. El interlocutor, al otro lado de la mesa de “Coca-cola” que forma parte de la terraza del bar donde estamos desayunando,  se muestra cómodo con el argumento.
Concebir el coronavirus como una nueva forma de conspirar contra las sociedades me parece argumento exagerado. Pero sí que es cierto que la alarma parece excesiva, y medito sobre ello. En sí mismo es una nueva forma de gripe (cada año hay nuevas cepas diferentes y su impacto es similar en las poblaciones) siendo que se asegura que se desarrolla como gripe, con efectos de gripe y resultados finales de gripe, nos puede llevar a preguntarnos, tarde o temprano, qué finalidad tiene tanta expectativa al respecto y el porqué de los impactos en la economía y en las poblaciones. Así que las especulaciones de naturaleza política - siendo China el país que salió al rescate de Europa en la crisis y siendo que su economía sostiene a otras del mundo occidental (más ahora que EEUU tiende a replegarse sobre sí misma) y siendo a su vez China un objetivo a batir en el campo político y económico por ser considerada por los EEUU como rival – encuentran eco y campo abonado para cualquier teoría conspiratoria que sostenga algún tipo de argumento en este sentido.
Serán muchas las disciplinas que analizarán el desarrollo de esta enfermedad; no solo desde ambientes de medicina, sino otras muchas disciplinas entrarán a examinar desde las reacciones sociales (no solo en el punto “cero” donde se inicia; sino también cómo es contemplada desde la distancia y sus efectos sobre poblaciones distantes), movilidad internacional, efectos y actitudes en el mundo de la economía, efectos en la política internacional e incluso en las relaciones de fuerzas y liderazgos, movimientos xenófobos y/o solidarios, expresión en las redes sociales (existencia de falsas noticias accidentales o intencionadas), tratamiento informativo en los medios de comunicación… y comparación con otros episodios similares… pero sobre todo, al final, lo que se medirá es si el impacto de la enfermedad sobre la población, sobre la economía, sobre las libertades individuales, sobre el libre comercio, las relaciones internacionales y la relación de fuerzas y equilibrios internacionales …. y, en general, todos los efectos adversos que se pueden llegar a padecer, estaban, o no, en consonancia con la prevención y previa alarma generada (ello teniendo en cuenta que, por muchos medios que se ponga, ese tipo de gripe llegará con plenitud a Europa, y consiguientemente a España, como ya se señala en los ámbitos médicos internacionales; y consecuentemente si la respuesta que se dará será proporcionalmente objetiva al tipo de nueva gripe que procede de China o se acabará produciendo una  sobreactuación que acabará por tener que maquillarse o razonarse en función de una alarma desproporcionada previa).
También resulta llamativa la suspensión del evento de tecnología móvil en Barcelona, sobre todo después de conocer que otros eventos en Europa de similar magnitud no fueran suspendidos; pero el hecho de que la gran mayor parte de las innovaciones que se iban a presentar procedían de China (a diferencia de otros eventos) y del hecho de que los contactos y reuniones entre directivos son esenciales para intercambiar proyecto e ideas desde donde generar nuevas oportunidades de negocio resultaba, en sí mismo, suficiente argumento ante el ambiente de “prevención” ante este nuevo tipo de virus y la expectativa generada (e incluso cierta alarma que desde la ONU se generó, creo que posteriormente, por la interpretación de unas declaraciones que no recogieron el contexto de las mismas).
Estas razones pueden ser suficiente argumento para suspender el evento ante la posibilidad de contraer un tipo de gripe que (a pesar de ser considerada en términos epidemiológicos similar a otras gripes) se puede llegar a extender en gran magnitud antes de conocerla suficientemente bien (cómo muta, como toda gripe, y cómo evoluciona, y cómo combatirla, aunque no se reduzca su tasa de mortalidad, como en cualquier otro tipo de gripe) antes de tener una terapéutica fiable que la haga previsible, y consecuentemente aceptable a la sociedad como una enfermedad más que nos acompañará en el futuro y con la que hay que convivir inevitablemente. Y, sin embargo, tampoco esta decisión de suspender ese evento de gran impacto económico en Barcelona responde, plenamente, a dicha precaución; o así parece manifestarse cuando, en medio de la pugna política en nuestro propio suelo, respecto de Catalunya, aparecían voces en la prensa que señalaban la posibilidad de que el evento se trasladara a Madrid en próximas convocatorias, recordándose las posiciones políticas que se han venido manteniendo en esa periferia respecto a dicho evento en particular (o sobre el impacto negativo del turismo en Catalunya o particularmente en Barcelona, yendo a contracorriente de pilares esenciales que vienen a mantener nuestra economía); sostenido por líderes políticos que recogieron el malestar (o slogans de entornos sociales o políticos más radicalizados) con el fin de asegurarse una mayor representación social en sus candidaturas y con ello un mayor número de votos; ahora ostentan cargos públicos de relevancia y, en consecuencia, los parámetros económicos, que son esenciales para sostener, desarrollar o implantar proyectos de bienestar social, adquieren tal relevancia en la gestión política del día a día que se ven avocados, esos mismos lideres, a replantearse esa parte de las “visiones” y “argumentos” que esgrimieron para poder llegar al poder. Y sin embargo es común que esto suela ocurrir en política.
La política y la economía son globales y por ello vulnerables a la crítica política, y consecuentemente la gestión de este coronavirus, tal y como se ha presentado y ha saltado a los medios de comunicación es relevante y podría llevar a la tentación de obtener réditos políticos, lo que no ayudará a promover la racionalidad, de seguirse por este camino.  

miércoles, 19 de febrero de 2020

Lobos en medio de corderos (II)


Concebir que la sociedad es previsiblemente positiva es la actitud y percepción más natural y obvia que podemos impulsar y trasladar al entorno social que nos rodea. Es una disposición de ánimo lógica y consecuente, al observar cómo nuestra sociedad se ha venido organizando y estructurando, dotándose de instituciones e instrumentos para trasladar a las personas conocimientos, experiencias y creando un entorno económico, comercial, social y de servicios accesible; desde conocimientos que tomamos como ciertos y útiles – de acuerdo con el contexto social y económico del momento dado -, y que están estructurados y compartimentados en ciencias y ramas tecnológicas, desde las cuales las personas pueden determinar sus afinidades, sus capacidades y incluso descubrir sus habilidades como si dones, a veces realmente dones, que les permiten discurrir por un descubrimiento de sí mismos, y de su utilidad y aportación a la sociedad.
Ahora, que sale a debate la idea/proyecto de convertir en delito el ensalzamiento del Franquismo, me mueve el ánimo recordar que opiné y buceé sobre ello (porque desde hace unos años se percibe con más nitidez que todo lo que sucediera por aquél tiempo, en todas sus facetas: orígenes, preparativos, trama, confluencia de intereses internacionales, confluencia de intereses internos, extrañas limitaciones que ignoraban el desarrollo de la trama, posible conspiración dentro de la propia conspiración, desarrollo del propio conflicto, percepción del conflicto civil en el exterior, la muerte de líderes políticos y personalidades relevantes antes y durante la propia guerra y el exilio; la “inoperancia” de las Democracias europeas ante la España Republicana,  la inesperada influencia de Stalin, la lucha violenta dentro de la propia República, el extraño final de la contienda, las dos versiones épicas y antagónicas de la contienda… cómo sobrevive el régimen, cómo se desarrolla económicamente y cómo decae súbitamente....  todo ello se percibe como fuente de conocimiento que puede explicar lo que hemos ido viviendo y el por qué) Todo ello no estaba consensuado explícitamente hacia la sociedad española – un programa de la BBC ponía ya, hace unos años, el dedo en la llaga al señalar que la sociedad democrática española se había reconstruido despaldas al hecho del Franquismo). No existía sobre ese régimen una profunda reflexión plural y documentada que llegara a todas las capas sociales y, de alguna manera, salvo aquellos más afectados tampoco parecía que hubiera un interés determinante en revisar qué pasó, cómo pasó o porqué pasó…
El General Gutiérrez Mellado pedía (o tal vez exhortaba) a Felipe González que no se entrara en esos aspectos al menos, para no volver a dividir a la sociedad española, y que se esperara, al menos, 100 años para entrar en ello. Otros historiadores aseguran que resulta muy difícil a los Estados llegar a una verdadera reconciliación, en ese sentido de construir una historia oficial y asumida por todos que defina todos los aspectos de un enfrentamiento civil llevándolos a una plena superación.  
En ese mi reflexionar sobre ello, que resultaba “confuso” – pues recuerdo vagamente libros destinados a nosotros cuando éramos niños, donde se hablaba de una guerra pasada, finalizada y concluida; y por tanto, en la concepción infantil, superada y consiguientemente hubiera puesto punto y final a toda posible guerra, parecía, con los años, que no era del todo así; la gravedad de la experiencia sufrida por “todos” no supuso un punto y final – suponer haber extraído lecciones, para todos, que hiciera inviable una nueva situación parecida forma parte de una visión sencilla e ingenua, y de un sentido común que no siempre encuentra un eco adecuado en la realidad exterior; la realidad de las tensiones políticas internacionales nos afectan y, por ello, difícilmente un país o Estado europeo puede ser plenamente ajena a ella y, por tanto independiente del devenir del resto de Europa o del resto de intereses que rigen el mundo.
 Más allá de la pubertad y ya entrando en la juventud, cuando se accede a ese mundo exterior, “extraño”, que señalaba Hermman Hesse, se vislumbra que el antagonismo persistía. La senda que trazaba el Presidente Suárez la vislumbraba como previsible y muy conveniente (con sólo diecisiete o dieciocho años de edad), hasta que empezaron a hablar mal de él (todos por un motivo u otro); aquello supuso el primer alejamiento de lo que hasta el momento fuera motivo de mi entusiasmo particular – obviamente puse demasiadas esperanzas en que esa Constitución y la Democracia acabara con todo lo que en mi ingenuidad concebía como injusticias, pues desde el momento en que Suárez empezó a ser despreciado y los discursos en el Congreso se fueron mostrando cada vez más agrios, me sentí avergonzado, también decepcionado: ¿No era el consenso la manera correcta de gobernar? – cómo podía ser posible que las personas que estaban allí sentadas para resolver el devenir de nuestro Estado, con una Constitución cuyo espíritu de conciliación era claro, proclamado y evidente, pudieran hablarse así entre ellos y se dijeran o supusieran esas cosas que se decían. Con el tiempo justifiqué la situación pensando que la Constitución (y sus valores) eran una meta a conseguir; por alguna causa, las afirmaciones que en ella constaban (y que supondrían, de facto, un cambio en la percepción de cada persona, de cada ciudadano y, por ello, un cambio esencial en el comportamiento de todos) no llegaban, no terminaba de llegar; así se abrieron mis oídos a otras explicaciones de por qué ello sería posible (porqué era posible en plena plaza de toros de Pamplona hubiera imágenes en Tv de personas empuñando pistolas en el mismo ruedo; porqué sería posible que (ya aprobada una Constitución con las tensiones y violencias previas, con asesinatos y terrorismo de todo signo) la violencia no terminara de acabar). Y sobre todo, por qué había que seguir peleando por cuestiones obvias y de sentido común (acceder a información obvia cuando eres  representante estudiantil, o porqué cuando ibas a comprar polen a una tienda veías que la fecha de caducidad en unos envases estaba pasada y en otros por llegar – y si preguntabas al tendero te daba una explicación de error en el etiquetado, y si le decías que ello no podía ser, porque la ley estaba clara al respecto, te miraba como si fueras un revolucionario o un rebelde que le estaba incordiando – o porqué tantos vericuetos y dificultades para declararse objetor de conciencia, (claro, tener 20 años y una fe meridiana en lo que las leyes y normas decían, porque para eso me las leía y me sentía informado, y me las creía literalmente) pero estábamos - esa era la única explicación posible - en un periodo de una nueva transición, esta vez para que se cumpliera la Constitución y las normas que de ella emanaban, sería cuestión de tiempo. Y ese tiempo y ese periodo de “transición” para que se cumpliera la Constitución se fue alargando y alargando, pues en cada Institución – aunque estuviera vinculada con el Estado por medio de una CCAA o siendo propiamente Estado – se iban interpretando lo que resultaba “elemental” concepto Constitucional de manera diferente, y hasta contrapuesta, a la idea y valores que se expresaban el propio texto. La pregunta era: ¿qué estaba pasando para que instituciones que debieran ser ejemplo de la aplicación de las normas que de la Constitución emanaban, pudieran tener tal margen de actuación que cupieran obstáculos prácticamente insalvables? Aquello abrió la puerta a “ver” y “explicar” la situación social desde otras perspectivas. ¿Sería cierto que existía una resistencia real a la aplicación de la propia Constitución y, consiguientemente, a que la Democracia llegara plenamente a todas las capas sociales? El Golpe del 81 no dejó duda alguna de que ello era posible y certero. Aún así, no terminaba de creerme esa posibilidad plenamente; probablemente el tendero se tenía que adaptarse a las normas que, hasta entonces, él mismo nunca hubiera dado importancia que la ley, los reglamentos y mi persona le daban; y la falta de transparencia en el Instituto fuera producto de tener que adaptarse a un nuevo entorno social y político; y los problemas para declararse objetor de conciencia un pequeño “desajuste” que seguro se arreglaría una vez rodada la democracia – sino ¿qué sentido tendría poner todos los derechos que se ponían en la Constitución?. La irracionalidad de la violencia que se veía por la tele tendría motivo en personajes “enloquecidos”, e “incontrolados”, como solía apuntar la prensa en ocasiones. Pero el Golpe señaló que algo, realmente, no estaba plenamente en su sitio. La palabra “facha” que era por entonces, en el comodín que explicaba esa “de-sintonía” con la Constitución, en contra posición con lo que pudiéramos pensar las personas que en ella veíamos unos valores sólo interpretables en una única dirección y de una manera positiva. Aquellos que no respetarían los derechos que señalaba la Constitución para todos – y con ello la dignidad de defenderlos, porque defenderlos era defenderlos para todos y que a todos alcanzaran esos derechos - eran “fachas”; parecía una definición simple. Con el tiempo esa definición perdería la idea de poseer una adscripción política determinada, bastaba con una actitud que ninguneara esa dignidad que todos poseíamos por el hecho de ser ciudadanos y estar protegidos por un ordenamiento emanado de una Constitución como la nuestra; una de las más avanzadas del momento en todo el mundo, se decía constantemente. Así que pelear por la Constitución era estar en la vanguardia; el mundo iba a caminar por ese sendero y mi persona también, pues había sintonizado plenamente con la Constitución y con el propio Suárez, tenía, por tanto, el impulso y casi deber de defenderla. Así que cuando en las siguientes elecciones salió González entendí, de alguna manera, que todo lo que aún seguía aconteciendo de injusticia (y que observé trabajando de temporero, viendo los excesos cometidos con jóvenes y muchachas jóvenes también, en definitiva personas con cierta vulnerabilidad) tendría los días contados; era la nueva esperanza, como lo sería en Grecia con la llegada de un gobierno socialista que cambiaría también su sociedad. (Con el tiempo la palabra “facha” perdería totalmente ese sentido propio de “obstaculizar” información, o conocimiento, o de obstaculizar soluciones….. se empezaba a entrever que otros motivos podrían existir, que en ocasiones, podrían estar vinculados con una idea de “competir”, “rivalizar”, “expresión de antagonismos particulares”, tal vez “pequeñas venganzas”, o quién sabe si “pequeñas revanchas” por alguna cuestión desapercibida,…. o simplemente por “una mala impresión”, o un “no me caes bien”, o “no es el procedimiento”,….. o simplemente que la vida, entre las personas, a pesar de lo que dijera la Constitución, era así. ¡¿Qué extraño, no?!). Tal vez mi persona habría hecho el “primo”, tal vez como el mismo Suárez (a tenor del artículo que publicaba  ABC y que sus asesores de imagen no permitieran sacar a la luz hasta casi cuarenta años más tarde) y fuera mi persona un real y verdadero “Quijote”.
Tardé mucho en comprender que mi visión de la Democracia era una especie de idealización apenas compartida (... más bien no, al menos en la vida cotidiana, aunque no en el discurso político que se mostraba en los medios de comunicación– probablemente porque la mayoría habría ido “renunciando”, posiblemente por propia experiencia o simplemente por ser más “prácticos”, o por estar mejor informados de lo que realmente era, y de alguna manera sigue siendo, la sociedad; con el tiempo entreví que si aún existían personas que albergaban esa misma idea inicial de lo que debiera ser la Democracia, ellos mismos se gestionaban o se conducían, a sí mismos, de manera bien prudente… tal vez porque, en el fondo, eso que distorsiona la idea inicial de lo que sería una Democracia, podría ser condicionante “decisivo” (que afectara a toda persona) y subsistiera en razón de ser, todos, ante todo, personas sujetas a Condición Humana.   
Desde ahí, y concibiendo la idea de que personas de buena disposición se hallaban por doquier (sujetas a conocimiento y claro entendimiento que, a mis ojos, les hacía tener mucho más en común que cualquier otro tipo de diferencia coyuntural) entendí, y entre vi, que habría que indagar, más allá de la primera y superficial, y apasionada, lectura que realicé de la Guerra Civil Española de Hugh Thomas – a color y con carteles coleccionables - allá por los 18 ó 19 años, bajo la impresión de haber sido un desastre que se pudiera haber evitado y la decepción de que no se evitara. Pensé, como nos hace pensar a veces la Ciencia – cuando así se explica en el colegio – que simplemente faltaron conocimientos que ahora poseímos y que seguro, que con ellos, con el entendimiento de que se era capaz ahora, eso se hubiera, seguro, que evitado.
Desde luego, en mi “lógica” constitucional, seguía preguntándome: Si a una persona la mataban ¿para ella no ha existido el derecho que se halla en la Constitución? - me resultaba pensarlo realmente una verdadera tragedia - ¿No la protegía la Constitución? ¿Cómo era posible que subsistieran los robos, las agresiones, los asesinatos, las estafas,… incluso las mentiras o las tramas contra personas, en una Democracia? ¿A caso la Constitución no señalaban unos valores y un respeto para todos?
Así que, al menos, había dos cuestiones, dos conceptos, que no terminaban de casar ni de ser concordantes: los que se “oponían” a la Democracia y ¿qué habría dentro de la “La naturaleza Humana” que se pudiera expresar en algún momento en contra de la Democracia? (además de lo que parecía una necesaria nueva“transición” - más allá de la transición política - una transición social para que se “comprendieran” los valores que portaba la Constitución y que tendrían que presidir las relaciones en la sociedad y en las instituciones).
El primer lugar donde buscar, después de constatar que algo no terminaba de funcionar sería retornar, algún día, al origen de las esenciales divergencias que parecían sostenerse en nuestra sociedad y el lugar más idóneo para deshacer ese entuerto podría hallarse en ese misterio que hizo posible la bifurcación de la sociedad, y un antagonismo que parecía sobrevivir, y que se hallaría, en algún aspecto, en lo que hiciera posible la Guerra Civil (mucho más relevante que la narración épica del desarrollo de la guerra y que parecía, esa épica, ser irreconciliable y no terminar de justificar el dolor y terror sufrido). Desde luego otros países no la habían padecido y ello parecía señalar algún tipo de error o “mal entendido” que existiera en España con tan adversos resultados; división en personas que parecían tener mucho más en común, tales personas – incluso en bondad y buena disposición – que unas diferencias que no terminaba de entender cómo podrían subsistir después de una Constitución y una voluntad de paz y concordia expresada de manera tan general y abrumadora.  

El primer artículo que me llamó la atención y que me hizo cuestionar la concepción de un desencuentro debido a heridas no superadas (heridas profundas y cercanas que no se terminaban de perdonar a pesar de la inicial disposición de las nuevas generaciones) era un artículo aparecido en El País sobre unas medallas concedidas a Franco por el Estado francés y que un grupo de personas pretendía que le fueran retiradas:

https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2016/04/franco-se-merece-esa-medalla.html miércoles, 27 de abril de 2016 Franco se merece esas medallas?

El argumento para retirarle esas condecoraciones parecía simple, pues se vinculaba al General con una “irregularidad” de la época y en consecuencia la contrariedad de mantener dichas distinciones; pero en el propio argumento de defender ese mérito (por un Estado como el francés, con su propia sociedad volcada en su momento con todo lo que supusiera resistencia ante el franquismo) llevaba a pensar que subyaciera algo que no terminaba de casar ¿Qué podría haber hecho ese militar en su carrera, para merecer unas condecoraciones de mérito, que se pudieran desvincular de su posterior papel en la Jefatura de un Estado que se alineó contra los enemigos de Francia e incluso anheló territorios franceses? Y sobre todo, a la vista de ello, ¿Habría, ese General, realizado otros servicios a Francia o Europa, de alguna manera desconocidos por el común de las personas, que permitiera esa defensa en Francia del reconocimiento al luego considerado dictador, cuando la propia Francia había condenado a Petain, su gran héroe de la primera Guerra Mundial, a muerte (y luego conmutada) por rendirse y colaborar con los Nazis?
 Después de ver su trayectoria militar en Marruecos, en el desembarco de Alhucemas, no pareciera que hubiera dudas, en principio, sobre ese mérito, al menos desde la historia oficial que es la relevante y la que se termina consolidando en la memoria social – y más si se avala desde Francia (tal vez por ello se reabriera un debate que se centrara en cuestionar la capacidad y mérito militar del General Dictador, y que hubiera voces que señalaran que su carrera pudiera haber sido impulsada generosamente; todo lo que rodea a este personaje histórico parece que siempre será motivo de discusión y de difícil trayecto para llegar a un relato ampliamente consensuado).
Aquélla reseña de “El País” me llevó a revisar, aún más, y ya “abierto” a otras perspectivas, la vida y trayectoria de los personajes más significativos que se destacaron en el Golpe contra la República (había mucho más en lo que detenerse en leer sin dejarse llevar por ideas preconcebidas: forma en que se produjo la conspiración, cómo pudo no contenerse, qué circunstancias la hicieron posible, cómo se mostró el entorno internacional, porqué se inmiscuyeron italianos y alemanes, qué papel pudrían haber tenido las democracias cercanas, porqué aparecieron las brigadas internacionales, qué motivó la llegada de la República, porqué fue posible la ruptura con la monarquía, cómo fuera posible que teniendo información sobre una sublevación no se contuviera….) y sobre todo el motivo principal de esta inmersión particular sobre quienes se sublevaban: Porqué hoy en día no nos hemos puesto de acuerdo con un relato lo más realista posible que haga posible la superación de aquella etapa con el fin de que nunca se volviera a repetir – o simplemente, si es más conveniente pasa por encima del relato y seguir la senda señalada por el General Gutiérrez Mellado, bastando como argumento lo que defendieran las generaciones posteriores que tuvieron formación Universitaria y, por consiguiente, acceso a una mayor información transversal de aquella tragedia y que acabaron por resumir como “fracaso de nuestra sociedad”.

https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2018/09/algo-de-la-naturaleza-de-la-rivalidad.html Algo de la naturaleza de la rivalidad existente entre Derechas e Izquierdas en España


En el título de este artículo se han concebido dos ideas fuerza; una de naturaleza religiosa y por tanto espiritual, contrapuesta a otra más práctica y cotidiana – sobre todo para aquellos que vivimos una etapa del pasado que ya se representa lejano, y casi obsoleto, pero que, por un motivo u otro se percibe que no siempre, ni para todos, la experiencia de la vida es una línea que avanza hacia el infinito, sino que a veces se puede observar como si fuera una representación social (casi teatral – y casi circular) donde existen “papeles” que toca representar (a cada cual el suyo y según las circunstancias o sus circunstancias) pero como tales “papeles” corresponden a una obra (en este caso una obra real que es vivir la propia vida) y tienen una limitación de personajes, cuyos rasgos y caracteres se repiten a lo largo de la propia historia social (tal y como mostraba esa serie infantil: Erase una vez el hombre) donde se estereotipan roles Humanos a través de las distintas épocas de la Historia de la Humanidad (la diferencia estaría en que las personas que los desempeñan no siempre son libres de representar esos “papeles” sino que se les “imponen” de diferente manera y a veces esos papeles – esas experiencias – resultan innecesariamente trágicas o crueles, ante una indiferencia social que puede pensar que su “papel” es mejor que el de otros y acaban dando la espalda, mientras lo que consideran injusticia no le afecte).
No son mías la expresiones (ninguna de las dos que conforman el título), son dos conceptos utilizados desde hace tiempo para señalar, el primero, que la naturaleza benigna de la persona está ahí, es prácticamente innata y es una predisposición que existe, al menos desde hace dos mil años, la de ser corderos, propia de la inteligencia percibida como parte de un entorno de sabiduría donde los valores más positivos del Ser Humano “deben” encontrar un espacio propio de actuación que, por ser tal valores, debieran ser reconocidos por sí mismos, dejando que su acción beneficiosa sobre el conjunto social se manifestara abiertamente y sin reparo alguno, e incluso facilitando esa acción de manera activa; pues siendo reconocidos por todos, y todos reconociéramos en ellos su acción benéfica (como realmente sucede en cualquier conversación donde los adultos se supieran “escrutados” más allá del circulo reducido donde se generan. En potencia todos somos buenos, o al menos queremos así mostrarnos, y esa es la expresión que se exhibe por lo común). Y sin embargo existe la prevención de que también hay quien pudiera concebirse, así mismo, como “lobo”; como si se tratara de una oportunidad o cualidad personal al verificar una “debilidad” o “vulnerabilidad”, “evidente”, en un entorno social o incluso en una persona concreta. Por poner un ejemplo, sería como aquél quien viendo la oportunidad de engañar o mentir a una persona o colectivo con facilidad, no es capaz de resistirse a ello, por el contrario puede llegar a considerar que sería un desperdicio no aprovechar dicha oportunidad, pues seguro que “otro”, también capaz de ver dicha debilidad, aprovecharía, sin duda, la ocasión que él “desperdiciaría”. Ser cordero y no visualizar que por ello se es, en sí mismo vulnerable, obviamente es una situación de riesgo social evidente. Como sociedad, de alguna manera “convenimos” que ser cordero merece de una re-conducción o incluso un reproche, (de alguna manera se lo merece, “no cabe duda”; y así se expresan en algunos entornos cuya misión social debiera ser precisamente poner los medios para evitarlo).
Ahí es donde aparece el Jesús (cordero de Dios) que, después de bajar a los infiernos (precisamente por ser un “cordero”, después de “afear” durante años (al menos tres) a todos los que le rodean sus maneras de proceder y actuar; señalando una y otra vez (si no es que) “¿no tienen temor de actuar contra las propias normas y leyes que así mismo se han dado? (refiriéndose a la Ley como conducta moral) O ¿no recuerdan cómo viendo paja en el ajeno, la presentan como gran escándalo, y no ven la viga diaria en la propia vida, haciéndose pasar por justos? y señalando, así, el nuevo “camino” a seguir cuando los corazones se endurecen o se petrifican), resucita y muestra el camino y guía a los corderos del mundo, señalándoles que su meta, una vez resucitados, es ser guías, de alguna manera, del “mundo”, ser sabiduría, ser protectores de lo bueno, que aún existe, y de todos los “corderos” para que no terminen siendo “devorados” por esos “lobos” que andan por ahí, algunos (obviamente y como es bien sabido) con piel de corderos. (Por ello no termino de entender porqué desde espacios progresistas no se defiende una visión “simbólica” de la religión como punto en común o de encuentro para todos los seres humanos que lo deseen, como interpretación donde toda religión puede caber y encontrar sus puntos en común; como haciendo posible un verdadero ecumenismo intelectual que supera o supere las visiones e interpretaciones más antagónicas y excluyentes)
Parece obvio que si se nace cordero, se vive cordero y se muere cordero, a menos que por el camino se encuentre ese “salvador” que protege la ruta que, por medio de cierto martirio (probablemente ya experimentado y que sigue su curso), haga posible la resurrección para reconocer, en sí mismo, que él tiene su propia sabiduría que debe escrutar y trabajar, porque todos la poseemos, aunque hasta entonces él sólo la concibiera para bien común y otros la conciban sólo para procurarse su bien particular.

https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2019/05/codigo-rojo_21.html “Cuentos y relatos”: Código Rojo


Frases propia de entornos “académicos” y “formativos” (tanto ser borrego, como burro, asno….) que se decían a los niños cuando estos apenas llegaban a la decena de años (sin contar con las bofetadas y los golpes de regla) todo ello dicho desde un entorno de autoridad que parecía conocer muy bien la vulnerabilidad de los niños que conformaban sus clases, e incluso de sus familias; con la educación se entra en el devenir de un cauce que “salvaría” a los hijos, porque les pone en el trayecto “realista” de lo que es la sociedad de ése momento (incluso ya entrados los años 60 marcados por una idea de pacifismo).

https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2013/11/kennedys-assassintion.html lunes, 18 de noviembre de 2013 Kennedy´s assassintion

https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2020/02/una-vison-de-la-violencia.html Una visón de la Violencia.


Llenarlos de culpabilidad y de sumisión por medio de la violencia fue un método generalizado y consentido universalmente hasta que sus efectos adversos llevaron a desecharla, pero no por ello se dejó de intimidar, bajo otras formas de castigo, la innata capacidad de ver e interpretar y curiosear el mundo circundante  bajo perspectivas diferentes y tan poco convencionales, que resultaban difíciles de manejar por maestros o profesores que, en su mayoría, solo se había dedicado a memorizar conceptos y lecciones académicas, sin conocer en profundidad el alcance y transversalidad de los términos, conceptos e ideas que ponían a disposición de unos alumnos los suficientemente ingenuos, y a la vez flexiblemente “transversales”, como para encontrar “rutas”, “bifurcaciones” y “consideraciones” que sus propios profesores nunca concibieron como posibles perspectivas que debieran prever para explicar en clase; y mucho menos que tuvieran que dedicar un mínimo tiempo para explorarlas, enmarcarlas o reconducirlas; por lo que el hecho de preguntar podría concebirse como un verdadero desafío a la autoridad (por el simple hecho de dejar una evidencia en sus propios conocimientos). De ahí que ahora observemos cómo países, cercanos y vecinos, que incluso se despreciaban por el régimen anterior - dejando un poso en varías generaciones de considerarnos superiores (aun hoy en día) a los vecinos -, nos vienen a señalar que su mejor éxito en la enseñanza viene a derivar de que emplea a los profesores y maestros mejor formados y con mejores conocimientos (los más profundos y transversales) en las primeras etapas de la formación infantil y juvenil; pues resulta paradójico que haya que reservarse multitud de preguntas mal respondidas durante años, de sucesivas etapas y cursos de formación, hasta que se llegue a la universidad para despejar dudas elementales y que no pudieron ser despejadas porque el vínculo que existía entre la “ignorancia” y la “violencia” o idea de “reto a la autoridad” estaban íntimamente vinculados.
Aquí me acude el ejemplo reciente, subido a las redes por una entidad en la que intenta mostrar, por medio de experiencia personales de profesionales de distintas actividades de nuestra sociedad, que el mundo que nos rodea y nuestra sociedad tiene aspectos que pueden “descubrirse”, generando “espacios y campos” donde volcar lo mejor de nosotros en forma de vocación o, al menos, constatar que la vida y la sociedad puede contemplarse desde unas perspectivas diferentes donde aparecen retos  tareas a realizar, si permitimos una “apertura de visión” en nuestras propias concepciones o percepciones de lo que nos rodea, y que por lo general tenemos clasificado y estructurado de manera bien rígida. En uno de esos ejemplos aparece una muestra de superación personal; la “lógica” “emisor”/”receptor” – que parece tan sencilla en los adultos, sobre todo cuando, por lo general, nos mostramos como “ecos” de las noticias cotidianas o simplemente dentro de nuestro propio espacio cercano donde los asuntos y motivos de conversación son, por lo general, limitados al lugar o contexto determinado donde nos hallemos -  pueden contener bifurcaciones inesperadas en personas (y muy constatable en niños) sanas y transparentes que pueden llegar a causarles graves problemas por no dedicarles el “tiempo” o el “espacio” necesario para “entenderlos”, o simplemente ponerse en su lugar. En entornos educativos se suele tender a etiquetar rápidamente (precisamente para ahorrarse tiempo y esfuerzo) y ello puede acabar por dar lugar a problemas mucho más complejos si no media la fortuna del “milagro” y que, afortunadamente, suele presentarse para la mayoría de las personas haciendo posible una ruta personal normalizada e incluso, a veces, exitosa.   El caso que llamó la atención fue la narración de un deportista profesional en la que señalaba como, al ir al colegio y verle tan desarrollado para su edad, la maestra decidió que no saliera al pario a jugar (no fuera a hacerle daño a otros niños) y ello se prolongó indefinidamente, bajo ese inicial criterio, haciendo posible una consecución de desgracias en el niño (abusos por parte de otros niños, estigmatización, acoso al diferente,….) todo aquello hacía presagiar que se truncaba, de facto, todas las capacidades del niño y su desarrollo normalizado, haciendo posible vislumbrar una trayectoria vital en la etapa juvenil y madura presidida por la prolongación de las consecuencias de aquella nefasta decisión inicial. Afortunadamente el “milagro” se produjo, y “alguien” ofreció o brindó o posibilitó una salida y entró a desarrollarse como deportista profesional y, con ello, el éxito palió, en gran medida, lo vivido hasta aquél momento, aunque en la narración aun se vislumbraba el dolor y padecimiento vivido ante la sorpresa y conmoción del público asistente. El principio de “precaución” (muy necesario en ambientes tóxicos, y sobre todo visible como necesario en la actuación en cuestiones medioambientales) aquí se había tornado como instrumento desolador y asolador de una vida.

Así que el término “listo” más bien parece estar concebido desde un plano superior (emisor) a otro inferior (receptor), que muestra el primero su frustración porque su “emisión” no es recepcionada bajo sus propios términos y perspectiva; un entorno receptor que precisa “encajar” unos conceptos y nuevas ideas dentro de un “mundo propio” donde existen ya otras que forman parte, casi inseparable, de sí mismos y de cómo aún conciben el mundo (con una lógica aplastante y tan transversal, que imponer un concepto mal explicado puede trastocarla en profundidad durante un tiempo indefinido). Más aún si el entorno familiar también es disruptivo y niega también la singularidad (y por lo tanto la pluralidad) de perspectivas que pueden entrar en juego para que se acomode un nuevo “saber” (por lo tanto se niega la pluralidad de las personalidades) de sus propios miembros con la idea de imponer un criterio único, a veces bajo el mismo procedimiento del uso de la fuerza y la violencia, sin existir “elementos” de “amortiguación”, por lo que los propios niños acaban por asumir una deficiencia y carencia en el propio entorno familiar que ellos mismos “razonando en soledad” acaban por ubicar a los propios adultos de los que dependen y de los que precisan el soporte emocional (y no existiendo más alternativas para ellos – como así se concibe en algún entorno familiar, cuando se visualiza con cierta fría distancia la situación de dependencia - generándose la propia pregunta que siempre satisface a este tipo de adultos: ¿qué alternativa tiene el niñ@?) pudiendo dar lugar en ocasiones a que los niños tengan que asumir responsabilidades y preocupaciones impropias de su edad, que les pueden desbordar, dejando “huecos de soporte emocional” que tarde o temprano deberán atender (o equilibrar desde el exterior) para procurar su propio bienestar personal en un futuro.
https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2016/11/la-simetria.html Simetría

Es visible y obvio que atender las situaciones emocionales resulta esencial para todos, más para los niños; las películas norteamericanas suelen mostrar el sendero donde la prioridad de los hijos resulta esencial y no es conveniente justificarse para evadirla, incluso cuando el argumento gira entorno a separaciones matrimoniales de adultos, donde la frustración, la ira (y a veces un plan predeterminado y preconcebido para establecer un itinerario personal) acaba teniendo efectos adversos y a veces nefastos sobre inocentes.
https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/el-amor-es-la-fuerza-mas-poderosa-para-cambiar-el-mundo-isabel-allende/ Isabel Allende 
https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2019/04/1-de-abril-los-chivos-expiatorios-les.html 1º de abril (Los “Chivos Expiatorios”) (les «boucs émissaire») April 1 (The "scapegoat")
https://cateyes-loaparenteyloreal.blogspot.com/2019/07/justicia-paralela-en-espana-o-una.html Justicia paralela en España ? o una Herencia centenaria que subsiste?







martes, 18 de febrero de 2020

Una visón de la Violencia.


Desde hace ya unas semanas (escrito ya hace un tiempo), empecé a convenir, conmigo mismo, que el rasgo transversal que pudiera definir a nuestra sociedad occidental – en el más amplio sentido del término occidental – pudiera localizarse bajo una especie de premisa que contemplara el “uso y administración” de la violencia o la violentación de las personas. Como la cuestión del empleo de la violencia parece un fracaso en sí mismo, pues concibo que las razones, o los razonamientos sinceros, debieran ser capaces de ser punto de partida a aceptar y analizar (que no se deben ignorar, o negar, o no considerarse valiosos puntos de partida, en vez de obstáculos), para desde ahí reconducir cualquier situación, siempre que se sepa conducir y reconducir las situaciones de antagonismo (y creo que en Occidente, en general, existen conocimientos suficientes para reconducir cualquier situación desde el diálogo) siempre que se atienda a las “causas reales y de fondo” que la hacen posible; pues de esa manera podremos siempre observar el verdadero origen “íntimo” del “malestar” y con ello, estamos en condiciones de presentar alternativas suficientes para reconducir cualquier situación por medio de compromisos que hacen posible la convivencia social y las soluciones “no violentas” a cualquier problema que se nos presente (por medio de estos esfuerzos para preservar el entendimiento, somos capaces de verificar si existieran factores “objetivos” que estimulan el malestar y la falta de entendimiento, y la razón de ser de los mismos; con lo cual seremos capaces de ir modificando esos factores – se hallen donde se hallen – para ir mejorando la convivencia social y con ello ir eliminando esas razones que parecen existir – de manera aparentemente consensuada – en el uso de la violencia coercitiva o violentadora como instrumento coadyuvante, y para algunos indispensable, en el restablecimiento de la paz social o de la resolución de un conflicto).  Un ejemplo que me viene a la mente es el programa radiofónico que escuchaba por las mañanas en Buenos Aires y que hablaba de actos británicos en Argentina y colaboración con las FFAA; y sin embargo proto comprendí que ello, probablemente, no fuera otra cosa que parte de las condiciones de paz impuestas por los británicos.
En un principio pensé que esta cuestión de “administración” de la violencia” con fines aparentemente coercitivos para mantener el “orden” social  estuviera contenido en el ejercicio de una visión exclusivamente española, y en consecuencia, propia del carácter español, de la cual se libraba, por unas u otras razones, el resto de países europeos. Bajo esa convencimiento subyacente, motivo de reflexión cuando se han dado situaciones puntuales, en ese sentido, (por ello siempre he intentando buscar, de manera intuitiva, el motivo real por el cual se desencadena una acción violenta cuando en las manos del Estado se hallan todas las capacidades y recursos a su alcance, para determinar las verdaderas causas e iniciar caminos de resolución no violenta que suelen implicar compromisos para la resolución del fondo real del problema que hizo posible el desencuentro). En ese sentido, e intentando buscar la causa real de ese convencimiento del uso de la violencia he estado receptivo a cualquier circunstancia al respecto. 
El comentario de un suceso histórico en el espacio RNE-R5, hace una o dos semanas (y que es un programa cuyo contenido se ha reiterado nuevamente la semana pasada), me llevó a realizar una rápida e intensiva visualización de la Historia de España en su devenir político de los últimos 200 años. Aunque la noticia desencadenante fue la autopsia realizada al cuerpo del General Prim (y que en dicho espacio radiofónico se pusiera el acento en el temor reiterado a que se confirmara que fuera asesinato por conjura interna de luchas políticas del más alto nivel) la afirmación que en el mismo programa radiofónico se realizó para señalar que, una vez efectuada esa autopsia, el cuerpo parece haber sufrido un tratamiento en el cual se han borrado los signos de esa violencia detectada que, dicho General, parece que padeció una ya vez sufrido el primer atentado y que fueran la causa real del fallecimiento de ese Presidente de Gobierno (signos de ahorcamiento y apuñalamiento que parecen darse a entender que sufrió el cuerpo horas después de haber recibido el atentado con armas de fuego y ser socorrido por atención médica). En sí mismo, dicho programa radiofónico me hubiera pasado un tanto desapercibido y lo hubiera ubicado como una curiosidad más de la extraña, confusa, violenta y desconocida Historia de la España del siglo XIX y que la restauración democrática del 1978 pareció enterrar definitivamente, sobre todo con la entrada de España en la UE, que acabara con el “proclive” a cualquier tendencia a conjuras tan propias de ese siglo lleno de revoluciones y antagonismos que parecen que nos alcanzaron de pleno en los años 30 del siglo XX. 
Así que, como mi ánimo estaba entretenido en hallar las causas de esa violencia (que también trasmite cierta idea coercitiva) que me parecía que se hallaba exclusivamente en el carácter español, el programa radiofónico sobre Prim me llevaba, irremediablemente, a curiosear por la Historia de España empezando por el mismo Prim, del cual sentí profunda decepción (cuando verifiqué que él mismo había poseído e incorporado a su proceder vital la violencia como forma de resolución de conflictos – como parece que era de esperar en un personaje que desde joven se vio encaminado a participar de batallas y guerras del momento en la propia península y posteriormente en ultra mar; y que también llegara a despreciar, en su “código negro”, a la raza negra cuando esta reclamaba abolir la esclavitud en territorios españoles en América) primero porque se consideraba un progresista, pero era un progresista violento, lo que me permitía seguir considerando que la causa de esa violencia adherida al carácter español aún se hallaba incrustada transversalmente en la sociedad política de ese momento; por lo que seguí curioseando hasta principios del siglo XIX para intentar deducir cual era el ambiente político en las altas esferas españolas de aquella época. La idea que me transmitió la lectura, en una primera impresión, es que Napoleón fue capaz de “instrumentalizar” las rivalidades internas de nuestro país para convertir a España en campo de batalla en el que, tanto ingleses como franceses, se “midieran” (con el propósito inglés de extraer enseñanzas militares que le serían útiles para derrotar la “revolución” francesa sobre el suelo europeo, determinando el futuro de Europa sin la figura de Napoleón) y, a la vez, aprovecharon la ocasión para ir destruyendo la incipiente industria española, acabar con su Armada y desestabilizar las colonias en América. Uno de los objetivos de Napoleón era, como lo fue de la Alemania de los 30, y como lo es para cualquier potencia que desea mantener una política económica favorable a sus intereses en Europa (como lo fue de Inglaterra en su momento, con éxito que llega a nuestros días), controlar el tráfico marítimo en el Mediterráneo, y consecuentemente controlar Gibraltar. Todas estas pugnas entre naciones y sus intereses particulares parecían haber encontrado un camino y cauce de entendimiento que parecía eficaz con el proyecto de la CEE y la posterior UE, y sin embargo el proyecto europeo también se halla, en estos momentos, cuestionado y las razones de la violencia (que inevitablemente portan las ideologías excluyentes de cualquier signo) parecen emerger nuevamente como fórmula aceptable para la resolución de conflictos por medio del marco de ideas y símbolos que representa la idea del Nacionalismo; y esta solución violenta se viene expresando con la aparición de partidos que cuestionan las libertades que el progreso de la Democracia, en el proyecto europeo, señalan como territorios de derechos a consolidar. 
Por ese motivo realicé, también recientemente, una inmersión en los “mensajes” que venimos recibiendo a través del mundo anglosajón – pues vengo sosteniendo, en mi convicción personal, que es ese mundo quien pudiera sostener ese principio de violencia inherente y necesaria que se opone a las políticas de la EU de resolución de conflictos por medios “no violentos” y, consecuentemente, si mi persona estuviera en “acierto” respecto de mi propia visión, ésta mi propia visión pudiera verificarse, en alguna manera y forma, en los “mensajes” que el mundo anglosajón y la industria americana sostienen por medio de sus películas cinematográficas que inundan el mercado occidental y, consecuentemente, tienden orientar y jerarquizar los valores que nos transmite la potencia mundial que rige los destinos económicos y políticos de la cultura que llamamos occidental; y que es la cultura a la que la UE y España pertenecemos, inevitablemente, tanto por cuestiones geográficas como culturales – mientras que a la vez leía un libro escrito por Varoufakis (el ministro griego que se pudo de moda durante la crisis en el país Heleno) y que me había caído en la mano accidentalmente.  Lo “devoré” en un par de tardes y aún inicié una segunda lectura para intentar determinar el grado de “contaminación” emocional que pudiera portar el autor como crítica adherida (y probablemente inevitable) hacia una “teoría económica” que sostuvo en progreso la economía mundial hasta que estalló en 2007 y 2008. Realmente sí que existe “contaminación emocional”, al menos así me lo parece, pues si bien aporta elementos lúcidos e inteligentes para un análisis crítico y divertido, por las ironías que incorpora describiendo el sistema anglosajón  - el utiliza un término algo diferente pero coincide con la visión intuitiva (nunca me había puesto a reflexionar seriamente sobre la existencia, o no, de un sistema tan estructurado, y sin embargo, Varoufakis lo confirma, produciéndome autoestima) de dominio económico de los EEUU y UK (y en consecuencia dominio político en alguna manera y forma determinante) - no parece “ponerse en el lugar” de la propia potencia Norteamericana – ni de su prima UK - con el fin de que, como toda potencia, intentara encontrar caminos hacia una perpetuación pacífica de su sistema que le evite la contemplación de soluciones tan expeditivas como las que se vislumbran con el renacimiento de los nacionalismos en occidente y que parecen ser consecuencia del “fallo” en la hipótesis de “economía perfecta” que concibió el mundo anglosajón (si es que realmente hay fallo o simplemente no es otra cosa, como a mí me lo parece, que una teoría con un recorrido previsiblemente corto y adverso, que ahora se expresa, contundentemente, por medio de una crisis “controlada” y localizada, en su disconformidad con la política de “no violencia” sostenida en la UE y expresada, con claridad, en el problema ucraniano o en el acercamiento anterior, de la UE, a Rusia, con el aparente fin de ir limando asperezas) que ha permitido la estabilidad de la CEE y la posterior UE; o de simplemente la renuncia a seguir sosteniendo el proyecto de crecimiento y desarrollo de la UE, como parece que es lo que asevera el Presidente Norteamericano Trump (una vez verificado el fallo del sistema económico ideado como perfecto).  Sin embargo, Varufakis aporta datos, que de realmente ser ciertos (y lo parecen al ser datos aparentemente objetivos – algunos de los cuales señala), parecen indicar – y no es que lo diga expresamente el autor, sino que me lo induce a pensar la lectura - que la economía anglosajona no es plenamente subsidiaria (o dirigida, inequívocamente) del poder político del mundo anglosajón (es decir, bajo principios plenamente democráticos y racionales), sino que basada en las reglas del negocio y la rentabilidad tiene un margen de independencia  tan amplio que hace posible (por medio de sus “aciertos” o “errores”, y que parecen seguir las reglas de obtener el máximo beneficio) determinar el tipo o perfil de gobernante necesario en cada momento o fase de la economía Norteamericana (y no viceversa – pues así lo deja entre ver la posición de políticos Republicanos y Demócratas que se opusieron al populismo de Trump sin ningún éxito); y en este caso el perfil de Trump fuera el idóneo en este momento para iniciar (o intentar iniciar) el cambio de paradigma que pudiera haberse concretado su inicio, creo que señala Varoufakis en 1997 cuando se concediera el Premio Nobel a dos técnicos que dieron la cobertura (al desarrollar una fórmula pionera para la tasación de opciones financieras; Myron Scholes y Robert C. Merton en 1997 fueron laureados con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel por elaborar un nuevo método para determinar el valor de los productos financieros derivados. Años más tarde, formaron parte del fondo Long Term Capital Management (LTCM). En 1998, este fondo perdió 4.600 millones de dólares y tuvo que ser rescatado por el Gobierno. En 2000, estaba cerrado.) haciendo posible que se hicieran realidad productos tóxicos (garantizados con una fiabilidad que hacía posible su tratamiento como dinero efectivo), aunque que portaran un 20% de deuda irrecuperable (valorados en 500 mil millones de dólares) y que hizo posible una burbuja económica, descomunal, de 40 billones de dólares (dando idea, ese impacto final, del volumen de negocio que pudieron suponer esos productos en el mercado bancario). El intento de “convertir el plomo en oro” volvió a fallar – por ello creo que deberían tomarse en serio todos los economistas que la avaricia, la ambición o la codicia, cuando priman en la administración económica, siempre ponen en riesgo empresas de toda índole y en este caso lo hizo con el “Plan Global”, - difícilmente se puede tomar esa posibilidad alquímica como real si no se ubica, primero, en el entorno espiritual, es decir, en el moral y ético.  El sistema de doble déficit sostenido por los EEUU (el déficit presupuestario y el déficit de la balanza comercial - puesto que la economía de los EEUU se alimentaba, según explicaciones de Varoufakis, a través de la inversión de los beneficios que proporcionaban las industrias de todo el mundo occidental – se calcula que retornaba el 70% de los beneficios generados - tanto a la City de Londres como a la bolsa de New York) da la impresión de ser la única fórmula que daba autonomía a las economías de los aliados (incluidos la Alemania y el Japón vencidos de la II Guerra Mundial) sin someterlas a una rigurosa subsidiariedad comercial que hiciera imposible el desarrollo económico de occidente (y por tanto hizo posible que siguiera vigente la libre iniciativa y el libre comercio que es el principio liberal por excelencia)
En este momento, mi tesis es (y sigue siendo) que la crisis es el resultado de un desencuentro en estrategias políticas para el avance y desarrollo de la Democracia en Europa y su entorno; en lo que parece una contradicción en sí misma, pues es difícil concebir que un país como Alemania – derrotada en la Guerra por su nacionalismo extremo, belicoso, imperialista, excluyente, criminal y autoritario – pueda ser impulsada generar una proyección de la Democracia (en sí misma o) en Europa por medios belicosos sin contradecir, o acabar evocando como “realmente correcta”, una situación histórica similar por la que fue “castigada” y dividida durante más de 40 años. Cuando EEUU afirma que “USA Primero”, no está diciendo otra cosa que asegurar que no va a comprar los “excedentes” de producción de sus aliados (que es lo que permitía hacer su doble déficit), con lo cual el horizonte que se vislumbra, ante la incertidumbre, es replegarse (e ir cerrando puertas)  y sin embargo, no reflexionamos sobre el motivo último de la necesidad del mundo anglosajón de imponer un esquema basado en violencia coercitiva, primero, y luego periodo de Paz; y esos, sus rígidos postulados, nos lleven al peligro de tránsito por una nueva etapa de confrontación en Europa (y cuyos pasos previos – ineludibles según las experiencias ya vividas en la Historia - son la inmersión en un Nacionalismo desintegrador de Europa que sea permeable a los principios de belicosidad; y que permitan construir un “otro siempre igual relato” por el cual los antagonismos nacionalistas europeos son la causa primera y última de sus desgracias - de las cuales siempre nos salvará el mundo anglosajón por medio del sacrificio de sus jóvenes; generando de una deuda, económica y moral, interminable, a la que nunca se puede poner fin).
 Parece que esta visión de dominio de la sociedad se viene a corresponder con una visión en la que se considerara que la Democracia – como criticaba Sócrates en palabras de Platón – es, exclusivamente, seguir al más fuerte y en ese seguirle convertir sus intereses en nuestros intereses; pero encontramos en ello un obstáculo que hemos viniendo observando en el desarrollo de cualquier Gobierno: La fuerza, por sí misma, no soluciona nada, y siempre hay que tener un razonamiento y un contraste de opiniones que permitan vislumbrar el mejor camino posible para trazar un rumbo común, lo más consensuado posible (que es lo que llamamos Democracia); pues si una vez vislumbrada una meta se intenta abreviar con violencia (en donde no existe violencia) nos encontraríamos que precisamos recorrer un trayecto que vulnera los mismos principios que decimos defender. Y en ese sentido, la Democracia no es una meta a alcanzar en un futuro, sino permanente meta diaria que parece conveniente que ha de sujetarse a sus propios principios en todo momento; pues de esa manera es como también se podría definir la vigencia de la Democracia. Con este proceder se generan hábitos democráticos, no violentos, para la resolución de conflictos en cualquier escenario y con el ejercicio de estos hábitos aparecen, o tienden a aparecer las causas reales de las rivalidades o desencuentro o intereses que hacen posible el conflicto y, con ello, la capacidad de abordarlos con la mayor franqueza posible y dentro del marco legal que las Democracias se dan para constituirse como tales.
Desde el punto de vista internacional resulta inaceptable que un régimen Democrático pueda transitar hacia otro autoritario por medio de un proceso de tensión de las normas que acaban haciendo posible la limitación de los adversarios políticos y llegar a hasta su encarcelamiento. La oposición siempre es necesaria para contar con las garantías que proporciona la participación de los adversarios políticos en todo proceso de cambio (Hecho que se ignoró en los años 30 en Alemania, a pesar de ser una nación culta y tolerante; y que vislumbramos también en otros países sudamericanos que generan exclusiones desde una perspectiva de izquierdas). Así mismo no se termina de entender que una potencia Democrática no use siempre de medios democráticos en la defensa de sus intereses internacionales, como creíamos que era posible camino a recorrer en las últimas décadas. Existe una especie de contradicción interna por la cual el liderazgo se concibe, en algunas latitudes, adherido a una potestad violentadora que se puede ejercer en nombre de la Democracia y las libertades (aunque no exista un consenso), con el fin de imponer criterios excluyentes cuya finalidad última, a veces, es limitar lo que, aparentemente, se dice defender. 
De la observación de los films Norteamericanos parece observarse con cierta claridad la necesidad que existe en EEUU de justificar la violencia como un instrumento que se debe aprender a manejar desde la infancia (si excluimos el sin número de fimls que inundaron e inundan las carteleras europeas consagradas a la necesidad de la violencia para extirpar o vencer el “mal” en nombre de la libertad y de la Democracia) podemos observar que en la sociedad cotidiana norteamericana contempla no sólo la legitimidad de aprender a defenderse a golpes de una agresión, sino también la aparente conveniencia de pasar por experiencias como esa, y que parecen estar instaladas incluso en el ámbito familiar como una cuestión propias de “hombres” que, a su vez, determina, a la definitiva, “ser un hombre”; y que tiende a señalar la idea de que existe una “violencia legítima” que se ha de ejercer bajo un criterio de “principios” (en este caso relacionados con la dignidad propia) que es conforme con la visión de lo que es una Democracia. Tal vez este principio acabe incluyendo, plenamente, la esfera de la mujer y las niñas, que aún parece no terminan de dejar de asumir el papel secundario en EEUU (según las relativamente cercanas películas americanas que así lo muestran).   
Desde este punto de vista podría ser fácil de entender que la visión anglosajona – o tal vez más particularmente la Norteamericana – llegara a aceptar que la violencia es legítima cuando defiende principios de “libertad”, y es digna de admiración; pero según el parámetro desde donde se observe (rebeldía contra la propia limitación de oportunidades – dando origen a la admiración hacia bandoleros o atracadores de bancos; rebeldía contra las injusticias políticas o el propio sistema político – siendo el entorno político siempre blanco de todo tipo de sospechas y apaños corruptos en muchos films Norteamericanos; defensores del medio-ambiente que se inclinan hacia un terrorismo; e incluso, tal vez, pacifistas que buscan medios agresivos o lenguaje violento o amenazante contra las políticas de intervención militar de sus propios países…) Todo ello tiene cierta cabida y halo de admiración en un entorno anglosajón donde la violencia puede llegar a ser observada como el último refugio y signo de dignidad de una persona en esa cultura. De ahí, tal vez, la inclinación hacia la admiración por la defensa de las identidades Nacionales en otros territorios o países – siempre que no surjan en los propios EEUU - y el agrado en observarse a sí mismos como liberadores de identidades en cualquier parte del mundo donde se busque la Libertad tal y como se entiende política y socialmente en EEUU.  
Sin embargo, esta visión no parece que se pueda desvincular del racismo latente (que se muestran abiertamente en films como Love History, en referencia a los Puertoriqueños – aún siendo Estado asociado a los EEUU) y que parece venir de lejos – desde una interpretación inicial de la Constitución Norteamericana orientada a establecer una igualdad en la condición Humana, pero observada desde la perspectiva de las élites culturales europeas (donde la burguesía podría concebir que los Derechos estaban asociados, o más legitimados, en el propio devenir cultural y económico de cada individuo) y desde esta interpretación se constituyera como modelo social capaz de transmitir el correcto concepto de Civilización (en contra posición con otras personas, o culturas consideradas inferiores y salvajes que hay que civilizar o tutelar o eliminar) para constituir ese paraíso prometido como Nuevo Mundo en lo que se acabaría conformando los EEUU; y en donde se interpreta la riqueza, a la definitiva, como designio divino por el cual se puede argumentar y establecer una superioridad moral en cualquiera de sus actos, siendo el uso de la violencia, desde esa perspectiva, “legítima” respuesta a la “amenaza” (real o psicológica) a una sociedad así concebida en sus orígenes.  Desde esta perspectiva se puede concebir que los asesinatos de Abraham Lincoln o Martin Lucer King pudieran ser respuesta a esa amenaza real y/o psicológica al proyecto original Norteamericano. Aún – según la canción de Mecano – preguntar a un policía en Manhattan por el camino a seguir para ver la Estatua de la Libertad puede despertar “recelo y desconfianza” ante una potencial “amenaza ideológica” a los EEUU, lo que muestra cómo esta Nación concibe, desde algunos ámbitos, la Democracia para sí misma.    
De alguna manera Europa está atrapada en esa contradicción que es en esencia los EEUU cuando se establece como referente de Democracia para todo occidente, pues el ejercicio de la violencia, o su legitimación, en razón de defensa de la dignidad personal o de unos principios o Valores llevan, directamente, al cuestionamiento de la Democracia y sus sistemas de resolución de conflictos por medios no violentos – que es lo que se viene a defender desde Europa, al menos desde la UE. La Democracia en Europa parece haber evolucionado en reacción a los excesos cometidos por la influencia del capitalismo en los intereses y razón de ser de los propios Estados (confluencia de intereses patrimoniales personales en las clases dirigentes, confundiéndose con los intereses del propio Estado; potenciación de las posibilidades del desarrollo; competitividad entre Estados por medio del desarrollo de la industria pesada y armamentística; y subordinación de los trabajadores a los intereses combinados de las élites económicas y empresariales que hacen posible un mayor poder político sobre otros Estados rivales; haciendo posible la idea de subestimar la naturaleza humana del trabajadores y trabajadoras, haciendo posible la explotación de obreros y la falta de garantías en sus condiciones de vida; y desde ahí a la xenofobia o depreciación del ser humano en cualquiera otras razones, apenas hay un milímetro que recorrer). La sensibilidad en Europa evolucionaba socialmente – ya a mediados del siglo XIX aparecen proyectos sociales avanzados (aunque estuvieran concebidos bajo la idea de desmovilizar a los movimientos obreros). 
La sola idea de establecer una igualdad real entre ciudadanos parece contrariar la esencia original donde se apoyaba la Constitución Norteamericana – la vinculación existente, que aún parece prevalecer en el imaginario de su sociedad, entre riqueza personal como capacidad otorgada por Dios sobre la cual el Estado no tiene “verdadera legitimidad” redistributiva, da idea de la orientación con que se percibe la idea de la libertad; y desde esta idea de libertad anglosajona se puede entender las justificaciones de los paraísos fiscales y su vigencia y permanencia hasta la actualidad como lugares que permanecen a salvo de los potenciales predadores “redistributivos” que “son” los Estados contra la “legítima” riqueza adquirida por el esfuerzo personal. 
El “sueño americano” se visualiza como esa oportunidad que existe para todo aquel que “trabajando duro”, en medio de un entorno de libre competencia del mercado, es capaz de crearse un patrimonio y riqueza personal; y la idea de Democracia o actitudes democráticas estaba más bien ligada a “gestos” por los cuales una persona poderosa o influyente es capaz de admitir en su entorno social, o de relaciones personales, a alguien de otro estatus social más bajo haciendo posible que disfrute o acceda a las riquezas bajo la idea de generosidad o buen corazón (como se manifestaba literalmente en la película Sabrina, cuando el magnate del plástico intenta, primero, sobornar a la hija del chofer para que renuncie a seducir a un miembro de la familia – pues se considera que lo pudiera hacer por interés económico – y posteriormente acaba casándose con ella por concebirse sinceramente enamorado: lo que en sí mismo es un hecho democrático, al parecer de gran alcance, en los EEUU, ya que eran de estratos sociales diferentes). (O también cuando el mismo Bogart, en la misma película, afirma la bondad de sus proyectos de expansión comercial para crear fábricas que darán empleo y posibilitarán que los niños puedan ir a la escuela y jueguen al beisbol – toda una declaración de intenciones políticas y económicas)
Sin embargo en Europa concebimos la Democracia en razones de generar y crear mismas oportunidades para todos, que no serán posibles de alcanzar en la realidad cotidiana si los Estados no destinan recursos públicos que permitan superar las diferencias económicas que existen entre las diferentes capas sociales para que la movilidad entre estatus sociales tenga garantías. El giro iniciado por Obama en este sentido, por el cual se fue instaurando una seguridad social para todos, fue cuestionado, determinando la crisis la necesidad de un cambio de paradigma en el cual aparece Trump haciendo previsible el regreso a las concepciones “originales” y más restrictivas de la Constitución Norteamericana, y que por ello he venido detallando previamente desde mi percepción actual.
 El regreso al Nacionalismo en Europa parece un paso previo para un escenario de confrontación que se fomenta desde el ambiente político que dio razón de ser a Trump (cabría preguntarse si los EEUU aceptarían una actividad semejante en suelo americano, llevada a cabo por un extranjero europeo, cuya misión fuera desestabilizar la Democracia Norteamericana).  
Europa tiene una extensión similar a los EEUU (si incluimos, como convencionalmente se realiza, a la parte de la Rusia europea). Posee más del doble de habitantes que los EEUU, pero contiene la debilidad de estar compuesta de también cincuenta Estados que no están estructurados bajo una misma Constitución (aunque 28 de ellos, ahora pronto 27, se hallan en un proceso progresivo de integración sobre el cual ahora existen dudas promovidas por el entorno anglosajón y aquellos ideólogos que auparon a Trump y que ahora asesoran a lideres extremistas). Existen otros ocho Estados en Europa no plenamente reconocidos y casi una treintena de territorios poseen reivindicaciones separatistas;  también se hallan países en situaciones de diferente grado de antagonismo entre sí y alguno de ellos (como Ucrania) apelando a la intervención militar internacional; y en medio de un proceso de resurgimiento de nacionalismos excluyentes (algunos de ellos evocando formulas autoritarias que en el pasado hicieron posible la confrontación mundial en suelo europeo) y cuyo objetivo parece ser desestructurar la UE (que representa un sistema de garantías democráticas y apoyo mutuo).
 Parece obvia la potencial debilidad política de Europa respecto a los EEUU que, sin embargo, no se vislumbraba tanto antes de la crisis del 2008 (tal vez porque el proyecto parecía seguir avanzando) y que parece que fue precisa para poner en evidencia esos puntos débiles, que ahora se potencian con la emergencia de formaciones nacionalistas (de todo signo, tanto separatistas como de regresión a modelos autoritarios, orientados desde EEUU) que ponen a prueba la Democracia europea y sus recursos políticos para la resolución de estos nuevos conflictos por medios no violentos, esta vez en el seno de la UE, pues en caso contrario – si se usa la violencia para frenarlos – estaremos sintonizando con esa visión de la Democracia Norteamericana que tantos nos contraría por no ser consecuente en maneras y formas democráticas, y podrían llegar a usarse de argumento o pretexto en el futuro por los nacionalistas (también de todo signo, especialmente aquellos que sustentan, en alguna manera, ideologías excluyentes o anti-sistema o de retorno a modelos autoritarios),  puesto que suelen precisar de alguna forma de violencia, tarde o temprano, para instaurarse ante una Democracia y atemorizar, con la misma violencia, a los ciudadanos, ya  que es un signo propio de cualquier autoritarismo, o forma política excluyente, que históricamente siempre han empleado y, consecuentemente, ello podría llevar a las fuerzas democráticas, en parte o en todo (o a otras formaciones que aceptan el juego democrático pero que se consideran particularmente antagónicas de esas formas de Nacionalismo) a aceptar un escenario de confrontación violenta para defender su subsistencia. 
Esa paradoja entre las visiones anglosajonas y europeas, sobre lo que es la Democracia, se cierne sobre Europa  alentando rivalidades y contradicciones desde las que todo puede suceder en nombre de la Democracia y/o las Constituciones, según a cada cual fuerza política en conflicto le conviniese expresarse para en su proceder justificarse, mientras se tensan los marcos jurídicos que protegen las libertades de los ciudadanos.

lunes, 10 de febrero de 2020

Corderos en medio de Lobos (I)


Herman Hesse, en la introducción de su libro “Demian” dice: “No puedo adjudicarme el título de sabio. He sido un hombre que busca, y aún lo sigo siendo; pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que comienzo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre. Mi historia no es agradable ni dulce y armoniosa como las historias inventadas. Tiene sabor a disparate, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a sí mismos”.
Cuando escribe este párrafo en la introducción de ese, su libro, de 1919 ya tiene 42 años. No podríamos decir que es un joven más en busca  de un sentido de la vida, sino una persona que ya no busca respuestas tanto en el exterior de sí mismo sino que mira al conocimiento casi innato (las enseñanzas que me comunica mi sangre), ese que representa el conjunto de primeras impresiones recibidas de cada primer contacto con el mundo – tanto familiar, como social, como urbano, como político… Ya no precisa sobrepasar sobre esas impresiones, dejándolas a un lado para verificarlas o desecharlas más adelante (o contrastarlas con alguien), según el entorno social del momento le diga “qué es lo que debe creer o interpretar” y “qué no” de lo que sus impresiones le señalan sobre el mundo que le rodea. Ya no depende de la opinión del entorno, alcanzó su propia certeza, inició su propio transito, su propia introspección y descubrió, probablemente, que él “ya sabía” qué tipo de mundo le rodeaba y le circundaba cuando se desprendió de la necesidad de engañarse para sentirse más seguro cada día. Y desde ese parámetro propio, en el cual no se busca engañarse más, dice: “Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo; sin embargo cada cual aspira a llegar, los unos a ciegas, los otros con más luz, cada cual como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, los restos de sus nacimientos, viscosidades y cáscaras de un mundo primario. Unos no llegan nunca a ser hombres; se quedan en rana, lagartija u hormiga. Todos tenemos en común nuestras madres, nuestros orígenes; todos procedemos del mismo abismo; pero cada uno tiende a su propia meta, desde las profundidades. Podemos entendernos unos a otros, pero interpretar es algo que sólo puede hacer cada uno consigo mismo. La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero”.
Si bien la visión de su propia familia, donde el papel de cada miembro responde a un criterio positivamente previsible de familia bien estructurada, le lleva, a vislumbrar y comprender la existencia del otro mundo (ese más extraño que está fuera del entorno familiar). Realiza un tránsito desde sí mismo por medio del entorno social que le rodea; un mundo nuevo, lleno de interpretaciones diferentes y diferidas, donde se presenta posibilidades de “verdades” bien diferentes y divergentes de lo concebido como bien y mal, recto o torcido, verdad o mentira. El “tropiezo” inicial le lleva a entrar en el mundo de la culpa y desde ahí en la interpretación de lo existente de manera bien diferente. Pero el entorno familiar seguirá teniendo un entorno de comprensión y amor, de severidad previsible, de bien y mal…y…  en alguna manera de seguridad irreal.
La introspección de todo lo que conocemos se realiza tarde o temprano. A todos nos llega el momento y siempre es más fácil ese camino dentro de una familia estructurada, de mente abierta, de principios liberales (tal y como fueron entendidos desde la libertad de pensamiento, credo, conocimiento, exploración,….). Y sin embargo los principios liberales no siempre estuvieron al alcance de todos los niños y jóvenes de todos los tiempos; solo unos pocos afortunados, en familias por lo general acomodadas o burguesas o tolerantes, tuvieron acceso a un respeto por su integridad como personas, a una confianza en el tránsito que también, como otros todos antes, iban a realizar para “ver” e “interpretar” el mundo exterior y, como consecuencia, el propio mundo familiar. Por el contrario las familias siempre han estado atenazadas y temerosas de la respuesta del mundo exterior respecto de sus propios miembros cuando salen a interpretar el mundo y a vivir en él.
Todos realizamos esa introspección en algún momento y por ello determinamos la necesidad de una independencia e intimidad para ser o intentar ser nosotros mismos y con ello dueños, en alguna medida, de nuestro destino. Es legítimo, deseable e inevitable trayecto hacia la libertad personal. E interpretaremos el mundo a nuestra manera, desde la intimidad de una pareja, y aún más allá, desde nuestra propia intimidad, esa que a veces tampoco se comparte con la pareja y determina la naturaleza de nuestra propia identidad.
Parece obvio entender que si todos hemos pasado, de alguna manera, por esa introspección sería entendible que los entornos la respetaran, porque de ella depende la respuesta práctica que se tendrá para asumir un mejor papel en el entorno social. Un papel que aportará algo positivo al entorno y a nosotros mismos haciendo posible nuestra participación en la sociedad.
Sin embargo siempre existen entornos temerosos de la respuesta que se tendrá; o de las dificultades que se vienen presentando y que son el proceso de adaptación desde un entorno social reducido a otro mucho más amplio y general (ese mundo social extraño exterior que señala Hesse).
Responsabilizar a las personas, a los hijos, de los impactos o conmociones que pueden ir recibiendo de ese mundo exterior, cuando todos hemos tenido que padecerlos de una manera u otra, a veces de manera temprana u o tras de manera más posterior, dentro o fuera de un grupo social de la propia edad, o en solitario, haciéndoles sentir culpables de percibir y tener que asimilar la experiencia de cómo se puede mostrar esa vida exterior, puede acabar por convertirla en toda una tragedia para la persona. Nadie nació sabio y todos tenemos que experimentar qué es la vida, de una u otra manera. Pensar que la guía del entorno familiar es “evitar” totalmente esas experiencias parece un error de la misma dimensión que educar violentamente como quien así hace “entre ver” el mundo que espera “fuera” (y más si ello se hace sin la compensación de la comprensión y el amor que pueda ofrecer la figura que siempre se pensó que debe estar presente para considerar que una familia o ambiente está bien estructurado). Aún así, aun estando las familias bien estructuradas pueden aparecer reproches que surgen con los años y que aseguran, por lo que suelen decir los psicólogos, que se suele mostrar hacia el mundo familiar, sea cual fuere el ambiente este, probablemente por la distancia que representa ese mundo “extraño” y exterior, que aflora y se expresa de mil y una maneras diferentes.
Hace no mucho tiempo escuchaba en RN R5 la sucinta queja de una madre que simplemente venía a lamentarse del tipo de mundo en qué vivimos y, amargamente, se quejaba y arrepentía de haber traído hijos al mismo. Tampoco hará mucho tiempo que una famosa artista, después de relatar algunas experiencias personales y poco conocidas que le ocurrieron en la transición (y cuya salida airosa y casi temeraria atribuía a la falta de consciencia de miedo) mostraba, al término de la entrevista, lo que parecía su recomendación o conclusión para estos momentos y etapa que vivimos en nuestro país, diciendo: No hay que traer hijos a este mundo…. (dada las perspectivas que tenemos)… para hacerlos esclavos, con falta de trabajo y perspectivas. Era el relato de una mujer luchadora desde siempre, consciente de las restricciones vividas de dónde venía, por lo que pasó y, ahora, de hacia dónde vamos (como a reiniciar un trayecto social ya conocido y muy desalentador).
Si, casi sin excepciones, la vida para todos pasa por enfrentar un “desengaño”, casi en sí mismo vital (cuyo tránsito, para algunos, consiste en “engañarse” constantemente y con ello trasladar un mensaje similar al entorno, simplemente porque cierta “fortuna” les permitió vadear o compensar el rostro más duro de la misma), otros, por su inteligencia y sensibilidad la vieron y constataron más tempranamente, y si, en ese momento, no recibieron el apoyo y la comprensión precisa para que por medio de la fe y el amor (entendido como “calor” emocional) no surgieron en su entorno y su trayecto será mucho más duro e incluso, a veces, truncado por el propio entorno cercano si ese entorno no le permite realizar y completar esa “introspección” que le lleve a la posibilidad de armonizar y superar la “conmoción” de vivir en un mundo como este (incluso a veces la dureza del propio mundo familiar). Porque esa percepción de “incoherencia” de “incasabilidad” se puede racionalizar, incluso cuando promueve profundas emociones; pero el temor está en si se formularán reproches. De ahí que el libro de Hesse represente un libro de casi autoayuda que pudo servir de referencia a una época juvenil, proponiendo soluciones en forma de imágenes o símbolos que proporcionan respuestas, pero con una diferencia esencial: Provienen de una familia estructurada y con roles definidos, por lo tanto su utilidad para todos no es segura (utilidad de las imágenes simbólicas que usa, no valen ni para todos los casos ni para todas las personas; aunque algunos listos y listas así lo pretendieran en el pasado, y después de haber leído el libro quisieran, con esos patrones, medir a cualquiera de su entorno en situación similar; algunos de esos listos llegaron a puestos de responsabilidad, por lo que es probable que los desastres que causaran en sus entornos sociales o próximos alcanzaran ciertas dimensiones, incluso cierta aparatosidad difícilmente disimulable para entornos que se consideran a sí mismos tan erróneamente sapienciales).
Si las familias ahora tiende a las desestructuración y carecen algunas de contrapeso afectivo (tal vez cuando los hijos se conciben como parte de un propio proyecto personal o incluso de la estrategia calculada para la propia y personal inserción con la sociedad) y este afecto es sustituido por la consecución de objetivos y metas irrenunciables, entonces el objetivo en los hijos no es su desarrollo como personas sino que casen y respondan al proyecto vital y a los intereses sociales de esa familia desestructurada, y que lo hagan de la manera y forma concebida por esta, y al coste que sea.
El sustrato afectivo y emocional siempre se hallará ahí preguntándose qué tipo de mundo es este y porqué se vino a parar a él; desde ahí, preguntarse por qué tipo de padres tuvimos y en qué estaban pensando es una consecuencia que parece inevitable (de ahí que Hesse diga que todos tenemos nuestros orígenes y nuestras madres …. madres como elemento esencial y transcendente marca que define el impulso inicial de nuestras vidas, los vínculos o carencias que siempre añoraremos o buscaremos, y los retos a superar y los miedos a los mismos – miedos que llegarán por la falta de confianza que en nosotros pusieron en el pasado y que serán proporcionales a la misma, pero que sólo pagaremos nosotros mismos).
Superar la introspección es, en cierta manera, ya no dejarse engañar ni engañarnos y, consecuentemente, ver esa especie de sabiduría innata que hay en nosotros y que siempre tuvimos.  Hesse lo llama la “enseñanza que me comunica mi sangre”. Es la impronta que recibe la persona cada vez que va descubriendo el mundo que le rodea, cada ambiente, cada situación… y que a veces por la lucidez con la que lo percibe y puede expresar en el propio entorno familiar (o escolar) sea rechazado por ello (porque simplemente o no lo ven, no lo saben interpretar, o simplemente resulta inconveniente). Es el rechazo de la inteligencia y de la diferencia de perspectiva y, a veces, un rechazo autoritario y violento (las consecuencias hay quien las equipara a las mismas que se pueden derivar de negar la declaración o revelación de una violación sufrida por una joven adolescente al no ser creída por su familia).
Realmente no podremos decir que vivamos en un mundo en el que podamos tirar cohetes de felicidad, cuanto más consciente se es del mismo, cuanta más inteligencia se pone, más absurdamente lógico se puede llegar a concebir; porque se puede llegar a concebir “lógicamente absurdo”.
Y, sin embargo, la esperanza también se halla en el mismo mundo, a veces se consigue evidenciar que la “lógica absurda” se halla cuando se intenta imponer una perfección que ignora la propia Condición Humana de quien pretende imponerla, y esta “perfección” se persigue ignorando el propio trayecto personal de quien busca imponerla o de quienes son usados o utilizados para que la impongan.  
De ahí que exista la necesidad de que aflore la idea de la “normalidad” y de permitir el trayecto de la “normalidad” desde la “normalidad” como mejor tránsito por estas etapas sin tener miedo al resultado del mismo en las personas.
Así se muestra el libro de Hesse, la “introspección” del mundo que vivimos (cómo realmente lo sentimos nosotros) lleva a una “salida” (a un exit-o). Todos, a la postre, buscamos ser útiles a la sociedad que nos circunda, pues desde ahí se concibe la realización personal para todos. ¿quién puede no tener interés en ello? ¿quién puede no tener interés de que ello no llegue a buen fin para cualquiera en ese trance?