Miguel Ángel Ibáñez Gómez - maiges_ps@hotmail.com

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miércoles, 28 de octubre de 2015

La Generalitat hacia el abismo.


Parece que el motivo por el cuál el Presidet Artur Mas lanza a Cataluña a la Independencia ya no es otro que tapar la corrupción de su propio partido político. Si en origen estuvo otras razones éstas parecen haber dejado paso a una urgencia personal que le pone en manos de la izquierda independentista. Y es probable que sus compañeros de viaje (ERC y la CUP) conscientes de que Mas está "tocado", obvian y eluden explicitarlo, con el único fin de aprovechar las circunstancias y sacar el mayor provecho posible.

Artur Mas arrastra en su caída las posibilidades del partido que lo sustenta (CDC) y su capacidad de representar al centro social de la sociedad catalana. Su único objetivo parece ya no ser otro que inmolarse confiando que su papel como impulsor del proceso secesionista le salve de aparecer como Presidet corrupto (como le pasa a Puyol). Estamos, de ser así, ante una maniobra aparentemente compleja cuyo objetivo explícito (la independencia) parece ser el único camino que le queda, lleno de consecuencias adversas que van más allá de su propia persona.  En éste supuesto el objetivo último sería su preferencia a ser procesado y pasar a la historia por violentar las leyes en razones puramente políticas (y heroicas) que aparecer ante los jueces como el heredero de una maquinaria aparentemente corrupta de la que se beneficia.

La posición de ERC y de la CUP al respecto es puramente oportunista. Formalmente no ignoran las posibles y evidentes responsabilidad de CDC pero la circunscriben al propio President de la Generalitat, de tal manera que Mas se encuentra sin más salida que dar el impulso definitivo a los independentistas - y en caso de esta hipótesis no es otra la voluntad del Presidente Mas que la de sobrevivir a la corrupción de CDC (al menos en los libros de historia). En esta tesis que cabe pensar que tanto la CUP como ERC se desharían del Mas si les estorba, con energía y rapidez, dando lugar a la probable desaparición total de CDC.
A este respecto cabe opinar sobre la importancia que la sociedad catalana otorga a la condición de su impulsor independentista pertenezca a un partido que ha usado de mordidas institucionales desde que inició su andadura autonómica. y que sus socios de viaje ignoren esta evidente circunstancia.

Otra cuestión a pre-ver es cómo garantizará el Gobierno Central las elecciones Generales en Catalunya en medio de un "proceso" de independencia y de "desobediencia" y con una población con derecho a voto probablemente desorientada por sus propias instituciones. Y una previsible aplicación del artículo 155 en medio del proceso electoral.



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