Anoche estuve viendo en “La2” un programa sobre la relación
entre la Democracia Cristiana Italiana y la Mafia; como ya viene siendo
habitual, estos programas suelen ser emitidos, como en este caso, de madrugada,
probablemente para evitar el “impacto” social que este tipo de documentos
televisivos pueden generar en el ánimo de la mayoría de los televidentes. La
lucha contra la Mafia, a cargo de dos jueces italianos que morirían, ambos, en
sendos atentados y el control férreo que ejerce la Cosa Nostra sobre los
resultados electorales en el país alpino, eran los temas centrales del
documento. En sí mismo, este programa no es otra cosa que un programa más
poniendo de relieve las complejidades que adquiere la política cuando el
objetivo es forzar la voluntad de los
votantes cuando los intereses internacionales así lo exigen. En este caso
bloquear el acceso del PCI al poder – desde la 2ª Guerra Mundial – y sustituirlo
por una Democracia Cristiana que pacta con la Mafia el control del Estado y de
la sociedad; y todas las tensiones y crímenes que generó esa alianza. La propia
Democracia Cristiana, ante tanta evidencia adversa, señaló que la corrupción es
el precio que había que pagar por tener una Democracia en Italia. La ruptura de
ese pacto entre Mafia y DC trajo un nuevo pacto de la Cosa Nostra con un nuevo
personaje que emergió, tras romper con la DC, y que mantuvo en el poder durante
15 años: Berlusconi.
No tenía porqué trascender más, de ese programa, que la
impresión que dejaba la nobleza de la lucha de dos jueces italianos contra esa
misma Mafia. El conocimiento que tenían ambos de la oculta relación y pacto de
la DC, sólo percibida en un principio por ellos, les causó la muerte en un
entorno de profundo miedo de políticos, atemorizados por el crimen organizado y
que, por tanto, negaban toda relación con la Mafia para no ser convertidos en
blanco de esa misma Mafia; las rivalidades internas de la propia Cosa Nostra
hicieron posible que aparecieran los primeros delatores del sistema de
funcionamiento de la misma Mafia y su estructurado método para influir,
determinantemente, en el propio Estado italiano, además de revelar el nivel de la
jerarquía que les permitía el contacto con la DC en cada tipo de asunto y la
manera de expresar los “desacuerdos”, cuando esos se producían, por medio de
asesinatos. En definitiva era un programa televisivo sobre una situación política
dada en Italia, sumisa al mandato recibido en la lucha contra el comunismo, y
que como resultado dio lugar a una relación perversa entre la DC y la Mafia.
Los jueces murieron para evitar, probablemente, la muerte de decenas y decenas
de políticos y altos funcionarios que hubieran sido descubiertos en los juicios
y que hubieran permitido “ver” las ramificaciones que la Mafia alcanzaba en el
propio Estado.
Sin embargo, ello me hizo meditar sobre una noticia vista a
última hora en “El País” sobre un ataque realizado por este periódico al actual
Ministro de asuntos exteriores Josep Borrell. La vinculación del programa
televisivo con este ataque de un supuesto medio de prensa neutral, pero
progresista desde su nacimiento en los albores de la democracia española, era
intuitiva y en nada premeditada. El ánimo me llevaba a establecer un “paralelismo”
indeterminado que debería de explorar, o al menos compartir por medio de este
artículo, pues siempre será mejor que fuera el pensamiento común, entre varios,
quien establezca la certeza o no de una intuición como esta.
En medio de la lucha del actual gobierno contra el
secesionismo catalán, en la que por primera vez se ven resultados con el
deterioro efectivo de la relación entre PDCat y ERC, y en contra de la opinión
generalizada en la derecha española de agudizar el conflicto y radicalizarlo
(aunque se sepa que ello uniría nuevamente al independentismo catalán), “El
País” torpedea, nuevamente, con un golpe en la línea de flotación de Gobierno –https://www.google.es/amp/s/elpais.com/politica/2018/10/10/actualidad/1539193857_935088.amp.html - un golpe más de los muchos que está
recibiendo por imponer una línea de actuación en este asunto que está dando
frutos – atacando a la persona que más se ha significado por su
inteligencia, buen hacer y valentía en el asunto catalán. La pregunta es clara
¿Por qué? Pero sobre todo preguntarse también ¿Quién está detrás de este
interés? Y sobre todo por qué es permeable un veterano periódico progresista a estas
influencias (¿y de qué nivel son? Ya nos
sorprendió atresmedia promocionando la emergencia de un Podemos radicalizado que
tensionaba el Estado. Esta nueva jugada de la prensa, se me antoja, señala
un interés de fondo, muy de fondo, que permitiría establecer un nuevo
antagonismo dentro del Estado y la sociedad española (tal vez con un nuevo terrorismo) una vez desarticulado el de ETA ¿A
quién le interesa esto dentro del propio Estado?.
Me levanto esta
mañana con otra noticia que no es más que otro nuevo torpedo contra los visibles
resultados que se están obteniendo en la lucha contra el independentismo por
parte del Gobierno del PSOE: Se quiere montar una moción de censura a los
independentistas. Ahora que están en conflicto interno, entre ellos, alguien ha
tenido la “lucida” idea de volverlos a unir por medio de una moción de censura;
y PP y C´s se apuntan. No se concibe tanto desastre estratégico en el seno de
ambos partidos democráticos si no introducimos un elemento invisible (que vaya más allá de lo evidente) y que
azuza en estimular el interés de estos partidos aunque vayan en contra del
interés de la paz en el propio Estado español; a no ser que sea el Estado “profundo”
quien esté interesado en establecer un nuevo conflicto sobre el cual gravite la
política los próximos cuarenta años. Un Estado profundo que con un conflicto de
esta naturaleza obtendría la ventaja de poder volver a utilizar métodos “excepcionales”
para vigilar todo movimiento político (y
a los propios políticos - como ya se hizo, por ejemplo con la formula Villarejo; quien nunca pudo actuar solo y que precisó un respaldo de alto nivel para conseguir sus fines) e incluso a cualquiera que resultara sospechoso de
actividades similares o de ideales republicanos (e incluso instrumentalizar un nuevo hipotético terrorismo catalán).
Seamos inteligentes y cerremos filas con el Gobierno; el Gobierno seguro que tiene muchos defectos, sí, pero esto, que es lo esencial en este momento, lo
está haciendo bien. “El País” debería de hacerse una investigación interna y
contarnos si realmente obedece al interés general del pueblo español o si ya
está mediatizado por una “cosa elitista” interna del Estado que no se somete a
controles parlamentarios y que actúa por libre. Sería un modelo sutil de “Cosa Nostra”
a lo hispano. Si fuera así y no vieran otra salida, que nos expliquen porqué no hay otra salida para nuestra democracia y tal vez compartiríamos su punto de vista, o No.
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