Mediaset, lamentable, otra vez
lamentable.
Ayer en el
programa “Viva la vida”, Emma García, abordó dos lamentables noticias de la
manera menos apropiada en que se puede encarar cuestiones de gravedad que hay detrás de las mismas. Sencillamente
las abordó por el lado más cómodo, es decir, profundizado en los prejuicios
sociales, o lo que es lo mismo abundando en el oscurantismo que fomenta el
temor social hacia colectivos de personas que por lo general han tenido una vida traumatizada marcada por la violencia
física y/o psicológica que solo se viene a asumir como tal, y no en todas las
ocasiones, por el ambiente terapéutico, pero de manera opaca a la sociedad que
circunda. Una vez más se aborda el tema de fondo, el suicidio y sus consecuencias
colaterales, de la manera más cómoda y menos comprometida, es decir creando
temor y alarma, que es lo que las audiencias a veces premian, en horario de
gran audiencia un domingo por la tarde.
No es la
primera vez que los medios de comunicación tratan estos asuntos de manera tan
adversa y regresiva para la sociedad. Tal vez el argumento de fondo sea
proteger a la sociedad de sí misma, y mantenerla en la ignorancia sea el
objetivo esencial de este medio de comunicación; eso parece ser y a ello se
prestan profesionales que no buscan arrojar luz a la sociedad sino que
presentan los hechos con un único responsable que aparece como víctima propiciatoria
que seguirá sirviendo de pantalla opaca para no entrar en profundidad en un
problema social de gran calado, porque es la sociedad, malamente concienciada,
quien hace posible que estas consecuencias colaterales de un suicidio o intento
de suicidio no sean nunca, casi nunca abordadas con la profundidad requerida,
aunque colectivos afectados vengan reclamando desde hace muchos años, un
enfoque diferente, bien diferente que arroje luz a los entornos sociales y
conciencie a la sociedad sobre el calado real y las circunstancias comunes que
existen detrás de un intento consumado o no, de quitarse la vida. Aunque la
ONU, por medio de sus organismos (creo que la OMS en este caso) ya señalara hace
unos meses la necesidad de abordar estos asuntos de manera bien diferente y con
normalidad – obviamente para que la sociedad sea consciente del hecho del
suicidio y que este tiene causas que todos podemos entender, porque en un
momento dado a todos nos podrían afectar sin mediar en ello trastorno mental
profundo, como parece que en el caso de la noticia dada por Emma se pretendiera
presentar – porque esos trastornos mentales obedecen, realmente, a causas
entendibles y razonables que por lo general no se abordan en los medios de
comunicación, raramente se hace ello, y cuando se hace se usan franjas horarias
que obstaculizan la divulgación de razonamientos positivos que podrían llevar a
la sociedad a ser mucho más consciente de que el hecho del suicidio tiene
causas sociales, básicamente, que hablan de puertas cerradas a personas a las
que se debió de dar una oportunidad real y de fondo, después de que en su
juventud hubieran tenido experiencias violentas tan dramáticas como ocultadas
al entorno inmediato que hicieran posible, a la postre y después de mucho
luchar por intentar sobrevivir, que se muestre el suicidio como ya la única
esperanza de salida ante una vida donde todos los caminos se ven cortados y sin
salida. SI a una persona se le corta la ya única vía de salida que le queda, el
resultado puede ser el de los programas magacines que abundan en visiones
estereotipadas y prejuiciosas que estancan a la sociedad y la siguen dejando en
la ignorancia. Ni siquiera el intento de RN-R5 por seguir las líneas marcadas
por la ONU pudieron obtener el éxito deseado, en vez de hablar de todo esto con
normalidad, como pedía el organismo internacional (la ONU está concebida para
la paz; y por tanto esta cuestión también es esencial para alcanzar la paz
social y su bienestar) se llevó a un profesional que por el contrario habló nuevamente
de medidas de seguridad, de vigilancia y de prevención para observar las
actitudes de un potencial suicida. Todo lo contrario de hablar con normalidad;
así es nuestra España. Y el programa de Emma se suma, ahondando en el prejuicio
social y al estigmatización de un sector de la población cuyos índices de
delitos no se hallan por encima de la media del resto de la población. Así
hacen daño, mucho daño a ese colectivo y a las familias que sí están
concienciadas y que buscan, cuando les dejan, huecos para mostrar un problema
grave donde se acaba por buscar chivos expiatorios en las propias víctimas. No
es de extrañar, nuestro país así le gusta enfocar los graves problemas cuando
de detrás de ellos hay intereses o errores que se consideran que no deben salir
a la luz de la sociedad.
No somos una
sociedad perfecta, ni probablemente nunca lo seremos, pero al menos deberíamos
tener el coraje de hablar, de vez en cuando, con valor el valor suficiente como
para poder decir que un muchacho se halla en la planta de psiquiatría después
de haber sido maltratado por la policía en razones que se antojan de prejuicios
raciales y que esa noticia no parece que salga en el magacín de Emma, ni
siquiera se considere problema a abordar decididamente para extirparlo de nuestra
perfecta sociedad. Tal vez piensen por allí que no es bueno hacer pasar a todas
las FF de seguridad por racistas, y en ello tienen realmente razón; la misma
razón que nos asiste en considerar que no se debe transmitir y seguir
extendiendo el prejuicio social de que una persona en un proceso emocional inconcluso
es una persona potencialmente peligrosa que es lo que se puede desprender de
cómo se abordó el final de ese programa de ayer. Lo común que existe ante ambos
hechos es que no se aborda la situación humana y social que hay detrás y
se buscan soluciones sencillas y a veces muy opacas que hacen posible que el
miedo, la ignorancia y consecuentemente, la coacción y la violencia de fondo
siga instaurada en nuestra sociedad por unos y otros.
Lamentable de
lo Emma y que a ello se preste la presentadora guipuzcoana. Nada que ver con el
periodismo de hace unos 40 años, nada que ver ni en valor de verdad ni en
coraje; somos una sociedad perfecta y punto, está claro, para muestra el botón
de ayer. Más que un viva La vida parece un viva la ceguera colectiva de mediaset
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