Amor, en última instancia,
significa calor.
Antes de ayer viendo
la tele, y creo que precisamente la televisión aragonesa, preguntaban a un
grupo de jóvenes que realizaban algún tipo de trabajo exitoso y que el programa
parecía poner como ejemplo de actitud y valores para afrontar los nuevos retos
que este “gran cambio de ciclo” (cambio
de ciclo económico, social, político, de relaciones humanas,…traído de la mano
del Cobi19 y de una economía que entrará en una gran crisis poniendo a prueba
todas nuestras instituciones políticas y nuestras creencias personales y sociales,
determinando un nuevo futuro para nuestro país y para la humanidad en general,
que entre todos, de una manera u otra elegiremos – y cada país de manera
diferente para sí mismo); fueron preguntados por el “amor” y que
significaba para ellos.
En ese contexto
donde la juventud ha venido asumiendo de manera más natural las relaciones
sexuales y sobre todo es más consciente de que sostener unas relaciones
personales exige cierto esfuerzo y dedicación, si se quiere tener una verdadera
oportunidad para que estas triunfen y desde ese esfuerzo, que no es otra cosa
que convicción y responsabilidad, porque desde la convicción de que existen
valores y la responsabilidad de sostenerlos se puede iniciar el trayecto de ir
construyendo un edificio que haga posible establecer una familia con hijos que
sea duradera y estable para el propio bien y el de los propios hijos; y más o
menos consciente de ello, los jóvenes prueban y se prueban, y así se conocen,
no sólo así mismos sino también cómo es el personal que les circunda,
decidiendo en un momento dado (y de manera
bastante consciente) qué pueden obtener de esta vida, a qué pueden aspirar,
y a qué tendrían que renunciar para conseguir sus objetivos personales y si
están dispuestos a ello.
Así que cuando
uno de los jóvenes contesta que para él relaciona “Amor” con cuidar, resulta
bien gratificante esa respuesta porque transmite esperanza.
Efectivamente,
Amor es cuidarse y también que te cuiden.
Ahí, en esa
encrucijada se halla mi hijo; descubrió el otro día que al levantarme y aún
haciendo fresco mañanero, entré y le puse una fina colcha por encima y se
molestó por la mañana cuando se despertó, porque nadie le debe de cuidar (ni aún por la situación por la que está
pasando). Es obvio que el entorno materno le puso la meta de ser Super Hombre
(porque su madre se considera Super Woman
– está claro que no por mérito propio sino porque pronta aprendió a hacer
trampas y a deber favores). Eso sí, se niega a devolverle la ropa que se
compró y compramos, pero para sus objetivos de madre, de volverle a torcer el
presente y el futuro, le manda fotos del pasado (cuando supuestamente eran felices) a ver si cede el corazón del
hijo, del que sabe que es empático y compasivo (algo que para nada muestra ni ese personaje que se define así en sus
derechos uterinos ni sus hermanos, por el momento).
El Amor, en
último extremo significa “Calor” y cuando desde el exterior social no se recibe
el calor que de alguna manera se merece por nuestra propia condición humana (sobre todo cuando se pasa por situaciones
como esta) al menos debemos darnos y procurarnos el Calor que emana de
nuestro propio cuerpo (como es cuando nos
arropamos por la noche o nos arropan para conservar el calor que emana de
nosotros mismos y que sigue siendo un misterio de la Naturaleza). Cuando
una persona rechaza eso señala, evidentemente, cómo ha sido tratado por el
entorno que debiera haberse preocupado de que esa misma personita aprendiera a
quererse y a procurarse el calor legítimo al que todos tenemos derecho (incluso por ley, y aunque no sea la ley del
útero que esgrime la madre, y que pretende prolongar para abortar cualquier
esperanza en el hijo).
Entramos pues en
una etapa donde, de seguir así las cosas (la
crisis, la pandemia, la economía hacia abajo…) deberemos procurarnos darnos
calor entre todos o al menos a nosotros mismos. El objetivo de las personas
positivas siempre será o debiera ser “no hacer a otros lo que no quisieras que
te hicieran a ti”. Así que toca cuidarse
y mucho; es decir: Darse Calor. Y toca recuperar rutinas, o crear unas nuevas,
pero también cambiar la manera de relacionarse.
El documento de
alta que dieron en el hospital lo pude leer ayer. El hecho de leerlo puso al
hijo, otra vez, en la idea de que no quiere ver a la Doctora del Centro de
Salud. Parece obvio y consecuente dicha postura. Dos aspectos señalan el
documento médico que resultan llamativos, el primero que considere (después de haber suplicado a sus hermanos un
cobijo para poder librarse del agobio y malas maneras de la madre, y que estos
le rechazaran) conseguir irse a San Mateo y estar allí es considerado por
el médico como una actitud autista. No sé como consideraría este médico a
aquellos deportistas que se van a la montaña a hacer senderismo en solitario, o
a subir una pequeña cumbre del Pirineo, o a marcharse a un refugio en un
pueblecito castellano (como venía
haciendo desde hace años algunos escritores famosos y afamados como Sánchez
Dragó para aislarse del mundo y concebir nuevas obras donde escribir sus
reflexiones). No parece esas reflexiones médicas más que un deseo de acosar
al paciente en cualquier decisión que tomara anotando, para ello, un rasgo
patológico. Él mismo, el Doctor, debiera preguntarse si esa actitud suya es o
no es sana y si sería respaldada por el sentido común de la mayor parte de la
gente que en algún momento decide que dentro de sus rutinas vitales debe de dar
cabida a un alejamiento del entorno para encontrar un sosiego que le niegan la
cotidianidad diaria. Buscar la tranquilidad de la soledad ahora se puede equiparar
a un rasgo de autismo. Genial y Brillante, digno de premio Nobel Dr.
Así que no es
de extrañar que el hijo se agobie con sólo pensar en la colega de este médico
tan leal a las directrices del poder en asediar, acosar y acorralar a padre e
hijo (como señalé hay una paternidad
intelectual en juego que dejaría muy mal incluso a la Universidad de Zaragoza
(por ello hice referencia a esa “anécdota” con el jardinero dotado
extraordinariamente para la química al
que mandaron, al parecer, un sicario), Universidad de Zaragoza que parece que
se dispuso a colaborar en su desarrollo y, por ello, se apresurara a dar un Cum
Laude al Presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, para estrechar lazos y
con ello conseguir silenciar a este del estropicio iniciado por Ramón Tejedor –
que fuera en el pasado Presidente Interino de la Comunidad Autónoma y ahora
Director de Instituto Aragonés desde el cual viene impulsando un proyecto
expropiado a su autor desde casi ya una década; implicando a asociaciones de
consumidores de Madrid que, impunemente mostraban en sus calendarios las ideas
fuerzas del autor original como propias).
Y sin embargo,
el Dr. mete en el informe una frase, como quien concede una ofrenda a la
evidencia común: Miente la relación materna (del paciente). Un miente que no
entra en detalles que serían muy interesantes y que fuera lo que provocara el
nerviosismo en el útero, perdón, en la madre y en uno de los hermanos en la
visita presencial con el Dr. antes de la salida del hijo.
¿Cómo ir a ver
a la Dra. del Centro de Salud, Dra. Calvo, que le corresponde al hijo, si lleva
esta señora Dra. dándole la razón a la madre y no moviendo un dedo real por la
salud de hijo? SI es que hasta llama a la madre para informarle; incluso en la
última revisión del 3 de junio, donde la doctora le da revisión y cita al hijo
para mediados de julio, posteriormente llama la madre a la doctora – después de labor de zapa y destrucción
sobre el hijo – y nueve días después de esa revisión la doctora llama al
padre (el día 12 de junio) para decirle, nueve días después que no vio bien al
hijo en la consulta del día 3. Y el hijo se escandaliza: Otra vez acoso, y otra
vez a ir a ver a la madre para pedirle explicaciones por el nuevo acoso; y otra
vez la madre haciéndole putadas al hijo por teléfono una y otra vez.
No solo no
devuelve la madre la sopa y enseres básicos del hijo. Bloqueó la tarjeta de Orange
que el hijo tenía y que ella vinculó a su contrato con Orange, siendo ella su
propietaria. Con ese bloqueo interrumpió la relación del hijo con su banco por
internet y sus claves de acceso; de las que ha comprobado intento de entrar en
sus cuentas cuando él estaba ingresado en el hospital (vaya con el entorno materno… tal vez querían ir a por la poca pasta que
aún posee el hijo?). También así corta la madre su relación con las
empresas y curriculum que este mandó; y también la relación con alguno de sus
amigos que saben cómo lo pasa este amigo desde hace años. Aún así la madre le
dice al hijo que vaya a Orange y que él lo solucione (que bien!!! Podría así la
madre reprocharle al hijo meterse en sus asuntos y contratos; precisamente lo
que ella parece querer hacer desde siempre y tal vez ya lo haya hecho en
multitud de ocasiones).
Todo ello tiene
la bendición médica, por el momento; médica y política.
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