Me pasé por la Ideal (creo que el jueves). Mientras la confitería sigue de obras (se veía algún albañil dando vueltas por la sala y en el centro de la misma - en una mesa - se encontraban charlando varias personas). Miré hacia el interior, para ubicar el sitio exacto donde se sentó Saly en su película. Pagé la entrada y subí a la planta superior - de donde salía la música -. Ví a un grupo poco numeroso de personas mayores y tomé asiento. Salvo un par de hombres y mujeres - prácticamente apenas sabían dar pasos con elegancia -. Saqué a bailar a una europea que se defendía y noté como el suelo se pegaba a las suelas de los zapatos; en la tanda (de vals) le hice algunas sacadas y en ningún momento mantuve el "procedimiento" de hablar un rato antes de bailar. Me senté y seguí observando. Un hombre mayor, que se encontraba a mi entrada en un ángulo contiguo al mío (iba vestido de traje decadente - por lo de pasado de moda) se levantó y se sentó a mi lado y ahí permaneció sin decir palabra). Por detrás de mí oí a otro hombre decir a alguien: "claro! en el tango hay que fluir dejarse llevar, andar con naturalidad" (aquel hombre había estado bailando como quien marca el paso en un desfile; escapándosele la pareja constantemente) Nada hay que más me moleste que quien defienda como propia ejecución y estilo aquello que para nada saber hacer). A mi izquierda, junto a la barra, una chica joven enseñaba a otros jóvenes el paso básico. Un chico del grupo de jóvenes que estaba sentado a mi lado (vestidos informales) la sacó a bailar una tanda. ¡Por fin vi tango en la Ideal! Después se marcharon todos juntos. La sensación de decadencia abarcó todala sala. Me levanté y me fuí a fumar un cigarrillo al balcón; allí una pareja de Mar del Plata me preguntó por mis orígenes y me invitó a su ciudad, a la vez que me recomendó otras milongas más acordes con mis aptitudes. Miré hacia la calle y me marché.
El viernes me toméun taxi "a la Viruta" le dije al taxista , quien preguntó a la emisora por su hubicación a la vez que bloqueaba las puertas del vehículo. ¡Eso sí que es bailar Tango!. Cuatro parejas de monitores estaban dando clase (a la vez) de distintos niveles y cuando empezó la milonga ¡Que maravilla!, gente de todas las edades, pero especialmente jóvenes informales bailaban como se baila en cualquier lugar, cualquier baile. Una tanda de media hora de Tango (y sin cortinas) y otra tanda de milonagas (sin cortinas). Cada quien bailaba el tiempo que deseaba con la pareja (sin formalidades). La siguiente tanda salsa y la siguiente rock and roll. Y para rematar la noche el grupo "Vale Tango" en directo y todo por veintitantos pesos más una consumición. Me llevé una camiseta de recuerdo pensando que ya había visto lo suficiente (el viaje, respecto al tango, ya había merecido la pena). A la salida me esperaba un taxi que me regresó a casa. "La Viruta", profesionales de la atención personalizada, y de la diversión para todos. ¿Dónde encontrar una milonga igual?.
El sábado me acerqué a la Argentina (apenas estuve media hora). Mucha gente pero que no sabían casi bailar y mucho menos moverse. Parecía el sindicato de la boina. Me fuí a pasear por Corrientes (me compré un par de CDs) y al meterme por una callejuela encontré una pizzería (un local muy pequeño; con dos hombres bebiendo dos cervezas de litro y viendo el futbol. No había aire a condicionado - ni falta que hacía -). El local estaba lleno de letreros con los precios y las ofertas. Me pedí una pizza grande y pregunté si también las llevaban a casa (sí); me quedé el papelito de propaganda y me fui con la pizza y los discos a mi casa (aún, por el camino, hubo quien me pidió un troza de pizza - le miré como quien proteje un tesoro - ¡con el apetito que tenía! - y lo que entienden aquí por grande - no estaba dispuesto esa noche a compartirni una porción).
Hablando con mi casera me djo: "La Ideal?, si allí solo van tramposos!" (entiende por tramposos a aquellos que mienten a sus mujeres o a sus hombres entre semana) y pensé No conoce Ud. mi ciudad.
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