Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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lunes, 6 de julio de 2020

"Viva la Vida", Mediaset, lamentable, otra vez lamentable.


Mediaset, lamentable, otra vez lamentable.

Ayer en el programa “Viva la vida”, Emma García, abordó dos lamentables noticias de la manera menos apropiada en que se puede encarar cuestiones de gravedad  que hay detrás de las mismas. Sencillamente las abordó por el lado más cómodo, es decir, profundizado en los prejuicios sociales, o lo que es lo mismo abundando en el oscurantismo que fomenta el temor social hacia colectivos de personas que por lo general han tenido una  vida traumatizada marcada por la violencia física y/o psicológica que solo se viene a asumir como tal, y no en todas las ocasiones, por el ambiente terapéutico, pero de manera opaca a la sociedad que circunda. Una vez más se aborda el tema de fondo, el suicidio y sus consecuencias colaterales, de la manera más cómoda y menos comprometida, es decir creando temor y alarma, que es lo que las audiencias a veces premian, en horario de gran audiencia un domingo por la tarde.
No es la primera vez que los medios de comunicación tratan estos asuntos de manera tan adversa y regresiva para la sociedad. Tal vez el argumento de fondo sea proteger a la sociedad de sí misma, y mantenerla en la ignorancia sea el objetivo esencial de este medio de comunicación; eso parece ser y a ello se prestan profesionales que no buscan arrojar luz a la sociedad sino que presentan los hechos con un único responsable que aparece como víctima propiciatoria que seguirá sirviendo de pantalla opaca para no entrar en profundidad en un problema social de gran calado, porque es la sociedad, malamente concienciada, quien hace posible que estas consecuencias colaterales de un suicidio o intento de suicidio no sean nunca, casi nunca abordadas con la profundidad requerida, aunque colectivos afectados vengan reclamando desde hace muchos años, un enfoque diferente, bien diferente que arroje luz a los entornos sociales y conciencie a la sociedad sobre el calado real y las circunstancias comunes que existen detrás de un intento consumado o no, de quitarse la vida. Aunque la ONU, por medio de sus organismos (creo que la OMS en este caso) ya señalara hace unos meses la necesidad de abordar estos asuntos de manera bien diferente y con normalidad – obviamente para que la sociedad sea consciente del hecho del suicidio y que este tiene causas que todos podemos entender, porque en un momento dado a todos nos podrían afectar sin mediar en ello trastorno mental profundo, como parece que en el caso de la noticia dada por Emma se pretendiera presentar – porque esos trastornos mentales obedecen, realmente, a causas entendibles y razonables que por lo general no se abordan en los medios de comunicación, raramente se hace ello, y cuando se hace se usan franjas horarias que obstaculizan la divulgación de razonamientos positivos que podrían llevar a la sociedad a ser mucho más consciente de que el hecho del suicidio tiene causas sociales, básicamente, que hablan de puertas cerradas a personas a las que se debió de dar una oportunidad real y de fondo, después de que en su juventud hubieran tenido experiencias violentas tan dramáticas como ocultadas al entorno inmediato que hicieran posible, a la postre y después de mucho luchar por intentar sobrevivir, que se muestre el suicidio como ya la única esperanza de salida ante una vida donde todos los caminos se ven cortados y sin salida. SI a una persona se le corta la ya única vía de salida que le queda, el resultado puede ser el de los programas magacines que abundan en visiones estereotipadas y prejuiciosas que estancan a la sociedad y la siguen dejando en la ignorancia. Ni siquiera el intento de RN-R5 por seguir las líneas marcadas por la ONU pudieron obtener el éxito deseado, en vez de hablar de todo esto con normalidad, como pedía el organismo internacional (la ONU está concebida para la paz; y por tanto esta cuestión también es esencial para alcanzar la paz social y su bienestar) se llevó a un profesional que por el contrario habló nuevamente de medidas de seguridad, de vigilancia y de prevención para observar las actitudes de un potencial suicida. Todo lo contrario de hablar con normalidad; así es nuestra España. Y el programa de Emma se suma, ahondando en el prejuicio social y al estigmatización de un sector de la población cuyos índices de delitos no se hallan por encima de la media del resto de la población. Así hacen daño, mucho daño a ese colectivo y a las familias que sí están concienciadas y que buscan, cuando les dejan, huecos para mostrar un problema grave donde se acaba por buscar chivos expiatorios en las propias víctimas. No es de extrañar, nuestro país así le gusta enfocar los graves problemas cuando de detrás de ellos hay intereses o errores que se consideran que no deben salir a la luz de la sociedad.
No somos una sociedad perfecta, ni probablemente nunca lo seremos, pero al menos deberíamos tener el coraje de hablar, de vez en cuando, con valor el valor suficiente como para poder decir que un muchacho se halla en la planta de psiquiatría después de haber sido maltratado por la policía en razones que se antojan de prejuicios raciales y que esa noticia no parece que salga en el magacín de Emma, ni siquiera se considere problema a abordar decididamente para extirparlo de nuestra perfecta sociedad. Tal vez piensen por allí que no es bueno hacer pasar a todas las FF de seguridad por racistas, y en ello tienen realmente razón; la misma razón que nos asiste en considerar que no se debe transmitir y seguir extendiendo el prejuicio social de que una persona en un proceso emocional inconcluso es una persona potencialmente peligrosa que es lo que se puede desprender de cómo se abordó el final de ese programa de ayer. Lo común que existe ante ambos hechos es que no se aborda la situación humana y social que hay detrás y se buscan soluciones sencillas y a veces muy opacas que hacen posible que el miedo, la ignorancia y consecuentemente, la coacción y la violencia de fondo siga instaurada en nuestra sociedad por unos y otros.
Lamentable de lo Emma y que a ello se preste la presentadora guipuzcoana. Nada que ver con el periodismo de hace unos 40 años, nada que ver ni en valor de verdad ni en coraje; somos una sociedad perfecta y punto, está claro, para muestra el botón de ayer. Más que un viva La vida parece un viva la ceguera colectiva de mediaset



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