Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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viernes, 1 de junio de 2012

Desde B.A.: La Historia nunca se repite: Siempre es la misma




                     No sé donde he leído recientemente esta frase (tal vez fuera una insinuación leída de Borges), que me viene a la memoria después de que esta mañana (buscando vídeos folklóricos) diera, por casualidad, con vídeos del golpe argentino de los años 70s. No he podido retener la curiosidad (estando en esta tierra argentina) sumergirme en su historia dramática. Me he visto un vídeo de 40 minutos realmente duro (y no solo eso) además aparecían vídeos del golpe contra Allende (de la misma duración).
                    Recuerdo que en el curso 73-74 uno de los compañeros (del Instituto en el que comenzaba mis estudios de FP) de último curso realizaba un viaje de estudios a Chile, concretamente a Santiago, patrocinado por una empresa española (al pasar de los años resulta curioso que nuestro instituto – perteneciente entonces a Falange – pues era resultado de una obra del régimen, fuera a investigar las evoluciones del socialismo en Latinoamérica. En cualquier caso, todo el mundo preveía el golpe desde la llegada de Allende) y le tocó vivir como español (a un joven de 19 años) el Golpe de Estado que nos relató en el Salón de Actos a su, creo que, precipitado regreso. Pero España siempre tuvo relación con Iberoamérica (con independencia de la situación política propia o ajena) y los proyectos de colaboración siempre existieron (expresado en proyectos concretos o planes políticos ambiciosos), como quien busca la fórmula perfecta para una convivencia pacífica que permita tanto la plenitud de los individuos como la social (sin las tensiones propias de las ambiciones que habitan – con distintas razones – en los corazones de hombres y mujeres). Desde aquí veo la similitud de los eslóganes, de las ideas, de las tendencias sociales… todo el ser humano mundial embarcado en proyectos sociales y que afectan a los individuos sin saber a ciencia cierta si no acabarán siendo “fuegos artificiales” y un gran sacrificio humano estéril. Y al Norte siempre vigilante (y no saben cuánto) el Gran vecino EEUU.
        América tiene su propia naturaleza y el norte está enfrentado al Sur (si este no se somete en la medida necesaria) Y España se ve (desde el Norte) como una (y perdonen la expresión) “mosca cojon….”. El peso de España está en el suministro de ideas a los Gobiernos contrarios a los Norteamericanos (experimentos fuera del país que en el propio país no se atreverían a hacer; como la experiencia chilena - atribuida a grupos políticos españoles de la oposición franquista). Mientras los Norteamericanos deciden (y someten) las producciones de los ricos territorios del Sur, estos articulan redes sociales de bandera revolucionaria. Dependen del Norte (y se plegan a él) y a la vez le hacen la guerra social.
            Basta ver el barrio de Puerto Madero (en el propio Buenos Aires)  para ver la proporción y la verdadera distancia entre lo que es realmente riqueza y los que somos el resto (burgueses que nos afecta la crisis - burgueses porque vivimos en las ciudades); porque los primeros, si lo precisan se cambian de país con toda la facilidad del mundo, los demás morimos al palo. Y entre esas distancias “unos y otros” juegan con sueños, anhelos y penalidades”.
           Por aquí todos hablan de la grave crisis europea (pero todo parece ser una premeditación de despacho). A nadie interesa una Europa Unida (de la manera que se está gestando) y competitiva (así que el dinero emigró hacia donde son más permeables a los deseos del capital internacional: ese que no tiene rostro, pero si dedo índice). Es la hora de los grandes (y peligrosos) visionarios; esta Europa – regada de miles de años de sangre – ¿será capaz de encontrar su propia salida? o seremos defagocitados (aunque sea a trozos) por los poderosos vecinos.
               América (del Norte y del Sur) aspira a la riqueza material como fuente de toda riqueza (hasta la traducción de las películas tiene matices diferentes promoviendo esos valores).
             Así que: "no me chafen el negocio", es una frase que va más allá de la expresión de un solo hombre; es la expresión colectiva de aquellos que nacieron pensando que tienen todos los derechos del mundos (por su condición) y quien se pone en su camino es un insecto al que hay que aplastar (no vaya a cundir el ejemplo).
                La Historia no se repite: Es siempre la misma.:38► 2:38








Desde B.A (No soy de aqui ni soy de allá).domingo 8 de diciembre de 2011



             Desde este lado del mundo, que bien podría haber sido el otro (el de donde vengo), encontré estas versiones del tema de Facundo Cabral  (también he podido leer su dura biografía) solicitada por por Jorge Cafrune - desde el exilio de ambos y en una noche de borrachera; lo que dio lugar a que por la mañana no recordaran nada de ella y tuvieran que rehacerla con varias versiones que luego usaron cada uno de ellos a su gusto. Esta es la hermosa historia de la letra y sus variaciones:

             Una noche, Facundo Cabral se había presentado en Uruguay junto a Jorge Cafrune, y después de la función se fueron a "tomar" (así se dice en argentino beber) un poco tristes, por dejar Argentina, sin fecha fija para regresar. Comenzaba el exilio político para ellos, y pasaron a convertirse en forasteros.

             Hacía tiempo, Jorge le había pedido a Facundo que le compusiera un tema, y la promesa no se cumplía. Esa noche, Jorge le vuelve a pedir el tema, y Facundo toma la guitarra y comienza "No soy de aquí, no soy de allá..." La cantó entera, improvisada, de la nada y, al parecer, de un tirón.

              Al otro día, Jorge pide la letra, y Facundo dice, aún sumido en la resaca, que no recuerda nada. Por fortuna, alguien que estaba allí grabó la canción en una grabadora casera. Así se salvó del olvido un importante himno al forastero.

           Conozco varias versiones de esta bella canción (Una de Alberto Cortez, dos de Facundo Cabral, una de Cafrune; Google dice que GianFranco Pagliaro tambien tiene una) A mi juicio, la mejor versión es la de Jorge Cafrune. Lo curioso es que cada versión tiene diferencias sustanciales en las letras que parecen responder a las particulares perspectivas de cada cantautor.
           A continuación transcribiré la versión completa de Jorge Cafrune, seguida de los cambios en la versión de Facundo Cabral grabada en estudio (la otra es grabada en vivo).

NO SOY DE AQUI NI SOY DE ALLÁ (Facundo Cabral)
(Versión de Jorge Cafrune)

Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y las malas señoras,
saltar paredes y abrir las ventanas,
y cuando llora una mujer.

Me gusta el vino tanto como las flores,
y los conejos, pero no los tractores,
y el pan casero y la voz de Dolores,
y el mar mojándome los pies.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena,
en mi matungo perseguir a Manuela,
o todo el tiempo para ver las estrellas,
con la María en el trigal.

No soy de aquí..., ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

(Versión de Facundo Cabral - Estudio)

Me gusta el mar y la mujer cuando llora
las golondrinas y las malas señoras
saltar balcones y abrir las ventanas
y las muchachas en abril

Me gusta el vino tanto como las flores
y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones en francés

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad

Me gusta estar tirado siempre en la arena
y en bicicleta perseguir a Manuela
y todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal

No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad

Otra Versión de Facundo Cabral:

Me gustas tu y el mundo que te acompaña
la primavera y los pastores de España
la libertad y aquel invierno de Holanda
entre Van Gogh y Apollinaire

Me gusta el mar y el fuego que te delata

Alejandría y los antiguos piratas
el nacimiento permanente en Manhattan
y el desenfado de los Blues

No soy de aquí, ni soy de allá...

Me gusta el sol sobre la Piazza San Marcos,
y la manera de esperar del tarasco,
el viejo grupo armando el nuevo cigarro,
y las mujeres de Avignon

No soy de aquí, ni soy de allá...




Desde B.A. (Descubriendo a Borges) (7 de diciembre de 2011)

            Tres tardes embebido leyendo a Borges (porque no hay nada mejor que leer a Borges en BsAs. Sus poemas sobre los atardeceres, sobre las calles, sobre algunos personajes históricos, sobre historias y leyendas que se publicaron hace 80 años y que fueron completadas con cartas - de otras personas mandadas al autor - que precisaban, desde la otra orilla del río - Montevideo - detalles sobre dichas leyendas - aportando datos y nombres y circunstancias). Desde luego que el mejor sitio para leer Borges es BuenosAires (y me concedí, en cuanto reconocí la oportunidad, el placer de saborearlo en esta primavera de diciembre: entre los jacarandás en su bella flor malva), aunque no me entendieran algunos que esperaban mi asistencia ansiosa a las milongas. Al final, ayer me fui a la Milonga de los martes en El Beso (llamada ese día de la semana, si no me equivoco, Cachirulo, pues la milongas cambian de nombre según el día de la semana aunque se realicen en el mismo local). A las 22:00h ya estaba prácticamente llena. La gente sabía milonguear, algunos con estilo; me ubicaron muy cerca de una de las alas abarrotada de mujeres. A mi lado había varias parejas y algunos hombres "sueltos"; y un grupo de hombres se encontraban “aparcados” en la barra del bar. Nada más sentarme recibí la mirada sonriente y complaciente de la señora que se encontraba a mi lado (pero no pude ir más allá de devolverle la amabilidad pues vino con pareja que presenciaba la escena con mirada “territorial”). Estuve observando la milonga durante una secuencia completa: tanda de tango, tanda de tango, tanda de milonga…y supuse, como así fue, que la secuencia se repetiría con vals; entonces me dejé ver y consecutivamente, tres chicas de una misma mesa me “citaron” y acepté; antes había estado observando a una belleza de unos cuarenta años, pelo castaño, esbelta, vestida de rojo y falda negra y de un exagerado y llamativo cinturón. Me pregunté que era en concreto lo que hacía que me fijara en ella (porque evidentemente era espectacularmente atractiva, el mérito no estaba ahí) Había algo más y quería saber que era. Me pareció que hablaba español (sería argentina?), y luego hablaba inglés con fluidez (…eso era… su pelo…era su pelo… me recordaba al de Saly…) así que con el misterio “descubierto” me resultaba fácil, ya, controlar la sensación.
           Estaba milongueando con una Neoyorquina y sin sospecharlo, levanté la vista para buscar el espacio que tenía por delante (iba bailando por la orilla exterior y dando muchos giros sobre mí mismo en ambos sentidos, mientras mantengo la linea de danza); alcé la mirada buscando ese espacio y vi su falda negra, levanté la mirada y sus ojos miraban los míos, desde su “soledad acompañada” por su pareja ocasional de baile (y los apartó como sorprendida – o descubierta- ¿cómo revelar un interés en un ambiente tan explícito?). Gracias desconocida… tu mirada fue como si me hubiera mirado el Sol y me hubiera reconocido de otras vidas.

             Esta mañana la dediqué a visitar, una parte, de Puerto Madero. De camino, paseando por las calles de centro de BsAs, llegué a uno de los edificios más viejos de la ciudad al Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo (construido, si no me yerra la memoria, por jesuitas españoles – los valerosos que convivieron con los guaranís) y convertida en prisión y hoy lugar de turismo. Cerca, estoy en la Plaza de Mayo, un inmenso árbol de Navidad (que presidirá la entrada del verano); aún lado la Catedral (cuya entrada parece un templo griego) y antes de llegar a la Casa Rosada, una manifestación (de prueba)... la potente será mañana con Cristina al frente.
         Puerto Madero es casi una ciudad privada para la élite de Argentina. Sus rascacielos permiten obtener una gran visión de la ciudad y de la otra orilla del río. Desde esa posición dominante (si se deseara se podría cerrar el acceso a Puerto Madero controlando los pocos puentes que la unen a la ciudad) se encuentran los verdaderos ricos de la ciudad; el centro de negocios y los prejuicios a los que no son como ellos. Es la única parte de la ciudad en la que que existe una señalización urbana al estilo europeo.  Al lado, y como pulmón particular de Puerto Madero, la reserva natural (un gran espacio tomado al río con tierras procedentes de escombros que con los años se ha poblado de vegetación autóctona), muchos miles de metros cuadrados verdes es la zona natural de este barrio (yo diría, más bien, ciudad contigua).
             Al lado del muro que protege el parque natural y a lo largo de ese límite, se encuentran, alineadas, parrilleras para los trabajadores de Puerto Madero. Te comes un chiripan (como D.manda) por 8 pesos y un litro de cerveza fría por 11 (un huevo = 1 peso); y un Biffet por 20 (así en una escala que permite a cualquier currante comer según sus posibilidades del día). Una mesa, enfrente del chiringuito, expone todo tipo de mejunjes para “pintar” el bocata.
            Después de fotografiar una parte (la más turística) – con el puerto deportivo de los pudientes a los pies de sus viviendas y negocios (al más puro estilo norteamericano) uno se va pensando si habrá riqueza material como esa para toda la humanidad (me parece que no….)… por eso habrá tantos guardas jurados en cada edificio, en cada banco, en cada paso (un mendigo, con la chaqueta rota a lo largo por la espalda, paseando por cerca de la entrada de uno de los rascacielos, me hace pensar si en esas soberbias casas habrá gente caritativa o se ha ganado la confianza de los guardas y pasea por allí para protegerse de la violencia nocturna de Bs As).
Me tomo el 105 y en 30 minutos estoy bajo la ducha, cambiándome la ropa (hoy a 30ºC).










Desde B.A. (6 de diciembre de 2011 )

    Viajar a un país con propia lengua permite las comparaciones. Como si de un cambio de pareja se tratara (un cambio temporal). Se ven las diferencias de las emociones que transmiten los informativos (la forma de abordar las noticias, los límites que se ponen al entrevistado, la forma de cambiar de tercio, las traducciones de las películas, casi todas traducidas en México, transmitiendo – los mismos largometrajes - otro tipo de valores que en España). Si al principio la pronunciación resulta graciosa, luego se muestra que en todas partes, de alguna manera, “cuecen habas” y recuerdo a uno que viajó a India y que al cabo de años volvió, afirmando muchas cuestiones simbólicas, consustanciales al destino de los Hombres y Mujeres, entre ellas que todos los países tienen sus “misiones” diferenciadas para guiar, en conjunto, a la humanidad.
    Pienso, también, que cada hombre y mujer tiene su “misión” (una hacia dentro y otra hacia quien le rodea) y que solo se entiende esa misión cuando se está “al otro lado” (demasiado tarde llega la claridad). Creo que hay guías “invisibles” de la humanidad que sostienen “modelos” de conducta previsible, con el fin de que la humanidad no se desvíe de la “línea trazada” y usan de las debilidades humanas (celos, envidias, complejos… en el fondo distintas formas del miedo que habita en cada uno) con el fin de reconducir incesantemente la humanidad.
    Creo que existe el lugar (en este mundo) donde todos estamos de acuerdo (en nuestro fuero interno); ahí se intuye todo lo “común” (como si fuera un logos). Donde no tiene cabida, ni razón, las distintas formas en que se muestra el miedo del mundo sensible. Pero desde ese lugar ¿Quién puede gobernar la vida? (propia o colectiva). De ahí la izquierda, el centro y la derecha; como instrumentos donde asirse para no perder el “norte”: el corazón, el entendimiento y la acción.
    ¿Cómo aceptar que el mundo es como es y no se puede cambiar? Que la miseria forma parte de la riqueza, que los desamparados están destinados a las tragedias, que la alegría precede a la tristeza, que la abundancia precede a la escasez, que quien tiene (cuando ve al que carece) se indigna o conmueve pero nada puede hacer frente a la gran inercia de la humanidad en una vida tan corta.
    El Mundo parece una paradoja. Cuando se tiene se despilfarra, cuando hay escasez se ahorra, si se es un país es rico en producción de carne (cuando esta escasea) mejora la salud de sus habitantes porque comen más legumbres (aunque añoren la carne); todos hablan de amor (y más las mujeres) pero les atrae la virilidad (que está unida, indefectiblemente, a cierto grado de violencia más o menos latente). Y si le quitamos al hombre su “violencia” (competitividad) reducimos su virilidad. Si “levantamos” a la mujer esta adquiere formas sutiles de “violencia” (se adhiere a los defectos masculinos que se pretendían eliminar como causa de los males del mundo). Se lucha por el poder para erradicar aquello que nos hiere; pero para alcanzarlo hay que “combatir” y sacrificar lo que se pretendía proteger, y para mantenerse en el poder hay que aceptar las formas de violencia que impone la “moralidad” (que hacen posible que los grupos estén unidos) y entonces nos oponemos a la ética (la libertad individual: y la reducimos al consentimiento del “capricho” y lo elevamos éste a la condición de derecho individual). La justicia depende de la óptica de los “agentes” que operan en su estructura (políticos, policía, abogados, fiscales, jueces, entorno social) y para el desamparado se funda en el prejuicio y para el común en el “procedimiento” y para los “formales” en la benevolencia.
    Si un hombre o mujer confunde su “cargo social” con sus apetencias personales, pueden pasar décadas hasta que cese en el cargo para ser sustituido por otro que (lleno de poder) pueda acabar confundiendo lo mismo.
    El Paraíso no es de este mundo (y si hay alguna fórmula para llegar a él, esta parece lejana).
    Hay quien afirma que el Paraíso está en el interior de cada uno (pero la intimidad parece invadida por los sistemas de seguridad y las grandes multinacionales).
    Se habla de la libertad del Gaucho (o del beduino) pero ésta está ligada a la violencia necesaria para mantener la propia vida. Herrando por los caminos y durmiendo bajo las estrellas, con amores encontrados en cualquier paraje (a los que seducir con lindas palabras) y olvidarlos (componiendo canciones para recordar el momento en cada estrofa o contar alguna historia entre el churrasquito compartido). Pero a todo ello se opuso la organización política del territorio y a todo hombre se domesticó y se le dio una cruz (donde morir pacíficamente).
    Se afanan hombres y mujeres, cada día, en un trabajo eterno (para mantener el cuerpo y el alma). Si se tienen hijos… todo son preocupaciones. Si no se tienen se echan de menos. Si se tiene pareja… acaba pesando.
    Y anda todo el mundo buscando el equilibrio (pero si lo encontráis siempre habrá a alguien que le molestará: se le llama destino). Parece que todos los refranes del mundo avisan de que es necesario ocultar la felicidad (cuando la felicidad, por sí misma, es una exteriorización). Si te mudas a un lugar para estar solo, siempre tiene que acercarse alguien a ver que hacéis y a meterse entre vuestros pucheros: “¿Encontraste la felicidad? ¡compartirla!, ¡no seáis egoísta!”. Pero la felicidad de uno no es igual a la de otro, ni hombre ni mujeres somos iguales, como no hay igualdad en la condición de nacimiento ni de experiencia (para qué hacer a todos iguales y uniformes).
    El mundo es una paradoja… por la que todos pasamos y del que nos llevamos respuestas individuales (al igual que dejamos los mensajes de nuestra “misión”) aunque no lo sepamos.
    Volvemos todos al “hades” (que es lo contrario de la vida: por eso sigue siendo vida)(de la misma manera que el Ateo hace de su centro a D.) y de él volvemos a la vida: quien rompa el círculo que lo haga para él solo (este mundo ya no quiere héroes) y que aparente que quedó atrapado. (Tal vez por eso digan que el mundo pertenece al Príncipe de la Luz).
    Viajar a un país con propia lengua permite las comparaciones (y otorga destellos de lucidez). Pero luego hay que regresar…







(Desde B.A.) No conoce Ud. mi ciudad .(28 de noviembre de 2011)



  
    Me pasé por la Ideal (creo que el jueves). Mientras la confitería sigue de obras (se veía algún albañil dando vueltas por la sala y en el centro de la misma - en una mesa - se encontraban charlando varias personas). Miré hacia el interior, para ubicar el sitio exacto donde se sentó Saly en su película. Pagé la entrada y subí a la planta superior - de donde salía la música -. Ví a un grupo poco numeroso de personas mayores y tomé asiento. Salvo un par de hombres y mujeres - prácticamente apenas sabían dar pasos con elegancia -. Saqué a bailar a una europea que se defendía y noté como el suelo se pegaba a las suelas de los zapatos; en la tanda (de vals) le hice algunas sacadas y en ningún momento mantuve el "procedimiento" de hablar un rato antes de bailar. Me senté y seguí observando. Un hombre mayor, que se encontraba a mi entrada en un ángulo contiguo al mío (iba vestido de traje decadente - por lo de pasado de moda) se levantó y se sentó a mi lado y ahí permaneció sin decir palabra). Por detrás de mí oí a otro hombre decir a alguien: "claro! en el tango hay que fluir dejarse llevar, andar con naturalidad" (aquel hombre había estado bailando como quien marca el paso en un desfile; escapándosele la pareja constantemente) Nada hay que más me moleste que quien defienda como propia ejecución y estilo aquello que para nada saber hacer). A mi izquierda, junto a la barra, una chica joven enseñaba a otros jóvenes el paso básico. Un chico del grupo de jóvenes que estaba sentado a mi lado (vestidos informales) la sacó a bailar una tanda. ¡Por fin vi tango en la Ideal! Después se marcharon todos juntos. La sensación de decadencia abarcó todala sala. Me levanté y me fuí a fumar un cigarrillo al balcón; allí una pareja de Mar del Plata me preguntó por mis orígenes y me invitó a su ciudad, a la vez que me recomendó otras milongas más acordes con mis aptitudes. Miré hacia la calle y me marché.
    El viernes me toméun taxi "a la Viruta" le dije al taxista , quien preguntó a la emisora por su hubicación a la vez que bloqueaba las puertas del vehículo. ¡Eso sí que es bailar Tango!. Cuatro parejas de monitores estaban dando clase (a la vez) de distintos niveles y cuando empezó la milonga ¡Que maravilla!, gente de todas las edades, pero especialmente jóvenes informales bailaban como se baila en cualquier lugar, cualquier baile. Una tanda de media hora de Tango (y sin cortinas) y otra tanda de milonagas (sin cortinas). Cada quien bailaba el tiempo que deseaba con la pareja (sin formalidades). La siguiente tanda salsa y la siguiente rock and roll. Y para rematar la noche el grupo "Vale Tango" en directo y todo por veintitantos pesos más una consumición. Me llevé una camiseta de recuerdo pensando que ya había visto lo suficiente (el viaje, respecto al tango, ya había merecido la pena). A la salida me esperaba un taxi que me regresó a casa. "La Viruta", profesionales de la atención personalizada, y de la diversión para todos. ¿Dónde encontrar una milonga igual?.
    El sábado me acerqué a la Argentina (apenas estuve media hora). Mucha gente pero que no sabían casi bailar y mucho menos moverse. Parecía el sindicato de la boina. Me fuí a pasear por Corrientes (me compré un par de CDs) y al meterme por una callejuela encontré una pizzería (un local muy pequeño; con dos hombres bebiendo dos cervezas de litro y viendo el futbol. No había aire a condicionado - ni falta que hacía -). El local estaba lleno de letreros con los precios y las ofertas. Me pedí una pizza grande y pregunté si también las llevaban a casa (sí); me quedé el papelito de propaganda y me fui con la pizza y los discos a mi casa (aún, por el camino, hubo quien me pidió un troza de pizza - le miré como quien proteje un tesoro - ¡con el apetito que tenía! - y lo que entienden aquí por grande - no estaba dispuesto esa noche a compartirni una porción).
    Hablando con mi casera me djo: "La Ideal?, si allí solo van tramposos!" (entiende por tramposos a aquellos que mienten a sus mujeres o a sus hombres entre semana) y pensé No conoce Ud. mi ciudad.







Desde B.A. (1 de diciembre de 2011)



    Al fin la sonrisa que me dedica últimamente la “kiosquera” (desde el primer día le compro el paquete de Luky “box”) tomó un cariz afectivo, despojado de la cortesía bonaerense (que tan impersonal y formal parece) aprendida como máscara fundamental de las relaciones con el desconocido y que tanto chirría , al principio, cuando descubrís como una tontería cualquiera es capaz de mostrar eso mismo, que es una máscara que oculta el enojo interno. Todo el mundo andá enojado con el otro medio y la solución es la cortesía casi extrema (y postiza). Pero cuando el Bonaerense muestra su corazón (y te lo abre) se descubre el cielo y el cálido sol que se refleja en sus ojos te inunda el corazón de ternura.
    Me fui caminando por 9 de Julio hacia la estación de Retiro (con la intención de ver el mar). Me dijeron que el forjado de la misma se realizó con el hierro fundido de los cañones que se usaron en las guerras de independencia. El Sol se me “comía” la tarde; y al sobrepasarla se apareció como una esquina de la parte más pobre del Brons. Me figuré a mí mismo como forastero (con el plano en la mano y una cartera de bandolera) y pensé que lo mejor era pensar en retornar antes de que la tarde se oscureciera. Me tomé el Subte hasta la Diagonal y allí volví a pasear por Corrientes. Si en la visita anterior acabé en una disquería, y rematando, en una pizzería de una callecita adyacente; ahora acabé en una librería preguntando por algún libro de Borges que describiera la ciudad (¡Qué mejor que leer Borges estando en BsAs!). El librero, muy amable me indicó el último ejemplar de sus obras completas y revisadas (120 pesos y aceptan VISA) ¡Ese libro es mío! – me dije. Mientras realizaba la transacción me fijé en otro sobre cocina criolla (en piel y 200 pesos – mejor para otra ocasión, me dije), pero tuve la ocurrencia de compartir con el librero mi frustración con lo que me salvó el deseo mostrándome otro, más económico y accesible (¡Al saco! – me dije). Además, preguntándole por lugares donde probar el asado criollo tuve la fortuna de que me indicara tres (uno bien caro, para turistas, otro bien barato, y bonito, y uno más con espectáculo de tango; todos anotados en su tarjeta). ¡Veníte por aquí y me decís que tal te fue con la cena! (Por supuesto que iré si la indicación fue buena – me dije mientras salía de la tienda con mi botín).
    Llego al apartamento y leo las primeras líneas con avidez de la dedicatoria a su madre Leonor Acebedo: “ Quiero dejar escrita una confesión, que a tiempo será íntima y general, ya que las cosas que le ocurren a un hombre les ocurren a todos.” (¡Bravo Borges! Has tirado al fango a tod@s los “divos de mediocridad” que andan de listos por la vida, que la tentación de estafar todos la han tenido alguna vez, pero es eso... tentación (más fortaleza y valor se precisa para resistir la tentación) y no presumir de valor por haber caído en ella (pues en ella cayendo caéis en el infierno cotidiano de la mediocridad y aduladeo “engañoso” y previsible). Busco entre las páginas si puedo encontrar algún nuevo punto en común y ¡Toma! Página 100: El cementerio de la Chacaritta y leo: “La muerte es vida vivida, la vida es muerte que viene; la vida no es otra cosa que muerte que anda luciendo” atribuido a un guitarrista orillero. (Sí! vas bien Borges). Veo más coincidencias… “Evaristo Carriego”???; pero el remate se haya cuando afirma que los ángeles le hablan sobre como los muertos, ya muertos, creen seguir vivos al otro lado. Borges… has entrado en mi corazón; me da igual cuál fuera tu vida. Te volviste mi debilidad. Contigo, entre tus páginas, regresaré a Bs As, sin mediar horas de vuelo. Bs As, eres mía y no a través de una tanguería. Bs As, tengo tu alma, Borges me la muestra (mientras tus adversarios te leyeron y te leen buscando una manera de reconciliarse contigo). Vuelvo a la primera página del libro y anoto (como siempre lo hago con mis libros preciados) la fecha, el año y mi frima. ¡Gracias Borges!