Shakespeare se dice nunca existió, pero la Agencia Tributaria sí
Se dice que Shakespeare nunca existió (no hubiera pruebas de que nadie con ese nombre existiera) y que en realidad fuera un seudónimo que empleara un personaje que desde posiciones de poder viera la miseria que, los que así mismo se llamaran Nobles, nunca lo fueren y más bien fueren asesinos que no conocieran más Dios que el dinero y el poder.
Fuera de tal éxito su primera obra que "algunos" repararan en que fuera imposible que nadie de "carne y hueso" se atreviera a hablar con "tanta claridad" de lo que realmente sucediera en los entornos de poder. Y "sospechando" positivamente que fuera argucia destinada a "señalar" hijoputas, se fueran apuntando alguno que otro a emular la idea y usar el mismo seudónimo.
Como "ojo que todo lo ve" asi prosperaría la obra del desconocido Shakespeare y creciera en fama personaje que nunca existiera pero cuya obra fuera la mejor de las obras concebidas en el mundo anglosajón como referencia de la condición humana como muestra y señal de una gran cultura de la que El Quijote bien pudiera ser la referencia inspiradora de tal fenómeno.
Tome nota nuestro intrépido Presidente del Gobierno y siendo conocido que tales criminales hijoputas tuvieran en común el celo por sus dineros (como siempre así fuere, hasta el mismo Alcapone) y siendo que el sistema judicial español pareciera corrompido hasta la médula y entre ellos (unos y otros asi se taparan los ojos y comulgaran probablemente en no verse entre ellos sus negocios negocietes) pudiera ser que tirando el Presidente Sánchez de "la manta" de la Agencia Tributaria no sólo callera el criminal Belloch y su fulanita progenitora en razones de ocultar dineros a la Hacienda Pública sino que siendo común denominador entre pudientes que se creyeran poder intocable, y siendo comun el mismo celo por sus dineros, pudiera ser que medio sistema judicial español se hallara de tal guisa "comprometido" con la Hacienda Pública pensando que en su inmunidad nunca fueren descubiertos por "colega compañero alguno" (por aquello del corporativismo fascistoide que de todo mal les pudiera proteger) y tirando el Presidente Sánchez de tal derecho de la Hacienda Pública (que a la postre todos fuéramos la misma Hacienda y en ella nuestros dineros comunes para escuelas y apoyo a menos favorecidos), se hallara así la solución para poner a todo el sistema judicial "de rodillas" ante la Constitución y quien sabe si asi el mismísimos Consejo General del Poder Judicial se pudiera limpiar de fascistoides como el tal Belloch (cerdo cabrón donde los hubiere, apologista de terrorismo) y con él cayera también la posible mafia judicial que se hubiera atrincherado (aunque fuere minoría pero intimidante) y sin comerlo ni beberlo fuera la Agencia Tributaria quien pusiera en orden (incluso agrilletados y hasta entre rejas) a quienes ahora presumen de defender Democracia y resultara que no lo pareciera.
Ya se sabe, ante la hacienda pública todo el mundo es y fuere culpable hasta demostrarse lo contrario.
Sin duda sería jugada maestra.
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