(Defender la integridad del Estado de Derecho español)
Probablemente
los contactos informales y formales entre Gobierno y oposición, respecto a
Catalunya ya se han dado y las posiciones han quedado fijadas, y cada parte
mantiene vías de contacto directo para evaluar el desarrollo del problema.
Posiblemente el itinerario de acontecimientos derivados de la secesión catalana,
aquí someramente reseñados, estén
desarrollados o intuidos con muchas más variables y con consecuencias anejas no
mencionadas, pero el objetivo de esta reflexión no es ser exhaustivo en ése terreno.
Por una
cuestión, que ha podido resultar didáctica, o posiblemente ante el malestar que
genera la certeza de aceptar la casi inevitabilidad de que se produzca una intervención
militar en Catalunya, mi posición explicativa respecto del análisis del
Presidente Rajoy acabó tomando una posición partidaria en la esperanza de que
la clara visión que va definiendo el Presidente Rajoy del problema catalán,
acabe por impulsarme a ver mejores soluciones que aún no se perciben con
nitidez. La dificultad en percibir esa nitidez se encuentra en el rumbo tomado
por el Presidente Mas que a todas luces parece de no retorno. Si algún valor
puede obtenerse de la visión del Presidente del Estado es el de representar con
claridad el sentimiento de unidad territorial y la de los límites que no se
deben sobrepasar dentro de la lealtad al Estado de Derecho que es origen del
bienestar y seguridad que disfrutamos todos los españoles.
A mi modo de
ver, el propio concepto que adquiere el Presidente Rajoy tal vez le invalide
para realizar con franqueza esas gestiones encaminadas a una declaración de
alto nivel de la UE en el sentido de desautorizar el deseo de Catalunya o de
cualquier otra región europea de acceder a la condición de Estado sin observar
la Constitución que regula la vida Administrativa del Estado afectado y que se
expresa en la soberanía nacional. Esa declaración debiera contener al menos el
compromiso de afrontar el estatus de las regiones europeas en el marco de la
configuración y diseño del Estado Europeo; Estado Europeo que es un objetivo
irrenunciable pero cuya definición y concreción están por definir esencialmente
por la complejidad de la actual situación político-económica que atraviesa
Europa en estos momentos y que están poniendo a prueba los valores esenciales
sobre los cuales se asienta y que definen el origen de la propia UE así como
determinan el rumbo que con el que ha de emerger el futuro Estado Unido
Europeo.
Si con esa
declaración de desautorización bastara para que Catalunya renuncie al impulso
secesionista se podría gestionar para Catalunya la sede del proyecto Estatal
Europeo que sería el encargado de definir el o los modelos viables de Estado
para Europa y las fases de desarrollo en razón al marco político más adecuado
para ello. En caso contrario, en el caso de que rechazara dicho papel y
persistiera en el deseo independentista pese a la desautorización del órgano
europeo competente cabría plantearse la intervención de la autonomía catalana y
en caso de extrema ilegalidad preverse del mismo órgano europeo la autorización
excepcional de intervención de las FFAA europeas para normalizar la situación
en Catalunya.
En las próximas
elecciones generales de diciembre es probable que gane el Partido Popular en
número de votos pero sin llegar a la mayoría absoluta (si lo hace con mayoría absoluta mi convencimiento es el de que tarde o temprano la suspensión de la autonomía catalana será un hecho que habrá que canalizar con la intervención de las FFAA, que es precisamente el escenario previsto por Mas). El plan del presidente
Rajoy para Catalunya no pasa por el aval de la UE, obviamente. De no haber
existido vinculación afectiva con el Franquismo en estos últimos lustros por
parte del PP, y que se ha venido expresando en la resistencia a la
normalización de una historia democrática que inhabilitara la figura de Franco
y sus consecuencias, en estos momentos nos encontraríamos con una derecha
española profundamente democrática. Con ello no quiero decir que no lo sea,
pero de alguna manera ha de reconocerse que los absurdos obstáculos impuestos a
la ley de memoria histórica reflejan un gesto que ahora se revela en contra de
nuestros intereses de Estado frente a la opinión pública europea y ello sí nos
importa a todos. No a una parte de los españoles, sino a todos. Por ello,
porque la derecha española no ha encontrado el espacio político que le
permitiera abjurar del legado de Franco nos encontramos en esta situación que
requiere hacer equilibrios políticos para no salir penalizados ni divididos de
esta delicada y grave situación que la historia nos vuelve a presentar.
Creo que la
suma de PSOE, PODEMOS y CIUDADANOS, o en alguna de sus variantes, será capaz de
generar un Gobierno estable que afronte esta delicada situación después de las
elecciones generales de diciembre. Ese Gobierno en el que esperemos que Pedro
Sánchez esté al frente, deberá afrontar la gestión del problema catalán con los
recursos que el Estado le ofrece incluida la posibilidad aquí expresada del
amparo institucional de la UE - siempre que previamente haya conseguido un
acuerdo y compromiso preliminar en la dirección deseada.
Cualquier error
de cálculo del nuevo Presidente español respecto a Catalunya que lleve a la no
consecución de una resolución pacífica del problema o que aboque
a la intervención militar requerirá de su dimisión, pues el objetivo esencial en las nuevas elecciones de diciembre (se explicite o no) será la recuperación pacífica de Catalunya al proyecto común español
y europeo.
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