Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

Atribución-No Comercial (CC BY-NC) Cc-by new.svg Cc-nc.svg

Translate

Translate

miércoles, 24 de marzo de 2021

Los Miserables

 

Los Miserables

Cuando Víctor Hugo escribió los miserables, un halo de libertad y deseos de resurrección nació en las sociedades que tuvieran su obra al alcance.  Considerada como una de las obras más importantes del siglo XIX

 (de estilo romántico, plantea por medio de su argumento una discusión sobre el bien y el mal, sobre la leyla política, la ética, la justicia y la religión. analiza los estereotipos de aquel momento y muestra su oposición a la pena de muerte. En su núcleo, al fin, la novela sirve como una defensa de los oprimidos sea cual sea el lugar o situación socio-histórica que vivan.)

La aparición de la novela fue un acontecimiento muy esperado, pues Víctor Hugo estaba considerado uno de los poetas más destacados de Francia a mediados del siglo XIX y uno de los primeros literatos del siglo. El público se lanzó a leer su nueva novela. Las reacciones de la crítica fueron muy diversas y a menudo negativas. Algunos críticos encontraron el tema inmoral, otros se quejaban del exceso de sentimentalismo, y otros se inquietaban por su aparente simpatía hacia los revolucionarios, 

Le Monde el 17 de agosto de 1862: «Uno no puede leerlo sin un invencible disgusto para todos los detalles que el señor Hugo da en relación con la exitosa planificación de disturbios».36​ 

Sainte-Beuve se lamenta: «El gusto del público está decididamente muy enfermo. El éxito de Los miserables ha causado y seguirá causando estragos más allá de lo que uno puede temer» 

Flaubert no encontró «verdad ni grandeza» en ella.  

Charles Baudelaire alabó el éxito de Hugo41​ a la hora de centrar la atención del público en problemas sociales, alabando en particular el capítulo «Tempestad sobre un cráneo», 

 Lamartine condenó las impurezas del lenguaje, el cinismo y la demagogia: Les Misérables son de un talento sublime, una honesta intención y un libro muy peligroso de dos maneras: no solo hace temer demasiado a los afortunados, sino que parece dar demasiada esperanza a los desafortunados.44​. 

Este miedo es compartido por Barbey d'Aurevilly quien estigmatiza al libro más peligroso de su tiempo.

 "El humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos y al infortunio para todos los que transitan por este camino.

La luz del día se funde con la sombra y la oscuridad entra en sus corazones; y en medio de esta oscuridad el hombre se aprovecha de la debilidad ………… fuerza a la ignominia. Luego de esto cabe todo el horror. La desesperación encerrada entre unas endebles paredes da cabida al vicio y al crimen...

Parecen totalmente depravados, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido degradados en el proceso, además, llega un punto en que los desafortunados y los infames son agrupados, fusionados en un único mundo fatídico.

Ellos son "Los Miserables", los parias, los desamparados".

Victor Hugo, Los Miserables

 Uno se pregunta por qué el autor le puso los Miserables, sobre todo cuando es palabra que suele usarse en los entornos sociales para evitar otras que sí se piensan y no pasar por mal educados o recibir una denuncia por ello (salvo si vives en Andalucía) y a veces sí se dicen en entornos de confianza. Posiblemente pensó que con describir el proceder en su época de los acomodados – mientras explotan los prejuicios sociales a su favor – era suficiente.

Sin embargo, el profe de Francés, cuando la clase no entendía sus explicaciones nos llamaba (en conjunto  y a todos) “fils de putes”. Bueno, en su clases aprendimos poco Francés así que hasta que caímos en cómo nos llamaba cuando se enfadaba, teníamos 9 años, pensamos todos que estaba un poco loco (o que el mundo de los adultos era así, un mundo lleno de locos). Así cuando con 7 años, un profe nos castigó a toda la clase porque habiendo un belén en la misma (y visitándolo cualquier alumno de otro grado, porque en el recreo esa clase permaneció abierta a ese efecto) y alguien manchó su silla o su mesa de tinta (porque en los cursos superiores aun se usaba plumilla y tintero) se dio cuenta después de mancharse  y nos puso en corro a los cuarenta alumnos (de siete años de edad) alrededor de la clase y pidió que todos extendiéramos la mano derecha, y pasaba una y otra vez, dando rondas, de golpe con la regla en la mano de todos los niños (porque, según él, el culpable se hallaba entre nosotros, aunque en la clase no usábamos ni tintero ni plumilla, porque solo usábamos lapiceros y empezaban a aparecer los bolis; aunque a los cursos superiores les obligaban a usar plumilla. Lo sé porque  recuerdo como a un chico le humillaron e insultaron porque le salieron borrones y le hicieron pasar por todas las clases mientras el profe (no recuerdo si era de tercero o de cuarto elemental; pero sí pregunté de qué curso era, porque eso era lo que nos esperaba sin duda en ese colegio) le insultaba delante de todos y él, niño, de 11 ó 12 años, lloraba desconsoladamente (a ese profe un padre le puso una denuncia por pegarle a un niño con la mano y hacerle sangrar el oído – pero dudo que llegara a buen cauce; en aquellos tiempos – años 60 –a los hijos se les podía hacer lo que se quisiera con ellos y más si era en una escuela y para su educación o por su bien).

No sé si se puede concebir eso, en los sesenta (porque aquí en España el libro de los Miserables acabó estando prohibido hasta 1965 – aunque algunos, como siempre desde el s.XIX, los conseguían de extranjis ( por medio de libreros valientes).

También fue duro el artículo de “Yo Acuso” (J’accuse…) realizado por Emili Zola y que fue relevante contra los prejuicios en las élites del mundo francés (porque no pudiendo acusar a uno de los suyos de traición, usaron de los prejuicios sociales para ir contra un inocente y Zola hizo semejante artículo (que se inició un proceso contra él que le costó la fama, pero cuyas consecuencias llevaron a revelar la corrupción en una institución relevante de Francia). El propio Alfonso XIII apelaría al ese caso, el caso Delfus para intentar justificarse ante las acusaciones realizadas en Europa por la grave cuestión que las guerras en áfrica iba desembocando en España.

Creo que todos hemos tenido profes y a muchos  compañeros les hemos oído decir a veces, tal vez sin saber la profundidad del insulto  “Será hijo de puta” o “Es un hijo de puta” para quejarse del trato recibido en algún momento.

Bueno, lo cortés es llamar a este tipo de personajes “Miserables”, sobre todo si sabemos del libro de Víctor Hugo y de su contenido; o simplemente de la peli inglesa y cómo define esta a los personajes (lo hacen también) que a todos nos viene a la mente el adjetivo (serán hijos de puta – sobre todo esa pareja que así trata a la niña) pero en sociedad sabemos que hay que llamarles “Miserables” (como nos enseña Víctor Hugo)

A propósito de ello, en el próximo artículo espero poder (empezar a) mostrar el Control Social por aquí, en España y en mi ciudad (todo un tratado detallado de intimidación y prejuicios destinados a acallar cualquier rebeldía de manera ordenada y opaca al resto de la sociedad). Objetivo del artículo: Mostrar (no sé si con éxito) la revancha del Estado sobre los hijos de padres luchadores.

No hay comentarios: