Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 7 de octubre de 2015

(Defender la integridad del Estado de Derecho español (y V)


(Defender la integridad del Estado de Derecho español)

Probablemente los contactos informales y formales entre Gobierno y oposición, respecto a Catalunya ya se han dado y las posiciones han quedado fijadas, y cada parte mantiene vías de contacto directo para evaluar el desarrollo del problema. Posiblemente el itinerario de acontecimientos derivados de la secesión catalana, aquí someramente reseñados, estén  desarrollados o intuidos con muchas más variables y con consecuencias anejas no mencionadas, pero el objetivo de esta reflexión no es ser exhaustivo en ése terreno.
Por una cuestión, que ha podido resultar didáctica, o posiblemente ante el malestar que genera la certeza de aceptar la casi inevitabilidad de que se produzca una intervención militar en Catalunya, mi posición explicativa respecto del análisis del Presidente Rajoy acabó tomando una posición partidaria en la esperanza de que la clara visión que va definiendo el Presidente Rajoy del problema catalán, acabe por impulsarme a ver mejores soluciones que aún no se perciben con nitidez. La dificultad en percibir esa nitidez se encuentra en el rumbo tomado por el Presidente Mas que a todas luces parece de no retorno. Si algún valor puede obtenerse de la visión del Presidente del Estado es el de representar con claridad el sentimiento de unidad territorial y la de los límites que no se deben sobrepasar dentro de la lealtad al Estado de Derecho que es origen del bienestar y seguridad que disfrutamos todos los españoles.
A mi modo de ver, el propio concepto que adquiere el Presidente Rajoy tal vez le invalide para realizar con franqueza esas gestiones encaminadas a una declaración de alto nivel de la UE en el sentido de desautorizar el deseo de Catalunya o de cualquier otra región europea de acceder a la condición de Estado sin observar la Constitución que regula la vida Administrativa del Estado afectado y que se expresa en la soberanía nacional. Esa declaración debiera contener al menos el compromiso de afrontar el estatus de las regiones europeas en el marco de la configuración y diseño del Estado Europeo; Estado Europeo que es un objetivo irrenunciable pero cuya definición y concreción están por definir esencialmente por la complejidad de la actual situación político-económica que atraviesa Europa en estos momentos y que están poniendo a prueba los valores esenciales sobre los cuales se asienta y que definen el origen de la propia UE así como determinan el rumbo que con el que ha de emerger el futuro Estado Unido Europeo.
Si con esa declaración de desautorización bastara para que Catalunya renuncie al impulso secesionista se podría gestionar para Catalunya la sede del proyecto Estatal Europeo que sería el encargado de definir el o los modelos viables de Estado para Europa y las fases de desarrollo en razón al marco político más adecuado para ello. En caso contrario, en el caso de que rechazara dicho papel y persistiera en el deseo independentista pese a la desautorización del órgano europeo competente cabría plantearse la intervención de la autonomía catalana y en caso de extrema ilegalidad preverse del mismo órgano europeo la autorización excepcional de intervención de las FFAA europeas para normalizar la situación en Catalunya.


En las próximas elecciones generales de diciembre es probable que gane el Partido Popular en número de votos pero sin llegar a la mayoría absoluta (si lo hace con mayoría absoluta mi convencimiento es el de que tarde o temprano la suspensión de la autonomía catalana será un hecho que habrá que canalizar con la intervención de las FFAA, que es precisamente el escenario previsto por Mas). El plan del presidente Rajoy para Catalunya no pasa por el aval de la UE, obviamente. De no haber existido vinculación afectiva con el Franquismo en estos últimos lustros por parte del PP, y que se ha venido expresando en la resistencia a la normalización de una historia democrática que inhabilitara la figura de Franco y sus consecuencias, en estos momentos nos encontraríamos con una derecha española profundamente democrática. Con ello no quiero decir que no lo sea, pero de alguna manera ha de reconocerse que los absurdos obstáculos impuestos a la ley de memoria histórica reflejan un gesto que ahora se revela en contra de nuestros intereses de Estado frente a la opinión pública europea y ello sí nos importa a todos. No a una parte de los españoles, sino a todos. Por ello, porque la derecha española no ha encontrado el espacio político que le permitiera abjurar del legado de Franco nos encontramos en esta situación que requiere hacer equilibrios políticos para no salir penalizados ni divididos de esta delicada y grave situación que la historia nos vuelve a presentar.

Creo que la suma de PSOE, PODEMOS y CIUDADANOS, o en alguna de sus variantes, será capaz de generar un Gobierno estable que afronte esta delicada situación después de las elecciones generales de diciembre. Ese Gobierno en el que esperemos que Pedro Sánchez esté al frente, deberá afrontar la gestión del problema catalán con los recursos que el Estado le ofrece incluida la posibilidad aquí expresada del amparo institucional de la UE - siempre que previamente haya conseguido un acuerdo y compromiso preliminar en la dirección deseada.

Cualquier error de cálculo del nuevo Presidente español respecto a Catalunya que lleve a la no consecución de una resolución pacífica del problema o que aboque a la intervención militar requerirá de su dimisión, pues el objetivo esencial en las nuevas elecciones de diciembre (se explicite o no) será la recuperación pacífica de Catalunya al proyecto común español y europeo. 

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